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Centro del Muchacho Trabajador: Una familia de familias (Ecuador)

Rosa María Torres

Exposición en la Jornada Internacional
"Una propuesta de desarrollo humano que nace desde la infancia trabajadora" organizada por el Centro del Muchacho Trabajador (CMT)

Quito, 17 octubre 2008

Foto: Centro del Muchacho Trabajador - Historia

Es para mí una alegría estar aquí. Soy vieja admiradora del Centro del Muchacho Trabajador (CMT). Agradezco la invitación a participar en este evento que se propone analizar varias décadas del trabajo del CMT así como la experiencia del movimiento de niños, niñas y adolescentes trabajadores (NATs) en América Latina. Gracias por la oportunidad de compartir este espacio con el equipo y los muchachos del CMT, así como con NATS de Perú y Venezuela que han venido en representación del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niños, Niños y Adolescentes Trabajadores (MOLACNATS).

Voy a referirme a cinco puntos destacables del CMT y su experiencia en Quito. 

1. Medio siglo de trabajo

Lo primero que cabe resaltar es la perseverancia. El CMT nació en 1974 y sigue en pie y avanzando, en una sociedad en la que predomina la mentalidad de la proyectitis, las intervenciones que duran lo que dura el gobierno o el financiamiento. Son pocas las experiencias educativas extendidas en el tiempo, con buenas historias y buenos resultados para contar. Después de cinco décadas de trabajo ininterrumpido, no estamos aquí celebrando el cierre sino la continuidad.

Felicitaciones a quienes han hecho posible el CMT y sus logros, con amor y pasión. Las grandes acciones no tienen detrás grandes financiamientos sino voluntad, compromiso y entrega de personas concretas. En este caso, está el compromiso cristiano de los jesuítas y el liderazgo personal del Padre Juan J. Halligan J.S.

2. Una experiencia pionera

Esta es una experiencia pionera, que rompe esquemas. Lo corriente y lo fácil es seguir modas, definir temas y prioridades en función de exigencias puestas por el financiamiento y de agendas marcadas por quienes lo proveen. 

Esta iniciativa, dirigida a la niñez trabajadora, se inició buscando responder a una problemática concreta, sin necesidad de que alguien se anticipara con diagnósticos y ofertas, y sin seguir lineamientos predeterminados. Es precisamente porque es un proyecto endógeno, autogestionado, motivado e iluminado desde adentro, en diálogo permanente con la realidad, que ha logrado sobrevivir y desarrollarse a lo largo de todos estos años.

3. La familia como unidad: "Una familia de familias"

El CMT piensa no solo en el niño trabajador sino también en su familia. Adopta la familia como unidad, se autodefine como "Una familia de familias". Atiende en promedio 450 familias al año.

Diez años le tomó al CMT darse cuenta de la necesidad de este salto hacia la familia; muchos jamás llegan a percibirlo. Eso habla bien del trabajo desarrollado, un trabajo que no renuncia a la integralidad, que prefiere la calidad a los números y que apuesta a acciones más complejas pero sustentables. 

Defiendo desde hace mucho la necesidad de educar a las familias y a las comunidades antes que a individuos aislados, ya sea niños, jóvenes o adultos. Desarrollé y vengo trabajando con el concepto de "comunidad de aprendizaje": todo un barrio, toda una comunidad que aprende, dentro y fuera del sistema escolar, unos de otros, en todos los espacios disponibles y a través de todos los mecanismos que tiene esa comunidad para aprender.

La cultura escolar organiza a los educandos por edades. El sistema escolar corta a la infancia en rodajas - niños de 0 a 3, de 3 a 6, de 6 a 9, de 9 a 12, etc. - y coloca el resto de la vida en un solo gran saco: la edad adulta. No obstante, organizaciones sociales reales como la familia, el barrio o la comunidad están conformadas por gente de todas las edades. La familia es, por naturaleza, una organización inter-generacional, en la que conviven e interactúan varias generaciones, desde bebés hasta abuelos, especialmente en las familias latinoamericanas, que congregan a la familia ampliada. Es absurdo descuartizar a la familia en términos educativos, asumiendo que la educación está 'afuera', en un sistema aparte, y que solo los niños tienen derecho a ella. La familia y la comunidad son también sistemas educativos y de aprendizaje, y soportes fundamentales en el aprendizaje de niños y jóvenes. 

Como lo muestra el CMT, la posibilidad de que un niño trabajador se desarrolle y encuentre un futuro promisorio pasa por el desarrollo y avance de su familia y de su entorno. 

4. Aprendizaje a lo largo de la vida

El CMT plasma el paradigma del aprendizaje a lo largo de la vida. Todos aprendemos desde que nacemos hasta que morimos, incluso aunque jamás pisemos una escuela. Aprendemos en la familia, en la comunidad, con los amigos, en el trabajo, en la participación social, a través de los medios de comunicación, en la naturaleza, en la biblioteca, en Internet, leyendo y escribiendo, haciendo deporte, etc. El desafío es convertir esa realidad y esa posibilidad en políticas y programas que aseguren a todos oportunidades de aprender a lo largo de la vida, mejorando, ampliando y diversificando esas oportunidades. 

Esto es lo que hace el CMT. La oferta educativa incluye centro infantil, educación primaria, técnica y de personas adultas. Aquí se juntan la mamá que juega fútbol, el padre de familia que termina él mismo su educación primaria, el hijo que aprende un oficio, niños, jóvenes y adultos que se divierten, estudian y trabajan y aprenden unos de otros. El CMT combina música, deporte, biblioteca, computadora, estudio, trabajo, salud, recreación, alimentación, arte, artesanías, espacios de desarrollo individual y colectivo.

No debemos aceptar la ideología de la carencia y la desventaja con las que suele asociarse a la pobreza, a los niños y niñas trabajadores y a sus familias. No todo es carencia en la condición de pobreza ni todo es carencia en el trabajo infantil. La carencia es también la madre de grandes valores y virtudes. En el CMT vemos cómo se desarrolla institucionalmente, programáticamente, el valor y la práctica del ahorro entre niños y adolescentes, y en el seno de las familias. El trabajo forja valores y conocimientos útiles para la vida, para el propio estudio. Quien no conoce desde niño el valor del dinero y del trabajo, puede llegar a asumir el dinero como un dado y a menospreciar el trabajo. La precariedad ayuda a apreciar lo que se tiene, a percibir la importancia del propio esfuerzo y a identificar las propias capacidades y talentos que contribuyen al buen-vivir, al buen-hacer, al bien-estar propio y de los demás.  
 
5. Niños trabajadores que estudian 

El punto neurálgico y más controversial es el propio objetivo del CMT: no se propone erradicar el trabajo infantil sino dignificar el trabajo infantil, tendiendo un puente con el estudio y con la familia, y asegurando por esta vía "una propuesta sostenible para superar la pobreza".

Se requiere coraje para ir contracorriente en un tema - el de la "erradicación del trabajo infantil" - que concita grandes acuerdos internacionales, pero que tiene muchos problemas para concretarse en la realidad pues el trabajo infantil está anudado con la pobreza. Erradicar el trabajo infantil implica erradicar la pobreza. Y erradicar la pobreza exige cambios estructurales, no simplemente paliativos, limosnas, subsidios, bonos. Mientras no se desafíe el modelo económico y social que produce la pobreza y la inequidad, no se puede enfrentar con seriedad el trabajo infantil.

Por otra parte, hay que tener claro que el trabajo es como el colesterol, lo hay de dos tipos: el bueno y el malo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoce esta diferencia:

“No todo el trabajo efectuado por niños debe ser clasificado como trabajo infantil que deba ser seleccionado para su eliminación. La participación de niños, niñas o adolescentes en un trabajo que no afecta su salud y desarrollo personal o interfiere con su educación es considerado por lo general como algo positivo. Esto incluye actividades tales como ayudar a sus padres en la casa, asistir en un negocio familiar o ganarse dinero para gastos personales fuera de las horas de escuela y durante las vacaciones escolares. Estas clases de actividades contribuyen al desarrollo de los niños y al bienestar de sus familias; les hace obtener habilidades y experiencia, y ayudan a prepararlos para ser miembros productivos de la sociedad durante su vida adulta. El término ‘trabajo infantil’ suele ser definido como el trabajo que priva a los niños, niñas o adolescentes de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es nocivo para su desarrollo físico y mental. Se refiere al trabajo que:
- Es física, mental, social o moralmente perjudicial o dañino para el niño, e
- Interfiere en su escolarización:
   - Privándole de la oportunidad de ir a la escuela;
   - Obligándole a abandonar prematuramente las aulas, o
   - Exigiendo que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado.
(…) El que una forma particular de ‘trabajo’ pueda ser llamada ‘trabajo infantil’ depende de la edad del niño, el tipo y horas de trabajo desempeñado, las condiciones bajo las que se efectúa y los objetivos perseguidos por los países
individuales. La respuesta varía de país en país, así como entre sectores dentro de los países”.
- Fuente: OIT/Programa Internacional para laErradicación del Trabajo Infantil

Hay que condenar y eliminar el trabajo (infantil o adulto) que denigra a las personas y que impide a los niños jugar, estudiar, aprender. Pero mientras no seamos capaces de eliminar las condiciones estructurales que naturalizan la pobreza, es necesario dignificar y calificar el trabajo que aporta a la supervivencia familiar, y facilitar su integración con el estudio, convirtiendo a ambos - trabajo y estudio - en herramientas de aprendizaje, de superación personal y familiar, de escape de la pobreza. 

Esto es lo que hace al CMT. Las exposiciones y los videos que hemos visto, las experiencias de vida de ustedes, muchachos y muchachas trabajadores, muestran la fuerza de sus convicciones y de su empeño por superarse. 

La evaluación de impacto encargada por el CMT en 2006 mostró que de las más de 6.000 familias egresadas:  
- más del 75% han logrado salir de la pobreza. 
- 65.50% son dueños de viviendas que cuentan con todos los servicios de una vivienda digna. 
- 85.10% terminó la primaria y la carrera o especialidad técnica elegida en el CMT. 
- 64% continuó sus estudios después de salir del CMT. 
- 95.20% de los hombres y 83% de las mujeres estaban trabajando, 71.80% de ellos en actividades relacionadas con su área de estudios en el CMT. 

Soy una convencida del valor del trabajo desde la infancia. Vengo de una familia con madre que asumió, sola, el cuidado y el desarrollo de tres hijos. Mis padres se separaron cuando yo tenía 6 años, mi papá murió cuando yo tenía 12. Sentí, desde niña, la curiosidad y la necesidad de trabajar. Siempre con ayuda de mi mamá, con mi hermano inventamos maneras de tener nuestros propios, pequeños, ingresos. No obstante, como yo lo veía, mi 'trabajo' fundamental era ser buena alumna, pues esa fue mi manera de conseguir y mantener una beca durante toda mi vida escolar. Ser buena alumna era mi aporte no solo al orgullo sino a la economía familiar.

La relación entre estudio y trabajo suele plantearse en ese orden - primero estudio, luego trabajo - y el problema como uno de 'articulación', 'transición', ‘inserción laboral', etc. Nada de esto se da fácilmente en la realidad. La vinculación estudio-trabajo es tema de eterna preocupación pues, como es sabido, los sistemas escolares son muy malos para enseñar a niños y jóvenes los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para enfrentar la vida y para enfrentarse al trabajo específicamente. Por otra parte, dada la grave crisis de trabajo que hay en el mundo, la cual afecta especialmente a los jóvenes, muchos jóvenes se ven forzados a postergar su salida del hogar y a depender de los padres. Asimismo, la expansión de la escolaridad y de sus requisitos (completación de estudios secundarios, licenciaturas, maestrías, doctorados) está postergando la experiencia laboral.  

El CMT plantea el asunto al revés: cómo facilitar (a los niños trabajadores) el tránsito del trabajo hacia el estudio, y cómo hacerlo sin tener que renunciar al trabajo, si éste no es un trabajo indigno y si es indispensable para la supervivencia y la cohesión familiar. El CMT le ofrece esta alternativa al niño trabajador y a toda su familia.

Este movimiento a la inversa, que no contemplan los sistemas escolares, implica por eso mismo gran creatividad y flexibilidad, grandes desafíos curriculares y pedagógicos. Las muchachas y los muchachos que se integran al CMT no ‘retornan al estudio’ sino que aprenden a combinar estudio y trabajo. A diferencia de la problemática de los llamados "ninis" (jóvenes que ni estudian ni trabajan), estos jóvenes estudian y trabajan.

En los países ricos y en muchos planteles privados se enseña a niños y jóvenes 'educación financiera', cuestiones como qué es y para qué sirve el dinero, qué es y para qué sirve el trabajo, el ahorro, etc. Se trata, en definitiva, de introducir en las aulas una realidad exterior, vista como futuro y como realidad adulta. Muchas actividades comunitarias y pasantías tienen asimismo como objetivo que niños y jóvenes de sectores medios y altos tengan una experiencia de trabajo o entren en contacto con personas que trabajan. Ustedes, en cambio, aprenden todo eso en la vida diaria y llevan ese aprendizaje al aula.

Termino mencionando un libro que me fascinó y me rompió esquemas cuando lo leí. Se llama "En la vida diez, en la escuela cero" (Terezinha Nunes Carraher, Siglo XXI, 2000) y recoge los resultados de un estudio realizado con niños de la calle en Brasil. Al pedírseles que resolvieran una serie de problemas matemáticos, los niños de la calle - muchos de los cuales no habían pisado la escuela o la habían abandonado al poco tiempo - resolvían dichos problemas con más rapidez y solvencia que niños que asistían regularmente a la escuela. Cómo integrar el conocimiento que enseña la vida y el que enseña el sistema escolar, cómo sintonizar la escuela con las necesidades y los saberes de los niños que viven en situación de pobreza, reconociéndolos y valorándolos (a ellos y a sus saberes), sigue siendo una encrucijada de los sistemas escolares y un desafío que experiencias como la del Centro de Muchacho Trabajador asumen como punto de partida y encaran todos los días. Los Ministerios de Educación harían bien en aproximarse y aprender más de estas experiencias.

* Texto escrito en 2008, revisado en 2012 para subirlo a este blog.

Para saber más:
Centro del Muchacho Trabajador
Entrevista al Padre Juan J. Halligan S.J. Director del CMT (audio), Radio Visión. Quito, 3 oct. 2102
"Los niños trabajadores también retornan a las aulas". Fotogalería, Diario Hoy, Quito, 4 oct. 2012
IPEC: Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil-OIT

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Un día en la vida de un niño rural (Colombia)

 



Oy me mandaron a bañar.
Hoi me regañaron.
Aller me pegaron.
Hoy me mandaron a cambiar.
Hoy me bañé la cara.
(Mauro, 7 años, 2º grado)

Oy me levanté tarde.
Oy me bañé la cara.
Oy me regañaron.
Oy ise la tarea para mañana.
Oy me bañé las manos.
Oy empezamos la segunda Unidad de Naturales.
Oy rezamos el rosario.
Oy yo cuidé las ovejas.
Oy yo gugué a los pistoleros.
(Camilo, 7 años, 2º grado).

Oy me pegaron una cacetada.
Oy me regañaron.
Oy me vañé las manos.
Oy me jui en bicicleta.
Oy le alludéa nestor a cortar labrillo.
Oy jui para Leiva a vendre cebolla.
(Dolores, 10 años, 2º grado).


Esto es lo que Mauro, Camilo y Dolores han escrito en su diario de vida el día de ayer. Diarios escolares pulcros, con linda letra, escritos por niños de segundo grado que aprenden a leer y escribir en una pequeña escuelita rural del Programa Escuela Nueva, ubicada en el Departamento de Boyacá, Colombia.

Luego de hacernos amigos, los tres me enseñan sus cuader­nos. El cuaderno que tienen a mano es precisamente el que llevan como diario. Mauro lo lee él mismo en voz alta; Camilo y Dolores me piden que lo lea yo.

Salvo por Camilo que es el único que incluye a la escuela como parte de sus actividades ("hice la tarea para mañana", "empezamos la segunda Unidad de Naturales"), los tres describen fundamental­mente su vida fuera de la escuela. Lavarse cara y manos es una actividad que comparten todos ellos. Camilo y Dolores des­criben actividades de trabajo infantil - él cuida las ovejas, ella ayuda a cortar ladrillo y a vender cebolla en el mercado - salpi­cadas de juego: Camilo se da modos para jugar a los pistoleros y Dolores incluye su paseo en bicicleta como un acontecimiento. Mauro - el más vivaracho e inquieto de los tres - sólo describe obligaciones. Los tres narran maltrato: "me regañaron", "me pegaron", "me pegaron una cachetada".

Camilo me cuenta que cuida quince ovejas; las cuida para que nadie las robe; las cuida todas las tardes; le gusta cuidarlas; les ha puesto nombre a todas; las reconoce una por una. Mauro quiere ser ciclista, porque "los que van punteros ganan mucha plata", o si no torero, porque "los toreros también ganan mucha plata, pero más los ciclistas, y a ellos no les agarra el toro". Dolores dice que, cuando sea grande, va a ser como su mamá, va a botar cebolla, va a trabajar en la casa y en el campo.

La conversación se congela al tocar el punto del mal­trato. ¿Quién les regaña?. ¿Por qué les regañan?. ¿Quién les pega?. ¿Por qué les pegan?. Mauro, Camilo y Dolores permanecen en silen­cio, se miran nerviosos entre sí. Es evidente que el asunto provoca angustia y miedo. Ninguno quiere delatar a sus padres.

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La escuela como liberación


Para Bernardo 



Bernardo me contaba que, cuando niño, veía la llegada de las vacaciones como un tormento y el regreso a clases como una liberación.

Nacido en España, en familia pobre y campesina, Bernardo debía caminar más de una hora todos los días para ir y regresar de la escuela, y acomodar el estudio dentro de esa larga lista de tareas que son parte de la vida cotidiana de un niño rural.

La llegada de las vacaciones significaba trabajo desde el amanecer hasta el anochecer. La vuelta a la escuela - escuelita rural, lejana, precaria - era motivo de regocijo. Volver a la escuela era volver a ser niño, volver al juego, a los amigos, al trabajo dosificado, a la caminata que permitía un tiempo a solas para pensar y para soñar.

Es bueno recordar que no todos los niños y adolescentes se alegran con la llegada de las vacaciones, que no todos ven el retorno a clases como el fin de la diversión y el reinicio de las obligaciones. Para millones de niños y niñas como Bernardo, en todo el mundo, la escuela es liberación más que castigo.

Desde temprana edad, niños y niñas de familias pobres, en el campo y en la ciudad, ayudan en los quehaceres domésticos y asumen responsabilidades que en otros contextos son consideradas propias de los adultos. Muchos contribuyen a la supervivencia y al sustento familiar. Para estos trabajadores infantiles, el propio concepto de vacación es inexistente. La vacación es sencillamente ausencia de escuela. Lo normal, lo de todos los días, lo de toda la vida, es el trabajo. La escuela es una incrustación en la rutina laboral.

Millones de niños encuentran en la escuela el espacio, el agua potable, la luz eléctrica, el servicio higiénico o la letrina, la mesa y hasta la silla que no tienen en sus casas. La escuela provee a menudo la única comida del día, la única posibilidad de acceder a servicio médico o dental y, más recientemente, para muchos, la posibilidad de tener a mano una computadora, aunque sea vieja, lenta, compartida con muchos.

Millones de niños no tienen en sus hogares condiciones para jugar. Para ellos, la escuela es no solo disciplinamiento sino esparcimiento, socialización, lugar para estar con otros niños, zona liberada y pequeño territorio autónomo respecto de la familia.

Para millones de niños pobres la escuela es el único recinto intelectual: el encuentro con el mundo impreso, la lectura y la escritura, el dibujo, el arte, el cuaderno, el libro, la biblioteca, el cuento, el periódico, el conocimiento sistemático, por elemental que sea.

Tanto en hogares pobres como acomodados, millones de niños y niñas padecen maltrato, abuso, abandono. Para ellos, pobres y ricos, la escuela puede ser la posibilidad de un confidente o un amigo de verdad, la ilusión del primer amor, la suerte de un maestro o maestra que brinde atención, afecto y apoyo.

Para millones de niños y niñas en el mundo aún la escuela más precaria y el profesor más humilde pueden ser un oasis de esperanza y felicidad en medio de la pobreza, el hacinamiento, el trabajo infantil, la violencia doméstica, el desafecto, la desatención, el maltrato. El derecho a la escuela es, para estos niños, parte esencial del derecho a ser niños.

A los discursos demoledores de la escuela no está demás recordarles y reiterarles: para millones de niños y niñas en todo el mundo, la escuela real - esa que tienen a mano, a menudo con muchas carencias y urgida de cambios y mejoras - es bendición y liberación antes que tortura.

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Responsabilidad empresaria y educación






La empresa privada se ha posicionado como “nuevo actor” obligado en el campo de la educación.
El sector empresarial es convidado a la mesa de negociaciones y a participar de la toma de decisiones cuando de políticas educativas se trata. Las fundaciones empresarias pasan a menudo a ser consideradas parte de la sociedad civil y de iniciativas ciudadanas en varios países, codo a codo con movimientos sociales, organizaciones de base, ONGs, etc. 

Corporaciones multinacionales intervienen con un rol protagónico en los procesos de reforma educativa, como es el caso de Microsoft y la Fundación de Bill y Melinda Gates en Estados Unidos (galardonada en 2006 con el Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional), y cuya contribución a la reforma educativa del sistema público en Estados Unidos y a nivel internacional viene siendo muy cuestionada (ver, en particular, el blog de Diane Ravitch). La multinacional española Telefónica - y sus nombres comerciales más conocidos, como Movistar - opera en la actualidad en 25 países, con más de 260 millones de clientes, y ha logrado alta visibilidad en el panorama educativo latinoamericano ("Telefónica convierte a Latinoamérica en su principal motor de riqueza", El País, 3 abril 2012). Y así con muchos grupos empresarios que vienen embarcándose en programas y proyectos de gran envergadura, cada vez más volcados a las tecnologías, en alianza con gobiernos así como con organismos de la sociedad civil y de la iglesia - el llamado "Tercer Sector".

La educación ha pasado a ser un campo sumamente atractivo para el mercado: campo masivo y cautivo, atento al consumo de toda clase de productos y servicios. Lugar especial ocupan hoy, en dicho mercado educativo, las modernas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), que penetran todos los espacios, dentro y fuera del sistema escolar.

Son innegables los beneficios económicos que el campo educativo reporta al sector privado con fines de lucro. Lo que queremos abordar aquí es el movimiento inverso: el aporte del sector privado a la educación, no solo como parte de su estrategia de negocios sino en nombre de la responsabilidad social corporativa (RSC) o responsabilidad social empresarial (RSE) y la filantropía (recordemos que, etimológicamente, filantropía quiere decir "amor al prójimo", "amor a la humanidad").

Una primera contribución obvia es, tal y como hacen muchas empresas, la formación y la superación permanentes de sus propios trabajadores y de sus familias, ofreciendo condiciones dignas y flexibles de trabajo a fin de que puedan efectivamente aprovechar tales oportunidades de aprendizaje. Como sabemos y todo empresario tiene claro, la inversión en educación, capacitación y formación de sus trabajadores es una inversión primordial en la calidad y el rendimiento de la misma empresa.

Más allá de los propios trabajadores, los aportes pueden extenderse a la localidad, a una región, a todo el país, a varios países, en cuestiones variadas como infraestructura, equipamiento, útiles escolares, TICs, ofertas educativas, becas, concursos, premios, voluntariado corporativo, etc. Los esquemas de "apadrinamiento de escuelas" son hoy comunes en la mayoría de países: empresas que adoptan a escuelas (o a alumnos) para colaborar directamente con ellas y con sus comunidades escolares. El rol de asesoría no siempre es bienvenido e incluso es cuestionado, dadas las grandes distancias entre el mundo empresarial - su visión, su lógica, sus saberes y competencias - y el mundo de la educación, inspirado en los derechos humanos, no orientado por la ganancia ni por el consumo, y fundamentado en valores tales como el pensamiento crítico, la solidaridad, la emancipación, la construcción de ciudadanía.

Una colaboración responsable del empresariado con las causas sociales implica, como condición fundamental, coherencia y apego a normas éticas que no contradigan sino más bien refuercen valores y actitudes respetuosos de las personas, del medio ambiente, del fomento de la paz y la no-violencia, de las obligaciones fiscales, y de las reglas del comercio internacional. Una empresa que desprecia los derechos humanos en la contratación y condiciones de trabajo de sus trabajadores, que destruye el medio ambiente, que está involucrada en el negocio de armas u otras formas de  financiamiento de la violencia, que evade el pago de impuestos, y/o que incurre en prácticas monopólicas, no califica - no debería calificar - como colaboración responsable en el campo de la educación o en cualquier otro.

Cabe recordar a este respecto que tanto Microsoft como Telefónica han enfrentado juicios millonarios, dentro de Estados y de la Unión Europea respectivamente, por "abuso de su posición dominante" en el mercado de las telecomunicaciones. ("La Unión Europea ratifica la multa de 152 millones de euros a Telefónica por sus abusos en banda ancha", El País, 29 marzo 2012). Microsoft ha sido acusada de prácticas extorsivas ("Micro$oft nos enseña a superar la crisis exprimiendo a esquilmadas administraciones", Rebelión,17 abril 2012).

Por su parte, el banco español BBVA (Banco Balboa Vizcaya Argentaria), vinculado a la industria armamentista (ver: El currículo negro del BBVA, Informe Banca Armada marzo 2012, Campaña BBVA Sin Armas), viene colaborando desde 2008 en en proyecto "La primera infancia en Iberoamérica" y firmó en septiembre 2010 un acuerdo con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para aportar 400 millones de euros a las Metas Educativas 2021 que involucran a 23 países iberoamericanos.

La Coca-Cola, que financia y apadrina muchas escuelas, alumnos y proyectos educativos en el mundo, es socia estratégica de la petrolera Shell, que viene exterminando miles de osos polares en el Artico (ver: Campaña de Greenpeace: Salvemos el Artico, Papá Noel Vengador).

Los 10 países con mayor evasión fiscal en el mundo (2011) son, en este orden:
Estados Unidos Brasil, Italia, Rusia, Alemania, Francia, Japón, China, el Reino Unido, y España, todos ellos "países desarrollados" - excepto por Brasil - con tradición de "cooperación con el desarrollo" del Sur. Las empresas de estos países figuran en el listado de las más prominentes en el campo de la educación a nivel internacional. 

10 Worst Countries for Tax Evasion - Investor Politics,


Country GDP
($ MILLIONS)
Size of
Shadow
Economy (%)
Tax burden
Overall (%)
Tax lost as
a result of
shadow economy
($ Millions)
1 U.S. 14,582,400 8.6% 26.9% 337,349
2 Brazil 2,087,890 39% 34.4% 280,111
3 Italy 2,051,412 27% 43.1% 238,723
4 Russia 1,479,819 43.8% 34.1% 221,023
5 Germany 3,309,669 16% 40.6% 214,996
6 France 2,650,002 15% 44.6% 171,264
7 Japan 5,497,813 11% 28.3% 171,147
8 China 5,878,629 12.7% 18% 134,385
9 U.K. 2,246,079 12.5% 38.9% 109,216
10 Spain 1,407,405 22.5% 33.9% 107,350
Source: Tax Justice Network


En el caso de España, medios españoles destacaban en 2012 la magnitud del fraude fiscal en ese país ("El fraude fiscal de los empresarios en España es superior a los 70.000 millones euros al año", "El cost del frau fiscal equival -com a poc- al pressupost sanitari espanyol"). Según el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, "30 empresas españolas utilizan paraísos fiscales para evadir impuestos", entre ellas REPSOL y Telefónica. Para 2013, el número había aumentado: "El 94% de las grandes empresas españolas evade impuestos en paraísos fiscales". Asimismo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las empresas españolas se ahorran 72.000 empleos con horas extra que no pagan, siendo en la educación justamente donde se concentra el grueso de horas extras no pagadas (94,5% del total). De manera insólita, a continuación de la masiva huelga general contra la reforma laboral (29 marzo 2012) y contra los severos recortes en varias áreas, el gobierno de Rajoy ratificaba una "aministía fiscal", en la que "los que pagan (impuestos) van a pagar más y a los que no pagan se les va a perdonar" ("El Gobierno perdona el fraude fiscal y liquida las ayudas a la Dependencia". "El PP cobra a los trabajadores y baja impuestos a los defraudadores"). Cabe recordar que hubo antes otras dos amnistías fiscales en España, en 1984 y 1991, durante el gobierno socialista de Felipe González, y que el antecesor de Rajoy, el también socialista José Luis Rodríguez Zapatero, intentó a su vez amnistiar a las rentas más altas y a las grandes empresas ("La amnistía fiscal es inconstitucional, según los inspectores de Hacienda". "El Ejecutivo Rajoy amnistía a los grandes ladrones fiscales". "Premio a los ladrones").

Son muchos los ejemplos que podrían darse sobre la cara contradictoria de la cooperación combinada con violación de derechos humanos, destrucción medioambiental, corrupción y/o evasión fiscal. En relación a esto último, vale mencionar un caso que saltó a la vista pública en el Ecuador en marzo de 2012 en torno a la empresa de telefonía móvil Claro, propiedad de la empresa mexicana América Móvil. A semana seguida, Claro hacía titulares en el país a propósito de: (a) el juicio ganado por el Servicio de Rentas Internas (SRI) del Ecuador a Claro por un monto de USD 198 millones, por no declaración y no pago de impuestos en los años 2003-2006  ("Un nuevo fallo a favor del SRI en el juicio contra Claro") y (b) la donación por parte de Claro de 27 netbooks a la Misión Manuela Espejo, coordinada desde la Vicepresidencia de la República, y destinadas a niños y jóvenes con ictiosis en la provincia de Manabí ("Vicepresidencia del Ecuador y Claro ayudan a personas con ictiosis").

Para saber más
» OMAL: Observatorio de las Multinacionales en América Latina
» Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa (España)
» Premios Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional (lista de galardonados)
» ¿Quiénes son los consumidores socialmente responsables? - estudio “The Global, Socially Conscious Consumer” realizado por Nielsen en 2011 (28.000 consumidores online en 56 países).
» Microsoft: Reporte de Ciudadanía Corporativa 2011
» Microsoft: Alianza por la Educación (Partners in Learning)
» Apple y Microsoft: Dejen YA de contaminar - Greenpeace
» L'Oreal: Sexo, belleza y dinero… la corrupta historia de un aminoácido
» Acusan a gigante suiza Glencore de explotar a menores (BBC, 16 abril 2012)
» Desconocida, multimillonaria y controvertida: así es Glencore (BBC, 27 mayo 2011)
» El currículo negro del BBVA
» Los directivos españoles ven factible que sus empresas recurran a la corrupción (Elmundo.es, 26 mayo 2012)
» Las 30 grandes empresas españolas que evaden impuestos en paraísos fiscales

Un nuevo ‘round’ ganó el Servicio de Rentas Internas (SRI) a la operadora celular Conecel (Claro), dentro del juicio por la supuesta falta de declaración y pagos del Impuesto a la Renta (IR) y retenciones entre el 2003 y el 2006.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/negocios/fallo-favor-SRI-juicio-Claro_0_668933274.html. ElComercio.com
Un nuevo fallo a favor del SRI en el juicio contra Claro

http://www.elcomercio.com/negocios/fallo-favor-SRI-juicio-Claro_0_668933274.html.

"Trabajo dos turnos y hago crochet"




La directora y las profesoras de esta escuela pública en Montevideo me han invitado a conversar con ellas. Las once mujeres, de diversas edades, tienen historiales distintos en la docencia. La mayoría tiene más de cinco años de trabajo y enseña en más de un turno. Todas son casadas y tienen hijos. Cinco son cabeza de hogar y mantienen a su familia. Todas dicen que el sueldo no les alcanza. Una de ellas, madre sola con cuatro hijos, trabaja dos turnos durante el día, en un primero y en un tercer grado, y hace crochet por la noche; a menudo saca más de la venta de los tejidos que de su trabajo como maestra. Otras venden cosméticos, ropas, baratijas. Todas dicen continuar en esto - la docencia - por compromiso y porque les gusta enseñar.

"Trabajo dos turnos” significa:

Tengo dos grupos de alumnos, uno en la mañana y otro en la tarde, en distintas escuelas y en distintos niveles; debo movilizarme de una escuela a otra en poco tiempo, con el almuerzo atascado en el camino, y pagar de mi bolsillo los costos de movilización. Trabajo cerca de 10 horas diarias - más el tiempo «invisible», que nadie quiere ver ni considerar tal, de preparación de clases, revisión de cuadernos, corrección de pruebas y preparación de materiales para dos niveles distintos, y la mínima capacitación y actualización que hay que proveerse cada tanto - para ganar un salario que es igual o menor al de una empleada doméstica.

Mi vida transcurre a diario entre cerca de 80 niños y niñas que no son mis hijos sino hijos de otros, a quienes debo cuidar y llego muchas veces a querer como si fueran propios, y a cuyos padres y madres a menudo no llego siquiera a conocer, a pesar de que me confían lo más valioso que poseen. Niños y niñas pequeños, inquietos, cuya edad y diversidad debo ignorar desde mi oficio de maestra, pues - como ellos - debo atenerme a unas condiciones y un régimen inflexible de normas, tiempos, espacios, programas, que es preciso cumplir.

Entre mis alumnos hay niños desnutridos, con familias desintegradas, con padres violentos, que deben trabajar desde temprana edad, que viven muchas veces en condiciones de extremo riesgo y pobreza. Sé que debo lograr que, a pesar de todo eso, aprendan, para permitirse la esperanza de romper con el círculo vicioso. Sé también que soy responsable de la seguridad de estos niños mientras están conmigo y, en buena medida, co-responsable de su presente y de su futuro. Porque sé todo esto, y porque la tarea y la responsabilidad me exceden, tensionando todas mis capacidades y mis defensas, es que vivo en deuda y con culpa, la deuda y la culpa que carga consigo, contradictoriamente, dolorosamente, todo maestro y maestra de verdad.

"Hago crochet” significa:

Al llegar a mi casa, cansada, al final del día, a cumplir con mi segunda jornada laboral, hogar adentro, como mujer subordinada que soy en esta sociedad machista, debo seguir luchando contra el tiempo para que se estire y me permita exprimirle unas horas más de trabajo, unas horas menos de descanso, para redondearme unos pesos extras que me permitan suplir al marido que no tengo y mantener y educar a mis propios hijos.

Cocino, limpio, lavo, miro la televisión, mientras hago crochet. Luego, me visto de mercachifle y ofrezco mis prendas a vecinos, familiares, amistades, colegas en la propia escuela.

Nunca fui ni aprendí para artesana ni para comerciante. Estudié para ser maestra. Este es mi oficio, el que disfruto y en el que me realizo; lo otro es mi chamba, mi beca autofinanciada para permitirme seguir siendo maestra. De día maestra, trabajadora intelectual, trabajadora de la cultura, como le dicen; de noche ama de casa, crochetista, comerciante. Y así vivo, en esta esquizofrenia y en esta triple jornada, mientras llega la esperada
«revalorización docente» que hará de nosotras, las maestras, profesionales competentes, autónomas, con salarios dignos y misiones elevadas.

* Incluido en: Rosa María Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2000.

Cooperativas, Misiones Bolivarianas y escuela rural (Venezuela)

Caserío Monte Carmelo
 

Visita a la cooperativa Moncar y a la Unidad Educativa Bolivariana Monte Carmelo,
Caserío Monte Carmelo, Estado Lara, Venezuela (30 junio, 2006)

Este reportaje es parte del estudio “Alfabetización y acceso a la cultura escrita por parte de jóvenes y adultos excluidos del sistema escolar en América Latina y el Caribe”, financiado por el CREFAL. Durante la fase de campo (2006-2008) visitamos programas de alfabetización y de promoción de la lectura y la escritura en nueve países (Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).

Fuente: Escuela de música, Lara

Barquisimeto, capital del Estado Lara, es la cuarta ciudad más poblada de Venezuela, distante más de 350 kilómetros de Caracas. Turísticamente conocida como la “ciudad crespuscular” y “la capital musical” del país, socialmente es conocida entre otros por el desarrollo de su movimiento cooperativo.

En la terminal de Barquisimeto tomo un autobús que me dejará en Sanare, pintoresco pueblo del estado e importante centro agrícola de la zona, según describe la folletería turística. En Sanare me dará el encuentro Rosmary, una joven docente que me llevará en su vehículo hasta Monte Carmelo, caserío de poco más de mil habitantes, donde vive. Es una visita improvisada, no anunciada. Quiero conocer aquí la cooperativa Moncar – una cooperativa artesanal de mujeres – y visitar la escuela de la comunidad. Me interesa ver qué tipo de relaciones se vienen dando entre sistema escolar, sistema cooperativo y Misiones educativas (Misión Robinson, Misión Ribas y Misión Sucre) impulsadas desde 2003 por el gobierno de Hugo Chávez para la educación de adultos, y cómo impactan éstas sobre las personas adultas en tanto padres y madres de familia y en tanto trabajadores.

La experiencia de este viaje en transporte interurbano resulta muy interesante. Gente sencilla de la zona con sus compras y enseres, música movida a todo volumen, un chofer que saluda a todos los pasajeros por sus nombres, conversa, hace bromas, canta y baila mientras maneja. Una inmersión en la cultura local y en la cultura popular, investigación participativa de la mejor y con entretenimiento incluido…

Una cooperativa de mujeres

Rosmary me recoge en la parada del autobús. Hace frío y empieza a llover. Llegamos a Monte Carmelo y a la casa donde funciona la Asociación Civil Moncar, renombrada por sus salsas, mermeladas y dulces criollos hechos de higo, lechosa*, toronja, fresa, mora, durazno, naranja, zanahoria con piña, guayaba y dulce de leche. Moncar es una de las tres cooperativas más famosas de la zona, todas dedicadas al procesamiento de alimentos.

Seis mujeres – presentes - sostienen esta cooperativa, de las ocho que la pusieron en pie en 1994. Las otras dos se retiraron un año después, desalentadas por los muchos obstáculos. Entonces parecía imposible llegar a donde están ahora. Había además como antecedente una experiencia fallida, el Club Ama de Casa, en el que varias mujeres de la comunidad se juntaron para criar y vender pollos; la cooperativa no prosperó, les estafaron y debieron cerrarla. 

La iniciativa en este caso fue de Gaudy, que trabajaba en una cooperativa y había adquirido alguna experiencia en envasado. Arrancaron sin dinero, sin el conocimiento necesario, sin un lugar para trabajar. Cocinaban con leña, que ellas mismas cortaban e iban a buscar a la montaña. La idea era aprovechar los productos de la zona. Empezaron haciendo salsa de tomate. Reuniéndose rotativamente en sus casas, se dividían las tareas: una llevaba los tomates, otra los frascos, etc. Más tarde, Gaudy acondicionó en su casa un pequeño cuarto de trabajo. El espacio era tan pequeño que no cabían allí todas juntas. 
 
Empezaron a vender en pequeñas cantidades. Luego tomaron cursos de higiene y manipulación de alimentos, ofrecidos por la OPS (Organización Panamericana de la Salud). Pusieron a trabajar a sus hijos pequeños, ayudando en tareas pequeñas. Torearon los celos e incomprensiones de los esposos, así como las envidias y rumores de otras mujeres. Poco a poco, fueron mejorando la calidad de sus productos y sus estrategias de promoción y venta. En 1996 se formaron como asociación civil. En 1998 ganaron un concurso internacional de mujeres emprendedoras convocado por la REPEM (Red de Educación Popular entre Mujeres). Ese premio les dio impulso y visibilidad. Con el dinero del premio compraron este terreno y construyeron esta casa de dos plantas. En la planta baja funciona la cooperativa; en la planta alta el liceo (bachillerato) de la comunidad, un espacio cedido gratuitamente por ellas a fin de concretar una vieja aspiración del pueblo. Tres generaciones de muchachos se han graduado ya en el liceo.

Todo este gran vuelo, que ha venido tejiendo conexiones con numerosos organismos a nivel internacional, sigue pegado a lo artesanal, al pequeño mundo de Monte Carmelo. Aún no tienen registro sanitario - obtenerlo cuesta 400.000 Bolívares - razón por la cual no pueden vender sus productos en otros estados. Tampoco han desarrollado algún material impreso - hoja volante, folleto, tríptico, algo - que narre su historia. Todo sigue dependiendo de la memoria y de la narración oral, pese a que todas ellas han ido a la escuela y saben leer y escribir. La escritura no entra en su mundo cotidiano de necesidades ni en su perspectiva empresarial. Imagino las veces que habrán repetido esta historia, que me la cuentan a mí hoy y que yo cuento aquí, apretadamente.

Una escuela en el campo

Después de visitar la cooperativa y comprar algunos de sus productos, Rosmary me acompaña a visitar la escuela de la comunidad, que se asoma arriba de la cuesta. Ella tiene a sus hijos aquí y es amiga del director.

Lo primero que sorprende de esta Unidad Educativa Bolivariana Monte Carmelo – como indica el rótulo - es su excelente infraestructura, en una localidad pequeña como ésta y para lo que suelen ser las realidades de la escuela rural. Patio amplio encementado, aulas bien iluminadas y equipadas, magnífico comedor escolar, una oficina decente para la dirección. Un salón junto al camino, aún vacío y de reciente construcción, será inaugurado como CBIT (Centro Bolivariano de Informática y Telemática)** y abierto a la comunidad.

Un grupo de alumnos y su profesora están todavía en clase. Antes de que llueva más, el director da por concluida la jornada, envía a los alumnos y a la profesora a sus casas, y nos invita a pasar a su oficina, para conversar.

Le tomamos totalmente por sorpresa. Se llama Providencio – “Provi” para los alumnos – y es director y docente. Tiene 25 años de servicio, 18 en esta escuela, y está a punto de jubilarse.

Dos décadas de reformas educativas en Venezuela

La escuela funciona desde 1960 y tiene 92 alumnos, 24 en preescolar y 74 en básica (primero a sexto años). Un Núcleo Escolar Rural es una red de escuelas. El núcleo de esta zona tiene 8 escuelas, siendo ésta una escuela mediana. El director atiende las 8 escuelas.

- “Todo ha ido cambiando. Antes le llamábamos kinder; ahora se llama inicial. Antes teníamos primaria, luego pasó a ser educación básica, dividida en tres etapas. Ahora ha vuelto a cambiar. Los nombres de la escuela cambian todo el tiempo. Fíjese que en el tiempo que trabajo aquí, ha cambiado al menos seis veces el nombre:

1.     Escuela Unitaria Monte Carmelo (un solo profesor para toda la escuela)
2.     Escuela Nacional Concentrada (ofreciendo 6 grados)
3.     Escuela Concentrada Mixta (maestros tanto de la Nación como del Estado)
4.     Escuela Bolivariana Monte Carmelo (decreto de 1996)
5.     Escuela Integral Bolivariana Monte Carmelo (1998)
6.     Unidad Educativa Bolivariana Monte Carmelo (2006)

- “Uno de los cambios más significativos fue el cambio del diseño curricular de la educación básica a nivel nacional, a fines de los 1990s. Antes, los contenidos estaban organizados en áreas y había un mínimo de objetivos en cada área. El nuevo diseño integra los contenidos. Los Ejes Transversales son obligatorios: Lenguaje, Valores, Desarrollo del Pensamiento, Educación Ambiental, Trabajo. Nacen asimismo los Proyectos Pedagógicos de Aula, orientados a la solución de problemas.”.

- “También ha cambiado el modo de vida de la gente, hoy pasa más por el factor dinero, antes primaba el factor comunal. Antes acudían los padres masivamente a la escuela; ahora los padres están ocupados, trabajando o estudiando. Los niños no se quieren ir de la escuela, por el comedor escolar que aquí se les atiende y también porque en sus casas no hay nadie esperándoles”.

La Escuela Bolivariana

¿Qué es una Escuela Bolivariana?, pregunto.

- “Antes, el niño pasaba en la escuela 5 horas, ahora pasa 8. Al principio, los niños no querían quedarse 8 horas, el cambio para ellos fue muy traumático, ya 5 horas es pesado para un niño… Para nosotros, los maestros, tampoco fue fácil”.

- “Hay profesores especialistas. En la Escuela Bolivariana se pretende que los alumnos aprendan más allá de la educación formal, a través de ‘actividades extra-cátedra’”.

- “En esta escuela tenemos varios instrumentos musicales, una dotación que entrega el gobierno a las escuelas. Lastimosamente, por ahora no hay especialista de Música. El que había se fue, lo trasladaron a la ciudad. También se fue el manualista; no han enviado otro. Tenemos un especialista en Educación Física. Y uno de Agricultura”. 

Musical Don Vasco número 11:Cuatro venezolano
El director me muestra todo lo que guarda en su oficina: bandolinas colgadas en la pared, cuatros y varias guitarras, un globo terráqueo, un equipo de video y VHS, filmadora de 8 milímetros, un televisor LG mediano. El televisor grande y el teclado Panasonic fueron recibidos hace poco gracias a un convenio con el CONAC (Consejo Nacional de la Cultura), adscrito al Ministerio de la Cultura. De otro armario brotan pelotas de diversos tamaños y colores: pelotas de básquet, volibol, fútbol y futbolito. La verdad, un equipamiento variado y de primera, que nunca he visto en una escuela rural.

La comida y la escuela

- “El comedor funciona desde que se creó la escuela, en 1960. Antes se daba solo almuerzo y se escogía a los niños por la necesidad económica de sus padres y por la lejanía de su vivienda. Ahora se ofrece tres comidas diarias - desayuno, almuerzo y merienda - y ya no se selecciona, todos comen en la escuela. Ahora, los niños traen sus cubiertos, porque antes se perdían. Lo que no cambia es que los niños son reacios a comer verduras; tampoco quieren el atol**** de cereales”.

- “Antes estaba involucrado el Comedor del INN (Instituto Nacional de Nutrición). Después fue el PAEB (Programa de Alimentación Escolar Bolivariano). Después fueron las mamás – las Madres Colaboradoras - las cocineras, con un pago de 10.000 Bolívares diarios. Un requisito era tener a sus hijos estudiando en la escuela. Ahora contamos aquí con un HOGAIN (Hogar de Atención Integral para Niños y Niñas) a fin de que puedan dejar allí a sus niños pequeños”.

- “Al principio, cuando se decretó la Escuela Bolivariana, fue una gran batalla. Los militares distribuían la comida a las escuelas. Pura lata. Muchas veces nos tocaba tirar toda la bandeja al basurero, a los alumnos no les gustaba la comida. Luego, el Estado enviaba el dinero y se compraba la comida en el mercado. Ese sistema funcionó bien en esta escuela. El cheque venía puntualmente cada mes y hasta sobraba el dinero. Se contrató a una cooperativa de pan de la zona, en otra cooperativa se compraban los lácteos. De este modo, se daba empleo a la gente local”.

- “Luego vino otro cambio, se argumentó que las escuelas gastaban mal. Ahora es una empresa la que surte a esta escuela, pero mal. La comida la entregan cada tres días, tenemos dos equipos de refrigeración. Los productos son de mala calidad. Aquí hemos devuelto dos veces carne en mal estado, los panes se endurecen pronto, las verduras se dañan enseguida. Nos cambian el atún por pollo, porque el atún es más caro y a ellos lo que les interesa es ahorrar. Nos quitan asimismo el pescado, que es caro. Viene la sardina, solo abrir la lata, se acabó la sazón propia. Son pocas empresas las que acaparan el negocio. ‘Den gracias que se están jartando’, nos dijeron una vez que nos quejamos del servicio”.

Nada de esto me llama la atención. Historias similares se repiten en varios países de América Latina. No conozco ningún país que haya resuelto bien la alimentación escolar.

Las Misiones Bolivarianas, los padres de familia y la escuela

- “Yo me imaginé que las Misiones servirían para aportar, pero no. Hay menos compromiso de los padres en la escuela. Más que la motivación por la educación, lo que se ve es la motivación económica de los facilitadores y de los alumnos”.

- “Las Misiones están debilitando a la escuela. Antes, nosotros convocábamos a los padres de familia a colaborar, ahora nadie quiere. Próximamente se va a instalar el CBIT, que será para uso comunitario. Se convocó a reunión de la comunidad, vinieron 14 personas. ‘Mi mamá me dijo que no podía venir porque si falta le botan de la Misión y no le pagan’ me explicó una alumna cuando le pregunté por qué no había venido la mamá, que antes siempre venía a la escuela”.

- “Todo esto ha traído en definitiva cosas positivas y negativas. Se han roto muchos lazos, la gente vive ocupada, la madre abandona al hijo mientras estudia, con la oferta de tanta Misión. Muchas madres de esta escuela están inscritas en las Misiones. Una niña carente de afecto no quiere irse de la escuela. La madre trabaja en el día y estudia en la noche”.

- “Aquí en la comunidad se ha hecho alfabetización de adultos con el sistema de Fe y Alegría. Tuvimos el programa ACUDE en la década de los 1980s. El lema era: ‘Venezuela necesita de tu ayuda, ACUDE te estamos esperando’. La mayoría de los alumnos eran hombres. Ahora viene un método extranjero, de Cuba, el "Yo, Sí Puedo". En Venezuela tenemos creatividad y tenemos experiencias”.

Se ha hecho tarde y ha dejado de llover. Un vehículo oficial se detiene frente a la escuela. Es un equipo del Consejo Nacional Electoral (CNE) que viene a revisar la infraestructura de la escuela, en preparación de las próximas elecciones. Providencio se disculpa, debe atenderlos. Suspendemos la conversación. Sabrosa e ilustrativa conversación con un docente venezolano que ama su tarea, que ha vivido desde adentro la historia de más de dos décadas de educación en su país y que ha reflexionado sobre ella, posiblemente ignorando que varios de los elementos y cambios que describe para la educación venezolana son similares a los de las reformas educativas de otros países de América Latina. Interesante la perspectiva que aporta ver las Misiones educativas desde otro lado, en este caso desde la escuela a la que asisten los hijos e hijas de las personas adultas que se inscriben para estudiar en dichas Misiones, y desde la mirada de un director-docente para quienes esos adultos son padres y madres de familia concretos, que desatienden a sus hijos y a su vida escolar por atender su propio estudio.

Le digo a Providencio que le enviaré este reportaje, cuando lo escriba. Lo hice. A estas alturas debe estar alejado de su escuela de toda la vida, disfrutando su merecida jubilación. 
____________

* lechosa: papaya
** Los CBIT son parte del Plan Nacional de Alfabetización Tecnológica (PNAT), iniciado en 2006, que se propone llegar a 400.000 personas con conocimientos sobre informática. En 2006 FUNDABIT (Fundación Bolivariana de Informática y Telemática) instaló cerca de mil CBIT en el territorio nacional.
*** Cuatro: Instrumento de cuerdas que tiene cuatro cuerdas. Los tiples, bandolinas, tres y cuatro fueron adaptaciones criollas de instrumentos de cuerda traídos por los españoles y que han perdurado en América Latina y el Caribe.
**** Atol: bebida, colada.

Para saber más
Ministerio del Poder Popular para la Educación http://www.me.gob.ve/
Misiones Bolivarianas https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_Nacional_de_Misiones 


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