México D.F., 28 febrero 2008
Me da mucho gusto estar aquí en la presentación de este nuevo libro de Emilia Ferreiro, Alfabetización de niños y adultos: Textos escogidos, primero de la serie Paideia Latinoamericana iniciada por el CREFAL para poner de relieve la producción de autores destacados de América Latina y el Caribe en los campos de la alfabetización y de la educación de adultos.
Este libro, de casi 450 páginas y una fina edición, hilvana un conjunto de textos hasta hoy dispersos, escritos a lo largo de más de dos décadas, entre 1983 y 2006, y organizados en cuatro capítulos: trabajos de investigación sobre niños y adultos, el impacto que vienen teniendo las modernas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) sobre la lengua escrita y sobre la definición de quién es hoy la «persona alfabetizada», reflexiones sobre políticas públicas de alfabetización, y la adquisición de la lengua escrita como objeto cultural.
De las varias entradas y lecturas posibles que pueden hacerse en torno a la obra de Emilia y a este libro en particular, he optado por ubicar mis comentarios en dos planos en los que trabajo desde hace muchos años: la educación básica de jóvenes y adultos, y las políticas educativas tanto a nivel regional como mundial.
Emilia fue mi maestra, hace ya cerca de treinta años, aquí, en México, ambas extranjeras en este país, cuando yo cursaba un Doctorado en Lingüística y me formaba como lingüista y ella acababa de publicar su primer libro, Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño, que por cierto leí de un tirón, como se lee un cuento fantástico o una novela de misterio. Quedé, desde entonces, tocada por su vara. Y enganchada con sus ideas y su incesante producción. Hoy, me precio de ser su amiga, pero no he renunciado a mi privilegiada condición de discípula. A Emilia le debo haberme ayudado a descubrir en la lectura y la escritura un mundo maravilloso e inagotable para la curiosidad, la investigación, el aprendizaje, la sorpresa, la subversión, el juego. Como a mí, su obra ha tocado a millones de personas en nuestra región y en todo el mundo.
Este libro es una excelente primera piedra para una colección, y una oportunísima y renovada invitación a la reflexión para todos nosotros en el momento actual en el que se reactivan los compromisos alfabetizadores a nivel mundial, y en América Latina y el Caribe concretamente, y en el que viejos preceptos y nuevas tecnologías han empezado a convivir incómodamente, generando nuevos espejismos, oportunidades y desafíos para la educación, y para el desarrollo de la comunicación escrita.
En medio del laberinto de planes, políticas y programas de alcance mundial, hemisférico, iberoamericano, regional y nacional, Emilia resurge como una voz autorizada y vigente, volviendo a poner el dedo en la llaga, informándonos y alertándonos sobre algunos de los cambios que están trayendo las nuevas tecnologías a la lectura y la escritura, especialmente de niños y jóvenes, y recordándonos una serie de cuestiones que reiteradamente vuelven a olvidarse, o simplemente continúan sin asumirse, en el campo de la alfabetización.
No una cita aislada, sino toda la obra de Emilia, es de hecho un cuestionamiento a la propia existencia de un mundo dividido simplistamente en analfabetos y alfabetizados, analfabetos puros y funcionales, y, más recientemente, analfabetos digitales, categorías que continúan repitiéndose sin pensar y sin cesar en el discurso y en la práctica, y que borran de un plumazo la investigación y el conocimiento desarrollados a lo largo de varias décadas en torno a la adquisición y el desarrollo de la lengua escrita, tanto entre niños como entre adultos.
En una época de grandes desigualdades, grandes cambios y grandes desafíos para la humanidad y para la propia educación, vemos cómo se desperdician y desprecian el pensamiento y el conocimiento, y se opta continuamente por la improvisación, las fórmulas simples, el recetario, el más de lo mismo. Esta vía no nos está conduciendo a ningún lado, como lo muestran una y otra vez las pruebas nacionales e internacionales destinadas a medir competencias en lectura y escritura entre la población estudiantil, y como lo reiteran los informes anuales de seguimiento de la iniciativa mundial de Educación para Todos, lanzada en 1990 en Jomtien, Tailandia. No sólo no se están logrando los avances esperados sino que se están dando estancamientos y hasta retrocesos, no únicamente en términos estadísticos sino sociales, pedagógicos, de contenidos, resultados e impacto de las acciones emprendidas y las reformas adoptadas.
Los sujetos de aprendizaje, niños y adultos, van quedando sepultados bajo el peso de las estadísticas y de los indicadores que renuncian a medir todo aquello que no es fácilmente observable y cuantificable. Las personas cuentan como estadísticas, no como sujetos de derecho y de aprendizaje. La calidad de la educación - en el marco de las metas de la Educación para Todos (EPT) – ha pasado a medirse como «supervivencia al quinto grado», dentro del Indicador de Desarrollo de la EPT introducido por la UNESCO a partir de 2003. La educación primaria, que solía tener seis o siete años, ha pasado a tener cuatro (los cuatro establecidos, sin fundamento, como umbral para pasar del analfabetismo absoluto al funcional). La tasa de matrícula sigue confundiéndose con educación primaria universal, la tasa de alfabetización con uso efectivo de la lengua escrita, y la distribución de computadoras con acceso a la sociedad de la información y la sociedad del conocimiento.
En este contexto, los recordatorios de Emilia Ferreiro, presentes en este libro y en toda su obra, vuelven a resonar con fuerza. Lo que debe estar en el centro son los sujetos de aprendizaje y el aprendizaje mismo. Aprender a leer y escribir sigue siendo una necesidad básica de aprendizaje en el mundo actual, y más esencial que nunca. El aprendizaje de la lengua escrita es un continuo y no solamente una etapa, y no empieza el primer día de escuela sino mucho antes, en el seno de la familia. Niños y adultos son personas inteligentes que saben mucho antes de que alguien decida alfabetizarles formalmente. La escuela y el número de años de escolaridad no garantizan necesariamente la alfabetización, como tampoco la ausencia de escolaridad implica automáticamente analfabetismo. No existen dos etapas – una mecánica de aprender a descodificar y garabatear, y otra posterior e inteligente de leer y escribir comprensiva y provechosamente – sino un solo proceso inteligente y creativo de principio a fin. No existe EL método de alfabetización ni éste se reduce a un repertorio de técnicas. Leer y escribir son parte de un mismo proceso y requieren tratarse de manera integral. Letras y números pertenecen a diferentes galaxias, y no deben ser mezclados a antojo en el proceso de enseñanza. Enseñar y aprender a leer y escribir pueden ser procesos fascinantes y no la experiencia torturante y frustrante que viene siendo para millones de niños y adultos en todo el mundo.
Alfabetización de niños y alfabetización de adultos
En el propio título de este libro, y para que a nadie le quepa duda, Emilia nos recuerda que el término alfabetización no tiene edad, que se aplica por igual a niños y a adultos. Esto debe sorprender – y hasta contrariar - a mucha gente que sigue asociando alfabetización con educación no formal, compensatoria, remedial, de jóvenes y adultos analfabetos, mayores de 15 años, al margen del sistema escolar.
Recuerdo una vez cuando, siendo yo Directora Pedagógica de la Campaña Nacional de Alfabetización “Monseñor Leonidas Proaño” en el Ecuador, en un programa radial afirmé que, al usar el término alfabetización, es importante aclarar si nos referimos a niños o a adultos. Un supervisor escolar llamó en ese momento al programa y, muy seguro e irritado, dijo que era un absurdo lo que yo estaba diciendo, que la alfabetización, por definición, se aplica sólo a los adultos.
“La ignorancia es atrevida”, solía decir mi mamá. Por desgracia, en este caso, está ampliamente extendida, no sólo en el medio escolar, sino a todos los niveles, entre burócratas y tecnócratas, políticos y académicos, en gobiernos, ONGs y agencias internacionales. La propia UNESCO abogó siempre por la «alfabetización a dos puntas», es decir, con los niños y con los adultos. No obstante, la Década de Naciones Unidas para la Alfabetización (2003-2012), coordinada por la UNESCO, viene siendo entendida como una década de alfabetización de adultos, a pesar de que el Documento Base preparado para dicha década, aprobado en el Foro Mundial de Dakar, en abril del 2000, proponía una “visión ampliada y renovada de la alfabetización”, como aprendizaje a lo largo de toda la vida, con niños, jóvenes y adultos, dentro y fuera del sistema escolar.
Las estadísticas de analfabetismo y alfabetización siguen contando a partir de los 15 años de edad. Políticas y programas achican cada vez más no sólo la noción de adulto sino el tiempo de enseñanza y aprendizaje. En un mundo en el que la vida se alarga y los requerimientos de la alfabetización se amplían y complejizan, sigue habiendo programas que pretenden enseñar a leer y escribir con métodos relámpago, en pocas semanas y hasta en pocos días. Muchos ponen límite de edad, aceptando sólo a personas de 15 a 54, de 15 a 40, e incluso de 15 a 24. Oficialmente, las estadísticas de analfabetismo y alfabetización del Instituto de Estadísticas de la UNESCO (UIS) llegan hasta los 64 años de edad. Más allá de esa edad, y a pesar de la retórica del «aprendizaje a lo largo de toda la vida», las personas dejan de ser consideradas sujetos del derecho a la educación. No obstante, cuando visitamos programas y centros de alfabetización de adultos, en muchos de nuestros países encontramos que los «mayorcitos» – y sobre todo las «mayorcitas» - se cuelan de todos modos, pueblan dichos centros y están a menudo entre los asistentes más asiduos y los aprendices más entusiastas.
Asociada fundamentalmente al mundo infantil, a la adquisición y desarrollo de la lectura y la escritura entre niños y niñas pequeños, a muchos asombrará el propio título de este libro y saber que Emilia ha incursionado también, con su notable vocación de investigadora, en el campo de la alfabetización de adultos. El informe de investigación que se publica en este libro, “Los adultos no alfabetizados y sus conceptualizaciones del sistema de escritura”, publicado de manera restringida y provisional en 1983, ocupa casi la mitad del libro y será leído por primera vez por muchas personas que trabajan con adultos. Se trata de un estudio pionero, de enorme riqueza y vigencia, que seguramente inspirará a otros investigadores a tomar la posta y profundizar ésta y otras líneas de exploración.
Son en verdad pocas las personas que se mueven en ambos campos, la alfabetización de niños y de adultos, históricamente configurados como campos separados e incluso sin contacto entre sí, cada uno con su propia lógica, sus propios especialistas, políticas, estrategias, congresos, publicaciones, etc.
▸
De los niños se dice que aprenden a leer y escribir; de los jóvenes y adultos, que se alfabetizan.
▸
Tratándose de niños, aprender a leer y escribir se considera un derecho, parte esencial del derecho a la educación; tratándose de adultos, a nadie se le ocurre ya siquiera reivindicarlo como un derecho, ha pasado a ser aceptado como una dádiva cíclica de los gobiernos, marginal en los presupuestos y ausente en las políticas, e incluso totalmente prescindible, como lo muestran los Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuya meta para la educación al año 2015 es que niños y niñas «sobrevivan» hasta el quinto grado de la escuela. Adiós no solo a los adultos, sino adiós también a la calidad y al objetivo del aprendizaje.
▸
Los programas de promoción de la lectura, la distribución de libros, las bibliotecas, y más recientemente el acceso a computadoras y a Internet, se piensan para niños y jóvenes; las personas adultas deben contentarse con materiales para aprender a leer, no necesariamente para leer.
▸
La alfabetización en el medio escolar viene detonando una maquinaria de pruebas nacionales e internacionales para medir comprensión lectora y expresión escrita; la alfabetización de adultos a duras penas si es objeto de evaluación, la asistencia al centro y la terminación del programa pueden fácilmente darse como aprendizaje, y las estadísticas de matrícula coincidir con las estadísticas de graduados.
▸
Para niños y niñas se pide, con justicia, prolongar el tiempo tradicionalmente establecido por el sistema escolar para que aprendan las bases de la lectura y la escritura; los adultos, en cambio, deben aprender a las carreras, a ritmos forzados por la necesidad de mostrar resultados en poco tiempo, y del programa de alfabetización se espera que - de paso - concientice, desarrolle habilidades para el trabajo y la ciudadanía plena, y mejore la calidad de sus vidas.
▸
Si el niño no aprende a leer y escribir según los plazos y estándares fijados por la maestra y por el sistema escolar, se decide sin más la pérdida de año; si el adulto no aprende, igual se lo da por alfabetizado, pues las estadísticas de alfabetización presionan y de ellas depende, entre otros, la mejora del Indice de Educación de un país (según lo mide el PNUD dentro del Indice de Desarrollo Humano), la elección o reelección de un político, la legitimidad del organismo internacional que impulsa la política o apoya y financia el programa….
En este libro, Emilia deja tendido el puente entre alfabetización de niños y alfabetización de adultos, y al hacerlo nos convoca a reconocer y caminar ese puente, de ida y vuelta. Es preciso volver a juntar lo que jamás debió separarse: la educación de los niños y la de sus padres, la educación en la escuela y la que se hace en la familia, y éstas dos y la que tiene lugar en la comunidad. No son sólo los niños quienes se benefician de la educación de sus padres, sino también a la inversa. No son sólo las tasas de natalidad, de mortalidad y de morbilidad infantil, o las tasas de matrícula escolar las que mejoran gracias a una madre educada; en la educación de la madre se juega en primer lugar el propio bienestar y desarrollo personal de esa madre, así como los de los hijos y de toda la familia. Crear ambientes letrados implica crear ambientes para todos, más allá de los muros de la escuela y del centro de alfabetización, más allá del libro de texto y de la cartilla o la videoclase.
Quienes se dedican a la alfabetización de adultos saben - o deberían saber - que no hay posibilidad de avanzar en el propio terreno y que están condenados a perennizar programas y campañas hasta el fin de los siglos, a menos que se asegure el derecho de todo niño y niña a una educación básica gratuita y de calidad, en la escuela, en la familia, en la comunidad. La defensa y la transformación de la educación escolar pública hacen parte, por ello, de la misión de todo buen educador de adultos. A su vez, quienes trabajan con niños, dentro y fuera del sistema escolar, no pueden seguir ignorando el papel de los adultos, de la familia y la comunidad local y nacional, en el acceso efectivo de niños y niñas a la cultura escrita. Luchar por el derecho que tiene cada niño y niña a padres y madres educados, a medios tradicionales y modernos de información y comunicación que en efecto informen y contribuyen a la comunicación, es parte de su tarea como educadores. Ambos, alfabetizadores de niños y de adultos, saben – o deberían saber - que una sociedad alfabetizada, una sociedad en la que todos tienen iguales oportunidades de acceder a la cultura escrita, en sus propios lugares y en sus propias lenguas, va mucho más allá de “incidir en las políticas educativas”, como reza la moderna consigna, pues implica cambios de fondo en el modelo económico y social que propicia y reproduce la inequidad y las brechas, la educativa entre otras.
Confío en que este libro de Emilia sirva nuevamente de inspiración y de convocatoria, tanto a quienes se mueven a nivel micro como a quienes toman decisiones y definen políticas y programas a nivel macro. Bienvenido sea este nuevo llamado a replantear y ampliar la mirada, a aprovechar con criterio social las tecnologías tradicionales y las modernas, a articular saberes y acciones de todos quienes hacemos parte de esta gran comunidad de educadores y comunicadores empeñados en hacer de la lectura y la escritura hechos y herramientas cotidianas de aprendizaje, transformación y liberación de nuestros pueblos.
* Publicado en: Lectura y Vida, Revista Latinoamericana de Lectura. Año 29, Nº 2, Buenos Aires, junio 2008.
** Rosa María Torres del Castillo (Ecuador). Educadora, lingüista, investigadora y asesora internacional en educación y aprendizaje a lo largo de la vida. En el Ecuador fui Directora Pedagógica de la Campaña Nacional de Alfabetización “Monseñor Leonidas Proaño” (1988-1990) y Ministra de Educación y Culturas (2003). Trabajé en Nicaragua (1981-86) como asesora del Vice-Ministerio de Educación de Adultos y luego como coordinadora del Area de Educación y Comunicación Popular en INIES/CRIES. Entre 1990 y 1996 trabajé en la sede de UNICEF en Nueva York como Asesora en la Sección Educación, siendo también editora del boletín Education News de UNICEF. Fui Directora de Programas para América Latina y el Caribe de la Fundación Kellogg con sede en Buenos Aires (1996-1998) e Investigadora y coordinadora del Area de Gestión de la Innovación Educativa en el IIPE-UNESCO Buenos Aires (1998-2000). Desde el 2000 promoví y coordiné el Pronunciamiento Latinoamericano por una Educación para Todos y moderé Comunidad E-ducativa, la comunidad virtual de firmantes. Entre 2006 y 2009 trabajé como asesora institucional del CREFAL (Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe) en Pátzcuaro, México. Organicé y coordiné el Grupo Latinoamericano de Especialistas en Alfabetización y Cultura Escrita (GLEACE). Encargada por el UIL-UNESCO de la redacción del informe regional de América Latina y el Caribe para su presentación en la Sexta Conferencia Internacional de Educación de Adultos (CONFINTEA VI, Brasil, dic. 2009), e involucrada por UNESCO en el seguimiento mundial de CONFINTEA. Autora de numerosas investigaciones y publicaciones en diversos idiomas. Desde 2009 administro un blog personal, OTRA∃DUCACION https://otra-educacion.blogspot.com/