10 issues in Finnish education ▸ 10 problemas en la educación finlandesa


Photo Tiina Kokko / Yle

En español, abajo

Most of what we read about education in Finland is good news. However, it is difficult to believe that the Finnish education model is problem-free. Finnish education expert Pasi Sahlberg - author of Finnish Lessons - shared on Twitter (May 2013) his views on the Top 10 issues Finland's education faces today. I translated them into Spanish (see below). 

Issues Finnish education if facing now (by Pasi Sahlberg) - 2013
What are the issues Finnish education system is facing now? I'll tweet my Top 10 within the next two weeks starting now. Reactions welcome.

Issue 1: Finns have lost inspiring vision that would spark system-wide renewal. Students and teachers say change is necessary now!

Issue 2: Finnish teachers fear that there'll be more central control & standardized testing in the future. Many would consider another job.

Issue 3: Finnish kids say they don’t like school. But they like education. Old model of school is dead. What would wake up Finns to change?

Issue 4: 3000 16-year-olds don’t continue education after basic school. Some never study again. Some find school irrelevant for life. Sad.

Issue 5: Finland has invested heavily in technology in schools during the last 2 decades. It remains underused in many schools. What next?

Issue 6: ‘School shopping’ is becoming common in cities. Neighborhood schools are no more places for community action -> segregation.

Issue 7: Public funding for schools is decreasing. Local governments are in trouble – small schools disappear, inequality increases.

Issue 8: Pundits and politicians rather than experts and practitioners dominate public discussion in Finland; opinions before expertise.

Issue 9: Finnish school system has no engine for innovation. PD is thought to be enough. School-driven innovation is haphazard and rare.

Issue 10: Teachers feel their authority to manage student behavior is decreasing. Jobs are at risk due to unclear lines of authority.



Casi todo lo que leemos sobre la educación en Finlandia son buenas nuevas. No obstante, resulta difícil creer que el modelo educativo finlandés esté exento de problemas. Pasi Sahlberg - autor de Lecciones Finlandesas - compartió en su cuenta de Twitter (mayo 2013) 10 desafíos que, a su juicio, enfrenta hoy la educación en Finlandia. Los he traducido aquí al español.

10 problemas de la educación finlandesa, hoy (por Pasi Sahlberg) - 2013

1. Los finlandeses han perdido una visión inspiradora capaz de desatar una renovación de todo el sistema. Estudiantes y profesores dicen que el cambio es necesario ¡ahora!

2. Los profesores finlandeses temen que haya más control centralizado y pruebas estandarizadas en el futuro. Muchos considerarían cambiar de trabajo.

3. Niños y niñas finlandesas dicen que no les gusta la escuela. Pero les gusta la educación. El viejo modelo de escuela está muerto. ¿Qué moverá a los finlandeses a cambiar?

4. 3.000 adolescentes de 16 años no continúan su educación más allá de la educación básica. Algunos no vuelven a estudiar nunca más. Algunos encuentran que la escuela es irrelevante para la vida. Triste.

5. Finlandia ha invertido fuertemente en tecnología para las escuelas durante las dos últimas décadas. Esta permanece subutilizada en muchas escuelas. ¿Qué sigue?

6.  Las "compras escolares" se están volviendo comunes en las ciudades. Las escuelas del barrio ya no son lugares para la acción comunitaria -> segregación.

7. El financiamiento público para las escuelas está decreciendo. Los gobiernos locales están en problemas: las escuelas pequeñas desaparecen, la inequidad aumenta.

8. "Comentaristas" (pundits) y políticos, antes que expertos y practicantes, dominan la discusión pública en Finlandia. Opiniones más que conocimiento y pericia.

9. El sistema escolar finlandés carece de motor para la innovación. Se asume que tener un Ph.D. basta. La innovación basada en la escuela es más bien esporádica y rara.

10. Los profesores sienten que está disminuyendo su autoridad para manejar el comportamiento de los estudiantes. Su trabajo está en riesgo debido a líneas de autoridad poco claras.


Otros textos relacionados en este blog

- Por qué Finlandia dejó de estar en el «top» de PISA

¿Renuncia a un mundo alfabetizado?

Rosa María Torres

Actualizado: sep. 2024

Marcelo Chamorro - Ecuador


Hoy importan más los analfabetos digitales que los analfabetos a secas.

Se estima que en 1820 una de cada 10 personas en el mundo podían leer y escribir. En 1950, la mitad de la población mundial era analfabeta (The World in Data: Literacy). Según la UNESCO, en 1979 el 68% de la población sabía leer y escribir. Pese a los avances de las últimas décadas, las personas analfabetas siguen contándose por millones (dos tercios son mujeres, este dato no cambia). 

Los informes mundiales de seguimiento de la Educación para Todos (1990-2000) registraban los avances de las seis metas de EPT acordadas en Jomtien, Tailandia, en 1990. Estas fueron ratificadas, con modificaciones, en el Foro Mundial de Educación en Dakar en el año 2000: 

1) desarrollo infantil y educación inicial, 
2) acceso universal a la educación primaria, 
3) mejoramiento de los resultados de aprendizaje, 
4) reducción del analfabetismo adulto a la mitad, 
5) ampliación de los servicios de educación de jóvenes y adultos, y 
6) aumento de la adquisición por parte de los individuos y las familias de los conocimientos, capacidades y valores necesarios para vivir mejor 

Después de 25 años de EPT (1990-2015) lo avanzado en las seis metas estuvo por debajo de lo esperado y comprometido. La alfabetización de adultos fue la meta con menor avance.

Por otra parte, el Informe de la EPT en 2012 destacaba que 160 millones de adultos en los países desarrollados tenían "pobres habilidades" de lectura y escritura. 

"Las tasas de alfabetismo suben, pero no lo suficientemente rápido" advertía en 2010 el Instituto de Estadísticas de la UNESCO (UIS). Desde entonces el avance ha seguido siendo lento e incluso ha aumentado el número de personas analfabetas. En los últimos años, el analfabetismo digital pasó a agregarse como nueva categoría y nueva realidad.

Personas analfabetas (mayores de 15 años)
▸ 1989: 895 millones (cifra dada por la UNESCO como línea base de la Educación para Todos).
▸ 2010: 775 millones 
▸ 2011: 774 millones 
▸ 2015: 757 millones 
▸ 2022: 771 millones (UIS).

Después de 25 años de Educación para Todos seguía lejana la meta de la alfabetización universal. La agenda pendiente de la EPT fue incorporada al Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4) dentro de la Agenda 2030.

En América Latina y el Caribe el objetivo de "erradicar el analfabetismo" se remonta a 1980 (inicio del Proyecto Principal de Educación, coordinado por UNESCO-OREALC en Santiago). A nivel mundial, la meta que acaparó la atención en la Educación para Todos y en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015) fue la educación primaria de niños y niñas, centrada en acceso y matrícula. La educación de jóvenes y adultos ha sido siempre relegada en los planes internacionales.

La historia volvió a repetirse en momentos en que se corría contra el tiempo ante el plazo del año 2015. La educación de jóvenes y adultos, y la alfabetización específicamente, volvieron a aladearse. Algunas voces reclamaron agregar metas para estos campos, ignorando u olvidando que las metas han estado siempre ahí y que lo que ha faltado es la voluntad para cumplirlas.

En un mundo que se precia de haber ingresado en la Sociedad de la Información teniendo como mira la Sociedad del Conocimiento, que hace gala de avances tecnológicos y de estar reduciendo la brecha digital, importan más los analfabetos digitales que los analfabetos a secas.

La cifra millonaria de analfabetos parece haberse incorporado como tolerable y compatible con el progreso de la humanidad. 

En realidad, el número de personas adultas analfabetas debe ser mucho más alto que el registrado oficialmente en los países y a nivel global pues:

a) muchas personas analfabetas no se declaran tales en censos y encuestas, o se consideran y declaran alfabetizadas por haber aprendido a dibujar su nombre o haber ido unos pocos años a la escuela;

b) programas y campañas de alfabetización por lo general dejan a las personas con habilidades muy elementales de lectura y escritura, insuficientes para que puedan leer y escribir con autonomía; más que "analfabetismo por desuso" se trata en verdad de procesos incompletos de alfabetización; 

c) no se da la debida atención al fracaso alfabetizador de la escuela, que alimenta año con año la problemática del analfabetismo de jóvenes y adultos;

d) el analfabetismo funcional y el iletrismo afectan a millones de niños, jóvenes y adultos que no entienden cabalmente lo que leen, y a millones que no leen ni escriben a pesar de haber aprendido a leer y escribir.


La utopía de un mundo alfabetizado parece estar archivándose. Atrás quedaron los tiempos en que se aspiraba a eliminar el analfabetismo (y la pobreza); hoy se aspira a "reducir" uno y otra a porcentajes definidos. La aspiración no incluye que los nuevos alfabetizados lean y escriban; la meta se da por cumplida meramente en términos estadísticos. 

Hay quienes, desde el cálculo económico, la ideología o la simple ignorancia afirman hoy en día que las personas analfabetas, si han llegado a la edad adulta en esa condición, son posiblemente discapacitadas, inalfabetizables e ineducables.

Renunciar al objetivo de un mundo alfabetizado, que lee y escribe comprensivamente y con sentido como parte de su cotidianeidad, es no solo negar una necesidad básica y un derecho humano fundamental que asiste a las personas de toda edad y condición, sino renunciar a un pedazo más de dignidad y autonomía en un mundo crecientemente deshumanizado.

* Una versión anterior de este artículo se publicó en: Educación de Adultos y Desarollo, No 80, DVV, Bonn, dic. 2013
https://www.dvv-international.de/es/educacion-de-adultos-y-desarrollo/ediciones/ead-802013-despues-de-2015

Para saber más
- UNESCO, Día Internacional de la Alfabetización.
https://www.unesco.org/es/days/literacy-day
- UNESCO, Mensaje de la Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Internacional de la Alfabetización, 8 de septiembre de 2022.
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000382510_spa

Informes de seis meses de gestión


El fracaso alfabetizador de la escuela. Presentación de "La alfabetización de los niños en la última década del siglo" de Emilia Ferreiro

La cercanía del plazo (2015) de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) 2000-2015 y de la Educación para Todos (EPT) 1990-2000-2015 agitó el panorama mundial, llamando a redoblar esfuerzos para tratar de cumplir con objetivos y metas en el plazo estipulado. Ni los ODM ni la EPT lo lograron. La meta para la educación de los ODM - «completar la escuela primaria» (en realidad «supervivencia al quinto grado», es decir cuatro años de escolaridad) - no se alcanzó en muchos países. En cuanto a la EPT, el Informe de Seguimiento Mundial de la Educación para Todos 2012 estimaba que 61 millones de niños y niñas en edad escolar seguían fuera de la escuela, 120 millones no llegaban al cuarto grado y 130 millones lo hacían pero no lograban en ese tiempo aprender a leer, escribir y calcular.

El fracaso alfabetizador de la escuela - que es fracaso del sistema escolar, no de los alumnos individualmente - viene constatándose e investigándose hace tiempo, alarmando y adquiriendo dimensiones dramáticas, con su secuela de sufrimiento, repetición y expulsión escolar para millones de niños y niñas. Al mundo impreso vino a agregarse el mundo digital; a éste se han trasladado, amplificados, los viejos problemas de la adquisición de la lectura y la escritura.

En este contexto y momento es pertinente traer a colación un texto de Emilia Ferreiro, "La alfabetización de los niños en la última década del siglo", escrito en los 1990s, en el que recorrió la frustrante historia de la alfabetización infantil en América Latina y algunos de los retos de cara al año 2000, año en el que arrancó la agenda mundial de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y se decidió extender por 15 años más la Educación para Todos. 

Incluyo abajo la Presentación que hice para el texto de Emilia en 1993, el cual publiqué con su autorización en la Colección Educación del Instituto Fronesis, en Quito.

En un mundo desmemoriado, donde todo parece empezar hoy, sin historia ni antecedentes, es importante recordar que muchos problemas vienen de muy atrás y que, en un asunto tan crítico y fundamental como el de la adquisición y el desarrollo de la lengua escrita en el medio escolar, seguimos mordiéndonos la cola.


Presentación del texto de Emilia Ferreiro
"La alfabetización de los niños en la última década del siglo" 


por Rosa María Torres

Los sistemas escolares y la sociedad en general se han movido tradicionalmente con la idea de que enseñar y aprender a leer y escribir es cosa sencilla. A partir de esa concepción, se ha actuado en consecuencia: al primer grado de la escuela suele asignarse a los profesores nuevos o con menor experiencia e in­cluso a los sin formación docente; en el primer grado se abarrotan los grupos más numerosos de alumnos, sin atención a mínimos requerimientos pedagógicos; el primer grado puede carecer de todo, incluidos los materiales y medios indispensa­bles; el primer grado, en fin, suele tener trato de sótano, sótano que, sin embargo, es el cimiento del edificio educativo. Por eso, es aquí justamente donde deberían ir a parar no los peores, sino los mejores, maestros y maestras.

Típicamente se ha asumido que quien lee y escribe es capaz de en­señar ese saber a otros. En el fondo, todos parecen creer que ense­ñar a leer y escribir es sobre todo cuestión de paciencia, antes que de conocimiento y de especialización. A lo sumo, en el ámbito escolar, se ha asumido que el asunto se resuelve con ayuda de algún texto, manual o cartilla; texto, manual o cartilla que indica, paso a paso, los temas a tocar y las activida­des a realizar, las letras, sonidos, palabras, frases, oraciones y párrafos a introducir, en una impecable secuencia (ascendente o descendente) que no deja lugar a equívoco ni reclama del maestro otro esfuerzo que el de seguir instrucciones al pie de la letra.

La capacitación docente se ha montado sobre estas bases: desde que se inventó el sistema escolar viene enseñándose a los maestros a pensar que la enseñanza de la lectura y la escritura se reduce a la adopción de un determinado método y al manejo de un conjunto de técnicas. En pocos campos de la formación docente debe haber tanta desactualización: entrampados en obras antiguas y polémicas probadamente infructuosas en torno a los innumerables métodos de alfabetización, los futuros maestros pueden graduarse y lanzarse a las aulas sin la preparación suficiente, sin siquiera atisbar veinte, treinta años de investigaciones recientes sobre el tema lectura-escritura (provenientes de campos muy diversos como la Psicología, la Lingüística, la Psicolingüística, la Pedago­gía, la Sociología, la Historia, la Antropología), sin una visión científica del lenguaje como objeto de enseñanza y de conocimiento, sin una comprensión acerca de cómo aprenden los niños a leer y escribir. No debe asombrar, por ello, la anomia metodológica que caracteriza a la enseñanza de la lectura y la escritura en el aula, según lo constatan estudiosos del tema educativo en varios lados: "Los docentes utilizan una gama que oscila entre dos grandes categorías: la metodología tradicio­nal, y lo que podríamos denominar anomia metodológica, que se caracteriza por la no aplicación de ninguna pauta definida, la mezcla de criterios diferentes y, en definitiva, el total desorden desde el punto de vista del manejo del proceso de aprendizaje".[1]

La alfabetización es una de las funciones primordiales atribuidas históricamente al aparato escolar. Durante décadas se dio por sentado que dicha función estaba siendo cumplida y que, en todo caso, cualquier malfuncionamiento era atribuible a los alumnos, a su incapacidad o inmadurez, a sus «problemas de aprendizaje» o los problemas de sus familias. Nos acostumbraron a creer que «analfabetismo» era algo que se aplicaba solamente a los adultos y, en cualquier caso, a aquellos que nunca tuvieron oportunidad de ir a la escuela.

Hoy en día sabemos que nada de esto es así. Investigaciones sobre el proceso de adquisición de la lengua escrita así como evaluacio­nes de aprendizaje llevadas a cabo en varios países muestran que el aparato escolar viene teniendo grandes problemas con la enseñanza y con el aprendizaje de la lectura y la escritura, que la alfabetización inicial es un proceso bas­tante más complejo, rico y creativo que lo que siempre se ha creído. El viejo precepto de «la letra con sangre entra» provoca miedo en lugar de aprendizaje y es responsable en buena medida de generaciones enteras de no-lectores y no-escritores.

En todo el mundo se constata el mismo fenómeno: la repetición escolar se concentra en el primero o en los dos primeros grados de la escuela, a los que se ha atribuido tradicionalmente la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura. Emilia Ferreiro y muchos especialistas en América Latina hemos venido planteando que el objetivo de la alfabetización no debería limitarse a uno o dos grados sino abarcar la educación primaria e incluso toda la educación básica; lamentablemente, este planteamiento ha tenido escaso o ningún eco en las políticas y reformas educativas. Aprender a leer y escribir sigue apretándose en el primer grado o en los dos primeros grados, y los niños jugándose allí su futuro escolar.

El fracaso alfabetizador de la escuela cobra perfiles dramáticos en América Latina, donde, según la UNESCO, la mitad de los niños que entran a la escuela repiten el primer grado, porcentaje que se eleva al 60% para los niños provenientes de familias pobres. Como resultado de las altas tasas de repetición, los niños latinoamericanos permanecen en promedio 7 años en la escuela, pero en ese lapso sólo logran completar cuatro grados. [2] La UNESCO estima, asimismo, que la mitad de los alumnos que terminan el cuarto grado en esta región no están en capacidad de enten­der lo que «leen», es decir, no logran adquirir un nivel de lectura comprensiva. [3]

Estudios y evaluaciones que vienen realizándose en los últimos años en diversos países han venido a confirmar tales afirmaciones y a mostrar su magnitud. Unos pocos ejemplos:

Chile: los indicadores arrojados por el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE), en 1988, mostraron que, en prome­dio y a nivel nacional, los alumnos apenas superan el 50% de los objetivos mínimos en las áreas de lenguaje y matemáticas, tal y como éstas están definidas en los programas de estudio, correspon­diendo a las escuelas subvencionadas rurales apenas un 38.9%. [4]

Ecuador: un estudio de diagnóstico realizado en 1990, aplicando pruebas de lenguaje y matemática a una muestra de 50 escuelas primarias rurales y urbanas, reveló que 50% o más de los alumnos de escuelas públicas (todas las rurales y la mitad de las urbanas) habían logrado un nivel insuficiente de aprendizaje del lenguaje. [5]

México: un estudio realizado en 1989 en zonas rurales y urbano-marginales revelaba que solamente 15% de los alumnos que completan la escuela primaria "han adquirido el lenguaje y dominan su manejo". [6]

Uruguay: un diagnóstico de la educación básica realizado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) reveló que los estudiantes estaban en capacidad de responder satisfactoriamente poco más de la mitad de las preguntas de la prueba de Lenguaje (que incluía Vocabulario, Verbos, Ortografía, Gramática, Compren­sión Lectora y Redacción), resultando que "más de la mitad de los niños son insuficientes en redacción", y el 17% de la población escolar de la capital (Montevideo) "tiene nulos o mínimos rudimen­tos de escritura". [7]

No han faltado iniciativas para atacar el problema. Las empresas editoriales y las empresas jugueteras son las que mejor han sabido aprovechar las debilidades de la alfabeti­zación infan­til. En ningún campo y para ninguna materia hemos visto la proliferación de materiales didácticos que han surgido, en los últimos años, en este rubro.

La educación inicial y, en particular, la educación pre-escolar, viene siendo vista y propuesta cada vez más como una estrategia preventiva, paliadora del fracaso escolar. La rápida expansión de la educación inicial en América Latina y el Caribe en los últimos años se debe, en buena medida, a este intento por preparar mejor a los futuros escolares para la instrucción formal y, de manera específica, para la alfabetización.

En muchos países se han creado programas especiales para los alumnos atrasados, así como para repitentes y desertores. Algunos de dichos programas han adquirido carácter masivo y se han institucionalizado dentro de los organi­gramas de los Ministerios de Educación. Asimismo, dentro de las llamadas políticas de "discriminación positiva", destinadas a com­pensar a los grupos menos favorecidos, han empezado a perfilar­se aquellas destinadas a apoyar a los niños y a las escuelas de sectores pobres con un conjunto de medidas -bibliote­cas, refuerzo escolar, etc.- destinadas a mejorar sus condiciones de enseñanza-aprendizaje de la lectura y la escritura.

Programas com­pensatorios, actividades extracurriculares, escuelas de verano, talleres de aprendizaje, círculos de refuerzo escolar, academias e institutos de nivelación, sistemas de tutoría, profesores privados: toda una red, en fin, de iniciativas públicas y privadas han debido entrar en acción para suplir los vacíos de un sistema escolar que, ya de manera evidente, deja al descubierto su dificultad para hacerse cargo de la alfabetización infantil, particularmente de los niños de sectores populares, es decir, de la inmensa mayoría de los niños y niñas latinoamericanos.

La obra y la contribución de Emilia Ferreiro

En este contexto, la contribución de Emilia Ferreiro cobra una importancia singular. Sus trabajos, basados en años de investigación sistemática y rigurosa sobre los procesos de adquisición de la lengua escrita, han signi­ficado el inicio de una verdadera revolución en el campo de la lectura y la escritura y en el campo educativo en general.

Emilia no nos vende un libro de texto más, ni nos ofrece la ilusión de un método milagroso que, éste sí, será capaz de enseñar a los niños a leer y escribir en un santiamén; ni se propone tranquilizar a los maestros poniendo a su disposición un nuevo manual con orien­taciones y técnicas al alcance de todos. Nos propone, por el con­trario, revisar con sospecha los textos tradicional­mente utilizados para la alfabetización escolar, incluso aquellos vestidos de colores y con ropajes de modernidad; nos hace dudar acerca de viejos y nuevos métodos dados por ciertos y por infali­bles; antes que tranquilizar, busca intranquilizar a la comu­nidad educativa -maestros, padres de familia, planificadores educa­tivos, expertos en alfabetización, autores de textos escola­res, agencias internaciona­les involucradas en el sector educativo- invitándonos a reconside­rar totalmente, radicalmente, las creencias y prácticas tradiciona­les acerca de lo que es enseñar y aprender a leer y escribir.

La obra de Emilia Ferreiro descubre, irrumpe, provoca. Es, en muchos sentidos, irreverente, pues viene a cuestionar las bases mismas de una antigua sabiduría esco­lar reproducida generación tras generación en el aula de clase y en el hogar, en la Escuela Normal y la Facultad de Pedagogía, en el texto escolar y en el manual de formación docente, de maestros a maestros, de maestros a alumnos, de padres a hijos. Leer cualquiera de sus trabajos es aventurarse a dejar atrás viejas cer­tezas, atreverse a repensar todo de nuevo, exponerse a la necesidad de revolucionarse y de revolucionar. Su obra es un llamado a un replanteamiento profundo del tema lectura y escritura: del proceso de enseñanza (un proceso constructivo, eminentemente creativo, no monopolizado por un maestro ni predeter­minado por una progresión de letras o de ejercicios), del objeto específico de la alfabetización (el lenguaje humano en sentido amplio, la lengua escrita, el mundo fascinante de la palabra), y del sujeto que aprende (un niño o niña que sabe mucho antes de llegar a la escuela, que razona y piensa, que aprende de manera inteligen­te y activa, que crea y descubre).

Con la publicación de este trabajo de Emilia Ferreiro en la Colección Educación del instituto fronesis, queremos contribuir - junto con ella - a remover telarañas, a provocar una reflexión profunda y un debate amplio en torno a un tema central, en torno al cual gira en buena medida no sólo la posibilidad del éxito o el fracaso escolar de cada niño y niña, sino el éxito o el fracaso de los sistemas escolares contemporáneos.

Rosa María Torres
instituto fronesis
Quito, 1993

Notas
[1] Rodrigo Parra y Juan Carlos Tedesco, "Marginalidad urbana y educación formal", Proyecto Desarrollo y Educación en América Latina y el Caribe, UNESCO/CEPAL/PNUD, Buenos Aires, 1981.
[2]
CEPAL-UNESCO, Educación y conocimiento: Eje de la transfor­mación productiva con equidad, Santiago de Chile, 1992.
[3]
UNESCO/OREALC, Situación Educativa de América Latina y el Caribe 1980-1989, Santiago de Chile, 1992.
[4] Adriana Delpiano, "Programa de Mejoramiento de la Calidad de las Escuelas Básicas de sectores más pobres en Chile. Una política educativa en la transición a la democracia", en: UNESCO, La gestión pedagógica de la escuela, Santiago de Chile, 1992.
[5]
INSOTEC/CIEDC, Diagnóstico de la realidad educativa primaria rural: Informe Final, Quito, 1990 (mimeo); Banco Mundial, Ecuador: Estrategia del sector social para los noventa, 1990.
[6]
CEE, Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, Vol. XXI, Nº 3, México, 1991.
[7] Administración Nacional de Educación Pública - Consejo Directivo Central/ CEPAL, Enseñanza primaria y ciclo básico de educación media en el Uruguay, Montevideo, 1990; CEPAL, Qué aprenden y quiénes aprenden en las escuelas de Uruguay?, Los contextos sociales e institucionales de éxitos y fracasos, Informe al Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública, Montevideo, s/f.

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