Leer implica comprender. No cabe llamar «lectura» al mero descifrado. No obstante, lo que se aprecia y vende en tiempos de crisis de la lectura son cursos de «lectura rápida». También a la lectura le crecen adjetivos: lectura comprensiva, alfabetización funcional, etc. La lectura placentera, la que inspiran los poetas y los grandes escritores, la que genera felicidad (como reclamaba Borges), es la lectura pausada.
Tristemente, pensadores y lectores perezosos son a menudo producto del propio sistema educativo. El profesor espera la respuesta rápida, correcta, única. El que se toma su tiempo - para pensar, para responder, para leer, para escribir, para aprender - puede ser tildado de lento y hasta de torpe.
Pensadores perezosos abundan. Escasean los pensadores activos, analíticos, que descubren y cultivan el placer de pensar, de reflexionar, de dudar. Y son los pensadores perezosos quienes terminan siendo pasto de la desinformación, del aprendizaje superficial y del no-aprendizaje.
Estudios recientes muestran una correlación negativa entre el uso frecuente de la Inteligencia Artificial (AI) y las habilidades de pensamiento crítico. La correlación negativa es más marcada entre los jóvenes que entre los adultos (Gerlich, 2025).
Pensamiento analítico, pensamiento creativo, pensamiento sistémico, están entre las principales habilidades laborales requeridas en 2025, ordenadas por el % de empleadores encuestados. (Foro Económico Mundial, Future of Jobs Report 2025).
1. Pensamiento analítico
2. Resiliencia, flexibilidad y agilidad
3. Liderazgo e influencia social
4. Pensamiento creativo
5. Motivación y autoconciencia
6. Alfabetización tecnológica
7. Empatía y escucha activa
8. Curiosidad y aprendizaje permanente
9. Gestión del talento
10. Orientación de servicio
11. Inteligencia Artificial
12. Pensamiento sistémico