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Una educación que valga la pena

 Rosa María Torres


Esta foto de AFP publicada por @TheEconomist durante la pandemia me impactó. Niñito mexicano, concentrado, haciendo el deber en su improvisado «rincón escolar» en el hogar. Hogar sobrecogedoramente pobre, hecho de tablas y desechos, piso de tierra, letrina exterior seguramente, posiblemente sin agua potable, sin luz eléctrica y sin la más mínima comodidad. «Rincón escolar» recomendado por los especialistas como condición favorable para hacer y sacar provecho de los deberes, instalado en este caso en el corazón de la cocina, junto al fogón de leña y a la olla humeante; mesita y silla de tamaño infantil, cuaderno, lápiz y cartuchera como artilugios de estudio. 

Imagino a este niño madrugando, muerto de sueño, saliendo de su casa con el estómago vacío, caminando para llegar a tiempo a una escuelita desprovista de todo, como su hogar. Ni pensar en conectividad, Internet y artefactos digitales en condiciones tan precarias.

Este niño «vulnerable» (así se les llama hoy a los niños pobres) es uno de millones de niños y niñas en el mundo en cuyo nombre se elaboran declaraciones y anuncian planes que hablan del derecho a la educación, se conforman comisiones y organizan reuniones en hoteles cinco estrellas en las que se habla de los pobres, de calidad, equidad e inclusión educativas, y se reitera, una vez más, que estos niños tendrán prioridad. 

Los niños y niñas «vulnerables» necesitan y merecen la mejor educación. Esa que se hace en la propia lengua, que transcurre sin miedo ni amenazas, que acepta el error como inevitable y hasta indispensable, que respeta las preferencias y los ritmos de los alumnos, que genera confianza y autoconfianza, que recurre a todos los medios y consigue convertir la enseñanza en aprendizaje, en aprendizaje significativo, placentero y duradero. 

Los niños y niñas «vulnerables» necesitan y merecen los mejores maestros y maestras, los más empáticos, los más entregados, los más creativos, los más entusiastas. Esos que aman a los niños, que les ayudan a creer en sí mismos y a crecer, que se alegran con sus triunfos y les animan a perseverar. Esos que continúan aprendiendo, que disfrutan enseñando, que se hicieron maestros por vocación y que sostienen esa vocación con la satisfacción que provoca la docencia cuando se asume como compromiso de vida.  

Una educación, en fin, que valga la pena. Que aligere el madrugón, la caminata de ida y vuelta de la escuela, el peso de la mochila, el cansancio, el frío y el calor. Una educación compatible con el juego, que premia el esfuerzo y la colaboración, que logra hacer de la escuela un lugar amable, entrañable, extrañable.

Textos míos relacionados en OTRAƎDUCACION

- Pobre la educación de los pobres
- Imagine una profesora

"El mero hacer, sin reflexión, no genera aprendizaje"


Exposición de Rosa María Torres en el Seminario Regional
“Innovación, cambio educativo y movimiento pedagógico” organizado por el Colegio de Profesores de Chile
(Rancagua, Chile, 18 de Junio de 1999)

Agradezco esta invitación del Colegio de Profesores para acompañarles en este seminario regional y compartir con ustedes algunas reflexiones en este momento en que se están planteando constituir un Movimiento Pedagógico. Honrada por la invitación y por la confianza. Me voy a permitir empezar con algunas referencias sobre mí. 

Soy ecuatoriana. He vivido y trabajado en varios países en América Latina y desde hace tres años vivo en Buenos Aires. Me inicié como educadora de adultos, haciendo alfabetización en el Ecuador. En 1978 fui a México con una beca a estudiar un doctorado en Lingüística. En 1981-1986 viví con mi familia en Nicaragua, durante los primeros seis años del gobierno sandinista. Trabajé en el Ministerio de Educación, en el seguimiento de la Cruzada Nacional de Alfabetización; luego trabajé en un programa de capacitación campesina del Ministerio de Reforma Agraria, y finalmente, en un centro de investigación, el INIES-CRIES. Allí tuve oportunidad de escribir sobre la revolución sandinista y la educación.

De regreso en el Ecuador, en 1988 acepté dirigir una campaña nacional de alfabetización. Una experiencia fenomenal.  Descubrí que la juventud es juventud en todos lados, que el entusiasmo y la voluntad de la juventud pueden florecer tanto en contextos revolucionarios como no revolucionarios. Aprendí mucho acerca del potencial de la juventud para realizar tareas sociales, transformadoras, en este caso educando a personas adultas.

En el Ecuador también trabajé en un centro de investigación, vinculada a la educación popular. Fue en ese período que tomé conciencia de que no podía seguir ignorando el sistema escolar; si quería contribuir a cambiar la educación y a cambiar la sociedad a través de la educación, había que meterse con la escuela.

La educación popular viene de una posición fuertemente anti-escuela. Durante muchos años se entendió «educación popular»  como educación de adultos, fuera de la escuela. Todos criticaban a la escuela y a los maestros. La escuela estaba perdida y había que construir alternativas por fuera de ella.

Fui parte de una generación que empezó a pensar la educación y la transformación educativa por fuera de la escuela. Somos muchos en estos años los que hemos dado el salto hacia una transformación educativa en sentido amplio. Esto es algo que la «educación popular» y quienes venimos de ella tenemos para aportar. No se trata ya de alimentar la vieja disyuntiva dentro/fuera de la escuela. 

Tuve que ponerme a estudiar, a aprender y re-aprender. Descubrí cuán poco sabíamos - quienes nos ubicábamos en la críticaa la escuela - acerca del sistema escolar. 

Uno nunca puede dejar de aprender y re-aprender. Es cierto que mientras más se sabe, menos se sabe, pues se percibe cuánto falta por saber. Por eso la importancia del aprendizaje permanente, de la investigación y la consulta, del trabajo en equipo, del trabajo multidisciplinario.

En 1991-1996 trabajé en UNICEF, en Nueva York, como miembro del equipo asesor en la recién creada Sección de Educación. Esta fue mi primera experiencia de trabajo a nivel mundial. 

Durante los seis años que estuve en UNICEF en NY ví América Latina desde afuera. Eso me permitió distanciarme y entender mejor muchas cosas. Definitivamente, América Latina está mal en educación, pero está mejor que muchos países de Africa y Asia. Ellos nos ven como avanzados, pues en este continente más del 90% de los niños y niñas en edad escolar entran a la escuela. Pero tenemos serios problemas de calidad y equidad que muchas veces se ignoran o pasan por alto. 

A través de mi relato personal - espero - ustedes pueden percibir cómo se construye un «especialista». Uno va aprendiendo y re-aprendiendo en la marcha, en la teoría y en la práctica, va rectificando, va dejando de lado ciertas cosas, va descubriendo y afianzando otras. Una diferencia importante entre el buen y el mal profesional es la capacidad y la disposición para el aprendizaje permanente, para evadir las recetas válidas para todos, para dejarse sorprender por lo nuevo, para no dar como buena la primera explicación, para aceptar distintos puntos de vista, para reconocer que hasta la cosa que parece más simple es, en verdad, compleja.

Desde hace un año estoy trabajando en el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE), un instituto autónomo de la UNESCO, en Buenos Aires. La misión del IIPE es la formación, a distintos niveles. La línea en la que trabajo es la formación de agentes educativos locales y la organización de comunidades de aprendizajeEs importante la vinculación escuela-familia y escuela-comunidad, el contacto y la colaboración entre agentes educativos escolares y agentes educativos extra-escolares. 

¿«Cambio educativo»?

Todos hablan de «cambio educativo». No obstante, hay muchas visiones y versiones acerca de qué es y cómo se produce el cambio educativo. 

En general, cuando se piensa en cambio educativo se piensa en reforma educativa y cuando se habla de reforma educativa se piensa en reforma escolar. No obstante, el cambio educativo no se reduce al sistema escolar: se educa y se aprende también en la familia, en la comunidad, a través de los medios, en la práctica, en el trabajo, en la relación con los pares, etc. Por eso, para cambiar la educación, e incluso para cambiar el sistema escolar, no basta con cambiar el sistema escolar; hay que cambiar el sistema educativo,  las mentalidades y creencias sobre lo educativo y los modos de enseñar y aprender dentro y fuera del aparato escolar.

Por otra parte, es más fácil decir "hay que cambiar al sistema" que decir "tengo que cambiar yo". Esto, que es cierto a todos los niveles, resulta difícil reconocer también a todos los niveles. Lo real es que todos somos co-responsables del sistema escolar y del sistema educativo que tenemos.

¿Qué quiere decir cambiar el sistema escolar? Quiere decir cambiar la cultura escolar, la institucionalidad, las normas, los horarios, los espacios, los contenidos, los métodos. Detrás de todo eso hay personas concretas. Lo más importante y lo más difícil es justamente el cambio de las personas. 

Cuando se afirma que hay que "cambiar a las personas", cada cual piensa que esas personas son otros. El ministerio dice "voy a cambiar a los profesores", los profesores dicen "voy a cambiar a los padres de familia” o “voy a cambiar a los alumnos". Nadie quiere reconocer la necesidad del propio cambio.

El protagonismo que ustedes quieren y requieren, como he escuchado acá, pasa en primer lugar por una introspección personal sobre lo que cada uno necesita cambiar. Esto es doloroso pues implica autocrítica, sacar a la luz inseguridades y debilidades, reconocer que parte del problema tiene que ver con uno. Ese ejercicio de autocrítica, y de compartir con otros la propia práctica, es parte de la tarea profesional. 

El propio cambio solo puede partir de una introspección honesta, seria. A eso es lo que llamamos “reflexión crítica”, “pensamiento crítico”, “analizar la propia práctica”. Esa es la base del aprender entre pares: la posibilidad de compartir con colegas los aciertos y los errores, las certezas y las dudas del oficio. 

Aspirar al protagonismo en el cambio pasa por el doloroso parto de cambiarse a uno mismo. Vale la pena profundizar en algunas de las rupturas que son condiciones esenciales para el protagonismo docente en esta época. Epoca de crisis en todos los órdenes. Eopoca de creciente desfase entre conocimiento, tecnología y educación. 

Ser maestro hoy en día es sumamente difícil. Es heroico tratar de enseñar en las condiciones en que ustedes tienen que enseñar y lograr aprendizajes a pesar, muchas veces, de condiciones adversas para el aprendizaje. Reconocer esto es el punto de partida para cualquier diálogo con un docente.

La tarea es muy difícil en parte porque los maestros están mal equipados para realizarla, porque las herramientas que tendrían que tener, tanto de información y conocimiento como materiales, no están al alcance. Es difícil porque la propia institución escolar está desfasada en el tiempo. Persisten comportamientos, normas, espacios, tiempos, lenguajes, modos de pensar y de relacionarse, que pertenecen a otra época. Esto es cierto no únicamente para la escuela pública sino también para la escuela particular, que muchas veces esconde su ineficiencia y mala calidad con despliegue de recursos. La mentalidad escolar convencional, la vieja escuela, subyace en la escuela privada y en la pública.

Los jóvenes de hoy se aburren en el sistema escolar, no le encuentran sentido al estudio y se rebelan contra los viejos métodos de enseñanza. Nuestros hijos y nietos han nacido en la cultura audiovisual, que funciona en base a imágenes, que es a colores, de ritmo rápido. Son otros jóvenes, otro tipo de alumnos los que Uds. tienen en sus aulas. Y a ese nuevo alumno tratamos de enseñarle con nuestras viejas ideas de lo que es enseñar y aprender, de lo que es ser joven, de lo que es la vida, de lo que es el futuro. Estudios y encuestas realizadas en varios países muestran que los jóvenes de hoy  tienen una visión muy negra del futuro. La propia noción de futuro, para muchos jóvenes, es inexistente. Parte de la competencia profesional de un docente hoy en día es justamente ayudar a niños y jóvenes a construir para sí mismos una imagen, un sentido, una posibilidad de futuro.

Cambiaron los tiempos, el conocimiento avanzó, lo que hoy se sabe respecto del aprendizaje y de la comprensión es muy superior a lo que se sabía hace treinta años. Estamos empezando a entender cómo funciona el cerebro humano, la inteligencia, el aprendizaje, las relaciones entre afecto y aprendizaje, entre aprendizaje y memoria, entre expectativas y rendimiento escolar. Y, a pesar de todos estos nuevos conocimientos y avances, la pedagogía viva, la pedagogía en el aula, no cambió en lo sustancial. Ese nuevo conocimiento ni siquiera ha llegado a las universidades y a los especialistas, en muchos casos, mucho menos al sistema escolar y a los docentes.

La escuela a la que va la inmensa mayoría de niños y jóvenes latinoamericanos es una escuela del siglo XIX. Una escuela que todavía cree que aprender es acumular información, la «educación bancaria» que cuestionó Paulo Freire. La vieja cultura escolar no concibe que el alumno piense autónomamente, cometa errores y aprenda de ellos, tenga opiniones propias. Todos tienen que pensar igual y dar la misma respuesta. Si, después de esta charla con ustedes, yo pregunto qué fue lo más importante que se dijo aquí o qué comprendió cada uno de ustedes, seguramente no habrán dos respuestas iguales.

El sistema escolar sigue operando con creencias antiguas, muchas de ellas equivocadas, de lo que es el aprendizaje. Los maestros aprenden a enseñar en el proceso de enseñar y a partir de su propia experiencia como alumnos en el sistema escolar. La docencia sigue siendo una actividad solitaria, que no se beneficia del intercambio y el aprendizaje con otros docentes. El mero hacer, sin reflexión, no genera aprendizaje. 

Los docentes necesitan romper con la idea de que solo se aprende mediante cursos, seminarios, capacitación. La posibilidad de aprender entre pares, de reflexionar sobre la práctica, de sistematizarla, es un aprendizaje profesional fundamental. 

¿Qué significa un movimiento pedagógico desde los docentes, para el cambio educativo?

Para terminar, quiero retomar algunas ideas que fui anotando mientras ustedes hablaban. ¿Qué significa, hoy, construir un movimiento pedagógico para el cambio educativo?. No se trata solo de juntar voluntades, personas y saberes. Implica rupturas, transiciones y nuevos énfasis como los siguientes:

DE
A
Del hacer
Al hacer reflexivo (hacer pensando)
De la crítica
A la propuesta
De la crítica
A la autocrítica
Del aislamiento
A la cooperación, el intercambio entre pares, la red
Del trabajo individual
Al trabajo en equipo
De seguir instrucciones
Al tomar decisiones
De aplicar el currículum
Al construir el currículum
De la capacitación
A la movilización
Del perfeccionamiento
A la profesionalización
De la transmisión de información
A la construcción de conocimiento
Del aula
A la escuela
De la escuela
Al sistema escolar
Del sistema escolar
Al sistema educativo
De lo micro
A lo macro
De lo local
A lo nacional
De lo nacional
A lo internacional
Del agente escolar
Al agente educativo
Del agente educativo
Al agente social/ciudadano
Del movimiento pedagógico
Al movimiento social

La revisión reflexiva, crítica y autocrítica, es fundamental para disparar el cambio educativo y dar un salto cualitativo en el profesionalismo docente, superando el entrampamiento. La sociedad le pone al docente la consigna de "Tú sabes". Viene la siguiente reforma y le dice: "Tú no sabes". Los docentes sucumben a la trampa del sabelotodo que no puede mostrar ignorancia, no puede dudar y debe tener respuestas a todas las preguntas. 

El cambio empieza con la negación del maestro-enciclopedia y el reconocimiento de la necesidad del aprendizaje permanente, el «educador-educando» que defendía Paulo Freire. Parte del rol de todo profesional es percibir lo que no sabe, admitirlo y continuar aprendiendo. No obstante, el mandato social en el caso de los docentes es actuar como si supieran todo. 

Aprender de la propia práctica y reflexionar críticamente sobre la propia práctica son cuestiones claves planteadas en relación  a la formación docente. Abrir el aula a la observación, participación y colaboración de otros docentes, a fin de propiciar mecanismos colegiados de trabajo y aprendizaje docente, es otro planteamiento crecientemente aceptado. Romper, en definitiva, con la escuela pensada y organizada en torno a un docente que enseña encerrado en un aula y que no comparte su quehacer con colegas. Romper con la trampa de la autonomía profesional entendida como "yo, dentro de mi aula, hago lo que quiero", sin la "intromisión" de otros docentes, sin necesidad de espacios y momentos colectivos para compartir profesionalmente con colegas, para planificar, dialogar, aprender juntos y unos de otros. Esa mal entendida autonomía profesional, confinada al aula, muchos la ven todavía como conquista en vez de como pérdida. 

Son los propios docentes los llamados a romper con el confinamiento de la tarea y de la profesión docente. Por eso, entre otras cosas, la relevancia de iniciativas como las que ahora se proponen ustedes: la construcción de un movimiento pedagógico de y desde los docentes.


Publicado en: Docencia, N° 8, "Hacia un Movimiento Pedagógico Nacional", Colegio de Profesores de Chile, Santiago, Sep. 1999.

Reformadores y docentes: El cambio educativo atrapado entre dos lógicas

 

 

 
Documento de trabajo elaborado a solicitud de la Secretaría Ejecutiva del Convenio "Andrés Bello" (CAB) para su discusión en el foro "Los docentes, protagonistas del cambio educativo" (Cartagena, 1-4 Diciembre de 1999). El documento fue incluido en: Los docentes, protagonistas del cambio educativo, Convenio Andrés Bello/ Cooperativa del Magisterio de Colombia, Bogotá, 2000.

CONTENIDO

I. PRESENTACION

II. CAMBIO EDUCATIVO Y PROTAGONISMO DOCENTE
La "reforma tradicional"
Reforma educativa en los 90
- El espíritu y los objetivos
- Los actores
- Ambitos, ejes y énfasis
- Estrategias

III. REFORMAS Y DOCENTES. UN DESENCUENTRO CRONICO

A. EL PUNTO DE VISTA DE LOS REFORMADORES
Los docentes y sus organizaciones frente a la reforma y el cambio educativo

B. EL PUNTO DE VISTA DE LOS DOCENTES Y SUS ORGANIZACIONES
El malestar docente o la reforma vista desde la escuela
Las percepciones docentes en torno a la reforma
Los ejes de la protesta y la propuesta docente
- Los viejos temas
- Los nuevos temas
Los docentes frente a la innovación
Las organizaciones docentes frente a la reforma educativa
Las organizaciones docentes frente al propio cambio

IV: HACIA UNA CONCERTACION PARA EL CAMBIO EDUCATIVO
La agenda marcada: una terminología común, claves diferentes
La reforma rosa, la reforma gris

A MANERA DE EPILOGO

CAMBIO EDUCATIVO: REPASANDO LA AGENDA Y LOS ACTORES
Recuadro A: Las recomendaciones del Banco Mundial para la reforma educativa
Recuadro B: “Modelos exitosos” y “mejores prácticas” destacados en los 90
Recuadro C: De la reforma en el papel a la reforma en la realidad
Recuadro D: La ilusión de una terminología común

BIBLIOGRAFIA

El texto completo puede leerse en
https://plani.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2013/10/cambio-educativo.pdf  


Trampas de la «evidencia en educación»




En el campo educativo viene cobrando creciente interés la llamada «educación basada en evidencia», es decir, la necesidad de evidencia científica tanto para la investigación como para la práctica educativa. Falta ver y debatir qué se entiende por «evidencia». El foco está puesto en el sistema educativo formal y en los aprendizajes.
 
Dotar a la educación de creciente respaldo científico es fundamental. Este es un campo en el que, en gran medida, se continúa opinando, enseñando y decidiendo desde la intuición y el sentido común, en el que triunfan fácilmente las recetas, las modas y los modelos así como la fascinación con la innovación. Hay mucha pseudociencia en el ambiente, como señalan estudios sobre el tema. Es lenta y dificultosa la incorporación del nuevo conocimiento que ha venido produciéndose en las últimas décadas en los campos de la enseñanza, el aprendizaje y las tecnologías. 

No obstante, el creciente énfasis en la «evidencia» - en la «evidencia rigurosa», como dicen economistas en el Banco Mundial y otros organismos internacionales - requiere un ejercicio de pensamiento crítico a fin de no caer en sesgos, simplismos y errores que vienen dándose en este proceso.

«Evidencia» generada en y aportada desde el Norte


Ilustración Intermon Oxfam: Desigualdad económica en el mundo

Como es sabido, hay una gran brecha de investigación entre los países del Norte (los 
«países desarrollados», los «países ricos») y los países del Sur (los «países en desarrollo», los «países pobres»). 
 
En el campo de la educación la «evidencia» ha venido tradicionalmente del Norte. Basta revisar la literatura sobre el tema, y en particular los informes regionales y mundiales, para constatar que la mayoría de referencias bibliográficas, frecuentemente incluso en publicaciones hechas en el Sur, provienen de autores del Norte. Los autores anglófonos y las publicaciones en inglés dominan el panorama internacional (Ver: Rosa María Torres, "Education seen through Anglophone Eyes" - "La educación vista con ojos anglófonos", en CIES Newsletter N° 111, Washington: Comparative and International Education Society, 1996).

Las grandes decisiones de política educativa siguen tomándose en el Norte, incluyendo objetivos, metas e indicadores establecidos en los sucesivos planes y agendas regionales y mundiales para la educación. La «educación global» es una construcción del Norte, pensada desde la modernidad y la cultura occidental. Los «futuros de la educación», tema central hoy en la conversación mundial sobre la educación, siguen pensándose con las lógicas del Norte. El «sesgo de autoridad» pesa fuertemente en la creencia de que toda investigación hecha en el Norte es de calidad y es pertinente para el Sur. (En realidad, investigación de mala calidad, con visos de científica, se produce también en universidades y centros de investigación en el Norte. Ver aquí un ejemplo, mencionado en este blog).

En 2001-2002 hice un estudio mundial sobre educación de jóvenes y adultos por encargo de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional (ASDI) (Ver: Rosa María Torres, Aprendizaje a lo largo de toda la vida:
Un nuevo momento y una nueva oportunidad para el aprendizaje y la educación básica de las personas adultas (AEBA) en el Sur, ASDI, Estocolmo, 2003). Una de las constataciones del estudio fue la sobregeneralización de resultados de investigación y la fácil extrapolación de las conclusiones de unos países a otros, sin atención a la especificidad de los contextos y de las culturas nacionales y locales. A partir de un único estudio (Abadzi, 1994), y con datos del Programa Mundial Experimental de Alfabetización realizado en 1967-1972 en 11 países, el Banco Mundial concluyó en el «fracaso» de la alfabetización de adultos y recomendó a los «países en desarrollo» dejar de financiarla.

A similares conclusiones de sobregeneralización y extrapolación llegué al estudiar publicaciones del Banco Mundial en los 1990s en torno a sus recomedaciones de política para la reforma de la educación primaria en los «países en desarrollo». (Ver José Luis Coraggio y Rosa María Torres, La educación según el Banco Mundial. Un análisis de sus propuestas y métodos, Miño y Dávila/CEM, Buenos Aires, 2000).

Además, las evaluaciones de políticas, reformas y programas educativos realizados con fondos y asesoría de organismos internacionales carecen por lo general de autocrítica. Agencias, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil involucrados en dichos programas destacan logros, rara vez dificultades, nunca fracasos. La «evidencia» aportada en estos casos resulta por eso, a menudo, poco confiable.

El énfasis sobre la «evidencia» refuerza así la dependencia de los países desarrollados, de las agencias internacionales, de los expertos internacionales y del modelo educativo occidental, incluso en temas y problemas que tienen que ver con las realidades, historias y perspectivas del Sur. Un modelo bancario de educación a escala mundial, como lo llamé a fines de los 1990s (Ver: Rosa María Torres, Knowledge-based international aid: Do we need it, do we want it?, 2001).

Sesgos cognitivos y «evidencia»

Cabe recordar que la investigación dada por científica no escapa a los llamados
«sesgos cognitivos». Sesgos que a menudo refuerzan prejuicios, que nos impiden aprender, procesar la nueva información, aceptar que no sabemos o que estamos equivocados.

La Neurociencia y la Psicología Cognitiva vienen dando lugar a una cantidad de
«neuromitos», algunos de ellos producto de malas comprensiones e interpretaciones de los resultados de la investigación, otros producto de investigaciones sin o con insuficiente respaldo científico. Este es el caso, por ejemplo, de las «inteligencias múltiples» o de los «estilos de aprendizaje», neuromitos ampliamente extendidos hoy en el mundo. 

Algunos
«sesgos cognitivos» a los que no escapan investigadores y experimentadores:

- Deformación profesional: Tendencia a mirar las cosas con el prisma de la propia profesión.
- Sesgo del experimentador: Tendencia a creer, certificar y publicar datos que concuerdan con sus expectativas con respecto al resultado y a desechar, desacreditar o infravalorar los datos que parecen en conflicto con sus expectativas.
- Efecto de sujeto expectante: Sesgo cognitivo que ocurre en la ciencia cuando un sujeto espera un resultado determinado y manipula inconscientemente los datos de un experimento.
- Sesgo de punto ciego: Tendencia a no percibir los propios prejuicios cognitivos.
- Efecto del falso consenso: Tendencia a creer que los propios hábitos, valores y creencias están más extendidos entre otras personas de lo que realmente están.
- Ilusión de profundidad explicativa: Las personas creen que entienden un tema mucho mejor de lo que realmente lo hacen.
- Sesgo de información: Falsa impresión de que, por tener más datos e información, el razonamiento o la conclusión será más veraz (dataísmo).

En los 1990s, cuando la investigación educativa estaba en pañales, el Banco Mundial - presentado como principal financista y asesor de políticas educativas en los
«países en desarrollo» - hizo una serie de recomendaciones a estos países en torno a la reforma de la educación primaria (Marlaine Lockheed y Adriaan Verspoor, Impro­ving primary education in developing countries, Oxford University Press, Washington D.C., 1991). Entre ellas: privilegiar la capacitación docente en servico por sobre la formación docente inicial, los textos escolares sobre las reformas curriculares, el desayuno escolar (que resuelve el «hambre de corto plazo») sobre el almuerzo escolar. La base empírica para estas afirmaciones era endeble, en muchos casos estudios conducidos en 2-3 países y con resultados inconclusos (Ver Coraggio y Torres, 1996).

Atención selectiva a la «evidencia»

Hay campos y temas en los que existe abundante
«evidencia» desde hace muchos años, reafirmada por investigaciones y evaluaciones recientes, pese a lo cual no es tenida en cuenta y es soslayada en las visiones y decisiones de política educativa. Algunos ejemplos:

- la importancia de la familia en la crianza, la educación y el bienestar de niños y niñas, lo que debería llevar cuando menos a reconocer la educación en y de la familia (y no solo la educación escolar) y a destinar esfuerzos y presupuestos para atenderla.

- el papel decisivo de la educación de los padres, y especialmente de las madres, y la necesidad por tanto de la educación de adultos y del aprendizaje a lo largo de la vida.

- la pobreza como factor fundamental en los resultados educativos, a menudo con más peso que los factores intra-escolares, lo que significaría priorizar el combate a la pobreza como componente de toda política educativa destinada a reducir desigualdades y mejorar calidades.

- el tamaño del grupo de alumnos, insistente y reiteradamente tratado por el Banco Mundial como cuestión irrelevante para los países pobres ("da lo mismo enseñar a 30 que a 50 alumnos"), aún cuando las realidades educativas en estos países muestran objetivamente otra cosa.

(Sobre)generalización de la «evidencia»

La «evidencia» tiene en cuenta solo el conocimiento científico; ignora los otros conocimientos, las otras maneras de hacer ciencia, que no provienen de la cultura occidental y del pensamiento eurocéntrico como son los conocimientos ancestrales, el conocimiento comunitario, o la sabiduría de los mayores.

Muchas veces se generalizan a países del Sur resultados de investigación/evaluación en países del Norte. O se generalizan conclusiones y recomendaciones para
«los países en desarrollo», «los países de ingresos medios y bajos», etc. desconociendo la heterogeneidad de este conjunto de países (a menudo se extrapolan afirmaciones sobre o para países africanos a todos los países clasificados como «en desarrollo») sino las realidades y circunstancias de dichos países, que difieren a menudo sustancialmente de las de los «países desarrollados», a su vez muy diferentes entre sí.

La brocha igualadora del «qué funciona» borra olímpicamente la diversidad y las especificidades contextuales, culturales, de género, etc. Para empezar, no existe el
«qué funciona y qué no funciona» en general; depende de las condiciones concretas en cada caso. Las intervenciones educativas son altamente sensibles a los contextos, momentos y culturas. No obstante, la tendencia a generalizar y a estandarizar es muy fuerte en el campo de la educación.

Podríamos dar muchos ejemplos de la tendencia homogeneizadora. Baste mencionar el énfasis depositado actualmente en los listados de las 
«habilidades del siglo XXI» - también originadas y pensadas en el Norte - como si éstas fuesen habilidades necesarias y deseables para todos los niños, jóvenes y adultos en el mundo y tuviesen el mismo peso en todos los contextos, momentos y culturas.

Mucha «evidencia» es inaccesible

Buena parte del nuevo conocimiento sobre la educación y el aprendizaje resulta inaccesible para los docentes, los estudiantes, los padres de familia y la sociedad en general, ya por sus costos (pago - muchas veces muy alto - para acceder a artículos y libros en formato digital o físico) o por su jerga (los académicos por lo general escriben para ser leídos por sus pares antes que pensando en la democratización del conocimiento más allá del pequeño círculo de iniciados).

El movimiento en favor de la «ciencia abierta» - incluyendo el acceso libre y gratuito a la producción científica global - viene creciendo en el mundo. Al mismo tiempo, la divulgación (vía redes sociales, cursos, conversatorios, etc.) de los nuevos conocimientos sobre el cerebro desarrollados en las últimas décadas por la Neurociencia y la Psicología Cognitiva viene resultando en importantes distorsiones entre los docentes. Investigaciones realizadas en varios países revelan la proliferación de «neuromitos», falsas interpretaciones de los resultados de investigación, especialmente al buscar trasladarlos al ámbito de la enseñanza (Neuroeducación).

Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "Trampas de la «evidencia en educación», blog OTRAƎDUCACION, Quito, enero 2023.

Textos míos relacionados

- Coraggio, José Luis y Torres, Rosa María, La educación según el Banco Mundial. Un análisis de sus propuestas y métodos, Miño y Dávila/CEM, Buenos Aires, 1997.

-
¿Qué recomendaba el Banco Mundial para la reforma educativa en los 1990s?
https://otra-educacion.blogspot.com/2013/10/que-recomendaba-el-banco-mundial-para.html

- Banco Mundial: Avenidas promisorias y callejones sin salida
https://otra-educacion.blogspot.com/2015/04/avenidas-promisorias-y-callejones-sin.html 
 

- La educación vista con ojos anglófonos
https://otra-educacion.blogspot.com/2022/11/la-educacion-vista-con-ojos-anglofonos.html

- ¿Crisis global de aprendizaje o crisis de los sistemas educativos?
https://otra-educacion.blogspot.com/2014/10/crisis-global-de-aprendizaje.html

-
¿Todo empieza en la escuela? Todo empieza en el hogar
https://otra-educacion.blogspot.com/2020/08/todo-empieza-en-el-hogar.html

-
100 años de brecha educativa: ¿Alcanzar a los «países desarrollados»?
https://otra-educacion.blogspot.com/2022/06/100-anos-de-brecha-educativa.html

-
América Latina: Planes y metas internacionales para la educación (1956-2030)
https://otra-educacion.blogspot.com/2022/05/america-latina-planes-y-metas.html

- Neromitos y Neuroeducación
https://otra-educacion.blogspot.com/2022/07/neuromitos-y-neuroeducacion.html

- Knowldedge-based international aid: Do we want it? Do we need it?
https://otra-educacion.blogspot.com/2011/10/knowldedge-based-international-aid-do.html

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