Este texto se refiere a la «ayuda internacional basada en el conocimiento» («
knowledge-based aid») en boga y se ubica en: a) una perspectiva desde «el Sur»,
esto es, desde países tradicionalmente considerados beneficiarios de dicha ayuda, facilitada por «
el Norte» a través de las agencias internacionales de cooperación; b) una perspectiva crítica, reconoc
iendo que hay un Sur acrítico y un Norte crítico; c) una perspectiva centrada en América Latina; d) una perspectiva centrada en la reforma educativa
como campo específico para analizar algunos de los supuestos y consecuencias prácticas de dicha as «ayuda basada en el conocimiento», sobre todo en la última
década; y e) un foco en el Banco Mundial (BM) como agencia paradigmática, dado su liderazgo en la cooperación Norte/Sur y en la promoción de la «ayuda basada en el conocimiento», especialmente en torno a la reforma de la educación escolar. El «nosotros» asumido en el título de est
e texto se refiere al Sur en general y a América Latina en particular.
La creciente concentración global del poder económico y simbólico (información y conocimiento) así como de los medios y recursos para acceder y diseminar dicha información y dicho conocimiento se sustenta en una ideología instrumental en torno a estos asuntos: desarrollo, conocimiento, información, educación, aprendizaje. En este marco, hay pocas posibilidades de que la anunciada «Sociedad del Conocimiento» y el paradigma del «Aprendizaje a lo Largo de la Vida» aporten a la necesaria «revolución del aprendizaje» y a una distribución más equitativa del conocimiento si no se dan cambios fundamentales en las pautas de cooperación internacional Norte-Sur. Nunca antes en la historia de la humanidad hubo acceso a tanto conocimiento y tanta información, ni medios tan diversos y poderosos para democratizarlos, ni se había enfatizado tanto la importancia del conocimiento, la educación y los aprendizajes. Pero nunca antes el modelo de «educación bancaria» tuvo tanta vitalidad y difusión a escala global: la educación entendida como transferencia de información y conocimiento, y el aprendizaje entendido como recepción pasiva de tal operación.
Muchos promotores de la Sociedad del Conocimiento, de las nuevas tecnologías y del Aprendizaje a lo Largo de la Vida ven el mundo como un aula gigante con pocos y poderosos docentes globales en el Norte, y millones de asimiladores pasivos en el Sur. En una época caracterizada por el cambio y la incertidumbre, los difusores de conocimientos y los promotores de tecnologías tienen demasiadas certezas acerca del presente y del futuro. «Lo que funciona» y «lo que no funciona» sigue presentándose como un esquema binario, sin formular las preguntas obvias que deberían hacerse: ¿dónde, cuándo, para qué, con quién, para quién, en qué circunstancias? La retórica de la «ayuda basada en el conocimiento» evita la discusión sobre temas como el poder y los intereses creados.
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Elaboración: Rosa María Torres
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«AYUDA BASADA EN EL CONOCIMIENTO» PARA LOS «PAÍSES EN DESARROLLO»
¿Qué «desarrollo»? ¿Qué «conocimiento»? ¿Qué tipo de «ayuda»? ¿Quiénes, en «los países»?
No hay nada nuevo en la «ayuda basada en el conocimiento». La transferencia de conocimientos a los «países en desarrollo», bajo la forma de asesoría y asistencia técnica, es la
raison d' être de los organismos internacionales.
«Ayuda basada en el conocimiento» es, esencialmente, ayuda basada en la asimetría Norte/Sur: dador/receptor, desarrollado/no desarrollado, conocimiento/desconocimiento, enseñar/aprender, pensar/actuar, recomendar/seguir recomendaciones, crear/aplicar. El Norte se ve a sí mismo como proveedor de conocimiento, y ve al Sur como consumidor de conocimiento. El Norte piensa, conoce, difunde, diagnostica, planifica, crea estrategias, realiza y valida investigaciones, asesora y provee modelos, lecciones aprendidas y hasta listas de perfiles deseados. El Sur desconoce, aprende, recibe, aplica, instrumenta. El Norte produce y difunde «conocimiento». El Sur produce datos e información. El Norte produce recomendaciones de política global a ser traducidas por el Sur en Planes Nacionales de Acción.
La cooperación internacional piensa «países» como «gobiernos». La cooperación con los gobiernos se entiende como cooperación con los pueblos de estos países, evitándose así cuestiones críticas relacionadas con la representatividad de los gobiernos en términos de interés público y nacional. Los organismos o agencias que han incorporando la noción de «sociedad civil» generalmente asocian ésta a ONGs, ignorando la diversidad de quienes interactúan en las sociedades civiles reales: partidos políticos, movimientos sociales, comunidad académica, sindicatos, asociaciones populares, medios masivos, iglesias, etc.
El «desarrollo» (en el sentido de «progreso») parecía una meta alcanzable en los años 1970s, 1980s. En la década de 1990 y a comienzos del 2000, el propio término «desarrollo» desapareció prácticamente tanto del discurso político y académico como del debate social y de las expectativas sociales en el Sur. El discurso y los objetivos del desarrollo fueron sustituidos por el «alivio de la pobreza», la «ayuda para la deuda», la «lucha contra el desempleo», la «mejoría de la calidad de la educación», etc. En general, se trata más de «paliar los daños» que de «garantizar el desarrollo». El sentido de «desarrollo», su significado y las estrategias para lograrlo, no son consensuadas y siguen siendo tema controversial en el Norte y en el Sur y en el seno de los organismos internacionales.
¿Existe algo llamado «conocimiento para el desarrollo»?
¿En qué medida depende el «desarrollo» del conocimiento? ¿Qué conocimientos son necesarios para que el «desarrollo» se abra paso en contextos «no desarrollados»? ¿Existe algo llamado «conocimiento para el desarrollo» en general? Y, si es así, ¿está disponible, esperano ser «difundido» o transferido vía «capacitación»? ¿Quién posee tal conocimiento?
Muchas de estas preguntas son respuestas o bien quedan sin formularse en el campo de la cooperación internacional. Los organismos piensan en clientes ávidos de diagnósticos prefabricados, de recetas fácilmente transportables e «historias exitosas» modelizables y replicables.
La cooperación internacional ha trabajado a partir de una idea central: los problemas los tiene el Sur, las soluciones las tiene el Norte. Si la solución propuesta no funciona, se puede proponer una nueva solución, y los países serán responsables del fracaso. Así como una mala capacitación docente da como resultado que los docentes incorporan nuevos términos, sin cambiar ni sus concepciones ni sus prácticas, los organismos de cooperación han incorporado términos políticamente correctos a su jerga tales como «participación», «consulta», «transparencia», «responsabilización», «apropiación», etc.
El («buen» ) conocimiento, ¿se encuentra solamente en el Norte?
El conocimiento producido en el Sur es descalificado o simplemente ignorado. Quienes leen sobre educación en publicaciones producidas en el Norte posiblemente concluyen que no existe investigación ni vida intelectual ni debate sobre la educación fuera de Norteamérica y Europa, y que la mayoría de los trabajos están escritos en inglés. Lo cierto es que en el Sur hay investigación y producción intelectual, de calidad similar o superior a la del Norte aunque invisible en el Norte.
La arrogancia y el prejuicio juegan su papel, así como las limitaciones lingüísticas. Mientras que muchos investigadores e intelectuales en el Sur somos plurilingües o, cuando menos, bilingües, muchos investigadores en el Norte son monolingües (sobre todo los anglófonos), lo que limita su acceso a la producción intelectual disponible a nivel mundial. Esto no les impide hablar en representación del mundo, y del «mundo en desarrollo» en particular. Desempeñarse profesionalmente a nivel internacional requiere hoy no solo equipos pluridisciplinarios sino también plurilingües.
El «buen» conocimiento, ¿es un conocimiento especializado?
Las consecuencias perversas de la manera de hacer asesoría en el Sur son enormes. Priman los abordajes tecnocráticos y elitistas. La participación y la consulta social aparecen como concesiones antes que como necesidades de toda acción política. Está naturalizada la separación entre pensadores y reformadores, por una parte, y ejecutores e implementadores, por otra, a escala nacional y mundial. Todo esto reafirma la tradición de ubicar los problemas del lado de la implementación, antes que del lado de quienes diagnostican, planifican y formulan políticas.
Las políticas y las reformas eficaces requieren no solo conocimiento especializado sino conocimiento y decisiones de todos los implicados. La puesta en práctica de las políticas muestra las insuficiencias del conocimiento especializado y la necesidad de consulta, participación y apropiación -por parte de gobiernos, instituciones, grupos o individuos- no solo para la aplicación sino como condición de una buena concepción y diseño de las políticas.
¿Es el «conocimiento especializado» siempre buen conocimiento?
Los especialistas cometen errores costosos. La relación opaca entre la validación del conocimiento y el poder (del organismo asesor o de cooperación) es un factor crítico que no suele mencionarse. Muchas ideas y tendencias llegan a ser dominantes no necesariamente por sus méritos o por su eficacia comprobada para explicar o transformar realidades, sino porque existe un poder ideológico, político, financiero que las sustenta.
¿Son lo mismo información, comunicación, conocimiento, educación, aprendizaje?
Información, conocimiento, educación, aprendizaje son palabras que se usan de manera poco rigurosa, sin las debidas diferenciaciones.
Sin un análisis serio, la investigación y el debate sobre estos temas y sus implicaciones, la «Sociedad del Conocimiento» y el «Aprendizaje a lo Largo de la Vida» pueden ser solo una nueva falsa alarma, una ilusión creada entre otros por la revolución tecnológica, una revolución para pocos, controlada por poderes centrales y apoyada por fuertes intereses económicos.
¿Existe una relación positiva entre conocimiento (especializado) y decisiones (eficaces)?
La experiencia del
Pronunciamiento Latinoamericano por una Educación para Todos representa un desarrollo innovador y promisorio que contradice los tradicionales modelos de ayuda Norte/Sur: es una iniciativa endógena, nacida en América Latina, en español y en portugués. Surgió no de una ONG sino de una iniciativa ciudadana que abarca a un vasto espectro de sectores y de grupos, incluyendo sociedad civil, gobierno y organismos de cooperación. La información que circula de manera regular entre los participantes a través de la comunidad virtual Comunidad E-ducativa es local, regional y global. La coordinación de Comunidad E-ducativa, a mi cargo, se hace de manera voluntaria, sin financiamiento y con total autonomía intelectual y financiera.
¿QUEREMOS Y NECESITAMOS «AYUDA BASADA EN EL CONOCIMIENTO»?
La «ayuda internacional basada en el conocimiento» viene siendo ineficaz y costosa, ha aumentado nuestra dependencia y nuestra deuda externa, no nos ha permitido aprovechar y desarrollar nuestras propias capacidades (mientras pagamos por el aprendizaje de consultores extranjeros que se convierten en expertos en nuestros países), no nos ha permitido identificar ni desarrollar nuestras propias ideas, investigaciones, reflexiones, alternativas, modelos. Y no nos ha permitido aprender de nuestros éxitos y errores.
¿Necesitamos realmente este tipo de ayuda?
Si no en todos, en la gran mayoría de los países del Sur contamos con profesionales idóneos para las tareas de la educación, desde el diseño de políticas hasta su ejecución a los diferentes niveles. Por otra parte, compatriotas calificados y comprometidos (así como los extranjeros con estas actitudes capaces de asumir estos ideales como propios) tienen varias importantes ventajas con respecto a los consultores y asesores externos: conocen el idioma nacional/local, comparten la historia y la cultura del lugar, y aman a su país.
Motivación, empatía, apropiación, orgullo de la propia identidad, sentimiento de formar parte de un proyecto de construcción colectiva, son ingredientes clave de toda política y acción social eficaces. La diferencia entre vivir en un país y visitarlo de tanto en tanto en una misión técnica, es enorme. Los consultores externos pueden dejar ideas, documentos y recomendaciones, pero quienes viven en el país, la región o la comunidad son los encargados de realizar el trabajo. La separación de funciones entre quienes piensan y recomiendan, por un lado, y quienes aplican tratando de seguir las recomendaciones, por otro, da lugar a una no apropiación (o a una falsa apropiación) y al consiguiente fracaso.
Algunas conclusiones y recomendaciones
Si los organismos internacionales quieren cooperar con el Sur, deben aceptar la necesidad de cambios importantes en su manera de pensar y actuar. No se trata de hacer más de lo mismo ni solo de mejorar los mecanismos y las relaciones actuales de cooperación. Hace falta una cooperación diferente, que permita trabajar a partir de otros supuestos y reglas que deben ser discutidos con el Sur, en el marco de un diálogo profesional. Asociación sí, pero no para trabajar como hasta ahora.
¿Qué pueden hacer los organismos de cooperación para ayudar al Sur?
▸ Trabajar no solo en relación al Sur sino también en relación al propio Norte, promoviendo cambios esenciales de mentalidad y funcionamiento.
▸ Reconocer la diversidad y actuar en consecuencia, abandonando visiones y misiones homogeneizadoras y simplificadoras.
▸ Corregir los supuestos de la cooperación internacional basados en la asimetría y la unidireccionalidad.
▸ Apoyar la observación social y dar más relieve al diálogo con el Sur.
▸ Asumir con abordajes críticos la información, el conocimiento, la educación y el aprendizaje.
▸ Reconocer y compartir más los problemas y fracasos, y no solo las soluciones y los «éxitos».
▸ Ayudar a los países del Sur a identificar y desarrollar sus propios recursos, capacidades y talentos.
▸
Trabajar no solo con el Sur sino también y sobre todo con el Norte Desarrollo
y subdesarrollo están interconectados. El desarrollo en el Sur requiere cambios mayores en el Norte y en la relación Norte/Sur. Gobiernos y sociedades en el Norte requieren tomar conciencia de la necesidad de un mundo más equitativo. Esta es la contribución más importante que las agencias internacionales y los intelectuales y activistas críticos del Norte pueden hacer en relación al Sur. En esto son insustituibles.
▸
Reconocer la diversidad y actuar en consecuencia
Visiones homogéneas del Sur ya no son admisibles. Nosotros, en el Sur, aprendemos sobre el Norte y somos conscientes de la diversidad que caracteriza a sus países. Esperamos, del mismo modo, que el Norte reconozca la diversidad que caracteriza a los llamados
«países en desarrollo
».
Recetas y fórmulas universales, y modelos a ser transplantados, ofenden la inteligencia, niegan el conocimiento científico y la posibilidad del aprendizaje, y han probado ser inefectivos.
▸
Revisarlos los supuestos de asimetría y unidireccionalidad con que se maneja la cooperación internacional
Los enfoques deficitarios en relación al Sur deben quedar en el pasado. No se trata simplemente de
«alcanzar» al Norte, siguiendo y repitiendo las mismas rutas seguidas por éste. Producción de conocimientos tiene lugar tanto en el Norte como en el Sur. No hay razón por la que el Norte, las agencias internacionales y el Banco Mundial en particular deban monopolizar la producción y diseminación del conocimiento. Es mucho lo que las agencias pueden hacer para colaborar con el Sur en la comunicación y difusión de lo que el Sur hace y produce.
▸
Apoyar la vigilancia social y fortalecer el diálogo profesional con el Sur
La vigilancia y la participación de la sociedad civil son requerimientos esenciales del desarrollo nacional y de la cooperación internacional para el desarrollo. Esto implica un comportamiento coherente - democrático, transparente, abierto al aprendizaje - de las agencias, una comprensión más amplia y compleja de la
«sociedad civil»
más allá del enfoque tradicional centrado en ONGs, y un diálogo profesional con la comunidad intelectual en el Sur, incluyendo a universidades, centros de investigaciuón, asociaciones docentes, etc.
▸
Comprensiones cabales y críticas de la información, el conocimiento, la educación y el aprendizaje
Pensar críticamente y adoptar enfoques críticos en relación a la información, el conocimiento, la educación y el aprendizaje
es más importante que nunca. Asegurar que los intercambios de información y conocimiento incorporen este componente crítico es parte de una cooperación internacional moderna y de un sistema moderno de manejo del conocimiento.
▸
Más preguntas y más aprendizaje conjunto Las agencias
internacionalss tienen demasiadas respuestas y muy pocas preguntas. La admisión de ignorancia y de necesidad de aprender y de aprender a aprender está hoy en el corazón de un nuevo modelo de cooperación internacional. La honestidad crea confianza, y la confianza mutua es esencial para una relación de colaboración saludable. Norte y Sur, agencias y países, debemos aprender juntos y unos de otros.
▸
Ayudar a los países a identidficar y desarrollar sus propios recursos, talentos y capacidades Si la apropiación es esencial para el desarrollo, es tiempo de que la consideren seriamente tanto los países como la comunidad internacional. La manera más efectiva de ayudar al Sur es asegurarse de que tal asistencia sea sustentable, no-directiva, empática, invisible: asistencia para que los países del Sur aprendan a pensar por sí mismos, a desarrollar su propia investigación y experimentación, a compartir y trabajar en red, a buscar sus propios modelos alternativos, en sus propios términos y ritmos.
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