Cooperativas, Misiones Bolivarianas y escuela rural (Venezuela)

Caserío Monte Carmelo
 

Visita a la cooperativa Moncar y a la Unidad Educativa Bolivariana Monte Carmelo,
Caserío Monte Carmelo, Estado Lara, Venezuela (30 junio, 2006)

Este reportaje es parte del estudio “Alfabetización y acceso a la cultura escrita por parte de jóvenes y adultos excluidos del sistema escolar en América Latina y el Caribe”, financiado por el CREFAL. Durante la fase de campo (2006-2008) visitamos programas de alfabetización y de promoción de la lectura y la escritura en nueve países (Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).

Fuente: Escuela de música, Lara

Barquisimeto, capital del Estado Lara, es la cuarta ciudad más poblada de Venezuela, distante más de 350 kilómetros de Caracas. Turísticamente conocida como la “ciudad crespuscular” y “la capital musical” del país, socialmente es conocida entre otros por el desarrollo de su movimiento cooperativo.

En la terminal de Barquisimeto tomo un autobús que me dejará en Sanare, pintoresco pueblo del estado e importante centro agrícola de la zona, según describe la folletería turística. En Sanare me dará el encuentro Rosmary, una joven docente que me llevará en su vehículo hasta Monte Carmelo, caserío de poco más de mil habitantes, donde vive. Es una visita improvisada, no anunciada. Quiero conocer aquí la cooperativa Moncar – una cooperativa artesanal de mujeres – y visitar la escuela de la comunidad. Me interesa ver qué tipo de relaciones se vienen dando entre sistema escolar, sistema cooperativo y Misiones educativas (Misión Robinson, Misión Ribas y Misión Sucre) impulsadas desde 2003 por el gobierno de Hugo Chávez para la educación de adultos, y cómo impactan éstas sobre las personas adultas en tanto padres y madres de familia y en tanto trabajadores.

La experiencia de este viaje en transporte interurbano resulta muy interesante. Gente sencilla de la zona con sus compras y enseres, música movida a todo volumen, un chofer que saluda a todos los pasajeros por sus nombres, conversa, hace bromas, canta y baila mientras maneja. Una inmersión en la cultura local y en la cultura popular, investigación participativa de la mejor y con entretenimiento incluido…

Una cooperativa de mujeres

Rosmary me recoge en la parada del autobús. Hace frío y empieza a llover. Llegamos a Monte Carmelo y a la casa donde funciona la Asociación Civil Moncar, renombrada por sus salsas, mermeladas y dulces criollos hechos de higo, lechosa*, toronja, fresa, mora, durazno, naranja, zanahoria con piña, guayaba y dulce de leche. Moncar es una de las tres cooperativas más famosas de la zona, todas dedicadas al procesamiento de alimentos.

Seis mujeres – presentes - sostienen esta cooperativa, de las ocho que la pusieron en pie en 1994. Las otras dos se retiraron un año después, desalentadas por los muchos obstáculos. Entonces parecía imposible llegar a donde están ahora. Había además como antecedente una experiencia fallida, el Club Ama de Casa, en el que varias mujeres de la comunidad se juntaron para criar y vender pollos; la cooperativa no prosperó, les estafaron y debieron cerrarla. 

La iniciativa en este caso fue de Gaudy, que trabajaba en una cooperativa y había adquirido alguna experiencia en envasado. Arrancaron sin dinero, sin el conocimiento necesario, sin un lugar para trabajar. Cocinaban con leña, que ellas mismas cortaban e iban a buscar a la montaña. La idea era aprovechar los productos de la zona. Empezaron haciendo salsa de tomate. Reuniéndose rotativamente en sus casas, se dividían las tareas: una llevaba los tomates, otra los frascos, etc. Más tarde, Gaudy acondicionó en su casa un pequeño cuarto de trabajo. El espacio era tan pequeño que no cabían allí todas juntas. 
 
Empezaron a vender en pequeñas cantidades. Luego tomaron cursos de higiene y manipulación de alimentos, ofrecidos por la OPS (Organización Panamericana de la Salud). Pusieron a trabajar a sus hijos pequeños, ayudando en tareas pequeñas. Torearon los celos e incomprensiones de los esposos, así como las envidias y rumores de otras mujeres. Poco a poco, fueron mejorando la calidad de sus productos y sus estrategias de promoción y venta. En 1996 se formaron como asociación civil. En 1998 ganaron un concurso internacional de mujeres emprendedoras convocado por la REPEM (Red de Educación Popular entre Mujeres). Ese premio les dio impulso y visibilidad. Con el dinero del premio compraron este terreno y construyeron esta casa de dos plantas. En la planta baja funciona la cooperativa; en la planta alta el liceo (bachillerato) de la comunidad, un espacio cedido gratuitamente por ellas a fin de concretar una vieja aspiración del pueblo. Tres generaciones de muchachos se han graduado ya en el liceo.

Todo este gran vuelo, que ha venido tejiendo conexiones con numerosos organismos a nivel internacional, sigue pegado a lo artesanal, al pequeño mundo de Monte Carmelo. Aún no tienen registro sanitario - obtenerlo cuesta 400.000 Bolívares - razón por la cual no pueden vender sus productos en otros estados. Tampoco han desarrollado algún material impreso - hoja volante, folleto, tríptico, algo - que narre su historia. Todo sigue dependiendo de la memoria y de la narración oral, pese a que todas ellas han ido a la escuela y saben leer y escribir. La escritura no entra en su mundo cotidiano de necesidades ni en su perspectiva empresarial. Imagino las veces que habrán repetido esta historia, que me la cuentan a mí hoy y que yo cuento aquí, apretadamente.

Una escuela en el campo

Después de visitar la cooperativa y comprar algunos de sus productos, Rosmary me acompaña a visitar la escuela de la comunidad, que se asoma arriba de la cuesta. Ella tiene a sus hijos aquí y es amiga del director.

Lo primero que sorprende de esta Unidad Educativa Bolivariana Monte Carmelo – como indica el rótulo - es su excelente infraestructura, en una localidad pequeña como ésta y para lo que suelen ser las realidades de la escuela rural. Patio amplio encementado, aulas bien iluminadas y equipadas, magnífico comedor escolar, una oficina decente para la dirección. Un salón junto al camino, aún vacío y de reciente construcción, será inaugurado como CBIT (Centro Bolivariano de Informática y Telemática)** y abierto a la comunidad.

Un grupo de alumnos y su profesora están todavía en clase. Antes de que llueva más, el director da por concluida la jornada, envía a los alumnos y a la profesora a sus casas, y nos invita a pasar a su oficina, para conversar.

Le tomamos totalmente por sorpresa. Se llama Providencio – “Provi” para los alumnos – y es director y docente. Tiene 25 años de servicio, 18 en esta escuela, y está a punto de jubilarse.

Dos décadas de reformas educativas en Venezuela

La escuela funciona desde 1960 y tiene 92 alumnos, 24 en preescolar y 74 en básica (primero a sexto años). Un Núcleo Escolar Rural es una red de escuelas. El núcleo de esta zona tiene 8 escuelas, siendo ésta una escuela mediana. El director atiende las 8 escuelas.

- “Todo ha ido cambiando. Antes le llamábamos kinder; ahora se llama inicial. Antes teníamos primaria, luego pasó a ser educación básica, dividida en tres etapas. Ahora ha vuelto a cambiar. Los nombres de la escuela cambian todo el tiempo. Fíjese que en el tiempo que trabajo aquí, ha cambiado al menos seis veces el nombre:

1.     Escuela Unitaria Monte Carmelo (un solo profesor para toda la escuela)
2.     Escuela Nacional Concentrada (ofreciendo 6 grados)
3.     Escuela Concentrada Mixta (maestros tanto de la Nación como del Estado)
4.     Escuela Bolivariana Monte Carmelo (decreto de 1996)
5.     Escuela Integral Bolivariana Monte Carmelo (1998)
6.     Unidad Educativa Bolivariana Monte Carmelo (2006)

- “Uno de los cambios más significativos fue el cambio del diseño curricular de la educación básica a nivel nacional, a fines de los 1990s. Antes, los contenidos estaban organizados en áreas y había un mínimo de objetivos en cada área. El nuevo diseño integra los contenidos. Los Ejes Transversales son obligatorios: Lenguaje, Valores, Desarrollo del Pensamiento, Educación Ambiental, Trabajo. Nacen asimismo los Proyectos Pedagógicos de Aula, orientados a la solución de problemas.”.

- “También ha cambiado el modo de vida de la gente, hoy pasa más por el factor dinero, antes primaba el factor comunal. Antes acudían los padres masivamente a la escuela; ahora los padres están ocupados, trabajando o estudiando. Los niños no se quieren ir de la escuela, por el comedor escolar que aquí se les atiende y también porque en sus casas no hay nadie esperándoles”.

La Escuela Bolivariana

¿Qué es una Escuela Bolivariana?, pregunto.

- “Antes, el niño pasaba en la escuela 5 horas, ahora pasa 8. Al principio, los niños no querían quedarse 8 horas, el cambio para ellos fue muy traumático, ya 5 horas es pesado para un niño… Para nosotros, los maestros, tampoco fue fácil”.

- “Hay profesores especialistas. En la Escuela Bolivariana se pretende que los alumnos aprendan más allá de la educación formal, a través de ‘actividades extra-cátedra’”.

- “En esta escuela tenemos varios instrumentos musicales, una dotación que entrega el gobierno a las escuelas. Lastimosamente, por ahora no hay especialista de Música. El que había se fue, lo trasladaron a la ciudad. También se fue el manualista; no han enviado otro. Tenemos un especialista en Educación Física. Y uno de Agricultura”. 

Musical Don Vasco número 11:Cuatro venezolano
El director me muestra todo lo que guarda en su oficina: bandolinas colgadas en la pared, cuatros y varias guitarras, un globo terráqueo, un equipo de video y VHS, filmadora de 8 milímetros, un televisor LG mediano. El televisor grande y el teclado Panasonic fueron recibidos hace poco gracias a un convenio con el CONAC (Consejo Nacional de la Cultura), adscrito al Ministerio de la Cultura. De otro armario brotan pelotas de diversos tamaños y colores: pelotas de básquet, volibol, fútbol y futbolito. La verdad, un equipamiento variado y de primera, que nunca he visto en una escuela rural.

La comida y la escuela

- “El comedor funciona desde que se creó la escuela, en 1960. Antes se daba solo almuerzo y se escogía a los niños por la necesidad económica de sus padres y por la lejanía de su vivienda. Ahora se ofrece tres comidas diarias - desayuno, almuerzo y merienda - y ya no se selecciona, todos comen en la escuela. Ahora, los niños traen sus cubiertos, porque antes se perdían. Lo que no cambia es que los niños son reacios a comer verduras; tampoco quieren el atol**** de cereales”.

- “Antes estaba involucrado el Comedor del INN (Instituto Nacional de Nutrición). Después fue el PAEB (Programa de Alimentación Escolar Bolivariano). Después fueron las mamás – las Madres Colaboradoras - las cocineras, con un pago de 10.000 Bolívares diarios. Un requisito era tener a sus hijos estudiando en la escuela. Ahora contamos aquí con un HOGAIN (Hogar de Atención Integral para Niños y Niñas) a fin de que puedan dejar allí a sus niños pequeños”.

- “Al principio, cuando se decretó la Escuela Bolivariana, fue una gran batalla. Los militares distribuían la comida a las escuelas. Pura lata. Muchas veces nos tocaba tirar toda la bandeja al basurero, a los alumnos no les gustaba la comida. Luego, el Estado enviaba el dinero y se compraba la comida en el mercado. Ese sistema funcionó bien en esta escuela. El cheque venía puntualmente cada mes y hasta sobraba el dinero. Se contrató a una cooperativa de pan de la zona, en otra cooperativa se compraban los lácteos. De este modo, se daba empleo a la gente local”.

- “Luego vino otro cambio, se argumentó que las escuelas gastaban mal. Ahora es una empresa la que surte a esta escuela, pero mal. La comida la entregan cada tres días, tenemos dos equipos de refrigeración. Los productos son de mala calidad. Aquí hemos devuelto dos veces carne en mal estado, los panes se endurecen pronto, las verduras se dañan enseguida. Nos cambian el atún por pollo, porque el atún es más caro y a ellos lo que les interesa es ahorrar. Nos quitan asimismo el pescado, que es caro. Viene la sardina, solo abrir la lata, se acabó la sazón propia. Son pocas empresas las que acaparan el negocio. ‘Den gracias que se están jartando’, nos dijeron una vez que nos quejamos del servicio”.

Nada de esto me llama la atención. Historias similares se repiten en varios países de América Latina. No conozco ningún país que haya resuelto bien la alimentación escolar.

Las Misiones Bolivarianas, los padres de familia y la escuela

- “Yo me imaginé que las Misiones servirían para aportar, pero no. Hay menos compromiso de los padres en la escuela. Más que la motivación por la educación, lo que se ve es la motivación económica de los facilitadores y de los alumnos”.

- “Las Misiones están debilitando a la escuela. Antes, nosotros convocábamos a los padres de familia a colaborar, ahora nadie quiere. Próximamente se va a instalar el CBIT, que será para uso comunitario. Se convocó a reunión de la comunidad, vinieron 14 personas. ‘Mi mamá me dijo que no podía venir porque si falta le botan de la Misión y no le pagan’ me explicó una alumna cuando le pregunté por qué no había venido la mamá, que antes siempre venía a la escuela”.

- “Todo esto ha traído en definitiva cosas positivas y negativas. Se han roto muchos lazos, la gente vive ocupada, la madre abandona al hijo mientras estudia, con la oferta de tanta Misión. Muchas madres de esta escuela están inscritas en las Misiones. Una niña carente de afecto no quiere irse de la escuela. La madre trabaja en el día y estudia en la noche”.

- “Aquí en la comunidad se ha hecho alfabetización de adultos con el sistema de Fe y Alegría. Tuvimos el programa ACUDE en la década de los 1980s. El lema era: ‘Venezuela necesita de tu ayuda, ACUDE te estamos esperando’. La mayoría de los alumnos eran hombres. Ahora viene un método extranjero, de Cuba, el "Yo, Sí Puedo". En Venezuela tenemos creatividad y tenemos experiencias”.

Se ha hecho tarde y ha dejado de llover. Un vehículo oficial se detiene frente a la escuela. Es un equipo del Consejo Nacional Electoral (CNE) que viene a revisar la infraestructura de la escuela, en preparación de las próximas elecciones. Providencio se disculpa, debe atenderlos. Suspendemos la conversación. Sabrosa e ilustrativa conversación con un docente venezolano que ama su tarea, que ha vivido desde adentro la historia de más de dos décadas de educación en su país y que ha reflexionado sobre ella, posiblemente ignorando que varios de los elementos y cambios que describe para la educación venezolana son similares a los de las reformas educativas de otros países de América Latina. Interesante la perspectiva que aporta ver las Misiones educativas desde otro lado, en este caso desde la escuela a la que asisten los hijos e hijas de las personas adultas que se inscriben para estudiar en dichas Misiones, y desde la mirada de un director-docente para quienes esos adultos son padres y madres de familia concretos, que desatienden a sus hijos y a su vida escolar por atender su propio estudio.

Le digo a Providencio que le enviaré este reportaje, cuando lo escriba. Lo hice. A estas alturas debe estar alejado de su escuela de toda la vida, disfrutando su merecida jubilación. 
____________

* lechosa: papaya
** Los CBIT son parte del Plan Nacional de Alfabetización Tecnológica (PNAT), iniciado en 2006, que se propone llegar a 400.000 personas con conocimientos sobre informática. En 2006 FUNDABIT (Fundación Bolivariana de Informática y Telemática) instaló cerca de mil CBIT en el territorio nacional.
*** Cuatro: Instrumento de cuerdas que tiene cuatro cuerdas. Los tiples, bandolinas, tres y cuatro fueron adaptaciones criollas de instrumentos de cuerda traídos por los españoles y que han perdurado en América Latina y el Caribe.
**** Atol: bebida, colada.

Para saber más
Ministerio del Poder Popular para la Educación http://www.me.gob.ve/
Misiones Bolivarianas https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_Nacional_de_Misiones 


Colegio durante el día, Misiones a la noche (Caracas)


Rosa María Torres

Visita al Centro de Educación de Adultos ‘Padre Mendoza’, Parroquia El Valle,
Caracas, Venezuela (29 junio, 2006)

Dedicado a Lucio Segovia. In Memoriam.
Lucio me ayudó a organizar las visitas en Venezuela y me alojó en su casa en Caracas
durante la semana de visitas en esa ciudad.
Siempre agradecida.


Este reportaje es parte del estudio “Alfabetización y acceso a la cultura escrita por parte de jóvenes y adultos excluidos del sistema escolar en América Latina y el Caribe”, financiado por el CREFAL. Entre 2006 y 2009 visité programas de alfabetización y de promoción de la lectura y la escritura en nueve países de la región (Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).


He venido a visitar este plantel sin previo aviso, sin permiso ni acompañantes oficiales. Mediante consulta telefónica, una funcionaria del Ministerio de Educación me informó sobre centros educativos en Caracas en los que pueden verse funcionando la Misión Robinson (Robinson I ‘Yo Sí Puedo’: alfabetización y Robinson II ‘Yo Sí Puedo Seguir’: terminación del sexto grado de educación básica) y la Misión Ribas (terminación del bachillerato). He invitado a acompañarme en la visita a Aníbal, del Instituto Radiofónico ‘Fe y Alegría’ (IRFA) de Venezuela.

Es un colegio tradicional de Caracas, fundado en los 1960s, ubicado en la Parroquia El Valle. Un edificio amplio, bien mantenido, de dos plantas, que - al igual que muchos otros planteles educativos en Caracas y en el resto del país - funciona actualmente como colegio regular durante el día y como centro de educación de adultos (CEA) por la noche. Esto - el pleno aprovechamiento de los planteles escolares y su apertura a las necesidades educativas de la comunidad - es una vieja aspiración de quienes abogamos por una política y una práctica educativa inclusivas.

Llueve. Mientras esperamos protegidos bajo el alero de la entrada, observo la interminable hilera de personas que van llegando, en transporte colectivo y a pie: jóvenes y adultos, hombres y mujeres de todas las edades. Lo que los une es el deseo de estudiar, de progresar, de aprovechar esta oportunidad que se les ofrece. Unos vienen a aprender a leer y escribir, otros a completar su primaria, otros a lograr el sueño del bachillerato.

En la entrada encontramos al rector del colegio y a algunos profesores que se van juntando. Ingreso al edificio explicando que soy una educadora e investigadora ecuatoriana interesada en ver cómo funcionan las Misiones Bolivarianas.

En este colegio funcionan la Misión Robinson y la Misión Ribas. La Misión Robinson (llamada así en honor al maestro de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, quien adoptó el seudónimo Robinson) fue lanzada el 1 de julio de 2003 a escala masiva, con el propósito de alfabetizar a la población analfabeta mayor de 15 años; en octubre 2005 el gobierno venezolano declaró a Venezuela “Territorio Libre de Analfabetismo”, declaración que levantó polémica a nivel nacional e internacional, pero que contó con el aval de la UNESCO. Según datos oficiales, más de un millón y medio de personas se alfabetizaron en ese período. La alfabetización continúa, ahora como primer nivel de otros niveles educativos que han venido agregándose mediante nuevas Misiones: la Misión Robinson II, lanzada en septiembre 2003, ofrece la educación primaria en 10 meses (se aspira a graduar anualmente a 800 mil personas con el equivalente al sexto grado y universalizar la educación primaria entre toda la población para el 2012); la Misión Robinson III, iniciada en septiembre 2006, consiste en “Círculos de Lectura” destinados a sostener y profundizar el hábito de la lectura; la Misión Ribas se ocupa de la educación secundaria y la Misión Sucre de la universitaria.

Precisamente, el método cubano de alfabetización “Yo, Sí Puedo” (videoclases transmitidas con ayuda de un televisor y un aparato VHS, y con apoyo de un facilitador presencial) se estrenó en Venezuela con la Misión Robinson, para luego extenderse a otros países de la región. Según datos oficiales, 622.511 personas continuaron con el “Yo Sí Puedo Seguir” (breve período de sostenimiento y consolidación de la alfabetización) y 61% de los graduados en la Misión Robinson I continuaron estudiando en la Misión Robinson II. 
 
Asimismo, se distribuyó de manera gratuita un material con 22 lecturas titulado “Ya Puedo Leer” y un millón de Bibliotecas Familiares (colección de 25 títulos de literatura nacional e internacional donados por Cuba) a quienes participaron en el plan de alfabetización. Se creó asimismo el proyecto Robinson Socio Productivo, destinado a financiar proyectos productivos presentados por los estudiantes de la Misión.

Una clase de alfabetización sin video

Las clases empiezan regularmente a las 6 de la tarde pero hoy, con la lluvia, todo anda retrasado. Empezamos visitando, en la planta baja, un aula de la Misión Robinson I (alfabetización). Adentro encontramos al facilitador y a dos alumnas. Tres más llegan enseguida. Veinte son las personas inscritas.

- “La lluvia nos espantó a todos”, aclara el facilitador.

Anuncia, acto seguido, que hoy no usará el video en clase. ¿Por qué? Porque los televisores y VHS están guardados en una bodega en el segundo piso. Los bajan y suben todos los días, por las escaleras, y hoy solo han venido alumnas mujeres. Así pues, cuando no vienen los hombres, que son pocos, no hay video, la clase pasa a ser presencial.

En los minutos siguientes veremos cómo este facilitador se da modos para dictar una clase convencional, prescindiendo del sistema audiovisual para el que está preparado todo, incluido él mismo. Cosas que suceden cuando fallan las tecnologías o las condiciones previstas para utilizarlas…

Lección de Geografía: la luna

En el segundo piso funcionan las aulas de la Misión Ribas, iniciada en noviembre de 2003 y la cual opera también en base a teleclases elaboradas en Cuba. La enseñanza se divide en dos niveles: Primer Nivel o Básico, que comprende del 7º al 9º grados y Ciclo Medio-Diversificado, que abarca  4º y 5º de bachillerato.

Nos asomamos al aula que está junto a las escaleras. El facilitador - un muchacho joven - nos invita a entrar y a ubicarnos en la fila de atrás. No parece acostumbrado a las visitas, pero tampoco sentirse incómodo en nuestra presencia. Quizás porque, al fin y al cabo, la clase no la dicta él sino el video.

El televisor y el VHS están sobre el escritorio del profesor. A un costado están las cajas de cartón en las que diariamente se meten y sacan televisor y VHS y se transportan desde y hacia la bodega, en ese mismo piso. Un carro con ruedas, también a la vista y – según sabremos luego - elaborado por los alumnos en el propio centro, facilita esta penosa tarea diaria de transporte. 

Hay 13 alumnos presentes, la mayoría jóvenes entre 15 y 20 años, vestidos a la moda, llenos de pulseras y collares, gorras volteadas hacia atrás, tatuajes,  piercings, celular en mano varios de ellos. No hay personas mayores, solo dos señoras también jóvenes. Conversando con estos muchachos y muchachas después de la clase sabremos que varios son repitentes o han sido expulsados de sus colegios. Vienen a la Misión Ribas buscando continuar y completar aquí sus estudios secundarios, después de haber sido desahuciados por el sistema escolar tradicional.

Hoy toca Geografía. La lección se refiere a la luna. En la pantalla vemos el siguiente texto:

“El mayor cráter lunar es Bailly, con 295 km. de diámetro
y 3960 metros de profundidad”.

“A fines del año 1996 un grupo de científicos anunciaron
la posible existencia de hielo en la cara oscura de la Luna”.

Mientras observo a los alumnos copiar estos textos, sin una pizca de interés, me pregunto qué relevancia tiene saber el nombre, diámetro y profundidad de un cráter en la luna, y la posible - ni siquiera confirmada - existencia de hielo en su cara oscura. ¿Es éste el conocimiento más actualizado que existe sobre la luna, una década después? Una búsqueda curiosa en Internet, esa misma noche, me descubre decenas de sitios en la web dedicados al conocimiento del sistema solar y de la luna específicamente, con información variada e interesante, incluyendo fotos, mapas y gráficos de alta calidad. Ahí me entero que la luna tiene cerca de 3 billones de cráteres de más de 1 m. de diámetro. ¡Eso sí que llama la atención! La información sobre la misión científica ha sido tomada de este sitio sobre el sistema solar donde se lee: “A finales de 1996, un grupo de científicos estadounidenses anunció el descubrimiento de la posible existencia de hielo (probablemente agua helada) en un cráter de la cara oscura de la Luna”. Si es para fines de información, ¿no sería mejor apoyarse en la computadora y el Internet antes que en el video?

La calidad didáctica del video deja mucho que desear. El color marrón-mostaza del fondo es una mala elección desde el punto de vista visual, reduce antes que realza el contraste con el color negro de los textos. Tampoco el tipo de letra utilizado es el más adecuado. El gráfico de la luna se ve borroso.

- “Profe, ¿qué tenemos que hacer con el gráfico? ¿Lo dibujamos?”, pregunta una de las señoras.
- “Bueno”, dice el profe, y detiene el video.
- “¿Por qué está tan borroso el gráfico?”, me animo a preguntar.
- “Es que éste ya es el cuarto curso, el video se gasta de tanto uso”, explica el profe.

Problema – pienso - que podría resolverse mejor si en lugar del sistema VHS – en desuso - se usara DVD, que ofrece mayor calidad y se degrada menos rápidamente.

Dibujado el gráfico en los respectivos cuadernos, vuelve a correr el video. Ahora aparece en la pantalla el siguiente ejercicio:
ACTIVIDAD INDEPENDIENTE
Dibuja y nombra en tu libreta las fases de la luna

La muchacha sentada adelante de mi pupitre empieza a dibujar en su cuaderno las siluetas de la luna en sus diversas fases, valiéndose de la tapa de un frasco que saca de su cartera.

Nos retiramos de esta clase cuando los alumnos se aprestan a copiar este nuevo dibujo. Es evidente que no pasará mucho más aquí.

Una clase de Inglés

Pedimos permiso para entrar en otra aula, donde transcurre una clase de Inglés. Pocas personas presentes, la mayoría jóvenes. El video está corriendo y muestra un diálogo entre un hombre y una vendedora. El hombre está tratando de comprar un regalo para su esposa. Enseguida, aparece en la pantalla un ejercicio de respuesta múltiple destinado a verificar la comprensión del diálogo:

In the video, the person wants to buy:
-       a house
-       some sweets
-       a present for his wife
Choose the correct item according to the conversation.

Un alumno pide al facilitador si puede regresar el video, para escuchar nuevamente el diálogo. Dirigiéndose a mí, el facilitador explica:

- “El video va muy rápido, el diálogo va muy rápido, no se entiende muy bien”.

Así es. Imagen y audio son deficientes.

La clase termina. Queda la duda de si con este video se puede efectivamente aprender inglés…

La bodega del segundo piso

Vamos a visitar la bodega y nos encontramos ahí con la persona encargada y con el coordinador de las Misiones en este plantel.

La bodega, antes un aula del colegio, ha sido habilitada especialmente para las Misiones a fin de guardar ahí los televisores y VHS, los cassetes de video y demás materiales que se utilizan en las clases de las Misiones. La puerta de madera ha sido sustituida por una puerta blindada a raíz de dos robos, uno a la medianoche y otro en pleno día, en los que los ladrones forzaron puertas y candados y se llevaron todos los equipos, recién adquiridos. Hubo que comprar todo de nuevo y tomar estas medidas. Robos y medidas similares se están dando en otros centros donde funcionan las Misiones. El tema seguridad es clave - y costoso - cuando se trata de distribución y uso masivos de equipos y aparatos como televisores, videocaseteras o computadores. No obstante, suele desestimarse o subestimarse al optar por modalidades educativas basadas en las tecnologías, y al presupuestar sus costos.

Televisores y VHS solo se utilizan en la noche, en las clases de los adultos, no en el funcionamiento regular del colegio. ¿Por qué no se dejan los televisores en las aulas, apertrechados contra la pared, en lugar de transportarlos y guardarlos todas las noches? La pregunta la hemos hecho ya en otras visitas, dentro y fuera de Venezuela. Más allá de las tecnologías y las razones de seguridad, aquí entra en juego el tradicional autismo del sistema escolar y su incapacidad para acoger e integrar lo nuevo, el “mundo exterior”, y especialmente el mundo de la educación no-formal y de adultos.

El tema de la seguridad ha complicado enormemente la organización de las clases en las Misiones. En este caso, implica llevar y traer todos los días los aparatos a y desde las aulas. Los más afectados son los grupos que estudian en el primer piso. El problema se agranda dado el gran tamaño y peso de los televisores, adquiridos atendiendo a las dificultades de visión de muchas personas y al número de alumnos en cada grupo. Un ejemplo de cómo una decisión correcta desde la perspectiva pedagógica puede ser un dolor de cabeza desde la perspectiva logística.

¿Por qué ubicaron la clase de alfabetización en la planta baja, conociendo estas dificultades?, pregunto.

La explicación me toma por sorpresa. En la clase de alfabetización hay una persona que viene a estudiar en silla de ruedas, no puede subir ni bajar gradas. Sus compañeros y compañeras de clase decidieron quedarse en un aula en la planta baja y asumir la dificultad de bajar y subir diariamente el televisor. Un ejemplo de solidaridad que, de no mediar la pregunta, puede interpretarse rápida y equivocadamente como un acto de discriminación.

Un bombero coordinador de las Misiones en el centro

Entrados en confianza y en calor, el coordinador de las Misiones en el centro va abriéndose a la conversación. Se llama Oswaldo, es bombero, vino aquí inicialmente como alumno, se graduó y hoy es el coordinador. Sigue siendo bombero durante el día, en un recinto cercano, y coordinador de este centro por las noches. Está apasionado con este trabajo. Da gusto ver a un bombero convertido en administrador y organizador de un espacio de aprendizaje para jóvenes y adultos, aprendiendo él mismo en su función y agrandándose como persona.

Le pregunto sobre los aprendizajes y rectificaciones más importantes en estos tres años de Misiones Bolivarianas. Menciona inmediatamente los subsidios y las becas. Al inicio, toda persona que quería estudiar recibía una beca, a fin de permitirle liberar tiempo para el estudio. Medidas similares se han tomado en otros países latinoamericanos que hemos visitado, como Argentina y México. En el caso venezolano, la beca equivalía a un salario mínimo (180.000 Bolívares, poco más de 80 dólares). También se otorgaron bolsas de comida (pan, arroz, café, leche, pasta) como estímulo para que las personas se inscribieran. A los facilitadores se les dio una ayuda mensual de 160.000 Bolívares (84 dólares). Todo esto contribuyó a la capacidad de la Misión Robinson para movilizar a cientos de miles de personas hacia el estudio. No obstante, todo esto dio pie también a distorsiones y abusos.

- “Había personas que venían, se inscribían, recibían el dinero y nunca más asomaban. O se presentaban al final”, dice Oswaldo.

Las reglas han cambiado. No todos reciben una beca. Cada centro recibe un número determinado de becas a distribuirse entre los alumnos de todo el centro. Cada grupo de alumnos decide quiénes merecen la beca, teniendo en cuenta no sólo sus limitaciones socio-económicas sino también su compromiso y su desempeño en el estudio. Una decisión democrática y solidaria acompañada de vigilancia colectiva.

Algunas lecciones de esta visita

Hemos estado en este centro cerca de cuatro horas. Al salir, registro en mi cuaderno cinco lecciones principales que me deja esta visita:

1. Quienes dicen - y me han dicho aquí en Venezuela - que es imposible ver las Misiones en operación, que hay secrecía oficial, no lo han intentado realmente. El gobierno está en su derecho de vigilar por la seguridad de los centros y de las personas, de hacer preguntas a quienes desean ingresar, de pedirles un documento de identidad, sean extranjeros o nacionales. Si la visita se hace de manera respetuosa y con objetivos claros y transparentes, las puertas se abren.

2. Ni todo es maravilloso ni todo es defectuoso en estas Misiones. Y esto es mucho decir en un país hoy tremendamente polarizado como Venezuela, que exige alineaciones entre dos posturas, que encuentra difícil reconocer la complejidad, las contradicciones, los matices. Las Misiones educativas – Robinson, Ribas, Sucre - han abierto oportunidades sin precedentes a miles de jóvenes y adultos que desean empezar o continuar sus estudios, y eso es loable en éste o en cualquier país.

3. La crítica es siempre difícil de aceptar y de digerir. Pero ésta es posible en un marco de confianza y respeto mutuos, en el que la pregunta sirva para aprender, dé pie a la conversación y deje de ser simplemente un mecanismo de arrinconamiento y deslegitimación.

4. Un bombero, un hombre y una mujer comunes, pueden mostrar ser seres humanos extraordinarios, si se les ofrece las condiciones y la responsabilidad para demostrarlo.

5. Preguntar es esencial para saber, para conocer, para desprejuiciarnos. ¿Por qué suponer, cuando está a la mano la posibilidad de preguntar?

* Fotos: Tomadas de diversos sitios, especialmente del Ministerio del Poder Popular para la Educación de Venezuela.

Referencias | Para saber más
IPLAC-Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (Cuba) http://www.iplac.rimed.cu/
Ministerio del Poder Popular para la Educación http://www.me.gob.ve/
Misiones Bolivarianas http://www.gobiernoenlinea.ve/miscelaneas/misiones.html
Misión Ribas http://www.misionribas.gov.ve/
Misión Robinson http://www.misionrobinson.me.gob.ve/
Misión Sucre http://www.misionsucre.gov.ve/
Yo Sí Puedo http://www.yosipuedo.com.ar/




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