Rosa María Torres
Me bajé del ómnibus en parada equivocada, debí caminar y luego pedir un aventón en la carretera, llegué media hora tarde a la cita, los estudiantes con los que me topé a la entrada no entendían inglés, el director me recibió displicente, sin ocultar su enojo. No paré de pedir disculpas. Todo mal. Empezó mal y terminó mal. De hecho, lo que ví en este colegio fue lo más convencional y lo menos innovador de toda mi visita en Finlandia.
La profesora encargada de los visitantes internacionales me llevó a una sala en la que me presentó un video de 10 minutos sobre el colegio y me entregó varios materiales informativos. Luego me hizo un tour rápido por las aulas. En cada una nos deteníamos en la puerta; ella me explicaba qué clase era, qué estaban haciendo los alumnos, y pasábamos a la siguiente. En una de las paradas abrió de par en par la puerta y me invitó a entrar. Era una clase de inglés.
Como movida por un resorte, la profesora a cargo del grupo pidió a los estudiantes ponerse de pie para recibirme y saludarme. La situación me recordó ipso facto mi primera visita de estudio a Cuba; en cada escuela y en cada aula por la que pasaba los estudiantes se paraban, me saludaban en coro y en alguna ocasión hasta me cantaron el himno. Sucedió en Cuba, hace muchos años; no creí que vería algo así en Finlandia, hoy.
Como movida por un resorte, la profesora a cargo del grupo pidió a los estudiantes ponerse de pie para recibirme y saludarme. La situación me recordó ipso facto mi primera visita de estudio a Cuba; en cada escuela y en cada aula por la que pasaba los estudiantes se paraban, me saludaban en coro y en alguna ocasión hasta me cantaron el himno. Sucedió en Cuba, hace muchos años; no creí que vería algo así en Finlandia, hoy.
Los estudiantes - jóvenes de 15-16 años - estaban esperándome. La profesora les había pedido que hicieran un Powerpoint sobre Finlandia. Sentados en parejas frente a 15 desktops alineadas contra la pared, habían escrito ya algunos datos sobre el país. Al pasar por los asientos y recorrer las pantallas, constaté que todos habían escrito más o menos lo mismo. Pregunté de dónde tomaban la información y me dijeron que de Wikipedia.
Todas las visitas que había hecho durante la primera semana fueron relajadas, informales. En ningún lado ningún profesor o director pidió a los alumnos que se pararan para recibirme. A lo sumo me presentaron, y continuaron trabajando.
Este colegio está en zona semi-rural, en Espoo, a una hora de Helsinki. El día anterior había estado en un plantel cercano a éste, también en Espoo; allí el comportamiento de profesores y alumnos fue informal. ¿Acaso la avalancha de visitantes extranjeros está estimulando este tipo de comportamientos?
Hacer una presentación en Powerpoint tomando textos de Wikipedia no es precisamente una actividad muy creativa. Es más bien común hoy en día en planteles que tienen computadoras y conexión a Internet. De nuevo, me pregunté si éste podría ser un efecto inducido por la visita. ¿Acaso la profesora pensó que una visitante del Ecuador valoraría esto como algo innovador, como ejemplo de buen uso de las TIC en el aula, para la enseñanza de un segundo idioma?.
Este colegio está en zona semi-rural, en Espoo, a una hora de Helsinki. El día anterior había estado en un plantel cercano a éste, también en Espoo; allí el comportamiento de profesores y alumnos fue informal. ¿Acaso la avalancha de visitantes extranjeros está estimulando este tipo de comportamientos?
Hacer una presentación en Powerpoint tomando textos de Wikipedia no es precisamente una actividad muy creativa. Es más bien común hoy en día en planteles que tienen computadoras y conexión a Internet. De nuevo, me pregunté si éste podría ser un efecto inducido por la visita. ¿Acaso la profesora pensó que una visitante del Ecuador valoraría esto como algo innovador, como ejemplo de buen uso de las TIC en el aula, para la enseñanza de un segundo idioma?.
Otras cosas que ví en el colegio - en otras aulas, en los corredores, en el comedor, en la sala de profesores, en la oficina del director, en el patio, a la entrada y a la salida - me llevaron a concluir que éste es, en efecto, un plantel bastante convencional.
El hombre que me recogió en la carretera me había advertido. Fue padre de familia en este colegio. No le gustaba el director. "Habla mucho y no escucha", me dijo. Discrepó y discutió en más de una reunión de padres. Sus hijos no estaban contentos, venían con quejas; el año pasado les puso en otro colegio.
El hombre que me recogió en la carretera me había advertido. Fue padre de familia en este colegio. No le gustaba el director. "Habla mucho y no escucha", me dijo. Discrepó y discutió en más de una reunión de padres. Sus hijos no estaban contentos, venían con quejas; el año pasado les puso en otro colegio.
En el ómnibus, de regreso a Helsinki, me puse a hojear la folletería sobre el colegio que me habían entregado. El último informe anual de labores, dividido en dos partes (la primera en finlandés, la segunda - más resumida - en inglés), rebosa fotos y comentarios de visitantes de diversos países de Europa, Asia, Africa. Ninguno de América Latina. Qué duda cabe: en el informe 2015 apareceré en la galería de fotos, primera visitante del Ecuador. No me asombraría que omitan publicar mi comentario forzado en el libro de visitas. Demasiado escueto y falto de entusiasmo como para destacarlo.
Aunque la experiencia de esta visita en general no fue buena, fue bueno saber que "también en Finlandia se cuecen habas". No todo es innovador y maravilloso, como es obvio, y ésta fue mi oportunidad de constatarlo.
Aunque la experiencia de esta visita en general no fue buena, fue bueno saber que "también en Finlandia se cuecen habas". No todo es innovador y maravilloso, como es obvio, y ésta fue mi oportunidad de constatarlo.
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