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Una educación que valga la pena

 Rosa María Torres


Esta foto de AFP publicada por @TheEconomist durante la pandemia me impactó. Niñito mexicano, concentrado, haciendo el deber en su improvisado «rincón escolar» en el hogar. Hogar sobrecogedoramente pobre, hecho de tablas y desechos, piso de tierra, letrina exterior seguramente, posiblemente sin agua potable, sin luz eléctrica y sin la más mínima comodidad. «Rincón escolar» recomendado por los especialistas como condición favorable para hacer y sacar provecho de los deberes, instalado en este caso en el corazón de la cocina, junto al fogón de leña y a la olla humeante; mesita y silla de tamaño infantil, cuaderno, lápiz y cartuchera como artilugios de estudio. 

Imagino a este niño madrugando, muerto de sueño, saliendo de su casa con el estómago vacío, caminando para llegar a tiempo a una escuelita desprovista de todo, como su hogar. Ni pensar en conectividad, Internet y artefactos digitales en condiciones tan precarias.

Este niño «vulnerable» (así se les llama hoy a los niños pobres) es uno de millones de niños y niñas en el mundo en cuyo nombre se elaboran declaraciones y anuncian planes que hablan del derecho a la educación, se conforman comisiones y organizan reuniones en hoteles cinco estrellas en las que se habla de los pobres, de calidad, equidad e inclusión educativas, y se reitera, una vez más, que estos niños tendrán prioridad. 

Los niños y niñas «vulnerables» necesitan y merecen la mejor educación. Esa que se hace en la propia lengua, que transcurre sin miedo ni amenazas, que acepta el error como inevitable y hasta indispensable, que respeta las preferencias y los ritmos de los alumnos, que genera confianza y autoconfianza, que recurre a todos los medios y consigue convertir la enseñanza en aprendizaje, en aprendizaje significativo, placentero y duradero. 

Los niños y niñas «vulnerables» necesitan y merecen los mejores maestros y maestras, los más empáticos, los más entregados, los más creativos, los más entusiastas. Esos que aman a los niños, que les ayudan a creer en sí mismos y a crecer, que se alegran con sus triunfos y les animan a perseverar. Esos que continúan aprendiendo, que disfrutan enseñando, que se hicieron maestros por vocación y que sostienen esa vocación con la satisfacción que provoca la docencia cuando se asume como compromiso de vida.  

Una educación, en fin, que valga la pena. Que aligere el madrugón, la caminata de ida y vuelta de la escuela, el peso de la mochila, el cansancio, el frío y el calor. Una educación compatible con el juego, que premia el esfuerzo y la colaboración, que logra hacer de la escuela un lugar amable, entrañable, extrañable.

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Aprendizajes escolares, aprendizajes familiares (Bangladesh)

 Rosa María Torres

Escuela primaria no-formal del BRAC - Bangladesh. Foto: BRAC

Algo que me maravilló de las escuelas rurales no-formales multigrado del BRAC en Bangladesh es su impacto familiar y comunitario.

El BRAC es una ONG, una de las más grandes de Asia. Sus escuelas primarias no-formales (3 horas diarias de clase, 11 meses al año), son un modelo escolar exitoso que tiene ya más de 50 años de vida, ha graduado a más de 12 millones de estudiantes, ha sido premiado internacionalmente y se ha expandido a otros países. Se les llama escuelas no-formales porque adoptan modalidades flexibles en muchos aspectos, diferentes a las de las escuelas formales convencionales. Son escuelas gratuitas. Uno de sus objetivos iniciales fue favorecer la incorporación de las niñas.

Cuando visité estas escuelas en los 1990s observé que se ponía gran énfasis en enseñar a los alumnos a lavarse las manos y a hervir el agua. El aula estaba llena de carteles con mensajes y dibujos alusivos. Con ayuda de la traductora que me acompañaba, le pregunté a la profesora y me explicó.

Lavarse las manos antes de ingerir los alimentos y hervir el agua que se bebe y con que se cocina son actividades cotidianas que tienen enorme impacto sobre la salud. Muchas enfermedades y muchas muertes pueden evitarse siguiendo estos dos procedimientos. Se insiste en esto a los alumnos y se les pide que enseñen estos hábitos a sus familias. Se les orienta cómo hacerlo, con ayuda de breves y sencillos materiales ilustrados. La evaluación de los alumnos y de la escuela incorpora esta dimensión de educación familiar. Hay alumnos entusiasmados que por su cuenta deciden ampliar las enseñanzas a los vecinos e incluso a toda la comunidad.

Qué diferentes serían los sistemas escolares, los currículos, las pedagogías, las escuelas, los profesores, los alumnos y la cultura escolar si esto que hacen estas escuelitas rurales, multigrado, en Bangladesh se incorporara como ingrediente y rutina propia de la escolarización.

Un sistema escolar que promueve el aprendizaje inter-generacional en temas y problemas claves relacionados con la higiene, el cuidado de la salud y el bienestrar familiar.

Una escuela que entiende su misión no solo como educar a los alumnos sino como educar a la familia y a la comunidad a través de ellos. El auténtico Aprendizaje-Servicio.

Unos contenidos elegidos y pensados no solo como currículo escolar sino como currículo ciudadano.

Una pedagogía orientada no solo a aprender a aprender sino también a aprender a enseñar.

Una evaluación escolar centrada no solo en lo que aprenden los alumnos sino en su capacidad para educar a otros.

Cuánto más relevantes y pertinentes serían los currículos escolares si tuvieran en cuenta las necesidades de la familia y la comunidad local; cuánto más realizados y socialmente útiles se sentirían los alumnos si pudieran poner lo que aprenden al servicio de su propia familia; cuántas cosas podrían niños, adolescentes y jóvenes enseñar a sus padres y abuelos mientras avanzan en su propio aprendizaje; cuánto más útil sería el sistema escolar para el bienestar familiar, el desarrollo comunitario, la superación de la pobreza, el cuidado del medio ambiente y el aprendizaje a lo largo de la vida.  

 


Alfabetización y aprendizaje a lo largo de la vida

 

Ilustración: David Parkins


Conferencia y ponencia en inglés presentadas en la Bienal 2006 de la ADEA
(Libreville, Gabón, Marzo 27-31, 2006)

Literacy and Lifelong Learning: The linkages


Introducción
2

1.
Muchas personas no ven relación entre alfabetización y aprendizaje a lo largo de la vida. De hecho, la mayoría de la gente – incluyendo políticos y especialistas en educación – piensa la alfabetización como una oferta educativa remedial y no-formal, de corta duración, destinada a personas pobres que no pudieron ir a la escuela cuando niños. Este documento se propone revisar éstas y otras concepciones tradicionales, y mostrar la relación estrecha que existe entre alfabetización y aprendizaje a lo largo de la vida.

2.
La alfabetización de jóvenes y adultos ha sido desatendida en las agendas nacionales e internacionales para la educación. Las metas de la Educación para Todos (Jomtien, 1990 y Dakar, 2000) terminaron centrándose, en la práctica, en niños y niñas, y en la educación escolar. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015) no se ocuparon de los adultos y sus necesidades de aprendizaje.

3.
La recomendación de no invertir en alfabetización y en educación de adultos en general, hecha por el Banco Mundial desde fines de 1980 a los gobiernos de los 'países en desarrollo', se basaba en dos argumentos: (a) recursos escasos y necesidad de priorizar la infancia y la escuela, y (b) ineficacia atribuida a los programas de alfabetización de adultos. 3

No obstante, ninguno de estos argu
mentos es válido, porque: (a) la educación de niños/niñas y la educación de adultos están íntimamente relacionadas y por tanto no cabe la opción niños versus adultos, y (b) la supuesta ineficacia y baja rentabilidad de la alfabetización de adultos no se basó en información ni conocimientos confiables, lo que fue luego reconocido y rectificado por el Banco Mundial (Lauglo, 2001; Oxenham y Aoki, 2001; Torres, 2004). 4

4.
La meta no es “erradicar el analfabetismo” sino asegurar acceso universal a la cultura escrita – familias letradas, comunidades letradas, sociedades letradas –. Para alcanzar esta meta se requiere trabajar simultáneamente en cuatro frentes complementarios:

a) Educación básica de calidad para todos los niños y niñas,
poniendo la alfabetización (adquisición, desarrollo y uso de la lengua escrita) en el centro de los esfuerzos y las reformas escolares.

b) Alfabetización universal para la población joven y adulta excluida del sistema escolar,
no solo a través de programas específicos para adultos, sino como parte de los esfuerzos educativos dirigidos a la familia y la comunidad, y a través de todos los medios posibles.

c) Un ambiente que estimule la lectura y la escritura, a nivel local y nacional,
incorporando y articulando todas las instituciones, medios y tecnologías disponibles (familia, escuela, biblioteca, iglesia, espacio deportivo, centro comunitario, telecentro, cibercafé, periódicos, radio, televisión, etc.).

d) Luchar contra la pobreza de manera estructural,
no sólo con intervenciones focalizadas ad-hoc, sino introduciendo cambios profundos en el modelo político, económico y social. No se puede luchar contra el analfabetismo sin luchar contra la pobreza y sin asegurar la satisfacción de las necesidades básicas de la población. 5

En definitiva, alfabetización para todos y educación para todos requieren intervenciones complejas y políticas intersectoriales. Solamente desde la política educativa es imposible avanzar sobre la democratización de la educación y de la cultura escrita. 6

Ver el artículo completo en: Revista Interamericana de Educación de Adultos, vol. 28, núm. 1, enero-junio, 2006, pp. 25-38.  Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, Pátzcuaro, México

NOTAS

1
Rosa María Torres (Ecuador). Educadora y lingüista. Fue Directora Pedagógica de la Campaña Nacional deAlfabetización “Monseñor Leonidas Proaño” (1988-1990) y Ministra de Educación y Culturas (2003) en el Ecuador. A solicitud de la UNESCO preparó el documento de base para la Década de las Naciones Unidas para la Alfabetización (2003-2012).
1

2 Este trabajo fue traducido por el
CREFAL para su publicación en la Revista Interamericana de Educación deAdultos, núm. 1, 2006. El original, en inglés, fue un documento encargado por la ADEA (Association for the Development of Education in Africa, Asociación para el Desarrollo de la Educación en África) y presentado en la Reunión Bianual de la ADEA, realizada en Libreville, Gabón, entre el 27 y el 31 de marzo de 2006. A esta versión en español le hemos introducido algunos cambios menores y algunos ejemplos que contextualizan los puntos tocados en relación a América Latina y el Caribe.

3 Ambos argumentos fueron esgrimidos por el Banco Mundial en su documento de política educativa Prioridades y Estrategias para la Educación (1996). El argumento acerca de la baja rentabilidad se basó en un estudio encargado por el Banco Mundial (Abadzi, 1994), cuyos datos eran viejos, referidos al Programa Mundial Experimental de Alfabetización realizado a finales de los 60 (entre 1967 y 1972) en 11 países (ver Lind y Johnston, 1990).

4
Algunos estudios promovidos por el Banco Mundial (ver por ejemplo Carr-Hill, 2001, realizado en Uganda) concluyen que la educación no-formal (fuera de las aulas) puede ser más rentable que la educación escolar. Este es un argumento peligroso, que puede llevar a pensar en la educación de adultos y la no formal como sustitutas de la educación escolar regular.

5 Este cuarto pilar, esencial, no fue mencionado en el Informe 2006 de Seguimiento de la Educación de Adultos en el Mundo “La alfabetización: Un factor vital”, dedicado a la alfabetización.

6 Ver Rosa María Torres, Justicia educativa y justicia económica: 12 tesis para el cambio educativo, Movimiento Internacional Fe y Alegría/Entreculturas, Madrid, 2005.


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¿Por qué la invisibilidad del aprendizaje y la educación de adultos (AEA)?

Rosa María Torres


Cátedra Abierta Latinoamericana y Caribeña
UNAE/DVV Internacional, 25 julio 2021

La educación de adultos atiende a personas mayores de 15 años y adopta distintos objetivos, contenidos y modalidades. Los ministerios de educación suelen tener un departamento o una sección dedicada al tema. Educación y capacitación de adultos se hace en verdad en la mayoría de ministerios. No obstante, ésta suele estar invisibilizada y cuenta con presupuestos irrisorios. Sigue siendo "la Cenicienta de la educación". No solo en los 'países en desarrollo'; también en los 'países desarrollados'.

A menudo, la educación de adultos ni siquiera se ve como parte del sistema educativo. Los perfiles y planes educativos de los países con frecuencia se olvidan de hacer referencia a la educación de adultos; mencionan a niños, adolescentes y jóvenes. Esto sucede inclusive en informes y estudios de organismos internacionales.

La educación de las personas adultas no ha sido tema de durante la pandemia. La preocupación con el cierre de las aulas, la falta de conectividad y de condiciones para dar continuidad a la educación se centra en los niños y en las escuelas. Las estadísticas de alumnos que permanecen fuera de las aulas, que no regresan a clases, que no tienen acceso a Internet, se refieren a niños y adolescentes. Las ilustraciones que acompañar al tema educativo representan generalmente a niños y niñas. Las reflexiones y discusiones acerca del futuro de la educación post-pandemia vienen centrándose en la infancia, en la escuela y en las tecnologías.

Todo esto a pesar de que:

a) se reconoce la importancia de la educación de padres y madres para el bienestar de la familia y de los hijos, para su educación y desempeño escolar. Dicha importancia está documentada en numerosas investigaciones y evaluaciones en todo el mundo;

b) se menciona cada vez más el Aprendizaje a lo Largo de la Vida (ALV);

c) el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, dedicado a la educación, habla de "Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todos";

d) la UNESCO ha propuesto ampliar el concepto de inclusión más allá de la discapacidad e incluir todos los factores de discriminación educativa, entre ellos género, identidad étnica, situación socioeconómica, discapacidad, edad, ruralidad, situación migratoria, privación de libertad, etc. (Ver "Inclusión y educación: Todos sin excepción", Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020, UNESCO, París).


¿Por qué la continuada invisibilidad de la educación de adultos?


Destaco aquí varias cuestiones que contribuyen a dicha invisibilidad.

■ Asociación educación = infancia y 'edad escolar'

Tradicionalmente se asocia educación a infancia e incluso derecho a la educación y aprendizaje a infancia. No obstante, el derecho a la educación y al aprendizaje abarca a niños, jóvenes y adultos. De hecho, la mayoría de constituciones mencionan la educación de adultos y la mayoría de países ofrece programas de educación, capacitación y formación de personas adultas.

Abundante nueva investigación disponible reitera que toda edad es buena para aprender, que - con la debida motivación y dedicación de tiempo - las personas pueden aprender casi cualquier cosa hasta edades avanzadas.

■ Asociación educación = educación formal, sistema educativo y aulas

La palabra educación evoca sistema educativo, es decir, educación formal. Muchos asumen que la educación - ¡e incluso el aprendizaje! - empieza el primer día de escuela. La política educativa es usualmente política escolar y las propuestas de reforma educativa son esencialmente propuestas de reforma de la educación escolar.

Pese a todo lo avanzados en estas décadas en el tema educativo, sigue siendo difícil concebir que no hay educación sino educaciones, dentro y fuera de las aulas, en el hogar, en la comunidad, en la biblioteca, en el trabajo, a través de los medios, del arte, del Internet, etc.

La pandemia contribuyó a visibilizar la importancia del hogar como espacio de aprendizaje y la importancia de aprender al aire libre, en movimiento y en contacto con la naturaleza.

■ Invisibilización de la educación y los aprendizajes en el hogar y en la comunidad

En materia de aprendizajes, todo empieza en el hogar. No obstante, esto pasa desapercibido ante la primacía del sistema escolar. Se afirma que "los padres son los primeros educadores" pero en los hechos no se reconoce el papel clave que juegan padres y madres en el cuidado, protección y educación de niños y niñas, especialmente en la primera infancia, la edad más importante de todas. Pese a la creciente evidencia disponible, no se reconoce el impacto que tiene el aprendizaje y la educación de los padres sobre la educación, el aprendizaje y el bienestar de los hijos. Si esto se reconociera, se daría gran importancia a la educación de los progenitores. Como se señala, la educación de un niño empieza 20 años antes de nacer.

Se pasa generalmente por alto, asimismo, el valor educativo de la comunidad y los aprendizajes que se hacen en la convivencia comunitaria, desde la primera infancia y a lo largo de la vida.

■ Asociación educación de adultos = no-formal y 'de segunda oportunidad'

La educación de adultos viene siendo pensada tradicionalmente como 'educación no-formal' y 'educación de segunda oportunidad', remedial, compensatoria.

La Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (CINE 2011) de la UNESCO contempla tanto la educación formal como la educación no-formal en todas las edades (no incluye el aprendizaje informal). Caracteriza a la educación de adultos como educación no-formal de segunda oportunidad, a pesar de que se reconoce que hay programas de 'reintegración' de jóvenes y adultos en educación primaria y en educación secundaria.

Los membretes "no-formal" y "segunda oportunidad" indican fuera de lugar y fuera de tiempo, y contribuyen a la percepción de bajo estatus del AEA. El propio término 'educación de segunda oportunidad' no tiene cabida en el marco del Aprendizaje a lo Largo de la Vida; toda persona tiene no dos sino múltiples oportunidades de educarse y aprender a lo largo de la vida.

■ Edad: gran factor de discriminación y exclusión educativa

La edad es un factor mayor de discriminación y exclusión en el campo educativo. Se ha asumido que hay cierta edad para educarse y para aprender, que la capacidad de aprender declina, incluso atrofia, con la edad. El nuevo conocimiento disponible en torno a la cognición y al envejecimiento muestra que hay mucho prejuicio e ignorancia en torno al tema, mucho que aprender y desaprender al respecto. Lo preocupante es que las propias personas adultas y la comunidad educativa asociada a este campo no cuestionan el prejuicio asociado a la edad ni reclaman la educación y el aprendizaje como un derecho.
 

Inclusión y educación inclusiva se han asociado fundamentalmente a discapacidad. Hoy, no obstante, el concepto de inclusión se refiere a la eliminación de todo tipo de discriminación. El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo “Inclusión y Educación: Todos Sin Excepción” (UNESCO, 2020) mencionó como factores de exclusión: género, edad, lugar, origen étnico, pobreza, pertenencia a grupos indígenas, lengua, religión, migración, discapacidad, orientación sexual, encarcelamiento, creencias y actitudes. La edad apareció mencionada por primera vez como un importante factor de exclusión y las personas adultas fueron mencionadas dentro del lema “Todos sin Excepción”.

■ Doble discriminación: edad y pobreza

La persona adulta destinataria de políticas y programas de educación de adultos es generalmente una persona mayor de 15 años sin o con baja escolaridad, que no pudo estudiar o continuar sus estudios en la infancia debido a condiciones económicas y sociales adversas, y que decide continuar estudiando o aprendiendo informalmente a la edad adulta. Es una persona que quiere actualizar y profundizar sus conocimientos, o bien re-capacitarse en nuevas competencias u oficios, a fin de mejorar sus condiciones de trabajo y empleabilidad en un mundo cambiante.

Esta persona con deseo de aprender y superarse pasa a ser víctima de una doble discriminación: haber superado la edad considerada apropiada para aprender, y ser pobre. Esta doble discriminación se refleja en la discriminación del propio campo, marcado por la precariedad y la carencia en todos los ámbitos. Una oferta pobre para pobres.

■ Jóvenes versus adultos

La delimitación entre 'juventud' y 'edad adulta' no es clara en general y específicamente en términos educativos. Los jóvenes y los adultos jóvenes tienden a copar la oferta de ‘educación de adultos’, mientras que las personas adultas y de la tercera edad quedan frecuentemente relegadas.

Vemos esto claramente en el ODS4, cuya meta para la alfabetización (Meta 4.6) al año 2030 separa jóvenes (15-25 años) y adultos, y propone universalizar la alfabetización para los primeros pero no para los segundos - "garantizar que todos los jóvenes y al menos una proporción sustancial de los adultos, tanto hombres como mujeres, tengan competencias de lectura, escritura y aritmética" - pese a reiterarse las consignas de "todos es todos" y "que nadie se quede atrás".

■ ‘Educación de adultos’ asociada históricamente a alfabetización

La educación de adultos permanece fuertememnte asociada a la alfabetización, un campo de gran inercia, con escaso avance teórico y práctico. En la mayoría de 'países en desarrollo' las estadísticas de analfabetismo/alfabetismo siguen estableciéndose a partir de la autodeclaración de las personas, sin evaluación ni verificación de ningún tipo. Campañas y programas dejan por lo general procesos de alfabetización incompletos que no habilitan a las personas a leer y escribir con autonomía, y que se diluyen rápidamente ante la falta de uso. La alfabetización es la meta que menos ha avanzado en las últimas décadas en los sucesivos planes y agendas internacionales para la educación.

En 1996, en su informe ‘Prioridades y estrategias para la educación’, el Banco Mundial aconsejó a los gobiernos de los países en desarrollo no invertir en alfabetización de adultos pues era un desperdicio de recursos. Más adelante rectificó esa postura.

Si bien la educación de adultos en muchos países en desarrollo ha avanzado más allá de la alfabetización, ésta continúa siendo un campo crucial, problemático y requerido de renovación.

■ ‘Educación de adultos’ como educación remedial de atención al 'rezago educativo'

Más recientemente, en varios países se fueron implementando políticas y programas de atención al 'rezago educativo', también llamado 'escolaridad inconclusa', destinado a jóvenes y adultos que desean concluir sus estudios primarios o secundarios, en programs de aceleración, presenciales o virtuales.

Si bien esto significa un avance respecto de la oferta de alfabetización y post-alfabetización, y ofrece un servicio sumamente valorado por las personas, nuevamente el AEA queda atrapado en esta función remedial y compensatoria de 'segunda oportunidad'. (En el Ecuador, por ejemplo, la dirección se llama hoy Dirección Nacional de Educación para Personas de Escolaridad Inconclusa). Los múltiples campos y dimensiones del AEA pasan inadvertidos: educación parental, laboral, ciudadana, ambiental, del consumidor, artística, etc.

■ Dispersión del aprendizaje y la educación de adultos

Prácticamente todos los ministerios y dependencias estatales hacen educación y capacitación de adultos - Salud, Cultura, Trabajo, Economía, Agricultura, Bienestar Social o Familiar, etc.- así como movimientos sociales, sindicatos, organizaciones comunitarias, barriales, de mujeres, campesinos, padres de familia, artistas, etc.

Sin embargo, educación de adultos sigue asociándose al 'sector educativo' y al ministerio de educación. Los informes que los países envían al UIL-UNESCO para la elaboración de los Informes de Seguimiento del AEA son elaborados mayoritariamente en los ministerios de educación y captan solo una pequeña parte del AEA que tiene lugar en cada país.

■ La educación de adultos tiene un lugar secundario y ad-hoc en la educación

Las entidades estatales siguen teniendo dificultad para ubicar a la educación de adultos en sus organigramas y para ponerle nombre. A menudo aparece bautizada de educación no-formal, no-escolarizada o no-regular, es decir, afirmaciones de lo que no es antes que de lo que es. Muchos la llaman educación alternativa o educación popular. Proliferan las siglas y el caos en las nomenclaturas, los cuales difieren dentro de los propios países así como entre países, idiomas y culturas. Son pocos los países que tienen un subsistema completo de educación de adultos (por ejemplo Cuba).

El problema de la identidad va junto con el problema de la ubicación; ambos restan legitimidad, consistencia y visibilidad al campo.

Falsa disyuntiva educación de niños versus educación de adultos

La disyuntiva niños versus adultos sigue planteándose en el mundo de la educación y sigue arrojando los mismos resultados. Si se pone a elegir entre educar a los niños o educar a las personas adultas, ganan siempre los niños y el argumento de "el interés superior del niño". El problema es que no se puede elegir: no es posible educar a los niños sin educar a los adultos (padres, madres, abuelos, cuidadores, profesores, etc.). Hay una falta de comprensión de las inter-relacionaes entre educación de niños y educación de adultos. Justamente en función del interés superior del niño es indispensable educar a la familia, a la comunidad, a los maestros.

La violencia contra los niños en el hogar y en la escuela exige trabajar con los adultos-padres y los adultos-profesores. Combatir la desnutrición infantil exige entre otros información y educación de madres y padres de familia y de quienes se encargan del cuidado y la provisión del agua y de los alimentos. Exigir el derecho a una educación inclusiva, equitativa y de calidad implica trabajar con la familia en la exigibilidad y concreción de ese derecho. Investigaciones y evaluaciones muestran sistemáticamente el enorme impacto que tiene la educación de los padres, y sobre todo de las madres, en los indicadores de bienestar infantil y en los aprendizajes escolares.

Educación de adultos, mundo aparte

El campo de la educación de adultos ha creado mundo aparte, desvinculado del sistema escolar cuyas falencias reproducen el analfabetismo, el no-aprendizaje y el abandono escolar, es decir, las condiciones que alimentan la reproducción de esa educación de adultos remedial de 'segunda oportunidad'.

Antes que disociar, es indispensable pensar y trabajar de manera articulada la educación infantil y la educación de adultos, la alfabetización infantil y la alfabetización adulta. Combatir el analfabetismo de manera eficaz implica trabajar a dos puntas, con los niños en la escuela y con los jóvenes y adultos que no se escolarizaron cuando niños, como parte de una sola política y estrategia de alfabetización.

Educación de adultos con y para los movimientos y las organizaciones sociales

En muchos países la educación de adultos no concita el interés de las organizaciones que aglutinan a los trabajadores, a los campesinos, a los obreros, a los desempleados, a las trabajadoras del hogar, etc., sujetos sociales colectivos llamados a defender, exigir y ejercer plenamente su derecho a la educación y al aprendizaje a lo largo de la vida.

Tanto a nivel nacional como internacional es indispensable un esfuerzo deliberado y sostenido por involucrar a movimientos y organizaciones sociales en las instancias de dirección, coordinación y participación que hacen al campo del AEA, de los eventos y debates en los que se perfilan diagnósticos y diseños de futuro.

Solo y toma de decisiones relativos al campo del AIE.
 

■ Desatención a los resultados de investigación y a la evidencia

Los beneficios personales, familiares y sociales de invertir en educación, capacitación y formación de las personas adultas son enormes y vienen siendo abundantemente documentados desde hace bastante tiempo. No obstante, quienes toman decisiones de política educativa muchas veces desconocen esa evidencia o, conociéndola, la pasan por alto. Muchas veces son los mismos que destacan la importancia de la evidencia en las decisiones de política.

Definitivamente, no es por falta de evidencia que el AEA viene siendo relegado y descuidado.

■ Incomprensión del concepto y el paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida (ALV)

El ALV es el nuevo paradigma para la educación en el siglo 21 propuesto por la UNESCO.

El ALV pone el aprendizaje en el centro, reconoce que el aprendizaje es un continuo desde el nacimiento hasta la muerte, que no tiene edad, que se realiza dentro y fuera del sistema educativo, en múltiples espacios y a través de múltiples vías. Aprendizaje a lo Largo de la Vida es también Aprendizaje a lo Ancho de la Vida.

El ALV es cada vez más mencionado pero sigue siendo poco comprendido. Muchos confunden educación a lo largo de la vida y aprendizaje a lo largo de la vida. Muchos creen que se refiere únicamente a adultos. Muchos, asimismo, asumen que "a lo largo de la vida" quiere decir "a lo largo del sistema educativo".

El ALV y no ha sido adoptado en los países como el nuevo paradigma para la educación y los aprendizajes en el siglo 21, y como el nuevo enfoque recomendado para asumir la Agenda 2030 y el ODS4.

■ América Latina mantiene la sigla EPJA (Educación de Personas Jóvenes y Adultas)

La sigla EPJA se adoptó en esta región en los 1980s, en el marco del segundo Proyecto Principal de Educación coordinado por la oficina regional de la UNESCO. La J se agregó para destacar la creciente incorporación de los jóvenes al campo. La P se agregó a fin de evitar el masculino adultos. La sigla EPJA fue adoptada en muchos países de esta región y es generalmente irreconocible para personas e instituciones no vinculadas a la educación de adultos o vinculadas a otras formas y modalidades de educación de adultos.

Le región no ha adoptado el nombre Aprendizaje y Educación de Adultos (ALE) adoptado en 2015 por el Instituto de Aprendizaje a lo Largo de la Vida de la UNESCO (UIL-UNESCO) y a nivel mundial a partir de una Recomendación de la UNESCO. El AEA introduce cambios conceptuales y operativos que van más allá del mero cambio de nombre y sigla. Mantenerse al margen de las nuevas tendencias y nomenclaturas internacionales contribuye a aislar a esta región en este campo.

Replantear la CONFINTEA

La Conferencia Internacional de Educación de Adultos (CONFINTEA), organizada cada doce años por la UNESCO desde 1949, no está contribuyendo a visibilizar el AEA, a dinamizar el campo y a articularlo con otros campos de la educación. Al contrario, está contribuyendo a su aislamiento y automarginación, y a reproducir varios de los problemas reseñados antes. La VII CONFINTEA (Marruecos 2022) será, ojalá, una oportunidad para revisar y replantear este mecanismo.

* Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "¿Por qué la invisibilidad del aprendizaje y la educación de adultos (AEA)?", Blog OTRAƎDUCACION, Quito, 2021.

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Saramago se formó en una biblioteca pública

En tiempos de meritocracia y obsesión con los títulos académicos es útil saber que José Saramago - Premio Nobel de Literatura 1998 - no fue a la universidad ni obtuvo ningún título de educación superior.

Nació en 1922, en Azinhaga, una aldea al sur de Portugal, en el seno de una familia de campesinos analfabetos. En 1924 la familia se trasladó a vivir en Lisboa. Aprendió a leer a los 7 años en una escuelita ubicada en la calle Martens Ferrão; empezó a leer con un periódico, el Diário de Notícias, aunque no entendía lo que leía; a los 10 años, según explica en Las pequeñas memorias, ya era un lector fluido y tenía muy buena ortografía, lo que le valió grandes elogios y fama de buen alumno en la segunda escuela, la escuela del Largo do Leão.

En 1934, cuando tenía 12 años, la falta de recursos económicos de la familia le obligó a entrar a la Escuela Industrial Alfonso Domínguez a estudiar cerrajería metálica. Durante dos años trabajó en una herrería, para mantener a su familia. Entró por primera vez a una biblioteca cuando era todavía adolescente, una biblioteca pública en Lisboa que describe en varios de sus libros y conferencias, para llegar a la cual debía caminar entre dos y tres kilómetros, de noche. Estudiaba y trabajaba durante el día, de modo que solo le quedaba la noche para ir a la biblioteca a leer.

En tiempos de lectura rápida, en que viene perdiéndose la lectura por placer, hay que decir que Saramago aprendió desde el primer momento el gusto de leer despacio, saboreando la escritura. Leyó prácticamente toda la biblioteca, eligiendo los libros al azar, sin ningún orden predeterminado. Leía de todo. Y al leer descubría que mientras más leía más le entusiasmaba la lectura y mejor preparado se sentía para leer. Dice Saramago que en esa biblioteca y en esas lecturas se forjó el escritor que sería después. El Ensayo sobre la Ceguera empezó a escribirse ahí.

En tiempos en que la falta de lectura y los problemas de comprensión lectora se han convertido en motivo de preocupación mundial, justamente cuando hay más para leer - en papel y en pantalla - y más facilidades para leer en todo momento y lugar, vale recordar que Saramago vivía en gran pobreza, no tenía libros en casa ni podía comprarlos, y tenía padres y abuelos analfabetos. “Mi abuelo, el hombre más sabio que he conocido, era analfabeto”, dijo en su discurso de aceptación del Nobel.

En tiempos en que las bibliotecas languidecen e incluso cierran en muchas partes del mundo, es bueno recordar que éstas siguen ahí, vivas y vigentes, reclamando atención y cambios e invitando a renovar el compromiso de los lectores de todas las edades, porque la lectura no solo no dejó de tener importancia sino que es más importante que nunca.

Dejemos que el propio Saramago nos lo cuente.


Una biblioteca oscura y triste, por José Saramago

Las bibliotecas han cambiado mucho desde el día en que, en la Lisboa de finales de los años treinta, entré por primera vez en una de ellas. Era un lugar donde el tiempo parecía haberse parado, con armarios que forraban las paredes desde el suelo hasta casi el techo, las mesas largas con sus pequeñas estanterías móviles a la espera de los lectores, que nunca eran muchos. El bibliotecario se sentaba al fondo de la sala, detrás de un escritorio antiguo, de esos de palo santo labrado.

La biblioteca olía a papeles viejos y a cera de abejas, también un poco a humedad, a moho, tal vez porque las ventanas se abrían de tarde en tarde, al menos siempre me parecen cerradas cuando las recuerdo.

También es cierto que nunca fui a la biblioteca durante el horario diurno de funcionamiento, por lo tanto no sé cómo sería el ambiente, si las pesadas contraventanas se abrirían para que la luz del día pudiera entrar. Probablemente sí. Yo era un lector de los nocturnos, salía de casa después de cenar (entonces la cena era a las ocho), caminaba los dos o tres kilómetros que separan el barrio de Penha de França, donde vivía, del Campo Pequeno, e iba a leer.

Exactamente, iba a leer. Era un adolescente que no tenía libros en casa, excepto los de estudio, y que quería saber por sí mismo qué era realmente eso que se llamaba Literatura. No había pedido consejos a personas sabias sobre la mejor manera de encaminar didácticamente sus experiencias, cada vez que entraba en la biblioteca era como si desembarcara en una isla desierta y tuviera que abrir un camino por no se sabía dónde, ni le importaba mucho.

Leía sin ningún objetivo, leía porque le gustaba leer y nada más. Era bastante ingenuo para atreverse a descifrar El Paraíso Perdido de Milton sin conocer nada de la literatura inglesa. O El Quijote sin saber más de Cervantes que en cierta ocasión dijo que el portugués era el castellano sin huesos.

Leía más los clásicos que los modernos, sin método, aunque con cierto sentido de la disciplina. Si le gustaba especialmente un autor, intentaba leer toda su obra, tarea muchas veces imposible, como fue el caso de Camilo Castelo Branco.

Medio conscientemente se dio cuenta de que tendría mucho que ganar si saboreaba despacio los sermones del Padre Antonio Vieira, pero confiesa que algunas veces tenía que abandonarlos por el mismo motivo que nos obliga a cerrar los ojos ante una luz demasiado fuerte.

Además, como se suele decir, le faltaba vocabulario. Recorría con atención las hojas dactilografiadas donde estaban las obras que habían llegado hacía poco a la biblioteca, y entre ellas elegía alguna, un poco por los títulos, un poco por los nombres de los autores.

Con el paso del tiempo aprendió a establecer relaciones entre unos y otros, observaba que la memoria de lo que ya había leído enriquecía sorprendentemente la lectura que estaba haciendo en aquel momento, el camino por donde andaba se le iba haciendo más firme cada día.

No puedo recordar con exactitud cuánto tiempo duró esta aventura, pero lo que sé sin duda es que de no ser por aquella biblioteca antigua, oscura, casi triste, yo no sería el escritor que soy. El Ensayo sobre la Ceguera comenzó a ser escrito allí.

Traducción: Rosane Zimmermann • Fotografía: Revista Mi Biblioteca
Mi biblioteca: La revista del mundo bibliotecario, ISSN 1699-3411, N.º 1, Abril 2005, pág. 10

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¿Cuál «educación del siglo 21»?


Todos hablan de «la educación del siglo 21»https://twitter.com/rosamariatorres/status/1410394940241289220?shttps://twitter.com/rosamariatorres/status/1410394940241289220?s=20 :
- habilidades del siglo 21
- alumnos del siglo 21
- educadores del siglo 21
- escuela del siglo 21
- aula del siglo 21

Estrictamente, sin embargo, no existe
«la educación del siglo 21»https://twitter.com/rosamariatorres/status/1410394940241289220?s=2'la educación del siglo 21'https://twitter.com/rosamariatorres/status/1410394940241289220?s=2https://twitter.com/rosamariatorres/status/1410394940241289220?s=20.

▸ ¿Cuál siglo 21?

- 1 de cada 4 personas en el mundo vive en situación de pobreza multidimensional o es vulnerable a ella.
- más del 60% de los trabajadores trabajan en la informalidad (OIT, 2020)
- 1 de cada 10 personas (759 millones de personas) vive sin electricidad (PNUD, 2021)
- más de mil millones de personas viven sin agua potable y 2 de cada 5 no cuentan con herramientas básicas para el lavado de manos.
- 43% de las escuelas del mundo no tienen instalaciones para el lavado de manos con agua y jabón (UNICEF, 2019)
- más de 40% de la población no tiene protección social.

- el 40% de la población mundial no tiene acceso a una educación en una lengua que hable o entienda (UNESCO, 2020)
- 6.5 mil millones de personas (85.5% de la población mundial) no tienen acceso a Internet rápido y confiable.
 
Fuente: ONU/PNUD 2020
Datos anteriores a la pandemia del COVID-19.

El siglo 21 no es el mismo para todos.

Millones de personas en el mundo viven en condiciones de siglos anteriores, sin disfrutar las ventajas o padecer las desventajas de la modernidad, sin agua potable, letrinas, energía eléctrica, trabajo y vivienda dignos, alimentación adecuada, transporte, lectura y escritura, buena educación, Internet, acceso a servicios y a derechos ciudadanos básicos.

En 2020, ante la necesidad de cerrar las escuelas debido a la pandemia del COVID-19, se decidió trasladar la escuela al hogar y continuar enseñando a distancia mediante educación virtual. No obstante, solo la mitad de la población mundial tenía en ese momento acceso a Internet. Internet para todos y aprendizaje virtual para todos continúan siendo una utopía.

Las desigualdades - dentro de cada país, entre países, entre regiones, entre el Norte y el Sur globales - no solo se perpetúan sino que se han profundizado post-pandemia: pobreza y riqueza extremas, hiperconsumo y hambruna, sobreinformación para unos y cero información para otros, analfabetos y sobrecalificados, conectados y desconectados.

Como es evidente, no viven de igual modo «el siglo 21» quienes sobreviven con uno o dos dólares diarios (las millones de personas que viven en pobreza extrema) y quienes hacen parte de la Sociedad de la Información, la Sociedad del Conocimiento, la Sociedad Digital.

▸ ¿Cuál educación?

No existe la educación, en singular, como hecho universal y experiencia común compartida por la humanidad. Existen las educaciones, diversas como las realidades, las culturas, las ideologías, las aspiraciones de sectores y grupos humanos concretos. No existe, por eso, el futuro de la educación sino los futuros de la educación.

No solo se aprende en el sistema educativo: se aprende también en el hogar, en la comunidad, en la biblioteca, en el trabajo, a través de los medios, del arte, de la participación social, del servicio y la solidaridad, del contacto con los demás y con la naturaleza.

Las necesidades de aprendizaje y los aprendizajes se configuran en condiciones y en culturas específicas. No es posible pensar en realidades, necesidades y aspiraciones educativas homogéneas, en soluciones y fórmulas iguales para todos.

El modelo de educación familiar y comunitaria desarrollado históricamente por los pueblos indígenas, que sigue vivo en muchos países, coexistiendo con el sistema dominante de educación formal, se guía por otras lógicas y epistemologías. No se trata solo de modelos educativos diferentes: se trata de sistemas alternativos de conocimiento.

En educación no existe el modelo único para todos.

▸ ¿Educación del siglo 21?

La educación en el siglo 21 es diversa, situada históricamente en este siglo y geográficamente en múltiples lugares y culturas. No corresponde necesariamente al imaginario de «siglo 21» y sus correspondientes «necesidades de aprendizaje en el siglo 21» pensadas como tales desde los países desarrollados.

Millones de niños, jóvenes y adultos no han visto una computadora ni han entrado jamás al Internet. Millones de niños, jóvenes y adultos no tienen idea de dónde vienen los alimentos que comen todos los días, no saben cómo se siembra y cosecha una papa, un tomate, un limón. Diferentes ignorancias, ignorancias ambas. 

▸ ¿Cuáles «habilidades del siglo 21»?
 
Muchas habilidades enlistadas hoy como «habilidades del siglo 21» aparecieron antes como «habilidades del siglo 20».

Varios listados de «habilidades del siglo 21» han sido propuestos por diferentes organismos internacionales, entre otros la Comisión Europea (competencias clave para el aprendizaje permanente), el Foro Económico Mundial (habilidades clave para los empleos del futuro), la OCDE (aprender para la vida), UNICEF (habilidades transferibles) y el BID (habilidades transversales).

Lo cierto es que las habilidades fundamentales para la vida y para el trabajo son diferentes para personas, grupos, edades, trabajos y condiciones diferentes. Niños, jóvenes y adultos en situación de pobreza en el campo y en la ciudad - la mayoría de la población mundial, con un aumento notable a raíz de la pandemia en 2020 - enfrentan diariamente la lucha por la supervivencia y desarrollan, en gran medida autónomamente, habilidades para sobrevivir, aprender, cuidarse y cuidar a sus familias, cooperar, trabajar y ganarse el sustento.

La pandemia reveló la verdadera magnitud y amplitud de las brechas y desigualdades económicas, sociales, educativas y digitales en el mundo y en el interior de cada país, exigiendo replanteamientos conceptuales y prácticos en muchos órdenes, entre otros en cuanto a qué, dónde y cómo necesitan aprender niños, jóvenes y adultos, familias y comunidades en el mundo de hoy.
» Luces y sombras de la pandemia para el cambio educativo
» La pandemia y el currículo escolar

"No podemos seguir pensando la edad adulta como hace 50 años"


Entrevista realizada por la revista Magisterio No 87, Colombia (23/08/2017)

¿Cuáles son las particularidades del proceso de aprendizaje de una persona adulta y qué implicaciones tienen para el sistema educativo en términos de currículo, formación, gestión educativa, etc.?

La principal particularidad tiene que ver con la edad. Una persona adulta tiene autonomía, capacidad de decisión, de discernimiento. Decide estudiar/aprender. Tiene creencias y conocimientos sedimentados, experiencia de vida, juicios y prejuicios formados. También tiene a menudo inseguridades, miedos, dudas acerca de su capacidad para seguir aprendiendo. No es población obligada ni cautiva; se va cuando quiere irse. Valora su tiempo. Es capaz de hacer esfuerzos y sacrificios. Requiere ofertas educativas flexibles, atractivas, diversas, personalizadas, adaptadas a necesidades y posibilidades específicas.

Todo eso se ha caracterizado en el pasado como 'educación no-formal', dada la rigidez del sistema formal para ofrecer diversidad y flexibilidad. Un programa escolarizado para adultos no es – no debe ser - simplemente una versión acelerada del mismo programa diseñado para niños, adolescentes o jóvenes. Lastimosamente, esto es por lo general lo que se sigue haciendo.

¿Qué nuevas corrientes conceptuales y de innovación pedagógica se perfilan como prometedoras en este renglón de la educación latinoamericana?

No veo nuevas corrientes conceptuales y veo poca innovación pedagógica en el campo de la educación de adultos. Un campo con poco dinamismo, que sigue siendo la Cenicienta de las políticas educativas.

Una pregunta que me hacen a menudo, en distintos países, es cómo desescolarizar la educación de adultos. Muchos países vienen ofreciendo programas de “segunda oportunidad” - completación de primaria o secundaria - destinados sobre todo a jóvenes y adultos jóvenes. Hay poca oferta educativa por fuera del sistema formal. Se niega generalmente a las personas adultas, por ejemplo, la alfabetización digital y el manejo de las modernas tecnologías y del internet. Gran error. Igual con el arte, la música, la danza, la fotografía, el aprendizaje en campos muy diversos del conocimiento y la cultura.


¿Qué lugar se otorga a la alfabetización y la educación de personas jóvenes y adultas en los sistemas educativos de América Latina? ¿Cuáles serían las principales consideraciones para el diseño de políticas educativas en este campo?

La alfabetización sigue siendo considerada el corazón de la educación de adultos, al punto que muchos leen educación de adultos y entienden automáticamente alfabetización. Venimos insistiendo hace tiempo en la necesidad de pasar “de la alfabetización al Aprendizaje a lo Largo de la Vida”, el paradigma propuesto por la UNESCO para la educación del siglo XXI. Estamos lejos de que eso suceda.

Más aún: el propio objetivo de la alfabetización viene reduciéndose. Hemos pasado del objetivo de “erradicar el analfabetismo” (Proyecto Principal de Educación, 1980-2000) a reducirlo a la mitad (Educación para Todos, 1990-2015) y a
garantizar que todos los jóvenes y al menos una proporción sustancial de los adultos tengan competencias de lectura, escritura y aritmética” (Objetivos de Desarrollo Sostenible, 2015-2030).

Entre los aportes de la Psicología Positiva y la perspectiva del Desarrollo de las naciones y la reducción de la pobreza, ¿cuál sería un derrotero posible para la Educación de Personas Jóvenes y Adultas en la región latinoamericana?

Educar a la población adulta es educar a quienes tienen a su cargo el cuidado de los niños, a los que trabajan y sostienen la economía de un país, a campesinos, indígenas, amas de casa, ciudadanos adultos en general. Si no elevamos el nivel educativo de todos ellos, el rezago educativo seguirá siendo un fenómeno masivo en nuestras sociedades y las posibilidades de desarrollo sostenible se ven muy mermadas. No se trata solo de reducir la pobreza; se trata de fortalecer la ciudadanía, el trabajo calificado, la participación social, la conciencia ambiental, el nivel cultural de un país.

Un reciente informe de la UNESCO afirma que la pobreza en el mundo podría reducirse a la mitad si toda la población adulta completara la educación secundaria. No obstante, este objetivo no se incluyó en el
Objetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dedicado a la educación: la meta de la educación primaria y secundaria universal se refiere aquí solo a la población infantil. Confío en que este reconocimiento de la UNESCO - la vinculación entre completación de la educación secundaria y reducción de la pobreza - ayude a visibilizar e impulsar la educación de adultos más allá de la alfabetización y la completación de la primaria, que es lo usual.

¿Cuáles son los retos de la EPJA en América Latina en el terreno pedagógico y curricular?

Soy de las que piensa que el gran reto no es solo mejorar nuestros sistemas educativos sino transformarlos radicalmente. Necesitamos construir otro modelo educativo, acorde con los tiempos, con el conocimiento que hoy tenemos disponible, con los problemas y avances del mundo actual. En ese marco es posible pensar en una EPJA renovada, con una nueva visión y un nuevo lugar en la agenda educativa global, regional y nacional.

La expectativa de vida creció exponencialmente en todo el mundo. El envejecimiento de la población es un nuevo desafío global, con grandes repercusiones demográficas y en todos los órdenes. No podemos seguir pensando la edad adulta y la educación de adultos como hace 50 años. Estamos hablando ya, en muchos países, de la mitad o más de la población, de una "edad" que abarca desde jóvenes de 15 años hasta personas de más de 90.

Los retos curriculares y pedagógicos son enormes. Pero el principal reto es el cambio de mentalidad, la incorporación de nuevo conocimiento acerca de la cognición adulta que viene aportando entre otros la Neurociencia. Sin un cambio de mentalidad, no habrá posibilidad de cambios curriculares ni pedagógicos.

Para saber más
- UNESCO,
La pobreza en el mundo podría reducirse a la mitad si todos los adultos terminaran la educación secundaria, 21/06/2017
https://es.unesco.org/news/pobreza-mundo-podria-reducirse-mitad-si-todos-adultos-terminaran-educacion-secundaria

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