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Escolarizado no es lo mismo que educado


(actualizado 19 febrero 2023)


Ilustración: Michael Kirkham, The Economist

"Nunca he dejado que mi escolaridad interfiera con mi educación". Mark Twain
"Un niño educado solo en la escuela es un niño no educado". George Santayana

Circula cada año el listado de «Los 10 países más educados del mundo». Los datos se basan en Education at a Glance de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). La OCDE considera «países más educados» a los que tienen los porcentajes más altos de personas entre 25 y 64 años que han completado algún tipo de educación terciaria en la forma de un título de dos o cuatro años o un programa vocacional.

Estos fueron «los 10 países más educados» en 2012, 2018, 2020 y 2023 (tabla 1). Algunos países se mantienen entre los 10 primeros, otros salen, algunos nuevos se incorporan. En 2020 y 2023 Corea del Sur y Canadá estaban en los dos primeros lugares y Japón entre los primeros cinco. Finlandia desapareció de la lista de los 10 primeros en 2020 al igual que Estados Unidos, y Suiza entró en ese mismo año.

Tabla 1

Los 10 países con mayor porcentaje de población con educación terciaria
(25-34 años y 55-64 años)

2012 (25-64 años)

2018 (25-64 años)

2020 (25-34 y 55-64 años)

2023 (25-34 años)

1 Canadá 51%
2 Israel 46%
3 Japón 45%
4 EE.UU. 42%
5 Nueva Zelanda 41%
6 Corea del Sur 40%
7 Reino Unido 38%
8 Finlandia 38%
9 Australia 38%
10 Irlanda 37% 

1 Canadá  56.27%
2 Japón 50.50%
3 Israel 49.90%
4 Corea del Sur 46.86%
5 Reino Unido 45.96%
6 EE.UU. 45.67%
7 Australia 43.74%
8 Finlandia 43.60%
9 Noruega 43.02%
10 Luxemburgo 42.86%

1 Corea del Sur 69.8% - 25.1%
2 Canadá 64.4% - 50.0%
3 Rusia 62.1% - 50.3%
4 Japón 61.5% - 41.5%
5 Irlanda 58.4% - 33.4%
6 Luxemburgo 58.2% - 33.9%
7 Lituania 56.2% - 31.3%
8 Reino Unido 55.8% - 39.4%
9
Australia 54.6% - 36.3%
10 Suiza 53.0% - 34.7%

 

 1 Corea del Sur 69.29%
 2 Canadá 66.36%
 3 Japón 64.81%
 4 Luxemburgo 63.12%
 5 Irlanda 62.88%
 6 Rusia 62.09%
 7 Lituania 57.48%
 8 Reino Unido 57.47%
 9 Países Bajos 55.60%
 10 Noruega 55.03%

Basado en datos de OECD, Education at a Glance.
Elaboración: Rosa María Torres.

 


OCDE, Población con educación terciaria 2020 o último año disponible

Seis países latinoamericanos aparecieron incluidos en este gráfico de la OCDE referido al porcentaje de población (25-34 años y 55-64 años) con educación terciaria en 2020, todos ellos por debajo del promedio de los países de la OCDE (45.5%):

Brasil 23.5% - 15.0%
México 25.3% - 15.1%
Colombia 30.0% - 16.1%
Costa Rica 32.5% - 20.9%
Chile 33.7% - 16.0% 
Argentina 40.0% - 29.5%

¿Dime cuántos años de escolaridad tienes y te diré cuánto sabes?  


En realidad, estos son los países más escolarizados, no necesariamente los más educados. Escolarizado no es lo mismo que educado

1) El valor de la educación no se juega tanto en su extensión como en su calidad.

2) La educación de una persona no se limita al sistema educativo; hay aprendizaje fuera de las aulas, en la familia, en la comunidad, en los medios de comunicación, en el trabajo, a través de Internet, etc.

3) Lo que importa no son los años de escolaridad sino el aprendizaje. Estudios recientes confirman que escolaridad no necesariamente equivale a aprendizaje. Se puede escalar por el sistema educativo e incluso completar varios niveles sin haber aprendido mucho.
Desde el año 2000 están estancados los aprendizajes escolares en el mundo.

Un título universitario no revela, por sí mismo, la calidad e idoneidad profesional de una persona. Hay universidades de diversas calidades (incluyendo aquellas que venden los títulos, pasan por alto los plagios, etc.). Pero, además, el conocimiento avanza y se modifica a ritmos cada vez más acelerados. Es difícil mantenerse al día; hacerlo implica un esfuerzo permanente de lectura, estudio y actualización.

Cada vez se pone más en duda el valor de la educación superior para el conocimiento, el trabajo y el bienestar de las personas. Estudios en Estados Unidos muestran que el college - sueño americano para el cual las familias se endeudan y ahorran desde que nacen los hijos - tiene un costo cada vez más alto, escaso impacto académico y cada vez menos impacto laboral (36% de los estudiantes "no mostraron ninguna mejoría significativa en el aprendizaje" durante su paso por el college; en 2013, 46% de los graduados del college estaban desempleados). Acceder al college significa sobre todo la posibilidad de acceder a un título que mejore el estatus social y las posibilidades laborales de los jóvenes, más que sus conocimientos y preparación académica.


El mito de los años de escolaridad y del título como indicativos del nivel de conocimientos de una persona o de un país viene siendo puesto sobre el tapete a nivel internacional. Son hoy mundialmente reconocidas las falencias de los sistemas educativos incluso para asegurar aprendizajes básicos como la lectura, la escritura y la aritmética. El Estudio Competencias Básicas de la Población Adulta 2013, realizado por el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile para la Cámara Chilena de la Construcción reveló que 65% de los chilenos con 2 a 5 años de educación superior entendía solo textos simples; de ellos, 27% no entendía lo que leía ni podía hacer cálculos básicos; sólo 10% tenía un nivel óptimo; del total de adultos del país, 80% se ubicaba en los niveles más básicos de comprensión.

El aprendizaje es ubicuo y se prolonga a lo largo de la vida; los estudios formales - incluso para quienes obtienen varios títulos universitarios - constituyen apenas una etapa en la vida de una persona (Finlandia tiene la escolaridad más alta: 20 años en promedio), sobre todo teniendo en cuenta que la expectativa de vida se ha alargado considerablemente en todo el mundo; que lo más importante se aprende fuera de las aulas; que los títulos pueden tener poco valor real; que las tesis pueden plagiarse y los títulos comprarse...

Cuatro años de escolaridad son insuficientes para aprender a leer y escribir comprensivamente y con autonomía. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM, 2000-2015) incluyeron como objetivo para la educación cuatro años de escolaridad ("supervivencia al quinto grado"), para constatar, 15 años después, que 250 millones de niños y niñas en el mundo no habían aprendido a leer y escribir después de haber completado cuatro años de escuela (ver ¿Crisis global de aprendizaje?). Varios peldaños más arriba, las universidades se quejan de que los estudiantes llegan con serios problemas de razonamiento, expresión oral, lectura y escritura; a su vez, la sociedad se queja del bajo nivel con que salen de la universidad muchos profesionales.

Todos los días vemos maestros, comunicadores, periodistas, que no manejan las artes de su oficio, que no se expresan bien y que escriben con errores. Cobran notoriedad mundial, cada tanto, las perlas de ignorancia presidencial respecto de cuestiones básicas de geografía e historia, especialmente entre mandatarios estadounidenses. Pocos manejan con fluidez otras lenguas, incluso los estudiados en el extranjero. Candidatos, gobernantes y otros personajes públicos son sorprendidos con el pedido de mencionar "tres libros que han marcado su vida"...

En 2013 un Ministro de Cultura en el Ecuador se vio en aprietos tratando de explicar qué es el "Buen Vivir" (Sumak Kawsay) adoptado en la Constitución. Los concursos de belleza son conocidos por las respuestas estereotipadas, incluso disparatadas, que dan varias candidatas, muchas de ellas con estudios universitarios. Personas tituladas en algunas de las mejores universidades del mundo son muchas veces malos expertos y asesores. 


El Indice de Desarrollo Humano (IDH)

Lo que es cierto para las personas individualmente, lo es también para las naciones. Un país con alto nivel promedio de escolaridad no es necesariamente un país con alto nivel educativo.

El Indice de Desarrollo Humano (IDH), calculado anualmente por el PNUD, trata escolarización y educación como equivalentes. El IDH de un país se calcula a partir de tres indicadores: 1. esperanza de vida, 2. educación y 3. ingresos. La educación se mide a través de: (a) la esperanza de años de escolarización, para las personas adultas mayores de 25 años, y (b) la media de años de escolarización, para la población en edad escolar.  (El Indicador de Educación se calculaba antes a partir de dos datos: tasa de alfabetismo de la población adulta, y matrícula en los niveles primario, secundario y superior).

La reducción de educación a educación escolar sigue siendo un problema extendido en el campo educativo. Es como si no existieran ni educación ni conocimiento ni aprendizaje fuera del sistema escolar. Las reformas educativas siguen siendo reformas escolares. Los indicadores de la Educación continúan girando en torno a la educación escolar. Los gobiernos delegan La Educación al "ministerio del ramo", a menudo separando y ubicando aparte a la educación superior. Las metas internacionales insisten con los mismos indicadores cuantitativos de matrícula y terminación, prestando poca atención a los factores cualitativos y a los aprendizajes.

El número de años de escolaridad sigue siendo el indicador para dar cuenta del avance educativo de una sociedad. Cero escolaridad se diagnostica no solo como analfabetismo sino como ignorancia. Menos de cuatro años de escolaridad es educación incipiente para el SITEAL. Quienes no cumplen con determinados años de escolaridad (número definido en cada país) van a parar al tacho de los rezagados, sin más. A su vez, el título universitario es reverenciado sin preguntas y convertido en antenombre o postnombre - extensión del nombre, bah - de quien lo posee.

La mentalidad cuantitativista que caracteriza al mundo de la educación permanece como otro problema central: la carrera por más (antes que por mejor o por diferente). Los sistemas y las expectativas escolares se estiran. Antes, el sueño de una familia pobre era terminar la educación primaria y, con mucho esfuerzo, la secundaria. Hoy la nueva meca es la universidad. De la Licenciatura pasamos a la Maestría y de la Maestría al Doctorado y de éste a los doctorados, en plural. 

De la sociedad escolarizada a la sociedad educada

La educación es mucho más que una escalera con certificados y títulos en cada peldaño. Niños, jóvenes y adultos desarrollan sus capacidades y talentos en la convivencia diaria, en el contacto con otros, pensando, leyendo y escribiendo, resolviendo problemas, en la familia, en la diversión, en el ocio, en la participación social, en el trabajo, y aprovechando los recursos socioculturales que les ofrece el contexto: bibliotecas, medios de comunicación, plazas, parques, huertos, mercados, museos, galerías, zoológicos, canchas deportivas, cines, teatros, circos, internet, etc. "Igualdad de oportunidades educativas" es, por eso, igualdad no solo en el acceso al sistema escolar sino a las oportunidades de aprendizaje y desarrollo por fuera de éste.

Una sociedad educada:

- se forja desde la infancia, en un entorno familiar que acoge, protege, estimula, habilita y pone límites, satisface necesidades básicas, provee seguridades, afecto y contención.   

- es producto de una buena educación escolar, que enseña a aprender más que a estudiar, a pensar más que a memorizar, a cooperar más que a competir.

- exige y accede a buenos medios de información y comunicación, con oferta variada, atractiva, apropiada para todas las edades, interesados en construir ciudadanos y no solo consumidores.

- incorpora la lectura y la escritura a la vida cotidiana, por el mero disfrute de leer y de escribir, para expresarse y comunicarse, para aprender, para mantenerse intelectualmente alerta.

- aprecia la naturaleza, la música, el baile, el teatro, el dibujo, la pintura, la artesanía, el trabajo intelectual y el manual.

- ejerce sus derechos y deberes ciudadanos, se organiza, participa, exige transparencia y rendición de cuentas, cultiva la empatía y la solidaridad, aprende a dialogar y a debatir, a respetar a los demás y a combatir toda clase de prejuicios. 

Una sociedad educada es una sociedad autoeducada, curiosa, que duda, que pregunta, que busca, que investiga, que se autodesafía, que lee y escribe, que enseña y aprende todo el tiempo.

 
Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "¿Los 10 países más educados? Escolarizado no es lo mismo que educado", blog OTRA∃DUCACION, Quito, febrero 2022.

Para saber más
- Video: Tres libros que han marcado su vida. Responden diputados mexicanos
- Video: El 'Buen Vivir' según el Ministro Paco Velasco (Ecuador) 
Video: Por qué odio la escuela y amo la educación 
El candidato presidencial que no es capaz de citar tres libros que le han marcado (México)
65% de los chilenos con educación superior entiende sólo textos simples, La Tercera, 6/9/2013

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En la distracción puede estar el aprendizaje


Rosa María Torres


Para José Luis

Cuando conversamos nos sucede que, al escuchar a nuestro interlocutor(a), de pronto nos desconectamos y nos "vamos". Algo de lo que dice o hace nos recuerda una situación vivida, dispara una idea o bien echa luz sobre un objeto o un acontecimiento, y nos quedamos momentáneamente "enganchados" en esa conexión. Porque nos sucede, sabemos que a nuestros interlocutores también les sucede, y a veces con signos reconocibles.

Ese "desconectarse" del otro y ese "conectarse" con el propio pensamiento mientras se escucha hablar, es inevitable, por interesante que sea lo dicho (e incluso precisamente por eso). Nadie puede escuchar, sin distraerse, durante mucho tiempo. Ya sabemos por estudios que el tiempo de atención es corto entre niños y adolescentes, y que tiende a reducirse cada vez más en el mundo actual, lleno de apuros y distractores.

Es importante recordar, por otra parte, que escuchar - igual que observar o leer - no es una actividad pasiva. Quien escucha se involucra, relaciona lo que escucha con su propio conocimiento y experiencia. Es justamente en ese "desconectarse" y "conectarse" cuando se produce la "química del aprendizaje": la información que se selecciona, se incorpora, se procesa y se convierte en imaginación y en conocimiento.

Esto que sucede en la conversación, sucede también en el aula. Mientras que la conversación implica diálogo, la clase tradicional suele ser monólogo - profesor que habla, alumnos que escuchan - y simulacro de diálogo - profesor que pregunta, alumnos que responden. El juego preguntas-respuestas es útil justamente como mecanismo para intentar mantener un estado de alerta permanente. Pero alerta no es necesariamente interés; es comportamiento inducido y controlado.

La ideología escolar tiene obsesión con la atención en clase y el control de la disciplina. Asume que es posible una atención al 100 por ciento y que de ésta - garante de la disciplina - depende que se aprenda o no; que los aprendizajes se realizan a puertas y ventanas cerradas, en la intimidad del encierro institucional; que la lengua es la mejor tecnología de enseñanza y los oídos los dispositivos más idóneos de aprendizaje; que mantenerse sentados y escuchar es parte de la naturaleza humana y de la naturaleza de la enseñanza y el aprendizaje; que todos los alumnos aprenden lo mismo, de la misma manera y al mismo ritmo. Todo esto no hace más que anular la posibilidad misma de aprender. 

Es objetivamente imposible estar todo el tiempo atento en clase: los alumnos "se van" y "vienen" constantemente, se aburren por momentos, se interesan en otros. La "clase magistral" ha perdido el estatus que solía tener. Los aprendizajes más importantes no ocurren dentro de un aula. La lengua no es la tecnología más apropiada de enseñanza ni los oídos los canales más confiables para aprender. Los alumnos necesitan ser motivados a aprender, estimulados a descubrir qué les motiva, qué les apasiona.

Cada quien aprende de manera diferente y a su propio ritmo, se interesa por cuestiones diferentes, se distrae y se engancha en momentos diferentes. Por eso la necesidad de aceptar que puede haber abismos entre lo dicho y lo escuchado, entre lo enseñado y lo aprendido. Por eso la necesidad de ser muy cuidadodos y responsables con la etiqueta de "déficit de atención con hiperactividad" (
TDAH) que con tanta facilidad se aplica hoy a los alumnos. La investigación dice que el ejercicio físico mejora notablemente la atención y la cognición, y que el aburrimiento puede ser un poderoso aliado de la creatividad...

Lo que parece "distracción" puede ser el verdadero momento del aprendizaje: la conexión entre lo que se escucha y lo que se recuerda, entre lo que se ve y lo que se imagina, entre el aula y el mundo real. La viñeta de Frato que ilustra este texto es una poderosa metáfora pedagógica sobre la necesidad de abrir las ventanas para dejar que ocurra el aprendizaje, para descubrir y apreciar la mariposa de verdad.  

* Araceli Pérez @chelucana me ayudó a encontrar la viñeta de Frato, que anduve buscando febrilmente. Le estoy muy agradecida por esa ayuda y a Twitter por su mediación.

Para saber más:
Uno de cada cinco adolescentes en EU es diagnosticado con déficit de atención, La Jornada, 1 abril 2013
 
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Alumnos Clasificados

Take the Test!

Rosa María Torres
ver español, abajo

(This text tells an interesting story about the Providence Student Union in Rhode Island, USA.
For English, see Diane Ravitch's blog)
"One test should not define me!" - sitio web del PSU
Foto: Bob Breidenbach/The Providence Journal
Foto: Bob Breidenbach/The Providence Journal
Foto: Bob Breidenbach/The Providence Journal

En 2013, 4.000 estudiantes secundarios del estado de Rhode Island, Estados Unidos, obtuvieron un "parcialmente competente" (partially proficient) en el test estandarizado NECAP (New England Common Assessment Program) que es ahora requisito para graduarse en la educación secundaria. Este puntaje pone en riesgo su posibilidad de graduarse. Este texto relata una iniciativa muy interesante puesta en marcha por los propios estudiantes, organizados en el Providence Student Union - PSU (Sindicato de Estudiantes de Providencia).

En marzo de 2013, el PSU juntó las preguntas de muestra del test de matemáticas del NECAP, hechas públicas por el Departamento de Educacion Primaria y Secundaria de Rhode Island. Armó con ellas un "test reducido de matemáticas del NECAP" y convenc a 50 personajes públicos y profesionales exitosos del estado a someterse a dicha prueba.

¿El resultado? 60% de las personas adultas que tomaron  la prueba - abogados, académicos, políticos, gente de medios y de ONGs, especialistas en educación - no la aprobaron, obteniendo un "sustancialmente por debajo del nivel de competencia requerido". Es decir, no la habrían aprobado y no habrían podido graduarse si la hubieran tomado siendo estudiantes de secundaria.

Aquí un detalle de los resutados y una lista de las personas que aceptaron tomar la prueba.



 
"Somos personas a las que nos ha ido razonablemente bien en nuestros trabajos. Si eso no se capta en los resultados de la prueba, debería cuando menos hacernos parar y reflexionar", comentaba uno de los participantes. "El test parecía en griego", "No es un test de habilidades matemáticas básicas", "Dejé muchas preguntas en blanco", y otros comentarios de los participantes pueden leerse aquí (inglés): "Elected officials say NECAP test "looked like Greek"

Aquí una galería de fotos del día de la prueba: "Taking the NECAP test".  También ver el sitio web del PSU y su página en Facebook.

El PSU hizo un breve video con la experiencia - "Take The Test" (March 16, 2013).  El video (en inglés, dura menos de 3 minutos) concluye: "Los estudiantes de Rhode Island somos más que puntajes de tests. Es por eso que necesitamos una educación de alta calidad, no un test estandarizado de alto impacto" (high-stakes test). Este es el mensaje central de la campaña "More Than a Test Score" (Más que un puntaje) que viene desarrallando el PSU.

El PSU surgió en el año 2000, en el colegio Hope High School de Providencia. Desde entonces ha venido trabajando y ampliando su accionar en varios colegios en la ciudad. La misión del PSU es el empoderamiento de los estudiantes y se define como "forjar poder colectivo entre los estudiantes de secundaria de Providencia, a fin de asegurar que los jóvenes tengan una voz real en las decisiones que afectan su educacón" (nuestra traducción, ver: PSU, Mission and History). 

He aquí una experiencia a tenerse en cuenta e imitarse. Sencillo. Poderoso. Convicente. Replicable. De gran impacto pedagógico, mediático y político.

Lo dicho: Una prueba no prueba nada. Una prueba no puede decir lo que sabe y vale una persona, y menos decidir su vida y su futuro.

Ayuda a difundir esta experiencia para que otros se informen y se inspiren, y para ayudar a generar el  indispensable y ya ineludible debate, en el mundo de la educación, en torno a las pruebas nacionales e internacionales, su validez, su utilidad, sus impactos sobre quienes las toman, sobre la enseñanza y el aprendizaje, y sobre el sistema educativo en general.

Conocí sobre este caso en el blog de Diane Ravitch, voz comprometida y calificada en la lucha contra la dictadura de las pruebas estandarizadas en Estados Unidos y en todo el mundo. 

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Videos en casa, trabajo en clase: The Flipped Classroom

Rosa María Torres

The Flipped Classrom, @Potachov - educ@conTic
Flipped Classroom se ha traducido al español como "clase invertida" o "clase al revés". En verdad, la traducción literal sería "aula invertida" (classroom es aula; class es clase). De todos modos, cualquier traducción sería confusa pues el término "clase" en español puede adoptar muchos significados: el espacio físico, la enseñanza, la exposición, el contenido, el grupo... Quedémosnos entonces con el término flipped (invertido, dado vuelta) y expliquémoslo.

La inversión consiste en que la "clase" (la exposición, la charla, la conferencia) del profesor la ven los alumnos en su casa, en video, mientras que en el "aula de clase" trabajan esos contenidos presencialmente con el profesor y con el grupo. Escuela y hogar se articulan aquí de manera distinta: ver el video - la clase del profesor - es la "tarea en casa". 

¿Cómo empezó todo? Hay quienes afirman que los orígenes están en la iniciativa de dos profesores estadounidenses en una escuela secundaria de Woodland Park, Colorado, quienes empezaron a subir en la red presentaciones de sus clases en Powerpoint, sobre todo para ayudar a los alumnos ausentes. Bergman y Sams fueron invitados a recorrer el país compartiendo su experiencia. 

El uso masivo del video como herramienta educativa sistemática cobró notoriedad e interés mundial a partir de la experiencia de la Khan Academy (Academia Khan), también en EEUU, impulsada y apoyada personalmente por Bill Gates. El "modelo flipped" aplicado a las instituciones escolares se viene ensayando y extendiendo en Estados Unidos y varios países del Norte.

El modelo flipped puede parecer descabellado a muchos, sobre todo en los países del Sur y en contextos donde las condiciones son precarias, las tecnologías escasas, los accesos difíciles y las conexiones lentas. No obstante, variantes de este modelo vienen dándose en programas y experiencias en muchos de nuestros países. Bien vale la pena informarse mejor acerca de ventajas y desventajas, posibilidades y límites del modelo, para adecuarlo donde convenga a nuestras propias circunstancias. 

Por eso he decidido incluir aquí esta infografía en inglés (versión 2012) - "The Fuss Over Flipped Classrooms" ("El ruido sobre los Flipped Classrooms") - y traducirla al español, considerando que muchas personas no manejan el inglés ni las terminologías asociadas a las modernas tecnologías (TIC). Es importante asimismo tener en cuenta que ésta y la mayoría de propuestas educativas basadas en las TIC se hacen desde y con la perspectiva de los países del Norte. Dejo, no obstante, los textos como están en el original (su autor es canadiense).

Los textos traducidos los incluyo debajo de la infografía. Espero sean de utilidad. No se olviden de dejar sus comentarios acerca de la pertinencia o utilidad del modelo flipped, o bien experiencias que usan el video de otras maneras.

what is a flipped classroom?
 

MEOLLO

1. Los profesores graban y suben un video, en vez de hacer una exposición en la clase.
2. Los estudiantes ven el video en su casa o en sus dispositivos móviles.
3. Los estudiantes aprovechan el tiempo en clase trabajando, en vez de escuchando pasivamente.

LOS DEFENSORES DICEN

1. Más tiempo uno a uno con el profesor.
El profesor puede usar su tiempo en clase trabajando uno a uno con los estudiantes que necesitan ayuda extra. Este tiempo uno-a-uno también se traduce en una mejor relación entre profesores y estudiantes.

2. Los estudiantes aprenden a su propio ritmo.
La posibilidad de parar, ir hacia atrás o ver nuevamente un video permite a los estudiantes dedicar más tiempo para aprender los conceptos. Al mismo tiempo, quienes ya dominan un conceoto no necesitan perder el tiempo revisándolo con el resto del grupo.


3. Estimula el dominio del aprendizaje
En la clase tradicional conducida por el profesor, a los estudiantes se les pide constantemente avanzar hacia el siguiente concepto, incluso cuando no han comprendido todavía conceptos fundacionales. El modelo flipped asegura que los estudiantes no avancen hasta que demuestren comprender cada concepto.

4. Nivela el aprendizaje
Los padres de familia en estratos socio-económicos bajos son, en promedio, menos educados y trabajan en turnos nocturnos. El modelo flipped asegura ayuda en la casa a todos los estudiantes, independientemente de su nivel socio-económico.

5. Enfrenta el ausentismo
Los videos están disponibles para los estudiantes que faltan a clases debido a enfermedad, deporte, viajes escolares y vacaciones familiares. Para los profesores, esto significa: no más tareas de recuperacion.

6. Una excelente herramienta de diagnóstico
Con ayuda de software, los profesores pueden identificar rápidamente en qué áreas están bien los estudiantes y en cuáles tienen dificultades.


7. Estudiantes enseñan a otros estudiantes
Algunos estudiantes comprenden 'a la primera'. El modelo flipped permite al profesor identificar rápidamente a estos estudiantes y contar con ellos como tutores de sus compañeros.

8. Involucra a los padres de familia
Tener acceso a los videos 24 horas al día, 7 días a la semana, permite a los padres de familia aprender el contenido directamente del profesor. Los padres están así mejor equipados para ayudar a sus hijos.

LOS CRITICOS DICEN

1. ¿Necesitan los jóvenes MAS tiempo frente a una pantalla?
El modelo flipped implica que los estudiantes pasen más tiempo delante de la pantalla de la computadora. (Un estudio reciente en el Globe and Mail indicaba que 9.7% de los adolescentes en Ontario pasan 7 horas y más al día mirando una pantalla).

2. ¿Necesitan los estudiantes realmente MAS tareas en casa?
Algunas escuelas han adoptado íntegramente el modelo flipped. Un estudiante que toma múltiples clases flipped puede necesitar ver varias horas de video cada noche. En su libro "El mito de las tareas en casa" Alfie Kohn presenta investigación que muestra que no existe una relacion sostenida entre tarea en casa y rendimiento académico.

3. La brecha digital
No todos los estudiantes tienen (buen) acceso a dispositivos móviles y a Internet. La clase flipped puede alienar aun más a los estudiantes de contextos socio-económicos más bajos.

4. ¿Quién se está haciendo rico?
La tendencia flipped está abriendo un nuevo mercado de videos de contenidos. Además, típicamente, los sitios de video en línea obligan a los usuarios a ver comerciales antes de presentar el video. ¿Acaso deben los estudiantes mirar comerciales para poder acceder a una educación?

5. Un cerdo puede pintarse los labios, PERO...
Un cerdo es un cerdo. Enseñar a través del video responde a una filosofía didáctica basada en la exposición. No obstante, aprender no es solo cuestión de sentarse y absorber pasivamente información. Los estudiantes necesitan encontrar y evaluar críticamente sus propios recursos. Si todo lo que se les pide es consumir clases videograbadas, ¡cómo esperar que se conviertan en evaluadores críticos de la información!

FUENTES:
Esta infografía fue creada usando Piktochart.

Creada por Daniel Grafton http://learni.st/users/41340

 
Tomada de: Edudemic

Un día en la vida de un niño rural (Colombia)

 



Oy me mandaron a bañar.
Hoi me regañaron.
Aller me pegaron.
Hoy me mandaron a cambiar.
Hoy me bañé la cara.
(Mauro, 7 años, 2º grado)

Oy me levanté tarde.
Oy me bañé la cara.
Oy me regañaron.
Oy ise la tarea para mañana.
Oy me bañé las manos.
Oy empezamos la segunda Unidad de Naturales.
Oy rezamos el rosario.
Oy yo cuidé las ovejas.
Oy yo gugué a los pistoleros.
(Camilo, 7 años, 2º grado).

Oy me pegaron una cacetada.
Oy me regañaron.
Oy me vañé las manos.
Oy me jui en bicicleta.
Oy le alludéa nestor a cortar labrillo.
Oy jui para Leiva a vendre cebolla.
(Dolores, 10 años, 2º grado).


Esto es lo que Mauro, Camilo y Dolores han escrito en su diario de vida el día de ayer. Diarios escolares pulcros, con linda letra, escritos por niños de segundo grado que aprenden a leer y escribir en una pequeña escuelita rural del Programa Escuela Nueva, ubicada en el Departamento de Boyacá, Colombia.

Luego de hacernos amigos, los tres me enseñan sus cuader­nos. El cuaderno que tienen a mano es precisamente el que llevan como diario. Mauro lo lee él mismo en voz alta; Camilo y Dolores me piden que lo lea yo.

Salvo por Camilo que es el único que incluye a la escuela como parte de sus actividades ("hice la tarea para mañana", "empezamos la segunda Unidad de Naturales"), los tres describen fundamental­mente su vida fuera de la escuela. Lavarse cara y manos es una actividad que comparten todos ellos. Camilo y Dolores des­criben actividades de trabajo infantil - él cuida las ovejas, ella ayuda a cortar ladrillo y a vender cebolla en el mercado - salpi­cadas de juego: Camilo se da modos para jugar a los pistoleros y Dolores incluye su paseo en bicicleta como un acontecimiento. Mauro - el más vivaracho e inquieto de los tres - sólo describe obligaciones. Los tres narran maltrato: "me regañaron", "me pegaron", "me pegaron una cachetada".

Camilo me cuenta que cuida quince ovejas; las cuida para que nadie las robe; las cuida todas las tardes; le gusta cuidarlas; les ha puesto nombre a todas; las reconoce una por una. Mauro quiere ser ciclista, porque "los que van punteros ganan mucha plata", o si no torero, porque "los toreros también ganan mucha plata, pero más los ciclistas, y a ellos no les agarra el toro". Dolores dice que, cuando sea grande, va a ser como su mamá, va a botar cebolla, va a trabajar en la casa y en el campo.

La conversación se congela al tocar el punto del mal­trato. ¿Quién les regaña?. ¿Por qué les regañan?. ¿Quién les pega?. ¿Por qué les pegan?. Mauro, Camilo y Dolores permanecen en silen­cio, se miran nerviosos entre sí. Es evidente que el asunto provoca angustia y miedo. Ninguno quiere delatar a sus padres.

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¿Qué le debo al Colegio Alemán?



¿Qué le debo al Colegio Alemán?. Quiero intentar la respuesta compleja que exige una pregunta compleja como ésta. Porque compleja es siempre la relación que tiene uno con su colegio, más si se pasó en él doce años de vida. La reflexión se complejiza a medida que pasa el tiempo y se toma distancia, cuando se deja de ser alumno, cuando se empieza a comparar la propia experiencia con la de los amigos y, más tarde, con la de los hijos.

Si alguien me hubiese hecho esta pregunta mientras fui alumna, posiblemente habría respondido afirmando mi mimetismo con el Colegio Alemán. Más allá de las discrepancias e inconformidades, y hasta de los momentos de abierta resistencia a las normas y valores escolares impuestos, fui una alumna orgullosa de su colegio. El uniforme gris y verde se llevaba con altura. Nuestros profesores estaban entre los mejores disponibles, aunque había excelentes, buenos y malos, como en todo lado. Las instalaciones - aulas, canchas, gimnasio, biblioteca, laboratorios, equipos - estaban a la punta entre los colegios de Quito. Aprendíamos dos idiomas extranjeros, alemán e inglés, con métodos modernos; los resultados estaban a la vista en la fluidez con que muchos de nosotros llegamos a manejar los dos idiomas. 

Ser alumna del Alemán era una distinción; ser "buena" alumna despertaba admiración; ser la primera alumna, ni se diga. Durante doce años me sentí estimulada, desafiada, felicitada, condecorada. Por mis excelentes calificaciones, el colegio me otorgó una beca para cursar la enseñanza secundaria. Aprendí, así, desde temprana edad que ser "buena" estudiante es no solo una fuente de satisfacción sino además una inversión, una vía de autofinanciarse, de ganar seguridad y autonomía y de aportar, a través del estudio, al esfuerzo económico de los padres.

¿Quién podía entonces permitirse dudar de la santa validez del castigo y la sanción, cuestionar el rigor en las normas y la disciplina, si - a medias entre el colegio y el hogar - nos acostumbraron a ver todo eso como ingredientes de una formación sólida, como requisito de la "excelencia" académica, la rectitud moral, los valores correctos?.

Una vez graduada, la aureola de ex-alumna destacada del Alemán se me volvió, por mucho tiempo, fuente de conflicto. El orgullo devino en rechazo. Desde mis crecientes espacios de libertad y autonomía, y vista hacia atrás, la vida colegial se me fue revelando como una experiencia dolorosa, autoritaria, maltratante. Nos habían forjado trilingües, responsables, puntuales, prolijos, perseverantes. Cierto. Pero, ¿a qué costo?. Cualquiera de nosotros - lo hemos comentando en encuentros de compañeros -  puede narrar alguna experiencia traumática, desde llano castigo físico hasta el complicado castigo moral. ¿Qué clase de persona sería hoy cada uno de nosotros si hubiésemos tenido una formación escolar más flexible, más libre, más humana?.

A diferencia de varios de mis compañeros y compañeras, no elegí para mis hijos el Colegio Alemán. No quise para ellos la educación que yo había recibido. Negando mi propia trayectoria, me propuse evitarles la exigencia y la autoexigencia de ser "buenos" alumnos, mucho menos los mejores. Opté por escuelas y colegios donde pudieran - hasta donde es posible - ser felices, respetados en sus ideas y en sus individualidades, ajenos al miedo, dueños de su palabra, estimulados en su capacidad para aprender y para pensar por sí mismos, para hacer buen uso de la libre expresión, la crítica, el diálogo.

Estoy, afortunadamente, atravesando un tercer momento vital en mi relación con el colegio. Momento de balances, de desapasionamientos, de mayor objetividad. Objetividad que va instalándose con la adultez, el crecimiento de los hijos, sus éxitos y fracasos, la disfuncionalidad de una realidad educativa que urge a replanteamientos profundos. 

Debo reconocer, por un lado, que resulté una persona de esas que nuestra sociedad suele catalogar como "exitosas" en el terreno profesional. Como me han insistido amigos y me lo ha repetido hoy el propio rector del Alemán: "Algo tiene que ver en esto el Colegio Alemán". Sin duda.

Debo reconocer, por otro lado, que no encontré, en los distintos países donde he vivido, esa escuela o colegio donde mis hijos pudieran al mismo tiempo aprender y ser felices. Donde lograron sentirse medianamente bien en el plano de las relaciones humanas y afectivas, fue en general a costa de mediocridad intelectual y académica; las "buenas" escuelas y colegios desde el punto de vista académico, en cambio, reeditaron bajo las mismas formas conocidas el autoritarismo, la arbitrariedad, el miedo, el antidiálogo. En la mezcla entre uno y otro estilo escolar, combinado con los respectivos estilos paterno y materno, mis dos hijos resultaron mucho más críticos y creativos que lo que pude ser yo a su edad. Son, también, claro, otras épocas. Pero no deja de ser cierto que el Alemán cultivó en nosotros desde niños un espíritu de esfuerzo, de tenacidad, de responsabilidad, que permite taladrar los límites usuales y que solo llega a apreciarse cabalmente en la vida adulta.

Cual más, cual menos, todos nosotros tuvimos una relación contradictoria con el colegio. Los malos tratos, los castigos, los momentos amargos, las situaciones de humillación y angustia, están en el trasfondo de eso que, al mismo tiempo, reconocemos y apreciamos como positivo. Los primeros y los últimos, los "aplicados" y los "vagos", las mujeres y los hombres: todos resultamos marcados por un sentido especial del cumplimiento, la disciplina, la puntualidad, la perseverancia, la búsqueda de la perfección.

El Colegio Alemán está presente de manera cotidiana en la autoexigencia para hacer las cosas bien; en la expectativa de que los demás hagan lo mismo; en el continuar hasta terminar; en el empeño por cumplir con la meta y en la valoración del propio esfuerzo como la vía más segura para alcanzarla; en la búsqueda de rigurosidad y de coherencia; en la necesidad de pensar en grande pero sin descuidar el detalle; en el sentido práctico de la vida; en la vehemencia por hacer las cosas; en el placer del deber cumplido, el acabado impecable, el objetivo conquistado.

Todo esto, fuente permanente de satisfacciones, es también fuente de tensión y frustración en una sociedad que institucionaliza la ley del menor esfuerzo, la irresponsabilidad, la negligencia, la impuntualidad, la improvisación, la ineficiencia, el nepotismo, las "palancas" y los favores, como si fuesen cualidades y valores propios de la cultura. Ser un poco alemán, en estas tierras, es ir contra corriente. Al formarnos de esta manera el colegio nos instaló, de hecho, un dispositivo que predispone tanto para la realización como para el sufrimiento.

Al final, lo que verdaderamente queda de la vida escolar no es tanto la información o el conocimiento que nos dejaron sino cómo lo hicieron, si reforzaron o minaron nuestra autoestima, qué valores y actitudes sociales nos inculcaron, qué buenos o malos ejemplos nos mostraron, qué tanto alimentaron nuestra curiosidad e inventiva, qué tanto nos enseñaron a amar la lectura, la escritura, la investigación, el aprendizaje.

En este sentido, ¿quién podría criticar al colegio por habernos forjado en valores, actitudes y aptitudes que constan en todo plan y programa de estudios, que forman parte de toda declaración, de toda utopía sobre el ser humano, de todo proyecto educativo, de toda anticipación de futuro?. La pregunta no radica tanto en la validez de los objetivos como de los métodos para alcanzarlos. ¿Acaso no es posible lograr todo esto de otra manera?. ¿Acaso son estos los únicos valores y actitudes deseables?. ¿Acaso no es posible armonizar educación con formación, autoridad con participación, enseñanza con diálogo, respeto con crítica, excelencia académica con excelencia afectiva, desarrollo intelectual con desarrollo integral de la persona?. El colegio nos formó en los valores y actitudes apropiados para vivir, para pensar, para ser autónomos, salir adelante, resolver problemas, superar nuestro medio familiar y social, seguir aprendiendo. De eso no hay duda. La duda es si todo ello no puede conseguirse de otra manera.

En cualquier caso, poder decir todo esto y escribirlo para una Memoria del colegio, constituye una reivindicación fundamental. Veinte, cien, mil años de silencio pueden saltar en pedazos con unas cuantas palabras dichas de una sola vez y en libertad. Cuántos quisieran tener la oportunidad de decir todo esto un día en su colegio, junto a sus excompañeros, frente a las autoridades del plantel, en las mismas instalaciones donde un día se fue alumno subordinado. Este es el privilegio que he tenido hoy.

Evidentemente, son otros tiempos. Evidentemente, soplan nuevos vientos. Enhorabuena. Me congratulo por éste, mi colegio, al que vuelvo a adoptar como mío, como en mis viejos tiempos de alumna orgullosa del Colegio Alemán.

Quito, 27 de febrero de 1992

* ¿Qué le debo al Colegio Alemán? Palabras de una ex-alumna, en: Deutsche Schule Quito - Colegio Alemán de Quito, 75 Aniversario, Anuario 1991-92, Quito, 1992.

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