Mi mamá me mima, mi papá fuma pipa (Sexismo en los textos escolares)


Rosa María Torres





MI MAMA ME MIMA, MI PAPA FUMA PIPA: oraciones triviales de textos escolares triviales con los que millones de niños y niñas de ha­bla hispana en nuestro país y en el mundo entero aprenden no sólo a leer y escribir sino a ver como natural una realidad igualmente trivial: el sexismo, vale decir, la discrimina­ción de la mujer   ­frente al hombre. El sistema educativo y, en particular, los tex­tos escolares, suelen ser portadores privilegiados de este virus.

Eche usted una mirada a cualquier texto escolar y encontrará muy probablemente que...

Tomasa amasa la masa mientras Tomás se sienta a la mesa
Lupe pela la papa mientras Lupo patea la pelota
Lola lava la loza mientras Lolo lee La Ilíada
Eva ve la uva mientras Ivo ve a Eva
La nena menea la melena mientras El nene menea a la nena
Tania tiene tenia mientras Toni tiene tino
Brenda borda la bata mientras Boris bate la batería
Malú se pone mala mientras Milo no se amilana
Camila come coles mientras Camilo come lomo
Roberta barre las ramas mientras Roberto borra las rimas
Soledad sala la salsa mientras Saúl se asolea
Quica se queda quieta mientras Quico es un pequeñín inquieto 
Nela mira la telenovela mientras Jairo lee el diario
Teresa es chismosa mientras Tirso es chistoso
Silvia es suave mientras Silvio es solvente
La niña baña a su muñeca mientras El niño se baña solo 
La muchacha enchufa la plancha mientras El muchacho choca el coche
Olga cuelga las algas mientras Holger cabalga con holgura
Doña Juana tiene un juanete mientras Don Juan tiene una damajuana
Juliana juega a la Pájara Pinta mientras Julián juega al ajedrez
Angela es una gemela ingenua mientras Angel es un genio sui generis
Rosa repasa la ropa en el ropero mientras Ramiro reposa en la ribera
Vera es una buena enfermera mientras Pedro es un buen ingeniero
Alina trabaja contenta en la cocina mientras Alsino trabaja contento en la oficina

¿Pura coincidencia?. No. Parecen trabalenguas inofensivos, pero no lo son. Parecen simplones juegos de sílabas y letras, pero son mucho más que eso. Son primitivos reductos escolares en los que anida el sexismo, disfrazando de natural y risible lo que no lo es, haciéndonos creer desde pequeños que las niñas son para la cocina y los niños para las cosas grandes. Haga usted el ejer­cicio de inter­cambiar hombres y mujeres en cada oración, y vea qué resulta. Sin duda, más de una situación le parecerá ridícula y hasta absurda...

Y, sin embargo, una sociedad más igualitaria sería definitivamen­te aquella en que, al menos de vez en cuando, fuese Lupo quien pela la papa y Lupe quien patea la pelota.
 

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