El currículo tiene que ver con qué, cómo y para qué enseñar, y con qué, cómo y para qué evaluar. Se entiende entonces por qué es tan complicado embarcarse en una reforma curricular.
Por otra parte, una cosa es el currículo propuesto y otra el currículo efectivo (lo que realmente se enseña). Este último depende en gran medida de los docentes. La «reforma curricular» requiere, por eso, un proceso amplio, masivo, de re-aprendizaje y aprendizaje docente, y de re-aprendizaje de toda la sociedad.
No basta con enseñar; es preciso que los alumnos aprendan. Entre lo que enseña el profesor y lo que aprende el alumno suele haber una gran distancia. Este tercer nivel de concreción del currículo, lo que realmente se aprende, tiene que ver no solo con factores intra-escolares sino también, y sobre todo, con las condiciones de aprendizaje en la familia y en la comunidad, y con el esfuerzo del propio alumno.
La mayoría de personas piensa la «reforma curricular» como un documento. Un documento técnico, elaborado por especialistas y aplicado por los docentes en las aulas. Un documento que se convierte en textos escolares y otros medios y materiales de enseñanza. Un documento que es necesario revisar y actualizar cada cierto tiempo, y que implica por ende actualizar también los saberes docentes y los materiales de enseñanza.
Hay currículos normativos y rígidos, que no dejan margen para adaptación a los contextos locales, y currículos más abiertos, flexibles, que dejan márgenes para que los planteles y los docentes hagan los ajustes que consideren necesarios.
Un currículo puede ser interpretado e implementado de maneras diversas. Un buen currículo propuesto puede ser distorsionado en la práctica pedagógica de un mal educador. Y al revés: el peor currículo propuesto puede ser convertido en un magnífico currículo efectivo en manos de un buen educador.
Hay currículos normativos y rígidos, que no dejan margen para adaptación a los contextos locales, y currículos más abiertos, flexibles, que dejan márgenes para que los planteles y los docentes hagan los ajustes que consideren necesarios.
Un currículo puede ser interpretado e implementado de maneras diversas. Un buen currículo propuesto puede ser distorsionado en la práctica pedagógica de un mal educador. Y al revés: el peor currículo propuesto puede ser convertido en un magnífico currículo efectivo en manos de un buen educador.
El currículo propuesto es generalmente diseñado por especialistas en currículo y en las distintas áreas de estudio. El currículo efectivo es el que se traduce en enseñanza, en el aula. El que importa, en última instancia, es el currículo que se convierte en aprendizaje.
Transformar las prácticas pedagógicas y la cultura de la evaluación en el medio escolar es asunto sumamente complejo, que implica un proceso permanente, de muchos años. Muchas reformas curriculares quedan en letra muerta, en currículos propuestos traicionados en las aulas.
En los 1990s el Banco Mundial recomendaba a los «países en desarrollo» mejorar los textos escolares en vez de emprender reformas curriculares y modificar los planes y programas de estudio. La década de 1990 pasó a convertirse, así, en «la década de los libros de texto».
Hoy, planteamientos similares surgen en torno a las tecnologías y al Internet, considerado el nuevo gran proveedor de información, sustituto del libro de texto, del diccionario, de la enciclopedia, y hasta del propio educador y del sistema escolar.
Todo currículo requiere revisiones periódicas para ajustarse a las nuevas épocas, al nuevo conocimiento, a las nuevas tecnologías, a los nuevos problemas y posibilidades. (A modo de información, Finlandia actualiza el currículo de educación básica cada diez años). Si muchas reformas curriculares han fracasado es justamente por pensar la «reforma curricular» como un documento, creyendo que basta con modificar el currículo en el papel y ofrecer capacitación para que los profesores modifiquen sus prácticas.
En los 1990s el Banco Mundial recomendaba a los «países en desarrollo» mejorar los textos escolares en vez de emprender reformas curriculares y modificar los planes y programas de estudio. La década de 1990 pasó a convertirse, así, en «la década de los libros de texto».
Hoy, planteamientos similares surgen en torno a las tecnologías y al Internet, considerado el nuevo gran proveedor de información, sustituto del libro de texto, del diccionario, de la enciclopedia, y hasta del propio educador y del sistema escolar.
Todo currículo requiere revisiones periódicas para ajustarse a las nuevas épocas, al nuevo conocimiento, a las nuevas tecnologías, a los nuevos problemas y posibilidades. (A modo de información, Finlandia actualiza el currículo de educación básica cada diez años). Si muchas reformas curriculares han fracasado es justamente por pensar la «reforma curricular» como un documento, creyendo que basta con modificar el currículo en el papel y ofrecer capacitación para que los profesores modifiquen sus prácticas.
Un docente es una persona adulta que tiene, como todo adulto, saberes, ignorancias, convicciones, creencias, prejuicios, neuromitos, sesgos cognitivos (Sesgos cognitivos: la mente nos engaña y nos impide aprender y pensar bien). No es fácil que los adultos cambien, des-aprendan y re-aprendan. No obstante, de los docentes se espera no solo que aprendan y cambien de la noche a la mañana (gracias a campañas, cursos, charlas, lecturas, arengas) sino que enseñen eso que posiblemente no saben o no creen, contrariando sus propias creencias.
No debe sorprender. Docentes que se dan modos para enseñar los deberes de los niños cuando el currículo y el texto escolar hablan claramente de los derechos de los niños (¿Derechos de los niños o deberes de los niños?). Docentes que fácilmente atribuyen bajo cociente intelectual a los niños indígenas (Racismo y retardo mental). Docentes que enseñan a leer y escribir no de la manera que orienta el texto escolar sino de la manera que les enseñaron a ellos/ellas a leer y escribir en la escuela. (Los maestros son ex-alumnos)
El machismo y el racismo se cultivan desde la infancia. El desprecio por los pobres (aporofobia), el maltrato a los adultos mayores, la violencia contra niños y mujeres, el castigo corporal, la xenofobia, el tabú de la sexualidad, la intolerancia con el diferente, el enciclopedismo, son cuestiones arraigadas en muchos países y culturas, y por lo general no se abordan como temas de estudio, análisis crítico e investigación en políticas y programas de formación y capacitación docente.
Textos escolares y computadoras
También los usos del texto escolar y la computadora requieren actualización y adaptación a diferentes contextos y circunstancias. Es en buena medida gracias a la intervención y mediación inteligente de un docente que el texto escolar se convierte en herramienta de enseñanza y aprendizaje.
El buen educador aprovecha y saca lo mejor del texto escolar, lo domestica (no a la inversa), lo usa de manera creativa y flexible, lo modifica para adecuarlo a cada circunstancia, lo complementa y enriquece con su propio conocimiento y con otros recursos. Lo mismo cabe decir de las tecnologías y del Internet.
El buen educador aprovecha y saca lo mejor del texto escolar, lo domestica (no a la inversa), lo usa de manera creativa y flexible, lo modifica para adecuarlo a cada circunstancia, lo complementa y enriquece con su propio conocimiento y con otros recursos. Lo mismo cabe decir de las tecnologías y del Internet.
No nos cansamos de repetirlo y cada nuevo estudio lo confirma: el factor fundamental que define el qué y el cómo se enseña en los sistemas escolares han sido y siguen siendo los docentes. Ellos eligen lo que les sirve y descartan lo que creen que no les sirve, recuperan y amalgaman lineamientos y materiales de las sucesivas reformas, deciden qué, cómo y cuándo leer, eligen los ejemplos, manejan los tiempos, adoptan determinados métodos y estrategias de enseñanza, asignan tareas, elaboran pruebas, evalúan, reafirman o rectifican.
Reiteramos: La vía para plasmar el cambio curricular es invertir en docentes, en selección, consulta, re-aprendizaje y satisfacción docente.
* Texto adaptado de: Rosa María Torres, ¿Qué (y cómo) es necesario aprender?. Necesidades básicas de aprendizaje y contenidos curriculares, 2005.
Textos relacionados en este blog
»¿Curricular y extracurricular
» Curriculés
» PISA: Seis conclusiones y una pregunta
» Monólogo
» El modelo de preparación docente que no ha funcionado
» Sobre educadores, buenos educadores y profesionalización
» Historias de docencia y heroísmo
» Por qué los maestros están llamados a ser los primeros defensores de los derechos de los niños
* Texto adaptado de: Rosa María Torres, ¿Qué (y cómo) es necesario aprender?. Necesidades básicas de aprendizaje y contenidos curriculares, 2005.
Textos relacionados en este blog
»¿Curricular y extracurricular
» Curriculés
» PISA: Seis conclusiones y una pregunta
» Monólogo
» El modelo de preparación docente que no ha funcionado
» Sobre educadores, buenos educadores y profesionalización
» Historias de docencia y heroísmo
» Por qué los maestros están llamados a ser los primeros defensores de los derechos de los niños
Excelente Post, totalmente de acuerdo, nada más cercano a la realidad. Felicitaciones desde Argentina.
ResponderEliminarLo que dice el articulo es verdad, muchas veces solo nos limitados a cumplir el curriculo propuesto, a toda costa porque asi lo dice la programación que se tiene, pero en realidad lo que se logra es un curriculo efectivo, que difiere del propuesto, porque no es lo mismo lo que se planifica, con la realidad, porque no solo depende del maestro sino de los estudiantes, y de la forma en que van adquiriendo su conocimiento, y que muchas veces en ciertos temas es un poco mas demorado que en otros.
ResponderEliminarDebemos de dar mas enfasis al curriculo efectivo, que es el que dia a dia con el que trabajamos, y que nuestros estudiantes adquieren su conocimiento.
El articulo es interesante y aborda una tematica de interes en el ambito educacional...