Este artículo lo publiqué el 31/3/1991 como parte de la serie de artículos que publicaba semanalmente en la revista Familia del diario El Comercio de Quito. Importante refrescar la memoria y constatar que «los problemas de la educación» y la insatisfacción con la educación no son de ahora sino que vienen de muy atrás. Actualmente no se habla de reforma educativa sino de transformación educativa pero muchos de los problemas siguen siendo los mismos, en otra etapa de la humanidad y con modernas tecnologías. Este artículo es también testimonio de un fracaso personal. He venido repitiendo la cantaleta del cambio por más de treinta años, sin haber logrado incidir en ningún cambio sostenible y significativo. Ya no escribo en los diarios, los cambié por este blog. Tengo una pequeña pero renovada esperanza de que la profunda crisis actual sirva para tomar conciencia y emprender la postergada transformación de la educación. |
|
Pocos temas concitan tanta insatisfacción y tantos llamados al cambio como la
educación. Nadie está contento, ni en el Norte ni en el Sur. De una
u otra manera todos hablamos de la necesidad de una reforma educativa. Pero, ¿qué es y qué
implica una reforma educativa?
Se ha abierto a la luz pública
la baja calidad de la enseñanza y el crónico desencuentro entre estudio y trabajo, entre especialidades y necesidades del país. Los defectos de la escuela, la enseñanza media y universitaria
están a la vista, al igual que la falta de conexión y coherencia entre los
distintos niveles educativos. Se evidencia y profundiza la desactualización de los programas de estudio, los métodos de enseñanza y los métodos de aprendizaje. Son cada vez menos ocultables el maltrato
físico y psíquico en las aulas así como en el hogar. A
gritos se pide atención para los maestros, mejorar no solo
su formación sino su calidad de vida. El presupuesto destinado a
la educación está permanentemente en la agenda nacional de reclamos y conflictos.
El cambio es imposible sin una nueva actitud hacia la educación, sin un compromiso mancomunado de todos los sectores sociales, sin una reforma legal y administrativa que debilite en sus raíces a la vieja educación. Reformar la educación implica cambios profundos e integrales. Cambios que afectan a toda la sociedad, a todos los niveles del sistema educativo y a todos sus agentes, y que abarcan múltiples dimensiones: económica, social, cultural, pedagógica, ideológica, administrativa, legal.
El cambio es imposible sin una nueva actitud hacia la educación, sin un compromiso mancomunado de todos los sectores sociales, sin una reforma legal y administrativa que debilite en sus raíces a la vieja educación. Reformar la educación implica cambios profundos e integrales. Cambios que afectan a toda la sociedad, a todos los niveles del sistema educativo y a todos sus agentes, y que abarcan múltiples dimensiones: económica, social, cultural, pedagógica, ideológica, administrativa, legal.
No es la primera vez que en
el Ecuador, en esta región y en el mundo se plantea la necesidad de una
reforma educativa. Y son muchos los fracasos acumulados. ¿Cuáles han sido los principales obstáculos de las
reformas educativas realizadas en esta región?.
Uno de los principales errores
ha sido precisamente la falta de una visión integral: cuando se ha querido
cambiar pequeñas partes o cambiar por trozos, sin afectar el conjunto, se ha
visto a la larga la imposibilidad de ese cambio a cuentagotas. Y es que no se
puede modificar la educación únicamente a partir de una reforma
administrativa, o de una reforma pedagógica, o de una reforma legal, cada una
de manera aislada.
Otro de los problemas
recurrentes ha sido la
distancia entre los postulados y su ejecución. Lo común ha sido proponer nuevos contenidos y
nuevos métodos de enseñanza, pero sin ofrecer a los maestros participación en el diseño de las nuevas políticas y los nuevos currículos, ni la capacitación y la formación indispensables para comprender el
sentido del cambio y manejar efectivamente esos nuevos contenidos y
metodologías.
Ha faltado asimismo una visión estratégica que identifique prioridades y programe los cambios
en el tiempo. Precisamente a partir de los problemas y la experiencia
acumulados se ha llegado a establecer que una de las principales y más
urgentes reformas está en los primeros grados de la escuela, donde se
concentran la deserción, la repetición y el fracaso escolar, vinculados a las
deficiencias de la enseñanza de la lectura, la escritura y el cálculo.
Hay consenso
actualmente en torno a la necesidad de innovar en la
administración educativa, descentralizando y democratizando el sistema, pero
al mismo tiempo fortaleciendo la capacidad de planificación y gestión
estatal, asegurando una administración central calificada. Como necesidad clave se plantea mejorar la capacidad de información
del Estado, a fin de involucrar a toda
la sociedad en la cuestión educativa y lograr su participación en todo el proceso, incluyendo el diseño, la ejecución, el
control y la evaluación de los resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario