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Proyectitis


Harry Bilson

▸ En Brasil visité un programa de educación no-formal realizado por una ONG en Minas Gerais y financiado con fondos externos, en el que niños escolares de un sector popular iban a la tarde a hacer sus tareas, jugar y fabricar juguetes con materiales de desecho en un galpón grande habilitado para el efecto y bajo la coordinación de un grupo de monitoras. “A la mañana, los niños van a la escuela. Y a la tarde, cuando vienen acá... ¿a dónde dicen que vienen?”, pregunté. “Al proyecto”, contestaron al unísono las jóvenes monitoras. “Al proyecto”, contestó el director del centro. ¿Qué idea se hacen estos niños de lo que es un proyecto y de lo que es, casi por comparación, una escuela?

▸ En México, una asesora técnico-pedagógica contaba que en las escuelas donde trabaja han empezado a desarrollar el proyecto de los recados: a los niños pequeños se les pide escribir recados (mensajes) para que utilicen la escritura de manera significativa. ¿Por qué proyecto, por qué no actividad o situación de enseñanza? No supo explicarlo exactamente pero, al reflexionar en voz alta, advirtió que todo lo nuevo que se introduce en la escuela adopta el nombre de proyecto. Razonó, además, que seguramente se le llama así porque es algo que dura poco tiempo.     

▸ De Colombia me llegó un proyecto (propuesta de acción en búsqueda de financiamiento) consistente en apoyar proyectos (experiencias educativas) a maestros para que los desarrollen en sus escuelas y como refuerzo al respectivo Proyecto Educativo Institucional (PEI). Todo ello, dentro de un proyecto (plan) de autonomía profesional docente.

No en vano, en Argentina, una supervisora escolar, aprovechando la oportunidad de una reunión informal y agarrando confianza, me pedía: “¿Podría explicarme qué es exactamente un proyecto? Todas las escuelas están atareadas preparando proyectos, los maestros y directores no hablan sino de proyectos. ¿De dónde viene esta proyectitis?”.  

La institución proyecto se apoderó de la educación. Invadió la educación formal y la no-formal, la administración escolar, el currículum, la formación y la capacitación docentes, la pedagogía y la didáctica, la investigación y la acción. Ha atrapado a gobiernos y ONGs, universidades, organizaciones comunitarias, sindicatos, instituciones escolares, y hasta asociaciones de padres de familia y de alumnos. Y como todo el mundo está dedicado a elaborar y desarrollar proyectos, en su ayuda acuden las empresas consultoras y los consultores especializados en la gestión, la negociación, la redacción, el monitoreo, la articulación, la sistematización, la evaluación, la re-ingeniería ... de proyectos.

A nivel nacional o subnacional, está el infaltable Proyecto de Mejoramiento de la Calidad de la Educación que se instaló en cada país (no sólo de América Latina sino de todo el mundo en desarrollo) desde fines de los 80 con asesoría y financiamiento de la banca internacional, en particular del Banco Mundial. Macroproyecto subdividido, a su vez, en otros tantos proyectos - evaluación, capacitación docente, producción de materiales educativos, equipamiento, tecnología, etc.- cada uno con su domicilio en el organigrama y su respectiva oficina, director, asesores, presupuesto y... sub-proyectos.

A nivel de cada institución escolar, está el Proyecto Educativo Institucional (PEI), con éste o con nombres parecidos en los distintos países; la idea central es que cada escuela elabore su propio plan educativo, en consonancia con el impulso dado a la descentralización y la autonomía escolar. Dentro de la escuela, a su vez, están los mini-proyectos que cada escuela elabora o es estimulada a elaborar por la administración escolar, para conseguir recursos adicionales. Cualquier iniciativa puede adquirir el estatus de proyecto: comprar nuevos libros para la biblioteca, ofrecer clases de computación, organizar el paseo de fin de año, reparar la reja de la entrada o adquirir instrumentos musicales para la banda del plantel. 

A nivel macro y micro, en la institución escolar y en la universitaria, en el ámbito estatal y en el de la sociedad civil, todos han desarrollado antenas para captar a los potenciales donantes, y esa información se guarda con celo. En un mundo en que los recursos son escasos y el dinero ha pasado a verse como condición primera de toda acción, cada cual mira al otro como boca adicional con quien compartir el pastel. Es sorprendente la cantidad de instituciones y personas que viven y sobreviven a expensas de proyectos, con su ingreso colgando del hilo de una agencia financiera, supeditadas a los tiempos de los proyectos, tiempos artificiales, que no están en función de la vida de la gente sino de las necesidades de una determinada maquinaria administrativa y financiera.

La subcultura de los proyectos ha contribuido a acentuar una serie de tendencias y de comportamientos en las instituciones y en las relaciones entre las personas. 

- Ayuda al distanciamiento, cuando no al abierto enfrentamiento y hasta ruptura, entre personas e instituciones, al crear condiciones que favorecen la competencia antes que la tan aspirada y nombrada cooperación inter-institucional, inter-sectorial e inter-disciplinaria.
- Favorece la pulverización interna de las instituciones, al convertir cada área, cada programa, cada actividad, cada individuo, en un proyecto, perdiéndose la visión de conjunto y la posibilidad misma de un plan y una programación institucional estratégica, coherente y articulada. 
- Acentúa el inmediatismo y el cortoplacismo, el énfasis sobre los resultados sin atención a los procesos, la táctica convertida en estrategia, las soluciones-parche por sobre las soluciones-soluciones. 
- Estimula a pasar por alto la participación y la consulta, a optar por las vías más rápidas y fáciles aún a sabiendas de que no son las mejores. 
- Promueve el superficialismo y el exitismo, la falta de reflexión, análisis crítico y evaluación objetiva de lo hecho: cuando lo que está en juego es la supervivencia y la reproducción del proyecto (y de uno mismo), todos se esmeran en presentar logros y resultados exitosos al financiador, no en sacar a la luz lecciones aprendidas, problemas y contradicciones, qué falló y por qué. 
- Exacerba la importancia del dinero para hacer cualquier cosa: innovación y cambio, en educación, evocan hoy en primer lugar fondos, y la inacción se justifica por su ausencia. Cada movimiento, por  pequeño que sea, pasa por redactar un documento y salir en busca de un financista cuyas prioridades programáticas coincidan con lo que propone el proyecto. O al revés: conocidas las prioridades y agendas de los donantes, y la disponibilidad de recursos para las mismas, se multiplican milagrosamente las competencias y los proyectos que coinciden con esos objetivos y áreas de interés: la educación básica, la educación de la niña, la ecología, la educación para la salud, la descentralizacioón, la ciudadanía, el desarrollo de valores, las habilidades para la vida, la gestión y la gerencia escolares, la articulación de redes, la alfabetización tecnológica, la negociación de conflictos, y otros tantos temas colocados en los últimos años en la agenda educativa a nivel mundial.

Mientras mayor el monto, más probabilidad de que el donante se ubique fuera de las fronteras nacionales. De este modo, además, la lógica de los proyectos ha contribuido a profundizar la dependencia externa, una dependencia invisible a los ojos y a las estadísticas nacionales. Si se cuantificara, en América Latina y el Caribe, los recursos financieros que entran a cada país por concepto de donaciones de agencias y fundaciones extranjeras, solo en el ámbito de la educación, el dato sorprendería sin duda a propios y extraños.

Proyecto, hoy, se usa para decir metodología, técnica, programa, plan, estrategia, acción puntual y de corta duración, experimento, innovación. En medio de esta proyectitis, lo que sigue faltando es EL proyecto - imaginario colectivo, anticipación de futuro, visión de largo plazo, utopía - capaz de articular y orientar el quehacer y la transformación educativa tanto en cada institución como a a  nivel nacional, regional e internacional. La multiplicidad de pequeños proyectos, precisamente, parecería estar impidiendo visualizar el gran proyecto para la educación. 

Alumnos Clasificados

Gobiernos, expertos, organismos nacionales e internacionales involucrados en la educación vienen proponiendo una variedad de denominaciones para clasificar a los alumnos (niños, jóvenes, adultos). A las viejas nomenclaturas se agregan las surgidas a partir de la incorporación de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).

Repasamos aquí algunas etiquetas

Abanderado
Se usa en algunos países para nombrar a los/las elegidos para portar la bandera, honor reservado a los "primeros" de la clase o la promoción, lugar que se decide en base a las calificaciones. En algunos casos se incluyen premios como lotes de libros, cupos preferenciales, celulaares, laptops, tablets, viajes, becas, entre otros.

Alumno 
Se dice de quien está en una situación de enseñanza. Términos asociados: discípulo, estudiante, educando, aprendiz.

Alfabetizando
Término usado para designar a quien está "en proceso de alfabetización". Se usa a menudo como sustituto a analfabeto, dada la fuerte carga negativa de este término.

Analfabeto
Se aplica a personas jóvenes y adultas (15 años y más) que no saben leer ni escribir (ni hacer operaciones mátemáticas por escrito). Muchos lo usan como equivalente a "ignorante" e incluso como insulto, dado el arraigado prejuicio contra el analfabetismo y el desconocimiento de esta condición. Suele clasificarse a las personas analfabetas en "puros o absolutos" y "funcionales", clasificación obsoleta pero que sigue usándose en el lenguaje político y también en el técnico. Se asume que los "puros o funcionales" nunca fueron a la escuela. Sobre "analfabeto funcional" ver abajo. Modernamente se le agrega adjetivos variados: digital, audiovisual, político, etc.

Analfabeto funcional
Expresión confusa y con diversas interpretaciones, usada de manera flexible y hasta ad hoc para designar a quienes no leen o escriben "bien" (según el criterio de quien opina o sentencia, en cada caso). Muchos asumen automáticamente como "analfabeto funcional" a quien no ha completado la educación primaria y especifican - sin que existan bases científicas para esto - menos de cinco años de escolaridad (algunos llaman a esto "educación incipiente", lo que podría llevar a pensar en la categoría de "educandos incipientes"). No obstante, como está comprobado, mayores niveles de escolaridad (educación secundaria e incluso universitaria) no aseguran necesariamente niveles suficientes de lectura y escritura. El mayor defecto del término "analfabeto funcional" es, a nuestro juicio, que no reconoce el avance: sigue llamándose "analfabeto" a quien avanzó respecto de su condición inicial.

Analfabeto digital
Se aplica, por extensión, a quien no sabe usar la computadora ni está familiarizado con las tecnologías digitales, aunque sepa leer y escribir. Reproduce el prejuicio que asocia "analfabetismo" con "desconocimiento" o "ignorancia". (De hecho, similares extensiones se aplican a casi todos los campos: "analfabeto político", "analfabeto emocional", "analfabeto verde", "analfabeto visual", etc.). Por extensión también, se habla de "alfabetización digital" (aunque se trata propiamente de educación o capacitación en...)

Aplicado
Se dice, en algunos lugares, del alumno o alumna estudioso, que tiene buenas calificaciones, y que en general se comporta según lo esperado por profesores, directivos y padres de familia. Adquiere denominaciones distintas en distintos países, algunas peyorativas ("matón", "traga", etc.), otras positivas (alumno talento, ejemplar, etc).

Carenciado
Se usa, especialmente en Brasil, para referirse a alumnos que viven en "barrios carenciados", o sea, en barrios que "carecen" (de condiciones adecuadas para vivir), o sea, en barrios pobres. De este modo, las características del contexto se trasladan como propias del sujeto-alumno. Ver también "en situación de riesgo", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil", "desfavorecido", "vulnerable".

Con bajo rendimiento escolar
Con esta expresión se designa a quienes obtienen bajas calificaciones en pruebas y exámenes nacionales o internacionales, así como en otros rubros valorados en el medio escolar (participación en clase, cumplimiento de tareas, incluso comportamiento y disciplina). Buen rendimiento escolar no necesariamente implica aprendizaje.

Con déficit de atención (Ver "hiperactivo").

Con dificultades de aprendizaje
Se aplica a las/los alumnos que no responden a las expectativas (ritmos, estilos de aprendizaje) de quienes les enseñan. Algunas veces puede basarse en un diagnóstico fundamentado que revela en efecto alguna condición que dificulta el aprendizaje; a menudo, sin embargo, no media ningún diagnóstico científico. No existe, como correlato, la expresión "dificultades de enseñanza", pese a que frecuentemente las dificultades están del lado de la enseñanza antes que del lado del aprendizaje.

Con necesidades de compensación

Se refiere a los alumnos que integran el amplio paquete de categorias mencionadas a continuación y cuyo denominador común es la idea de déficit.

Con necesidades educativas especiales
Se atribuye por lo general a alumnos/as con algún tipo de discapacidad física o mental. En ocasiones coincide simplemente con los catalogados como "con dificultades de aprendizaje" (ver arriba). También se aplica, en muchos lados, a alumnos con aptitudes intelectuales superiores. Ver "superdotado".

Con rotacismo
Se refiere al alumno que no pronuncia bien el fonema /r/.

Con sobre-edad (o extra-edad)
Se denomina así a los alumnos y alumnas cuya edad está dos años por encima de la de los demás alumnos de la clase, según lo establecido como "norma" en cada caso. En los sistemas y mentalidades escolares convencionales, la diversidad de edades dentro de un grupo se considera un problema social y pedagógico, aceptable solo en escuelas multigrado (unidocentes, no seriadas) a las que asisten por lo general los pobres en zonas rurales de muchos países. Paradójicamente, la no segregación por edades se da también en programas y escuelas innovadores, alternativos, que convierten la heterogeneidad en recurso antes que en problema.

Desertor
Dícese del alumno o alumna que el sistema social no logra acolchonar y/o que el sistema escolar no logra retener, por razones económicas o familiares (la pobreza, unida al incumplimiento del derecho a la gratuidad de la educación, obliga por ejemplo a las familias al trabajo infantil), o bien por razones pedagógicas (aburrimiento de los alumnos en clase, falta de sentido de la educación escolar). El término estigmatiza ("desertor" tiene carga negativa, oficialmente en la institución militar) y coloca el problema del lado del alumno. En verdad, más que un acto de deserción, se trata de un elaborado proceso de expulsión.

Desfasado (Ver "con sobre-edad").

Desfavorecido (Ver "en situación de riesgo", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil", "vulnerable").

En situación de riesgo
Sirve para nombrar a quienes viven en situaciones y contextos de pobreza, desempleo, violencia, etc. A menudo, sustituye simplemente al vulgar "pobre". Ver también "vulnerable", "desfavorecido", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil".

En situación especialmente difícil (Ver "en situación de riesgo", "vulnerable", "desfavorecido", "en situación de desventaja social").

Excluido
Se llama así a quien está fuera del sistema (escolar, social). La medida que se le aplica es la "inclusión".

Hikikomori (aislado, en Japón)

Se denomina así, en Japón, a los jóvenes que se aíslan socialmente, tanto del sistema escolar como de la familia y de la sociedad. Pueden encerrarse por meses y años en sus habitaciones. El detonante de este aislamiento es el haber decidido abandonar la escuela, lo que es generalmente condenado tanto por sus familias como por la sociedad.

Hiperactivo
Se identifica así a niños y niñas que tienen no sólo exceso de actividad motora sino lo que se conoce hoy como "Síndrome de déficit de atención". A menudo, la hiperactividad se juzga solamente a partir de observar la conducta de los alumnos, no de diagnósticos médicos. Niños inquietos, traviesos, pueden fácilmente ser catalogados de "hiperactivos", asumiendo que se trata de un trastorno de conducta de origen neurológico.

Huérfano digital
Término sugerido para referirse a niños y jóvenes con padres que se desentienden de su vida digital, por falta de acceso, desconocimiento o prejuicio respecto de las TICs. El control de personas adultas se aconseja como fundamental para evitar los múltiples riesgos a los que están expuestos hoy niños y jóvenes en Internet.

Indigo
Con este término (polémico), utilizado en el marco de la llamada "Corriente New Age (Nueva Era)", se designa en ocasiones a alumnos/as que se considera tienen algunas capacidades distintas o superiores, entre ellas la hiperactividad, la creatividad, etc.

Inmigrante (alumnado de nacionalidad extranjera)
Esta categoría cobra especial relevancia a raíz de las nuevas olas migratorias. Para dar atención a la diferencia, que incluye otras culturas y a menudo otras lenguas, se crean políticas y programas de "integración" (por ejemplo, las "aulas de acogida").

Inmigrante digital
Se refiere a quienes han nacido después de la aparición de las tecnologías digitales, quienes se supone tendrán dificultades para aprender a manejarlas, a diferencia de los llamados "nativos digitales". Se aplica a alumnos atendidos dentro del ámbito de la educación de adultos.

Multirepitente
Se llama así a quien ha repetido varias veces el año. Ver "repetidor" o "repitente".

Nativo digital
Se aplica por lo general a las y los nacidos con posterioridad a 1979, después de la aparición de las tecnologías digitales, asumiéndose generalmente que estos tienen (a) acceso a dichas tecnologías y (b) capacidades innatas para manejarse con ellas, a diferencia de generaciones anteriores. De hecho, ambos supuestos son equivocados: millones de niños y jóvenes en el mundo no tienen acceso a las TIC e incluso a tecnologías anteriores, y aún quienes tienen acceso a éstas (en la escuela y/o en el hogar) no necesariamente las manejan bien, como lo evidencian los resultados de la prueba PISA 2009 sobre lectura digital. Definiciones más recientes catalogan como "nativos digitales" a jóvenes entre 15 y 24 años que han pasado al menos 5 años de forma activa utilizando Internet y concluyen que solo 30% de los jóvenes de esa edad en el mundo son nativos digitales.

Ni-Ni
Abreviatura con la que se designa en años recientes a jóvenes que ni estudian ni trabajan (asumiéndose que esas son las dos únicas opciones vitales de los jóvenes). Hay "ni-ni"s en todas las clases sociales: en sectores pobres, la razón fundamental suele ser la pobreza y la falta de oportunidades; en sectores ricos, son obviamente otros los factores (familiares, sociales, morales) que entran en juego. Los "ni-ni", por definición, no estudian; cuentan en esta clasificación más bien como "alumnos-que-fueron" y/o "alumnos-por-recuperar".
- Muchos (sobre todo mujeres) hacen tareas domésticas, pero el trabajo doméstico - como es usual, y equivocado - no se valida como trabajo. Se afirma, por ejemplo, que en América Latina y el Caribe 21,8 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, pero en ese número se incluyen 12 millones que se dedican a quehaceres domésticos. (Informe OIT 2014: Trabajo decente y juventud en América Latina).
- Investigadores en México han propuesto dejar de hablar de jóvenes "ni-ni" y pasar a hablar de jóvenes "sin-sin", o "no-no", marcando el despojo más que la simple falta de...
- A los "ni-ni" se contrapone actualmente los "sí-sí",  jóvenes descritos como "cool hunters, trendsetters y emprendedores".
- La ONU estima que hay 60% de jóvenes entre 14 y 24 años en el mundo no estudian ni trabajan (Estado de la Población Mundial 2014: Los adolescentes, los jóvenes y la transformación del futuro, UNFPA, 2014).

No favorecidos
Dícese (hasta donde sabemos en el Ecuador, tal vez también en otros países) de los alumnos que no obtienen cupo en el o los planteles públicos que les corresponde por zonificación, y cuyas familias deben por ende hacer colas y rogar hasta conseguir cupos en otros planteles.

Proveniente de minorías étnicas
Se refiere a alumnos indígenas, provenientes de pueblos o nacionalidades indígenas, con sus propios derechos, culturas y lenguas. También se aplica a alumnos afrodescendientes. Se usa el término "minorías" aún en los casos en que son mayorías, en varios países. Cuando hay más de una lengua en juego, se les ofrece a menudo programas de "educación intercultural bilingüe".

Rechazado (o excluido) 
Se usa en México (posiblemente también en otros países) para quienes son dejados fuera de la universidad. Año con año, miles de jóvenes no logran entrar pues no alcanzan los cupos o bien porque no logran los puntajes requeridos en el examen de ingreso. Cada año se sabe que la mayoría quedará afuera y que arreciarán las protestas. Los rechazados cuentan ya con su propia asociación.

Repetidor (o repitente)
Se llama así al alumno o alumna que, por diversas circunstancias, es obligado a repetir el año escolar. La repetición no siempre está asociada a rendimiento escolar insuficiente. En muchos sistemas escolares, la decisión depende en gran medida de los profesores y puede basarse en criterios subjetivos y ad-hoc. A su vez, repetir el año no resuelve el problema que llevó a repetir en primera instancia, implica un desperdicio de recursos y termina siendo a menudo el preludio del fracaso escolar. Ver "desertor". En América Latina se habla de una "cultura de la repetición".

Rezagado o "con escolaridad inconclusa"
Se dice que quien que no ha completado el nivel escolar considerado básico o deseable, definido en cada caso o país (puede incluir desde la alfabetización hasta el fin de la educación secundaria e incluso postsecundaria). En versiones coloquiales de la cultura escolar se tilda de "rezagado" al "lento" o al que va "retrasado" respecto de los demás. Para lidiar con el "rezago" se diseñan políticas, programas y planes "compensatorios" (de "compensacion", "aceleración", etc.). El país latinoamericano donde está más extendido e institucionalizado el término "rezago educativo", desde hace mucho, es México. Otros países lo vienen adoptando. La frase usual es "abatir el rezago educativo".

Superdotado
Se considera tal a los alumnos/as que tienen una inteligencia superior a la media. También ellos tienen necesidades educativas especiales. Las reivindicaciones de "educación inclusiva" no suelen aplicarse a este grupo, para el que más bien se reclma por lo general trato aparte y con pedagogías especiales. La teoría de las inteligencias múltiples vino a plantear cambios en esta concepción tradicional de la inteligencia y el cociente intelectual que solo mide un aspecto de la inteligencia de una persona.

Vulnerable
(Ver "en situación de riesgo". Ver también "en situación especialmente difícil").


¿Falta algo?

Para saber más
Basta de etiquetar a los niños, basta de ganar dinero a sus expensas


Textos relacionados en OTRA∃DUCACION  

El molde de la reforma educativa (Haití)

Arte Haitiano
Para El Conejo, en su cumpleaños

Rosa María Torres

El Ministro de Educación de este pequeño país caribeño se acerca a su escritorio y, con gran satisfacción, me alcanza tres volúmenes, Diagnóstico, Recomendaciones y Plan, respectivamente, para la educación de su país en los próximos cinco años. Primeros ejemplares. Acaban de ser concluidos por un equipo de expertos, cuyos nombres e instituciones constan en la tapa de los informes: dos instituciones internacionales y una nacional.

Con sólo hojear el primer volumen, confirmo lo que me temía: se trata del diagnóstico estándar en torno a la educación y sus problemas, el que se repite con asombrosa uniformidad, a lo sumo con las inevitables diferencias de cifras y siglas domésticas, en los países del llamado "Tercer Mundo" y en los de América Latina y el Caribe, en particular. No es necesario siquiera ver los tomos 2 y 3 - las recomendaciones, la propuesta, la estrategia, el plan - porque no es difícil anticipar su contenido: diagnósticos estándares en torno a los problemas suelen traer aparejadas recomendaciones estándares en torno a las soluciones. Al leer los tres volúmenes, ese mismo día, en el hotel, la sospecha queda confirmada: se trata del molde para la reforma educativa que ha venido instalándose en toda América Latina en los últimos años y a la que este pequeño país, además, ingresa tarde, sin siquiera beneficiarse de las lecciones ya aprendidas por los demás.

El Volumen 1, El Diagnóstico, identifica y detalla el listado conocido de “problemas de la educación” - inequidad, repetición, deserción, ineficiencia interna y externa, mala calidad, bajos rendimientos escolares, falta de materiales educativos, deficiente capacitación docente, falta de responsabilidad por los resultados, centralismo en la gestión, etc. - con ayuda de cuadros y gráficos esmerados, de una exuberancia estadística y una precisión cuantitativa que podría hacer suponer que en estos números, en estas cantidades y porcentajes, está la clave del problema y de la solución. Bien sabemos, no obstante, que las estadísticas son endebles en el campo de la educación y que, a menudo, terminan siendo irrelevantes, incluso inútiles, para orientar la acción superadora.

Los problemas de la educación más que la educación como problema. Los problemas del sistema escolar más que los problemas de la educación. Los problemas del aparato escolar más que los de los alumnos, las familias, las comunidades, los ciudadanos, el país. Diagnóstico (y, por tanto, soluciones) eminentemente sectoriales. Más aún: intra-escolares. Problemas organizados en los rubros clásicos de administración, financiamiento, currículum, gestión, supervisión, evaluación, capacitación, materiales, etc. Análisis por niveles del sistema - preescolar, primaria, media, técnica, profesional - mezclados, como es lo usual, con esos otros ámbitos - educación no-formal, educación de adultos - que nunca se sabe dónde ubicar. La educación superior ausente, desmembrada del sistema escolar, como si no fuera educación, anunciada como objeto específico de informes por venir.

El Volumen 2, Las Recomendaciones, también está lleno de familiaridades: descentralizar y fomentar la autonomía de las instituciones escolares; estimular la participación y los recursos privados; mejorar la calidad; fortalecer la capacidad institucional para el análisis de políticas y la planificación estratégica; diversificar los mecanismos y fuentes de financiamiento de la educación; reforzar la comunicación y la concertación; articular los distintos niveles de enseñanza; revisar los contenidos curriculares para adecuarlos a las condiciones del medio y al mercado laboral; fortalecer y racionalizar la capacitación de los agentes educativos a todos los niveles; revalorizar la función docente, proveer capacitación en servicio, etc. En estos o en términos parecidos, éste es el listado de recomendaciones que viene haciéndose tanto a los países grandes como a los pequeños, los con Indice de Desarrollo Humano alto, mediano y bajo, los con regímenes dictatoriales y los más democráticos, los con población indígena mayoritaria y minoritaria, los con fuerte y débil tradición educativa, los con hiperministerios y los que nunca llegaron siquiera a tener una burocracia estable, los que exportan y los que importan intelectuales y profesionales: todos.

El Volumen 3, El Plan, es como si lo hubieran plagiado: reforma administrativa del Ministerio de Educación, descentralización, concertación y consensos nacionales, focalización en la pobreza, prioridad sobre la educación básica, programas compensatorios, incremento del tiempo de instrucción, mejoramiento de la calidad, provisión de textos y manuales escolares, ajustes al currículo, reciclaje y perfeccionamiento docente, nuevo estatuto docente (ni una palabra sobre los salarios docentes), capacitación de directores, evaluación de desempeño, incentivos, rendición de cuentas, educación a distancia, dobles turnos, gastos compartidos con la familia, mejoramiento de la eficacia externa del sistema, autonomía escolar, articulación del pre-escolar y la escuela, educación inclusiva, consejos de participación y gestión escolar, énfasis sobre el aprendizaje, proyectos educativos institucionales, pruebas estandarizadas, puesta en marcha de un sistema nacional de evaluación y difusión de resultados.

No es Chile ni México ni Argentina ni Brasil ni Costa Rica ni Uruguay ni Colombia. Estamos en un país especial, indescifrable para el visitante externo e incluso para los estudiosos locales, que desafía continuamente a sociólogos y politólogos, que destaca por su Indice de Desarrollo Humano ubicado entre los más bajos del mundo, con una enorme complejidad lingüística, una identidad cultural muy fuerte y creencias religiosas muy arraigadas, en el que florecen el arte, la artesanía y la poesía, donde la luz eléctrica prácticamente no se conoce en las zonas rurales, cerca de la mitad de los niños y niñas continúan quedando al margen de la escuela y en el que - para colmo de males - predomina la educación privada, tanto a nivel primario como secundario.

El propio trayecto al Ministerio me ha mostrado un pedazo importante, fascinante, de esta sociedad: una hora para recorrer una distancia relativamente corta, dentro de la ciudad; el vehículo abriéndose paso, a pura bocina, entre ríos de gente que caminan en plena calle; autos en ambos sentidos, esquivándose unos a otros, con la bocina apretada a fondo para informar y hacerse sentir, con total prescindencia de semáforos o policías que ordenen el tráfico; gente a borbotones, por todos lados, en atuendos y colores vistosos, comprando y vendiendo, meneándose al son de alguna música callejera, o bien sentada afuera, frente a sus casas, en hamacas o en pequeños bancos, hamacándose, aliviándose del calor, durmiendo la siesta, jugando a las cartas, o simplemente espectando el movimiento y el barullo de los demás.

El Ministro de este pequeño país caribeño me pide opinión y yo, con toda franqueza, se la doy. Por más que he hurgado, tratando de leer entre líneas y entre cuadros, no he encontrado a su país en estos informes. Es decir, de no ser por los índices particularmente pronunciados de analfabetismo adulto y falta de acceso a la escuela, que delatan a este país como uno de los más pobres y atrasados de la región, el Diagnóstico, las Recomendaciones y el Plan podrían referirse a prácticamente cualquier país del planeta. Detrás del frío lenguaje tecnocrático y la impersonalidad de las cifras no hay historia, no se percibe una pizca de cultura, algo que permita entender qué clase de país es éste, por qué y cómo llegó a donde está, cómo es su gente, su juventud, sus maestros, cómo son por dentro sus instituciones, qué ha sido y es capaz de hacer como país, qué piensa la gente sobre la educación que tiene, qué clase de educación querría tener. Siendo la educación un campo particularmente sensible a la cultura y a la especificidad de cada contexto, su omisión no es asunto menor: las mismas cifras, en contextos, condiciones y momentos diferentes, significan y dan para hacer cosas muy distintas.

No, no creo que en estos tres volúmenes estén las claves de lo que sucede y de lo que hay que hacer con la educación de este país ni en los próximos cinco años ni en la próxima década. No, no es de esperar que "la reforma" consista ahora simplemente en trasvasar dicha información a quienes deben aplicarla, a través de eso que suele llamarse “capacitación docente”, en traducir las recomendaciones en decretos y en programas, en tratar, en fin, de que la realidad se ajuste a los documentos. Es de esperar, más bien, que la gente de carne y hueso rebote todo esto, no por ignorancia, incapacidad o mala fe sino sencillamente porque la distancia entre estos dos mundos es, de partida, infranqueable.

* Reportaje de una misión de trabajo a Haití en abril 1998. Incluido en: Rosa María Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2000. 
 

El Banco Mundial y sus errores de política educativa ▸ The World Bank and its mistaken education policies

Robin Heighway

(see English below)

A lo largo de las últimas dos décadas el Banco Mundial (BM) ha reconocido públicamente errores en varias de sus políticas y recomendaciones a los “países en desarrollo” en el campo de la educación. Destacamos aquí cinco errores reconocidos, cuyas repercusiones han sido nefastas y sumamente onerosas para nuestros países:

1.  infraestructura: excesivo peso dado a la infraestructura en las décadas de 1960 y 1970, y posterior falta de mantenimiento; 
 
2.    educación primaria: argumento de la mayor ‘tasa de retorno’ de la educación primaria esgrimido por el BM para priorizar la inversión pública en este nivel en detrimento de otros niveles educativos (fines 1980s y 1990s), lo cual fue posteriormente reconocido como un error, cuando gobiernos y otros organismos internacionales ya habían adoptado estos lineamientos;
 
3.   educación superior: abandono de la educación superior, aconsejando a los gobiernos dejar de invertir en las universidades y transferir esos fondos a la educación primaria, en base al mencionado argumento de la supuesta mayor 'tasa de retorno' de esta última (desde la década de 1980) y a la idea - equivocada - de que la "reforma educativa" debe hacerse avanzando gradualmente por niveles antes que de manera integral y sistémica;

4.    alfabetización de adultos: afirmaciones de fracaso y desperdicio de recursos en la alfabetización de adultos en los países en desarrollo, basadas en una revisión documental encargada por el BM (Abadzi, 1994) que generalizaba conclusiones a partir de datos del Proyecto Piloto Experimental de Alfabetización realizado por la UNESCO en once países del mundo más de dos décadas atrás, en 1967-1972.
 
5. "proyecto": el tradicional “enfoque de proyecto”, rectificado en años recientes con el SWAp (Sector-Wide Approach) o enfoque sectorial, asumido como una manera más eficiente de encarar la "cooperación internacional".

Estas y otras recomendaciones de política del BM se presentan usualmente respaldadas con estudios realizados o encargados por el Banco, los cuales suelen ser asumidos y citados amplia y acríticamente por gobiernos, organismos internacionales, instituciones académicas, medios de comunicación, etc. No obstante, la consistencia y credibilidad de los estudios del BM han sido cuestionadas por numerosos investigadores en el mundo entero, y por la propia realidad que ha obligado al BM a rectificar políticas supuestamente basadas en dichos estudios. 


Si el BM se ha equivocado tanto, en la investigación y en la acción, ¿por qué continuar aceptando su  asesoría técnica y los préstamos asociados a ella? La Estrategia de Educación 2020 "Aprendizaje para Todos" (Learning for All) lanzada por el BM a fines de 2010 es más de lo mismo que no ha funcionado y que ha profundizado la dependencia y el endeudamiento entre los "países de bajos ingresos", los "países de medianos ingresos" y los "países en situación frágil", la nueva clasificación del BM para los otrora "países en desarrollo".

Algunas fuentes

▸ Referencia vinculadas al BM: Heyneman 1995; Lauglo 2001; Oxenham y Aoki 2001; Verspoor 1991; World Bank/UNESCO 2000 y discurso pronunciado por J. Wolfensohn durante el lanzamiento oficial del Informe sobre Educación Superior del Banco Mundial y UNESCO el 1 de marzo de 2000 en la sede del BM, en Washington D.C.;
▸ Conocimiento en Banca-rota: Evaluación dice que la investigación del Banco Mundial 'no es ni remotamente confiable', 2006.
▸ Rosa María Torres, Aprendizaje a lo largo de toda la vida: Un nuevo momento y una nueva oportunidad para el aprendizaje y la educación básica de adultos (AEBA) en el Sur, IIZ-DVV, Bonn, 2003; ASDI, Estocolmo, 2004.
▸ José Luis Coraggio y Rosa María Torres, La educación según el Banco Mundial. Un análisis de sus propuestas y métodos, Miño y Dávila/ CEM, Buenos Aires, 1997 (2a. ed., Buenos Aires/ México/ Madrid, 1999).

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World Bank's mistaken education policies 

Over the past decades the World Bank (WB) has publicly acknowledged a number of mistaken policies and recommendations to “developìng countries” in the education field. These are five such mistakes:

1. infrastructure: excessive importance given to infrastructure in the 1960s and 1970s, and lack of maintenance;

2.    primary education: ‘rates of return’ argument  used to prioritize public investment in primary education (since the late 1980s), and later rectified, when governments and other international agencies had already assumed it and acted accordingly;

3. higher education: neglect of higher education vis-à-vis primary education, based on the alledged higher 'rate of return' of the latter  (since the 1980s) as well as on the - mistaken - assumption that "education reform" can proceed by levels and stages rather than adopting a necessary systemic approach;  

4.   adult literacy: allegations of failure and wastage of adult literacy programs in developing countries, based on one single literature review (Abadzi, 1994) which used data of UNESCO's Experimental World Literacy Programme (EWLP) conducted in eleven countries back in 1967-1972;
 
5.  "the project": the traditional “project approach” was abandoned in favour of the SWAP - (Sector-Wide Approach), viewed as a more efficient and effective approach for international cooperation.

These and other policy recommendations by the WB are generally presented as  resulting from studies done or commissioned by the WB. These studies are usually adopted uncritically and quoted widely by governments, international agencies, academic institutions, mass media, etc. However, the consistency and credibility of such WB studies have been questioned by specialists and researchers all over the world, and - most importantly - by realities, forcing the WB in many cases to rectify policies allegedly based on such studies.

If the WB has been wrong so many times, in research and in action, why continue accepting its technical advice and the loans associated to it? The Education Strategy 2020 "Learning for All" launched by the WB at the end of 2010 is more of the same that has not worked and that has deepened dependency and indebtment by "low-income countries", "middle-income countries" and "fragile countries" - the new WB  country classification  for the "developing world".

A few sources
▸ WB-related sources: Heyneman 1995; Lauglo 2001; Oxenham and Aoki 2001; Verspoor 1991; World Bank/UNESCO 2000 and speech by J. Wolfensohn at the official launching of the World Bank/UNESCO Higher Education Report "Higher Education and Developing Countries: Peril and Promise" on March 1, 2000, in Washington D.C.
▸ Knowledge Bank-rupted: Evaluation says key World Bank research ‘not remotely reliable’, 2006.
▸ Rosa María Torres, Lifelong Learning in the South: Critical Issues and Opportunities for Adult Education, Sida Studies 11, Sida, Stockholm, 2004.
▸ José Luis Coraggio y Rosa María Torres, La educación según el Banco Mundial. Un análisis de sus propuestas y métodos, Miño y Dávila/ CEM, Buenos Aires, 1997 (2a. ed., Buenos Aires/ México/ Madrid, 1999). Spanish only.

To learn more
▸ Katarina Tomasevski, Six reasons why the World Bank should be debarred from education (2006)

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¿Qué pasaría si quienes deciden las políticas educativas tuvieran a sus hijos en planteles públicos?


Ministra de Educación y Culturas
Quito, julio 2003

Escuela privada y escuela pública - Claudius Ceccon (Brasil)


Una de las primeras críticas que recibió Bill Clinton al llegar a la Presidencia de los Estados Unidos fue su decisión de poner a su hija en un colegio privado, después de haberse declarado firme defensor de la enseñanza pública en su país. Esto, que al menos en Estados Uni­dos puede ser convertido en crítica pública y elevado a la categoría de incoherencia presidencial, es en verdad lo que hacen todos -o la inmensa mayoría- de presidentes en todo el mundo. Y lo que han hecho concretamente en nuestro país.

Entre broma y broma suele llamarse la atención sobre el hecho de que asesores y consultores en materia de políticas educativas tienen a sus hijos en planteles privados y que, por tanto, al no experimentar en carne propia las carencias y problemas de la enseñanza pública, no se sienten mayormente comprome­tidos ni vivencialmente urgidos a cambiarla.

Entre broma y broma, no obstante, es preciso tomarse el asunto en serio. Otro sería en efecto el estado y el destino de la educación pública si los altos mandos del poder, los decisores de políticas y de planes educativos, tuvieran a sus hijos e hijas en planteles públicos. Otra serían las energías financieras y sociales invertidas en profesionalismo y calidad docentes, en evitar los paros del magisterio o bien en resolverlos de inmediato, tan solo aplicando la coherencia entre el discurso y la práctica.

Presidentes de la República y colaboradores cercanos tienen a sus hijos en universidades, colegios y escuelas privados, a menudo estudiando en el extranjero. Allí mismo hijos y nietos del gabinete ministerial, del cuerpo diplomático y del congreso. Los funcionarios del Ministerio de Educación que pueden fi­nanciarlo no dudan en hacer lo propio. Igual cosa los abogados que redactan las leyes y decretos educativos. Investigadores, expertos y asesores nacionales e internacionales estudian y hacen propuestas de cambio para la educación pública, pero prefieren entretanto tener a sus hijos en planteles privados. Y nos asombra­ríamos de saber cuántos rectores y profesores de planteles públicos -incluso de los más pobres y apartados- tienen ellos mismos a sus hijos en planteles privados, haciendo los ahorros y los sacrificios económi­cos del caso.

El día que presidentes, vicepresidentes, ministros, secretarios, directores, sub­directores, asesores, jefes, dirigentes gremiales y autoridades de todo tipo tengan a sus hijos y nietos en planteles públicos, empezará a modificarse en serio el panorama de la educación pública. Entonces vendrá la urgencia, afluirá el dinero, importará en serio la calidad, se pondrá la pedagogía en el centro, se apurarán las gestiones, se ejecutarán las decisiones, se harán los cambios de verdad. ¿Sería mucho pedir que el Presidente, el Vicepresidente, el gabinete en pleno, los dirigentes gremiales del magisterio, los defensores de los derechos de la infancia, los promotores de una educación de calidad para todos, empezaran dando el ejemplo?.

* Pubicado en Diario Hoy, Quito, 17 julio 2003 

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¿Mejorar la educación para aliviar la pobreza? ¿O aliviar la pobreza para mejorar la educación?


La estrategia del Banco Mundial para reducir la pobreza se centra en promover el uso productivo del trabajo -el bien más importante que tienen los pobres- y proveer servicios sociales a los pobres. La inversión en educación contribuye a la acumulación de capital humano, esencial para incrementar el ingreso y lograr un crecimiento económico sustentable. La educación -especialmente la educación básica (primaria y primer ciclo de la secundaria)- ayuda a reducir la pobreza al incrementar la productividad de los pobres, reduciendo la fertilidad y mejorando la salud, y equipando a las personas con las habilidades necesarias para participar plenamente en la economía y la sociedad. De modo general, la educación ayuda a fortalecer las instituciones civiles, a construir capacidades nacionales y un buen gobierno, todos ellos elementos críticos en la implementación de políticas económicas y sociales adecuadas” (Banco Mundial, Prioridades y estrategias para la educación,1996:1-2).














“La política educacional es imprescindible pero insuficiente por sí sola para superar la falta de equidad característica del desarrollo latinoamericano”.




    









   
 “La alta concentración de la distribución del ingreso se ha mantenido en la región. Esta no sólo muestra resistencia al mejoramiento sino que, en algunos casos, retrocesos”.
























        “Persiste una alta concentración del capital educacional y del patrimonio físico y financiero”.


























         “La expansión de la educación en un contexto de desigualdad social no siempre se traduce en igualdad de oportunidades”.











“La tarea de superar los problemas de equidad requerirá acciones en muchos frentes: educativo, ocupacional, patrimonial, demográfico”




 (CEPAL, Panorama Social de América Latina).



La “focalización en la pobreza” cruza hoy al conjunto de las políticas sociales. En el terreno educativo, esto se expresa en lo que algunos denominan “el nuevo concepto de equidad”: equidad como oferta de oportunidades educativas (equidad sustituye a lo que antes era igualdad y oportunidades a lo que antes eran derechos) para todos; una oferta diferenciada -en tanto los puntos de partida de los diversos sectores y grupos son desiguales- precisamente para lograr resultados homogéneos; y, en vinculación con esto, la oferta de políticas y programas compensatorios, de discriminación positiva, focalizados en los más pobres.

La consigna de la educación como motor para aliviar la pobreza y como herramienta fundamental para lograr la equidad ha sido impulsada en los últimos años desde los centros internacionales y adoptada de manera generalizada en los países de menor desarrollo. Todos parecen empujar el carro de la educación, por lo general desde el volante del sistema escolar, convencidos de su potencial efecto desparramador sobre los más pobres. No obstante, el contexto y el momento mundial son de creciente pobreza y exclusión económica, social, cultural y política para grandes masas de la población, lo que no sólo arroja dudas acerca de la eficacia de la educación en el logro de semejante empresa sino que obliga a invertir la pregunta: ¿educar para aliviar la pobreza o aliviar la pobreza, para poder educar?.

La pobreza se enquista en el mundo a niveles y con velocidades muy superiores a los del carro de la educación y la reforma educativa, limitando las posibilidades e incluso poniendo en jaque la propia viabilidad e impacto de dichas reformas en términos de calidad y equidad para los pobres. La pobreza ha pasado a ser, en sí misma, el muro contra el cual se estrellan las intenciones de aliviarla desde las aulas, incluso para los indicadores clásicos del sistema escolar (matrícula, retención, aprobación, rendimiento, etc.) y para las medidas identificadas como importantes por las reformas escolares (la extensión de la jornada escolar, por ejemplo, tropieza con el trabajo infantil; el incremento de las tareas en casa con la falta de condiciones y apoyos familiares para hacerlas en el hogar; la creación de espacios colegiados y colectivos para el trabajo docente en la institución escolar con el multiempleo docente dados los bajos salarios; etcétera). Es evidente que no basta con la focalización en la pobreza de las políticas sociales, con los programas compensatorios y de discriminación positiva, con la reforma educativa sectorial e intra-escolar. Es evidente que el problema no se resuelve con más políticas compensatorias (bonos y becas para los pobres) sino con intervenciones directas sobre las condiciones estructurales que generan y reproducen la pobreza.

La educación anda mal en todo el mundo, pero -tanto en los países ricos como en los pobres- anda peor entre los pobres. No es coincidencia que el analfabetismo, las bajas tasas de matrícula y las altas tasas de deserción y repetición se ensañen sobre todo con los pobres. Hay algo común al hambre, la desnutrición, el hacinamiento, la falta de acceso a servicios públicos, el cansancio, el desempleo, la desesperanza, que no se lleva bien con la educación y con los aprendizajes escolares.

El acceso a la educación empeora o, por lo menos, ya no mejora en el mundo, a menos que mejore la situación socio-económica de las familias. Como lo revelan numerosos estudios, la razón más común para no enviar al hijo o hija a la escuela (o para optar entre hijo e hija, por lo general renunciando a la educación de la hija), es la pobreza, más que el analfabetismo, la ignorancia o la falta de aprecio por la educación, que suelen atribuirse a rasgos de la "cultura de los pobres". Y, al revés: la liberación de costos directos e indirectos de la educación -uniformes, libros y útiles escolares, transporte, cuotas de diverso tipo, etc.- ha mostrado ser, en varios países, disparador de la matrícula escolar. Pero matrícula es solo eso, matrícula, y nada dice de la calidad de la educación que reciben los pobres una vez dentro de la escuela.

La repetición está asociada de muchos modos con la pobreza. El pobre falta, el que falta se atrasa, y al que se atrasa el sistema escolar no le espera y le pone, expedito, orejas de burro. Repite el alumno que no rinde en la escuela en los términos y ritmos definidos por ésta, una escuela discriminatoria, rígida e implacable que no está pensada para el que se enferma, el que debe ausentarse temporalmente, el que trabaja, el que cuida a sus hermanos menores, no tiene apoyo en casa con las tareas escolares, y a veces ni siquiera una familia o un hogar. Repite el que le cuesta prestar atención en clase pues tiene el estómago vacío, llega cansado después de una larga caminata o tiene, en fin, demasiado temprano en la vida las preocupaciones que deberían llegar en la edad adulta. Y hasta repite el que es pobre, simplemente por ser pobre, por los prejuicios sociales y escolares en contra de los pobres: el profesor “sabe” quiénes van a aprobar y quiénes van a repetir el año con sólo pasar lista el primer día de clases. El apellido, la apariencia física del alumno y el grado de escolaridad de los padres inciden de modo significativo en las expectativas de los profesores respecto del comportamiento escolar de sus alumnos.

La pobreza, junto con la repetición, es la principal predictora de la deserción escolar. Abandona la escuela el alumno que debe trabajar, para ayudar al sustento de su familia y al suyo propio, para compensar al padre que quedó desempleado y no encuentra trabajo o cubrir a la madre que sale a vender todo el día, pues la escuela sigue sin asumir la problemática del trabajo infantil, sigue sin entender que éste no es excepción sino regla. Retiran al hijo o hija de la escuela los padres que se atienen al diagnóstico y las señales que les da reiteradamente la propia escuela: “No es bueno para el estudio”, “No aprende rápido”, “Tiene la cabeza dura”. ¿Quién puede querer insistir en una empresa que demanda tanto sacrificio personal y familiar, y que, a cambio, rinde maltrato, frustración, baja autoestima, repetición y un dudoso provecho a futuro?

Los aprendizajes escolares, según van afinando sucesivas evaluaciones y estudios, están determinados por una multiplicidad de factores, tanto internos como externos a la escuela. La pobreza, donde se instala, no respeta límites, haciendo de hecho irrelevante la distinción afuera/adentro y afectando por igual a todos: alumnos, padres y profesores. De este modo, se cierra redondo el círculo vicioso: el alumno pobre tiene una familia pobre que acepta una educación pobre en una escuela pobre servida por docentes mal pagados y que logra (previsiblemente) resultados escolares pobres que son atribuidos a la pobreza de los pobres... “Mejorar la calidad de la educación”, dentro de este esquema, quiere decir, a lo sumo, lograr que los resultados sean un poco menos pobres. 

Todo esto se sabe, no sólo gracias a información anecdotal, sino porque existe ya bastante evidencia y literatura acumulada al respecto en esta región y en todo el mundo. Es fácil, entonces, concluir que la matrícula escolar no aumenta con medidas coercitivas o con reiterar la obligatoriedad de la escolaridad; que para reducir la repetición hace falta mucho más que buena disposición docente; que la deserción no se detiene con campañas y mensajes concientizadores a padres y jóvenes en torno a las bondades de la educación; que el rendimiento escolar no necesariamente mejora con más tiempo de instrucción, más textos escolares o más cursos de capacitación, si todo lo demás permanece igual; que la revalorización y la profesionalización docentes no son posibles sin modificar sustantivamente las condiciones laborales de los educadores; que la educación no puede avanzar si, en lugar de retroceder, no avanzan también sus presupuestos; que la educación que los pobres necesitan para romper con el círculo vicioso de la pobreza no es apenas una educación mejorada a partir de su punto de partida sino la mejor educación; que la democratización efectiva de los aprendizajes, más allá del mero acceso a la educación, implica correcciones mayores no sólo puertas adentro de la escuela sino en la sociedad.

Incluido en: Rosa María Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Editorial Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2000.

Textos relacionados:
Rosa María Torres, Justicia educativa y justicia económica: 12 tesis para el cambio educativo (libro para descargar)

Rosa María Torres, Pobre la educación de los pobres

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