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Sistemas escolares y migración internacional

Mariposas monarca - México
Rosa María Torres

Para mis hijos Juan Fernando y Julián


Según me informan personeros de la Secretaría de Educación Pública de México y según puedo leer yo misma en los documentos que me proporcionan, existen en México cerca de 1 millón y medio de niños jornaleros agrícolas migrantes, niños que cada año se movilizan junto con sus familias, o solos, siguiendo las cosechas, buscando trabajo. Pasan entre dos y hasta seis meses migrando de un estado a otro de la República; algunos no regresan a su lugar de origen por largos períodos de tiempo. No hay ni ha habido hasta hoy escuela o sistema educativo pensado específicamente para estos niños. En consecuencia, los niveles de analfabetismo entre esta población son muy altos, así como los de deserción y repetición entre los que llegan a matricularse en la escuela. Una escuela fija, sedentaria, homogénea, con calendario único, que espera a los alumnos pero que no sale a su encuentro, que desconoce las realidades del trabajo infantil, la ausencia temporal, los flujos migratorios. Por primera vez en 1998 se empezó a diseñar un modelo educativo específico, itinerante, para esta problemática vieja y compleja de los niños jornaleros migrantes.  

Según me consta por experiencia propia, existe otro tipo de migrantes y otra realidad no tocada, ni siquiera reconocida, por los sistemas escolares: los niños migrantes internacionales, niños que, forzados por diversas circunstancias y por lo general siguiendo a sus padres, transitan entre sistemas escolares de diferentes países. 

Hasta mediados del siglo pasado, estudiar en el extranjero estaba reservado para las élites latinoamericanas, que viajaban o enviaban a sus hijos a estudiar en Europa o, más recientemente, en Estados Unidos. No obstante, en las últimas décadas, dictaduras, guerras, represiones y persecuciones de todo tipo en América Latina y el Caribe hicieron del exilio un hecho común, particularmente en los países del Cono Sur y en los de Centroamérica. Penurias y crisis, en un mundo cada vez globalizado y marcado por el desarrollo vertiginoso de los medios de comunicación y las tecnologías, vinieron a acentuar la movilidad interna e internacional de millones de personas y familias en todo el mundo. Tener una experiencia internacional, y manejar varios idiomas, ha pasado a considerarse requisito indispensable para muchos trabajos y parte importante de la competencia profesional de una persona. No obstante, igual que con los niños que van detrás de las cosechas, desplazándose dentro de su propio país, los sistemas escolares han continuado en su mayor parte ignorando la realidad de los niños que van detrás de sus padres, desplazándose de un país a otro, de un continente a otro.

Mis propios hijos, migrantes internacionales por obra y gracia de las decisiones de vida de sus padres, han sido víctimas del testarudo provincianismo de los sistemas escolares. El itinerario escolar de mi hijo menor, por ejemplo, cruzó el mapa de las Américas de norte a sur, para terminar en Barcelona, del otro lado del Atlántico. Su experiencia escolar, desde la guardería hasta el fin de la educación secundaria, le tocó padecerla en cinco países - México, Nicaragua, Ecuador, Estados Unidos, Argentina - cada uno con su propio e idionsincrático sistema escolar, cada uno manejándose como si todos los alumnos fuesen nacionales, sin previsiones ni adaptaciones ni sensibilidades hacia el extranjero, hacia el migrante internacional.

Espectadores del absurdo, vimos a nuestros hijos peregrinar dolorosamente por las versiones escolares de la Geografía y la Historia de cinco países, recitar ríos y montañas, héroes y mártires, himnos y símbolos patrios, leyes y acuerdos, hechos históricos y personajes misceláneos y desconocidos, datos sin referencia previa ni recuerdo ni emoción ni vínculo personal de ningún tipo, de los cuales debían despojarse, poco después, para hacer espacio en la memoria a la nueva lista de nombres, lugares y fechas. 

En México había que aprender las culturas pre-hispánicas como cualquier buen mexicano orgulloso de su país y sus antepasados. En Nicaragua, saber diferenciar entre Somoza y Sandino era el eje mismo del currículo y de la socialización a nivel escolar. En el Ecuador, el pase de año podía jugarse en el reconocimiento minucioso de las hoyas y nudos que forma la cordillera de los Andes al pasar por este país. En Estados Unidos, latinos, asiáticos y africanos por igual deben mostrar ser capaces de recitar cronológicamente todos los presidentes norteamericanos a partir de George Washington. En Argentina, ningún adolescente escolarizado, nacional o extranjero, puede escapar a la lectura del Martín Fierro y a las biografías de Sarmiento y del General Perón. En todos los casos, se espera del alumno extranjero que hable sin acento, conozca y comparta la historia y la cultura del país anfitrión, revalide materias, aprenda a destiempo lo ya aprendido por sus compañeros, dé y apruebe exámenes no sólo con un esfuerzo adicional al de un alumno nacional, sino sin siquiera poder preguntarse y preguntar por qué.

En un mundo pauperizado y polarizado, escenario de contradicciones y conflictos de todo tipo, los sistemas escolares continúan funcionando como si no existieran el trabajo infantil, la migración nacional e internacional, el exilio, los refugiados, los desplazados de guerra. En un mundo crecientemente interconectado y globalizado, en el que el trabajo escasea y se precariza, en que el aprendizaje permanente pasa a ser reconocido como una necesidad de todos y ya no sólo como un lujo que pueden permitirse unos pocos, los sistemas escolares continúan operando con la premisa de que la distancia entre los alumnos y la escuela la tienen que recorrer los alumnos, no la escuela; que todos los alumnos tienen domicilio y país fijos; que las personas echan raíces en su lugar de nacimiento; que todos hablan (o deberían hablar) el mismo idioma o dialecto; que los sistemas escolares no requieren plantearse con urgencia asuntos como la compatibilidad, la intercambiabilidad, las equivalencias que resultan de la movilidad vertical y horizontal entre distintos sistemas y modalidades educativas.  

Entrado el siglo 21, los sistemas escolares no se han hecho aún cargo de las realidades del siglo 20. La retórica acerca de los desafíos que plantea el nuevo milenio es, en buena medida, la retórica que corresponde a desafíos pendientes de siglos anteriores. El reconocimiento de la diversidad, piedra angular del discurso educativo moderno y de los procesos de reforma en todos los ámbitos, apenas si ha empezado a horadar a un sistema escolar pensado y organizado desde la negación misma de lo diverso, de lo diferente, de lo cambiante. La problemática no atendida, ni siquiera asumida, de los niños migrantes, es apenas un botón de muestra.

Educar a los niños o educar a los adultos: falso dilema


(viñetas de Francesco Tonucci - Frato)
 
Siempre que se plantea el tema de las prioridades en el mundo de la educación, surge el tema niños versus adultos. Frente al argumento de las restricciones financieras, todos coinciden en que los niños deben tener prioridad. Desde la perspectiva de los derechos humanos el argumento es "el interés superior del niño".

Se trata, no obstante, de una falsa opción: para educar a los niños es preciso educar a los adultos, justamente en función de "el interés superior del niño".
La investigación internacional reitera que la educación de los padres tiene enorme impacto sobre la educación, el bienestar y la vida de los niños y las niñas, no solo en la primera infancia sino también en la infancia, la adolescencia y la juventud. Por eso, como reitero siempre, el derecho de los niños a la educación debería incluir el derecho a la educación de sus padres.

El derecho a la educación incluye a niños, jóvenes y adultos. El paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida nos recuerda que aprender no tiene edad y que continuar aprendiendo es hoy una necesidad fundamental para todos.

¿Quiénes cuidan y educan a los niños en el hogar?. Adultos madres y padres, abuelos, tíos, hermanos mayores, parientes, empleadas domésticas, vecinos, amigos. Adultos que por lo general desconocen, improvisan y replican los problemas de su propia crianza y de su propia infancia. Adultos que muchas veces maltratan a los niños, les niegan el juego, no tienen en cuenta sus necesidades. Adultos de quienes depende la creación de ese "ambiente familiar rico en afecto y en estímulos" que reclaman los programas de atención a la infancia y que no muchos niños llegan a disfrutar.



¿Quiénes educan a niños y niñas en la escuela?. Adultos educadores, maestros, profesores, cuya formación y capacitación está muchas veces alejada de la buena pedagogía y de la buena relación con los alumnos. Adultos de cuyo criterio depende, en gran medida, la posibilidad de esa "escuela amiga de los niños" a la que han aspirado y aspiran los pedagogos progresistas. Sabemos que la calidad de la enseñanza en el medio escolar depende fundamentalmente de la calidad de los educadores. Invertir en buenos educadores es invertir en buena pedagogía, en altas expectativas, empatía, afecto, buen trato y respeto hacia niños y niñas.


¿Quiénes deciden qué deben aprender los niños dentro y fuera de la escuela, qué deben hacer, jugar, leer, escribir, ver en la televisión o en el cine, oír en la radio, ver en Internet? Adultos. Padres y madres, abuelos, empresarios, comunicadores, cineastas, diseñadores, programadores, educadores, periodistas, escritores, dibujantes, fotógrafos, camarógrafos, comerciantes... Adultos que requieren ser mínimamente informados y educados en temas de infancia, si se quiere que reconsideren viejas creencias y prejuicios. Haber sido niño no habilita, por sí mismo, a saber qué necesitan niños y niñas en distintas edades. 



¿Quiénes asumen que su papel es dar ejemplo, cuidar a los niños, orientarles, estimularles, educarles?. Adultos, en el hogar, en la comunidad, en la calle, en el sistema escolar, en los medios, en el parque, en la cancha deportiva, en la iglesia, en la estación de policía, en el consultorio médico
. Adultos que repiten que "los niños son el futuro" y que "los niños son el recurso más valioso de una sociedad" pero que a menudo ignoran esos dichos en sus decisiones, actitudes y prácticas.


¿Quiénes toman a alto nivel las decisiones sobre qué hacer con los niños?. Adultos políticos, burócratas, tecnócratas, especialistas, consultores, funcionarios, planificadores. Adultos que frecuentemente desconocen a los niños como sujetos de derecho, de participación y de consulta.


Lo dicho: es imposible educar a los niños sin educar a los adultos. Todos los adultos necesitamos educarnos en la comprensión y el respeto hacia los niños. Aceptar que la educación de los niños es prioritaria significa, de hecho, aceptar la prioridad de educar a los adultos.

Un día en la vida de un niño rural (Colombia)

 



Oy me mandaron a bañar.
Hoi me regañaron.
Aller me pegaron.
Hoy me mandaron a cambiar.
Hoy me bañé la cara.
(Mauro, 7 años, 2º grado)

Oy me levanté tarde.
Oy me bañé la cara.
Oy me regañaron.
Oy ise la tarea para mañana.
Oy me bañé las manos.
Oy empezamos la segunda Unidad de Naturales.
Oy rezamos el rosario.
Oy yo cuidé las ovejas.
Oy yo gugué a los pistoleros.
(Camilo, 7 años, 2º grado).

Oy me pegaron una cacetada.
Oy me regañaron.
Oy me vañé las manos.
Oy me jui en bicicleta.
Oy le alludéa nestor a cortar labrillo.
Oy jui para Leiva a vendre cebolla.
(Dolores, 10 años, 2º grado).


Esto es lo que Mauro, Camilo y Dolores han escrito en su diario de vida el día de ayer. Diarios escolares pulcros, con linda letra, escritos por niños de segundo grado que aprenden a leer y escribir en una pequeña escuelita rural del Programa Escuela Nueva, ubicada en el Departamento de Boyacá, Colombia.

Luego de hacernos amigos, los tres me enseñan sus cuader­nos. El cuaderno que tienen a mano es precisamente el que llevan como diario. Mauro lo lee él mismo en voz alta; Camilo y Dolores me piden que lo lea yo.

Salvo por Camilo que es el único que incluye a la escuela como parte de sus actividades ("hice la tarea para mañana", "empezamos la segunda Unidad de Naturales"), los tres describen fundamental­mente su vida fuera de la escuela. Lavarse cara y manos es una actividad que comparten todos ellos. Camilo y Dolores des­criben actividades de trabajo infantil - él cuida las ovejas, ella ayuda a cortar ladrillo y a vender cebolla en el mercado - salpi­cadas de juego: Camilo se da modos para jugar a los pistoleros y Dolores incluye su paseo en bicicleta como un acontecimiento. Mauro - el más vivaracho e inquieto de los tres - sólo describe obligaciones. Los tres narran maltrato: "me regañaron", "me pegaron", "me pegaron una cachetada".

Camilo me cuenta que cuida quince ovejas; las cuida para que nadie las robe; las cuida todas las tardes; le gusta cuidarlas; les ha puesto nombre a todas; las reconoce una por una. Mauro quiere ser ciclista, porque "los que van punteros ganan mucha plata", o si no torero, porque "los toreros también ganan mucha plata, pero más los ciclistas, y a ellos no les agarra el toro". Dolores dice que, cuando sea grande, va a ser como su mamá, va a botar cebolla, va a trabajar en la casa y en el campo.

La conversación se congela al tocar el punto del mal­trato. ¿Quién les regaña?. ¿Por qué les regañan?. ¿Quién les pega?. ¿Por qué les pegan?. Mauro, Camilo y Dolores permanecen en silen­cio, se miran nerviosos entre sí. Es evidente que el asunto provoca angustia y miedo. Ninguno quiere delatar a sus padres.

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Gabriela sabe leer pero tiene miedo

Niña leyendo - Mario Mollari

Durante la Campaña Nacional de Alfabetización "Monseñor Leonidas Proaño" recorrí el Ecuador visitando Círculos de Alfabetización Popular (CAP). En varios encontré niños y niñas pequeños que iban a los CAP con sus padres o madres, tíos, abuelos, algunos para aprender a leer y escribir, otros para reforzar lo aprendido en los primeros años de la escuela.

En un CAP que funcionaba en el pórtico de entrada de una humilde casa particular de El Puyo, provincia de Pastaza, encontré a tres mujeres: Karina, la joven alfabetizadora, la señora María, dueña de la casa, y Gabriela, su sobrina de 10 años. La tía y la alfa­beti­za­dora me explicaron que el papá de Gabriela había decidido ponerla en el CAP porque tenía problemas en la escuela. Había per­dido ya dos veces el segundo grado y ahora estaba condicionada para entrar al tercero. Su problema, según el maestro de la escue­la, es que no aprendía a leer ni a escribir.

Mientras la tía leía en voz alta un texto, observé de reojo a Gabriela, quien seguía la lectura con los ojos y con el dedo índice. De vez en cuan­do, la niña completaba o corregía en voz muy baja los errores de la tía. ¡Gabriela sabía lee­r!.

Se lo dije. Le pedí que leyera en voz alta el texto, pero se negó. Gabriela sabía leer pero tenía miedo de ha­cerlo. Estaba traumatizada. Entre bromas y expresiones de alien­to, logra­mos que empezara a hablar.

- "En mi clase somos 38 niños... Nos estaban cambiando a cada rato de profesor... Por eso no pue­do leer bien... Primero estuvi­mos con el señor Pedro, después con el señor Colala... Con él perdí el año... Nos pegaba... El señor Aguilar es bueno, no nos pega... El otro nos pegaba con un cable de luz... Traía de la casa de él... Pegaba en las manos y en la ca­beza".

- “¿Y tú qué hacías cuando te pegaba?”.

- "Lloraba... Los otros niños de mi clase también lloraban".

- “¿Y qué hacían tus papás?”.

- "Nada... Es que no les decía nada, por miedo... Ellos también me pegan con correa".

- “¿Y por qué no quieres leer, si sabes leer?”.

- "El profesor me dice que no sé leer... Cuando me equivocaba, me pegaba... Cuando me atrancaba en una palabra y no leía rápido, me pegaba... No me gusta leer".

Le pedí que leyera unos rótulos que aparecen en el Cua­derno de Trabajo de la campaña. Pudo leerlos con facilidad, pero cuando se a­trancaba, se asustaba. En vez de castigarla, todos le animamos a que siguiera intentando. Lo hizo. Entre es­tímulos y felicitaciones, em­pezó a sonreír.

Le pregunté qué le gustaría leer. Me respon­dió, sin pensarlo dos veces:

- "Cuentos".

- “¿Cuáles cuentos?”.

- "El Lobo" y "Los Tres Chanchitos".

Contagiada por el entusiasmo general, la tía mandó a traer un libro de cuentos que recordó tener guardado. Era un li­bro grande, en edición de lujo, con tapa gruesa. Se llamaba "Un mundo de fantasía", publicado por Ediciones Océano, Barce­lona. Traía cuatro cuentos ilustrados a todo color: El Patito Feo, Pinocho, Los Tres Cerditos, y Peter Pan.

Gabriela conocía el libro pero no lo había leído. Lo hojeó de principio a fin y luego em­pezó a leer en voz alta El Patito Feo. De pronto, inte­rrumpió la lectura:

- "Este libro es de cuentos pero no me gusta... Es muy grande... No le entiendo muy bien... A mí me gustan unos cuentos más cor­tos".

Gabriela tenía razón. La literatu­ra infantil, hecha por adultos, es todo menos infantil. Basta leer el primer pá­rrafo para desis­tir del intento.

¡Pobres niños!. Acosados por profesores y padres, trauma­tizados por pésimos mé­todos de enseñanza, castigados porque no apren­den al ritmo que desean los adultos, y atormentados por textos escolares y libros de cuen­tos que no compensan la tortura de aprender a leer...

* Incluido en: Rosa María Torres, El nombre de Ramona Cuji (Reportajes de la Campaña Nacional de Alfabetización “Monseñor Leónidas Proaño”), Editorial El Conejo, Quito, 1990.

Ecuador CIMA Kids ¿Cumbre ecológica infantil?

Diagrama: sitio CIMA Kids
"Queriendo aprovechar el domingo con mi guagua fuimos a la FERIA DE ECOLOGÍA en el parque La Carolina. Con tristeza, decepción y mucha indignación concluyo que tiramos nuestro tiempo y nuestra plata a la basura. Tal feria, que no debería costar un centavo, no es más que un desfile de marcas y productos que con el pretexto de "Cuidado a la Naturaleza" no hacían más que publicitarse, el aporte de NICKELODEON era tomarse fotos con Bob Esponja.... ¡una terrible falta de respeto! Cuando ya salíamos, faltando 30 minutos para que se terminara, encontramos una gran disputa de personas que reclamaban entrar vs. los pobres porteros que tenían la orden de ya no dejar pasar... Vendían boletos cuando ya las carpas y actividades varias estaban cerrando sus puertas... PROMOVER CONCIENCIA ECOLÓGICA NO DEBE SER UN NEGOCIO!!!!" (Testimonio de una joven mamá en Facebook, Quito, 29 oct. 2012).

Domo del Ministerio del Ambiente
Entre el 24 y el 28 de octubre de 2012 se realizó en Quito la Cumbre Internacional del Medio Ambiente-Kids (CIMA Kids) organizada por tres empresas privadas - Sambito, Maruri Eventos y Comefex - y el Ministerio del Ambiente - Ministra Marcela Aguiñaga - con el Ministerio de Educación - Ministra Gloria Vidal - como "socio estratégico", según se indica en el sitio oficial del evento.
 
"Se trata de un hito para el país. Este será el referente para que otras naciones repliquen lo hecho en Ecuador”, había dicho el Presidente de la empresa Sambito en una de tantas entrevistas en los medios. El evento incluia varias actividades: una conferencia académica, una Asamblea de Niños por el Medio Ambiente con niños provenientes de varios países del mundo, un concurso escolar de reciclaje de papel periódico y botellas plásticas (Record Guinness a 1 millón y medio de botellas plásticas recolectadas) y una Expo abierta al público organizada en el Parque La Carolina de Quito.

Foto: Minisrterio del Ambiente, Ministra Marcela Aguinaga
Interesada en ver cómo abordaban la "conciencia ecológica" y la "educación ecológica" infantiles, fui a visitar la Expo, descrita como "una experiencia muy sensorial y vivencial, a través de estaciones y stands ubicados en un área de 20.000 m² de exposición, que enseñarán a los niños de manera dinámica mensajes claves sobre la importancia de: Medio ambiente: agua, energía, reciclaje, naturaleza, forestación; Alimentación sana; Deporte y recreación; Responsabilidad social; Bienes y servicios. Los recorridos se complementarán con talleres cortos, charlas, obras de teatro, entre otros".

Foto: Ministerio del Ambiente
Lo que encontré superó mis peores expectativas. En uno de los países más biodiversos del planeta, con Constitución que reconoce derechos a la naturaleza y adopta el Sumak Kawsay (Buen Vivir) como eje, y conocido asimismo por la Iniciativa Yasuní-ITT que propone dejar bajo tierra el petróleo en esta zona de la Amazonía a cambio de donaciones internacionales, el CIMA Kids resultó ser un evento político-empresarial con nombre en inglés e inconfundible estilo gringo. Un evento de negocios, destinado a vender productos e ideas, entre otras la de que la megaminería es una gran cosa, en línea con el modelo extractivista que viene impulsando este gobierno en abierto conflicto con la Constitución y con el movimiento indígena (Ver: Marcha por la Vida). La propia empresa transnacional involucrada en el conflicto, la minera Kinross, tenía un stand en la feria.


En país de 14 millones y medio de habitantes en el que cerca de dos millones subsisten gracias a bonos mensuales de USD 35 que el gobierno distribuye entre los más pobres, el costo de la entrada a la Expo (USD 5 adulto, USD 2.50 tercera edad, gratis para niños menores de 12 años) obligó a muchas familias a quedarse afuera, eligiendo a uno o dos adultos para acompañar a los niños. Conversé con familias numerosas que habían venido del sur de Quito, creyendo que la entrada era gratuita, y que debieron quedarse acampando afuera, mientras los niños entraban solos.

Foto: El Tiempo
Adentro de la jaula, la montaña de botellas plásticas recolectadas por escolares de colegios de la ciudad. Alrededor de la jaula, el lugar tomado por el plástico: bolsas, vasos, platos, cubiertos, botellas, sillas, etc. El domingo, al cierre del evento, todo el parque era un mar de basura al que contribuian con lo suyo los puestos populares de comida multiplicados con oportunidad de la feria, con sus típicas ventas de carne en palito, empanadas, morocho, colada morada, pristiños, humitas, choclos con queso, papas con cuero, hot dogs, colas, jugos, etc., etc.

Me preparaba para escribir una crónica de la visita, con mi libreta rebosante de notas, cuando se me cruzó la de Roberto Aguilar, brillante cronista, periodista y editor de contenidos del diario Hoy de Quito. A grandes rasgos, lo que él vio y describe es lo que también yo vi, así que decidí ahorrarme el placer y el trabajo. Les dejo aquí con su crónica. ¡Agárrense!


Roberto Aguilar
Diario Hoy, 28 Octubre 2012
Una feria de lecciones para una ecología extractivista

Empresas públicas y privadas ofrecen una visión comercial y oficialista del ecologismo. La feria CIMA Kids dejó inquietantes enseñanzas a los niños.

En el "Museo interactivo del árbol", los niños juegan a llevar troncos al aserradero. Con la ayuda de los alegres y serviciales guías, cargan el adorable camioncito de madera con pequeños pinos y lo empujan rampa arriba, rodean el bosquecillo mágico simulado con matas verdaderas, entre cuyos tallos discurren las aguas cristalinas de un arroyo, y depositan la preciosa carga al pie de la prensadora. Hombrecitos de Fisher Price operan una sucesión de máquinas en miniatura dispuestas en hilera: encoladora, torno, secadora. Una instructora con voz infantil explica cada paso y agita en el aire una laminilla de madera, el producto final listo para salir al mercado.

Es una de las inolvidables lecciones que ha reservado para los niños la Cumbre Internacional del Medio Ambiente, CIMA Kids, que concluye hoy en el parque La Carolina: cómo se fabrica el aglomerado. Al término del vibrante recorrido propuesto al visitante a través de una quincena de carpas y domos ecológicos, los niños aprenderán también que "los proyectos hidroeléctricos no tienen impacto ambiental porque están bajo la tierra", que el negocio de las empresas madereras consiste en sembrar árboles, que las refrigeradoras Panasonic son amigables con el medio ambiente y que no hay mejor manera de protegerse de los excesos de la naturaleza, tan hostil ella, tan peligrosa, que utilizar productos Johnson"s Baby. Pintarán emblemas de Finalín, volarán en Aerogal, se fotografiarán con Bob Esponja, tomarán yogur Alpina y descenderán a las profundidades de las minas con el mismo candor con que lo harían los siete enanos de Blancanieves.

A las ocho de la mañana, la explanada al pie de la Cruz del Papa es un hervidero de escolares que forman intrincadas filas sobre los cientos de metros cuadrados de gravilla que los organizadores volcaron sobre el parque. El ingreso es lento y la espera es angustiosa. En las carpas y los domos, ante los pabellones de las decenas de empresas públicas y privadas que pueblan el espacio ferial más grande que se haya delimitado en La Carolina, el río de visitantes fluye ininterrumpido.

No son maestros ni personal especializado la mayoría de los expositores que reciben a los niños, les imparten lecciones sobre el medioambiente y juegan con ellos. Son chicos afanosos, voluntarios o contratados para cumplir un trabajo que se parece más al de los impulsadores en los mercados que al de los guías en los museos. Fuera del domo de Quito Verde (la iniciativa ambientalista del Municipio) no hay en toda la feria un discurso didáctico estructurado: hay propaganda, pública y privada. Sólo el pabellón municipal se plantea enseñar cosas a los niños. Los demás quieren convencerlos de que apoyen tal política o compren tal producto.

–¿Que hay en la selva? –El impulsador habla por un micrófono a una veintena de niños de uniforme verde.

–¡¡Mosquitos!! –responden en coro, ya instruidos.

–¿Y cómo nos protegemos de los mosquitos?

–¡¡Con repelente!!

–¡Exacto! Con repelente. ¡Y mucho mejor si es Johnson"s Baby!

La carpa de Johnson y Johnson se llama "Exploremos el mundo" y exhibe una seductora guía de caminos en la entrada, con cuatro flechas que señalan cuatro rutas diferentes: "la playa misteriosa", "la cascada mágica", "la cueva fantástica" y "el bosque encantado". En realidad conducen a "bloqueador solar", "toallitas húmedas", "jabón líquido" y "loción antimosquito".

–Los niños que tienen ya el producto que pasen por aquí...

En la carpa de yogur Alpina, animada por chicas angelicales vestidas como Heidi, los rompecabezas para menores de cinco años con los cuales se entretienen unos pocos no consiguen ocultar el verdadero propósito de la instalación: repartir producto. Una vez que los niños han sido provistos con su vasito plástico respectivo, un atareado joven los enfila hacia la puerta de salida con la misma neutral diligencia con que lo haría si fueran cajas. O botellas.

Más adelante los espera Nickelodeon ("Love-Love-Fun-Fun") y la oportunidad de sacarse una foto con Jimmy Neutron, Bob Esponja o Dora la Exploradora. Chicas de camiseta naranja se encargan de poner orden en la invasión infantil que amenaza con convertir en jirones los disfraces de espuma que visten tres sacrificados por la causa. Llegararán al medio día enrojecidas, extenuadas, quizás inconfesablemente hartas de los niños.

Mezclados entre las ofertas comerciales, los pabellones del gobierno y de sus empresas contratistas ofrecen una experiencia igualmente mágica. La minera Kinross guía a los niños hasta las profundidades de los socavones de donde se extraen el oro y la plata con el mayor respeto por los árboles y los animalitos.

–¡Como este lorito! –exhibe feliz un pajarraco de juguete que trajo de casa un niño del grupo de los más pequeños.

–Así es, chiquito –pone la voz tierna la impulsador de casco amarillo–, ese lorito no se va a morir, va a vivir.

Nadie, en realidad, va s salir lastimado, expone la minera a los infantes: "el agüita sucia no irá a parar en las quebradas ni en los ríos, sino que va a ser tratada con las normas de calidad de Kinross", "los arbolitos van a ser llevados a estos viveros", "personas experimentadas cuidarán a los animalitos en lugares especialmente diseñados para ellos" y después todos van a ser reubicados.

–¿Saben lo que significa reubicar?

–¡¡Nooo!!

Sobre un fondo boscoso se recorta la imagen de un niño con un perro, dibujados al estilo de los animes japoneses, con esos grandes ojos de pupilas extrañamente dilatadas. Simboliza "todo el cuidado, toda la responsabilidad que ponemos en beneficio de la comunidad". También hay un señor de mandil trabajando en un laboratorio, un técnico perforador con un veta de mineral en las manos, un minerito cargando una maceta, todos con los ojos desorbitados y la sonrisa fofa.

La hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la maderera Endesa Botrosa, la Fuerza Naval, el Servicio de Rentas Internas con su equipo de "guardianes de la cultura tributaria" (más personajes japoneses con mirada esquizoide), todos cuidan el ambiente y obtienen de él la riqueza necesaria para una vida feliz en la plenitud del consumo, una vida de yogures, chocotines y dibujos animados.

Los marinos han cubierto el interior de su carpa con gigantescas lonas propagandísticas. "Poder naval", se lee sobre la figura de un soldado en camuflage, el arma de asalto en ristre y el fiero rostro pintado de negro que parece a punto de saltar sobre los pequeños que lo observan. "¡Bang, bang!", disparan sobre él dos belicosos, olvidando por completo el medioambiente.

Afuera, la montaña de botellas plásticas crece y crece hasta romper el récord Guiness del reciclaje: 1 559 002. La empresa Recypet las somete a prensa y embalaje. Puntos verdes con el logotipo municipal invitan a clasificar la basura con sus contenedores de colores. Una casita de material enteramente reciclado, con paneles solares, huerto familiar y compostera para el aprovechamiento de los desechos orgánicos, habla de las buenas intenciones del Ministerio del Ambiente: es la "casita del buen vivir". Hay un muro para escalada y un área de juegos al aire libre. En el patio de comidas, los niños disponen de una dieta tan sana como el ambiente: Tropiburguer y Baskin Robbins.

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26 hechos que distinguen a la educación finlandesa

Rosa María Torres



En Glosario mínimo sobre la educación en Finlandia, incluido en este blog, describí las características principales del sistema educativo finlandés, reconocido como modelo estrella a nivel mundial, experiencia que inspira a muchos a explorar vías alternativas para la innovación y la reforma de los sistemas escolares. Finlandia destaca no solo por ubicarse entre los países con mejores resultados en la prueba internacional PISA sino sobre todo - ¡muy importante! - porque dichos resultados a) se logran sin o con mínimo padecimiento de los estudiantes y sus familias, haciendo del aprendizaje en el medio escolar una experiencia gratificante, b) son igualitarios, orientados por un principio de equidad - "oportunidades y aprendizaje de calidad para todos" - antes que por la competencia y la excelencia de unos pocos. Esto marca una enorma diferencia con lo que acontece hoy en otros países también ubicados en la cima de PISA como son China (Shanghai, Hong Kong) o Corea del Sur.

En esta entrada me limito a traducir del inglés al español estos "26 hechos sorprendentes sobre el sistema educativo no ortodoxo de Finlandia" ("26 Amazing Facts About Finland's Unorthodox Education System"), los cuales captan de manera sintética algunos de los rasgos que hacen de éste un sistema excepcional, muy diferente de los que predominan en los "países occidentales", tanto en el Norte como en el Sur (especializado en tratar de seguir los malos modelos del Norte). Algunas diferencias del modelo educativo finlandés que se relievan aquí: a) NO a la evaluación y a las pruebas, b) NO es centralizado, c) NO da prioridad a la excelencia sino a la equidad, d) NO fomenta la competencia sino la colaboración entre los alumnos, e) NO aboga por más tiempo de estudio sino por más juego y más tiempo libre.

Cabe hacer algunas aclaraciones sobre este artículo:

- Se refiere únicamente al sistema escolar. Este constituye solo una parte de lo que es y explica el modelo educativo finlandés, que cuenta con la familia como elemento central y que incluye un sinnúmero de recursos de aprendizaje como son bibliotecas, espacios culturales y deportivos, etc.

- Las comparaciones se hacen con respecto al sistema escolar en Estados Unidos, destacando las abismales diferencias entre ambos países en cuanto a costos, estrategias y resultados. Cabe a cada uno de nosotros comparar los hechos y datos de Finlandia con los de nuestros respectivos países.

Les dejo con los "26 hechos sorprendentes" que distinguen al sistema escolar finlandés respecto del de Estados Unidos y del modelo escolar dominante en la actualidad en todo el mundo:

1. Los niños y niñas finlandeses empiezan la escolaridad a los 7 años de edad.

2. Hasta la adolescencia rara vez son sometidos a pruebas o se les envía tareas a la casa.

3. Durante los primeros seis años no se evalúa a los niños (es, básicamente, una edad para jugar).

4. Existe solo una prueba estandarizada obligatoria, que se aplica cuando los alumnos tienen 16 años.

5. Todos los alumnos, independientemente de su inteligencia o capacidad, aprenden en la misma clase.

6. Finlandia gasta por alumno alrededor de 30% menos que Estados Unidos.

7. 30% de los alumnos finlandeses recibe refuerzo escolar adicional, en el propio plantel, durante los primeros nueve años de escolaridad.

8. 66% de los estudiantes ingresa a la universidad (el índice más alto en toda Europa).

9. La diferencia entre estudiantes con bajos y con altos rendimientos es la más pequeña del mundo. 

10. Las clases de ciencias tienen un límite de 16 estudiantes a fin de que puedan realizar experimentos prácticos.

11. 93% de los estudiantes finlandeses se gradúa de la enseñana secundaria (17.5% más que en Estados Unidos).

12. 43% de los estudiantes secundarios opta por institutos vocacionales (esta opción no les impide acceder a la universidad, si lo desean).

13. Los estudiantes de primaria tienen 75 minutos de receso cada día (solo son 27 minutos en  Estados Unidos).

14. Los profesores finlandeses pasan 4 horas al día frente al aula y dedican 2 horas a la semana en el plantel para "desarrollo profesional".

15. Finlandia tiene el mismo número de profesores que la ciudad de Nueva York, pero muchos menos alumnos (600.000 en comparación con 1.1 millones en NY).

16. El sistema escolar finlandés es financiado 100% por el Estado.

17. Todos los profesores deben tener una Maestría, la cual es subsidiada en su totalidad por el Estado.

18. El currículo nacional consiste solo en lineamientos generales.

19. Los futuros profesores son seleccionados entre el 10% de los mejores graduados.

20. En el año 2010, 6.600 aplicantes se presentaron para 660 cupos de capacitación para profesores de primaria.

21. El salario promedio de un profesor finlandés que se inicia era de US 29.000 en 2008 (en Estados Unidos, US 36.000 en el mismo año).

22. Profesores de secundaria con 15 años de experiencia ganan 102% de lo que gana un graduado universitario (apenas 62% en Estados Unidos).

23. No existe pago por mérito para los profesores (es decir, vinculado a los redimientos o puntajes de sus alumnos).

24. Los profesores gozan del mismo estatus que los médicos o los abogados.

25. En una evaluación estandarizada internacional realizada en 2001 (PISA), los estudiantes finlandeses resultaron primeros o entre los primeros lugares en ciencias, lectura y matemáticas.

26. En términos educativos Finlandia se ubica por encima de países con demografía similar. (La vecina Noruega, por ejemplo, con características similares a Finlandia, sigue las estrategias de Estados Unidos y obtiene los mismos bajos resultados que éste a nivel internacional).

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El trauma del primer grado


Rosa María Torres

Inspirado en, y dedicado a, mi sobrino Nicolás
(12 de marzo 1983-16 marzo 2015)


Juega, corre, trepa, salta, brinca, se ensucia, hace travesuras desde que se levanta hasta que se acuesta. Imposible que esté quie­to. No tiene horarios ni obli­gaciones. Habla, llora, ríe, cuando se le antoja. Inventa y cuenta historias fantásticas, de su propia cosecha, y muchas veces las ilustra, con candor y genialidad que apabullan. Dispara preguntas a granel. Es centro de atención de la familia. Todos celebramos cuando relata, cuando suelta un chiste, cuando sale con alguna ocurrencia, cuando hace una pregunta difícil. Cada día es una aventura. En su mundo sin paredes ni relojes, es libre y es fe­liz.

De pronto, un día, sin saber bien por qué, se encuentra sentado en una silla incómoda, con mesa incorporada, rodeado de otros niños sentados en otras tantas si­llas y mesas idénticas a la suya. El, que era único, que era centro de atención, ha pasado a ser uno más, un número.

Aquí, todo está prohibido. No se puede ju­gar cuando uno quiere: hay que esperar que toque un timbre o una cam­pana. Tampoco se puede traer juguetes. Al que trae un juguete, le avisan a la mamá.

No puede uno moverse mucho: hay que estar sentado. Regañan al que se para, se da vuel­ta o se agacha. La maestra se inquieta y se enoja ante el menor movimiento, sobre todo sin son varios los niños que se mueven a la vez. Está claro que a la maestra le caen bien los inmóviles. Siempre los pone de ejemplo.

Tampoco se puede hablar cuando uno quiere. Para abrir la boca, hay que levantar la mano. Eso, para decirle algo a la maestra. Porque con los otros niños no se puede hablar ni levantando la mano.  

Hay que pedir permiso frente a todos y en voz alta para ir al baño. Con lo cual, todos se enteran de que uno tiene ganas de ir al baño. Y hay que decidir si pasar la vergüenza o aguantarse hasta el timbre. Claro que, a veces, se calcula mal el tiempo y, entonces, ¡gran problema!.

La maestra es la única que puede pararse, hablar todo el tiempo y moverse sin pedir permiso a nadie. Solo ella puede hacer preguntas. Uno, que venía de ser príncipe de las preguntas, pasa a ser esclavo de las respuestas. ¿Y si no se quiere contestar?. Hay que querer. A la maestra no le agradan los niños que hacen preguntas sino los que las responden.

Se acabaron las historias libres, inventadas. Adiós a la imaginación. Ordenes e instrucciones sin cesar. A la maestra le encanta mandar. ¿Por qué hay que cumplir sus órdenes?. Porque el que no las cumple es un malportado y también le llaman a la mamá.

Hay muchas maneras de "portarse mal": jugar, levantarse del asiento, ha­cer bulla, reírse con el de al lado, arrancar las hojas del cua­derno, hablar sin pedir permiso, demorarse en sacar el cuader­no, perder el lápiz, no traer el libro... Mejor dicho, casi no hay manera de no portarse mal. Es muy di­fícil portarse bien.

Rayas y círculos desde la entrada hasta la salida. Y no se los puede poner en cualquier lugar ni de cual­quier manera. Hay que intentar que calcen entre las líneas, que no se desborden ni para arriba ni para abajo. ¿Para qué tanto palo y tanta bomba?. ¿Por qué no le enseñan a uno de una vez por todas a leer y escribir?.

Oir el timbre y salir volando. Pero los palos y las bombas hay que llevarlos en la mochila hasta la casa. "Deberes" se llaman. ¿Por qué y para qué tanto deber?. ¿Y a qué hora jue­ga uno, entonces?.

Si fuera una vez por semana, vaya y pase, pero ...  ¡todos los días!. Todos los días acostarse temprano y levantar­se temprano, con sueño. Todos los días el mismo uniforme. Todos los días lo mismo. ¿Qué, no se dan cuenta que uno se aburre?.


"¿Cuándo me gradúo, papis?", empezó a preguntar el Nico a pocos días de haber empezado la escuela. El no pidió que le pusieran aquí. Es más, pataleó y dejó claramente establecido que no quería. Pero igual le pusieron. Todo el mundo dice que por esto tienen que pasar todos los niños, que así es, que no hay escapatoria.

Pobre niño, pobre Nico. Ha empezado su primer grado. ¡Y no sabe cuánto le espera por delante!.


* Publicado originalmente el 24/9/1990 como parte de los artículos semanales que durante seis años (1990-1996) públiqué en la revista dominical  Familia del diario El Comercio de Quito.

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¿Aprendizaje en el siglo 21? ¡Falta la naturaleza!


Rosa María Torres

"¿Cómo esperamos que surjan nuevos Newtons si los niños jamás ven manzanas cayéndose de los árboles?" Francesco Tonucci


"Existen oportunidades para el aprendizaje en todo momento y lugar, mucho más allá de la escuela como espacio educativo exclusivo. Los medios de comunicación, los dispositivos móviles, la conectividad, las redes sociales y de colaboración ofrecen oportunidades para el aprendizaje continuo". Aprender en el siglo XXI, Eugenio Severín, BID.



¡Falta la naturaleza! En los modernos listados de lugares y medios que destacan la ubicuidad del aprendizaje y que confluyen en el Aprendizaje a lo Largo de la Vida, nuevo paradigma para la educación y el aprendizaje en el mundo.

¡Falta la naturaleza! En las políticas y reformas educativas, entendidas limitadamente como escolares, proclives al encierro, los espacios reducidos, los equipamientos, los estándares, las evaluaciones y las pruebas, los deberes en casa, el papel, las pantallas, los cables.

¡Falta la naturaleza! En la construcción escolar, enamorada del cemento, los muros, las rejas, las paredes, los corredores, los patios encementados, las plantas pintadas en los muros y dibujadas en los textos escolares antes que las plantas, el césped y el verde de verdad.

¡Falta la naturaleza! En el sistema escolar convencional, desde la base y hasta el fin de la educación superior, que asocia enseñanza y aprendizaje con puertas adentro, mesas, asientos, artefactos, timbres, enchufes, candados, premios y castigos.

¡Falta la naturaleza! En la preparación de docentes y directivos, antes y durante el ejercicio de su tarea, no solo como contenido sino como espacio para el esparcimiento, el aprendizaje y el desarrollo personal.

¡Falta la naturaleza! En el mundo académico: en la investigación, en la formación, en seminarios y paneles, en criterios acerca de lo que es calidad educativa, "buen aprender", "buen enseñar", "buen saber" y "buen desempeño" profesional.

¡Falta la naturaleza!  En las ciudades y los nuevos diseños urbanos, más preocupados con hacer espacio a los autos y ofrecer wifi en lugares públicos que con ofrecer espacios verdes, bicisendas seguras, huertos escolares, lugares para leer al aire libre, senderos para ir en bicicleta a la escuela y al trabajo.

"Aprendizaje en el siglo 21" no es solo TIC, internet y conectividad. La "brecha digital", reflejo de muchas otras brechas, viene a agregarse a viejas brechas en las oportunidades de aprendizaje de niños, jóvenes y adultos en todo el mundo. El abandono del campo y la "brecha urbano/rural" - con todas sus manifestaciones y secuelas - persiste e incluso se profundiza en muchos lugares, entre otros en el ámbito de las tecnologías, a la par que la expansión de las ciudades y de sus problemas. 

El llamado "síndrome de abstinencia tecnológica" ocupa la atención y se extiende entre la minoría conectada, con acceso a banda ancha y a smart phones. Pero un síndrome mayor y más serio, el "síndrome de déficit de naturaleza", afecta a millones de niños, jóvenes y adultos de todas las condiciones sociales, en todo el mundo, y sobre todo en las ciudades, limitando su desarrollo, sus aprendizajes, sus horizontes, su comprensión del mundo.

Niños que no han visto el mar, la montaña, el río, el bosque, un atardecer, una noche estrellada, pájaros trinando de verdad, hormigas trabajando en fila. Niños urbanos que no saben lo que es arar la tierra, sembrar, cosechar, ver crecer un tomate, ordeñar una vaca. Niños alienados que creen que la comida viene en latas, el agua en botellas, los vegetales en bolsas plásticas, la carne en envoltorios congelados. Niños que van perdiendo el contacto consigo mismos, con su curiosidad, su capacidad de asombro, sus emociones e inventiva, y se vuelven dependientes de sujetos y estímulos externos para aprender.

El sedentarismo es ya epidemia mundial entre personas de todas las edades y crecientemente entre los niños, estacionados frente a pizarras, televisores, móviles, videojuegos, pantallas de todo tipo. La obsesidad, hija del sendentarismo, la mala alimentación y el mal dormir, adquiere también proporciones de epidemia mundial y avanza a ritmo acelerado entre la población infantil. Problemas emocionales, soledad, depresión, suicidio, van en alza en el mundo. Enretanto, avanzan los estudios que confirman los enormes poderes curativos de la naturaleza, buena para el cuerpo, el cerebro y el alma, el sosiego, la motivación, la concentración, la creatividad, la cognición, el sentimiento de felicidad. Incluso un poco de verde salpicando los espacios de la vida cotidiana ¡hace una enorme diferencia!

Precisamente, las encrucijadas del nuevo siglo y del nuevo milenio alertan que es tiempo de romper con el encierro. Tiempo de abrir puertas y ventanas de la casa, de la escuela, del barrio, de la comunidad. Tiempo de reunirse, socializar, jugar y aprender al aire libre. Tiempo de organizar el huerto, de aprender a cultivar y producir los propios alimentos. Tiempo de salir, de caminar, correr, saltar, pasear, redescubrir el parque, el columpio, la pelota, la bicicleta, el árbol para trepar, la cometa para volar. Tiempo de volver a la naturaleza y de hacer efectivo el derecho de niños y niñas a conocerla, disfrutarla, cuidarla y aprender de ella.


» Ningún niño sin escuela y ningún niño sin contacto con la naturaleza.
» Una planta por niño. Una mascota por niño.
» Derecho al aprendizaje al aire libre.
» La naturaleza, fuente inagotable de riqueza y de aprendizaje.


Para saber más:
Niños pueden sufrir el 'síndrome de déficit de naturaleza'
Leave No Child Inside  Time for kids to go back outside! 
Children's Outdoor Bill of Rights
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Experiencias 
30 coles quitan patios de cemento (Barcelona)
Escuela Hermann Müller: Brasil ensaya la alfabetización con flores y poesía
Jardineritos - preescolar (Guayaquil, Ecuador) / Reportaje diario Expreso
"La naturaleza es un aula de aprendizaje por excelencia" (Colombia), El Espectador, 5 enero 2014


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