Sabios de seis años


Olivier Tallec. ilustrador francés

Uno de los errores históricos de la escuela (y de quienes diseñan políticas, reformas y evaluaciones educativas) ha sido creer que aprender a leer y escribir es un aprendizaje netamente escolar, es decir, un aprendizaje que empieza con el primer día de cla­ses, y que requiere la presencia de un maestro y de un méto­do de enseñanza.

Hoy sabemos contundentemente que esto no es así. Desde muy pequeños, los niños empiezan a preguntarse y explicarse muchas co­sas sobre el len­guaje es­crito, sobre qué es leer y qué es escri­bir. Numerosas in­ves­tigacio­nes han venido revelando que esos novatos que llegan al pre-escolar y a la escuela, dados por analfabe­tos, son auténticos sabios - plenos de saberes, de certezas, de hipótesis, de preguntas - sin haber pisado un aula de clase.

¿Cómo es posible? Por el sencillo hecho de que niños y niñas poseen esa cualidad fundamental que es la clave de todo aprendizaje: la curiosidad. Pero, además, por el afortunado hecho de que la escuela no es la única que enseña: niños y adul­tos aprendemos desde que nacemos hasta que morimos, en el contacto con el medio, en las relaciones con los demás, en y de la propia ex­periencia.

La sociedad actual nos inunda de escritura: en el hogar, en la calle, en los medios, en internet. No obstante, el grado de exposición al lenguaje escrito sigue siendo muy desigual para los niños que viven en zonas rurales y para los que vi­ven en centros ur­banos, así como para los niños que provie­nen de hogares pobres respecto de aquellos que provienen de hogares acomodados, con padres educados, rodeados de libros, de situaciones y estímulos para leer y escribir. De hecho, los niños que viven en zonas rura­les y apartadas, así como los niños indígenas, hablantes de otras lenguas, parten de una situación desven­tajosa en cuanto a las condiciones de aprendizaje de la lectura y la escritu­ra.

¿Qué sabe un niño pequeño sobre el lenguaje escrito antes de entrar a la escuela?

Entre otras cosas:

▸ Sabe que lo escrito está ahí para leerse y que tiene relación con lo hablado. (Por ejemplo: puede agarrar un libro - no impor­ta si patas arriba - y 'leer' en voz alta algo que hace sentido, y con la entonación apropiada).

▸ Sabe que lo escrito dice algo, sirve para comunicar, nombra o se refiere al o a los objetos representados. (Por ejemplo: puede «leer» lo que dice en rótulos, carte­les, etiquetas de productos, etc: "Ahí dice BOTELLA", "Ahí dice ARBOL", "Ahí dice "CUIDADO QUE EL PERRO MUERDE", etc.).

▸ Sabe diferenciar números y letras así como di­bujos y letras. Puede diferenciar cuáles se leen y cuáles solo se miran, cuáles se escriben y cuáles se dibujan.

▸ Sabe reconocer e incluso imitar las for­mas de las letras de su idioma (un niño ecuatoriano
«escribe» imitando las letras del alfabeto latino, un niño chino «escribe» imitando signos que se parecen a la escritura china).

▸ Se ha formado sus propias ideas acerca de qué puede leerse y qué no. La mayoría de niños concluye que algo
«sirve para leer» cuando reúne tres condiciones: tener letras (no números ni dibu­jos), tener una canti­dad míni­ma de letras (una palabra con me­nos de 3 letras «no sirve para leer»), y que no haya le­tras repeti­das (por ejemplo, la palabra OSO «no sirve para leer»).

▸ Sabe que se lee y es­cribe de iz­quierda a derecha (un niño á­ra­be sabe que en su idioma la dirección es de dere­cha a iz­­quie­r­da).

▸ Sabe dis­tin­guir un texto que co­rresponde a un periódico o a un cuento. Es decir, sabe que hay géneros y estilos dife­rentes de escritu­ra, y que cada uno de ellos va en un lugar espe­cífico. (Por ejemplo: si se le lee "Había una vez...", dice: "Eso está sacado de un cuento". Si se le lee una noticia de un acci­dente, dice: "Eso está sacado de un perió­dico").

Si usted es padre o madre de familia y tiene hijos pequeños, ob­serve atentamente, pruebe, compruebe. Si usted es maestro o maes­tra de niños, anímese a explorar lo que saben acerca del len­guaje sus pequeños sabios y dese la oportunidad de revisar, junto con ellos, sus creencias, enfoques y métodos de enseñanza de la lectura y la escritura.

* Los ejemplos que damos aquí están tomados y/o inspirados en las investigaciones y publicaciones de Emilia Ferreiro.

 Para saber más 
- Presentación del libro de Emilia Ferreiro “Alfabetización de niños y adultos: Textos escogidos”
https://otra-educacion.blogspot.com/2011/05/presentacion-del-libro-de-emilia.html 
https://www.crefal.org/index.php?option=com_content&view=article&id=121&Itemid=220
 

Necesidades y deseos de aprendizaje de jóvenes y adultos

Espacio de Aprendizaje creado por los alfabetizados del
Plan 'Quisqueya Aprende Contigo', República Dominicana.
Foto: Miriam Camilo


Conferencia presentada en el Seminario Iberoamericano
"Nueva Institucionalidad de Educación de Personas Jóvenes y Adultas"
Presidencia de la República - Ministerio de Educación - OEI
Plan Nacional de Alfabetización "Quisqueya Aprende Contigo"
Sto. Domingo, República Dominicana, 4-6 febrero 2015


Cuando se presenta la necesidad de "dar continuidad a la alfabetización" de adultos, sobre todo en procesos masivos, surgen inevitablemente las preguntas: ¿qué clase de continuidad?, ¿qué piden o quieren los jóvenes y adultos involucrados?, ¿una propuesta igual para todos o diferentes opciones?, ¿un programa institucionalizado?, etc. Abordaré aquí algunos de estos interrogantes y dilemas.

QUE  Educación vs aprendizaje

Generalmente, la continuidad de campañas y programas de alfabetización suele pensarse en términos de educación, es decir, de más oferta educativa. Es común la 'post-alfabetización', esencialmente pensada como un breve período de refuerzo de lo aprendido en el programa de alfabetización.

No obstante, es preciso dar un vuelco y pensar no en términos de educación sino de aprendizaje:

1) porque lo que importa finalmente es que las personas aprendan;
2) porque no todos están interesados en continuar en un programa educativo (horarios, clases, niveles, etc.); muchos prefieren seguir aprendiendo por otras vías, a su ritmo, por su cuenta, con otros o en actividades dirigidas pero flexibles: autoestudio, grupos de estudio, uso de la biblioteca, trabajo, encuentros, talleres, ferias, excursiones, etc.

* En la campaña de alfabetización "Quisqueya Aprende Contigo" de República Dominicana la elección fue, desde el inicio, hablar de aprendizaje (centros de aprendizaje, espacios de aprendizaje). Gran punto a su favor.

QUE  Necesidades vs deseos

En educación, lo usual es pensar en necesidades (definidas desde afuera, por otros), más que en intereses y menos en deseos de los participantes. Tratándose de jóvenes y adultos pobres, sin o con baja escolaridad, lo usual es además pensar dichas necesidades de manera restringida (supervivencia, trabajo). No obstante, las necesidades humanas - y las necesidades de aprendizaje asociadas a éstas - son muchas y variadas.

Necesidades humanas fundamentales
y necesidades básicas de aprendizaje

Necesidades humanas fundamentales (Max Neef, Elizalde y Hopenhayn, 1994). 
- subsistencia (salud, alimentación, trabajo, etc.).
- protección (cuidados y cuidar, autonomía, familia, etc.).
- afecto (amistad, respetar y ser respetado, espacios de encuentro, etc.).
- entendimiento (crítica, intuición, estudiar, probar cosas distintas, meditar, etc.).
- participación (proponer, decidir, dialogar, etc.).
- ocio (humor, relajarse, divertirse, etc.).
- creación (pasión, voluntad, trabajo, tener ideas, etc.).
- identificación (diferencia, pertenecer a algo, valores, etc.).
- libertad (justicia, igualdad, fraternidad, etc.).

Necesidades básicas de aprendizaje (Conferencia Mundial de Educación para Todos, Jomtien, 1990)
- supervivencia
- desarrollo de las propias capacidades
- vivir y trabajar con dignidad
- participar en el desarrollo
- mejorar la calidad de la vida
- tomar decisiones informadas
- continuar aprendiendo
 

Ubicarse no solo en qué necesitan sino en qué quieren aprender las personas, destapa cuestiones que muchas veces ni siquiera se han permitido imaginar quienes viven apegados a la necesidad.

La necesidad limita la perspectiva y hasta anula el deseo. La necesidad homogeniza; el deseo diferencia, personaliza. Cuando las personas pueden despegarse de lo inmediato y de lo urgente, reconocer y expresar sus deseos, pueden plantearse, por ejemplo: aprender a tocar un instrumento musical, a hablar sin miedo en público, a escribir poemas, a llevar un diario o crear un blog, a dibujar, a pintar, a jugar ajedrez, a hablar otro idiomas, etc.

Indagar necesidades y deseos de aprendizaje es tanto más importante tratándose de una población muy heterogénea en muchos aspectos y especialmente en términos de edad: desde adolescentes de 15 años hasta personas de la tercera edad.

Ciertamente, no todos los deseos individuales podrán satisfacerse, pero es posible que algunos de ellos puedan gestionarse recurriendo a la colaboración entre pares y de la comunidad. 

COMO  Escolarizado versus No escolarizado

Necesidades y deseos de aprendizaje pueden satisfacerse por vías escolarizadas o no escolarizadas.

a) una propuesta escolarizada ofrece típicamente la posibilidad de completar la educación primaria, básica o secundaria, con horarios, currículum, organización y modalidades específicas, para quienes tienen interés en obtener un certificado formal (hoy requisito esencial para conseguir muchos empleos) y, eventualmente, continuar estudiando;

b) una propuesta no escolarizada es una alternativa abierta, flexible, diversificada y hasta personalizada de aprendizaje. La motivación principal es socializar y aprender, no terminar estudios y obtener certificados. Esta opción generalmente responde mejor a los intereses de las personas, puede realizarse en muchos espacios y recurre a muchas modalidades. 

De hecho, lo ideal es que el "seguir aprendiendo" ofrezca ambas variantes: la escolarizada y la no-escolarizada, de modo que los participantes puedan elegir de acuerdo a sus necesidades, deseos, edad, disponibilidad de tiempo, etc.

Aquí nos centraremos en la vía no escolarizada y en los aprendizajes informales. Estos están más cerca de los deseos de la gente y más cerca de la cultura.

* Utilizo el término no escolarizado y no el término no formal porque la distinción resulta más clara. Muchos programas no formales son escolarizados.

QUE Contenidos de aprendizaje

En una propuesta no escolarizada los contenidos de aprendizaje pueden ser tan amplios y variados como lo son las personas y sus intereses. No obstante, conviene organizarlos y agruparlos de algún modo, teniendo en cuenta el contexto, lo expresado por los participantes, las posibilidades de la oferta, etc. Podemos organizarlos por afinidad con asignaturas convencionales, por temas, por problemas, etc.

Dentro del gran tema abarcador que es La Vida, podemos ubicar los subtemas, organizarlos y articularlos como resulte más conveniente en cada caso. Ejemplos: Supervivencia, Salud, Trabajo, Alimentación, Nutrición, Familia, Cuidado de los Hijos, Espiritualidad, Sexualidad, Ciudadanía, Aprendizaje, Comunicación, Participación, Deporte, Arte, Seguridad, etc.

Es importante asimismo definir, para el conjunto de temas-problemas y para cada uno de ellos, el nivel y el ámbito en que se tratarán: la persona, la familia, la comunidad local, el país, la región (por ejemplo: América Latina, El Caribe, Centroamérica, Sudamérica, etc), el mundo.

Algunos temas emergentes fundamentales en el mundo de hoy: el envejecimiento, la obesidad, el ejercicio, la buena alimentación, el buen dormir, las drogas, la seguridad, el cuidado del medio ambiente, el calentamiento global, las migraciones, la alfabetización digital, el aprendizaje de idiomas, entre otros.

Parte de la continuidad de la alfabetización es la misma alfabetización, es decir, continuar desarrollando y perfeccionando la lectura y la escritura. Leer y escribir son aprendizajes que uno sigue perfeccionando y aprendiendo a disfrutar en el uso y a lo largo de la vida. Ningún programa de alfabetización puede asegurar un manejo competente de la lectura y la escritura.

En este sentido, es muy importante tener presente que:
» El objetivo no es enseñar a leer y escribir; el objetivo es que la gente lea y escriba.
» El objetivo no es leer; es leer con gusto.
QUIEN satisface necesidades y deseos de aprendizaje

El sistema educativo no es el único que enseña ni el único que satisface necesidades de aprendizaje de niños, jóvenes y adultos.

La primera institución educadora es la familia, no solo en la infancia sino a lo largo de la vida. La familia es una institución multiedad donde hay aprendizaje permanente, inter-generacional y entre pares. Hay cosas que solo se aprenden en la familia o que se aprenden mejor en ésta. Los hijos aprenden de los padres y entre ellos. Padres y abuelos aprenden siempre de los hijos y de sí mismos en esas relaciones. .Jóvenes y adultos pueden aprender de niños, de otros jóvenes y de adultos.

La familia tiene un papel clave como estimuladora (o inhibidora) del aprendizaje adulto. Trabajar con las familias y orientarles sobre cómo hacer bien esta labor, debería ser parte de todo programa de educación de personas adultas.

La comunidad es un importante espacio de aprendizaje, también diverso y multigeneracional. Aquí se forjan amistades y algunas de las relaciones que marcan a las personas de por vida. Vecinos  y conocidos hacen parte de la cotidianeidad, con distintos grados de colaboración y de conflicto. Los amigos, las organizaciones sociales, las iglesias, son asimismo parte del sistema de aprendizaje.

El (lugar de) trabajo es no solo fuente de ingreso sino de aprendizaje: del propio trabajo, de los compañeros, del ambiente y las rutinas laborales. Además, el lugar de trabajo puede aprovecharse para propuestas organizadas de aprendizaje. El trabajo es el factor que organiza la vida de los adultos, tanto dentro como fuera del hogar.

COMO y DONDE continuar aprendiendo

Además del ámbito familiar, cualquier institución o espacio en la comunidad puede ser - o ser transformado en - un recurso para el aprendizaje individual o colectivo: el patio, la plaza, el mercado, la biblioteca, la casa comunitaria, el centro de salud, la escuela, el taller, la cancha deportiva, el huerto, etc.

Para muchos, el aprendizaje a domicilio tiene especial atractivo; para otros, el aprendizaje al aire libre; para otros, el aprendizaje servicio. Un sistema de trueque de saberes puede organizarse y funcionar en poco tiempo, haciendo valer el "todos sabemos algo, todos ignoramos algo" en un marco comunitario y solidario.

Los aprendizajes intergeneracionales son esenciales en la reproducción de la vida y de la cultura. La preparación de alimentos, las pautas de crianza, la medicina natural y los remedios caseros, artes y oficios, etc. son algunos de esos saberes que se transmiten eficazmente de generación en generación, no solo en el ámbito familiar sino también en el barrio o la comunidad.

Las competencias digitales son un nuevo saber y saber hacer en el que son niños y jóvenes los que tienen el protagonismo frente a los adultos. Son, en ese sentdio, una oportunidad para un nuevo tipo de relación inter-generacional en el que niños y jóvenes enseñan a los adultos y a las personas mayores.

Este es, en esencia, el espíritu de una comunidad de aprendizaje, que se va construyendo a partir de las necesidades y deseos de aprendizaje de todos, de manera colaborativa y autónoma.

IDENTIFICACION y RECONOCIMIENTO de aprendizajes y saberes

No es necesario un programa escolarizado para asegurar aprendizajes y no es necesario un sistema de evaluación para identificar y comprobar saberes de las personas. Idealmente, un Ministerio de Educación innovador y moderno estaría habilitado para instaurar un sistema de comprobación y acreditación de saberes adquiridos tanto en instituciones formales de educación y capacitación como en la familia, en la comunidad, en el trabajo y en la vida cotidiana.

Esto sería una ruptura muy importante y socialmente productiva frente a la cultura de la evaluación que viene instalándose en el mundo, principalmente mediante el uso de pruebas estandarizadas. La evaluación que conocemos y a la que esamos acostumbrados reconoce y valora únicamente los aprendizajes adquiridos en el sistema escolar, y desconoce el amplísimo universo de saberes que tienen las personas, incluso aquellas que no fueron nunca a la escuela o que tienen una experiencia escolar incipiente.

Una propuesta de reconocimiento y acreditación de saberes (adquiridos en el sistema escolar o fuera de éste) debería ser parte de la moderna agenda de la educación de personas jóvenes y adultas, y una estrategia fundamental del aprendizaje a lo largo de la vida.


Referencias

Max Neef, Manfred, Elizalde Antonio y Hopenhayn Martín, Desarrollo a escala humana, Conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones, Montevideo, 1a. ed., 1994.
Conferencia Mundial de Educación para Todos (Jomtien, Tailandia), Necesidades Básicas de Aprendizaje, 1990.
Torres, Rosa María, "No basta con enseñar a leer y escribir; hay que acercar la lectura y la escritura a la gente" (entrevista con la CLADE, 2007)
Torres, Rosa María, Preguntas y respuestas sobre educación de adultos
Torres, Rosa María, Comunidad de Aprendizaje: Educación, territorio y aprendizaje comunitario
Torres, Rosa María, Educar a las madres en el valor del afecto y del juego
Torres, Rosa María, Los niños como educadores de adultos 

No hay errores metodológicos; son errores ideológicos

Tapiz bordado por Linhas de Sampa en homenaje a Paulo Freire

"No hay errores metodológicos; son errores ideológicos". Cuando leí esta cita de Paulo Freire, fue un boquete de claridad. Y me vuelve a la mente muchas veces, frente a situaciones educativas, escolares, comunicacionales, de la vida cotidiana.

Quienes pretenden formar docentes necesitan remover y confrontar, analizar prácticas, ejercer vigilancia sobre el lenguaje. De otro modo se corre el riesgo de dejar intactas viejas creencias y prejuicios respecto del tema o temas de estudio. Hay que remover la tierra para sembrar la semilla.

El desprecio adulto por los niños, por su saber, su curiosidad, su imaginación, su capacidad para aprender, no se supera con talleres sobre la importancia del juego. La incomprensión de la infancia es fenomenal entre padres de familia, maestros, políticos, adultos en general. Usar 'infantil' como insulto o descalificación es una de tantas muestras del irrespeto hacia los niños.

El trato discriminatorio, hostil o condescendiente hacia niñas y mujeres está enraizado en la ideología, mucho antes de que se convierta en mala pedagogía. La discriminación hacia las niñas y las mujeres se aprende en primer lugar en el hogar y en la primera infancia, según confirman diversos estudios. El machismo está enquistado en la familia, en el sistema escolar, en los medios de comunicación, en el lugar de trabajo, en la política. Mientras no lo encaremos y analicemos de frente, no habrán dispositivos de "equidad de género" que valgan.

Al maestro o maestra que trata a un estudiante indígena como a un retardado mental, no le falta actualización pedagógica. Lo que le falta, fundamentalmente, es conocimiento, respeto y empatía respecto del mundo indígena, sus lenguas, culturas y saberes. Lidiar con el racismo implica combatirlo no solo en el ámbito escolar sino en el social y en el político. No basta con ofrecer "educación intercultural" o pulir métodos y técnicas de enseñanza.

La desatención y el maltrato hacia las personas mayores tiene una fuerte dosis de ignorancia y de prejuicio en torno a la edad. Los modelos de trato a los viejos se forjan primordialmente en la familia y las relaciones familiares. Igual que el trato hacia las personas con algún tipo de discapacidad.

La dificultad de los maestros para incorporar a las familias y a la comunidad no solo a la vida escolar sino a la cultura pedagógica tiene una larga historia y muchas explicaciones. Es difícil romper con la imagen del maestro autosuficiente, del conocimiento como monopolio escolar.

El desprecio hacia los maestros/docentes/educadores no se resuelve con talleres de capacitación, con becas, incentivos, aumentos de sueldo. No se puede esperar grandes cosas de los maestros si la profesión docente sigue siendo vista como una profesión devaluada. Sigue siendo sorprendente la ignorancia social en torno a las complejidades de la enseñanza y del oficio de educar. 

"Poner al alumno en el centro" se dice fácil pero es muy difícil hacerlo. Contraría la ideología que coloca al adulto por encima del niño, al docente por encima del alumno, al que "sabe" por encima del que "no sabe", a la enseñanza sobre el aprendizaje. El paso "del profesor al facilitador" es un auténtico harakiri y por eso asombra la simpleza con que suele manejarse, como si fuese asunto de decálogos, consignas, pasos metodológicos.

Niños latinoamericanos con cabellos rubios, niños asiáticos con ojos redondos, niños africanos con narices respingadas abundan en los textos escolares, en la televisión y en internet, mientras se invisibiliza (o folcloriza) a minorías y mayorías étnicas que no corresponden al ideario social considerado deseable.

El diálogo y la participación no se producen por decreto. Ni resultan de un breve taller o manual sobre métodos y técnicas. Implican cambios ideológicos, tomas de conciencia, renuncias, descentramiento, empatía, reconocimiento del otro como otro. Es difícil ser democrático y aprender a vivir en democracia.

La educación confundida con escolarización, la idea de que el cambio educativo puede darse "de arriba a abajo" y "de afuera hacia adentro", que no es necesario que la gente participe, que más es mejor (más inversión, más tiempo, más pruebas, más capacitación, más títulos, etc.), que la evaluación automáticamente "mejora la calidad", que buen alumno es el que saca buenas notas, que lo que importa es cuánto se invierte, que hay que empezar la escuela cuanto antes, que escolarizado es lo mismo que educado, que el juego es solo para los niños pequeños, que enseñar es hablar y aprender es repetir, que la repetición escolar está bien, que las tecnologías vendrán a resolver todos los problemas ... son algunas de tantas viejas y nuevas creencias resistentes a la investigación, al conocimiento científico, a la evidencia empírica y hasta al sentido común.

Combatir prejuicios, problematizar cotidianamente la vieja ideología educativa centrada en la enseñanza y en quien enseña, es fundamental para construir una nueva pedagogía para una nueva educación.

Visita a una Unidad Educativa del Milenio (Otavalo, Ecuador)


Unidad Educativa del Milenio Jatun Kuraka, Otavalo, Provincia de Imbabura


Rosa María Torres
Las llamadas Unidades Educativas del Milenio (UEM) son consideradas pilares de la "revolución educativa" que viene impulsando desde 2007 el gobierno de Rafael Correa en el Ecuador. Se consideran el referente del "nuevo modelo educativo" en el país, de la "educación del siglo 21".

Construcciones nuevas, grandes, con equipamiento moderno, funcionando a menudo con dos turnos, que aspiran a ofrecer educación 'completa' (desde pre-escolar hasta el fin de la educación media) en zonas urbanas y rurales. Modelo arquitectónico igual para todos y para todo el país (Sierra, Costa, Amazonía, Galápagos). Modelo educativo centrado en la infraestructura y el equipamiento. Infraestructura nueva,  aunque no innovadora. Modelo pedagógico tradicional.

La primera UEM se inauguró en sep. 2008. Entonces se hablaba de construir 23 UEM en el país. En 2013, a raíz de su reelección, Correa anunció que generalizaría el modelo a todas las instituciones escolares del país, cerrando escuelas comunitarias y unidocentes (multigrado), consideradas atrasadas, para pobres. (Ver, en este blog: Ecuador: Adiós a la educación comunitaria y alternativa).


Andes, 22 nov. 2012

En enero 2014 Correa afirmó - asumimos que basado en algún estudio o asesoría - que "Ecuador requiere 5.000 Unidades Educativas del Milenio para atender la demanda",  900 de ellas de nueva construcción.

Después de 9 años en el gobierno, la bonanza petrolera y la holgura financiera se acabaron, y el gobierno se enfrenta a la necesidad de replantear muchas de sus promesas y planes. Para financiar las UEM el gobierno ha debido ya recurrir a financiamientos de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y del Banco Mundial. El futuro de las UEM es incierto, igual que su validez como modelo educativo pedagógica y culturalmente pertinente, su sostenibilidad, su uso efectivo y su impacto real sobre la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en el sistema escolar público.

El breve texto que incluyo abajo lo escribí en 2009. Son impresiones de la primera UEM que visité, la tercera construida en el país. Posteriormente he visitado otras UEM, algunas mucho más grandes y en pleno funcionamiento. Los temas y problemas se repiten; varios nuevos emergen. Cada visita amerita un reportaje específico. Empezamos con ésta.

Un análisis del modelo UEM escrito en 2017 puede verse en: Elefantes blancos: La estafa social de las escuelas del milenio.

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En Otavalo, al norte de Quito, visito la Unidad Educativa del Milenio Jatun Kuraka (Gran Cacique, en kichwa) inaugurada pocos meses antes (abril 2009) con gran despliegue mediático y con la presencia del Ministro de Educación y del Presidente de la República. Por los medios supe que ésta era la tercera UEM construida en el país (de 23 previstas), que costó cerca de 2 millones de dólares (entre infraestrucrtura y equipamiento) y que los alumnos - cerca de 800 - son en su mayoría indígenas.

La UEM se abrió con los primeros siete años de educación básica (desde 1996, en el Ecuador se llama educación básica a 10 años de escolaridad, empezando con un año de pre-escolar). El próximo año se espera ampliar hasta el décimo. La descripción en los medios indicaba que cuenta con 38 aulas hexagonales equipadas con pizarras digitales, cocina, comedor, espacios deportivos, espacios verdes, laboratorio de ciencias, biblioteca virtual, sala de cómputo con 30 computadoras e Internet de banda ancha.

Visita no programada ni anunciada. Me acompaña mi hijo mayor. Cuando llegamos al lugar, pasado el mediodía, los alumnos están saliendo. Al cruzar la puerta encontramos al rector, quien me (re)conoce y amablemente me invita a recorrer las instalaciones.

La infraestructura coincide con lo leído y visto en fotos y en la televisión. El diseño arquitectónico no tiene innovaciones; es el tradicional, estándar, sin concesiones al medio y a la cultura. Llama la atención, sí, la supremacía del cemento.

En las oficinas administrativas hay todavía cajas a medio desempacar. Varias instalaciones, como el comedor o el laboratorio informático, están todavía desmanteladas. En una de las tres aulas que visitamos, el rector le pide a una maestra que me indique cómo funciona la pizarra digital; yo agrego el pedido de que me explique cómo la usa en clase. En pocos minutos resulta evidente que la maestra no sabe usarla. La capacitación todavía no llegó. Entretanto siguen utilizando las pizarras convencionales. ¿Y las computadoras? Se las llevaron poco después de la inauguración pues aún no estaban listas las condiciones para usarlas. Además, nos cuentan que entraron ladrones y se llevaron algunos equipos, dejando en claro - como siempre ocurre en estos casos - la vulnerabilidad de las instalaciones.

Situaciones similares se repiten en otras UEM del país: problemas de seguridad, de mantenimiento, de subutilización, de capacitación, de pedagogía. En términos de infraestructura, éste es palacio comparado con las escuelas públicas y privadas de la ciudad, y con las casas seguramente muy humildes de los alumnos indígenas. Pero la infraestructura, por sí misma, no cambia la pedagogía. La tecnología, si no se usa y aprovecha bien, es adorno y hasta estorbo.

Madres educadoras. Una ceremonia de graduación en un jardín de infantes (Ecuador)


Sábado tarde. Estamos aquí, en esta pequeña localidad rural de San Juan de Morán, para asistir a la ceremonia de graduación de los niños del jardín de infantes. Es un jardín de infan­tes “no-convencional”, parte del Programa Madre-Maestra del Ministerio de Educación del Ecuador, iniciado en 1988 con apoyo de UNICEF. Programas como éste han proliferado en América Latina a cargo de Ministerios de Bienestar Social o de la Familia, muchas veces con UNICEF detrás. Modelos familiares y comunitarios, no institucionales, de atención a los niños pequeños, con las madres como protagonistas.

Están presentes los niños y niñas, las tres madres-­maestras que les a­tienden, la maestra que coordina el programa y las apoya a ellas, los padres de familia, la presidenta del comité barrial, la reina y la ex-reina del barrio, y nosotros, los invitados del Mini­sterio y de UNICEF. Dos perros calle­jeros nos acompañan también en el acto, moviéndose de arriba a abajo por el salón.

El jardín de infantes no tiene local propio. Funciona en la casa barrial. Los niños pasan aquí de lunes a viernes de 8 a 12 de la maña­na. Los viernes al mediodía las madres recogen todo y llevan a sus hijos a casa, y les vuelven a traer el lunes, pues el fin de semana el local se utiliza para actos culturales, asambleas y fiestas de la comunidad.

Todos con sus mejores atuendos. Las niñas lucen vestidos de tul, golas, diademas y lazos en el pelo, medias con florcitas de colores, medallas y cadenas de oro. Los niños, camisas de manga larga, corbatas de lazo, zapatos de charol, pantalones de casi­mir. Algunas niñas con vestidos vaporosos, trajes largos, bordados y enca­jes; otras, al último grito de la moda, con minifaldas, mallas de lana, copetes y peinados alborota­dos, botas.

La mayoría de los padres presentes son madres, y la mayoría de ellas son madres jóvenes. Las hay mestizas y morenas, vestidas a la usanza criolla, con atuendos típicos y trenzas, y las hay modernas, con minifaldas, blue jeans, tacos altos. Solo hay tres hombres. El resto son niños y niñas, sin duda hermanos de los alumnos, que corretean, duermen o lactan en brazos de sus mamás.

La casa-aula comunitaria
El salón es un galpón grande, de material prefabricado, con techo alto y armazón de metal, piso de cemento y grandes ventanales. Muchos vidrios e­stán rotos.

El espacio está dividi­do en dos partes, con un pizarrón en cada extremo. Un lado del salón ha sido ocupado por el jardín de infantes; el otro lado está descuidado, con sobras de material de construcción en el suelo y pare­des semidesnudas.

A pesar de la pobreza, se ven las ganas y el esmero por man­tener esto bonito, agradable para los ni­ños. Pequeñas macetas de plan­tas, láminas y estampas coloridas, recortes de revistas, co­razones, dibujos, un gato amarillo de cerámica, collares de cuen­tas, guirnaldas de papel crepé, mazor­cas de maíz seco, salpican el espacio adornando los vidrios, el bor­dillo de las ventanas, las paredes, el pizarrón. 

Las mesas de los niños son rústicas; las sillas igual. Algunos están sentados en troncos de árbol, a falta de sillas. En la pared del costado está pegada una tira de madera larga que sirve de perchero para las bolsas de aseo de los niños.

Las repisas consisten en una tabla de madera sujeta con un clavo y una piola. Sobre las repisas revistas para recortar. Al costado izquierdo del pizarrón, el boti­quín. Al costado derecho un perchero de cartón encima del cual pue­de leer­se ASEO. Debajo, a altura de niños, un pe­queño espejo.

La sabatina escolar
Los niños han sido agrupados formando un semicírculo con sus me­sas y sillas de cara al pizarrón. Los adul­tos están sentados atrás, en bancas de iglesia seguramente prestadas para la ocasión. A los invitados especiales, las autoridades y las reinas locales nos han reservado la primera banca.

Beatriz, la coordinadora del programa y la maestra a cargo de estas madres-maestras, da la bienvenida y presenta el acto de clausura del año escolar:

- "Este es un trabajo de hormiguitas que hemos venido ha­ciendo día a día. Que­remos enseñarles lo que se ha hecho con los niños. Pido un gran aplauso para mis madres-maestras".

Las aplaudidas son tres mujeres jóvenes, madres de algunos niños y maestras de todos ellos. Madres que asumen el papel de maestras con una primaria completa y un curso de capacitación. Madres-maestras que trabajan todos los días, con horario y obligaciones, sin que se les pague un centavo. Por la pura volun­tad, por el puro amor a los niños.

Los ni­ños tienen entre 4 y 6 años. La mayo­ría inquietos, activos, parlanchines.

Empieza el acto la primera madre-maestra. Reparte a los niños un peda­zo de lana roja y les da sucesivamente la instrucción de que se la coloquen arriba, abajo, al frente y atrás.

Ahora, ¿quién puede hacer un círculo? Los niños ponen la tira de lana en la mesa y tratan de hacer un círculo.

¿Quién puede hacer un cuadrado?. Los niños intentan el cuadrado. Y luego el triángulo. Y el gusanito. Ahora deben guardar al gusanito en el bolsillo.

- "Yo no tengo bolsillo", dice uno.
- "Si quieres, yo te presto el mío".
- "¿Quién tiene un bolsillo grande?", grita uno parado en su silla.

Ahora a levantar la mano derecha, a agarrarse la oreja derecha, la rodilla derecha, el hombro derecho, el pie derecho. Ahora todo igual, pero del lado izquierdo. Ahora subir las dos manos, jun­tarlas, aplaudir.

Ahora van a cantar “Yo tengo una mano derecha”. 

Son niños cola­boradores. Se comportan espontá­nea­mente. No parecen actuar para los visitan­tes. Por el contrario, casi sor­prende ver que no tienen en cuenta al público. Siguen hablando y moviéndose como si estuvieran solos.

Los números
Ahora le toca el turno a la segunda madre-maestra. Pide a los ni­ños que, uno por uno, pasen a identificar, en un conjunto de tar­jetas, los números que ella va nombrando. Luego de identificarlo, el niño o niña debe colocar la tarjeta en la piza­rra, donde está dibujada una escalera con una grada para cada número.

La mayoría de niños quiere pasar a la piza­rra. "Yo, señorita".

Luego dibujan dentro de cada grada el conjunto de ob­jetos que corresponde al respectivo número.

Empiezo a fijarme en Cosme, inquieto como ninguno, disfrazado de señor, que no para de ha­blar, moverse y molestar a los otros. Ahora mismo se acuesta sobre su silla-pupitre. Percibe que le estoy observando y anticipa:

- "Me voy a caer. Pero no me voy a caer durísimo, porque aquisito nomás está el suelo".

Una niña chiquita, sin duda hermana menor de uno de ellos, empieza a llorar. La mamá tiene que tomarla en brazos y sacarla a llorar afuera. 

Ahora empiezan a cantar “Un elefante se balancea”. Como los demás "cantos", a todo pulmón, sin melodía, a gritos.

Leer y escribir
Empieza la tercera madre-maes­tra. Todo está sincronizado. Una actividad sigue a otra, una maestra a otra. Los niños no paran de hacer, bombardeados de instrucciones. Ritmo de sabatina escolar. Ritmo de maestras nerviosas. Ritmo de padres de familia que quieren ver los resultados de todo un año escolar. Pero, ¿qué pasa con el ritmo, los deseos y las necesidades de los niños?

¿Quieren cantar?, les pregunta la maestra. Todos responden que sí. "Cantan" esta vez “Paco Perico”. 

- "Vamos a suponer que por esa puerta entró un duende pe­queñito y le puso pega al piso. Ustedes están pegados, no pueden moverse. Lo único que pueden mover es el cuerpo. Vamos a movernos", instruye la madre-maestra.

Los niños empiezan a mover la cabeza, los brazos, la cintura, los hom­bros, primero rápido, después despacio.

- "Ahora nos vamos a volver enanitos", y los niños se agachan.
- "Ahora nos vamos a volver gigantes", y los niños se levantan y se estiran.

Acabada la calistenia, viene el momento de la "lectura". La maes­tra empieza a sacar unas tarjetas con dibujos y pide a los niños que digan lo que representan y que, acto seguido, hagan lo que se dice en ellas.

¡CAMINAR!                   (Y empiezan todos los niños a caminar)
¡VOLAR!                        (Y hacen como si vuelan)
¡PARARSE!                   (Y se paran)
¡SALTAR!                       (Y saltan)
¡CORRER!                     (Y corren)

Ahora viene otro tipo de tarjetas que ya no representan acciones (verbos) sino objetos, ilustrados con láminas recortadas de re­vistas.

¡NIÑOS!                      
¡RIO!
¡ARBOLES!

- "William, ven aquí y léeme lo que dice en esta oración". La maestra le presenta, en este orden, las tarjetas de NIÑOS, CORRER y RIO.

- "Los niños corren al río", contesta William.

Ahora pasa Wilmer, a quien le enseña las tarjetas de PAJARO, VOLAR y ARBOLES.

- "El pájaro vuela al árbol", hilvana Wilmer.

Luego, con el mismo procedimiento, continúa el descifrado en coro, construyendo otras oraciones a partir de otras tarjetas.

Ahora una actividad de recortado y pegado. La maestra re­parte a cada niño una hoja recortada de revista. Les pide que muevan las hojas para hacer ruido, que se las pongan encima de la cabeza, que se sienten sobre ellas, que las pongan debajo del asiento y, finalmente, que las corten en tiritas. Ahora que las han corta­do, van a hacer una figura de una persona y van a pegar la figura en una hoja blanca que empieza a repartir a todos.

Los niños no paran de trabajar un segundo. No bien acaban de re­cortar, empiezan a pegar, algunos con saliva, sin esperar que pase la maestra con el tarro de la pega. 

Cosme y Janeth, seis años, apenas empiezan a pegar cuan­do la maestra empieza a preguntar quién acabó. Me acerco a ver lo que hacen ambos. Cosme me informa, sin que nadie le pregunte:

- "A mí me van a poner en la escuela".
- ¿Cuándo?
- "El otro día".
- ¿Esto no es una escuela?
- "No, es un jardín”.
- "Se llama Jardín No-Convencional San José de Morán", completa Armando, un niño de 4 años que está al lado, hijo de una de las madres-maestras, con evidentes dificultades para pronunciar el “no-convencional”.
- ¿Qué quiere decir “no-convencional”?, le pregunto.
- "Es el apellido del jardín", me dice sin titubear.

Sin que nadie les pida, ya como parte de la rutina de trabajo, los niños empiezan a escribir su nombre en la parte inferior de la hoja. Con lápices pequeñitos, mochos, se las arreglan. Terminada la figura y escrito el respectivo nombre, cada niño va levantándose a regalar su obra a su papá o mamá.

Janeth escribe lentamente su nombre:

J A N E H T  C A L D R N

Le pido que me lea lo que ha escrito.

- "Ahí dice Janeth Eliza­beth Calderón", me responde, mien­tras recorre con su dedito de izquierda a derecha lo que ha escrito, tratando de llegar a la N final cuando termina de pronunciar su nombre completo. 

Le pido que me indique dónde dice Elizabeth. Me señala la primera palabra y luego, dudosa, la segunda. Le informo que en la primera dice solo JANETH y en la segunda CALDERON.

- "¿Y dónde está ELIZABETH?", me pregunta desconcertada.

Le digo que no está ahí, que debería estar en el medio, que debería haber tres palabras y no dos.

- "Pero yo sí me llamo ELIZABETH", confirma.
- "Pero ahí no está", le insisto.
- "No sé. Yo sí lo puse".

Cuánto bien haría a estas maestras y madre-maestras saber más acer­ca de có­mo aprenden los niños a leer y escribir. No sólo para ayu­darles a aprender mejor, sino para compren­der los razo­namientos y la lógi­ca que están detrás de una conver­sación co­mo la que acabo de sostener con Janeth, y las mil y un situacio­nes similares que se presentan todos los días con niños que empiezan a familiarizarse con la lectura y la escritura...

Para cerrar la sabatina, entra en acción Beatriz. Les pi­de a los niños que se acerquen, se tomen las manos y formen un círculo. 

- "Hoy he venido muy loquita. Todos nos vamos a equivocar. Todos nos tocamos el popó", les dice Beatriz y se toca la cabeza, mientras los niños se tocan lo que corresponde, riendo a carcajadas.
- "Ahora nos vamos a tocar los ojos", y se toca las orejas, mientras los niños automáticamente se lle­van las manos a los ojos. Y vuelven a reírse de la situa­ción.
- "Fíjense que yo me fui donde un panadero y le dije que por favor me hiciera un vestido".
- "!Nooooooooo¡", corean y mueren de risa los niños. Y gritan que hay que ir donde un sastre.
- "Le pedí hace unos días a un mecánico que me hiciera unos zapatos".
- "!Nooooooooo¡", corrigen los niños. Y recomiendan al zapatero.
- "Yo tenía una vaca que me daba unos huevos bien grandes", sigue Beatriz. "Yo tenía un borrego que volaba".

Esta última, sencilla y entretenida, es una actividad diferen­te. Los niños no siguen simplemente instrucciones. Más bien, a­prenden que las instrucciones pueden ser equivocadas, aprenden a pensar antes de actuar, a darse cuenta de que ellos saben muchas cosas, a saber que los adultos pueden no siempre tener la razón.

Y, con el "canto" de “Un conejito muy picarón” termina la sabatina. Se anuncia que los niños deben salir afuera un momento para arreglar el escenario y proceder a la ceremonia formal de gradua­ción.

La ceremonia de graduación                                                                       
Llega la hora de la ceremonia de graduación de los niños que terminan el jardín de infantes. La animadora, una de las madres-maestras, empieza dando lectura al programa.

Primero: Entrada de los niños. Entran los niños, haciendo un tren. Se acomodan en las mismas si­llas, esta vez sin mesas delante y en semicírculo, dando la cara al público. 

Segundo: Himno Nacional del Ecuador Un, dos, tres. Los niños "cantan" el himno, ensordeciendo a to­dos y a sí mismos. Los adultos parecen disfrutar el griterío, como se disfruta todo lo que hacen los niños, to­do lo que hacen los propios hijos. Pero no puedo dejar de pen­sar en este hacer de la confusión entre música y ruido, entre cantar y gritar, una rutina. Una buena educación musical es algo que, sin duda, hace falta en todo jardín de infantes y algo que debería ser parte de la formación de toda educadora parvularia.

Tercero: Palabras de bienvenida de una madre-maestra. La última madre-maestra que trabajó con los niños da una cordial bienvenida a los asistentes, agradeciendo su pre­sencia.

Cuarto: Palabras del Presidente de los Padres de Familia 
- "Señores, muy buenas tardes. Me hago presente aquí para dar agradecimiento a las señoras profesoras y a la coor­dinadora. Agradezco infinitamente. Y eso es todo. Les agradezco bastante", dice un padre joven.

Quinto: Palabras de la Presidenta de San José de Morán. Lee un discurso sobre la importancia de la educación. Pide apoyo del Ministe­rio de Educación y UNICEF para el jar­dín, para construir un local propio. Pide a los padres unión y termina felicitando a los niños, deseándo­les que sean buenos alumnos en la escuela.

Sexto: Ronda de los niños. Divididos los "varoncitos aquí" y las "mujercitas acá", los niños gritan una ronda que habla del coqueteo entre una gata y un gato.

Séptimo: Palabras de la Reina de la comunidad. Imposible oír lo que dice la muchacha. Cosme ha pegado a Armando y éste ha empezado a llorar desconsoladamente.

Octavo: Palabras de la señora Rosa en representación de las madres-maestras de San José del Condado.  Dos madres-maestras de otro jardín de infantes y de otro sector han sido invitadas por las madres-maestras de este sector a la ceremonia de graduación.

- "Los choferes nos ven con niños y no nos traen. Necesita­mos que nos apoyen para el transporte [...] Por no tener lo­cal se nos ha hecho muy duro el trabajo [...] Ha habido veces que nos ha tocado trabajar en la in­temperie, en el agua, en el frío [...] Muchos niños se han retirado por estos pro­blemas, la mitad [...] En el resto del país sabemos que tam­bién hay madres-maestras y quisiéramos que nos lleva­ran a co­nocer cómo es allá, cómo trabajan ellas, o sea una pasan­tía".

Ahora habla Fabiola, la otra madre-maestra invitada.

- "Nosotras hemos aprendido junto con los niños. Al prin­cipio éramos tímidas, al igual que ellos [...] No tenemos dónde trabajar. En nuestras casas somos pobres y no tenemos facilidades. Los dueños de casa se molestan. Los padres de familia les retiran".

Noveno: Entrega de diplomas a los niñosSon 14 niños los que se gradúan. Se aclara que la madre-maestra respectiva va a entregar a cada niño el diploma, mientras el padre o la madre le pondrán la capa y la museta. Capa y museta son de satín brillante, en colores rojo y azul. Entra de inmediato un fotó­grafo en escena.

NELLY LUCIA SIMBAÑA

- "Nelly Simbaña que nunca se baña", se le oye decir a Cosme, rápidamente reprimido por su madre-maestra.

Pasa la madre, le pone la capa y la museta. Se toman la foto: las dos mujeres a los costados y la niña en el medio, sos­teniendo el diploma de cara a la cámara. Las tres sonrientes.

MAYRA ELIZABETH CONDOR

- "¿Cómo se pone esto?", pregunta ner­viosa la mamá, que no atina con el broche de la capa.

MARCIA CRISTINA SIMBAÑA

El fotógrafo pregunta a cada madre si quiere la foto, pero se a­presta a tomarla antes de preguntar. Sabe que ninguna dirá que no. Es parte del negocio. Esta es una ceremonia muy importante y, por tanto, una foto muy importante, para cada una de ellas.

Los aplausos no se dan en el momento de entrega del diploma sino después de la foto.

JENNY ROCIO RIVERA

Ninguna mamá felicita, abraza o besa al hijo o hija. Eso sí, les arreglan el pelo, les acicalan la ropa antes de la foto. Después de la foto, agarran el diploma para tenerlo ellas a buen recaudo.

MILTON FERNANDO CARRERA

Primer papá que pasa adelante. Antes de acercarse al hijo, saluda y da la mano a cada una de las madres-maestras.

WILMER JAVIER FLORES

La mamá entra en apuros para cerrarle la bragueta, pide al fotó­grafo que espere para la foto.

WILLIAM NARVAEZ MENDEZ

El niño empieza a ponerse en pose y sonreír para la foto desde el momento mismo en que le nombran, mientras la maestra le entrega el diploma y la mamá le pone la capa. Imagino la sonrisa congela­da que quedará para siempre recordando esta ceremonia en la foto.

BYRON DARIO JUMBO JUMBO

Pasan papá y mamá. El papá, Presidente de los Padres de Familia, se coloca de inmediato junto al hijo para la foto. La mamá, entre tanto, le acomoda la camisa y le limpia la nariz. Luego, vuelve a su asiento. Habiendo un solo lugar en la foto para padres de fa­milia, el papá asume que el lugar es naturalmen­te suyo.  

COSME ROMAN ENRIQUEZ JATIVA

- "Este es un diablo", me ratifica la madre-maestra a mi lado.

Pasa la mamá, una mujer joven, de apariencia moderna y juvenil. Me dicen que es obrera en una fábrica. Después de la foto, se queda junto con el hijo, sentada en su silla, conversando con él. No vuelve a su asiento de madre de familia.

DIEGO LIZANDRO MINDA

Mientras están en la foto de Diego, la mamá de Mayra se acerca adelante a reclamar: en el diploma dice Mayra Elizabeth y es Mayra Mari­sol. Beatriz le dice que ya lo van a arre­glar.

CRISTIAN CONCHA GONZALEZ

- "Cristian Concha, melcocha", dice en voz alta Cosme. Y vuelve a ser reprimido.

WILLIAM CAZAR CADENA

JANETH CALDERON ORTIZ

MARCELA TATIANA PALLO

- "Un aplauso para nuestros graduados", pide finalmente Beatriz, la coordinadora.

Ahora, empieza la entrega de diplomas a los niños más pequeños, los que se quedan todavía en el jardín.

Décimo: Entrega de presentes a las madres-maestras por los padres de familia.  Una madre de familia entrega a las tres madres-maestras y a Beatriz, la coordinadora, unos pequeños regalitos, con unas palabras de agradecimiento "por lo que se han esforzado para que nuestros niños se eduquen". Ya no es solo ruido lo que cunde en el salón sino franco desorden y desbandada.

Décimoprimero: Recitación "Vacación" por parte de los niños

Vaca vaca vaca
vaca vacación
terminaron las tareas
tengo lista la cometa
la pelota y el avión
mañana ya no vengo
adiós, adiós, adiós.

Décimosegundo: Brindis. Una copa de Champagne Gran Duval, canguil (palomitas, pochoclo) y un pan con queso se ofrecen a todos los adultos presentes. Luego viene la tertulia informal.

Niños y padres empiezan a irse. El salón va vaciándose. Cada familia recoge su caja de cartón con los trabajos manuales hechos por el hijo o hija durante el año, así como la respectiva mesa y silla, que van cargando a cuestas mientras trepan a paso lento por la cuesta de tierra que da al parque princi­pal del pueblo.


* Incluido en: Rosa María Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2000.

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