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Un problema que arrastran los sistemas educativos es la idea de que toda educación y todo aprendizaje pasan por las aulas. Detrás de esta falsa creencia está la confusión entre educación y escolarización, asumiéndose que el sistema educativo es el único lugar donde se hace educación y donde se aprende, y que hay que enseñarlo todo (según lo que autoridades y expertos consideran necesario aprender, en cada país, en cada nivel y en cada asignatura). Resultado: demasiados contenidos (muchos de ellos irrelevantes e incluso obsoletos), poco tiempo para comprender y aprender, y carrera para «cumplir» con los planes de estudio.
Romper con esa tradición escolar, repensar qué es realmente esencial aprender, optar por poco en profundidad en vez de por mucho superficialmente y a las carreras, es un sello de las reformas educativas promisorias y condición del aprendizaje placentero y del aprendizaje profundo. "Enseñar menos, aprender más" ha sido, en años recientes, lema de la reforma educativa en Singapur.
En realidad, no todo pasa por la educación. Muchas cuestiones pueden encararse y empezar a resolverse con información. Para eso tenemos medios masivos de información y comunicación, Internet, redes sociales. Contar con información confiable, útil, oportuna, genera cambios importantes en la comprensión y en la actitud de las personas.
Frente a problemas fenomenales, diversos e interconectados que enfrentamos hoy en día a nivel mundial y en cada país - corrupción, cambio climático, pobreza, desempleo, hambre, enfermedades, desnutrición, obesidad, embarazo adolescente, envejecimiento, consumo de drogas, narcopolítica, maltrato infantil, violencia escolar y doméstica, bullying, inequidad de género, femicidios, machismo, racismo, homofobia, xenofobia, accidentalidad vial, indolencia, falta de empatía, desinformación y fake news - lo que salta como 'solución' es pedir auxilio al sistema escolar para enseñar
ética
lógica
cívica
empatía
creatividad
colaboración
resiliencia
pensamiento crítico
aprendizaje-servicio
educación en valores
competencias tecnológicas y digitales
educación ciudadana
educación para la ciudadanía global
educación ambiental
educación para el desarrollo sostenible
educación para el cambio climático
educación sexual
educación emocional
educación para el emprendimiento
educación alimentaria
educación financiera
educación vial
etc., etc.
Se asume típicamente que la reforma educativa se piensa y planifica 'arriba', 'aterriza' en el aula y se ejecuta 'abajo'. Se cree que la reforma curricular es un documento cuyos lineamientos deben ser apropiados por los docentes vía capacitación e implementados en el aula con ayuda de guías y textos escolares. No obstante, una reforma curricular es difícil de diseñar y muy difícil de implementar en cortos plazos. Entre la reforma en el papel y la reforma en la realidad hay distancias a menudo insalvables. Toda reforma curricular implica - debería implicar - la participación activa de los docentes, su des-aprendizaje y re-aprendizaje.
Si el sistema escolar asumiera todas las necesidades y demandas sociales habría que extender la escolaridad varios años e invertir tiempos y cantidades cuantiosas en formación/capacitación docente en cada uno de estos temas.
Superar la visión escuelo-céntrica de la educación y del aprendizaje
- va siempre atrasado respecto de los cambios sociales y tecnológicos.
- tiene gran resistencia al cambio y ritmos sumamente lentos de cambio.
- no puede enseñarlo todo.
La visión estrecha y escolarizada de la educación y del aprendizaje reproduce generalmente la visión compartamentalizada del conocimiento, organizado en asignaturas. Todos los conocimientos pretenden clasificarse y dosificarse dentro de un currículo escolar que se abulta a medida que transcurren los años y los niveles.
Todo esto corresponde a una visión atrasada, pre-científica, del aprendizaje y del conocimiento. Aprender no es fácil: implica un proceso complejo y toma tiempo. Es mucho lo que aprendemos - o podemos aprender - todos los días fuera del sistema escolar. No cabe encargar a la escuela el monopolio de la enseñanza cuando tenemos una amplia oferta de materiales escritos, visuales, sonoros, etc., para poner a niños, jóvenes y adultos en contacto con agentes educativos, recursos y lenguajes que amplían y enriquecen la oferta escolar convencional.
La escuela sigue ahí, cuestionada, requerida de transformaciones profundas, participando de un ecosistema de aprendizaje a menudo invisible para la cultura escolar y la mentalidad burocrática convencional. De hecho, hoy se afirma que más del 80% de lo que aprendemos en la vida son aprendizajes realizados fuera de las aulas, en la vida diaria. El mejor profesor y el mejor texto escolar no pueden suplir la inmersión en el mundo real.
En lugar de seguir sobreexigiendo a un sistema escolar desbordado e impreparado para la creciente complejidad de los aprendizajes, se trata de buscar ayuda y aliados en ese amplísimo conjunto de instituciones e instancias que vienen teniendo de hecho un papel educativo-formativo más allá de las aulas.
Invertir en educación de la familia y en educación de la comunidad es invertir en la educación de niños, adolescentes, jóvenes y adultos, en aprendizajes colaborativos e intergeneracionales.
* Una versión anterior de este artículo fue publicada en La Capital, Rosario, Argentina, 3 agosto 2019.
Cómo citar este artículo. Torres, Rosa María, "Descongestionar el sistema escolar", blog OTRAƎDUCACION, Quito, 2022. |
- Rosa María Torres, Enseñanza invisible

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