Recordando al Conejo - Fernando Velasco Abad

IZQUIERDA y PROGRESISMO no son lo mismo




Este es un artículo de Eduardo Gudynas (Uruguay), ampliamente difundido. Con su permiso he trabajado el texto ("podar"y editar brevemente algunos textos, poner negritas e itálicas, espaciar más, agregar enlaces en referencias específicas, etc.) a fin de facilitar su lectura y destacar la diferencia que hace Gudynas entre izquierda y progresismo, nociones que para muchos son la misma cosa o cuyas diferencias no son aparentes.

El análisis de Gudynas concluye que el progresismo está tomando su propia dirección, apartándose de la izquierda en sus discursos, modelos y acciones.

Identifica 10 temas en los que son claras y se van bifurcando estas diferencias, y da algunos ejemplos.

El artículo original puede verse aquí:
10 tesis sobre el "divorcio" entre izquierda y progresismo en América Latina.
Rosa María Torres
febrero 2014




Los gobiernos de la 'nueva izquierda' han dominado el escenario político latinoamericano reciente. Actualmente (2014) se identifica como tales a Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela.

Se trata de un conjunto variado. Existen diferencias notables, por ejemplo, entre los modos de hacer política de Evo Morales y los de José Pepe Mujica en Uruguay. Más allá de su diversidad, tienen muchos elementos compartidos que explican que sean parte de un mismo conjunto, y que además son efectivamente distintos de gobiernos conservadores o neoliberales.

"Progresismo” es una denominación usada en varios países. Deja en claro que comparten la fe en el progreso, con sus particulares modos en organizar la economía, las relaciones sociales y la apropiación de los recursos naturales.

Frente a estos gobiernos hay creciente debate. No me refiero a las clásicas críticas de la derecha (que los acusa de antidemocráticos), ni a las de una izquierda muy dogmática (que los denuncian como conservadores). Los señalamientos provienen de un número significativo de simpatizantes, militantes e incluso conocidos líderes de izquierda, que están lejos de ser dogmáticos y que se sienten desilusionados, alejados o incluso enfrentados con este progresismo.

Impulso hacia la izquierda

Una de las razones de este malestar parece deberse a que el progresismo comienza a apuntar en sentidos que son muy distintos a los trazados por la izquierda que le dio origen. 

"Izquierda” es también una categoría plural, por lo que estas comparaciones deben hacerse con precaución.

La izquierda que lanzó al progresismo se nutrió de variadas tendencias, aprendió de sus errores y se renovó. Mucho de eso se debió a que convergió en una "izquierda abierta” (parafraseando al "marxismo abierto” de Ernest Mandel), que intentaba no ser dogmática, era tolerante y aceptaba aportes diversos.

Esto le permitió:
- establecer relaciones estrechas con movimientos y organizaciones populares (especialmente indígenas y campesinos),
- destronar al neoliberalismo,
- fortalecer el Estado, y
- atacar la pobreza.

Fue una sinergia exitosa que fructificó en conquistar gobiernos, lanzar procesos de cambio y superar durísimas oposiciones internas (como en Argentina, Bolivia o Venezuela).

Con el paso del tiempo, en el seno de la izquierda emergió el progresismo con una identidad política propia y que apuntaría en una dirección distinta.

La divergencia entre "progresismo" e "izquierda"

¿Cuáles son los temas en los cuales izquierda y progresismo están difiriendo?

1. Desarrollo

Izquierda  La izquierda latinoamericana de las décadas de 1960 y 1970 criticaba en profundidad el desarrollo convencional. Cuestionaba sus bases conceptuales y sus prácticas, como la de ser proveedores de productos primarios.

Progresismo  El progresismo actual ha abandonado en buena medida ese debate y acepta las bases conceptuales del desarrollo. Festeja el crecimiento económico y los extractivismos. En algunos casos denuncia al capitalismo, e incluso hay intentos alternativos (por ejemplo, con empresas nacionalizadas), pero prevalece la inserción en el capitalismo. Las discusiones están en cómo instrumentalizar el desarrollo (por ejemplo, si con más o menos Estado), pero no se disputa el mito del progreso. Mantuvo de la izquierda de los 60 y 70 una actitud refractaria a las cuestiones ambientales.

2. Democracia

Izquierda  Al menos desde fines de los 70, las izquierdas latinoamericanas hicieron suyo el mandato de la democracia. La idea de llegar al poder por las armas fue desechada; así lo entendieron desde Pepe Mujica a Hugo Chávez. Se buscó ir más allá de las elecciones nacionales, hacia la llamada radicalización o profundización de la democracia. Se crearon los presupuestos participativos, se promovieron referéndums y se buscó diversificar la participación ciudadana.

Progresismo  El progresismo se contenta con el instrumento electoral clásico: las elecciones. Profundiza la democracia delegativa y llega a extremos hiperpresidencialistas. 

3. Derechos humanos

Izquierda  La izquierda incorporó la defensa de los derechos humanos, especialmente en la lucha contra las dictaduras en el Cono Sur. Fue un aprendizaje notable, donde el viejo ideal de igualdad se articuló con la salvaguarda y ampliación de los derechos.

Progresismo  Las actitudes han cambiado. Cuando se denuncian incumplimientos en derechos, hay reacciones defensivas. En lugar de atender esos problemas, se cuestiona a veces a los denunciantes o se critica la institucionalidad jurídica. Incluso se pone en duda la validez de algunos derechos (por ejemplo, Rafael Correa se refirió a los derechos de la naturaleza como "supuestos”, pese a que estos fueron incorporados en la nueva Constitución de 2008).

 4. Constituciones y leyes

Izquierda  La izquierda abierta insistía en recuperar el papel de las constituciones como el marco básico compartido. En Bolivia, Ecuador y Venezuela se aprobaron nuevas constituciones (con innovaciones sobre los derechos) y nuevos ordenamientos normativos. En todos los casos se proponía reforzar la independencia, imparcialidad y capacidades del Poder Judicial.

Progresismo  El progresismo da ahora señales contradictorias. Se incomoda con obligaciones que le imponen sus propias constituciones, e incluso opera sobre ellas para aligerar controles políticos, sociales o ambientales. Se toleran desprolijidades en cumplir exigencias legales, manipular leyes o presionar al Poder Judicial. Y en algunos momentos parecería que erosiona su propio nuevo constitucionalismo.

5. Corrupción

Izquierda  La izquierda de fines del siglo XX era una de las más duras luchadoras contra la corrupción. Ése era uno de los flancos más débiles de los gobiernos neoliberales. La izquierda atacó una y otra vez en ese terreno, desnudando negociados, favoritismos empresariales, etc. 

Progresismo  Aquel ímpetu parece menguar. Hay varios ejemplos en los que no se ha manejado adecuadamente los casos de corrupción de figuras claves dentro de gobiernos progresistas, o la asignación de fondos públicos termina repitiendo viejos vicios. Asoma una actitud de cierta resignación y tolerancia.

6. Movimientos sociales

Izquierda  La izquierda latinoamericana durante décadas cultivó un relacionamiento estrecho con grupos subordinados y marginados. El progresismo inicial resulta de esa simbiosis, ya que gracias a indígenas, campesinos o movimientos populares urbanos, alcanzaron los gobiernos. Desde esos sectores surgieron votos, pero también ideas y prioridades, y unos cuantos dirigentes y profesionales que ahora están en las oficinas estatales.

Progresismo  En los últimos años, el progresismo parece alejarse de varios de estos movimientos, no comprende sus demandas, se pone a la defensiva, intenta dividirlos y si no lo consigue, los hostiliza. Gasta mucha energía en calificar, desde el palacio de gobierno, quién es revolucionario y quién no. Perdió los nexos con organizaciones indígenas, ambientalistas, feministas, de derechos humanos, etc. La desazón se expande entre líderes sociales que, en el pasado, fueron atacados por gobiernos neoliberales y ahora vuelven a serlo, pero desde el progresismo.

7. Justicia social

Izquierda  La izquierda clásica concebía a la justicia social bajo un amplio abanico temático, desde la educación a la alimentación, desde la vivienda a los derechos laborales, y así sucesivamente.

Progresismo  El progresismo, en cambio, apunta sobre todo a una justicia como redistribución económica, enfocada en la compensación monetaria a los más pobres y en el consumo masivo para el resto. Esas ayudas son importantes para sacar de la pobreza a millones de familias; es relevante que los sectores populares accedan a servicios y bienes necesarios. Pero la justicia es mucho más que bonos, la calidad de vida es más que comprar televisores, y no se la puede reducir al economicismo de la compensación monetaria.

 8. Integración y globalización

Izquierda  La izquierda logró relanzar la integración regional y continental, y combatió esquemas de liberalización comercial como el ALCA, los TLCs e IIRSA. Lanzó iniciativas muy interesantes, como el Tratado de Comercio de los Pueblos, el SUCRE, el Banco del Sur y algunos de los convenios del ALBA.

Progresismo  Hoy se mantiene la retórica latinoamericanista, pero no se logran políticas continentales en sectores claves como energía, agroalimentos e industria. Hay avances en algunos planos (como la integración cultural), pero los Estados siguen compitiendo comercialmente y no pocas veces los vecinos hacen trampas comerciales. Y, finalmente, todos aceptaron la gobernanza global del comercio.

9. Independencia y crítica

Izquierda  La izquierda mantenía una estrecha relación con los intelectuales y, más allá de discusiones puntuales, respetaba la rigurosidad e independencia. Incluso se buscaban ángulos originales, se hurgaba en lo que estaba oculto y se navegaba en una pluralidad de voces.

Progresismo  El progresismo da señales que cada vez le gusta menos la crítica independiente y prefiere escuchar a los intelectuales amigos. Y cuando escasean dentro del propio país, los traen del norte, aprovechando lo poco que saben de las realidades nacionales. Desconfía de análisis exhaustivos  y prefiere  las felicitaciones y el apoyo publicitario. Denuncia a libres pensantes y reclama seguidores fieles. La crítica es apresuradamente rotulada como traición neoliberal. 

10. Discursos y prácticas

Progresismo  Finalmente, en un plano que podríamos calificar como cultural, el progresismo elabora diferentes discursos de justificación política, a veces con una retórica de ruptura radical que resulta atractiva, pero sus prácticas son bastante tradicionales en muchos aspectos.

Por ejemplo:
- los discursos por la Pachamama se distancian de la gestión ambiental,
- se cita a Marx y Lenin pero los acuerdos productivos son con corporaciones transnacionales,
- se reivindica la industrialización pero prevalece el extractivismo,
- se dice responder a los movimientos sociales pero se clausuran organizaciones ciudadanas,
- se felicita a los indígenas pero se invaden sus tierras,
y así sucesivamente.

Progresismo: Entre el concepto y la praxis

Los senderos del progresismo

En la actualidad, el progresismo parece tomar un camino distinto al de la izquierda.

El progresismo nació como una expresión reciente en el seno de la izquierda latinoamericana. Maduró como una particular mezcla e hibridización de distintas condiciones culturales y políticas, pero quedó enmarcado en las ideas occidentales del desarrollo. No es una postura conservadora ni neoliberal, lo que explica que sus defensores lo presenten como una expresión de izquierda, y como ha sido exitoso en varios frentes, cuenta con apoyos electorales.

Pero, en la actualidad, el progresismo parece tomar un camino distinto al de la izquierda. Quedó enmarcado en el desarrollo convencional y lo ejecuta a su manera, ajustando la democracia y apelando a compensaciones monetarias. Es un camino propio, pero que comulga también con el mito del progreso.

Tal vez este progresismo rectifique su rumbo en algunos países, retomando lo mejor de la izquierda clásica, para construir otras síntesis de alternativas que incorporen efectivamente temas como el Buen Vivir o la justicia en sentido amplio.

Sean ésas u otras cuestiones, en todos los casos deberá desligarse del mito del progreso. Dicho de otro modo: menos progresismo  y más izquierda.

Pero si persiste en prácticas como el extractivismo o el hiperpresidencialismo, se alejará definitivamente de la izquierda.

Ver también:
» Eduardo Gudynas, Izquierda y progresismo ante la integración y la globalización, ALAI, 19 febrero 2014.
» Emilio Guerrero, ¿Hay riesgos de reversibilidad en los gobiernos progresistas?, La Línea de Fuego, 5 enero 2014.
» Bolívar Echeverría, ¿Qué es la izquierda? , 2006

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