«Diálogo» y «debate» en la educación y en la política


Términos como 'democracia', 'cambio', 'consenso', 'participación', 'diálogo', 'debate', 'consulta', 'socialización', suelen ser muy usados en el mundo de la política, muchas veces de manera laxa o retórica.

'Diálogo' y 'debate' son conceptos valorados en el campo de la educación desde perspectivas pedagógicas progresistas e innovadoras. No funciona del mismo modo en el mundo de la política. En todo caso, ambas - la educación y la política - tienen fuertes resistencias y muchas dificultades para incorporar tanto el diálogo como el debate en sus visiones y en sus prácticas.

Repaso aquí algunos usos de los términos 'diálogo' y 'debate' en la política ecuatoriana en los últimos tiempos. Contrasto las posiciones y las prácticas al respecto entre Rafael Correa y Lenin Moreno, y proveo ejemplos de procesos como los 'Diálogos Ciudadanos' (2014-2015) y las sabatinas de Correa a lo largo de todo su gobierno.

Empiezo exponiendo brevemente algunas ideas sobre ambos conceptos.

Diálogo y debate

Diálogo implica dos o más interlocutores interesados en comunicarse, quienes se alternan el rol de emisor y receptor.

En el mundo de la educación, el diálogo es adoptado como principio y como método en las pedagogías alternativas. La figura y el pensamiento de Paulo Freire aparecen estrechamente vinculados a la propuesta de un aprendizaje dialógico, que cuestiona la relación marcadamente asimétrica entre educador y educandos, el rol del educador como emisor y del educando como receptor.

La conversación es una de las formas que adopta el diálogo, la más común.

El debate también es un tipo de diálogo. Puede ser organizado y estructurado (con presencia de un moderador, temas y preguntas previamente definidas, etc.), semi-estructurado o informal. Lo característico del debate es poner en común y argumentar diferentes puntos de vista sobre determinado asunto o asuntos.

Aprender a debatir y participar en debates desarrolla aprendizajes importantes relacionados con la reflexión, el razonamiento, el pensamiento crítico, el sentido común, el criterio, la deliberación, la capacidad para argumentar, resolver problemas y tomar decisiones, lograr acuerdos y consensos, todos ellos esenciales en la construcción de una ciudadanía democrática, desde la infancia y a lo largo de la vida.

'Diálogos ciudadanos'


En mayo de 2014 la convención del movimiento gobernante Alianza País, creado por Rafael Correa, solicitó a sus asambleístas impulsar una serie de Enmiendas a la Constitución, aprobada en 2008.

La Asamblea Nacional (congreso) envió 17 enmiendas para ser calificadas por la Corte Constitucional. La Corte aprobó 16 enmiendas. Con 92 votos a favor, de 137, el Pleno de la Asamblea creó la Comisión Ocasional para el Tratamiento de las Enmiendas Constitucionales, integrada por 11 asambleístas y 11 alternos. Para la aprobación se necesitaba el voto de las dos terceras partes del legislativo.

En 2015 la Comisión Ocasional realizó 135 encuentros en las 24 provincias del país, en los que los asambleístas expusieron las enmiendas y el público pudo hacer preguntas y comentarios. Dichos encuentros fueron bautizados como Diálogos Ciudadanos.

No obstante, ni la metodología utilizada ni los locales y condiciones elegidos favorecieron un verdadero diálogo entre expositores y público. Las fotos de los encuentros mostraban una pedagogía perfectamente convencional, con expositores de un lado y público del otro, en la clásica relación hablar-escuchar, en auditorios grandes a veces semivacíos o bien en espacios abarrotados, organizados con tarimas, mesas directivas, uso de visuales en pantallas demasiado pequeñas, y personas sentadas y aburridas. 

Sabatinas presidenciales

Enlace 495, desde Quito, 8 oct. 2016. Foto: Presidencia de la República

"Las sabatinas son un espacio de diálogo con los ciudadanos": Rafael Correa, Enlace Ciudadano 472, en Quito, 23 abril 2016.
En sus 10 años de gobierno, Rafael Correa realizó, cada sábado, Enlaces Ciudadanos (más conocidos como sabatinas). Las sabatinas se consideraron actos de rendición de cuentas. En ellos Correa exponía, durante cuatro horas, lo hecho durante la semana, por lo general con ayuda de algunos de sus ministros u otros funcionarios que intervenían para aclarar puntos específicos. Al final se hacía un breve resumen en lengua kichwa. Las sabatinas se realizaban en diferentes lugares, con público presente - funcionarios del gobierno y gente de la zona - y se transmitían a todo el país a través de los medios y de las redes sociales.

Correa afirmaba que los enlaces ciudadanos son diálogos pero, en verdad, son esencialmente monólogos. No existía interlocución con el público presente - por lo general ubicado abajo, frente a la tarima y dentro de una carpa - y tampoco con quienes seguían las sabatinas por radio, televisión o redes sociales. No existía ningún mecanismo instalado para dicha interlocución, ni en presencia ni a distancia.

Por lo demás,  las sabatinas pasaron a convertirse en espacios para descalificar e insultar a todos quienes discrepaban o se oponían al gobierno, lo cual está lejos del espíritu del diálogo entendido como acto de comunicación e interacción.

Diálogo con los estudiantes, debate con los pares 


En enero de 2017 la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE) invitó al ministro de educación Augusto Espinosa a un debate sobre la educación en el Instituto Nacional Mejía, en Quito. La respuesta de Espinosa, por Twitter, fue: "Con los estudiantes dialogo, el debate es con los candidatos". Espinosa, quien no asistió al debate propuesto, estaba en ese momento de candidato a la Asamblea Nacional.

La distinción hecha por el exministro entre diálogo y debate plantea una jerarquía entre ambos. El debate sería un intercambio de mayor nivel y entre pares. Así lo entendieron los estudiantes, quienes resintieron esta desvalorización del diálogo y de ellos como interlocutores.

La distinción es, de hecho, materia de debate en sí misma. ¿Con los estudiantes no cabe debatir? ¿Solo cabe dialogar? En el caso ecuatoriano, hay que tener en cuenta que, a partir de la Constitución de 2008, los jóvenes pueden votar desde los 16 años (de los 18 en adelante el voto es obligatorio). Esto haría suponer que se considera que un joven de 16 años está en capacidad de discernir y de tomar decisiones racionales y razonadas. ¿La capacidad de debatir no sería una de ellas?

Debate, ¿combate?


Lenin Moreno, exvicepresidente de Rafael Correa y candidato oficialista a la Presidencia de la República, durante toda la campaña electoral reiteró una distinción fuerte entre diálogo y debate. Se definió como una persona de diálogo, que no comulga con el debate, al que asocia con confrontación, combate, ofensa, mentira, intento de dañar o desprestigiar al otro. Fue tajante en afirmar, desde el inicio: "No aceptaré jamás un debate".

Esta posición contrasta con la de Correa, quien considera que todo candidato está en obligación de debatir. En un video durante su campaña en 2006 decía: 
"Es una obligación moral de todos los ecuatorianos someterse al escrutinio ciudadano, por favor. Rechacen a aquellos candidatos que han rehuido permanentemente los debates".
Moreno se negó a asistir al Debate Presidencial organizado por la Cámara de Comercio de Guayaquil entre los 8 candidatos a la presidencia. Sí asistió al Diálogo Presidencial organizado por el diario El Comercio, que acogió su pedido.

Algunas citas de Moreno durante la campaña, referidas a sus nociones de diálogo y debate:
- "El debate es de combate porque se trata de dañar al otro a pesar de sus buenas ideas. En el diálogo no".
- "Pasemos la página del debate. En el diálogo nos enriquecemos todos".
- "Pasemos esa página, el país del debate va a terminar ya. Empezó en el Diálogo 2017". 
- "En el diálogo nos enriquecemos mutuamente. En el debate, no. Se presentan como adversarios". 
- "El país que queremos es el que deja atrás la confrontación y lleva al diálogo". 
- "La mejor forma de entenderse es el diálogo, es acoger la idea del otro, escucharla, oírla, razonarla". 
- "En un debate, un candidato trata de desprestigiar la buena idea del otro".
- "El país del diálogo que se viene hay que empezar a construirlo desde ahora". 
- "#TodaUnaVida significa toda una vida de diálogo". 
- "Con tolerancia, con respeto, la confrontación se acabó. El diálogo renació. Todos son parte del nuevo Ecuador que vamos a construir." 15
- "Yo propongo diálogo, conversatorio. A ofendernos, a debatir, a combatir, nunca". 
- "Los debates son una forma de mentir a la gente".  
Curiosamente, refiriéndose al Diálogo Presidencial, el diario gubernamental El Telégrafo tituló al día siguiente: "Un diálogo de siete contra uno deja mejor posicionado a Moreno" (6 febrero 2017), atribuyendo al diálogo ese carácter competitivo y confrontacional que Moreno rehuye.
Lo cierto es que el debate no tiene por qué ser ofensivo o dañino. Debate no tiene por qué ser combate ni la confrontación tiene por qué llevar a la destrucción del otro. No si el debate se entiende y practica como una confrontación de ideas llevada a cabo con respeto, con argumentos antes que con insultos.

La década de gobierno de Correa (2007-2017) tuvo mucha confrontación y muy poco debate. La palabra diálogo es una de las palabras más desvirtuadas por el correísmo.

Al Ecuador, y específicamente a la cultura educativa y a la cultura política ecuatorianas, les falta mucho que aprender y que cambiar, justamente en la línea de incorporar el diálogo, de promover el debate de ideas y de favorecer - antes que bloquear - el desarrollo del pensamiento crítico.

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Carta Abierta. Frente al Encuentro de Artistas e Intelectuales por el Futuro del Ecuador y América Latina



Carta de adhesión a la candidatura presidencial de Lenin Moreno
firmada por intelectuales y artistas invitados al Ecuador en febrero de 2017
por el gobierno de Rafael Correa


El 19 de febrero de 2017 se realizaron en el Ecuador elecciones generales.

Días antes (14-15 febrero) el gobierno de Rafael Correa organizó en Quito un
Encuentro de Artistas e Intelectuales por el Futuro de Ecuador y América Latina. Artistas e intelectuales invitados circularon una carta pidiéndonos a los ecuatorianos votar por el candidato oficialista Lenin Moreno a fin de asegurar la continuidad del gobierno de Correa (2007-2017).

Esta Carta Abierta es una respuesta a esa carta. La firmamos artistas e intelectuales ecuatorianos de izquierda.

Ocho binomios compitieron por la presidencia y la vicepresidencia. Moreno ganó la contienda el 19 de febrero, pero no obtuvo el 40% requerido para evitar una segunda vuelta. Los siete candidatos de oposición obtuvieron un poco más del 60% de los votos. En segundo lugar se ubicó el candidato de derecha, Guillermo Lasso, con algo menos del 30%; en tercer lugar Cynthia Viteri, del Partido Social Cristiano, también de derecha, y en cuarto lugar Paco Moncayo, candidato de izquierda en representación del Acuerdo Nacional por el Cambio. El 2 de abril de 2017 tuvo lugar la segunda vuelta, en la que compitieron Moreno y Lasso, y ganó Moreno.

 

Ante la realización del “Encuentro de Artistas e Intelectuales por el Futuro de Ecuador y América Latina” que planteó como opciones “seguir caminando y mejorando o sucumbir ante la arremetida de la derecha”, como artistas, intelectuales, militantes y activistas de izquierda volvemos a colocar en el debate internacional la visión sesgada de “intelectuales” a sueldo de los gobiernos progresistas y suscribimos esta carta como respuesta al apoyo ciego al candidato Lenin Moreno en las elecciones ecuatorianas.

En la vieja tradición soviética de intelectuales enajenados, los “intelectuales” progresistas proponen la sumisión incondicional del pensamiento. Olvidan – o desconocen - que los intelectuales tienen que producir ideas, no repetir consignas. Por eso se enronchan con la condena que cientos de intelectuales de izquierda hemos expresado frente a la decisión del gobierno de Correa de disolver Acción Ecológica, de reprimir al pueblo shuar, de criminalizar y perseguir a los líderes populares, de poner al Estado ecuatoriano al servicio de las transnacionales chinas, y de destruir la biodiversidad amazónica para facilitar la explotación minera y petrolera.

Alineados con ciertos poderes de turno, los “intelectuales progresistas” no quieren aceptar que entre la demagogia de los gobiernos populistas y los derechos de los pueblos median decisiones políticas opacas e inescrupulosas. Como los negocios privados y la corrupción de una flota de funcionarios del régimen correísta alrededor de las gigantescas inversiones extranjeras y de las grandes obras públicas. Poco les importa que en la vorágine populista se hayan sacrificado las agendas de la sociedad civil, de los pueblos indígenas, de los movimientos sociales o de la izquierda. Lo fundamental es ser políticamente correcto con quien paga la cuenta del despilfarro y del clientelismo de una década.

Escribir por encargo, o hacerse de la vista gorda con el cadáver oculto en el sótano, no es una práctica novedosa de estos sectores que fungen de “izquierda”. Fue una práctica instaurada por el estalinismo a partir del argumento de la confrontación mundial con el capitalismo. Para ello se diseminó por el planeta un ejército de escribanos que reproducían a nivel local las disposiciones emanadas desde el Partido Comunista Soviético. Se echaban loas a Hitler o a Churchill alternativamente, dependiendo de la marcha de los acontecimientos y del desarrollo de las estrategias. Lo único impensable en este juego de simulaciones era formular alguna crítica contra la URSS.

Ese sencillo y perverso mecanismo no solo impidió conocer lo que ocurría al interior de los países del socialismo real, y entender las razones de su espectacular colapso a fines del siglo XX, sino que restringió toda posibilidad de construir un pensamiento alternativo de izquierda en América Latina. Generaciones enteras de revolucionarios quedaron enredados e inmovilizados entre una maraña burocrática absurda e incomprensible. Las aberraciones teóricas del estalinismo nos pasan factura hasta la actualidad. Y todo por esa visión reduccionista de la confrontación ideológica: la realidad tenía que ser embutida en los obtusos dogmas de las teorías oficiales.

Cuestionar las imposiciones políticas ideológicas de la intelligentsia soviética era un sacrilegio. Quienes osaban poner en duda las verdades oficiales eran automáticamente tachados de contrarrevolucionarios, enemigos del socialismo, quintacolumnistas del capitalismo o, simple y llanamente, de agentes de la CIA. El control se ejercía desde la sacralización del discurso, desde el más pedestre maniqueísmo. La crítica corrió la misma suerte que la autonomía de la razón: ambas quedaron proscritas.

Aquellos intelectuales que adscribieron a esta línea política quedaron reducidos a la más penosa mendicidad. Tenían que esperar estoicamente la caridad ideológica que chorreaba de las alturas. Y, agradecidos, morder al enemigo de turno. Como hacen los progresistas.

La justificación de estas posturas parte de una dicotomía tan elemental como burda: la validación por simple comparación. El socialismo real era positivo sencillamente porque cumplía la función de contrapeso al ruin capitalismo. Mutatis mutandi, hoy toca defender a los auto-proclamados gobiernos progresistas de la región porque hablan mal de los Estados Unidos. Antes había que apartar la vista de los crímenes masivos, de las purgas, de la devastación ecológica y de la aniquilación de los derechos y libertades en Europa del Este; ahora hay que hacerse los desentendidos con la corrupción, las políticas neoliberales o la destrucción de la organización social puestas en práctica por los susodichos gobiernos.

Demás está insistir en qué terminó este fundamentalismo político. No solo que el socialismo real jamás llegó a ser una alternativa al capitalismo de Occidente; hoy, el capitalismo ruso es aún más devastador que el que en su momento pretendió combatir. Y detrás de esta dramática conversión únicamente quedaron los escombros de un sueño revolucionario que se llevó consigo las esperanzas de millones de seres humanos.

Los progresistas quieren empujarnos a un dilema que no por parecido resulta igual. Porque la contradicción entre el gobierno ecuatoriano y las fuerzas conservadoras tiene más de cascarón que de condumio. ¿O es que no se ha enterado que durante una década los mayores beneficiarios del modelo populista han sido los principales grupos monopólicos del país? ¿O que el Ecuador entero está empeñado a las transnacionales chinas, muchas de las cuales cuentan entre sus activos con capitales gringos y europeos? ¿O que el gobierno acaba de suscribir un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea en las peores condiciones imaginables?

Argumentar que la continuidad del correísmo implica una defensa de los derechos sociales del pueblo, del empleo y los salarios de los trabajadores, del medio ambiente y de la soberanía refleja un cinismo imperdonable. Porque no es simple ignorancia. Es mala fe (para utilizar el mismo calificativo con que Sader aboga por la candidatura de Lenin Moreno, y que coincide con una de las muletillas favoritas de Rafael Correa). Es precisamente por el retroceso experimentado en estos diez años en estos derechos que los movimientos sociales y las organizaciones de izquierda han resistido y se han opuesto al gobierno de Alianza País. Y es justamente para impedir la profundización de estas regresiones que el movimiento indígena, las centrales de trabajadores históricas, el movimiento ecologista, las organizaciones de mujeres y la izquierda en general llevamos años luchando por auténticas alternativas de cambio social.

Esto es lo que los progresistas maliciosamente obvian mencionar. Simplifican la contradicción electoral entre el candidato oficialista y Guillermo Lasso, cuyo banco es uno de los grandes beneficiarios del correísmo, para desvanecer la candidatura de Paco Moncayo, de los partidos de izquierda, de la socialdemocracia y de los movimientos sociales. Repite mecánicamente la consigna del correísmo; medra de los discursos oficiales; mendiga instrucciones. Negando la diversidad pretende absolutizar una supuesta confrontación entre dos sectores (Moreno y Lasso) que tienen más coincidencias que discrepancias.

No somos el movimiento indígena, las centrales de trabajadores históricas, el movimiento ecologista, las organizaciones de mujeres y los intelectuales críticos del correísmo quienes le hacen el juego a la derecha; son la condescendencia y la marrullería de los progresistas las que santifican a un régimen que sistemáticamente ha buscado sepultar toda posibilidad de cambio profundo de la sociedad ecuatoriana. En su caso, no corresponde pedirles que asuman ninguna responsabilidad política; hay que exigirles un mínimo de honestidad.

Firmas
Juan Cuvi
Natalia Sierra
Neptalí Martínez
Xavier Maldonado
Erika Arteaga
Lucho A. Moreno
Líder Góngora
Cristina Burneo Salazar
Sylvia Bonilla Bolaños
Sofía Lanchimba Velasteguí
Luis Miguel Chávez
Carlos Pastor Pazmiño
Claudia Sofía Dávila
Fernando Carvajal Aguirre
Napoleón Saltos
Mónica Hernández
Luis Santiago
Fernando Cerón
Danilo Esteves Robalino
Gabriela Pallares
Tania Roura
Armando Muyolema
Santiago Carcelén
Paúl López
Aquiles Hervas
Ramiro Cuasess
Cristina Moreno
Sebastián Almendáriz
Fabián Paredes
Paulina Muñoz
Jaime Muñoz
Rocío Rosero Garcés
Rosa María Torres
Mónica Mancero
Pablo A. De la Vega
María Belén Moncayo
Geovanny Guzmán
Maricruz González C
Pablo Hugo Sinchiguano Vivanco
Yolanda Jaramillo
Javier Andrade
Jorge Tasiguano
Aquiles Hervas Parra
Polvito Ortega
Fernando Andrés Muñoz-Miño
Juan Manuel Guevara
Juan Pablo Barragán
Jorge Velásquez
Miller Efrén Añazco Romero
César Jaramillo
Carlos Chalaco
Cinthia Andrade
Paulina Monserrat Muñoz Samaniego
Hernán Rengifo
Eugenia Arévalo Barrera
Hugo Jaramillo
Ricardo Buitrón
Alfonso Román
Patricio Albán
Julio Charro
Juan Vareles
Carlos Quito
Carmen Ortiz Crespo
César Cantú
Marcelo Maldonado González
René Eduardo Quevedo Guerrero
(siguen firmas)


Odebrecht: Reír para no llorar


Rosa María Torres 

Caricaturistas de Ecuador, Colombia y Perú ilustran el escándalo Odebrecht (sobornos de la empresa brasileña en 12 países de Africa y América Latina).
 



Arcabuz - Ecuador


Pancho Cajas - Ecuador
Bonil- Ecuador

Bonil - Ecuador
 
Bonil - Ecuador 
Bonil - Ecuador

Bonil - Ecuador 
Ecuador

Vilma - Ecuador
Vilma - Ecuador

Vilma - Ecuador
Rafael Correa: "No es coima, no es soborno porque Alexksei Mosquera ya no era funcionario público. Es un acuerdo entre privados y el principal problema, la acusación es por eso, es que puede haber defraudación tributaria porque no se declaró ese millón de dólares. No es corrupción. Es un acuerdo entre privados". A propósito de USD 1 millón recibidos por su exministro de energía,
Alecksei Mosquera, por parte de Odebrecht.

Bonil- Ecuador

Chamorro - Ecuador
Arcabuz - Ecuador
Picho y Pucho - Colombia
Betto - Colombia
Betto - Colombia
Heduardo - Perú


Heduardo - Perú


Heduardo - Perú

Carlín - Perú












Ecuador en los rankings internacionales (2016-2017)




En la década de gobierno de Rafael Correa (2007-2017) el Ecuador vivió una verdadera obsesión con los ránkings. Aquí algunos rankings que dan una idea del perfil y de la ubicación internacional del Ecuador en varios ámbitos (2016-2017).

Posición | Asunto


1 | Autocensura en América Latina (solo 34% dice que hay libertad para hablar y criticar)
(Latinobarómetro 2016)

1 | mejor sistema de compras públicas en América Latina, 8 en el mundo
(Benchmarking Public Recruitment 2017; Banco Mundial 2017)

1 | país que acoge a más refugiados en América Latina (98% de ellos colombianos)
(UNHCR Global Appeal 2011 - update)

2 | Embarazo adolescente en América Latina, después de Venezuela
(Informe Vidas Robadas, Resumen Ejecutivo, 2016, Fundación Desafío, Quito-Ecuador)

3 | Reducción de la desigualdad en América Latina
(gobierno, no provee fuente, por verificar)

3 | Desnutrición crónica entre niños de 0 a 5 años, en América Latina
(UNICEF 2016)

29 | Calidad de las carreteras, entre 137 países. Segundo en América Latina después de Chile (24)
(Indice de Competitividad Global 2017, Foro Económico Mundial)

44 | Felicidad 
Indice Mundial de Felicidad (Naciones Unidas)

47 | calidad de la infraestructura, entre 138 países
(Indice de Competitividad Global 2016, Foro Económico Mundial)

49 | Indice de Presupuesto Abierto, entre 100 países
(Encuesta de Presupuesto Abierto 2017, International Budget Partnership)

55 | Indice de Prosperidad Social, entre 128 países
(Social Progress Index 2017)

57 | libertad (parcialmente libre), ente 195 países
(Freedom House 2017)
 
59 | Indice de Prosperidad
(The Prosperity Legatum Index 2016)

79 | Indice de Competitividad del Talento 2017. Talento y Tecnología (entre 118 países)
(The Global Talent Competitiveness Index 2017, Adecco, INSEAD, Human Capital Leadership Institute)

80 | accountability, entre 137 países  
(Indice de Competitividad Global 2017, Foro Económico Mundial)

83 | Indice de Inequidad de Género, entre 188 países
(Informe de Desarrollo Humano 2015, PNUD)

88 | Seguridad, entre 137 países
(Foro Económico Mundial 2017-2018)

88 | Indice de Desarrollo Humano, entre 188 países
(PNUD, 2016)

91 | Indice del Estado de Derecho, entre 113 países
(Rule of Law Index 2016, World Justice Project-WJP)

92 | Indice Mundial de Innovación, entre 127 países
(Global Innovation Index 2017, Universidad Cornell, INSEAD y Organización Mundial de la Propiedad Intelectual -OMPI)

97 | Indice de Competitividad Global 2017, entre 137 países (sigue bajando)
(Foro Económico Mundial 2017-2018)
 
97 | Indice de Libertad Humana 2016, entre 159 países
(Human Freedom Index 2016)

104 | Velocidad de banda ancha fija (megabits por segundo), entre 133 países
(Speedtest Global Index, Nov. 2017)

105 | Libertad de Prensa 2017, entre 180 países
(Reporteros sin Fronteras 2017)

110 | Preparación para enfrentar el cambio climático, entre 181 países
(ND-GAIN Country Index, Iniciativa de Adaptación Global de la Universidad de Notre Dame, 2016)

117 | Corrupción, entre 180 países
(Corruption Perception Index 2017, Transparencia Internacional)

117 | Transparencia en las políticas públicas, entre 137 países 
(Indice de Competitividad Global 2017, Foro Económico Mundial)

127 | Etica y corrupción, entre 137 países
(Indice de Competitividad Global 2017, Foro Económico Mundial)

127 | Eficiencia en el gasto público, entre 136 países
(Indice de Competitividad Global 2017, Foro Económico Mundial)

127 | Favoritismo en las decisiones de los funcionarios públicos, entre 137 países
(Indice de Competitividad Global 2017, Foro Económico Mundial)

133 | Desempeño del sector público, entre 137 países
(Indice de Competitividad Global 2017, Foro Económico Mundial)

135 | Independiencia de la justicia, entre 137 países
(Indice de Competitividad Global 2017, Foro Económico Mundial)

En la media y bajo la media regional, resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo
(TERCE, 2013. UNESCO-OREALC)

En el grupo de países con corrupción como problema intermedio (Latinobarómetro 2016)

En el grupo de países con logros educativos medios y violencia alta (CEPAL-UNICEF 2017).


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