Sobresatisfacción con la educación



(actualización: 10 mayo 2023)

(English: Latin America oversatisfied with public education)

"Tradicionalmente, la calidad de vida se ha medido en relación con indicadores objetivos. En Calidad de vida: Más allá de los hechos se visualiza a través de una nueva lente: la percepción de la gente. Con base en una versión adaptada de la Encuesta Mundial de Gallup, que incorpora preguntas específicas sobre América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó un sondeo entre residentes de toda la región y observó que las percepciones sobre la calidad de vida suelen diferir mucho de la realidad. Estas sorprendentes conclusiones cobran enorme importancia para la economía política de la región y aportan valiosa información para provecho de quienes formulan las políticas y promueven el desarrollo".

Un estudio realizado por el BID a partir de la Encuesta Mundial Gallup 2007 (40 mil personas en 24 países de América Latina contestaron la encuesta) reveló que los latinoamericanos están en general satisfechos con sus vidas y, en particular, con la educación que reciben.

La discrepancia entre realidades y percepciones resultó particularmente llamativa en el campo educativo. Siendo América Latina una región con históricos problemas de calidad y equidad en educación, con aprendizajes siempre por debajo de lo esperado, según lo ratifican pruebas nacionales (elaboradas en cada país), regionales (LLECE) e internacionales (PISA, entre otras), la satisfacción de los latinoamericanos con la educación es mucho más alta que la de ciudadanos en países con mejores sistemas escolares y mejores resultados de aprendizaje. El desfase entre realidades y percepciones se repite una y otra vez en encuestas y estudios.

La «excesiva satisfacción» se da también en relación a los servicios de salud, pero es mucho más pronunciada en el caso de la educación. La satisfacción con la educación es mayor entre quienes tienen baja escolaridad (asociada, a su vez, a mayor pobreza) y disminuye mientras mayor es el nivel de escolaridad de las personas (asociada con una actitud más crítica). Ante la pregunta: “¿Piensa usted que la mayoría de los niños recibe buena educación?”, la mayor cantidad de respuestas positivas provinieron de personas con educación secundaria incompleta. 

Se le conoce también como
«paradoja de las aspiraciones»: los que menos tienen, los que reciben la educación de la peor calidad, son los más satisfechos, los más conformes, los que están en peores condiciones para reconocer y exigir una educación de calidad. Esta paradoja se aplica a muchos otros campos.
“La mayoría de latinoamericanos están satisfechos con sus sistemas educativos porque valoran la disciplina, la seguridad y la infraestructura física de sus escuelas más que las puntuaciones que obtengan sus hijos en las pruebas académicas” (Prefacio al libro del BID Calidad de vida: Más allá de los hechos).
En otras palabras: el aprendizaje - qué, cómo y para qué se aprende en el sistema escolar - tiene poca importancia frente a tres cuestiones: disciplina, seguridad e infraestructura.

Disciplina

 
Muchas familias esperan que el sistema escolar haga con sus hijos lo que éste hizo con ellos y lo que les cuesta cada vez más hacer a ellos mismos: disciplinarles. Normas, instrucciones, horarios, uniformes, deberes, premios y castigos, son parte del paquete disciplinador. Al sistema escolar se le encarga entre otros
«inculcar valores» - como suele decirse - y desarrollar «hábitos de estudio».

Para la ideología educativa convencional, el buen profesor es disciplinador. Profesores flexibles, amigables, dialogantes, innovadores, son muchas veces incomprendidos y hasta mal vistos por las autoridades y por los padres de familia. No falta quien tilda de
«vago» al que alienta el juego y la diversión como parte del aprendizaje, al que se sale de lo normado y explora otras formas de enseñar y de aprender: reír, ensuciarse, sentarse en el suelo, conversar en clase, trabajar en grupo, hacer o escuchar música, salir de excursión, hacer actividades al aire libre ...

La obsesión con la disciplina rigidiza las mentes y las relaciones, legitima el autoritarismo y la imposición antes que el diálogo y el razonamiento, anula la espontaneidad, la curiosidad, la creatividad y la libertad esenciales para aprender.

Seguridad


Violencia e inseguridad son temas centrales y en ascenso en América Latina. En este marco, la escuela pasa a ser vista por las familias como una aliada fundamental, lugar donde sus hijos están guardados, vigilados, cuidados. En contextos de gran violencia como los que caracterizan a muchas ciudades latinoamericanas, preservar la vida tiene prioridad. Qué y cómo aprenden sus hijos ha sido siempre tema poco atendido por las familias, no solo en estratos pobres.

No obstante, la violencia está instalada en el propio sistema escolar. Hay violencia en la cultura escolar, en la imposición de reglas, en la negación del diálogo, en el castigo. La violencia de la familia, del barrio, de la sociedad,  entra a la escuela junto con los alumnos, los padres y los profesores. El bullying florece entre compañeros, entre pares. Robos, asaltos, drogas, acoso, muerte, son parte del escenario escolar en el mundo.

La inseguridad y el miedo no contribuyen al desarrollo de una buena educación. Llevan a cerrar la boca, a poner cerrojos en las aulas, a amurallar las escuelas.

Infraestructura


En el imaginario social, educación es en primer lugar edificio y solo después enseñanza y aprendizaje.

Imaginario social e imaginario político coinciden en el apego por la infraestructura. La
«obra» en educación es construir e inaugurar aulas y planteles, el componente más fácil y más rápido de resolver en educación. Los electores son sensibles a la obra tangible. Los políticos lo saben, le dan alta visibilidad y alimentan el imaginario de la educación como infraestructura. 

El peso de la
«obra» impide percibir e incluso imaginar educación al aire libre, a distancia, en casa, autoeducación, etc. Impide reconocer que la buena educación depende mucho más de un buen maestro o maestra que de una infraestructura vistosa, que la calidad de la educación se juega mucho más en la calidad de las relaciones que en los materiales de construcción. 

El shock de PISA

La «satisfacción excesiva» con la educación, y la distancia entre percepciones y realidades, se repite en encuestas y estudios en todo el mundo, no solo en América Latina y el Caribe. 

- Andreas Schleicher, director e impulsor de la prueba internacional PISA, comenta el shock que produjeron los resultados de las primeras pruebas PISA entre gobiernos de países europeos, entre ellos su propio país, Alemania. "Los alemanes daban por sentado que las oportunidades de aprendizaje eran las mismas en todos los centros educativos, ya que se habían dedicado esfuerzos signi­ficativos a garantizar que todos los centros tuvieran los mismos recursos y que estos fueran adecuados. Pero los resultados de PISA 2000 revelaron grandes disparida­des en los resultados educativos, dependiendo de si se trataba de centros educati­vos favorecidos a nivel económico o no. Además, la prueba de la consistencia en los centros educativos de Finlandia, donde las diferencias de rendimiento entre cen­tros representaban solo el 5% de variación en el rendimiento estudiantil, dejó una profunda huella en Alemania, donde las diferencias de rendimiento entre centros educativos representaban casi un 50% de la variación en el rendimiento escolar. En otras palabras, en Alemania importaba mucho en qué centro educativo en particular se matriculaba a un niño" (Schleicher, 2018: 21-29). 

- EE.UU. fue también un país sorprendido con los bajos resultados en PISA e interesado cada vez más en conocer de cerca la experiencia de Finlandia. En México, en la encuesta de padres de 2007 el 77% de los padres dijo que la calidad de los servicios educativos proporcio­nados por los centros educativos de sus hijos era buena o muy buena. No obstante, en PISA 2006 aproximadamente la mitad de los jóvenes mexicanos de 15 años obtuvo una puntuación igual o inferior al nivel más bajo de competencia establecido por PISA. 

- Los resultados de PISA vienen ubicando reiteradamente a la cola a los países latinoamericanos participantes. Familias, estudiantes y autoridades educativas parecen sorprenderse una y otra vez con los resultados, y hacer muy poco al respecto.  

Observatorio Argentinos por la Educación

- En u
na encuesta del Observatorio Argentinos por la Educación (Ziegler et.al. 2022) dirigida a una muestra representativa de 500 madres de todo el país con hijos en la escuela primaria (estatal y privada) 52% de las madres dijo que la educación en Argentina no es buena, pero el 90% valoró positivamente la educación de sus hijos. Solo el 1% consideró mala la educación de sus hijos, pero el 21% calificó de mala la educación argentina. 

- La brecha de percepción es más amplia entre las madres con mayor nivel educativo. Solo el 10% de las madres con terciario o universitario completo consideró que la educación en el país es “muy buena”, pero la cifra asciende al 46% cuando evalúan la educación de sus hijos. Entre las madres con secundaria incompleta el 22% cree que la educación en Argentina es “muy buena”, mientras que el 40% valora así la educación de sus hijos.

- En definitiva, hay una opinión muy polarizada sobre las condiciones de la educación argentina en general y una visión favorable sobre la formación de los propios hijos escolares. 

- Las madres encuestadas expresaron mayoritariamente una imagen positiva de la escuela, a la que asocian con aprendizaje (69%), progreso (58%) y esfuerzo (47%). El 85% dijo que la educación les aporta a sus hijos herramientas para insertarse en el mundo del trabajo.

- Al comparar la educación actual con la del pasado, 44% de las madres dijo que la educación que reciben sus hijos es peor que la que ellas recibieron, mientras que 39% consideró que la educación ahora es “mejor” o “mucho mejor”.

- Otra encuesta del Observatorio Argentinos por la Educación (Ziegler et.al. 2023) indagó qué priorizan las familias al elegir escuela. Se relevaron en julio de 2022 las opiniones de 500 madres de hijos que asisten a escuelas primarias de todo el país. Según datos del Ministerio de Educación, el 74% de los alumnos de primaria asistían en 2021 a establecimientos de gestión estatal. Tanto para quienes envían a sus hijos a escuelas estatales como privadas la principal expectativa está relacionada con el aprendizaje (67% y 69%, respectivamente), seguido por la importancia de que la escuela los prepare para continuar estudiando (58% y 57%, respectivamente). Las principales diferencias se dan en relación a que los niños encuentren en la escuela un espacio de socialización y encuentro con pares (55% de las madres cuyos hijos asisten a escuelas privadas lo identifican, contra 39% de madres de escuelas estatales), y en menor medida, que la escuela los prepare para el mundo laboral (55% privadas contra 48% estatales) y que adquieran disciplina (46% privadas y 40% estatales).

Lo que más se valora al elegir escuela es (a) la cercanía al hogar (característica más valorada entre quienes asisten a escuelas estatales versus escuelas privadas, 48% contra el 37,6%), (b) la propuesta pedagógica (más valorada entre quienes eligen escuelas privadas, 49,7% contra 28,8%) y (c) idiomas, talleres y religión (más valorados entre quienes eligen escuelas privadas, 27,2% contra 9,8%). En ambos grupos se valora el aprendizaje (53,2% contra 46,4%), y el compromiso del equipo docente y directivo.

La pandemia

- América Latina tuvo el cierre más prolongado de las aulas durante la pandemia del COVID-19 y una pérdida escolar de un año y medio, según estimaciones del Banco Mundial. Es también la región que dio menos importancia al tema, a juzgar por el análisis de la cobertura en los medios (Azevedo, et.al., 2023).

Hay quienes ven las discrepancias entre realidades y percepciones como signos de idiosincracia y de cultura - "somos optimistas", "somos pueblos felices" - y como una bendición desde el punto de vista de los ránkings. No obstante, se trata de un problema. La
«satisfacción excesiva», como se ha dicho, es reveladora de poca y mala información y educación. La complacencia es amiga de la inercia, del mejoramiento y del cambio.

Avanzar hacia una educación de calidad para todos implica elevar el nivel educativo de toda la sociedad y educar a la ciudadanía en los temas y problemas de la educación. El derecho a la educación incluye gratuidad y calidad, no cualquier educación. Para exigir una educación de calidad, para uno mismo y para los hijos, es indispensable aprender a discernir qué es una buena educación.

Referencias
- Azevedo, J. P., Demombynes, G. and Ning Wong, Y. (2023), "Why hasn’t the pandemic sparked more concern for learning losses in Latin America? The perils of an invisible crisis", World Bank, Washington D.C., April 20, 2023.

- Lora, E. (coord.). (2008). Calidad de vida. Más allá de los hechos, BID, Washington D.C.
https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Calidad-de-vida-M%C3%A1s-all%C3%A1-de-los-hechos.pdf
- La lamentable paradoja: con malas notas pero felices, Semana, Bogotá, 2/12/2013.
https://www.semana.com/nacion/articulo/pruebas-pisa-paradoja-estudiantes-brutos-pero-felices/366960-3/
- Schleicher, A. (2018). PRIMERA CLASE. Cómo construir una escuela de calidad para el siglo XXI. Fundación Santillana/OCDE, Madrid.
- Ziegler, S., Catri, G. y Orlicki, E. (2022). ¿Qué opinan las familias sobre la educación argentina y la de sus hijos?, Observatorio de Argentinos por la Educación, Buenos Aires, julio 2022.
https://prensa.argentinosporlaeducacion.org/la-mitad-de-las-familias-cree-que-la-educacion-en-argentina-es-mala-pero-el-90-valora-positivamente-la-educacion-de-sus-hijos

Ziegler, S., Catri, G. & Orlicki, E . (2023). ¿Qué priorizan las familias al elegir la escuela de sus hijos?. Observatorio Argentinos por la Educación.
https://argentinosporlaeducacion.org/wp-content/uploads/2023/01/%C2%BFQue-priorizan-las-familias-al-elegir-la-escuela-de-sus-hijos_.pdf

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