Consejos prácticos para anular el gusto por la Literatura


Claudius Ceccon - Brasil

Anular el gusto por la literatura puede ser algo muy sencillo, sobre todo si se empieza desde la infancia. Los siguientes consejos prácticos, basados en la experiencia de varias generaciones de jóvenes y adultos que hemos pasado por las aulas, pueden serle muy útiles si usted es uno/a de tantos profesores empeñados en lograr que los alumnos desarrollen anticuerpos no sólo ante la literatura sino ante la lectura en general.

Envíe a leer como castigo (por no haber hecho la tarea, portarse mal, etc).

Antes de empezar a leer algo, advierta a toda la clase que, al terminar la lectura, hará preguntas o tomará prueba.

Pida leer individualmente y en voz alta, mejor si en algún orden anticipable por los alumnos (el orden de la lista o de estatura o de los asientos).

Regañe a quienes, al leer en voz alta, leen en voz demasiado baja.

Pida resúmenes de todo lo que envía a leer.

Evalúe lo que escriben los alumnos fijándose sobre todo en la cantidad de escritura (número de oraciones, párrafos, páginas, etc.).

Al corregir, ponga atención en la ortografía antes que en el contenido y la intención de lo escrito.

Califique bien solo a los que opinan igual que usted (o según lo que usted considera que debían escribir).

Dicte clases aburridísimas de Literatura.

Seleccione como material de lectura algo que los alumnos no pueden entender (pues está por encima de su edad, sus conocimientos y su nivel de lectura) en aras del loable objetivo de ayudarles a aumentar su vocabulario y su cultura general.

Seleccione para leer algo que a usted le parece interesante, aunque a los estudiantes les parezca un plomo.

Pida leer todos los años los mismos libros.

Pida leer resúmenes de libros en vez de los libros completos escritos por los autores.

Pida leer los clásicos de la literatura mundial, evitando todo contacto con la literatura contemporánea y con los autores nacionales.

Evite que sus alumnos tengan arrebatos de escritura libre, en los que expresen sus propias ideas.

Pida un resumen de Platero y Yo, La Ilíada, La Celestina o Crimen y Castigo. Exíjalo como tarea para el próximo lunes.

Ponga como regla a sus estudiantes que deben leer al menos un libro por semana.

Desarrolle en sus estudiantes el hábito de llenar fichas de lectura para cada libro que leen (datos del libro, del autor, etc.).

Pida leer la biografía del autor (o, mejor aún, díctela) antes de leer el libro.

En el examen pregunte datos tales como el lugar de publicación del libro, la fecha de nacimiento del autor, el número de páginas, y las veces que aparece repetida la palabra "asimismo".

Cuando más interesante está la lectura, interrumpa haciendo preguntas para verificar que los alumnos estén prestando atención y siguiendo el texto.

No bien se ha leído un poema, empiece a preguntar sobre el número de estrofas, el tipo de rima y el uso de las metáforas.

Ponga malas calificaciones en Literatura por no haber comprado o traído el libro.

■ Haga perder el año por Literatura.

Siga convencido, en fin, de que lo importante es hacer que los estudiantes lean, no que desarrollen el gusto por la lectura.

* Publicado originalmente en la revista Familia del diario El Comercio de Quito, 23/04/95 (página de Educación que mantuve durante ocho años). 

* Publicado como cartel por la Secretaría de Educación Pública del Estado de Guanajuato, México, y distribuido a todas las escuelas del Estado (2003).

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Un Congreso de Alfabetizandos en Sao Paulo


Dedicado a José Carlos y Vera Barreto

En Sao Paulo, una de las ciudades más populosas del mundo y la ciudad con la más alta concentración de analfabetos en América Latina, tuvo lugar en diciembre de 1990 un evento sin precedentes: un Congreso de Alfabetizandos. Corría el Año Internacional de la Alfabetización y era Paulo Freire el mentor y organizador del Congreso, desde la Secretaría Municipal de Educación de Sao Paulo, conjuntamente con el MOVA-SP (Movimiento de Alfabetización de Jóvenes y Adultos de la Ciudad de Sao Paulo), el EDA-DOT (Programa de Educación de Adultos de la Dirección de Orientación Técnica) y el FORUM de los Movimientos Populares de Alfabetización de Sao Paulo.

El Congreso, un viejo sueño de Paulo Freire, duró un día, un domingo 16 de diciembre. Empezó a las 8:30 de la mañana y concluyó a las 8 de la noche, con la presentación de un grupo de samba, pero se extendió de hecho hasta pasada la medianoche, con gran fiesta colectiva. Cerca de 5.000 personas participaron en el evento, realizado en Promocenter, uno de los locales más grandes de Sao Paulo. La mayoría de los asistentes fueron mujeres (en Brasil -y en todos lados- la mayoría de alfabetizandos adultos son mujeres) y muchos niños (como también era previsible: las madres de sectores populares van con sus hijos incluso a las clases de alfabetización). Anticipando esto último, durante el congreso se habilitó como guardería una gran sala aledaña al auditorio principal, atendida por muchachas voluntarias.

Cada asistente recibió una carpeta, un diploma de asistencia y un cupón para el almuerzo. Este último, consistente en un sánduche, un refresco y una fruta, había sido preparado el día anterior por voluntarios de los propios núcleos de alfabetización. El Congreso terminó con gran baile de samba, no previsto en la agenda. Fue un evento excepcional, un día de alegría y de fiesta, una experiencia inolvidable para quienes participamos de ella.

El objetivo del Congreso era propiciar un encuentro entre los alfabetizandos de Sao Paulo - inscritos en los núcleos de alfabetización organizados y atendidos por el MOVA- y estrechar las relaciones entre alfabetizadores y alfabetizandos así como entre el MOVA-SP, el EDA y FORUM. Un documento elaborado por el equipo organizador orientó las discusiones en el Congreso. Dicho documento fue redactado a partir de un cuestionario enviado y discutido en todos los núcleos, doce preguntas referidas a la situación de los analfabetos, sus opiniones sobre el programa de alfabetización, y sus expectativas de vida.

Los preparativos del Congreso fueron agitados e intensos. Cuando llegué a Sao Paulo, el día anterior, un ejército de voluntarios estaba distribuido en grupos por toda la ciudad realizando distintas tareas. En una casa con muchas habitaciones y un gran patio se preparaba la comida: infinidad de manos femeninas cortaban panes, untaban mayonesa y mostaza, metían rodajas de queso, jamón y tomate, sellaban bolsas plásticas y las metían en enormes cajas o en canastas. En otra casa estaban los encargados de las carpetas y la papelería, compaginando documentos y preparando las identificaciones para los 5.000 invitados. En su departamento, Estela y un grupo de jóvenes discutían los últimos toques de la agenda. Ninguno de nosotros había estado nunca en un congreso de personas que apenas empiezan a leer y escribir. Mil preguntas flotaban en el ambiente: ¿en qué debía ser este congreso diferente a un congreso académico convencional?, ¿cómo es un congreso que casi no hace uso de la palabra escrita?, ¿qué pasa con personas que no están acostumbradas a permanecer varias horas sentadas?, ¿cómo es un congreso con 5.000 personas de todas las edades? Recuerdo que esa noche me fui a dormir con la certeza de que preparar este Congreso era un enorme desafío al conocimiento y a la imaginación, y que ese desafío nos superaba a todos.

Los buses empezaron a llegar desde temprano, repletos de gente. Alegres, cantando, con sus mejores atuendos, muchos con banderitas en la mano, algunos con pequeñas cámaras de fotos, iban entrando al local del evento hombres y mujeres, niños pequeños, algunos de pecho, adolescentes, jóvenes, ancianos. A la entrada, cada cual recibía su carpeta: la satisfacción y el orgullo al recibirla era patente en muchos rostros, particularmente entre los de mayor edad. Muchos no atinaban dónde ponerla, o no les quedaba mano para sostenerla. Durante el día, de hecho, veríamos a la gente llevar su carpeta a cuestas con incomodidad, resguardándola como algo muy preciado. Algunos se tomaron fotos con la carpeta sobre el pecho, o mostrándola en alto para la foto, es decir, para la posteridad.

Poco a poco el auditorio fue llenándose hasta quedar casi colmado. Consignas, cantos, himnos, pitazos de cornetas, hurras, llantos de niños se confundían en un solo gran concierto. Desde la palestra, la visión era fantástica: un mar de gentes, de colores, de entusiasmo, de vida. Atrás de nosotros, las pantallas gigantes que permitirían acercar los expositores a la audiencia.

El acto se inició con la presentación y exposiciones de los ubicados en la palestra. Como primer punto en el programa estaba la “Abertura”, a cargo de Moacir Gadotti, Regina Villas y Pedro Pontual, todos ellos amigos y colegas de Paulo. Luego vino “A Fala dos Alfabetizandos”: Wilson José de Arruda y Teodora Francisca de Carvalho, elegidos en asamblea para hablar en nombre de sus compañeros, fueron los que hablaron más largo y los más largamente aplaudidos. Exposiciones extendidas, detalladas, con mucha reiteración, con largos silencios: por momentos daba la impresión que la exposición nunca iba a terminar. Eramos nosotros, sus compañeros de palestra, quienes no entendíamos la lógica y el ritmo interno de su discurso; el público, abajo, seguía con interés la exposición: era su ritmo y su manera de decir las cosas.

Por último, “A Fala dos Educadores”, yo primero, Paulo al final, como cierre y broche de oro. En un encuentro doméstico e íntimo como éste, tuve el privilegio de ser invitada por Paulo como única no-brasileña, para contarles a los alfabetizandos de Sao Paulo sobre la campaña de alfabetización que acababa entonces de concluir en mi país, el Ecuador. Hablé -vergonzosamente- en español, y aunque hablé lento y escogiendo las palabras más parecidas al portugués, nunca estuve segura de que la gente me entendía. Paulo fue el último en hablar -”A utopía de uma sociedade sem analfabetos”- y el que logró la mayor concentración y el mayor silencio en la sala.

Silencio y ruido -aprendí para siempre ese día- pueden tener valores y significados culturales muy distintos. Desde la palestra, lo que se veía y escuchaba era un movimiento incesante de gente y un barullo permanente de fondo. Desde arriba podía tenerse la impresión de que nadie escuchaba, de que nadie atendía. No obstante, cuando bajé a sentarme entre el público, comprobé que la gente estaba atenta e interesada, solo que por determinados espacios de tiempo y haciendo turnos: mientras la mitad de los asistentes escuchaba desde su asiento, la otra mitad conversaba, paseaba o comía, con un ojo y un oído alertas.
 
La hora y media de receso para el almuerzo fue un desbordamiento, después de más de tres horas de clase-congreso tradicional, la gran boca de un lado y la gran oreja del otro. Las colas para retirar el almuerzo fueron menos complicadas y largas que lo imaginado, pues mucha gente -sobre todo mamás y niños pequeños- había empezado desde media mañana a retirar su almuerzo y a comer dentro del salón, durante la sesión. Quien pensó en almuerzo con hora fija se equivocó rotundamente: el almuerzo fue continuo y se extendió a lo largo de todo el día. Los escasos recipientes de basura ubicados en lugares estratégicos no dieron abasto.

El tiempo del almuerzo fue el tiempo para las fotos y para visitar el stand de publicaciones que montó Cortez Editora, fundamentalmente con libros sobre educación. Muchísima gente pasó por la mesa en que se exhibían los libros; muchos los hojearon, se interesaron en ellos y hasta preguntaron los precios. El solo hecho de una editorial exponiendo sus libros en un congreso de este tipo, es de por sí digno de destacarse.

A continuación del almuerzo, en el momento de la siesta universal, vino la parte más convencional y aburrida del evento: la lectura y aprobación del Documento Base del Congreso. En el mejor estilo académico, y sin ninguna concesión al público y a la singularidad de este evento, se procedió desde la palestra a la lectura en voz alta del documento, con todos los aditamentos: mesa directiva, oradores, revisión de carpetas, votaciones, aprobaciones párrafo por párrafo, etc. Bastaba mirar alrededor para percibir que muchos no entendían la lógica de todo esto, tenían dificultades para seguir el documento, se enredaban con su propio documento en la carpeta, y terminaban por rendirse.   

Cuando concluyó el ritual de la aprobación del documento empezó el verdadero congreso, el de ellos. Lo previsto en la agenda decía Trabalhos, manifestaçôes e atividades programadas pelos Fóruns Regionais” y lo que se esperaba es que los representantes de los distintos núcleos dijeran unas palabras en representación de sus compañeros. Esto no fue, sin embargo, lo que aconteció. Instalado el micrófono en el pasillo central del auditorio, debajo de la palestra, antes de que nadie pudiera advertirla o detenerla empezó a formarse una larga cola: todos querían el micrófono, todos querían hablar, todos  tenían algo para decir. Así, a lo largo de casi cuatro horas, miles de personas desfilaron por el micrófono para dejar su mensaje personal y único: un saludo, un poema, una canción, una anécdota, una experiencia personal, críticas y reclamos, odas a la importancia del leer y el escribir, relatos de lo aprendido y de la alegría de aprender, comparaciones entre el antes (de saber leer y escribir) y el después (de saber leer y escribir), opiniones sobre el Congreso, agradecimientos a los organizadores, palabras cariñosas para Paulo Freire.

Imposible registrar y detallar aquí todo lo que la gente fue capaz de sentir y expresar aquella tarde. Un micrófono es, definitivamente, un instrumento ansiado y poderoso para alguien que nunca tuvo voz, que nunca dijo su palabra o nunca fue escuchado. Desde la palestra, Freire espectaba dichoso este monumental acto de liberación de la palabra que él tanto defendió en sus libros y en su vida.

El discurso final y el cierre del Congreso estuvieron a cargo de Luiza Erundina de Souza, Prefecta del Municipio de Sao Paulo, la única que - junto con el propio Freire - podría haber logrado detener finalmente la interminable peregrinación junto al micrófono. Luego vino el show y el baile, el desborde de alegría, buen humor, camaradería, risa, disfrute personal y colectivo contenidos en la gente del pueblo, y en el pueblo brasileño en particular.

Cerca de la medianoche, lo que quedaba del Congreso eran montones de basura por todos lados. Cinco mil personas - aquí llamadas alfabetizandos, en otros lados simplemente analfabetos - se habían encontrado y habían pasado aquí un domingo inolvidable. Para quienes se opusieron al Congreso, dentro de la propia Secretaría de Educación, ésta era una veleidad de Freire, un sinsentido, un despilfarro de recursos. ¿Qué podía sacarse de un congreso de analfabetos? Visto desde el cálculo costo-beneficio, y medida esta relación en los términos económicos clásicos, este congreso era puro gasto, no inversión. No obstante, aún desde ese mismo cálculo, no hay nada que indique que el dinero que se invierte en los congresos convencionales, a los que asisten los letrados y estudiados, sean realmente inversión y no mero gasto. La importancia de este evento, no obstante, no puede medirse por su costo (ínfimos, si se tiene en cuenta que la organización descansó en el trabajo voluntario de mucha gente) sino por su valor real y simbólico en tanto acto por la democratización, humanización y dignificación de las personas.

Escribo esto a casi una década de distancia, rodeada de cuadernos, notas, fotos, y el video final del evento. Me hubiera gustado compartir estas páginas con Paulo, pero ahora solo me sirven para homenajearlo y pagar una vieja deuda personal: la deuda de escribir y contar a otros acerca de este Congreso de Alfabetizandos, un viejo sueño suyo en cuya realización, generosamente, me incluyó.


* Reportaje incluido en: R.M. Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2000; Itinerários pela Educação Latino-Americana, Artmed Editora, Porto Alegre, 2001. 

Otros escritos míos sobre Paulo Freire
▸ "Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha": entrevista con Paulo Freire
https://otra-educacion.blogspot.com/2011/05/yo-quisiera-morir-dejando-un-mensaje-de.html
Sobre educación popular: Entrevista con Paulo Freire, CECCA/CEDECO, Quito, 1986; Edições Loyola, Sao Paulo, 1987; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988; TAREA, Lima, 1988.

Cuando el aula suena, alumnos contentos trae


En una reunión internacional con docentes y especialistas que trabajan en edu­cación infantil alguien contó que, al visitar guarderías, centros de educación pre-escolar y escuelas en el Ecuador, le llamó la atención el bajísimo y hasta nulo nivel de ruido que podía percibirse desde afuera en varios de dichos planteles. Recintos del silencio, alumnos sentados, estanterías y mesas ordenadas, espacios pulcros. Como en una bibliote­ca clásica, no como en un aula. Como en un cemente­rio, no como en un centro educativo.

Niño es juego, y juego es bulla. Niño es movimiento, y movimiento es bulla. Niño es expresión, y expresión es bulla. Niño es crea­tividad, y creatividad es bulla. Niño es dinamismo, y dinamismo es bulla. Niño es vida, y vida es bulla. Reprimir­la es negar a los niños su derecho a ser niños, a jugar, a moverse, a expresarse, a curiosear, a crear, a vivir.

Se ofrecen pedagogías "centradas en el niño", pero la infraestructura, los espacios, el mobiliario, están diseñados para la inmovilidad, la falta de contacto, el desplazamiento controlado.

Se destaca el valor que tiene el juego en el aprendizaje y el desarrollo infantiles, pero los juguetes para los más pequeños se empaquetan y colocan a altura tal que solo los adultos puedan alcanzarlos.

Se proclama la importancia de la lectura y los libros, pero la biblioteca se guarda celosamente con candados, para evitar que los libros se destruyan con el uso.

Se pretende alentar la creatividad de los niños mediante el arte, dibujando, coloreando, pintando, constru­yendo, pero siempre bajo la mirada vigilante de la pulcritud y el orden.

Se reconoce el valor universal de la música, pero la música está ausente en el currículo, las aulas, los patios, la formación docente, la cultura escolar.

Se quiere que los niños trabajen en grupo, pero no se quiere que produzcan los sonidos inevitables de la comunicación y la colaboración.

Se espera, en fin, que los niños jueguen, socialicen, aprendan, pero sin hacer ruido, ateniéndose a las normas adultas del silencio, el aseo, el orden. 


La bulla, tan mal vista e incomprendida en el medio escolar, tiene fama de indisci­plinada, irreverente y hasta relajera, y es motivo de reprimen­das, sanciones y malas notas. No obstante, vista con lente humano, la bulla es básica y afortunadamente expresión del estar vivo: condensa el habla, la risa, el movimiento, la música, el canto, la alegría. Un aula bulliciosa indica, en primer lugar, que adentro hay alumnos, niños o jóvenes vivos, inquietos, contentos.

Un aula silenciosa puede ser, ciertamente, expresión de alumnos respetuosos e interesados, pero también de alumnos poco estimulantes o poco estimulados, aburri­dos o, peor aún, atemorizados. Un aula bulliciosa, por encima de toda sospecha en contrario, puede ser en cambio un buen indicio.

Hace poco ví, maravillada, en un video de la escuela del maestro Toshiro Kanamori, en Japón, la escena de niños y niñas revolcándose y chapoteando, felices, en un espacio de agua y lodo, embarrándose la ropa, el cuerpo, la cara, el pelo... Ese fue el premio que el maestro Kanamori ingenió para felicitar a sus alumnos por haber ganado ese día una batalla más en favor de la empatía, contra el egoísmo y la apatía. ¿Cuántas escuelas y cuántos maestros en el mundo estarían dispuestos a agasajar a sus alumnos con semejante chapoteo de libertad y felicidad?


* Actualizado y revisado a partir del artículo de Rosa María Torres incluido en: Reflexiones sobre Pedagogía, Papeles del CEAAL N° 2, CEAAL, Santiago, 1992.

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Military spending and education ▸ Gasto militar y educación

Tomado de: Altercom
 Rosa María Torres

▸ "6 days of military spending by aid donors would close the USD $16 billion Education for All external financing gap."
▸ "6 días de gasto militar de los países ricos podría cubrir la brecha de USD 16 billones de ayuda externa requerida para la Educación para Todos". 

Source / Fuente:
» Education for All -EFA Global Monitoring Report 2011 "The hidden crisis: Armed conflict and education" (UNESCO, Paris, March 2011).
» Informe de Seguimiento de la Educación para Todos (EPT) en el Mundo 2011 "Una crisis encubierta: conflictos armados y educación" (UNESCO, París, Marzo 2011).

▸ It costs USD $1 million to keep one U.S. solider in Afghanistan for one year.
▸ Cuesta USD $ 1 millón sostener a un soldado estadounidense en Afganistán durante un año.

Source / Fuente:
 » The Washington Post, 10 things you didn’t know about the Afghan war

El gasto militar anual por habitante en España es 368 Euros.

▸ España arrastra una deuda de 27.000 millones de Euros en los Programas Especiales de Armamentos (PEAS).

Annual military spending per capita in Spain is 368 Euros.
▸ Spain has a debt of 27.000 million Euros in Special Weapon Programmes (PEAS).


Fuente/Source
» El gasto militar de España en cifras sencillas (Rebelión) 
  
▸ 21 países en vías de desarrollo gastan más en armamento que en escuelas primarias (UNESCO)


To know more / Para saber más:

» The world in over-armed and peace is under-funded (infographic)
» Informe sobre mercenarios estadounidenses: Contratos caros, malos y corruptos

Estados Unidos desperdició entre 31.000 y 60.000 millones de dólares en las guerras de Irak y Afganistán en la última década, debido a problemas como la escasa supervisión de contratistas, corrupción y mala planificación, según un informe divulgado ayer. (Página/12, Buenos Aires, 1 sep. 2011)

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The Million Paulo Freires




On the night when Paulo Freire died on 2 May 1997, Rosa María Torres wrote this text, published in issue 53 of our journal, as a personal memorial. She updated the text on the 10th anniversary of his death.
- DVV International, Adult Education and Development, Number 69, Bonn, 2007.

They don’t understand me,” he told me during an interview in São Paulo back in 1985. “They don’t understand what I have said, what I say, what I have written.

Mystified by some, demonized by others, misunderstood by many, Paulo Freire often distanced himself from the images about him and his work that came from both theoreticians and practitioners, left wing and right wing, all over the world. Over and over again he asked his critics – but he might as well have asked his followers – to contextualize his work historically, to acknowledge the evolution of his thought and his self-criticism, and to allow him, in sum, the right to continue thinking, learning and living beyond his books and, in particular, beyond Education as a Practice of Liberty (1967) and Pedagogy of the Oppressed (1969), two of his most famous books, and where many, admirers and critics, left him virtually suspended. The Paulo Freire of the last few decades, he who died last 2 May 1997, is just as or even more alive than that of the 60s and 70s, although unfortunately unknown by the majority of the people.



Followers and detractors have often coincided in reducing Freire to a caricature of himself, locking up his thought in a single field (generally, that of adult literacy), reducing it to a number of clichés, and even to a method and a set of related techniques. Around the world, Freire evokes terms such as literacy, adult education, conscientization, dialogue, banking approach to education, circle of culture, generative word and generative theme, thematic universe, action-reflectionaction, praxis, coding and decoding, participatory research, critical knowledge and critical reflection, dialectical relationship, speaking the word, transforming reality, pedagogy of the oppressed, culture of silence, cultural invasion, cultural liberation. 

Some refer to Paulo Freire’s method (or methodology), others to Paulo Freire’s theory, others to Paulo Freire’s pedagogy, others to Paulo Freire’s philosophy (and philosophical anthropology), others to Paulo Freire’s program, others to Paulo Freire’s system. I asked him once which of those denominations he felt most comfortable with. “None of them”, he answered. “I didn’t invent a method, or a theory, or a program, or a system, or a pedagogy, or a philosophy. It is people who put names to things.

A citizen of the world, the name of Freire remained closely linked to Latin America. In Europe, North America, Africa and Asia many educators identify Latin America with Paulo Freire just as many others associate it with the salsa, the guerrilla, the revolution, Che Guevara, Fidel Castro, Pelé or Maradona. And yet, it is probably in Latin America, and particularly in Brazil, his own country, where Freire has been the object of both the warmest reception and the hardest criticism. In life and in death, his ideas and positions generated and will continue to generate strong sentiments, passionate adherents and rejecters, very different and even diametrically opposed interpretations. For some, a subversive, a revolutionary, thus confronting prison and exile, and associated by many with Marxism, socialism and even communism. For others, a romantic and an idealist, a lukewarm “humanist and culturalist,” an ideologue of conscientization without a clear political base and proposal for social transformation. For some, a complex and advanced educational philosophy, theory and praxis. For others, an incomplete thinking, lacking scientific rigor, and in need of further theoretical elaboration.

Inside and outside of Latin America, many admirers credit Freire with insights and developments that form part of the historic legacy of democratic and progressive educational thinking worldwide and in which Freire himself found sources of inspiration. There are thus those who believe to be original Freirean contributions issues such as the respect for the learner and his/her knowledge, the acknowledgment of the learner’s reality as the starting point for the teaching-learning process, the importance of dialogue as a pedagogical tool, and even the invention of terms such as “praxis” or “conscientization”.  Others, on the other extreme, deny him all originality or else have long claimed to have “surpassed” Freire, either on theoretical, political, ideological or pedagogical grounds, particularly in the field of literacy and adult education.

Thus, from the early 1970s and up to now many have proclaimed they have surpassed Freire’s literacy method, a method seen by some simply as a set of techniques (generative word, dialogue between teachers and learners, coding and decoding of pictures, etc.) and by others as a broad philosophical-ideological framework (conscientization, critical thinking, unity of theory and practice, social transformation, liberation project, etc.). Also, while most people see Freire as the main instigator and inspirer of the Latin American movement of educación popular [popular education], many within the movement see it rooted in a critical approach to Freire’s work.

Los múltiples Paulo Freires


Rosa María Torres



La noche en que murió Paulo Freire, el 2 de mayo de 1997, Rosa María Torres escribió como homenaje personal este texto que habíamos publicado en el número 53 de nuestra revista. Con motivo del décimo aniversario de su muerte, la autora actualizó su artículo. (DVV Internacional, Educación de Adultos y Desarrollo, número 69, Bonn, 2007).
 
 
«No me comprenden», me decía en una entrevista en Sao Paulo, allá por 1985. «No comprenden lo que he dicho, lo que digo, lo que he escrito». Mistificado por unos, demonizado por otros, incomprendido por muchos, Paulo Freire frecuentemente no se sentía reconocido en las versiones de sí mismo que, citando su pensamiento, le devolvían teóricos y prácticos, sectores progresistas y sectores reaccionarios, en el mundo entero.

Una y otra vez reclamó a sus críticos (pero podría haber reclamado con igual fuerza a sus seguidores) ubicar históricamente sus obras, reconocer la evolución de su pensamiento y su propia autocrítica, seguir su trayectoria más reciente y permitirle, en definitiva, el derecho a seguir pensando, a seguir aprendiendo y a seguir viviendo más allá de sus obras y, en particular, más allá de
La educación como práctica de la libertad (1967) y la Pedagogía del oprimido (1969), dos de sus obras más conocidas, y en la que muchos, seguidores y críticos, lo dejaron virtualmente suspendido. El Paulo Freire de las últimas décadas, el que murió en Sao Paulo el 2 de mayo de 1997, es un Freire tanto o más vivo que aquel de la década de los 1960s y los 1970s, pero lamentablemente desconocido para muchos.

Seguidores y detractores han coincidido a menudo en reducir a Freire a una caricatura de sí mismo, encasillando su pensamiento en un único campo (por lo general, la alfabetización de adultos) y restringiéndolo a una serie de clichés e incluso a un método. Mundialmente, el nombre de Freire evoca términos como alfabetización, concientización, educación de adultos, educación popular, educador-educando, educación bancaria, círculo de cultura, palabra generadora, tema generador, universo vocabular y universo temático, diálogo, codificación y descodificación, unidad teoría-práctica, acción-reflexión-acción, investigación participativa, problematización, crítica, pensamiento dialéctico, transformación de la realidad, pedagogía del oprimido, cultura del silencio, invasión y liberación cultural

Algunos hablan del método (o de la metodología) Paulo Freire, otros de la teoría Paulo Freire, otros de la pedagogía-filosofía (y de la filosofía antropológica) de Paulo Freire, otros del programa Paulo Freire, otros del sistema Paulo Freire. Alguna vez le pregunté con cuál de esas denominaciones se sentía más cómodo. Me contestó: «Con ninguna. Yo no inventé ni un método, ni una teoría, ni un programa, ni un sistema, ni una pedagogía, ni una filosofía. Es la gente la que necesita ponerle nombre a las cosas».

Ciudadano del mundo, el nombre de Paulo Freire permaneció estrechamente vinculado a América Latina. En Europa, Norteamérica, África y Asia, muchos educadores identifican a América Latina con Paulo Freire, como tantos otros la asocian con la salsa, la guerrilla, la revolución, El Che, Fidel, Pelé o Maradona. Y, sin embargo, es quizás en América Latina, y en particular en Brasil, su propio país, donde Freire ha sido objeto al mismo tiempo de la acogida más cálida y de la crítica más dura.

Lo cierto es que, en vida y en muerte, sus ideas y posturas generaron siempre sentimientos fuertes, adhesiones y rechazos apasionados, interpretaciones muy diferentes y hasta opuestas de su pensamiento. Para unos, un subversivo, un revolucionario, un exponente de la izquierda radical, sometido como tal a prisión y exilio, y asociado por muchos al marxismo, al socialismo y hasta al comunismo. Para otros, un educador apolítico, un tibio «humanista y culturalista», un ideólogo de la «concientización» sin un planteamiento político de transformación social. Para unos, un pensamiento complejo, una teoría y una praxis educativa avanzada. Para otros, un pensamiento incompleto, falto de rigor científico, necesitado de elaboración teórica, que continuó repitiéndose a sí mismo y perdió vigencia.

Dentro y fuera de América Latina, muchos admiradores le atribuyen a Freire cuestiones que forman en verdad parte del legado histórico de la tradición educativa democrática a nivel mundial y en la cual Freire encontró, precisamente, él mismo, fuentes de referencia e inspiración. Así, hay quienes atribuyen como aportes originales de Freire cuestiones como el respeto al educando y a su saber, el reconocimiento de la realidad del educando como punto de partida e insumo fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, la importancia del diálogo como recurso pedagógico, o incluso la invención de términos como «praxis» o «concientización».

Al mismo tiempo, otros le niegan toda originalidad o bien reclaman para sí haber «superado» a Freire, ya en el plano teórico, en el político-ideológico, o en el pedagógico, particularmente en el terreno de la alfabetización y la educación de adultos. De hecho, desde los años 70 e ininterrumpidamente, muchos han proclamado haber superado el método Freire de alfabetización, reducido por unos a un conjunto de herramientas y técnicas (técnica de la palabra generadora, diálogo entre educador y educando, codificación y descodificación de láminas, etc.) y entendido por otros como un encuadre amplio de orden filosófico, sociológico e ideológico (concientización, pensamiento crítico, unidad teoría-práctica, transformación social, proyecto de liberación, etc.). Asimismo, mientras unos ven en Freire al iniciador e inspirador del movimiento latinoamericano de educación popular, otros consideran que la educación popular se asentó fundamentalmente en un distanciamiento y una superación del pensamiento freiriano. 

Text in English:  The Million Paulo Freire
Text en français: Les multiples Paulo Freire

Otros artículos míos sobre Freire
» Un Congreso de Alfabetizandos en Sao Paulo
» "Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha": entrevista con Paulo Freire
» Paulo Freire, los sexshops y la comida tailandesa
» Paulo Freire, Guinea-Bissau y la alfabetización

Para saber más
Instituto Paulo Freire
Centro de Referencia Paulo Freire

Homenajes póstumos a educadoras y educadores latinoamericanos
108 citas de Paulo Freire - Red Paulo Freire Perú
 

¿Educar para adaptar? ▸ Education for Adaptation?

Rosa María Torres

 (see English below)


¿Educar para adaptar?

«Somos seres de transformación, no de adaptación» Paulo Freire

«El deber de un ciudadano es no creer en ninguna profecía del futuro, sino actuar para realizar el mejor futuro posible» Richard Stallman

«Piensa diferente» Steve Jobs

«Ojalá estemos celebrando todos el sagrado derecho a la indignación, que es la prueba de que estamos de veras vivos y de que somos dignos» Eduardo Galeano
«Frente a los peligros que afrontan nuestras sociedades interdependientes es tiempo de acción, de participación, de no resignarse» Stéphane Hessel
«Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos» Stéphane Hessel, Indignáos.


La "sociedad de la información", el "mundo de cambios acelerados", la "era de la incertidumbre" que nos ha tocado vivir están ampliando las fronteras de la información, la comunicación, el conocimiento, la ciencia y la tecnología, pero también exacerbando el consumismo, el despilfarro, el desempleo, el individualismo, el narcisimo, la pérdida de empatía y de altruismo, la competencia, la desconfianza hacia los demás, las migraciones, la destrucción del planeta, los riesgos para la vida humana, las guerras, la crisis alimentaria, la escasez del agua, las brechas entre ricos y pobres, entre el Norte y el Sur, entre los obsesos y los que padecen hambre, entre los "incluidos" y los "excluidos", entre los "conectados" y los "desconectados", entre los con conexión rápida y los sin banda ancha...

No obstante, "adaptarse al cambio" es hoy considerada por muchos una "cualidad del futuro", parte de los listados de "competencias del siglo 21" propuestos desde el Norte, junto con cuestiones tales como el pensamiento crítico, la creatividad, la capacidad para resolver problemas, el espíritu emprendedor o el trabajo en equipo. Hay quienes incluso ... plantean la "adaptabilidad" como un posible indicador de la calidad de la educación (BID-Banco InterAmericano de Desarrollo).

Hoy más que nunca, la educación necesita negar el pensamiento único, generar pensamiento crítico y alternativo, debate de ideas, conciencia social y conciencia planetaria, cultura ciudadana, acción contestataria, transformación social y política, antes que la mera repetición, la resiliencia, la adaptación o la inclusión a secas.

Hoy más que nunca la educación debe renunciar a la trampa de la competencia, los puntajes y los ránkings, en nombre de la ansiada "excelencia". Necesitamos educación en y para la equidad, en y para la colaboración, en y para la democracia. Educación para la emancipación, no para mejorar ránkings.

En el contexto actual, "educación para adaptarse a un mundo cambiante" y "educación para la inclusión" - consignas de la época - equivalen a hacerle el juego al sometimiento y a la resignación.


Education for Adaptation? 


«We are transformative beings, not beings for accommodation» Paulo Freire
«I did not want to predict the future. I want to prevent it»  Ray Bradbury

«
It is not a sign of good health to be well adjusted to a sick society» Jiddu Krishnamurti
«
Think different» Steve Jobs

«
People said I should accept the world. Bullshit! I don't accept the world»  Richard Stallman

«
Faced with the dangers facing our interdependent societies, it is time for action, participation, not resignation» Stéphane Hessel


The "information society", the "rapidly changing world" and the "age of uncertainty" we are living in is expanding information, communication, science and technology, but it is also exacerbating consumerism, waste, unemployment, individualism, narcissism, loss of empathy and of altruism, competitiveness, mistrust, violence, deteriorating the planet, threatening human life, generating new wars, widening the gaps between the rich and the poor, the North and the South, the included and the excluded, the obese and the hungry, the connected and the disconnected, those with rapid Internet connections and those with painfully slow ones...

However, "adapting to change" is considered today a "quality of the future", one of the "21st century skills" together with critical thinking, creativity, problem-solving skills, enterpreneurship or team work. Some even consider "adaptability" as a potential ingredient for quality education! (IDB - InterAmerican Development Bank).

More than ever, education must promote alternative thinking, citizenship-building, empathy, social and global awareness, political mobilization and transformation, rather than mere resilience, adaptation or inclusion. In the current context, "education to adapt to change" and "Inclusive education" - much repeated mottos in current times - can only be calls for resignation.
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Escuelas para madres de tiempo completo



Sabemos que el sistema escolar está desactualizado en muchos aspectos. Nos referirnos aquí a uno solo: la escue­la sigue contando con madres amas de casa, dedicadas a tiempo completo a sus hijos y habilitadas - a menudo desde el simple amor de madres - para servir de auxiliares de la escuela.

El mundo cambió mucho en las últimas décadas,  y muy especialmente para las mujeres. Pobres y acomodadas, de todas las edades, con poca o con mucha educación formal, millones de mujeres salimos a trabajar fuera del hogar. La mayoría sin abandonar por ello el trabajo doméstico, el invisibile, el más pesado de todos, el poco valorado y no remunerado. Muchas mujeres se graduaron de «jefas de familia», madres solteras, abandonadas, divorciadas, o emparejadas pero forzadas a mantener a consortes desempleados. Mujeres con doble y triple jornada de trabajo que llegan cansadas al hogar, les falta tiempo libre y les sobra problemas y responsabilidades. Agréguele al cuadro datos alarmantes de pobreza, violencia doméstica y bajos niveles educativos, que afectan a millones de mujeres en todo el mundo.

Y, sin embargo, el sistema escolar sigue anclado en la familia ideal y la madre clasemediera, educada y disponible, que sigue alimentando el ideario escolar, los programas de estudio, los deberes en casa, los materiales de enseñanza, las pruebas, las reuniones de padres de familia. Varias veces, siendo madre de hijos escolares, reclamé por formula­rios que  seguían registrando el rubro «dirección del trabajo» únicamente para los padres, y reservando para las madres el de «dirección del domicilio».

¿Cuántas veces le han convocado a usted, señora madre de familia, a reuniones escolares o entrevistas con profesores, a media ma­ñana o a media tarde?. ¿Cuántas veces le ha tocado llegar al fin del día y encontrarse con el pedido urgente de conseguir, para el día siguiente, ese artefacto inaccesi­ble que su hijo o hija nece­sita para la clase de mañana, o los dos me­tros de tela verde a cuadritos que deberá llevar para la clase de actividades prácticas?.

El director o directora asume que usted es desocupada y está dispuesta a cualquier hora. La maestra cuen­ta con que usted tiene tiempo para dedicarse a reco­rrer almacenes, librerías, papelerías, bibliotecas, fábricas, aserraderos, mecá­nicas, en búsqueda de los mil y un objetos que se le ocurren al sistema escolar.

La cultura de los deberes cuenta por lo general con madres de tiempo com­pleto. Apuesto a que le resulta familiar la queja de «mami, no entiendo la tarea». ¿Cuántas veces le ha tocado llegar a su casa y encontrarse con que la estaban esperan­do para explicar esas palabras que no se entienden, ayudar a dibujar ese mapa que no se puede copiar de ningún lado, ir a buscar los apuntes a la casa del amiguito o tratar de suplir esa computadora o impresora que no existe en casa?.

La situación se agrava cuando la mujer asume sola el papel escolar, ya porque no hay padre a mano, ya porque el que hay se desentiende de estos menesteres. «La vida escolar de los hijos» ha sido vista tradicionalmente como tarea femenina, reino y responsabilidad de las madres. Y así continúa siendo, en gran medida. Sólo por curiosidad, cuente, en la pró­xima reunión de padres de familia, cuántas mujeres y cuántos hombres hay...

La escuela condena y penaliza a las madres que no son de tiempo completo. La que no lo es, vive apesadumbrada y culpabili­zada. Cuando llegan las calificaciones, se pregunta cuánto mejores podrían haber sido si estuviese disponible y equipada para apo­yar a los hijos en las tareas, estudiar con ellos los exámenes, explicar lo que no se comprendió en clase.

Cierto que a la familia le toca acompañar, apoyar, esti­mular y complementar la labor de la escuela, con los recursos - afectivos, materiales, de conocimiento, de tiempo - que cada familia tiene. Cierto también que no sólo las madres sino también los padres deben asumir esta responsabilidad. Pero no menos cierta la cirugía mayor que debe hacer puertas adentro el sistema escolar, descartando de una vez por todas a la madre de tiempo completo y al servicio de la escuela.

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Rosa María Torres, El tormento de los deberes

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