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"Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha": entrevista con Paulo Freire


Rosa María Torres


Entrevista incluida en:
Paulo Freire, Pedagogía de los sueños posibles,
Ana María Araujo Freire (editora), Siglo XXI, México, 2015.


En 1985, cuando nos conocimos con Paulo Freire, le hice una larga entrevista, que terminó convirtiéndose en un libro (Educación Popular: Un encuentro con Paulo Freire). Esta segunda entrevista tuvo lugar casi una década después, el 3 de septiembre de 1994. Se realizó también en Sao Paulo, en casa de Paulo y en presencia de Nita, su segunda mujer. Yo venía de asistir, en Brasilia, a la Conferencia Brasileña de Educación para Todos en la que se lograron importantes acuerdos para el magisterio brasileño. Previamente había acordado con Paulo y Nita pasar a visitarles. El había aceptado mi propuesta de una entrevista centrada específicamente en el tema docente, tema que a él le inquietó siempre y fue abrazando con cada vez mayor convicción y firmeza.[3]

Lo que se dio fue un diálogo vivo y rico en torno a los nuevos escenarios de la educación brasileña y latinoamericana, y un compartir de nuestras respectivas visiones y propuestas. El texto que se incluye aquí registra únicamente la segunda parte de esta conversación, a la que dí el carácter de entrevista.


Mi idea era publicar el texto en Education News, el boletín trimestral de UNICEF del cual yo era entonces editora, en UNICEF en Nueva York. No obstante, principalmente por razones de espacio, siempre se fue quedando para el próximo número. La última vez que hablé con Paulo le recordé que tenía esa entrevista pendiente, me comprometí a traducirla (la entrevista fue en portugués) y le aseguré que la publicaría este año. Cumplo ahora con esos compromisos, aunque Paulo, maestro y amigo muy querido para mí, ya no está para verlo. Al publicar esta entrevista contribuyo con su deseo, expresamente reiterado aquí y en esa oportunidad: “Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha”.



Rosa María Torres

Buenos Aires, 9 de mayo de 1997





Entrevista con Paulo Freire
(Sao Paulo, 3 Septiembre, 1994)

RMT: Paulo, hablemos sobre los educadores, su situación, su formación, sus perspectivas
PF: Voy a referirme principalmente a los profesores [1] brasileños. Pero mis consideraciones se aplican perfectamente a toda América Latina, con mayor propiedad en un lado que en otro.

En primer lugar, hay que decir que en la historia de la educación y la política brasileña hay un descuido total de la educación, una falta de respeto que espanta, que duele. Al mismo tiempo, en el discurso de los candidatos políticos - no importa si para Presidente de la República, Gobernador de Estado, Prefecto, Concejal o Diputado - hay siempre un lugar especial para la educación. Ellos siempre aseguran que la educación y la salud, en su gobierno o en su análisis de la problemática, constituyen una prioridad. No obstante, la práctica posterior del elegido resulta absolutamente contraria al discurso. Lo que observamos es que el profesorado, sobre todo en tiempos recientes, comienza a querer tomar su carro en sus propias manos. Siempre que se reúne, moviliza, organiza y hace huelga, el poder habla y dice: "Reconocemos que los profesores tienen razón, que ganan muy poco. Pero no tenemos dinero".

En un libro que acabo de publicar, titulado Cartas a Cristina [2], ataqué duramente ese discurso oficial. Este texto fue aprovechado por una organización de madres, padres y profesores que asumió con seriedad la lucha a favor de los profesores del Estado. Antes incluso de que saliera el libro, el abogado de ellos me pidió permiso para usar una página que contenía una crítica a la administración de Sao Paulo, justamente una página en la que sugiero a las familias que impulsen la bandera y la lucha del profesorado de enseñanza primaria y secundaria. Sugiero que padres y madres también se organicen para pelear contra el Estado. Y digo que el discurso de la imposibilidad es mentiroso.

Estoy absolutamente convencido de que es preciso que un gobierno decida políticamente y pruebe que hay dinero para pagar mejor, menos indecentemente a los profesores. Mira bien: ni siquiera estoy luchando por que se les pague decentemente; estoy todavía en la etapa de afirmar que es preciso pagarles menos inmoralmente.

No quiero decir que los ministros que afirman que no hay dinero para pagar sean realmente mentirosos. Pero los que no son mentirosos, están ideologizados. Es decir, tienen un velo en la cara y no pueden ver la realidad. Un aspecto que considero fundamental es el que tú mencionaste antes de iniciar esta entrevista: la necesidad de re-orientar la política de gasto público. Los Secretarios de Educación no son tanto mentirosos como ingenuos.

Hay tres o cuatro rubros en la vida pública brasileña que, si se tomaran en serio, dejarían dinero de sobra para pagar al profesorado. Sería necesario hacer a nivel de Estado, de Municipio y de país un estudio de la administración pública, de los disparates que se dan en torno a los salarios. Hace poco se intentó pero no se pudo por las presiones de los grupos de presión dentro de la estructura del Estado, que no quieren perder privilegios. Es una lucha muy dura, pero es preciso darla. 

El Congreso debe entrar también. No es posible que los diputados se reúnan y aumenten sus salarios en porcentajes fantásticos, y no los de los demás, los de los profesores. La maquinaria entera del gobierno tiene que entrar en esto. Primero, es preciso decisión política. Sin ella nada puede hacerse, pues esta lucha en el fondo es política e ideológica, no administrativa. La decisión de ser decente es, substantivamente, una lucha política. 

Hay gente que me dice: “Realmente Paulo, el Estado no tiene dinero. Si se tratara de aumentar a los Procuradores del Estado, a los abogados de los diferentes sectores del Estado, entonces sí se puede dar un buen aumento, pues estamos hablando de 150, 300 personas. ¡Pero los profesores son 300.000!”.  Este argumento es falso. Porque lo que requerimos saber es si la educación es o no una prioridad. Si es una prioridad, ésta se manifiesta con dinero. Hablar del discurso de la prioridad sin tener en cuenta cómo se constituye la prioridad, es una mentira, es traición al concepto mismo de prioridad.

RMT: Un argumento hoy corriente para no aumentar los salarios docentes es que estos, por sí solos, no mejoran la enseñanza, el desempeño del profesor en el aula de clase.
PF: Tengo una respuesta muy fácil para eso. El salario solo no hace milagros. Pero sin un salario decente no es posible comenzar nada. Hay un cierto punto a partir del cual el argumento del salario por sí solo se torna válido. Pero no es posible usar ese argumento en un municipio como Maceió, donde las profesoras ganan 10 reales por mes.[3] En Sao Paulo se está pagando entre 130 y 187 reales. ¡Un absurdo!

Evidentemente, el salario solo no es señal de competencia pedagógica y política del magisterio. Pero un buen Secretario de Educación no puede impulsar la formación permanente del magisterio si los profesores no tienen dinero ni para comprar el periódico, mucho menos un libro. Una mujer que sale de su casa afligida con su problemática familiar, consciente de que los salarios de ella y de su marido no alcanzan para hacer frente a las dificultades, esa mujer, por maravillosa que sea, no puede ser una buena educadora.

RMT:  ¿Cuál es el complemento de un buen salario?
PF:  Primero, un salario mínimamente decente. Segundo, un respeto real a la tarea del magisterio. La educación y los educadores tienen que ser respetados: respeto personal, trato cortés, decente, serio. En tercer lugar, la organización política del magisterio debe tener como una de sus tareas la formación permanente de los profesores. El poder público debe por un lado estimular y por otro ayudar a las organizaciones del profesorado para que cumplan el deber de la formación permanente. Y, allí donde no puedan hacerlo los propios organismos sindicales, que lo haga el Estado.

El Estado puede ayudar, como lo intentamos en la Prefectura de São Paulo, pagando horas para que los profesores estudien. Si la educación es realmente una prioridad, entonces hay que conseguir el dinero para que los profesores, en su casa o en la escuela, tengan horas para estudiar dentro de la jornada de trabajo. Los cursos de formación permanente deben ser pagados. El magisterio tiene que recibir su salario sin descuentos. La comprensión que el poder público tiene del trabajo del magisterio debe incluir las horas en que el profesorado está preparándose para ser mejor profesor.

RMT: Está generalizada la crítica a las organizaciones docentes en el sentido de que están centradas en el reclamo salarial, descuidando otros aspectos de la profesión docente. 
PF: Yo también haría esa crítica. Pero la haría sólo después de que el magisterio tuviese asegurados esos derechos y continuase no queriendo luchar por mejores condiciones de trabajo. Cuando el gobierno dice: “Es claro que el profesor tiene derecho a ganar más, pero no tenemos dinero”, eso es hipocresía, eso es mentira. Si se da la situación de que, teniendo tiempo remunerado para estudiar y una formación permanente pagada por el Estado o por el Municipio, los profesores se niegan a dar clases, esto debe sancionarse. Pero no puedo generalizar la crítica antes de que los derechos mínimos del magisterio estén asegurados. Un gobierno serio, que dedique sus cuatro años de administración a hacer esto, tiene derecho a exigir del profesorado una productividad mucho mayor que la actual. 

RMT: ¿Cómo empezar a resolver el conflicto entre padres de familia y profesores, que tienden a verse unos a otros como bandos opuestos antes que como aliados?
PF: También ésta es una cuestión ideológica. Yo encuentro que el enfrentamiento entre familias y profesores existe sobre todo en las áreas proletarias, en las áreas pobres de las ciudades, donde la clientela escolar es la clase trabajadora o la clase media baja. He participado en reuniones de padres de familia y profesores en algunas escuelas particulares ubicadas en zonas ricas y no encontré nada de esto. La certeza que tengo es que hay un trasfondo ideológico elitista que funciona en la cabeza, o en el cuerpo, del profesor. En los cursos de formación del magisterio no se discute la cuestión de la ideología, la relación entre ideología y educación, el tema de cómo la ideología nos ciega, nos vuelve miopes y vuelve opaca la realidad. Se ha metido en la cabeza de los profesores, incluso de aquellos que comparten la misma condición de clase, que las familias llamadas pobres son incompetentes.

RMT: Al mismo tiempo, hay problemas y contradicciones que cruzan a todos los sectores sociales. Por ejemplo, el ausentismo docente. Los padres de familia exigen que los profesores den clases. Los profesores, por su lado, faltan, se ausentan, hacen huelga. 
PF:  Exacto. Ahí tienes un problema que afecta a las familias independientemente del corte de clase. Las huelgas de los profesores afectan tanto a las familias de buen nivel de vida como a la familia proletaria.

Algunos años atrás, el Presidente de la APOS (Asociación de Profesores del Estado de Sao Paulo), durante una huelga general del profesorado del Estado, en un debate televisivo fue acusado de que los profesores y profesoras del Estado no estaban cumpliendo con su tarea fundamental que era enseñar, dar clases. El dio entonces una respuesta fantástica: “Eso no es cierto. Nosotros no dejamos de enseñar en ningún momento. Nosotros estamos enseñando lo que significa la lucha democrática”. Los padres de familia no entendieron aún esa lucha y es por eso que, en el libro que ya mencioné antes, digo que, en lugar de ponerse en contra de los profesores, los padres de familia deben reaccionar contra el Estado y luchar en favor de los profesores, hermanarse con ellos.

RMT:  Hay que trabajar esto con los profesores. ¿Cómo trabajar con los padres de familia?
PF: Los organismos del magisterio deberían asumir, como tarea política, no únicamente luchar contra el Estado, sino luchar política y pedagógicamente durante todo el año para lograr la alianza con las familias. Esta debería ser tarea de la propia escuela y de los partidos progresistas. Estos no deberían hablar de educación únicamente en período de elecciones; deberían tener departamentos vivos todo el tiempo, manifestándose a través de la prensa, por ejemplo. ¿Cómo meter el tema en los llamados “medios de comunicación”? Unos medios de comunicación cada vez más “medios de hacer comunicados”, de ideologizar contra los intereses populares. ¿Cómo interferir en los programas de televisión para clarificar ideológicamente nuestra propia lucha?

RMT: Las huelgas y paros docentes se multiplican en los últimos años en todo el mundo y sobre todo en América Latina, pero ya no resuelven los problemas de los educadores. ¿Qué opinas?
PF: Esa es una pregunta fundamental que deberíamos hacernos todos desde una perspectiva progresista. En el mundo actual, donde la globalización de la economía es uno de los momentos fundamentales de la llamada post-modernidad, las multinacionales pueden hoy, por ejemplo, con facilidad, desplazar el centro de producción de un determinado producto de América del Sur hacia el Asia, en cuestión de 15 días. Y pueden, de ese modo, vaciar la lucha, vaciar la huelga de obreros involucrados en la producción de ese producto. Las multinacionales se llevan la producción al Asia, acaban con el empleo aquí, y no se perjudican porque inclusive consiguen mano de obra más barata. 

Sólo doy un ejemplo para mostrar que la clase trabajadora tiene que ponerse a la altura de los tiempos, a la altura de su tiempo. No es posible resolver hoy con una huelga problemas que fueron resueltos con la huelga veinte años atrás. Es cuestión de eficiencia. La huelga hoy en día ya no es eficiente como vía de lucha, necesitamos buscar un substituto.

Una de mis discrepancias vehementes con los analistas llamados post-modernos, sean filósofos o sociólogos, es que ellos, haciendo un análisis muy correcto de la situación concreta, concluyen en la imposibilidad de cambiar. Yo hago el mismo análisis... ¡y concluyo en la necesidad de continuar luchando! Es decir, la diferencia entre ellos y yo es que yo no acepto de ninguna manera renunciar a la lucha. Y, por eso, no caigo en el fatalismo que carga el neoliberalismo en su discurso. No creo que la lucha sea inviable. Lo que constato es que la lucha a la antigua no va más.

Cuando se plantea la cuestión de la huelga en relación al profesorado, en primer lugar hay que tener en cuenta que los huelguistas educadores ya parten de una dificultad política y es el propio hecho de que su huelga no altera la producción. En otras palabras, como educadores que son, no trabajan en el proceso productivo sino en el plano cultural. Esto disminuye considerablemente su poder. De aquí a poco la huelga ya no será eficaz, como ya no lo está siendo. Hubo varias luchas en las que el magisterio terminó cansado, exhausto, y sin conquistar casi nada. Y entonces regresa decepcionado a las escuelas.

Si pudiese influenciar más a través de mis libros y de mi postura, convidaría al magisterio y a sus dirigentes a re-examinar las tácticas de lucha. No para abandonarla. Yo sería la última voz en decir “No luchen” a los profesores. Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha. Ahora, si tú me preguntas: “Paulo, ¿tienes alguna sugerencia concreta?”, te digo: “No, no la tengo”. Lo que tengo es la certeza de que no es posible el fatalismo. Puedo concluir que la huelga ya no tiene el sentido que solía tener, y por eso quiero saber cuál es su substituto. Lo que no podemos hacer es cruzarnos de brazos.

RMT: Vamos al tema formación docente. Hoy en día, la eficacia de la formación y la capacitación están en duda. No se ven resultados claros ni en la enseñanza ni en el aprendizaje, ni entre los profesores ni a nivel de sus alumnos. ¿Cómo lo ves tú?
PF: No tengo duda de que una formación bien hecha continúa siendo no sólo eficaz sino indispensable.

RMT: Pero, ¿qué es 'bien hecha'? ¿Cómo se hace?
PF: Voy a intentar explicar lo que significa para mí “bien hecha”. Para mí, la formación permanente sólo tiene sentido, sólo es inteligible, cuando involucra una relación dialéctica, contradictoria, entre práctica y teoría. Al examinar la experiencia formadora o capacitadora, lo que interesa ver es exactamente cómo se dan en esa experiencia las relaciones entre práctica y teoría. Porque la formación está ahí; la formación se da en la relación entre teoría y práctica, no sólo en la teoría ni solamente en la práctica. Y entonces ahí tenemos diferentes caminos, diferentes métodos, para concretar esta relación.

Cuando fui Secretario de Educación en la Secretaría de Educación de Sao Paulo nos propusimos y vivimos un proceso de formación permanente con 35.000 profesores.

RMT: Cuéntanos cómo fue ese proceso. 
PF: Se hizo a través de grupos de formación. ¿Qué hacía cada grupo? Precisamente, discutía su práctica. En una sala se reúnen 25 o 30 profesores que trabajan en alfabetización infantil y se cuenta con un equipo de dos o tres personas que coordinan el encuentro. Las personas que coordinan deben tener, obviamente, un nivel mayor de conocimientos teóricos y científicos que el que tiene el grupo con el que trabajan. En determinado momento de la reunión, una profesora habla y dice: “Yo quisiera exponer al grupo mi práctica y algunos obstáculos que vengo encontrando y que no he logrado resolver”. Y lo hace. En ese momento, ella concretiza el obstáculo con el cual se ha enfrentado. Y entonces sí vienen Vigotski, Emilia Ferreiro, los estudiosos que han estudiado y estudian ese problema y que han planteado explicaciones teóricas para entenderlo y encararlo. Es así que se enseña a Vigotski, no a través de conferencias sobre Vigotski. Es esto lo que debe hacerse en todos los niveles de la práctica docente, con el profesor de lengua, de historia, de geografía, de matemática.

Nosotros hicimos esto aquí con ayuda de tres universidades de Sao Paulo. Teníamos un equipo muy bueno de UNICAMP (Universidad de Campinas), la USP (Universidad de Sao Paulo) y la PUC (Pontificia Universidad Católica), formado por filósofos, lingüistas, cientistas políticos, profesores de lengua, de portugués. Ellos trabajaban con los técnicos, con los educadores y educadoras que actuaban en las bases de la Secretaría de Educación.

Evidentemente, en este intento por discutir práctica y teoría, puede llamarse también a una persona externa. No obstante, esa exposición puede caer entre gente que está acostumbrada a hacer reflexión teórica únicamente en función de su práctica. Por eso, hacer formación solamente a partir de conferencias, en un determinado mes del año, eso, para mí, no es formación permanente.

RMT: ¿Cuál fue la respuesta de los profesores al plan de formación propuesto por la Secretaría?
PF: Asistí a algunos de los seminarios de evaluación que se realizaron en las subregiones en que dividíamos el Estado de Sao Paulo desde el punto de vista administrativo-pedagógico. ¡Fue fantástico! Los dos seminarios municipales de educación que se realizaron en nuestra administración llegaron a toda la red. Se presentaron más de 375 tesis, lo que no es poca cosa. Tenemos pues evidencia de que el magisterio, cuando se lo trata decentemente, responde.

RMT:  La formación de los profesores, ¿tuvo repercusión en sus modos de relacionarse con los alumnos y de enseñar?
PF: La enseñanza mejoró enormemente. Superamos en Sao Paulo 10 años de experiencia pedagógica. A lo largo de los cuatro años de administración, cada año superaba al anterior desde el punto de vista de la promoción de los alumnos dentro de la red escolar.

En Brasil, el número de niños que queda al margen de la escuela es un escándalo. El número de los que consiguen entrar es mucho menor que el de los que no lo consiguen, y más de la mitad de los que entran son expulsados de la escuela, la mal llamada “evasión”. Nosotros logramos disminuir drásticamente esta última. Y lo comprobamos estadísticamente.

RMT:  Te has referido a la capacitación de profesores en servicio, que es lo que se hizo en Sao Paulo. ¿Qué pasa con la formación inicial? ¿Qué cambios hay que introducir?
PF: Aquí habría que hacer un trabajo parecido. He dado inclusive sugerencias a personas vinculadas directamente a los cursos de formación. A menudo en los cursos de formación del magisterio se pregunta: ¿cómo sacar a los profesores de las escuelas y llevarlos a observar aulas de clase? Hoy, con ayuda de la tecnología moderna, no es necesario hacer esto. Se necesita un equipo que haga buen video y un equipo que sepa discutir video, que tome el video como un objeto cognoscible y no como un video, como un elemento que inmediatiza la práctica gnoseológica del profesor dentro de su campo. 

Tomemos, por ejemplo, una escuela de la periferia, de la favela. Vamos allí y nos presentamos como representantes de una institución de formación de profesores que queremos hacer unos videos para mostrar a los estudiantes el contexto de la escuela y algunas actividades pedagógicas que tienen lugar allí. Hablamos con la directora primero, después con el cuerpo docente. No debe ser la directora quien seleccione a la profesora cuya clase vamos a filmar. Después de esos arreglos preliminares, se filman las actividades de uno o más profesores con sus alumnos. Luego se prepara el video desde el punto de vista técnico. Antes de terminarlo, un equipo de profesores estudia el video. El video así producido lleva la favela al aula de clase, muestra cómo juegan y cómo viven los niños, cómo enseñan el profesor, qué problemas enfrenta, etc.

El video se pasa a los estudiantes de magisterio, en su programa de formación, sin decir nada. Después se les pide que lo analicen. Y se ve con qué están de acuerdo y con qué no. Al hacerlo, los estudiantes van a discutir el comportamiento pedagógico y político de la profesora con los alumnos. A mí, como profesor, me toca discutir la teoría de los errores y la teoría de los aciertos de la profesora cuyo video fue presentado en el aula. Este es apenas un ejemplo de cómo podemos dinamizar de un modo fantástico la formación docente.

Un día fui a dar una charla en un colegio de formación de profesores, invitado por las alumnas del último año. Al terminar, las alumnas se aproximaron y me dijeron: “Profesor Paulo, estamos asustadas. Nos formamos como profesoras y ahora estamos con miedo de que alguien nos llame a darnos empleo”. Yo les dije: “Explíquenme mejor la cuestión del miedo. ¿Están arrepentidas de su opción por la escuela?”. Respondieron: “No, queremos enseñar, pero nunca oímos siquiera hablar de la periferia. y estamos con miedo de que nos llamen a trabajar allí. Tenemos miedo de los niños de la periferia”.

Pues bien, en un curso de formación de profesores, y hasta donde sea posible, es preciso mostrar el país a esos jóvenes. Y, con la tecnología disponible hoy, ¡pucha! El video fue algo imposible algunos años atrás. Ya no. Sólo no lo usa el que no quiere hacerlo.

RMT: Acaba de realizarse la Conferencia Nacional de Educación para Todos, en Brasilia. El acuerdo que se firmó con los profesores reconoce un piso salarial de 300 reales y la importancia de la formación permanente del profesorado. ¿Son buenas señales?
PF:  Mi primera reacción a cualquier noticia en torno de la formación permanente como preocupación central de un encuentro, es elogiarlo sin saber nada más. Después, quiero saber de qué se trata exactamente. Es decir, mi primera respuesta es positiva. Como educador, sé lo que significa la formación. Es por eso que peleo tanto con los americanos, pues me resisto a aceptar que training equivale a formación. Formación es mucho más que training. La formación de los educadores, y los análisis en torno a ésta, tienen gran importancia.

RMT: ¿Qué opinas del piso salarial?
PF:  Encuentro que todavía es poco. Tal vez haya gente que diga que no es posible más. La cuestión es que si se comienza con un piso como ese, uno no puede dejar de estar preocupado por saber si en verdad la educación es una prioridad.

La educación es prioritaria porque en el análisis general que hago de la vida y de la existencia humana, el fenómeno educativo es absolutamente fundamental, La educación no es la llave de todo, pero sin ella nada se hace. Si eso es así, yo tengo que preocuparme diariamente con ese piso, con ese mínimo, debajo del cual los profesores no pueden vivir ni trabajar decentemente.

RMT:  Todos hablan hoy de la 'valorización del profesor'. ¿Cómo la entiendes tú?
PF:  Cuando viniste aquí esta tarde a hablar sobre esto, tú estabas valorizando al profesor. Cuando me propusiste este tema, es porque tú apostabas a que yo también valorizo al profesor. Tú viniste aquí hoy no sólo como una profesional, una buena profesional de América Latina, sino encarnando una tarea política, indiscutiblemente, en defensa de la valorización.

¿Qué es valorización? Es el respeto a la dignidad del profesor, de una persona sin la cual la educación no es prioridad. Valorizo algo o a alguien en la medida que lo considero fundamental en relación con mis objetivos y sueños. Y mis sueños, aquellos por los cuales he luchado, no pueden estar disociados de la práctica educativa. Entonces, valorizar al profesor no es sólo una obligación ética, sino una obligación política que se fundamenta en la ética. Si no valorizamos a los educadores tenemos pocas posibilidades de hacer de este país un país mejor. Pero la valorización no se detiene en el verbo, no sólo se trata del discurso sobre la valorización sino de la práctica del discurso.

Me asiste la alegría de decir que fui Secretario de Educación del Municipio de Sao Paulo junto con Luiza Erundina.[4] El mérito es mucho más de Erundina que mío, pero el hecho es que fueron dos años y medio sin ninguna huelga del magisterio. Eso se dio porque valorizamos al profesor.


[1]  Freire usa el término profesores, de uso corriente en Brasil. Preferimos respetar aquí el término, tal y como Freire lo usa, para referirse a los educadores en general. Por otra parte, a lo largo de la entrevista original (en portugués), Freire usó predominantemente el término profesoras, teniendo como referencia el Brasil y asumiendo una identidad total entre el ser profesor y el ser mujer. En la traducción de la entrevista al español, he optado por el término profesores.      
[2] Cartas a Cristina, Paz  e Terra, Sao Paulo, 1994.
[3] Un Real en ese momento equivalía aproximadamente a un dólar estadounidense.
[4] Freire ocupó ese cargo entre 1989 y 1992.

Para saber más:
Instituto Paulo Freire

Centro de Referencia Paulo Freire

CEAAL

Homenajes póstumos a educadoras y educadores latinoamericanos

Otros escritos míos sobre Freire:
Paulo Freire, los sexshops y la comida tailandesa 
▸ Los múltiples Paulo Freire
▸ The Million Paulo Freires
▸ Les multiples Paulo Freire

▸ Un Congreso de Alfabetizandos en Sao Paulo
Sobre educación popular: Un encuentro con Paulo Freire,
CECCA/CEDECO, Quito, 1986; Edições Loyola, Sao Paulo, 1987; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988; TAREA, Lima, 1988.

Otras entrevistas con Freire:
Diálogo con Freire, Esther Pérez y Fernando Martínez Heredia (La Habana), La Jiribilla No. 498, Revista de Cultura Cubana, Año IX, 20-26 Nov. 2010. Entrevista publicada originalmente en la revista Casa de las Américas, No. 164, La Habana, septiembre-octubre 1987, pp. 114-118.

Un Congreso de Alfabetizandos en Sao Paulo


Dedicado a José Carlos y Vera Barreto

En Sao Paulo, una de las ciudades más populosas del mundo y la ciudad con la más alta concentración de analfabetos en América Latina, tuvo lugar en diciembre de 1990 un evento sin precedentes: un Congreso de Alfabetizandos. Corría el Año Internacional de la Alfabetización y era Paulo Freire el mentor y organizador del Congreso, desde la Secretaría Municipal de Educación de Sao Paulo, conjuntamente con el MOVA-SP (Movimiento de Alfabetización de Jóvenes y Adultos de la Ciudad de Sao Paulo), el EDA-DOT (Programa de Educación de Adultos de la Dirección de Orientación Técnica) y el FORUM de los Movimientos Populares de Alfabetización de Sao Paulo.

El Congreso, un viejo sueño de Paulo Freire, duró un día, un domingo 16 de diciembre. Empezó a las 8:30 de la mañana y concluyó a las 8 de la noche, con la presentación de un grupo de samba, pero se extendió de hecho hasta pasada la medianoche, con gran fiesta colectiva. Cerca de 5.000 personas participaron en el evento, realizado en Promocenter, uno de los locales más grandes de Sao Paulo. La mayoría de los asistentes fueron mujeres (en Brasil -y en todos lados- la mayoría de alfabetizandos adultos son mujeres) y muchos niños (como también era previsible: las madres de sectores populares van con sus hijos incluso a las clases de alfabetización). Anticipando esto último, durante el congreso se habilitó como guardería una gran sala aledaña al auditorio principal, atendida por muchachas voluntarias.

Cada asistente recibió una carpeta, un diploma de asistencia y un cupón para el almuerzo. Este último, consistente en un sánduche, un refresco y una fruta, había sido preparado el día anterior por voluntarios de los propios núcleos de alfabetización. El Congreso terminó con gran baile de samba, no previsto en la agenda. Fue un evento excepcional, un día de alegría y de fiesta, una experiencia inolvidable para quienes participamos de ella.

El objetivo del Congreso era propiciar un encuentro entre los alfabetizandos de Sao Paulo - inscritos en los núcleos de alfabetización organizados y atendidos por el MOVA- y estrechar las relaciones entre alfabetizadores y alfabetizandos así como entre el MOVA-SP, el EDA y FORUM. Un documento elaborado por el equipo organizador orientó las discusiones en el Congreso. Dicho documento fue redactado a partir de un cuestionario enviado y discutido en todos los núcleos, doce preguntas referidas a la situación de los analfabetos, sus opiniones sobre el programa de alfabetización, y sus expectativas de vida.

Los preparativos del Congreso fueron agitados e intensos. Cuando llegué a Sao Paulo, el día anterior, un ejército de voluntarios estaba distribuido en grupos por toda la ciudad realizando distintas tareas. En una casa con muchas habitaciones y un gran patio se preparaba la comida: infinidad de manos femeninas cortaban panes, untaban mayonesa y mostaza, metían rodajas de queso, jamón y tomate, sellaban bolsas plásticas y las metían en enormes cajas o en canastas. En otra casa estaban los encargados de las carpetas y la papelería, compaginando documentos y preparando las identificaciones para los 5.000 invitados. En su departamento, Estela y un grupo de jóvenes discutían los últimos toques de la agenda. Ninguno de nosotros había estado nunca en un congreso de personas que apenas empiezan a leer y escribir. Mil preguntas flotaban en el ambiente: ¿en qué debía ser este congreso diferente a un congreso académico convencional?, ¿cómo es un congreso que casi no hace uso de la palabra escrita?, ¿qué pasa con personas que no están acostumbradas a permanecer varias horas sentadas?, ¿cómo es un congreso con 5.000 personas de todas las edades? Recuerdo que esa noche me fui a dormir con la certeza de que preparar este Congreso era un enorme desafío al conocimiento y a la imaginación, y que ese desafío nos superaba a todos.

Los buses empezaron a llegar desde temprano, repletos de gente. Alegres, cantando, con sus mejores atuendos, muchos con banderitas en la mano, algunos con pequeñas cámaras de fotos, iban entrando al local del evento hombres y mujeres, niños pequeños, algunos de pecho, adolescentes, jóvenes, ancianos. A la entrada, cada cual recibía su carpeta: la satisfacción y el orgullo al recibirla era patente en muchos rostros, particularmente entre los de mayor edad. Muchos no atinaban dónde ponerla, o no les quedaba mano para sostenerla. Durante el día, de hecho, veríamos a la gente llevar su carpeta a cuestas con incomodidad, resguardándola como algo muy preciado. Algunos se tomaron fotos con la carpeta sobre el pecho, o mostrándola en alto para la foto, es decir, para la posteridad.

Poco a poco el auditorio fue llenándose hasta quedar casi colmado. Consignas, cantos, himnos, pitazos de cornetas, hurras, llantos de niños se confundían en un solo gran concierto. Desde la palestra, la visión era fantástica: un mar de gentes, de colores, de entusiasmo, de vida. Atrás de nosotros, las pantallas gigantes que permitirían acercar los expositores a la audiencia.

El acto se inició con la presentación y exposiciones de los ubicados en la palestra. Como primer punto en el programa estaba la “Abertura”, a cargo de Moacir Gadotti, Regina Villas y Pedro Pontual, todos ellos amigos y colegas de Paulo. Luego vino “A Fala dos Alfabetizandos”: Wilson José de Arruda y Teodora Francisca de Carvalho, elegidos en asamblea para hablar en nombre de sus compañeros, fueron los que hablaron más largo y los más largamente aplaudidos. Exposiciones extendidas, detalladas, con mucha reiteración, con largos silencios: por momentos daba la impresión que la exposición nunca iba a terminar. Eramos nosotros, sus compañeros de palestra, quienes no entendíamos la lógica y el ritmo interno de su discurso; el público, abajo, seguía con interés la exposición: era su ritmo y su manera de decir las cosas.

Por último, “A Fala dos Educadores”, yo primero, Paulo al final, como cierre y broche de oro. En un encuentro doméstico e íntimo como éste, tuve el privilegio de ser invitada por Paulo como única no-brasileña, para contarles a los alfabetizandos de Sao Paulo sobre la campaña de alfabetización que acababa entonces de concluir en mi país, el Ecuador. Hablé -vergonzosamente- en español, y aunque hablé lento y escogiendo las palabras más parecidas al portugués, nunca estuve segura de que la gente me entendía. Paulo fue el último en hablar -”A utopía de uma sociedade sem analfabetos”- y el que logró la mayor concentración y el mayor silencio en la sala.

Silencio y ruido -aprendí para siempre ese día- pueden tener valores y significados culturales muy distintos. Desde la palestra, lo que se veía y escuchaba era un movimiento incesante de gente y un barullo permanente de fondo. Desde arriba podía tenerse la impresión de que nadie escuchaba, de que nadie atendía. No obstante, cuando bajé a sentarme entre el público, comprobé que la gente estaba atenta e interesada, solo que por determinados espacios de tiempo y haciendo turnos: mientras la mitad de los asistentes escuchaba desde su asiento, la otra mitad conversaba, paseaba o comía, con un ojo y un oído alertas.
 
La hora y media de receso para el almuerzo fue un desbordamiento, después de más de tres horas de clase-congreso tradicional, la gran boca de un lado y la gran oreja del otro. Las colas para retirar el almuerzo fueron menos complicadas y largas que lo imaginado, pues mucha gente -sobre todo mamás y niños pequeños- había empezado desde media mañana a retirar su almuerzo y a comer dentro del salón, durante la sesión. Quien pensó en almuerzo con hora fija se equivocó rotundamente: el almuerzo fue continuo y se extendió a lo largo de todo el día. Los escasos recipientes de basura ubicados en lugares estratégicos no dieron abasto.

El tiempo del almuerzo fue el tiempo para las fotos y para visitar el stand de publicaciones que montó Cortez Editora, fundamentalmente con libros sobre educación. Muchísima gente pasó por la mesa en que se exhibían los libros; muchos los hojearon, se interesaron en ellos y hasta preguntaron los precios. El solo hecho de una editorial exponiendo sus libros en un congreso de este tipo, es de por sí digno de destacarse.

A continuación del almuerzo, en el momento de la siesta universal, vino la parte más convencional y aburrida del evento: la lectura y aprobación del Documento Base del Congreso. En el mejor estilo académico, y sin ninguna concesión al público y a la singularidad de este evento, se procedió desde la palestra a la lectura en voz alta del documento, con todos los aditamentos: mesa directiva, oradores, revisión de carpetas, votaciones, aprobaciones párrafo por párrafo, etc. Bastaba mirar alrededor para percibir que muchos no entendían la lógica de todo esto, tenían dificultades para seguir el documento, se enredaban con su propio documento en la carpeta, y terminaban por rendirse.   

Cuando concluyó el ritual de la aprobación del documento empezó el verdadero congreso, el de ellos. Lo previsto en la agenda decía Trabalhos, manifestaçôes e atividades programadas pelos Fóruns Regionais” y lo que se esperaba es que los representantes de los distintos núcleos dijeran unas palabras en representación de sus compañeros. Esto no fue, sin embargo, lo que aconteció. Instalado el micrófono en el pasillo central del auditorio, debajo de la palestra, antes de que nadie pudiera advertirla o detenerla empezó a formarse una larga cola: todos querían el micrófono, todos querían hablar, todos  tenían algo para decir. Así, a lo largo de casi cuatro horas, miles de personas desfilaron por el micrófono para dejar su mensaje personal y único: un saludo, un poema, una canción, una anécdota, una experiencia personal, críticas y reclamos, odas a la importancia del leer y el escribir, relatos de lo aprendido y de la alegría de aprender, comparaciones entre el antes (de saber leer y escribir) y el después (de saber leer y escribir), opiniones sobre el Congreso, agradecimientos a los organizadores, palabras cariñosas para Paulo Freire.

Imposible registrar y detallar aquí todo lo que la gente fue capaz de sentir y expresar aquella tarde. Un micrófono es, definitivamente, un instrumento ansiado y poderoso para alguien que nunca tuvo voz, que nunca dijo su palabra o nunca fue escuchado. Desde la palestra, Freire espectaba dichoso este monumental acto de liberación de la palabra que él tanto defendió en sus libros y en su vida.

El discurso final y el cierre del Congreso estuvieron a cargo de Luiza Erundina de Souza, Prefecta del Municipio de Sao Paulo, la única que - junto con el propio Freire - podría haber logrado detener finalmente la interminable peregrinación junto al micrófono. Luego vino el show y el baile, el desborde de alegría, buen humor, camaradería, risa, disfrute personal y colectivo contenidos en la gente del pueblo, y en el pueblo brasileño en particular.

Cerca de la medianoche, lo que quedaba del Congreso eran montones de basura por todos lados. Cinco mil personas - aquí llamadas alfabetizandos, en otros lados simplemente analfabetos - se habían encontrado y habían pasado aquí un domingo inolvidable. Para quienes se opusieron al Congreso, dentro de la propia Secretaría de Educación, ésta era una veleidad de Freire, un sinsentido, un despilfarro de recursos. ¿Qué podía sacarse de un congreso de analfabetos? Visto desde el cálculo costo-beneficio, y medida esta relación en los términos económicos clásicos, este congreso era puro gasto, no inversión. No obstante, aún desde ese mismo cálculo, no hay nada que indique que el dinero que se invierte en los congresos convencionales, a los que asisten los letrados y estudiados, sean realmente inversión y no mero gasto. La importancia de este evento, no obstante, no puede medirse por su costo (ínfimos, si se tiene en cuenta que la organización descansó en el trabajo voluntario de mucha gente) sino por su valor real y simbólico en tanto acto por la democratización, humanización y dignificación de las personas.

Escribo esto a casi una década de distancia, rodeada de cuadernos, notas, fotos, y el video final del evento. Me hubiera gustado compartir estas páginas con Paulo, pero ahora solo me sirven para homenajearlo y pagar una vieja deuda personal: la deuda de escribir y contar a otros acerca de este Congreso de Alfabetizandos, un viejo sueño suyo en cuya realización, generosamente, me incluyó.


* Reportaje incluido en: R.M. Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2000; Itinerários pela Educação Latino-Americana, Artmed Editora, Porto Alegre, 2001. 

Otros escritos míos sobre Paulo Freire
▸ "Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha": entrevista con Paulo Freire
https://otra-educacion.blogspot.com/2011/05/yo-quisiera-morir-dejando-un-mensaje-de.html
Sobre educación popular: Entrevista con Paulo Freire, CECCA/CEDECO, Quito, 1986; Edições Loyola, Sao Paulo, 1987; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988; TAREA, Lima, 1988.

The Million Paulo Freires




On the night when Paulo Freire died on 2 May 1997, Rosa María Torres wrote this text, published in issue 53 of our journal, as a personal memorial. She updated the text on the 10th anniversary of his death.
- DVV International, Adult Education and Development, Number 69, Bonn, 2007.

They don’t understand me,” he told me during an interview in São Paulo back in 1985. “They don’t understand what I have said, what I say, what I have written.

Mystified by some, demonized by others, misunderstood by many, Paulo Freire often distanced himself from the images about him and his work that came from both theoreticians and practitioners, left wing and right wing, all over the world. Over and over again he asked his critics – but he might as well have asked his followers – to contextualize his work historically, to acknowledge the evolution of his thought and his self-criticism, and to allow him, in sum, the right to continue thinking, learning and living beyond his books and, in particular, beyond Education as a Practice of Liberty (1967) and Pedagogy of the Oppressed (1969), two of his most famous books, and where many, admirers and critics, left him virtually suspended. The Paulo Freire of the last few decades, he who died last 2 May 1997, is just as or even more alive than that of the 60s and 70s, although unfortunately unknown by the majority of the people.



Followers and detractors have often coincided in reducing Freire to a caricature of himself, locking up his thought in a single field (generally, that of adult literacy), reducing it to a number of clichés, and even to a method and a set of related techniques. Around the world, Freire evokes terms such as literacy, adult education, conscientization, dialogue, banking approach to education, circle of culture, generative word and generative theme, thematic universe, action-reflectionaction, praxis, coding and decoding, participatory research, critical knowledge and critical reflection, dialectical relationship, speaking the word, transforming reality, pedagogy of the oppressed, culture of silence, cultural invasion, cultural liberation. 

Some refer to Paulo Freire’s method (or methodology), others to Paulo Freire’s theory, others to Paulo Freire’s pedagogy, others to Paulo Freire’s philosophy (and philosophical anthropology), others to Paulo Freire’s program, others to Paulo Freire’s system. I asked him once which of those denominations he felt most comfortable with. “None of them”, he answered. “I didn’t invent a method, or a theory, or a program, or a system, or a pedagogy, or a philosophy. It is people who put names to things.

A citizen of the world, the name of Freire remained closely linked to Latin America. In Europe, North America, Africa and Asia many educators identify Latin America with Paulo Freire just as many others associate it with the salsa, the guerrilla, the revolution, Che Guevara, Fidel Castro, Pelé or Maradona. And yet, it is probably in Latin America, and particularly in Brazil, his own country, where Freire has been the object of both the warmest reception and the hardest criticism. In life and in death, his ideas and positions generated and will continue to generate strong sentiments, passionate adherents and rejecters, very different and even diametrically opposed interpretations. For some, a subversive, a revolutionary, thus confronting prison and exile, and associated by many with Marxism, socialism and even communism. For others, a romantic and an idealist, a lukewarm “humanist and culturalist,” an ideologue of conscientization without a clear political base and proposal for social transformation. For some, a complex and advanced educational philosophy, theory and praxis. For others, an incomplete thinking, lacking scientific rigor, and in need of further theoretical elaboration.

Inside and outside of Latin America, many admirers credit Freire with insights and developments that form part of the historic legacy of democratic and progressive educational thinking worldwide and in which Freire himself found sources of inspiration. There are thus those who believe to be original Freirean contributions issues such as the respect for the learner and his/her knowledge, the acknowledgment of the learner’s reality as the starting point for the teaching-learning process, the importance of dialogue as a pedagogical tool, and even the invention of terms such as “praxis” or “conscientization”.  Others, on the other extreme, deny him all originality or else have long claimed to have “surpassed” Freire, either on theoretical, political, ideological or pedagogical grounds, particularly in the field of literacy and adult education.

Thus, from the early 1970s and up to now many have proclaimed they have surpassed Freire’s literacy method, a method seen by some simply as a set of techniques (generative word, dialogue between teachers and learners, coding and decoding of pictures, etc.) and by others as a broad philosophical-ideological framework (conscientization, critical thinking, unity of theory and practice, social transformation, liberation project, etc.). Also, while most people see Freire as the main instigator and inspirer of the Latin American movement of educación popular [popular education], many within the movement see it rooted in a critical approach to Freire’s work.

Los múltiples Paulo Freires


Rosa María Torres



La noche en que murió Paulo Freire, el 2 de mayo de 1997, Rosa María Torres escribió como homenaje personal este texto que habíamos publicado en el número 53 de nuestra revista. Con motivo del décimo aniversario de su muerte, la autora actualizó su artículo. (DVV Internacional, Educación de Adultos y Desarrollo, número 69, Bonn, 2007).
 
 
«No me comprenden», me decía en una entrevista en Sao Paulo, allá por 1985. «No comprenden lo que he dicho, lo que digo, lo que he escrito». Mistificado por unos, demonizado por otros, incomprendido por muchos, Paulo Freire frecuentemente no se sentía reconocido en las versiones de sí mismo que, citando su pensamiento, le devolvían teóricos y prácticos, sectores progresistas y sectores reaccionarios, en el mundo entero.

Una y otra vez reclamó a sus críticos (pero podría haber reclamado con igual fuerza a sus seguidores) ubicar históricamente sus obras, reconocer la evolución de su pensamiento y su propia autocrítica, seguir su trayectoria más reciente y permitirle, en definitiva, el derecho a seguir pensando, a seguir aprendiendo y a seguir viviendo más allá de sus obras y, en particular, más allá de
La educación como práctica de la libertad (1967) y la Pedagogía del oprimido (1969), dos de sus obras más conocidas, y en la que muchos, seguidores y críticos, lo dejaron virtualmente suspendido. El Paulo Freire de las últimas décadas, el que murió en Sao Paulo el 2 de mayo de 1997, es un Freire tanto o más vivo que aquel de la década de los 1960s y los 1970s, pero lamentablemente desconocido para muchos.

Seguidores y detractores han coincidido a menudo en reducir a Freire a una caricatura de sí mismo, encasillando su pensamiento en un único campo (por lo general, la alfabetización de adultos) y restringiéndolo a una serie de clichés e incluso a un método. Mundialmente, el nombre de Freire evoca términos como alfabetización, concientización, educación de adultos, educación popular, educador-educando, educación bancaria, círculo de cultura, palabra generadora, tema generador, universo vocabular y universo temático, diálogo, codificación y descodificación, unidad teoría-práctica, acción-reflexión-acción, investigación participativa, problematización, crítica, pensamiento dialéctico, transformación de la realidad, pedagogía del oprimido, cultura del silencio, invasión y liberación cultural

Algunos hablan del método (o de la metodología) Paulo Freire, otros de la teoría Paulo Freire, otros de la pedagogía-filosofía (y de la filosofía antropológica) de Paulo Freire, otros del programa Paulo Freire, otros del sistema Paulo Freire. Alguna vez le pregunté con cuál de esas denominaciones se sentía más cómodo. Me contestó: «Con ninguna. Yo no inventé ni un método, ni una teoría, ni un programa, ni un sistema, ni una pedagogía, ni una filosofía. Es la gente la que necesita ponerle nombre a las cosas».

Ciudadano del mundo, el nombre de Paulo Freire permaneció estrechamente vinculado a América Latina. En Europa, Norteamérica, África y Asia, muchos educadores identifican a América Latina con Paulo Freire, como tantos otros la asocian con la salsa, la guerrilla, la revolución, El Che, Fidel, Pelé o Maradona. Y, sin embargo, es quizás en América Latina, y en particular en Brasil, su propio país, donde Freire ha sido objeto al mismo tiempo de la acogida más cálida y de la crítica más dura.

Lo cierto es que, en vida y en muerte, sus ideas y posturas generaron siempre sentimientos fuertes, adhesiones y rechazos apasionados, interpretaciones muy diferentes y hasta opuestas de su pensamiento. Para unos, un subversivo, un revolucionario, un exponente de la izquierda radical, sometido como tal a prisión y exilio, y asociado por muchos al marxismo, al socialismo y hasta al comunismo. Para otros, un educador apolítico, un tibio «humanista y culturalista», un ideólogo de la «concientización» sin un planteamiento político de transformación social. Para unos, un pensamiento complejo, una teoría y una praxis educativa avanzada. Para otros, un pensamiento incompleto, falto de rigor científico, necesitado de elaboración teórica, que continuó repitiéndose a sí mismo y perdió vigencia.

Dentro y fuera de América Latina, muchos admiradores le atribuyen a Freire cuestiones que forman en verdad parte del legado histórico de la tradición educativa democrática a nivel mundial y en la cual Freire encontró, precisamente, él mismo, fuentes de referencia e inspiración. Así, hay quienes atribuyen como aportes originales de Freire cuestiones como el respeto al educando y a su saber, el reconocimiento de la realidad del educando como punto de partida e insumo fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, la importancia del diálogo como recurso pedagógico, o incluso la invención de términos como «praxis» o «concientización».

Al mismo tiempo, otros le niegan toda originalidad o bien reclaman para sí haber «superado» a Freire, ya en el plano teórico, en el político-ideológico, o en el pedagógico, particularmente en el terreno de la alfabetización y la educación de adultos. De hecho, desde los años 70 e ininterrumpidamente, muchos han proclamado haber superado el método Freire de alfabetización, reducido por unos a un conjunto de herramientas y técnicas (técnica de la palabra generadora, diálogo entre educador y educando, codificación y descodificación de láminas, etc.) y entendido por otros como un encuadre amplio de orden filosófico, sociológico e ideológico (concientización, pensamiento crítico, unidad teoría-práctica, transformación social, proyecto de liberación, etc.). Asimismo, mientras unos ven en Freire al iniciador e inspirador del movimiento latinoamericano de educación popular, otros consideran que la educación popular se asentó fundamentalmente en un distanciamiento y una superación del pensamiento freiriano. 

Text in English:  The Million Paulo Freire
Text en français: Les multiples Paulo Freire

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Para saber más
Instituto Paulo Freire
Centro de Referencia Paulo Freire

Homenajes póstumos a educadoras y educadores latinoamericanos
108 citas de Paulo Freire - Red Paulo Freire Perú
 

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