Educación y Salud deben ir obviamente juntas. La Educación requiere buena Salud física y mental: comer bien, dormir bien, mantenerse activo, descansar, son esenciales para la buena enseñanza y para el buen aprendizaje. A su vez, la Salud se beneficia de la Educación: leer y escribir comprensivamente, saber buscar información, comprender instrucciones, anticipar y resolver problemas, son esenciales para cuidar la propia salud y la de los demás.
Pero Educación y Salud también deben ir obviamente separadas. Cada una tiene especificidad. No son
meramente «servicios»: configuran campos de conocimiento especializado, en constante investigación y evolución.
» Si la Educación fuera como la Salud, los alumnos serían considerados y tratados como pacientes - personas con déficits, con algún desperfecto o falla a reparar - antes que como personas en proceso de aprendizaje. Si bien es cierto que la educación tiende a patologizar lo que considera problemas - el alumno «lento», el hiperactivo, el que se distrae, etc. - el avance del campo ha venido mostrando cada vez más las limitaciones e ignorancias del propio campo respecto de cómo funciona el aprendizaje y cómo aprenden niños, jóvenes y adultos. Aprender es complicado y toma tiempo. Todos podemos aprender; cada uno lo hace de manera diferente y a su propio ritmo; toda edad es buena para aprender.
» Si la Educación fuera como la Salud, los profesores serían formados para sanar, para transmitir información, para dar instrucciones más que para facilitar aprendizajes. La cultura médica se ha forjado históricamente como una cultura elitista, que no se siente obligada a explicar a los pacientes e incluso a que su caligrafía sea comprensible cuando se prescribe una receta o garabatea un diagnóstico. La cultura docente está obligada a la explicación, a la máxima claridad, a la mejor pedagogía.
» Si la Educacion fuera como la Salud, usaríamos la investigación educativa como vía para determinar «qué funciona» y «qué no funciona», o «qué funciona mejor» en términos de estrategias, tratamientos y medicamentos. Esto, que está en la base de la medicina, la investigación y la práctica médica, no es aplicable a la educación pues aquí tienen gran importancia los contextos, las condiciones, las edades, las historias personales, etc. No hay "tratamiento", currículo, método, materiales, que funcionen o no funcionen en general y para todos.
» Si la Educacion fuera como la Salud, podríamos aplicar la misma receta o el mismo procedimiento a los que presentan idénticos síntomas, sin importar su lengua, su cultura, su condición social, su conocimiento previo, sus intereses, sus preferencias... La educación, por el contrario, requiere tratos específicos, personalizados. No hay dos alumnos ni dos trayectorias de aprendizaje iguales.
» Si la Educación fuera como la Salud, podríamos inyectar a los docentes en lugar de pasar por el complicado y penoso esfuerzo de formación y capacitación permanente que implica su desarrollo profesional. Inyecciones en vez de lecturas, cursos, pasantías...
» Si la Educación fuera como la Salud, podríamos recurrir a pastillas para cada una de las materias: una para geografia, otra para historia, otra para música, otra para filosofía, etc., en las dosis requeridas para cada edad y nivel. Monografías y tesis podrían facilitarse con jarabes y sueros multivitamínicos.
» Si la Educación fuera como la Salud, podríamos emprender campañas de vacunación para evitar la repetición, la deserción, la copia, el plagio, el analfabetismo, el miedo a las matemáticas, la tensión antes de los exámenes, las bajas calificaciones.
» Si la Educación fuera como la Salud, los profesores serían formados para sanar, para transmitir información, para dar instrucciones más que para facilitar aprendizajes. La cultura médica se ha forjado históricamente como una cultura elitista, que no se siente obligada a explicar a los pacientes e incluso a que su caligrafía sea comprensible cuando se prescribe una receta o garabatea un diagnóstico. La cultura docente está obligada a la explicación, a la máxima claridad, a la mejor pedagogía.
» Si la Educacion fuera como la Salud, usaríamos la investigación educativa como vía para determinar «qué funciona» y «qué no funciona», o «qué funciona mejor» en términos de estrategias, tratamientos y medicamentos. Esto, que está en la base de la medicina, la investigación y la práctica médica, no es aplicable a la educación pues aquí tienen gran importancia los contextos, las condiciones, las edades, las historias personales, etc. No hay "tratamiento", currículo, método, materiales, que funcionen o no funcionen en general y para todos.
» Si la Educacion fuera como la Salud, podríamos aplicar la misma receta o el mismo procedimiento a los que presentan idénticos síntomas, sin importar su lengua, su cultura, su condición social, su conocimiento previo, sus intereses, sus preferencias... La educación, por el contrario, requiere tratos específicos, personalizados. No hay dos alumnos ni dos trayectorias de aprendizaje iguales.
Frato |
» Si la Educación fuera como la Salud, podríamos inyectar a los docentes en lugar de pasar por el complicado y penoso esfuerzo de formación y capacitación permanente que implica su desarrollo profesional. Inyecciones en vez de lecturas, cursos, pasantías...
» Si la Educación fuera como la Salud, podríamos recurrir a pastillas para cada una de las materias: una para geografia, otra para historia, otra para música, otra para filosofía, etc., en las dosis requeridas para cada edad y nivel. Monografías y tesis podrían facilitarse con jarabes y sueros multivitamínicos.
» Si la Educación fuera como la Salud, podríamos emprender campañas de vacunación para evitar la repetición, la deserción, la copia, el plagio, el analfabetismo, el miedo a las matemáticas, la tensión antes de los exámenes, las bajas calificaciones.
» Si la Educación fuera como la Salud, en vez de instituciones educativas tendríamos centros de salud y hospitales. La infraestructura escolar convencional se parece mucho a la infraestructura hospitalaria (y carcelaria) pero no hay razón para que esto sea así. La nueva infraestructura educativa - preescolares, escuelas, colegios, universidades - busca justamente alejarse del modelo hospitalario, con sus pabellones y sus largos corredores.
» Si la Educación fuera como la Salud, sería más fácil identificar malas prácticas. Malas prácticas educativas abundan, desde las políticas nacionales e internacionales hasta la enseñanza dentro y fuera de las aulas, afectando a millones de niños, jóvenes y adultos en todo el mundo, pero rara vez se perciben como tales pues políticos y expertos atribuyen las falencias a los docentes y todos ellos a los alumnos y sus familias. Nadie asume la responsabilidad y los costos de las malas prácticas de investigación, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación que matan todos los días ilusiones, talentos, vocaciones, autoestimas.
Desafortunadamente, por otra parte, la Educación no es como la Salud. No hay grandes manifestaciones y protestas reclamando buena educación como sí las hay reclamando buena atención de salud; la salud se percibe como cuestión de vida o muerte, la educación no. Enseñar es mucho más complicado que recetar y administrar medicamentos. No hay vacuna, inyección, pastilla, suero o pomada capaz de asegurar el aprendizaje.
En buena hora, asimismo, la Buena Salud y el Buen Aprendizaje tienen cosas importantes en común. Para mantenernos sanos y para mantenernos curiosos dependemos más de nosotros mismos que del auxilio externo de especialistas y de instituciones especializadas. Aprender a cuidar la propia salud es la clave de una vida sana, del mismo modo que aprender a aprender es la clave de una vida desafiada por el deseo de saber, resolver problemas, cambiar y ser mejores.
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- "Niños, no se olviden de usar el hilo dental"
- El sistema escolar hace mal a la salud
En buena hora, asimismo, la Buena Salud y el Buen Aprendizaje tienen cosas importantes en común. Para mantenernos sanos y para mantenernos curiosos dependemos más de nosotros mismos que del auxilio externo de especialistas y de instituciones especializadas. Aprender a cuidar la propia salud es la clave de una vida sana, del mismo modo que aprender a aprender es la clave de una vida desafiada por el deseo de saber, resolver problemas, cambiar y ser mejores.
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1 comentario:
Hola Rosa María: soy seguidora tuya en twitter y cada tanto también leo el blog, super interesante esta reflexión. Tienes toda la razón, juntas pero separadas, aunque, en mi caso como docente especial en el ámbito de la estimulación temprana, salud y educación están estrechamente vinculadas y cada vez más docentes y profesionales médicos debemos intercambiar pareceres respecto de los niños ya que son los felices o desafortunados destinatarios de nuestros errores y aciertos. Saludos y nos estamos leyendo!!
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