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"El mero hacer, sin reflexión, no genera aprendizaje"


Exposición de Rosa María Torres en el Seminario Regional
“Innovación, cambio educativo y movimiento pedagógico” organizado por el Colegio de Profesores de Chile
(Rancagua, Chile, 18 de Junio de 1999)

Agradezco esta invitación del Colegio de Profesores para acompañarles en este seminario regional y compartir con ustedes algunas reflexiones en este momento en que se están planteando constituir un Movimiento Pedagógico. Honrada por la invitación y por la confianza. Me voy a permitir empezar con algunas referencias sobre mí. 

Soy ecuatoriana. He vivido y trabajado en varios países en América Latina y desde hace tres años vivo en Buenos Aires. Me inicié como educadora de adultos, haciendo alfabetización en el Ecuador. En 1978 fui a México con una beca a estudiar un doctorado en Lingüística. En 1981-1986 viví con mi familia en Nicaragua, durante los primeros seis años del gobierno sandinista. Trabajé en el Ministerio de Educación, en el seguimiento de la Cruzada Nacional de Alfabetización; luego trabajé en un programa de capacitación campesina del Ministerio de Reforma Agraria, y finalmente, en un centro de investigación, el INIES-CRIES. Allí tuve oportunidad de escribir sobre la revolución sandinista y la educación.

De regreso en el Ecuador, en 1988 acepté dirigir una campaña nacional de alfabetización. Una experiencia fenomenal.  Descubrí que la juventud es juventud en todos lados, que el entusiasmo y la voluntad de la juventud pueden florecer tanto en contextos revolucionarios como no revolucionarios. Aprendí mucho acerca del potencial de la juventud para realizar tareas sociales, transformadoras, en este caso educando a personas adultas.

En el Ecuador también trabajé en un centro de investigación, vinculada a la educación popular. Fue en ese período que tomé conciencia de que no podía seguir ignorando el sistema escolar; si quería contribuir a cambiar la educación y a cambiar la sociedad a través de la educación, había que meterse con la escuela.

La educación popular viene de una posición fuertemente anti-escuela. Durante muchos años se entendió «educación popular»  como educación de adultos, fuera de la escuela. Todos criticaban a la escuela y a los maestros. La escuela estaba perdida y había que construir alternativas por fuera de ella.

Fui parte de una generación que empezó a pensar la educación y la transformación educativa por fuera de la escuela. Somos muchos en estos años los que hemos dado el salto hacia una transformación educativa en sentido amplio. Esto es algo que la «educación popular» y quienes venimos de ella tenemos para aportar. No se trata ya de alimentar la vieja disyuntiva dentro/fuera de la escuela. 

Tuve que ponerme a estudiar, a aprender y re-aprender. Descubrí cuán poco sabíamos - quienes nos ubicábamos en la críticaa la escuela - acerca del sistema escolar. 

Uno nunca puede dejar de aprender y re-aprender. Es cierto que mientras más se sabe, menos se sabe, pues se percibe cuánto falta por saber. Por eso la importancia del aprendizaje permanente, de la investigación y la consulta, del trabajo en equipo, del trabajo multidisciplinario.

En 1991-1996 trabajé en UNICEF, en Nueva York, como miembro del equipo asesor en la recién creada Sección de Educación. Esta fue mi primera experiencia de trabajo a nivel mundial. 

Durante los seis años que estuve en UNICEF en NY ví América Latina desde afuera. Eso me permitió distanciarme y entender mejor muchas cosas. Definitivamente, América Latina está mal en educación, pero está mejor que muchos países de Africa y Asia. Ellos nos ven como avanzados, pues en este continente más del 90% de los niños y niñas en edad escolar entran a la escuela. Pero tenemos serios problemas de calidad y equidad que muchas veces se ignoran o pasan por alto. 

A través de mi relato personal - espero - ustedes pueden percibir cómo se construye un «especialista». Uno va aprendiendo y re-aprendiendo en la marcha, en la teoría y en la práctica, va rectificando, va dejando de lado ciertas cosas, va descubriendo y afianzando otras. Una diferencia importante entre el buen y el mal profesional es la capacidad y la disposición para el aprendizaje permanente, para evadir las recetas válidas para todos, para dejarse sorprender por lo nuevo, para no dar como buena la primera explicación, para aceptar distintos puntos de vista, para reconocer que hasta la cosa que parece más simple es, en verdad, compleja.

Desde hace un año estoy trabajando en el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE), un instituto autónomo de la UNESCO, en Buenos Aires. La misión del IIPE es la formación, a distintos niveles. La línea en la que trabajo es la formación de agentes educativos locales y la organización de comunidades de aprendizajeEs importante la vinculación escuela-familia y escuela-comunidad, el contacto y la colaboración entre agentes educativos escolares y agentes educativos extra-escolares. 

¿«Cambio educativo»?

Todos hablan de «cambio educativo». No obstante, hay muchas visiones y versiones acerca de qué es y cómo se produce el cambio educativo. 

En general, cuando se piensa en cambio educativo se piensa en reforma educativa y cuando se habla de reforma educativa se piensa en reforma escolar. No obstante, el cambio educativo no se reduce al sistema escolar: se educa y se aprende también en la familia, en la comunidad, a través de los medios, en la práctica, en el trabajo, en la relación con los pares, etc. Por eso, para cambiar la educación, e incluso para cambiar el sistema escolar, no basta con cambiar el sistema escolar; hay que cambiar el sistema educativo,  las mentalidades y creencias sobre lo educativo y los modos de enseñar y aprender dentro y fuera del aparato escolar.

Por otra parte, es más fácil decir "hay que cambiar al sistema" que decir "tengo que cambiar yo". Esto, que es cierto a todos los niveles, resulta difícil reconocer también a todos los niveles. Lo real es que todos somos co-responsables del sistema escolar y del sistema educativo que tenemos.

¿Qué quiere decir cambiar el sistema escolar? Quiere decir cambiar la cultura escolar, la institucionalidad, las normas, los horarios, los espacios, los contenidos, los métodos. Detrás de todo eso hay personas concretas. Lo más importante y lo más difícil es justamente el cambio de las personas. 

Cuando se afirma que hay que "cambiar a las personas", cada cual piensa que esas personas son otros. El ministerio dice "voy a cambiar a los profesores", los profesores dicen "voy a cambiar a los padres de familia” o “voy a cambiar a los alumnos". Nadie quiere reconocer la necesidad del propio cambio.

El protagonismo que ustedes quieren y requieren, como he escuchado acá, pasa en primer lugar por una introspección personal sobre lo que cada uno necesita cambiar. Esto es doloroso pues implica autocrítica, sacar a la luz inseguridades y debilidades, reconocer que parte del problema tiene que ver con uno. Ese ejercicio de autocrítica, y de compartir con otros la propia práctica, es parte de la tarea profesional. 

El propio cambio solo puede partir de una introspección honesta, seria. A eso es lo que llamamos “reflexión crítica”, “pensamiento crítico”, “analizar la propia práctica”. Esa es la base del aprender entre pares: la posibilidad de compartir con colegas los aciertos y los errores, las certezas y las dudas del oficio. 

Aspirar al protagonismo en el cambio pasa por el doloroso parto de cambiarse a uno mismo. Vale la pena profundizar en algunas de las rupturas que son condiciones esenciales para el protagonismo docente en esta época. Epoca de crisis en todos los órdenes. Eopoca de creciente desfase entre conocimiento, tecnología y educación. 

Ser maestro hoy en día es sumamente difícil. Es heroico tratar de enseñar en las condiciones en que ustedes tienen que enseñar y lograr aprendizajes a pesar, muchas veces, de condiciones adversas para el aprendizaje. Reconocer esto es el punto de partida para cualquier diálogo con un docente.

La tarea es muy difícil en parte porque los maestros están mal equipados para realizarla, porque las herramientas que tendrían que tener, tanto de información y conocimiento como materiales, no están al alcance. Es difícil porque la propia institución escolar está desfasada en el tiempo. Persisten comportamientos, normas, espacios, tiempos, lenguajes, modos de pensar y de relacionarse, que pertenecen a otra época. Esto es cierto no únicamente para la escuela pública sino también para la escuela particular, que muchas veces esconde su ineficiencia y mala calidad con despliegue de recursos. La mentalidad escolar convencional, la vieja escuela, subyace en la escuela privada y en la pública.

Los jóvenes de hoy se aburren en el sistema escolar, no le encuentran sentido al estudio y se rebelan contra los viejos métodos de enseñanza. Nuestros hijos y nietos han nacido en la cultura audiovisual, que funciona en base a imágenes, que es a colores, de ritmo rápido. Son otros jóvenes, otro tipo de alumnos los que Uds. tienen en sus aulas. Y a ese nuevo alumno tratamos de enseñarle con nuestras viejas ideas de lo que es enseñar y aprender, de lo que es ser joven, de lo que es la vida, de lo que es el futuro. Estudios y encuestas realizadas en varios países muestran que los jóvenes de hoy  tienen una visión muy negra del futuro. La propia noción de futuro, para muchos jóvenes, es inexistente. Parte de la competencia profesional de un docente hoy en día es justamente ayudar a niños y jóvenes a construir para sí mismos una imagen, un sentido, una posibilidad de futuro.

Cambiaron los tiempos, el conocimiento avanzó, lo que hoy se sabe respecto del aprendizaje y de la comprensión es muy superior a lo que se sabía hace treinta años. Estamos empezando a entender cómo funciona el cerebro humano, la inteligencia, el aprendizaje, las relaciones entre afecto y aprendizaje, entre aprendizaje y memoria, entre expectativas y rendimiento escolar. Y, a pesar de todos estos nuevos conocimientos y avances, la pedagogía viva, la pedagogía en el aula, no cambió en lo sustancial. Ese nuevo conocimiento ni siquiera ha llegado a las universidades y a los especialistas, en muchos casos, mucho menos al sistema escolar y a los docentes.

La escuela a la que va la inmensa mayoría de niños y jóvenes latinoamericanos es una escuela del siglo XIX. Una escuela que todavía cree que aprender es acumular información, la «educación bancaria» que cuestionó Paulo Freire. La vieja cultura escolar no concibe que el alumno piense autónomamente, cometa errores y aprenda de ellos, tenga opiniones propias. Todos tienen que pensar igual y dar la misma respuesta. Si, después de esta charla con ustedes, yo pregunto qué fue lo más importante que se dijo aquí o qué comprendió cada uno de ustedes, seguramente no habrán dos respuestas iguales.

El sistema escolar sigue operando con creencias antiguas, muchas de ellas equivocadas, de lo que es el aprendizaje. Los maestros aprenden a enseñar en el proceso de enseñar y a partir de su propia experiencia como alumnos en el sistema escolar. La docencia sigue siendo una actividad solitaria, que no se beneficia del intercambio y el aprendizaje con otros docentes. El mero hacer, sin reflexión, no genera aprendizaje. 

Los docentes necesitan romper con la idea de que solo se aprende mediante cursos, seminarios, capacitación. La posibilidad de aprender entre pares, de reflexionar sobre la práctica, de sistematizarla, es un aprendizaje profesional fundamental. 

¿Qué significa un movimiento pedagógico desde los docentes, para el cambio educativo?

Para terminar, quiero retomar algunas ideas que fui anotando mientras ustedes hablaban. ¿Qué significa, hoy, construir un movimiento pedagógico para el cambio educativo?. No se trata solo de juntar voluntades, personas y saberes. Implica rupturas, transiciones y nuevos énfasis como los siguientes:

DE
A
Del hacer
Al hacer reflexivo (hacer pensando)
De la crítica
A la propuesta
De la crítica
A la autocrítica
Del aislamiento
A la cooperación, el intercambio entre pares, la red
Del trabajo individual
Al trabajo en equipo
De seguir instrucciones
Al tomar decisiones
De aplicar el currículum
Al construir el currículum
De la capacitación
A la movilización
Del perfeccionamiento
A la profesionalización
De la transmisión de información
A la construcción de conocimiento
Del aula
A la escuela
De la escuela
Al sistema escolar
Del sistema escolar
Al sistema educativo
De lo micro
A lo macro
De lo local
A lo nacional
De lo nacional
A lo internacional
Del agente escolar
Al agente educativo
Del agente educativo
Al agente social/ciudadano
Del movimiento pedagógico
Al movimiento social

La revisión reflexiva, crítica y autocrítica, es fundamental para disparar el cambio educativo y dar un salto cualitativo en el profesionalismo docente, superando el entrampamiento. La sociedad le pone al docente la consigna de "Tú sabes". Viene la siguiente reforma y le dice: "Tú no sabes". Los docentes sucumben a la trampa del sabelotodo que no puede mostrar ignorancia, no puede dudar y debe tener respuestas a todas las preguntas. 

El cambio empieza con la negación del maestro-enciclopedia y el reconocimiento de la necesidad del aprendizaje permanente, el «educador-educando» que defendía Paulo Freire. Parte del rol de todo profesional es percibir lo que no sabe, admitirlo y continuar aprendiendo. No obstante, el mandato social en el caso de los docentes es actuar como si supieran todo. 

Aprender de la propia práctica y reflexionar críticamente sobre la propia práctica son cuestiones claves planteadas en relación  a la formación docente. Abrir el aula a la observación, participación y colaboración de otros docentes, a fin de propiciar mecanismos colegiados de trabajo y aprendizaje docente, es otro planteamiento crecientemente aceptado. Romper, en definitiva, con la escuela pensada y organizada en torno a un docente que enseña encerrado en un aula y que no comparte su quehacer con colegas. Romper con la trampa de la autonomía profesional entendida como "yo, dentro de mi aula, hago lo que quiero", sin la "intromisión" de otros docentes, sin necesidad de espacios y momentos colectivos para compartir profesionalmente con colegas, para planificar, dialogar, aprender juntos y unos de otros. Esa mal entendida autonomía profesional, confinada al aula, muchos la ven todavía como conquista en vez de como pérdida. 

Son los propios docentes los llamados a romper con el confinamiento de la tarea y de la profesión docente. Por eso, entre otras cosas, la relevancia de iniciativas como las que ahora se proponen ustedes: la construcción de un movimiento pedagógico de y desde los docentes.


Publicado en: Docencia, N° 8, "Hacia un Movimiento Pedagógico Nacional", Colegio de Profesores de Chile, Santiago, Sep. 1999.

Reformadores y docentes: El cambio educativo atrapado entre dos lógicas

 

 

 
Documento de trabajo elaborado a solicitud de la Secretaría Ejecutiva del Convenio "Andrés Bello" (CAB) para su discusión en el foro "Los docentes, protagonistas del cambio educativo" (Cartagena, 1-4 Diciembre de 1999). El documento fue incluido en: Los docentes, protagonistas del cambio educativo, Convenio Andrés Bello/ Cooperativa del Magisterio de Colombia, Bogotá, 2000.

CONTENIDO

I. PRESENTACION

II. CAMBIO EDUCATIVO Y PROTAGONISMO DOCENTE
La "reforma tradicional"
Reforma educativa en los 90
- El espíritu y los objetivos
- Los actores
- Ambitos, ejes y énfasis
- Estrategias

III. REFORMAS Y DOCENTES. UN DESENCUENTRO CRONICO

A. EL PUNTO DE VISTA DE LOS REFORMADORES
Los docentes y sus organizaciones frente a la reforma y el cambio educativo

B. EL PUNTO DE VISTA DE LOS DOCENTES Y SUS ORGANIZACIONES
El malestar docente o la reforma vista desde la escuela
Las percepciones docentes en torno a la reforma
Los ejes de la protesta y la propuesta docente
- Los viejos temas
- Los nuevos temas
Los docentes frente a la innovación
Las organizaciones docentes frente a la reforma educativa
Las organizaciones docentes frente al propio cambio

IV: HACIA UNA CONCERTACION PARA EL CAMBIO EDUCATIVO
La agenda marcada: una terminología común, claves diferentes
La reforma rosa, la reforma gris

A MANERA DE EPILOGO

CAMBIO EDUCATIVO: REPASANDO LA AGENDA Y LOS ACTORES
Recuadro A: Las recomendaciones del Banco Mundial para la reforma educativa
Recuadro B: “Modelos exitosos” y “mejores prácticas” destacados en los 90
Recuadro C: De la reforma en el papel a la reforma en la realidad
Recuadro D: La ilusión de una terminología común

BIBLIOGRAFIA

El texto completo puede leerse en
https://plani.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2013/10/cambio-educativo.pdf  


Hay que remover la tierra para sembrar la semilla



Para sembrar la semilla, hay que remover la tierra. Sembrar nuevos conocimientos implica conectarlos con creencias y conocimientos previos, que están en el fondo; identificar saberes e ignorancias, descartar lo falso, lo anticuado, lo inútil, y hacer espacio para lo nuevo y lo útil. Des-aprender, aprender y re-aprender, en términos contemporáneos.

Lo que todo agricultor sabe y hace al momento de sembrar, la humanidad pasa por alto al momento de educar. No hay tiempo para remover la tierra, no se sabe cómo hacerlo ni para qué.

El niño que llega a la escuela es considerado un pozo vacío. El primer día de clases inicia la tarea de relleno. ¿A quién le interesa indagar lo que ese niño sabe y lo que quiere saber? Lo que importa es lo que el profesor sabe (o cree que sabe) y lo que el sistema escolar considera que los alumnos deben aprender. 

Lo cierto es que esos niños y niñas confiados a la escuela para aprender llegan con un cúmulo de saberes y experiencias laboriosamente construidos en la primera infancia, los años fundantes y más importantes en el desarrollo de toda persona.

El niño que estrena escuela no sabe leer ni escribir pero habla y se comunica fluidamente en su lengua, ha reflexionado sobre ella y tiene ideas claras acerca de qué son y para qué sirven la lectura y la escritura. Tal vez no sabe hacer cuentas sobre un papel, pero ya es amigo de los números y ha aprendido a hacer cuentas mentalmente. Y sabe mucho más sobre la vida y las relaciones humanas que lo que cualquier adulto se permite sospechar. Para enseñar a un niño, hay que remover la tierra para encontrar las raíces del juego, la curiosidad, la imaginación, el entusiasmo y la sabiduría infantiles.

Al adulto que decide alfabetizarse se lo trata como si fuese ignorante o como si fuese un niño (lo que, para muchos, es la misma cosa). La propia noción de analfabetismo suele asociarse a ignorancia, ceguera, y hasta estupidez y discapacidad. Muchos materiales de alfabetización y educación básica de adultos son una ofensa a la inteligencia humana, versión adulta del “Mi mamá me mima” o del “Lola lame la mula” con que se ofende, a su vez, la inteligencia infantil. Enseñar a personas adultas implica aceptar que, aún aquellas que no saben leer y escribir, son personas cabales, con criterio, conocimientos, talentos, valores, habilidades, como cualquier otra persona. Para enseñar a una persona adulta hay que remover la tierra y dejar que aflore su historia de vida, sus temores y sus hazañas, sus seguridades e inseguridades.

Con los futuros docentes no se empieza por indagar qué saben, dónde aprendieron lo que aprendieron, y por qué quieren estudiar magisterio antes de empezar a enseñarles. Se va directo a los contenidos, a las teorías, a los autores. Si la formación docente incluyera rememorar junto con ellos su infancia, sus recuerdos familiares, su trayectoria escolar, podrían desentrañarse elementos importantísimos para orientar su carrera y facilitar un acercamiento más sensible y empático con sus alumnos.

Para enseñar a los educadores hay que remover la tierra para que afloren sus motivaciones y temores, sus conocimientos y prejuicios, sus certezas e inseguridades, sus preguntas vitales.

La educación, mañosamente, se acostumbró a mirarse en el espejo de quien enseña, no de quien aprende; a colocarse en la perspectiva de lo que debe ser antes que de lo que es; a definirse por el punto de llegada (el nuevo conocimiento) negando el punto de partida.

Para que la enseñanza se convierta en aprendizaje, es necesario remover la tierra, penetrar en los saberes, las creencias, las motivaciones, las dudas y temores de quienes aprenden. Quien siembra sin remover la tierra, esparce semillas sobre la superficie, sin esperanza de que echen raíces, crezcan y florezcan.

* Versión editada del artículo publicado en 2011 en el suplemento Familia del diario El Comercio de Quito.

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Aprender a escuchar: imprescindible en la nueva docencia

Para Julián

Viernes. Colegio particular en Buenos Aires. No bien entra al aula la profesora anuncia prueba. Mi hijo pide la palabra y le dice: "Si usted lo que quiere es que aprendamos, sería mejor que tome la prueba el lunes, así tenemos tiempo para estudiar". Ella no dice nada, como si no escuchara, y sigue adelante con la prueba.

Como tantas otras veces, mi hijo llega a casa desconcertado. No entiende. Nunca ha entendido la lógica escolar. Hemos vivido en tres países antes - Nicaragua, Ecuador y Estados Unidos - y en los tres ha batallado con las escuelas. No se da por vencido.

- ¿Es cierto que a la escuela y a los profesores les interesa que los alumnos aprendan? Así es. Supuestamente.
- ¿Dijo o hizo algo mal? No. Solo se permitió sugerirle a la profesora una vía diferente.
- ¿Lo dijo de mala manera? No. Ella misma lo reconoció después.
- ¿Propuso la vía fácil, dijo que no quería la prueba? No. Propuso seguir con la prueba pero tener oportunidad de estudiar antes de tomarla.

¿Qué pasó, entonces? Pasó que mi hijo decidió romper con su papel convencional de alumno, pedir la palabra, y hacer a la profesora una sugerencia que cumplía mejor el objetivo, incursionando en terreno prohibido, el clásico santuario y monopolio escolar sobre el currículo y la pedagogía.

¿Qué hice yo, mamá pedagoga? Darle la razón, felicitarle y tranquilizarle, pues no hizo nada mal. Al contrario, su planteamiento tenía todo el sentido común del mundo.

Decidí ir al colegio a hablar con la profesora y, de paso, con el director. Era la primera vez que pedía una reunión desde que mi hijo empezó a estudiar en ese colegio.

Conversamos, bien. Expuse mis puntos. Ellos los suyos. Mi hijo había desautorizado a la profesora frente a la clase. No le desautorizó; le hizo una sugerencia que creyó apropiada. ¿Y la lógica impecable y la sensatez de su propuesta? Los profesores no están obligados a atender a comentarios o propuestas de los alumnos sobre la evaluación. PLOP!

Elegimos ese colegio por recomendación de amigos y amigas argentinos, educadores y progresistas. Nos lo recomendaron como un colegio moderno, abierto, sensible, que ayudaría a nuestro hijo a insertarse en Argentina después de haber pasado por escuelas y colegios en tres países. Descubrimos en este episodio que nuestros amigos eran progresistas pero tenían ideas muy conservadoras sobre la educación.

La profesión docente se ha construido históricamente alrededor del habla, no de la escucha. Aprender a escuchar a los estudiantes - y a los padres y madres de familia - es una habilidad muy importante de la buena docencia que es preciso cultivar hoy en día y de aquí en más. Una educación democrática, empática con los saberes y opiniones de los estudiantes y de sus familias, implica escucha activa, una habilidad clave del desarrollo profesional docente y del aprendizaje a lo largo de la vida.

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Los usos escolares del diccionario



Escribí y publiqué este artículo en 1999. Recoge una anécdota escolar de mi hijo menor. Una anécdota más sobre la nefasta cultura de los deberes, en este caso vinculada al diccionario. Poco se usan hoy los diccionarios pero los deberes escolares siguen repitiendo muchos de los problemas de antaño, esta vez con ayuda de un nuevo convidado: el Internet. Lastimosamente ya no tengo hijos escolares para poder testimoniar de cerca y documentar esta nueva etapa de la cultura escolar.


Para Julián

Vino una tarde mi hijo, tercer grado, con una tarea que debía hacer utilizando el diccionario. Con aire triunfal anunció que era una tarea fácil y que en media hora estaría libre para salir a jugar. Pasada la media hora, disgustado y ansioso se acercó a decirme que no encontraba en el diccionario las palabras que debía buscar.

Le pedí que bus­cara nuevamente. Pocos días antes la directora de la escuela nos ha­bía pedido a padres y madres no ayudar a nues­tros hijos en las tareas y mucho menos hacerlas por ellos. Las tareas deben hacerlas los niños solos, a fin de que sean un re­fuerzo de lo aprendido en la escuela. Esta ha sido para mí batalla permanente como mamá y como pedagoga. No podía estar más contenta. Y así lo dije en la reunión. Diez hurras para la escuela.

Un rato más tarde mi hijo volvió a acercarse. Definitivamente, no en­contraba esas palabras. Decidí entonces fijarme en qué consistía la tarea. Esa mañana la maestra les había dictado 20 palabras. Había puesto una cruz roja junto a las palabras mal escritas por los niños en sus cuadernos, y les había pedido como tarea corregirlas en sus casas usan­do el diccionario y copiar su defini­ción. El pequeño detalle que la maestra no tuvo en cuenta es que los niños consultarían en el diccionario dichas palabras tal y como ellos las habían escrito, es decir, mal. Mi hijo estaba buscando en el diccionario aderir, lusiérnaga, ecselente...

Así pues, corregí en su cuaderno las palabras mal escri­tas, antes de enviarle de vuelta al diccio­nario. En veinte minutos terminó la tarea que le había atormentado.

Dos semanas más tarde hubo en la escuela una nueva reunión de padres de familia. Entre los puntos tratados se insistió otra vez en la no interferencia en las tareas escolares. Alcé la mano y expuse la anécdota que cuento aquí. Nadie reaccionó ni dijo nada. La escuela no está preparada para reconocer sus errores y dialogar profesionalmente con los padres de familia. Los padres de familia tampoco están preparados para esta clase de relación con la escuela. Prefieren ignorar o pasar por alto los problemas. Todos se acogen al silencio.

Cuando, esa tarde, mi hijo terminó la tarea y salió a jugar, feliz, pensé en los millones de niños y niñas escolares en todo el mundo que padecen diariamente los deberes, en la casa y en la escuela, muchos sin tener a quién acudir, y sin sospechar siquiera que otra escuela es posible, una en la que niños y familias tienen derecho a hablar, a argumentar, a señalar errores y exigir aprendizajes y rectificaciones.

* Publicado en Familia, El Comercio, Quito, 13 enero 1999.

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El gran problema de la educación en el Ecuador es que no se percibe como un problema

 Rosa María Torres

(actualizado: 26 junio 2024)


Claudius Ceccon - Brasil


La educación concita poco interés en el Ecuador, tanto del gobierno como de la academia, el periodismo y la ciudadanía en general. Esta es una de las razones principales del problema educativo, que permanece en gran medida invisibilizado o negado.

Estudios y encuestas a nivel mundial muestran, salvo pocas excepciones, altos niveles de complacencia con la educación en cada país. Hay una sobresatisfacción, que a menudo no se compadece con las realidades y los resultados de los sistemas educativos. Hay falta de información y falta de conocimiento sobre el tema. Viejas creencias y viejos marcos mentales en torno a la educación siguen vigentes. La complacencia es mayor entre personas con ninguna o baja escolaridad, quienes se conforman con poco y no exigen una educación de calidad. Pero ocurre también en sectores medios y altos.

En el caso del Ecuador se agrega la desinformación en torno a la «revolución educativa» impulsada en la década de gobierno de Rafael Correa (2007-2017). Muchos ecuatorianos creen que en la llamada «década ganada» el Ecuador pasó a ser referente educativo mundial, que fue el país que más avanzó en calidad educativa según la UNESCO, que se eliminaron las escuelas unidocentes, que las escuelas del milenio se convirtieron en modelo escolar universal, que Rafael Correa fue nombrado El Mejor Presidente del Mundo por Naciones Unidas. Correa y sus ministros de educación incluso anunciaron que en 2018 el Ecuador tendría "uno de los mejores sistemas educativos del mundo"


La educación ocupa uno de los últimos lugares, si no el último, en las encuestas que preguntan sobre el problema principal en el país. La educación no se considera un problema, es decir, algo de lo que hay que preocuparse y ocuparse. La economía, la política, la corrupción, la inseguridad, el desempleo vienen ocupando los primeros lugares. La educación ha terminado siendo un problema invisible tanto para el gobierno como para la sociedad; lo fue incluso en la pandemia del COVID-19 y el confinamiento (2020-2021), y sigue siéndolo ahora en medio de la multicrisis. La que aparece de tanto en tanto como problema es la educación superior, a raíz de las pruebas de admisión, del presupuesto y los recortes presupuestarios, y del insuficiente número de cupos en las universidades públicas y en las carreras más demandadas.


CEDATOS, 2017-2019


La sociedad ecuatoriana no percibe la educación (la falta de educación, la mala educación) como un problema que está detrás de los grandes problemas nacionales: desnutrición crónica infantil, embarazo adolescente, corrupción, violencia, intolerancia, autoritarismo, machismo, racismo, homofobia, xenofobia, desempleo, mala alimentación, obesidad, mala calidad de la política, problemas ortográficos, falta de lectura, dificultades para argumentar y debatir, etc.

La lectura es tema problemático. A nivel de opinión pública viene siendo tratado esencialmente como que "el Ecuador no lee", pero el problema es mucho más complejo y tiene raíces en un sistema educativo deficitario que no enseña a leer y a gustar de la lectura. 

La Encuesta de Hábitos Lectores, Prácticas y Consumos Culturales (2022) reveló que 7,4% de los ecuatorianos, es decir más de un millón de personas, no lee en ningún formato. En el área urbana las personas que no leen representan un 6,5%, y en las áreas rurales un 9,5%.

Es más bien reciente la preocupación con la lectura en el ámbito escolar. En 2019 el Banco Mundial empezó a hablar de «pobreza de aprendizaje», entendida como porcentaje de niños y niñas de 10 años de edad que tienen dificultad para leer comprensivamente un texto corto adecuado para su edad. El Ecuador apareció como un país con alta «pobreza de aprendizaje» ("Ecuador: Learning Poverty Brief", Learning Poverty Briefs, Banco Mundial, 2023):

en
2018: 61% 
en 2019: 63% (12% peor que el promedio regional)
en 2021: 63%
en 2022: 66%

Esto, a pesar de que el 98% de los niños y niñas en edad escolar va a la escuela y solo 2% no lo hace (2019-2022).

En definitiva, los problemas de enseñanza y aprendizaje de la lectura en el medio escolar son anteriores a la pandemia y el confinamiento; éstas solo lo agravaron.

Los niveles de alfabetismo digital son bajos. En el PIAAC (población de 16 a 65 años) el Ecuador obtuvo los más bajos niveles en resolución de problemas informáticos. Solo 5.2% de los adultos obtuvo puntajes altos (niveles 2 y 3) (OECD/INEVAL, 2019; OECD, 2019). Si bien el uso de redes sociales es alto, pocos usan las redes y el Internet para obtener información o continuar formándose por su cuenta. Apenas 3.97% de los ecuatorianos usa las redes para buscar información sobre salud y 9.09% para buscar información relacionada con educación. Estos porcentajes están entre los más bajos en América Latina (CAF/CEPAL, 2020).

El paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida, propuesto por la UNESCO como paradigma para la educación y los aprendizajes en el siglo 21, no ha sido adoptado en el Ecuador como enfoque para la política educativa desde el Ministerio de Educación y desde los múltiples entes estatales y no-estatales vinculados a la educación, la capacitación, la formación y los aprendizajes de niños, jóvenes y adultos dentro y fuera del sistema educativo. Persiste la desvinculación entre educación y cultura, educación y trabajo, educación y medios de comunicación, educación familiar, comunitaria y escolar, así como la fragmentación y descoordinación de las entidades gubernamentales y no-gubernamentales que promueven educación y aprendizajes a lo largo de la vida.

Estudios y evaluaciones sobre la situación de la educación escolar en el país, en la región y en el mundo pasan desapercibidos para la sociedad ecuatoriana. Pocos medios se ocupan de ellos y analizan la información en profundidad. Así ha acontecido, en los últimos años, con los resultados de la prueba PISA-D coordinada por la OCDE (aplicada en el Ecuador en 2017), la cual reveló bajos desempeños (bajo el nivel 2) de los estudiantes de 15 años en las tres áreas evaluadas en PISA: lectura (51% obtuvo bajo desempeño), matemáticas (71% obtuvo bajo desempeño, y 89% de los estudiantes pobres), y ciencia (57% obtuvo bajo desempeño). Así ocurrió también con los resultados del Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo ERCE (aplicado en 2019) del Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad de la Educación coordinado por la UNESCO.

Los ecuatorianos duermen tranquilos no sabiendo - o sabiendo - que los estudiantes de primaria y secundaria tienen graves problemas con la lectura, la escritura y la matemática, que la diferencia de desempeño en lectura entre planteles públicos y privados es un año de escolaridad una vez controlado el factor socio-económico, y que la brecha de desempeño en lectura es una de las más altas de la región (60% de los estudiantes en planteles públicos tiene bajo desempeño en lectura en comparación con 27% de los estudiantes en planteles privados).

La llamada «crisis global de aprendizaje» resaltada por los organismos internacionales desde 2014 es prácticamente desconocida en el Ecuador. Tampoco tuvo eco la alerta de la UNESCO en 2021 en torno al estancamiento de la región desde 2013 en calidad de la educación, a partir de los resultados del ERCE: "Los datos del ERCE 2019 nos indican que la región se encuentra prácticamente estancada en niveles de logros de aprendizajes muy bajos. Esto pone a una generación entera en riesgo de no poder desarrollar su pleno potencial. Las medidas y reformas educativas para mejorar los aprendizajes desde los años más tempranos de escolaridad no pueden seguir esperando y deben ser priorizadas". Y no se ha registrado el estudio sobre la crisis global de aprendizaje divulgado en febrero de 2022, el cual concluye que la matrícula escolar creció notablemente a nivel mundial entre 2000 y 2015 pero el aprendizaje se ha mantenido estancado en todas las regiones del mundo.

El Ecuador es uno de los países en la región que tuvo las aulas cerradas por más tiempo a raíz de la pandemia (más de dos años). No obstante, el asunto no tuvo la preocupación y el sentido de urgencia que habría sido de esperar. Los sucesivos anuncios de apertura de las aulas fueron recibidos con temor y resistencia por muchos padres de familia y por las organizaciones docentes. La oficina de UNICEF en el Ecuador insistió permanentemente en la importancia de la reapertura. En diciembre de 2021 Guillermina Tiramonti, en Argentina, se lamentaba que "La educación sigue sin importarle a nadie en nuestro país". En el Ecuador no solo existe negacionismo sino que éste no se cuestiona.

Tomado de: Banco Mundial, UNICEF, UNESCO, Dos años después: Salvando a una generación, Washington D.C., junio 2022.

La educación no existe como problema en el presente ni como expectativa de otro futuro posible. La consulta en línea sobre cómo podría ser la educación en el futuro, organizada por el Ministerio de Educación en marzo de 2021, con aulas todavía mayoritariamente cerradas, dejó pocos insumos y resultados descorazonadores. Preguntados sobre cómo quisieran que sean sus planteles educativos, los estudiantes ecuatorianos básicamente aspiran a mantener lo que tienen. La chatura de las expectativas refleja la chatura de la educación que reciben y la chatura (o llana ausencia) de la conversación nacional sobre el tema educativo.

El artículo "Los 10 retos de Ecuador en 2022" de la Agencia EFE (30/12/2021) fue reproducido a inicios de 2022 por varios medios ecuatorianos, entre ellos Ecuavisa y diario Expreso. "Reducir sustancialmente la pobreza después de tres años de grave crisis económica y llegar al Mundial de Catar se perfilan como los dos grandes retos de Ecuador en 2022, cada uno en su propia dimensión pero ambos convertidos en símbolo de un nuevo renacer. Estos son los mayores desafíos para el nuevo año".

7 de febrero 2022. Inició el retorno obligatorio a clases presenciales de los estudiantes de Básica Superior y Bachillerato, así como de los estudiantes que asisten a planteles unidocentes, bidocentes y pluridocentes en la zona rural. Siendo un evento tan esperado y tan importante para millones de familias y estudiantes, éste pasó relativamente desapercibido en los medios y en las redes sociales, después de varios anuncios fallidos.

14 de marzo 2022. Más de 1 millón 800 mil estudiantes de la Sierra y la Amazonía volvieron a clases presenciales. Pero el país estaba ocupado en otras cosas: el último pleito del congreso (Asamblea Nacional), el fútbol, la escalada de la guerra en Ucrania, el aumento del precio de la gasolina a consecuencia de la guerra, etc. Las portadas de algunos de los principales medios escritos del Ecuador - El Universo, Expreso, La Hora - ni siquiera registraron la noticia del regreso a las aulas. El Comercio fue el único que le dedicó gran espacio en la portada.  



6 de mayo 2022. Volvieron a las aulas 2 millones 400 mil estudiantes de más de 9 mil planteles fiscales, fiscomisionales, particulares y municipales del régimen Costa y Galápagos, completándose así el retorno a la presencialidad de todo el alumnado del país.

13 de junio 2022. A poco más de un mes de haberse universalizado el retorno a las aulas, después de dos años de cierre, la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) inició un paro nacional indefinido que obligó nuevamente a cerrar los planteles educativos en todo el país. Se calcularon las pérdidas económicas ocasionadas por los 18 días que duró el paro, el aumento del riesgo país, etc., pero nadie estimó los costos educativos de esta nueva paralización.

La educación fue uno de los 10 puntos del petitorio planteado por la CONAIE al gobierno. En país racista, de enorme desigualdad social y educativa, que perjudica de manera especial a los indígenas, la preocupación planteada por la CONAIE en su petitorio fue el acceso a la educación superior y el mejoramiento de la infraestructura educativa.


■ En el marco de la campaña electoral para la segunda vuelta de la elección presidencial (sep. 2023) la encuestadora Comunicaliza indagó las percepciones ciudadanas en torno a diversos asuntos: justicia, salud, policía, infraestructura pública, igualdad de género y derechos de las mujeres, y educación. ¿Consideras que la educación pública en Ecuador ofrece oportunidades de calidad para todos los estudiantes? 30.9% responde que sí. Esto, como hemos visto, no responde a la realidad.

■ 9 enero 2024. El gobierno de Daniel Noboa, posesionado en dic. 2023, declaró Conflicto Armado Interno en el territorio ecuatoriano, guerra abierta contra las bandas narcoterroristas que han venido tomándose el país y aterrorizando a la población. El Ejército tomó el mando y la Policía pasó a ocupar un segundo lugar. Las clases volvieron a suspenderse dado el alarmante clima de inseguridad, los asesinatos cotidianos y el creciente reclutamiento de niños y jóvenes por parte de las bandas delincuenciales. El "retorno a la virtualidad" volvió a prescribirse en esta segunda pandemia y el "retorno a la presencialidad" volvió a anunciarse de manera progresiva por parte del ministerio de educación y la SENESCYT. Una vez más, los más perjudicados los más pobres y vulnerables. Una vez más, como en la pandemia, la "virtualidad" como recurso ante la emergencia y campo abierto a la improvisación. Nuestro llamado a reactivar y transformar la educación, a no dejarse atrapar por lo urgente y por el corto plazo, no encontró eco.  

■ abril 2024. La última encuesta nacional de Click Research preguntó qué debe hacer urgentemente el gobierno de Daniel Noboa. Las tres prioridades elegidas fueron generar fuentes de empleo, mano dura con la delincuencia y atacar la pobreza. Apenas 2.90% mencionó la educación y la necesidad de más inversión. 


■ junio 2024. Encuesta Comunicaliza 8-11 junio 2024. La inseguridad sigue siendo el principal problema nacional. La educación preocupa al 2% de los encuestados, pese a que en las últimas semanas han salido a la luz preocupantes datos de abandono escolar, repetición, bajos aprendizajes en los distintos niveles del sistema educativo y deserción en el primer año de la universidad. Asimismo, la persistencia de la delincuencia y los recurrentes apagones han obligado a recurrir nuevamente en muchos casos al cierre de instituciones educativas.



¿Qué aprendimos de la pandemia y del confinamiento en términos educativos? ¿Qué lecciones dejó el recurso a la tecnología, el tránsito de la presencialidad a la virtualidad, el papel y las necesidades de los docentes y de los padres de familia, de las escuelas y de los hogares en estos improvisados ensayos y en estas nuevas realidades? ¿Qué aprendimos sobre lo que es preciso hacer y cambiar en educación, tanto en el sistema educativo como en el hogar? ¿Cuál es la «nueva normalidad» que necesitamos y podemos construir para esta maltratada educación en el Ecuador? En medio de y a pesar de los acuciantes problemas nacionales nos debemos la oportunidad de repensar los futuros de la educación y de los aprendizajes de nuestros niños, jóvenes y adultos, dentro y fuera de las aulas.

Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "El gran problema de la educación en el Ecuador es que no se percibe como un problema", blog OTRAƎDUCACION, Quito, actualizado junio 2024. Disponible en: https://otra-educacion.blogspot.com/2022/02/ecuador-educacion-problema-invisible.html

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