Rosa María Torres
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Escuela primaria no-formal del BRAC - Bangladesh. Foto: BRAC
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Algo que me maravilló de las escuelas rurales no-formales multigrado del
BRAC en Bangladesh es su impacto familiar y comunitario.
El
BRAC es una ONG, una de las más grandes de Asia. Sus escuelas primarias
no-formales (3 horas diarias de clase, 11 meses al año), son un modelo
escolar exitoso que tiene ya más de 50 años de vida, ha
graduado a más de 12 millones de estudiantes, ha sido premiado
internacionalmente y se ha expandido a otros países. Se les llama escuelas
no-formales porque adoptan modalidades flexibles en muchos aspectos, diferentes a las de las escuelas formales convencionales. Son escuelas gratuitas. Uno de sus objetivos iniciales fue favorecer la incorporación de las niñas.
Cuando
visité estas escuelas en los 1990s observé que se ponía gran énfasis en
enseñar a los alumnos a lavarse las manos y a hervir el agua. El aula
estaba llena de carteles con mensajes y dibujos alusivos. Con ayuda de
la traductora que me acompañaba, le pregunté a la profesora y me
explicó.
Lavarse las manos antes de ingerir los alimentos y hervir el agua que se bebe y con que se cocina son actividades cotidianas que
tienen enorme impacto sobre la salud. Muchas enfermedades y muchas muertes pueden evitarse siguiendo estos dos procedimientos. Se insiste en esto a los alumnos y se
les pide que enseñen estos hábitos a sus familias. Se les orienta cómo
hacerlo, con ayuda de breves y sencillos materiales ilustrados. La evaluación de los alumnos y de la escuela incorpora
esta dimensión de educación familiar. Hay alumnos entusiasmados que por su cuenta deciden ampliar las enseñanzas a los vecinos e incluso a toda la comunidad.
Qué
diferentes serían los sistemas escolares, los currículos, las
pedagogías, las escuelas, los profesores, los alumnos y la cultura
escolar si esto que hacen estas escuelitas rurales, multigrado, en
Bangladesh se incorporara como ingrediente y rutina propia de la escolarización.
Un sistema escolar que promueve el aprendizaje inter-generacional en temas y problemas claves relacionados con la higiene, el cuidado de la salud y el bienestrar familiar.
Una escuela que entiende su misión no solo como educar a los alumnos sino como educar a la familia y a la comunidad a través de ellos. El auténtico Aprendizaje-Servicio.
Unos contenidos elegidos y pensados no solo como currículo escolar sino como currículo ciudadano.
Una pedagogía orientada no solo a aprender a aprender sino también a aprender a enseñar.
Una evaluación escolar centrada no solo en lo que aprenden los alumnos sino en su capacidad para educar a otros.
Cuánto
más relevantes y pertinentes serían los currículos escolares si
tuvieran en cuenta las necesidades de la familia y la comunidad local;
cuánto más realizados y socialmente útiles se sentirían los alumnos si
pudieran poner lo que aprenden al servicio de su
propia familia; cuántas cosas podrían niños, adolescentes y jóvenes
enseñar a sus padres y abuelos mientras avanzan en su propio
aprendizaje; cuánto más útil sería el sistema escolar para el bienestar
familiar, el desarrollo comunitario, la superación de la pobreza, el
cuidado del medio ambiente y el aprendizaje a lo largo de la vida.