La clave de un sistema educativo no está en la educación sino en la cultura. De hecho, es sobre todo por eso que los «modelos educativos» no son transplantables. Más allá de los elementos escolares usualmente destacados en los casos de Finlandia o de Japón, el «Sisu» y el «Gambaru» están en el trasfondo de sus respectivas historias y modelos educativos.
Nuestras sociedades y nuestros sistemas educativos han dado siempre gran importancia a la inteligencia como clave del aprendizaje y hasta del éxito en la vida. Se asume - equivocadamente - que el «buen alumno» es tal porque es inteligente y se espera del inteligente que sea «buen alumno». Esfuerzo y perseverancia se consideran secundarios, y, en todo caso, recursos compensatorios de los cuales deben echar mano los menos aptos, los sin capacidades «innatas».
No obstante, en otros países y culturas lo que más se valora y premia es precisamente el esfuerzo y la perseverancia. La familia, el sistema escolar y todos los sistemas de socialización y aprendizaje se orientan a cultivarlos como parte de la cultura, de la construcción de ciudadanía y del desarrollo de la nación.
Sisu en Finlandia
Finlandia, reconocida y nombrada por su modelo educativo y otras conquistas sociales, no se entiende sin el Sisu. No todo en el sistema escolar se explica con políticas, variables e insumos planificables, medibles y controlables; hay un sustrato cultural, único e intransferible, sobre el cual descansan muchos de esos logros y la particular manera de encararlos.
The New York Times afirma que Sisu es "la palabra que describe a Finlandia" y "la palabra favorita de los finlandeses". Sisu es un rasgo cultural, una mentalidad, una cualidad interior, una filosofía de vida. Se traduce al español generalmente como voluntad, esfuerzo, tenacidad, perseverancia, resiliencia. No obstante, los finlandeses consideran que Sisu no tiene una traducción exacta en otras lenguas. Incluye entre otros saber manejar el estrés, sobreponerse a la adversidad, honestidad, pasión por un ideal o por una meta a largo plazo.
Sisu viene de lejos. La palabra fue popularizada a raíz de la guerra de 1939–1940 y la invasión de la Unión Soviética. El 30 de noviembre de 1939 la Unión Soviética declaró la guerra a Finlandia, a poco tiempo de iniciada la Segunda Guerra Mundial. La llamada “Guerra de Invierno”, para la que se anticipaba una derrota finlandesa, duró 105 días y terminó en una gran derrota para los rusos.
En 1940, la revista Time reportaba:
"Los finlandeses tienen algo llamado Sisu. Es coraje, ferocidad y tenacidad, habilidad para seguir luchando después de que la mayoría de personas habría renunciado a hacerlo, y de luchar con la voluntad de ganar. Los finlandeses traducen Sisu como «el espíritu finlandés», pero es mucho más que eso".En los 1940s, el diario finlandés Uusi-Suomi organizó un concurso en el que pidió a los lectores contribuir a definir el término. En tiempos más recientes, en el Tercer Congreso de Psicología Positiva realizado en Los Angeles en 2013, Sisu fue conceptualizado como una reserva de poder y una competencia psicológica que empuja a las personas a acciones extraordinarias frente a problemas o situaciones difíciles, ya sea mentales o físicos.
Una encuesta en línea realizada en 2013 mostró que el Sisu sigue siendo altamente valorado en la sociedad finlandesa. Se recibieron más de mil respuestas. Entre otros, se dijo que es un poder que, en situaciones adversas o desafiantes, anima a las personas a actuar y a ir más allá de sus capacidades ordinarias o percibidas. 83% de quienes respondieron dijeron que Sisu es una cualidad flexible que puede cultivarse mediante la práctica consciente. La mayoría dijo tener interés en continuar desarrollando esa capacidad.
Los países nórdicos vienen dominando el Informe Mundial de la Felicidad de la ONU desde que éste se inició en 2012. En 2018, por primera vez, Finlandia se ubicó en primer lugar (venía del quinto lugar en 2017). En esa oportunidad, el sisu apareció destacado como una de las claves del sentimiento finlandés de felicidad, incluyendo el disfrute de la vida al aire libre y del contacto con la naturaleza, incluso en temperaturas y en condiciones que para otros serían inmanejables, y el gusto por actividades físicamente desafiantes, como movilizarse en bicicleta en la nieve o sumergirse y nadar en agua helada, seguido de un reconfortante sauna, central en la cultura finlandesa.
En Japón vale más la perseverancia que la inteligencia y el esfuerzo que el resultado. Buen niño, buen alumno (y, más tarde, buen trabajador, buen profesional, buen ciudadano) no es quien tiene talento y habilidades naturales sino quien persiste, se esfuerza, da todo de sí. La aptitud y la habilidad no se consideran cualidades heredadas, sino adquiridas a través del esfuerzo y la disciplina. La educación, tanto en el sistema escolar como en la familia, se centra en orientar y estimular el gambaru entre niños y jóvenes.
Los japoneses utilizan la palabra gambaru cotidianamente, al despedirse y también al final de una carta o misiva. “Gambatte kudasai!” - “¡trabaja duro! ¡da lo mejor de ti!”- equivale a nuestro “¡suerte! ¡que te vaya bien!”. "Gambarimasu!" "¡Me esforzaré!", responde la otra persona. Así, las personas se desean entre sí no suerte sino lo mejor de su esfuerzo.
El esfuerzo, en la cultura japonesa, es motivo de orgullo, valía, mérito y satisfacción personal. Lo más importante es el esfuerzo; el resultado es secundario y, en muchos casos, irrelevante. Se reconoce que un resultado exitoso puede depender de muchos factores que no están bajo nuestro control, tales como el talento, la suerte o la disponibilidad de recursos financieros. Pero sobre lo que cada persona sí tiene control es sobre su propio esfuerzo y esto es lo que la hace valiosa y admirable. Gambaru funciona, así, como un sistema igualador pues permite a los no tan talentosos competir con los talentosos en un pie de igualdad y a menudo superarlos.
Sabido es que los estudiantes japoneses tienen una predisposición a esforzarse mucho en el estudio. Investigaciones indican que la mayoría de estudiantes japoneses encuentra satisfacción y orgullo en ese esfuerzo, no necesitando estímulos o controles externos para desplegarlo. Hay quienes eligen situaciones de gambaru entre sus "mejores experiencias" educativas.
En el terremoto de 1995 en Kobe, el eslogan «Gambaru Kobe» alentó a la gente a reconstruir su ciudad y sus vidas. En el terremoto de 2011, gambaru fue una de las palabras más usadas.
Para saber más
» Wikipedia/Gambaru
» Desde Japón, la cultura del Gambaru
» Word of the Week: Gambaru
» Gambaru: Japanese students’ learning persistence, Neil Cowie, Foreign Language Education Centre, Okayama University
» La disciplina (Mitos y verdadees Japón-Colombia), Yokoi Kenji
» “Sisu”, la fabulosa estrategia finlandesa para los momentos difíciles, Anna Forés
» Try a bracing blast of sisu! The new Scandi outdoor craze from the world's most happy nation that Finns claim boosts wellbeing and keeps you happy, Daily Mail, 17 March 2018
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» Una educación que no valora el propio esfuerzo
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