Darryl Brown
Rosa María Torres
"Es muy díficil hacer compatible la política y la moral". Sir Francis Bacon
Desde el auto, y mientras nos aproximarnos a esta comunidad, sabemos que en este lugar sucede algo raro. A diferencia de otras comunidades rurales que hemos dejado atrás - empobrecidas, polvorientas, construcciones precarias y dispersas - ésta, trepada en la montaña, nos recibe con una plaza moderna, totalmente extraña al entorno: césped bien cuidado, faroles de bombillo, bancas de hierro forjado, senderos para los transeúntes, una fuente. Alrededor de la plaza, edificaciones sólidas y vistosas, de construcción reciente: la iglesia, la escuela y un edificio que ocupa un costado de la plaza, del cual nos dicen fue hasta hace poco un centro de capacitación técnica, hoy sin uso, con los vidrios rotos y cuartos semivacíos en su interior. Lo único que funciona allí dentro, según constatamos enseguida, es la oficina del dirigente comunitario.
Pedro es un tipo joven, mestizo, bien plantado, demasiado joven quizás para coincidir con la descripción que se nos ha hecho de él en el camino: un líder carismático, energético, con gran capacidad de convocatoria y movilización en esta comunidad y en esta zona. De él sabemos después, por él mismo, que tiene 32 años, llegó hasta el tercer año de la enseñanza secundaria y trabaja en la construcción, en Quito, a y desde donde se moviliza diariamente.
Una vez adentro, la reunión empieza por la pregunta de rigor: ¿cómo consiguió esta comunidad todo esto?.
- “Gracias a la política”, dice Pedro, dando la respuesta por obvia. Le pedimos nos explique cómo y él se explaya.
Dice Pedro que éste era un pueblo abandonado hasta que él asumió la presidencia:
- “Fue cuando yo entré a ser presidente que empezó a surgir la comunidad”.
El agua potable, un viejo anhelo, es hoy una realidad. Se construyó el parque, se está gestionando el cementerio - otro viejo anhelo comunitario - y pronto se inaugurará una guardería, con apoyo estatal.
- ¿Cómo lograron el agua?
- “El agua potable hemos conseguido gracias a la política, como le digo”.
- ¿O sea?
- “Gracias a XX” (ex-Vicepresidente de la República).
- ¿Y el parque?
- “Eso fue por mi amistad con NN” (ex-Concejal de Quito).
- Pero, ¿cómo hizo esa amistad?
- “Esta comunidad le aportó en tres campañas”.
- ¿Cómo le aportó concretamente?
- “Le pusimos dos buses llenos de gente”.
- ¿Y cómo logra usted que toda la gente de este pueblo se ponga de acuerdo?
- “Yo le llamo a la gente y todos me hacen caso porque saben que es para bien de ellos mismos”.
- XX y NN son de diferentes partidos políticos ...
- “Y eso, ¿qué tiene que ver?”
Nos vamos sin querer saber gracias a quién tendrá este pueblo la guardería, ni cuántos buses llenaron para conseguir el cementerio, ni qué otros "favores" han debido hacer para recibir los de las autoridades. Nos vamos sin conocer en este pueblo a nadie más que a Pedro, líder natural de esta comunidad y producto artificial de eso que llamamos política, esa mala manera de entender y hacer política, esa que vicia y corrompe por igual a los poderosos y a los humildes, que construye pueblos postizos como éste, con parques urbanos, faroles y edificios ostentosos en el medio del paraje y la pobreza, y que piensa en la gente como clientela, votos, manos, gargantas, relleno de buses.
Nos vamos seguros de que este pueblo, con toda su "obra" y fachada de progreso, con su plaza, su escuela, su agua potable y su cementerio, está aún más atrasado y con menos esperanza que esos otros pueblos mucho menos pintorescos que vimos antes, donde la gente todavía no sucumbió a los vicios clientelares de la política ni se abandonó como rebaño a un líder todopoderoso que, como esos otros líderes de cuyos favores depende, sustenta su liderazgo en la ignorancia y la sumisión de la gente.
Tristemente, nos vamos también con la seguridad de que este pequeño pueblo rural perdido en el mapa del Ecuador, es un trozo representativo de este país y de América Latina toda, diminuta réplica de la gran maqueta política que, con sus vicios y estilos de liderazgo, impide a la gente desarrollarse, pensar autónoma y críticamente, y construir un país diferente, con líderes necesariamente diferentes.
* Visita realizada en 1998. Reportaje incluido en: R.M.Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Editorial Paidós, Buenos Aires-México-Barcelona, 2000; Itinerários pela Educação Latino-Americana, Artmed Editora, Porto Alegre, 2001.
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