Rafael Correa llama traidor a Lenin Moreno. Alberto Acosta dice que el verdadero traidor es Rafael Correa. |
MORENO, TRAIDOR
Rafael Correa llama a Lenin Moreno
«traidor»
prácticamente desde que Moreno tomó la posta y se posesionó como Presidente del Ecuador, el 24 de mayo de 2017.
Correa gobernó durante una década (2007-2017). Moreno fue su vicepresidente durante seis años, en dos períodos consecutivos: 2007-2009 y 2009-2013. Como vicepresidente se encargó de la Misión Manuela Espejo dedicada al trabajo con personas con discapacidad, labor que tuvo gran reconocimiento nacional e internacional. En 2013 fue nombrado Enviado Especial sobre
Discapacidad y Accesibilidad por el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, cargo que ejerció en Ginebra, Suiza, hasta 2016.
En 2016 Correa viajó a Ginebra a pedirle a Moreno ser el candidato presidencial del movimiento Alianza PAIS (Patria Altiva y Soberana - AP) en las elecciones de 2017 a fin de dar continuidad a la «revolución ciudadana». Eligió como binomio de Moreno a Jorge Glas, quien también fue su vicepresidente, en el período 2013-2017. El binomio Moreno-Glas ganó las elecciones en balotaje con el 51.16% de los votos, una diferencia de apenas 2.32% (228.729 votos) con respecto al binomio Lasso-Páez (48.84%). Ausentismo: 17.08%. Nulos 6,31%. Blancos 0.65%.
Correa y el correísmo afirman que Moreno incumplió el programa con el cual fue electo (Programa de Gobierno de Alianza País 2017-2022) y que gobernó con el programa perdedor, el de Lasso. El 26 de febrero de 2021 la Comisión de Ética y Disciplina de Alianza País notificó el inicio de un proceso disciplinario contra Lenin Moreno por incumplimiento del plan de Gobierno. El mismo día Moreno envió una carta al Secretario Ejecutivo de AP informando su renuncia al cargo de Presidente del movimiento. AP se negó a aceptar la renuncia y pidió la expulsión de Moreno. Todo esto a tres meses de concluir el gobierno de Moreno (24 mayo) y a menos de dos meses de la segunda vuelta electoral (11 abril).
Esta vez, para las elecciones de 2021, Correa eligió como candidato presidencial a Andrés Aráuz, joven economista a quien Correa encargó varias funciones de importancia durante su gobierno (gerente bancario del Banco Central, ministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano, subsecretario de Planificación para el Buen Vivir de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo SENPLADES, y ministro de Cultura y Patrimonio en el último mes de gobierno). Aráuz se enfrentó en el balotaje con el candidato Guillermo Lasso y perdió.
Correa pensó presentarse como candidato a la Presidencia primero y a la Vicepresidencia después, pero debió desistir dado que tiene una sentencia de 8 años de prisión en el Ecuador, por cohecho, lo que implica la pérdida de sus derechos ciudadanos. Después de fracasar en algunos intentos, debió resignarse a ser el tercero en el binomio Aráuz-Rabascall haciendo de jefe, asesor y personaje protagónico en la campaña.
Dado que está radicado en Bélgica (su mujer es belga) y no puede venir al Ecuador, lograron que estuviera presente en la campaña de varias maneras: en pantallas virtuales, como muñeco de cartón que acompañó manifestaciones y caravanas e incluso convertido en holograma para el lanzamiento oficial de la campaña. Aráuz dijo desde el inicio que, si ganaba, Correa sería su
principal asesor y que consideraba una amnistía para Correa y colaboradores suyos hoy prófugos o presos.
Críticas y discrepancias
En
el ámbito público, mientras fue su vicepresidente, durante la campaña
electoral de 2016-2017 y hasta que Moreno se posesionó como Presidente en 2017, Correa se
refirió a Moreno en términos elogiosos.
- "Quienes tomen la posta lo harán mucho mejor que nosotros. Creemos que el
mejor ecuatoriano para guiar la siguiente etapa de este proceso
político es ese increíble ser humano: Lenin Moreno Garcés". 2016. Correa
anuncia a Moreno como candidato presidencial en las elecciones de 2017.
-
“Dejo la Patria en puerto seguro y en las mejores manos: las de Lenín y Jorge”. 3 abril 2017.
- “Tenemos una inmensa expectativa sobre Lenin Moreno; la Patria está en las mejores manos”. 10 abril 2017.
Cuando Moreno renunció a la vicepresidencia en 2013, fue Correa quien lo eligió para el cargo de Enviado Especial del Secretario General en Ginebra y quien decidió financiar el cargo y la estadía familiar en Ginebra con fondos públicos (1,6 millones de dólares durante los 3 años que duró la misión). En
2012 Moreno fue propuesto como candidato al Nobel de la Paz por
diversas organizaciones sociales y por el gobierno del Ecuador.
Moreno, por su parte, durante su gestión como vicepresidente, fue más bien parco pero también se refirió a Correa en términos elogiosos, aunque de vez en cuando se permitió algún comentario crítico.
Dentro y fuera del Ecuador se cree generalmente que las discrepancias entre Correa y Moreno empezaron después
del cambio de gobierno, pero lo
cierto es que los roces y las discrepancias estaban ahí mucho antes y
fueron haciéndose evidentes y crecientes a lo largo de la propia
campaña electoral. Cuando lo elegió como candidato a la Presidencia y como su sucesor, Correa sabía que Moreno tenía cuestionamientos a su gestión y propuestas propias, que no sería el aliado subordinado, sumiso y dócil que ambos se esmeraban en mostrar en público.
En entrevista con la periodista Andrea Bernal
de NTN24 en febrero de 2021 Moreno mencionó una carta que le envió
a Correa y a AP en abril de 2016 con críticas a su gestión y pedidos de
rectificación (Alberto Acosta menciona esta carta en el artículo incluido más abajo).
En entrevista con Ignacio Ramonet, en febrero de 2018, Ramonet le preguntó a Moreno cuáles eran las razones del diferendo con Correa. Moreno respondió:
"La no perpetuación en el poder, el círculo de corrupción que se creó,
que seguramente pensó que yo iba a alcahuetear (para decirlo en términos
bastante claros) y el deseo de dejar un esquema
casi imposible de llevar, para luego poder regresar como «el salvador»".
A la pregunta de "¿Cómo explica usted que un excelente balance de diez años de gobierno casi no le permitió ganar la elección?" Moreno respondió:
"Por una razón bastante sencilla: porque el balance de ese buen gobierno no fue de diez años, fue de los seis o los siete primeros años. Luego, lastimosamente, se dieron condiciones muy adversas, entre aspectos externos y también cierto tipo de comportamientos internos que tuvo el gobierno. En aspectos externos: la baja de los precios de los commodities [materias primas], el fortalecimiento del dólar [moneda nacional en Ecuador], la depreciación de las monedas de los países vecinos afectaron negativamente nuestra economía, a tal punto que el presidente [Rafael Correa] creyó que la forma de salir adelante era mediante un endeudamiento agresivo, que ahora nos toca pagar. Se trata de una deuda de corto plazo, a costo de necesidad, y no a costo de oportunidad. Por tanto, se vuelve difícil de pagar. A tal punto que este año, entre 10 y 12 mil millones de dólares serán destinados al pago del servicio de esa deuda… Tome usted en cuenta que 10 o 12 mil millones de dólares son casi la suma de los presupuestos de educación, salud y seguridad.
Además se guardó bastante reserva con respecto a la negociación de la deuda. Inclusive se hicieron decretos para que el secretismo de esa deuda subsistiese a través de los años, secretismo en instituciones públicas, en la forma en que se manejaban las preventas petroleras, etc. Todo eso ha ido aflorando. Y al terminar el mandato anterior la ciudadanía estaba bastante decepcionada de la última época de gobierno. Parece que este tipo de comportamiento propició incluso una corrupción bastante generalizada en las instituciones públicas que ahora comienza a destaparse.
Todo eso comienza a evidenciarse ahora, inclusive considerando que las autoridades que están todavía en los organismos de control son las que el anterior presidente [Rafael Correa] nombró mediante el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. La tarea no está completa, hay mucha tela que cortar, hay muchísimo que trabajar. Mi teoría es que hacia el fin del período anterior, el presidente [Rafael Correa] que había aceptado y ayudado a elaborar la Constitución de Montecristi [de 2008] en la parte que corresponde a la reelección indefinida, seguramente el círculo que le rodeaba creyó que había que estimular su ego para que pudiera ser reelegido indefinidamente. Cosa con la cual estamos totalmente en contra. Yo lo he manifestado de manera permanente, inclusive antes. Estoy en contra de las reelecciones indefinidas.
Eso crea círculos inclusive de corrupción. Porque a partir del momento en que ven que el poder se va a mantener indefinidamente no hay mucha preocupación de que los actos de corrupción tengan en el futuro lo que les corresponde, que es la sanción.
Eso es lo que ocurrió, eso es lo que pasó. Hacia finales de ese período estaba muy difícil la reelección. Hasta tal punto que el mismo presidente abandonó la posibilidad de ser reelecto, a pesar de haber hecho el trámite y cambiar la Constitución. Él podía perfectamente presentarse y así lo iba hacer probablemente. Hasta que analizó las encuestas y vio que eran números totalmente negativos. Ante esas circunstancias, él me buscó. Yo me hallaba en Suiza cumpliendo funciones en Naciones Unidas, y él me buscó para que le tome la posta.
Había que continuar con el proceso. Era la única posibilidad de éxito en las próximas elecciones. Apenas llegué a la Presidencia empecé a tomar decisiones y me encontré con lo que realmente había ocurrido. Se había montado un plan para endeudarse excesivamente, 600 obras con problemas se iniciaron únicamente para dar la sensación de que había muchísimo trabajo, muchísima obra pública. 600 obras que tienen problemas de sobreprecios, de corrupción, obras complementarias en exceso, más allá de lo que permite la ley. Me empecé a encontrar con todo aquello y empecé a verificar, así como los ministros, que la mesa no estaba servida, como se había manifestado, sino todo lo contrario.
Empezamos a tomar las decisiones que correspondían. La primera: luchar contra la corrupción; y la segunda: empezar a trabajar para que no se pierda el empleo, para que mejoren los índices de inversión que estaban prácticamente reducidos a cero, en comparación a los países vecinos, peor aún, y trabajar por la reinstitucionalización y eso es lo que estamos haciendo en este momento. Hemos propuesto, los primeros días de enero pasado, un plan económico que va a tener aspectos claros de sacrificio gubernamental, de sacrificio de los sectores económicos, pero al mismo tiempo, cierto tipo de ventajas que ayudan a incentivar la producción, la inversión, el empleo y el bienestar de la ciudadanía".
Correa dijo que le dejaba a Moreno «la mesa servida» pero la realidad fue otra (Ver: Herencia de ajuste y fragilidad monetaria, 2017).
Durante la campaña Correa
dejó claro que no admitiría críticas y que solo admitiría continuidad
de lo hecho en su gobierno. Aquí algunos señalamientos públicos para el
tema educativo:
- "Ni un paso atrás en la revolución educativa"
(Enlace Ciudadano 503, 3 dic. 2016). En uno de sus enlaces dijo que el
diseño arquitectónico de las Unidades Educativas del Milenio ya quedaba
listo, ahorrándole así al próximo gobierno la necesidad de un nuevo
diseño.
- "Si se meten con Yachay, me presento [a reelección] en
el 2021" advirtió en el Enlace 481 (25 junio 2016), refiriéndose a
Ciudad Yachay, una de las cuatro «universidades emblemáticas» creadas en
su gobierno, un proyecto polémico, con muchos problemas y muy cuestionado.
- En
el acto de proclamación de Lenin Moreno como candidato presidencial
dijo que apartarse de la línea de Alianza País sería "no solo desleal
sino torpe". A continuación reiteró que "Lenin es una persona muy leal. En el estilo somos diferentes. Pero los objetivos, los principios, el programa, es el mismo”.
Moreno, por su parte, dejó ver desde el inicio sus diferencias con Correa y su voluntad de cambios en la gestión.
- "Hay muchas cosas que no se han hecho bien y no las vamos a repetir", dijo en Ginebra, al aceptar la pre-candidatura.
Ya en campaña, Moreno cuestionó el estilo autoritario de Correa y ofreció un gobierno inclusivo, de diálogo, "un cambio de estilo, un estilo consensuador".
- "Yo respeto a quienes piensan diferente, los respeto y los escucho. Avanzar y nunca retroceder, ese es #ElCambioVerdadero" (11 enero 2017).
-
"El Ecuador no está para confrontaciones, es tiempo de diálogo y de
políticas inclusivas. Late un nuevo Ecuador" (25 enero 2017).
- "Quiero ser presidente porque pienso que el poder es un ejercicio de humildad y no de vanidad" (6 feb. 2017).
Pancho Cajas |
Se distanció de la Ley de Comunicación promulgada por Correa, conocida como Ley Mordaza.
- "Me gustaría que seamos casi nada represivos con respecto a los
medios de comunicación. Creo que la libertad de expresión debe
estirarse lo más posible” (12 marzo, 2017).
Ante
el escándalo de corrupción y sobornos de la empresa brasileña Odebrecht
al gobierno ecuatoriano entre 2007 y 2016, Moreno solicitó al
Departamento de Justicia de Estados Unidos revelar los nombres de los
implicados.
Anunció el cierre de la Secretaría del Buen Vivir, cuestionada entre otros por un uso irracional de los recursos.
Cuál programa de gobierno
Correa afirma que Moreno se apartó del programa de gobierno con el que ganó las elecciones. Lo cierto es que durante la campaña electoral no mencionó el programa de Gobierno de Alianza País, en cuya redacción
no
participó, y promocionó más bien propuestas suyas como el Plan Toda la Vida y propuestas que iban surgiendo en el contacto con la ciudadanía.
El Plan Toda una Vida (2017-2021) se ejecutaría a través de 7 Misiones:
- Misión Ternura: cuidado de la primera infancia y de las madres
- Misión Impulso Joven: fortalecimiento de condiciones de desarrollo y emprendimiento para los jóvenes
-
Misión Mis Mejores Años: acompañamiento a las personas adultas mayores,
incremento del bono al adulto mayor a 100 dólares mensuales.
- Misión Mujer: reconocimiento
de las mujeres en todo el ciclo de vida como sujetos de
derechos.
- Misión
Casa para Todos: 325 mil viviendas para los más pobres.
- Misión Manuelas: "no habrá ninguna persona con discapacidad en el Ecuador que no sea atendida".
- Misión Menos Pobreza más Desarrollo.
Pancho Cajas |
Ofreció una «cirugía mayor» de la corrupción. Los escándalos de corrupción de Petroecuador y del sector petrolero echaron sombras sobre el vicepresidente Jorge Glas, a quien Correa había encargado la gestión de los sectores estratégicos. Moreno sacó a Glas de esa función.
Habló de una Gran Minga Agropecuaria y de la necesidad de "regresar la vista al campo".
Propuso a la Asamblea suspender la discusión del proyecto de Código de la Salud a fin de socializarlo con la ciudadanía al iniciar su gobierno.
Ofreció la creación de universidades técnicas y escuelas rurales comunitarias cercanas a los niños, con currículos pertinentes y mejoramiento de las condiciones de enseñanza y aprendizaje.
Ofreció devolver a las organizaciones indígenas la Educación Intercultural Bilingüe (en junio de 2015 Correa fue declarado enemigo de la Educación Intercultural Bilingüe).
El eslogan de su campaña fue "El Futuro es No Se Detiene" y la cuña musical fue "El Futuro es Ahora".
En "El que va a gobernar soy yo" puede verse una recopilación de mensajes circulados por Moreno durante la campaña electoral (2016-2017), especialmente en Twitter, en los que iba plasmando sus propuestas en sus recorridos por el país.
CORREA, TRAIDOR
Alberto Acosta, uno de los fundadores de Alianza País, quien fuera parte del primer gobierno de Correa como Ministro de Energía y como Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de 2008, dice que "el verdadero y gran traidor no es Moreno" sino Correa, pues no cumplió y se apartó del Plan de Gobierno elaborado participativamente y con el que Alianza País triunfó en 2006 (Plan de Gobierno de Alianza País 2007-2011).
Para Acosta, la llamada Década Ganada fue en verdad una Década Desperdiciada (CAAP, 2018) y el llamado «milagro ecuatoriano» no fue más que "una argucia de la propaganda del correísmo, buscando legitimación y respaldo".
"Moreno aparece como «el traidor» para el autoexiliado caudillo en
Bélgica y sus más fieles seguidores, quienes no han dudado en tratar al
actual presidente con desprecio y hasta fomentar movilizaciones en su
contra. Por su lado, Moreno ha lanzado críticas cada vez más duras – y
hasta mordaces -, generando sorpresa pues, por diez años, él marchó a la
par de un proceso que inició perfilándose como «revolución ciudadana»
pero terminó volviéndose una restauración conservadora.
Lejos quedan los
recuerdos de que el propio Moreno se benefició de la década correísta,
de la que fue un actor permanente, es decir corresponsable de la misma.
Aunque otros podrían encontrar un anticipo de esta situación en la carta
que Moreno remitió a Alianza País en abril de 2016, donde formulaba
tibias críticas a la gestión de Correa y demandaba correctivos.
Moreno resultaba -quizá- la única opción para que Alianza País se
“mantenga” en el poder, sobreviva políticamente y hasta “encubra” gran
cantidad de casos de corrupción. Jorge Glas no tenía la fuerza de
convocatoria como para vencer en las urnas (incluso fue públicamente
abucheado durante las elecciones); más aún cuando terminó ahogado en
denuncias de corrupción que le han terminado conduciendo a prisión.
Quizá
el mismo Rafael Correa habría encontrado dificultad para vencer en las
urnas (como ha sugerido el mismo Moreno); y si las informaciones que
siguen apareciendo son verídicas, pueda que el binomio Correa-Glas se
repita… tras las rejas.
Pero el ascenso de Moreno al parecer no
solo aprovechó la debilidad de las principales figuras de Alianza País.
También podríamos sugerir que aprovechó que el otro finalista de las
elecciones de abril, Guillermo Lasso, estaba casi condenado por sus
pocas luces y potencialidades. Lasso, claro representante de intereses
de grupos poderosos que no se enchufaron al correísmo -no como otros
grupos que sí lo hicieron-, era un candidato cuya derrota (legítima o
no) era entendible dadas las circunstancias concretas del momento.
El
caso es que el ascenso de Moreno ha dejado una lección muy clara al
correísmo: el poder no se posee, se ejerce como diría Michel Foucault.
Cualquier creencia de que el poder se lo puede poseer cuando son otros
quienes lo ejercen, es una ilusión. Ilusión en la que cayó el correísmo
por su desesperación de sobrevivir a cualquier precio.
En fin.
Ahora el correísmo paga las consecuencias de sus propios actos, pues
parecería cumplirse esa máxima de “quien a hierro mata, a hierro muere”.
Si hablamos de traiciones, ¿qué mayor traición puede haber que el
propio surgimiento del correísmo por medio de la metamorfosis de
propuestas revolucionarias a una realidad de restauración conservadora y
de modernización capitalista? No olvidemos que fue el correísmo el que
traicionó a quienes originalmente apoyaron el ascenso de Correa al
poder, traición que quedó consumada con el surgimiento de un régimen
autoritario que no dudó en ridiculizar - y hasta criminalizar – a muchos
de sus antiguos aliados.
Es decir, debemos tener claro que aquí el
gran traidor no es Moreno, sino Correa. Fue él quien traicionó los
ideales revolucionarios que emergieron de la lucha popular luego de años
de arremetida neoliberal y crisis en el país. Basta con hacer algunas
lecturas a partir de los ofrecimientos iniciales de la «revolución
ciudadana», para ratificar esta afirmación. Por ejemplo, la lectura del
Plan de Gobierno de Alianza país 2007-2011, elaborado participativamente
en 2006 -cuando se propuso la candidatura de Correa-, brinda material
para comprender que el verdadero y gran traidor no es Moreno. Solo como
una pequeña muestra, leamos la siguiente invitación a “trabajar por
llevar adelante nuestros propios procesos de organización y diseñar
nuestros propios programas de vida sin atenernos a mensajes y normas
emanadas de alguien que pretender asumir el papel de un iluminado; no
creemos en liderazgos individuales que conduzcan a la constitución de
estructuras verticales y caudillescas, sino en liderazgos colectivos
sustentados en la autocrítica, en la toma colectiva de decisiones, en el
respeto a otras opiniones y en la humildad.”
Pancho Cajas |
Dicha Constitución se formuló con una amplia participación ciudadana, y fue masivamente ratificada en las urnas, pues se intentó recoger el sentir popular de lucha en contra de las injusticias de épocas anteriores. Ese es precisamente el espíritu de Montecristi que supuestamente Moreno intenta recuperar, una cuestión que está muy lejos de ser cierta, por lo demás.
Tan problemática resultó a ratos la Constitución a Correa que incluso tuvo que enmendarla casi a la fuerza y atropellando la misma carta magna, solo recordemos diciembre de 2015. Si bien es cierto que la Constitución posee fallas que deben corregirse - como el excesivo poder otorgado al ejecutivo -, también posee grandes aciertos como el reconocimiento al derecho a la resistencia (art. 98) que el propio Correa desdeñó y consideró una simple novelería. ¿No es eso una vil traición cuando fue la propia resistencia popular la que llevó a Correa a la Presidencia? Es más, ya en aullidos de desesperación, Correa y sus áulicos más íntimos auguran su retorno a través de otra asamblea constituyente…
Y si en lo político se observan traiciones, el manejo económico de Correa es aún más claro; manejo que mantiene la misma orientación con Moreno. El gobierno de Correa devino en mera herramienta para que el capital satisfaga su voracidad acumuladora explotando trabajadores y Naturaleza, compartiendo incluso muchos objetivos neoliberales de los años 80 y 90. Pero mientras el viejo neoliberalismo apartaba y reducía al Estado para que grandes capitalistas exploten libremente, el nuevo neoliberalismo correísta fortaleció al Estado para ponerlo en comunión con el gran capital -local y transnacional- para que dicho capital explote libremente. Así, Correa instauró una suerte de neoliberalismo transgénico con la intervención del Estado, aderezado con una corrupción desbocada que se va descubriendo día a día.
Apenas unas pocas joyas neoliberales del correísmo son: promover el tratado de libre comercio (TLC) con la Unión Europea, expresión máxima del neoliberalismo; ampliar la frontera petrolera en el centro-sur de la Amazonía, incluyendo el ITT-Yasuní (propuesta para la cual Correa no dio la talla); imponer la minería a gran escala, violando el mandato minero de 2008 y criminalizando y persiguiendo a quienes se oponen, ejemplo Kimsacocha, Íntag, Mirador, Panantza; entregar campos petroleros maduros a empresas extranjeras (entrega de campo Auca a Schlumberger, e intentos - nada claros - de entrega del campo Sacha a la empresa china CERG); conceder, sin licitación y por medio siglo, los puertos de Posorja, Puerto Bolívar y Manta a capitales extranjeros; apoyar grandes agronegocios, monocultivos y agro-combustibles marginando la soberanía alimentaria y al campesinado.
La lista de las traiciones en el campo social es también grande: prácticamente “privatizar la salud” vía convenios con clínicas privadas, incluyendo sobreprecios; fomentar indirectamente a “privatizar la educación” con el auge de cursos y universidades privadas para los “no elegidos”; reintroducir la flexibilización laboral (por ejemplo, permitiendo reducir horas de trabajo, afectar a beneficios como cesantía, distribuir irregularmente horas de trabajo durante la semana); aprobar los decretos 016 y 739 para controlar organizaciones sociales y sociedad civil y decreto 813 para disciplinar a trabajadores públicos; crear organizaciones sociales – sobre todo sindicales - paralelas propias y afines al gobierno.
La lista de traiciones y estafas del correísmo en lo económico es tan grande (cómo olvidar aquí a la fallida «transformación de la matriz productiva») que hasta se podrían escribir libros enteros. Lo crucial en este punto es no perder la memoria histórica de todo el desperdicio de una década hecho por el correísmo a fin de no dejarnos engañar cuando éste se queja de que Moreno es el traidor…
En definitiva, no sabremos a qué acuerdos llegaron Moreno y Correa. Si esto no se destapa de forma transparente, no podremos conocer cuál fue el traidor en esas conversaciones. Pero, a estas alturas, para el país ese debería ser un problema menor que terminará resolviéndose al interior de la Cosa Nostra ecuatoriana, es decir, Alianza País, la que, según Fernando Vega, ex-asambleísta constituyente de Alianza País, devino en una secta mafiosa.
Lo que sí debe quedar claro es que Rafael Correa fue quien traicionó la confianza del pueblo ecuatoriano en las urnas y al mismo mandato constituyente. Aquí no caben medias tintas. El gran traidor es Rafael Correa".
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