Recordando al Conejo - Fernando Velasco Abad

Refranero escolar



Quien mucho abarca, poco enseña.
            De tal maestro, tal alumno.
Dime cómo enseñas y te diré quién eres.
            Al mal maestro los alumnos le estorban.
El que a buen maestro se arrima, buena sombra le cobija.
            En casa de maestro, pedagogía de palo.
Nadie sabe para quién estudia.
            Tanto va el alumno a clases que al fin se cansa.
La calidad no está en las sábanas.
            Al que no tiene hijos, el diablo le da alumnos.
Quien con alumnos se junta, a enseñar aprende.
            Al maestro rogando y con el libro dando.
Alumno que se porta mal, no muerde.
            A maestros gritones, oídos sordos.
Obras son amores y no buenas calificaciones.
            Candil de la calle, oscuridad de la escuela.
Deber cumplido, corazón contento.
            Quien nada enseña, nada teme.
El que hizo la prueba, hizo la trampa.
            Niño que no has de traumatizar, déjalo jugar.
Más vale tema comprendido que cien memorizados.
            Más vale tarde que ausente.
Al atrasado le muerde el inspector.
            No enseñes a otro lo que no quieres que te enseñen a tí.
En la puerta de la escuela se quema la gana de entrar.
            No por mucho estudiar se aprende más temprano.
En casa del aplazado no hay que mentar las vacaciones.
            A la tercera... se va de la escuela.
Del alumno caído todos hacen leña.
            Más sabe el maestro por viejo que por diablo.
Llórame pobre, pero no perdido el año.
            Quien mal aprende, mal acaba.
Quien mucho dicta, mucho yerra.
            A falta de texto, buenos son apuntes. 
En buen hambre de lectura no hay libro duro.
            El ojo de los padres engorda al alumno.
Cuando el aula suena, alumnos contentos trae. 
            No hay alumno bueno ni maestro malo.
No hay peor maestro que el que no quiere oír.
            Al mal maestro, buena cara.
Enséñame despacio, que estoy de prisa.
            Timbre tocado, alumno volado.
Quien copia a un copión, cien años de perdón.
            El que sabe y no sopla, atrancado morirá.
La constancia vence lo que la escuela no alcanza.
            El que se sienta al último, copia mejor.
No hay educación que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
            Quien a reglazos aprende, a reglazos enseña.
Al que nació para maestro, del cielo le caen las tizas.
            Prueba avisada no mata gente.
Al buen alumno, pocas palabras.
            El alumno grande se come al chico.
La educación bien entendida empieza por casa.
         
   Aquí hay niño encerrado.

La letra con audio entra.
           
Mucha computadora y pocas nueces.
A reforma educativa revuelta, ganancia de vendedores.

            Abril, computadoras mil.
Laptops para hoy, hambre para mañana...
           A computadora regalada sí hay que mirarle los dientes.
Aunque pobre, eructa a wifi.
           Dime quién te financia y te diré quién eres.
Quien mal duerme, mal aprende.
            Tesis que no has de plagiar, déjala correr.
El que sabe, sabe. El que no, se apunta a un PhD.
            Cada profesor con su tema.
Dime qué puntaje sacaste y te diré quién eres.
          A quien madruga Dios no le ayuda.

© Rosa María Torres

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