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Bolivia: Una clase de alfabetización en español, traducida al aymara

Fotografías: Rosa María Torres


Rosa María Torres

Programa Nacional de Alfabetización “Yo Sí Puedo”.
Visita a la Unidad Educativa Cajuata, Cantón Sotalaya, Provincia de La Paz, Bolivia
(17 agosto, 2006)
Este reportaje es parte del estudio “Alfabetización y acceso a la cultura escrita por parte de jóvenes y adultos excluidos del sistema escolar en América Latina y el Caribe”, financiado por el CREFAL. Entre 2006 y 2009 visité programas de alfabetización y de promoción de la lectura y la escritura en nueve países de la región (Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).



Mediante el método cubano de alfabetización 'Yo Sí Puedo' y el programa nacional de este nombre iniciado en marzo de 2006, el gobierno boliviano se propuso, con ayuda de Cuba y Venezuela, alfabetizar a un millón 200 mil personas y declarar a Bolivia “Territorio Libre de Analfabetismo”. La declaratoria se hizo en efecto el 20 de diciembre de 2008, contabilizándose 827.000 nuevos alfabetizados en las tres lenguas mayoritarias del país: español, quechua (13.599 personas) y aymara (24.699 personas). El Plan duró 33 meses.

El punto de alfabetización que visitamos funciona en las instalaciones de un colegio, el Colegio Técnico Humanístico Cajuata, ubicado en el Cantón Sotalaya. Es una visita planificada y el lugar ha sido elegido por el equipo técnico del Programa Nacional de Alfabetización, iniciado hace tres meses, y cuyos materiales (videos y cartlla) están disponibles en este momento solo en español. La técnica que me acompaña desde La Paz tiene a su cargo esta zona.

La escuela celebra hoy su aniversario, así que nos topamos con un ambiente de fiesta. Toda la actividad transcurre en el patio central: sobre el podio, una banda que ya está empeñada con la música; a un costado, sentados en fila, hombres con sombreros y algunos con un cinto de colores cruzado sobre el pecho (“los que tienen un cinto cruzado son autoridades”, me explican); del otro costado del patio, una fila de mujeres, ataviadas con trajes elegantes y sentadas en el suelo, conversando entre ellas. Hombres y mujeres van separados en las fiestas. “Así es la tradición andina”. Los hombres sentados sobre un muro, las mujeres sentadas en el suelo.

La clase de alfabetización funciona en una suerte de altillo, al que se sube por una escalera exterior. Esta es regularmente la sala de video del colegio, nos explica el director. Ahora se está usando para la alfabetización de adultos.

Arriba, la habitación – un espacio estrecho, con suelo de tabla, muy modesto, bien iluminado - está repleta de mujeres indígenas, aymaras, la mayoría en su tercera edad y algunas de mediana edad, con grandes polleras* y arropadas con mantas, a la usanza boliviana. Los sombreros Borsalinos ya han sido colocados en el dintel de la ventana, que da al patio central, el de los festejos. Hay un solo hombre, mayor, bendito entre las mujeres. No hay asientos: todos sentados en el suelo, frente a bancas de madera con espacio para tres personas que sirven de mesas y en las que están desplegados cuadernos y cartillas. Al fondo, unas pocas mujeres sentadas en el suelo pero sin banca adelante. Todos atentos, mirando al joven facilitador y al televisor, prendido, que ha quedado congelado en esta pantalla:
sale
sa-le
                                                                                 
El facilitador me invita a pasar adelante, junto a él. Este joven aymara, flamante bachiller de la comunidad, se llama Mamerto. Buzo deportivo celeste con el logo de Coca Cola en la parte delantera, Mamerto es el único aquí vestido al modo occidental, aparte de nosotros, los visitantes.

Desde el frente, con una vista panorámica de la clase, cuento 28 personas, entre ellas una niña y un niño, seguramente acompañantes de mamás o abuelas. En medio de los saludos y presentaciones de rigor, en los que Mamerto oficia de maestro de ceremonias y de traductor, empiezo a conversar con él.

La clase

¿Cuándo empezó a enseñarle a este grupo?
- “Empecé hace dos meses aproximadamente. Las señoras están interesadas en aprender. Y a mí me gusta enseñarles. Es la primera vez que enseño”.

¿Cuál ha sido el mayor problema hasta ahora?
- “Ellas hablan aymara, muy poco entienden el español. No entienden los videos. Además, no alcanzan a ver las letras que aparecen en el televisor, tienen problemas de vista”.

¿Y cómo hace entonces con las teleclases?
- “En realidad, poco se usan, y cuando las usamos, yo les traduzco al aymara”.

¿Alguien le ha enseñado a hacer esto?
- “No, yo solo me voy inventando, por la necesidad. Me ayuda la facilidad de que yo hablo ambos idiomas”.

Le pido a Mamerto que prosiga con su clase, utilizando el video que ya ha colocado, posiblemente en honor a la visita. Me interesa ver cómo se las arregla para usarlo en estas condiciones. Lo que sigue a continuación es uno de los episodios pedagógicos más desconcertantes y fascinantes que he presenciado en mi vida. Mientras en el televisor corre la videoclase en español – versión del ‘Yo Sí Puedo’ grabada por actores ecuatorianos, para uso en el Ecuador - Mamerto habla, gesticula, blande la cartilla, se mueve incesantemente y hace uso, en fin, de todos los recursos imaginables, en su afán por “traducir” a sus alumnos al aymara lo que se escucha y ve en español en el televisor. El acto se completa con 28 pares de ojos y oídos que danzan sin cesar entre Mamerto, la cartilla y la pantalla. Cuando llega el momento de los ejercicios, él congela la pantalla, se sienta en una pequeña silla que tiene al costado del televisor y, con ayuda de una vara, recorre letras, números, sílabas, palabras, frases, mientras pide a sus alumnas que las repitan en voz alta y en coro. ¡La pantalla usada como la pizarra convencional! Con la limitación de que es mucho más pequeña, no puede escribir sobre ella ni agrandar los textos a antojo.

El Manual del Facilitador ‘Yo Sí Puedo’ orienta a los facilitadores que "cada una de las clases tiene un carácter global e integrador, por lo que recomendamos que los participantes las observen primero en su totalidad y después vuelvan a aquellas partes de la clase que así lo requieran". Esta orientación no contempla situaciones como la descrita aquí, que anula toda posibilidad de comprensión, tanto en el plano lingüístico como en el visual.

Los problemas que enfrenta Mamerto con el método 'Yo Sí Puedo' – y algunas de sus “soluciones” - los hemos visto ya en los diversos países en que viene usándose este método. Dos problemas en particular:
(1) La lengua: Quienes no hablan o no hablan bien el español, se enfrentan a problemas de comprensión si el método de enseñanza – éste o cualquier otro – usa el español como lengua de instrucción. (En el caso de Bolivia, los equipos encargados de producir los videos en quechua y en aymara viajaron a grabarlos en Cuba justamente durante los días de nuestra visita).
(2) La visión: Quienes tienen problemas de vista no alcanzan a leer los textos en la pantalla del televisor, más aún si la pantalla es pequeña y la distancia grande. Tratándose de un método de alfabetización, ambos problemas son serios, pues el analfabetismo en Bolivia y en toda América Latina se concentra precisamente en la población indígena – hablante de numerosas lenguas y con grados muy diferentes de bilingüismo y multilingüismo- y entre personas adultas y mayores, edad en la que, como se sabe, se agudizan los problemas de visión.

El Ajtapi **

Terminada la clase, y cuando estamos por irnos, una señora se acerca y me entrega, ruborizada y de costado, un atadito con cinco huevos frescos. Los acepto, aunque sé que estos huevos son alimento de una familia entera, y que yo no podré comérmelos en el hotel ni me permitirán subirlos al avión. Gesto de agradecimiento y amistad, ofrenda de generosidad excepcional precisamente porque proviene de la renuncia, de una sobrecogedora pobreza material.

Las mujeres empiezan a sacar sus ataditos para el Ajtapi
de cierre y despedida. Organizándose rápidamente en el fondo de la habitación, sentadas en el suelo, una por una empiezan a desatar amorosamente sus atados y a ponerlos sobre el suelo para celebrar este frugal y maravilloso ágape colectivo, sin platos ni cubiertos, compuesto de chuño, papas y habas.

Tres juegos de televisores y VHS en la habitación

Mientras comemos, me fijo que en este extremo de la habitación hay otros dos televisores y VHS, nuevos ambos, aún junto a sus cajas. Mamerto me explica que en este mismo espacio funcionan tres grupos de alfabetización, en horarios diferentes. ¿Por qué no se usa un solo equipo de televisión y VHS? El colegio registró tres grupos de alfabetización; a cada grupo se le entregó un juego completo. Estos equipos han sido donados por el gobierno venezolano, el gobierno de Hugo Chávez con el que Evo Morales tiene excelentes relaciones.

Para conformar un grupo de alfabetización, y recibir el respectivo equipo, se requiere presentar una lista con un mínimo de 15 personas.
El mecanismo, evidentemente, no está funcionando bien. El atractivo de estos aparatos puede distorsionar las estadísticas y el propio sentido y objetivo del programa de alfabetización. De hecho, en los meses posteriores a esta visita supimos y leímos en diarios bolivianos sobre las disputas entre autoridades, grupos y comunidades por obtener los aparatos y quedarse con ellos. 

En el camino de regreso a La Paz vamos conversando con los técnicos del programa acerca de éstas y otras anomalías que ellos ya conocen, que todos hemos percibido en las visitas y que es preciso corregir.

* Polleras: faldas. Mantas: chales, chalinas. Sombreros Borsalinos: sombreros típicos en Bolivia. 
** Ajtapi (aymara). Comida comunitaria y originaria. La comida se pone en el suelo sobre un aguayo (mantel), para que la coman los presentes. Cada persona lleva un atado con lo que puede ofrecer: papas, habas, charque, pescado, tutu (maíz cocido), huevos, queso, chuño (papa deshidratada), waika (tipo de aderezo), etc.

Carta abierta para niños y niñas que van a la escuela



(Text in English: Open letter to school children)

Querido niño, querida niña:

Hay una serie de cosas que debes saber y que voy a explicarte en esta carta. Para que sepas qué es lo que debes hacer en la escuela, y qué es lo que debes pedir de ella, de tus profesores y compañeros.

Seguramente te han repetido muchas veces lo que debes hacer, es decir, tus obligaciones: portarte bien, ser respetuoso con tus profesores y compañeros, cumplir con las tareas, tener tus cuadernos ordenados y al día, ser amable con todos. Esto es así y debes tratar de cumplirlo. Pero aquí va­mos a hablar ahora no de las obligaciones que ya co­noces, sino de lo que los demás deben hacer por tí. Es decir, vamos a hablar de tus derechos.

NADIE PUEDE MALTRATARTE POR SER NIÑO O NIÑA
Nadie pue­de tirarte las orejas, pegar­te o lastimarte. Nadie puede bur­lar­se de tí, humi­llarte, avergonzarte en público, mandarte a la esquina, o ser grosero contigo. Ni los profesores ni tus compañeros. Los niños y las niñas deben ser bien tratados, queridos y respetados. A la escuela debes ir con­tento, tranquilo, sin miedo. Las personas más importantes de la escuela son los niños, no los adultos.

NADIE PUEDE MALTRATARTE POR SER POBRE
Ser pobre no es pecado. Es posible que también tu profesor o profesora sea pobre. En nuestro país y en el mundo, la mayoría de personas son pobres. La mayoría de los niños son pobres y la ma­yoría de pobres son ni­ños. Tú no tienes la culpa de ser pobre. Si hay tanta pobreza en el mundo, es porque hay injusticia. Es la sociedad la que está mal, no tú. Son los gobiernos, las sociedades, los ricos los que deben avergonzarse, no tú.

NADIE PUEDE MALTRATARTE POR EL COLOR DE TU PIEL
En el mundo hay diferentes nacionalidades, culturas, costumbres, lenguas, religiones, colores de piel, maneras de pensar. Ser “blanco” no significa ser mejor. En nuestros países, todos tenemos algo de mestizos, de in­dios o de negros. No hay nada de qué avergon­zarse: todos merecemos el mismo respe­to y las mismas oportunidades.

NADIE PUEDE MALTRATARTE POR SER MUJER
Los niños y las niñas, los hombres y las mujeres, tenemos las mismas ca­pacidades. No permitas que te dejen atrás, que te obliguen a con­formarte con lo mínimo, que te ofrezcan ventajas fáciles por ser niña, que te consientan y te impidan desarro­llarte por tí so­la. No dejes que te convenzan de que las mujeres son inferiores a los hombres, porque no es cierto.

NADIE PUEDE MALTRATARTE POR TENER UN DEFECTO FISICO
Tener un defecto físico no es algo terrible. No por eso eres una persona anormal. Incluso niños ciegos, sordos, mudos, o con enfermedades graves pueden aprender si se les dedica atención y amor y si se aseguran las condiciones y los métodos apropiados. Los niños que tienen algún problema, precisamente por eso deben ser tratados con considera­ciones especiales.

NADIE PUEDE MALTRATARTE POR SER DE OTRO LUGAR
Nadie debe hacerte sentir mal porque vienes de otro país, de otra ciu­dad o pueblo. Tal vez eres un poco diferente a los demás porque tienes otra cultura, otro idioma, otra manera de hablar, otros gustos, otras costumbres. Pero ser diferente no es un problema. Todos somos diferentes, no hay dos personas iguales. Todos necesi­tamos a­prender a comprender y respe­tar lo que es di­ferente a uno. No permitas que te hagan sentir extraño, raro, fuera de lugar: tie­nes los mismos derechos que to­dos los demás.

NADIE PUEDE MALTRATARTE POR PENSAR DIFERENTE 
Niños, adolescentes y jóvenes se forman sus propias opiniones, van descubriendo sus gustos, sus preferencias, sus intereses. Igual que las personas adultas, los niños tienen derecho a ser escuchados, aunque sus opiniones no coincidan con las de los adultos. Aprender a pensar, a argumentar, a discrepar, a reclamar, es parte del proceso de aprendizaje y desarrollo a que todo niño y niña tiene derecho.
 
NADIE PUEDE MALTRATARTE POR NO APRENDER RAPIDO
Cada persona aprende de manera diferente. En la escuela, hay alumnos que son "buenos" para unas materias y alumnos que son buenos para otras. Uno aprende mejor lo que le gusta. Uno aprende mejor si come bien, si duerme bien, si no está cansado, si tiene tiempo libre para jugar. Si no aprendes rápido, tal vez el pro­blema no es tuyo sino de quienes te enseñan, de lo que te enseñan y de cómo te enseñan. Nadie puede a­prender si no entiende, si no le encuentra gusto o utilidad a lo que le en­señan, si le amenazan y castigan. No aceptes que te llamen tonto, ignorante o incapaz. Si no entiendes, pre­gunta. Tienes derecho a preguntar, a que te expliquen, a que te enseñen hasta que aprendas. Para eso es la escuela. Para eso están los maestros.

Querido niño, querida niña: La escuela se hizo para que los niños estén juntos, jueguen, aprendan, se sientan felices. Si te sientes triste, si te sientes mal, es la es­cuela la que está mal, no tú.

Querido niño, querida niña: No permitas que te recuerden solamente tus obli­gaciones. Reclama por tus de­rechos. Aprende a defender tus dere­chos desde niño para que así puedas defenderlos mejor cuando seas gran­de.


* La Convención de los Derechos del Niño considera niño hasta los 18 años de edad.

** Texto publicado originalmente en Familia, Suplemento del diario El Comercio de Quito, 02/06/91. Publicado en diversos países e idiomas en boletines y revistas internacionales. Incluido en la contraportada de los libros de educación intercultural bilingüe elaborados por el gobierno boliviano y UNICEF en Bolivia (1993). Incluido en la Colección Libros del Rincón de la Secretaría de Educación Pública de México (1993), colección distribuida a todas las escuelas rurales del país. Publicado en inglés en Education News, Nº 11, UNICEF, Education Cluster, New York, 1995. Editado y distribuido como folleto por el Ministerio de Educación y Culturas en el Ecuador a propósito del lanzamiento del Código Nacional de la Niñez y la Adolescencia (2003), cuando estuve al frente de ese Ministerio.

Para saber más
Convención sobre los Derechos del Niño


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Open letter to school children


Frato
Rosa María Torres


Dear children:

There are many things you should know about, and I am going to tell you about these things in this letter, so that you know what to do in school, and what to expect from it, from your teachers and classmates.

You have probably been told what you are supposed to do, that is, what your duties are: behave yourself, respect your teachers and classmates, do your homework, keep your notebooks tidy and up to date, come to class clean, be nice to everybody. But here we won't talk about your duties but about the things that others must do for you. We are going to talk about your rights.

NO ONE SHOULD MISTREAT YOU BECAUSE YOU ARE A CHILD
No one should pull your ears, hit you or hurt you. No one should make fun of you, put you down, embarrass you in public, tell you to stand in a corner of the classroom, or be rude to you. Children must be loved and respected. You should always go to school happy and without fear. The most important people in school are children, not adults.

NO ONE SHOULD MISTREAT YOU BECAUSE YOU ARE POOR
Being poor is not a crime ans is not your fault. Your teacher is probably poor, too. Everywhere in the world, most children are poor, and most poor people are children. If there are so many poor people, it is because there is injustice. It is our societies and our governments that are wrong, not you.

NO ONE SHOULD MISTREAT YOU BECAUSE OF YOUR COLOR
In the world there are different nationalities, cultures, languages, religions, skin colors. No race, culture or language is better than the other. No one should make you feel badly because of the color of your skin or the language you speak. We all deserve the same respect and the same opportunities.

NO ONE SHOULD MISTREAT YOU BECAUSE YOU ARE A WOMAN
Boys and girls, men and women, have the same capabilities. Don't allow anyone to ignore you and leave you behind, to force you to accept the least, to prevent you from developing all your potential, to give you false advantages because you are a girl. Don't allow anyone to make you believe that women are inferior to men, because it is not true.

NO ONE SHOULD MISTREAT YOU BECAUSE YOU HAVE A PHYSICAL
A handicap is not something terrible, and it isn't your fault to have one. Even children who are blind, deaf, mute, or who have a serious disease, can learn if they are given love and proper attention. Children with problems, precisely because they have them, must be treated in a caring, special way.

NO ONE SHOULD MISTREAT YOU BECAUSE YOU COME FROM ANOTHER PLACE
No one should make you feel bad because you come from a different country, city, or town. Maybe you have a different language, different way of speaking, different likes, customs, and ideas. But being different is not a problem. Everyone is unique, different from the rest. We all have to learn to understand and respect what is different from what we are or have.

NO ONE SHOULD MISTREAT YOU BECAUSE YOU DON'T LEARN FAST
Each child learns in a different way. Some are good at some school subjects while others are good at others. If you don't learn fast, maybe there is nothing wrong with you, but with those who teach you and with how they teach you. Nobody can learn if they do not understand what is being taught, or if they don't find it interesting or useful, or if they are constantly threatened and punished. It is difficult to learn if you are hungry, tired, have not slept well, or have no time to play. Don't allow anyone to call you dumb, ignorant, or stupid. If you don't understand something, ask. You have the right to ask questions and to demand that teachers explain to you and teach you well. That is why there are schools. That is why there are teachers.

Dear children: school was created for children to be together, to play, to learn, and to be happy. If you feel sad or uncomfortable, there is something wrong with the school, not with you.

Dear children: don't allow people to only remind you of your obligations. Stand up for your rights. Start learning to speak up for your rights now, as a child, so that you defend them better when you grow up.

* Originally published in English in: Education News, Nº 11, UNICEF, Education Cluster, New York, January 1995. Published in various countries and languages, in international bulletins and journals. Printed on the back cover of the textbooks for Bilingual Intercultural Education published by the government and UNICEF in Bolivia (1993). Also included in the Libros del Rincón Collection published by Mexico's Secretary of Public Education (SEP), and distributed to all rural schools in the country. Edited and distributed as a small booklet in Ecuador in 2003, while I was Minister of Education and Cultures. 


To know more:
Convention of the Rights of the Child (UNICEF)


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