Ministerio de Educación y CulturaS




"Conocer nuestra cultura y tradiciones". Esta invitación en el canal oficial EcuadorTV me trajo a la mente la experiencia, siendo ministra en 2003, de cambiar el nombre del Ministerio de Educación, Cultura, Deporte y Recreación a Ministerio de Educación y CulturaS. La propuesta venía planteada en el documento programático que preparamos colectivamente en la Mesa de Educación organizada por Pachakutik - "Una nueva educación para un nuevo país" - y con el que llegamos al ministerio.

Ya en funciones, preparamos un texto argumentando acerca del por qué de la pluralización. El Ecuador es, reconocidamente, país pluricultural, en el que conviven 14 nacionalidades y pueblos, con sus respectivas lenguas y culturas. Queríamos destacar esa heterogeneidad, sacar al frente el espinoso y nunca bien comprendido/asumido tema de la inter-culturalidad. Si hablamos de inter-culturalidad, y aspiramos a construirla y desarrollarla, es porque reconocemos la existencia de varias culturas.

Después de las esperables trabas e idas y vueltas, la propuesta fue aceptada en la Presidencia (asumo que no hubo demasiada reflexión ni ciencia detrás de tal aceptación). Enseguida se convirtió en decreto y fue publicada en el Registro Oficial. Informamos del cambio de nombre al personal del Ministerio así como a periodistas y medios, creamos nuevo logo institucional, hicimos las modificaciones del caso en el sitio web. Empecé como Ministra de Educación, Cultura, Deportes y Recreación, y terminé como Ministra de Educación y Culturas.

El nuevo nombre del ministerio duró poco; no hubo tiempo para hacer de éste un tema generador. Tres meses después, en medio de conflictos ya insostenibles en un 'co-gobierno' que nunca funcionó, los ministros y demás funcionarios designados por Pachakutik salimos del gobierno y ahí terminó el asunto. Duró seis meses, más los tres meses iniciales en que trabajamos la propuesta, en consulta y de manera participativa a nivel nacional.

Una de las primeras medidas que tomó el siguiente ministro, Otón Morán, fue abolir el mentado decreto. El ministerio pasó a llamarse de Educación y Cultura. 

No era para sorprenderse. Pero sí me sorprendió que nadie, en la sociedad civil, en la academia, en el propio Pachakutik, dijera algo al respecto. El tema pasó desapercibido. La nación pluricultural, la interculturalidad, siguen siendo membretes para muchos. Está visto que transformarlos en quehacer político y social, en ejercicio práctico de convivencia, es un proceso difícil, complejo y prolongado. Sabemos ya, asimismo, que en el Ecuador todas las políticas pueden ser descontinuadas entre un gobierno y otro, e incluso dentro de un mismo gobierno, como es el caso aquí.

Hoy volvió a rondarme el asunto. Chile creó el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, uno de cuyos ejes es el reconocimiento y el respeto a la diversidad cultural. En el Ecuador, la nueva Constitución (2008) reconoció al Ecuador como país plurinacional e intercultural. Se creó en 2007 el Ministerio de Cultura y se preparó una Ley de Cultura. Pero el canal oficial sigue hablando de "conocer nuestra cultura" y nadie parece interesarse en hacer de esto un tema para la reflexión y el debate.

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4 cifras sobre la alfabetización en América Latina ... y algunas dudas




El 8 de septiembre de 2018, a propósito del Día Internacional de la Alfabetización, la BBC Mundo divulgó una nota, autoría de la periodista Analía Llorente, con el título de "4 cifras sobre la alfabetización en América Latina que quizá te sorprendan". Las cuatro cifras son:
32 millones "De las más de 630 millones de personas que viven en América Latina y el Caribe, unas 32 millones son analfabetas", señala el último informe del Instituto de Estadísticas de la Unesco (UIS). Esto representa aproximadamente el 4% de la población analfabeta del mundo. La región se ubica en la cuarta posición a nivel global con las tasas más altas de alfabetización detrás de Asia central, Europa y América del Norte y el Este y Sudeste Asiático.
94% La tasa de alfabetismo en América Latina y el Caribe alcanza el 94% y en jóvenes es del 98%. Y un importante número de países están sobre el 99%, como Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica y Ecuador. Algunos se mantienen por debajo del 90%, como El Salvador (88%) y Honduras (89%). La tasa de alfabetismo de hombres es del 94% y del 93% para mujeres. (No se indica la fuente de este dato).
26 años  Entre 1990 y 2016 América Latina y el Caribe registró un importante progreso: pasó de una tasa de alfabetismo del 85% al 94%, según el Instituto de Estadísticas de la UNESCO.
72% Haití es el país peor ubicado de la región, con una tasa de alfabetismo del 72%.

Aquí mis dudas.

Los datos de analfabetismo/alfabetismo siguen siendo, en general, inconfiables pues se basan, en la mayoría de nuestros países, en la autopercepción y autodeclaración de las personas en censos y encuestas. ¿"Sabe ud. leer y escribir?" se les pregunta y las personas contestan Sí o No. Se basan, asimismo, en la vieja comprensión del "estar alfabetizado" como "estar en capacidad de leer y escribir un enunciado simple de la vida cotidiana".

Un artículo también publicado por la BBC Mundo, en septiembre de 2017, autoría del periodista Angel Bermúdez y también citando al UIS - "Van a la escuela pero no aprenden: por qué más de la mitad de los adolescentes latinoamericanos culminan la secundaria sin saber leer bien" - destacaba que:
"En América Latina, un joven requiere de más de una década de estudios formales para culminar la educación secundaria. De acuerdo con un informe del Instituto de Estadísticas de la UNESCO más de la mitad de los jóvenes en América Latina y el Caribe no alcanzan los niveles de suficiencia requerida en capacidad lectora para el momento en el que concluyen la educación secundaria. En total, hay 19 millones de adolescentes en esta situación". "Según el estudio, 36% de los niños y adolescentes de la región no tienen niveles adecuados de lectura; 52% no alcanzan competencias básicas. La situación es peor en la educación secundaria (62%) que en la primaria (46%)".
Cabe aclarar que el mencionado informe del UIS - "Más de la mitad de los niños y adolescentes en el mundo no está aprendiendo" - llega hasta la secundaria baja; los datos no se refieren a la secundaria alta.

El Programa para la Evaluación Internacional de Competencias de Adultos (PIAAC) de la OCDE que viene aplicándose desde 2008 a personas de 16 a 65 años de edad, evalúa competencias cognitivas (entre otros comprensión lectora y capacidad de cálculo), sociales, físicas, y competencias de aprendizaje. En el PIAAC han participado hasta la fecha más de 40 países. Chile es el único país latinoamericano que ha participado en el PIAAC y que ya cuenta con resultados (Ecuador, Perú y México participaron en 2017; los resultados estarán listos en 2019). Los resultados de Chile en el PIAAC 2015, divulgados en 2016, causaron revuelo nacional y regional. Según evaluación de la OCDE: 62% de personas adultas en Chile no sabe sumar ni restar, titulaba un diario chileno el 29/06/2016, y agregaba que en comprensión lectora el 53% de los adultos chilenos no entiende instrucciones escritas simples, como interpretar los signos de un mapa. Aquí puede verse el informe del PIAAC sobre Chile en español y aquí el informe en inglés.

Chile es el país latinoamericano con mejores puntajes en la prueba internacional PISA y también en las pruebas del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) coordinadas por la UNESCO-OREALC. Si Chile obtiene resultados tan pobres en el PIAAC, ¿qué podemos esperar de países que están por debajo de Chile en el LLECE y en PISA?

Son desconcertantes las diferencias entre los datos sobre alfabetismo de jóvenes y adultos provistos por el Instituto de Estadísticas de la UNESCO y entre estos y los arrojados por el PIAAC de la OCDE. El informe del UIS citado en 2017 indicaba que 53% (19 millones) de los adolescentes en América Latina y el Caribe no están en capacidad de alcanzar niveles mínimos de competencia lectora para cuando debieran estar completando el primer ciclo de la educación secundaria; el informe del UIS citado en 2018 habla de porcentajes de alfabetismo adulto y juvenil de 98% y más del 99%, respectivamente. A su vez, el informe del PIAAC 2015 sobre Chile indicaba que más de la mitad de los adultos chilenos no entiende instrucciones escritas, mientras que el informe del UIS citado en 2018 dice que Chile es uno de los países con tasa de alfabetismo más alta. ¿Con qué datos nos quedamos?

Evidentemente, estamos frente a ideas distintas de lo que se entiende por alfabetización y por alfabetismo. Las cifras por encima de los 90% corresponden a lo que se ha entendido usualmente como "saber leer y escribir". Hoy ya no es posible separar competencia lectora de comprensión lectora: saber leer implica, como mínimo, comprender lo que se lee. La UNESCO define hoy alfabetismo como “la habilidad para identificar, comprender, interpretar, crear, comunicar y calcular, usando materiales impresos y escritos asociados a contextos diversos" (nuestra traducción del inglés). A su vez, los resultados del PIAAC ubican a Chile lejos de ese triunfal 98% y 99% de alfabetismo. Igual sucederá posiblemente cuando se publiquen los resultados del PIAAC para el Ecuador, México y Perú.

Ya ven por qué las cifras circuladas por la BBC en el reciente Día Internacional de la Alfabetización me generan tantas dudas.

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Los malos resultados de la prueba Ser Bachiller (Ecuador)

La prueba Ser Bachiller se inició en 2014 como una prueba de fin del bachillerato. Fue desarrollada y aplicada por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ecuador (INEVAL), creado en 2012. En 2016 se fusionaron el examen de grado (Ser Bachiller) y el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES), iniciado en 2012. El ENES desapareció.

Ser Bachiller evaluaba aptitud abstracta, dominio matemático, dominio lingüístico, dominio científico y dominio social. Es requisito para graduarse del bachillerato y para la admisión en la educación superior pública. (30% de la nota provenía de Ser Bachiller, 40% correspondía al promedio de los tres años de Bachillerato y 30% al promedio obtenido en la Educación Básica Superior. Si el promedio de las tres notas no alcanzaba 7, el estudiante es convocado a una nueva evaluación para poder graduarse). Ver aquí una explicación detallada de Ser Bachiller (ficha técnica del INEVAL).

Igual que sucedió con el ENES, Ser Bachiller dio pie a la multiplicación de institutos privados (aquí un ejemplo) que ofrecen preparar a los jóvenes para tomar el examen y les aseguran aprobación. Los costos varían mucho pero, en todo caso, sirven solo a quienes pueden pagarlos.

Ya no existe un puntaje mínimo para postular a una carrera; la asignación de cupos se hace de manera automática en función de: a) el puntaje en Ser Bachiller, b) cupos disponibles en las instituciones de educación superior, y c) la demanda en la carrera elegida por el estudiante.

A los postulantes se les pide mencionar entre una y cinco carreras que les gustaría estudiar. De este modo, si no hay cupo en la primera se busca cupo en la segunda o tercera opción elegida, etc. Los jóvenes ecuatorianos eligen mayoritariamente 20 carreras tradicionales, lo que satura la demanda de estas carreras y dificulta conseguir cupos en éstas, al tiempo que se desaprovechan cientos de carreras disponibles.

En 2019, el INEVAL junto con el Ministerio de Educación y la colaboración de varias universidades revisaron Ser Bachiller y le introdujeron una serie de cambios, buscando volverlo más pertinente y ajustado a las necesidades de los estudiantes. Entre otros:

- se redujo las preguntas de 155 a 120.
- se redujo el tiempo de duración de 3 horas a 2 horas y media.
- se eliminó el campo de Aptitud Abstracta, éste se transversalizó en los otros campos.
- el puntaje en Ser Bachiller pasó a constituir el 60% del puntaje necesario para ingresar a la universidad, el 40% restante corresponde a la trayectoria académica del estudiante desde octavo año de educación básica en adelante (hasta 2019 la relación fue 85% frente a 15%).
- el Ineval desarrolló un simulador para que los postulantes se preparen para la prueba.

En 2020, año pre-electoral, Ser Bachiller pasó a ser tema político, de campaña. Guillermo Lasso, por tercera vez candidato a la Presidencia por CREO, ofreció eliminar Ser Bachiller así como la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). Quienes ofrecen eliminarla dicen asegurar así libre acceso a la universidad; no obstante, el principal obstáculo es de hecho la insuficiencia de cupos en las universidades públicas para las carreras que eligen mayoritariamente los bachilleres.

Resultados 2013-2018

La Tabla 1 muestra los resultados nacionales de Ser Bachiller desde 2013 hasta 2018, organizados en las clasificaciones de Insuficiente, Elemental, Satisfactorio y Excelente.

Tabla 1
Nivel de logro: Desde 2013-2014 hasta  2017-2018, los niveles de logro a nivel nacional fueron: satisfactorio 36,4%, elemental 35,1 %, 24% insuficiente y 4% excelente.
 Evolución de resultados: No se observa mejoría progresiva en los resultados, sino altibajos.
Areas: Matemáticas sigue siendo el área con puntajes más bajos (esto es consistente con los resultados del Ecuador en la prueba internacional PISA-D, aplicada en 2017 a jóvenes de 15 años).
Región geográfica: la Sierra obtiene mejores puntajes que la Costa o la Amazonía en todas las áreas.
Zona: Los resultados son mejores a nivel urbano que rural.
Sostenimiento: Mejores resultados en planteles privados que en públicos (Gráfico 1).
* Fiscal: público. * Municipal: también es público. * Fisco-misional (religiosos): privado.


La tabla 2 muestra los resultados nacionales de 2016-2017, urbano y rural. Como se ve, la diferencia urbano-rural no es grande. Tanto a nivel urbano como rural los resultados son bajos.

Tabla 2

La tabla 3 muestra los resultados totales nacionales para 2016-2017. 74% obtuvo insuficiente/elemental, solo 26% obtuvo satisfactorio y 1% excelente. Es decir, tres cuartas partes de los postulantes a graduarse de bachilleres obtuvieron resultados que están por debajo de lo considerado aceptable en esta prueba. Aquí un informe detallado de los resultados de 2016-2017 hecho por el INEVAL. Aquí los informes de los años anteriores.

Tabla 3

La tabla 4 muestra los resultados de 2016-2017 por tipo de plantel. Los estudiantes de los planteles públicos (fiscales) obtienen los puntajes más bajos y los estudiantes de los planteles particulares los más altos. En el medio se ubican los fisco-misionales y los municipales.

Tabla 4
La Tabla 5 muestra muestra los resultados de Ser Bachiller en 2017-2018 en la Sierra - 17.2 % insuficiente, 44.5 % elemental, 35.5% satisfactorio, 2.8% excelente - los cuales son mejores que los obtenidos a nivel nacional en 2016-2017.

Tabla 5


El siguiente gráfico compara los resultados de Ser Bachiller en 2016-2017 y en 2017-2018.


Los resultados de 2017-2018 son mejores que los de 2016-2017. Pero siguen siendo bajos. En 2016-2017, 71.8% se ubicó por debajo del nivel Satisfactorio. En 2017-2018, 68.4%.
 

Lo importante desde el punto de vista de la equidad no es que mejoren los que se ubican en la cúspide sino la masa de estudiantes que se ubica en la base, con puntajes elementales e insatisfactorios.

La Tabla a continuación muestra los resultados de Ser Bachiller por área urbana o rural y por dominios.  Los resultados a nivel rural son en todos los casos más bajos que a nivel urbano. La diferencia de promedio de la nota en el examen de grado entre urbano y rural es de 7.64 y 7.53.

La Tabla a continuación muestra los resultados de Ser Bachiller según el tipo de autoidentificación étnica de los estudiantes. Los resultados más bajos los obtienen quienes se consideran indígenas y afroecuatorianos, y los más altos quienes se consideran mestizos/blancos.

¿Puede, a partir de estas pruebas, sacarse conclusiones sobre buenos y malos planteles educativos? No. Y así lo aclara el INEVAL. Sin embargo, hay quienes vienen haciéndolo (revista Vistazo y diario El Universo). Los resultados de estas pruebas solo permiten sacar conclusiones sobre cada estudiante individualmente.

Como vemos, la situación es crítica en materia de aprendizajes escolares, tanto de calidad como de equidad, entre otros: altos porcentajes de insuficientes y elementales, y brechas previsibles entre urbano/rural y entre grupos étnicos. Cabe recordar que estos puntajes se obtienen después de que los estudiantes se preparan para tomar la prueba, en el colegio, en su casa o en institutos particulares.


Además de los resultados, dos cuestiones inquietan en torno a Ser Bachiller: el comportamiento triunfalista del gobierno y el comportamiento indolente de la sociedad: periodistas, académicos, investigadores, educadores, familias.

El gobierno de Correa cerró con aire triunfal la «década ganada» y la «revolución educativa». Correa y sus ministros de educación le dijeron al país y al mundo que el Ecuador tendría en 2018 "uno de los mejores sistemas educativos de América Latina y del mundo". Estamos muy lejos de eso.

La sociedad no se interesa por conocer y analizar las pruebas y sus resultados. La atención nacional se centra en cuántos postulantes aprueban la prueba y cuántos logran entrar a las universidades públicas y a las carreras deseadas. La información sobre Ser Bachiller reposa en el sitio web del INEVAL sin ser objeto de análisis, preocupación y debate nacional o experto. El Ecuador no toma conciencia de la magnitud del problema educativo.
 

Ser Bachiller muestra varios de los problemas que suelen darse al usar pruebas estandarizadas.

- Todo un país pendiente de los puntajes, no de los aprendizajes ni de la calidad del sistema educativo ni de la calidad y pertinencia de la prueba.
- Gobiernos interesados en mejorar puntajes y rankings antes que en mejorar aprendizajes, e interesados en mejorar los puntajes en la cúpula antes que en la base (donde se concentran los resultados más bajos).
- En este caso, el objetivo de acceder a la universidad organiza las expectativas, las dinámicas y la cruzada nacional por los puntajes.
- El peso de todo esto contribuye a sepultar la reflexión crítica en torno al modelo educativo y a la necesidad de un cambio profundo de la educación. 
 
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