¿Crisis de aprendizaje, crisis de enseñanza o crisis de los sistemas educativos?

 



UNESCO, La crisis mundial del aprendizaje:
Por qué todos los niños merecen una educación de buena calidad,
París, 2014.





Niños y niñas no están aprendiendo en la escuela

¿Crisis de aprendizaje?

En 2013, cerca de cumplirse el plazo para alcanzar las metas de la Educación para Todos (1990-2000-2015) y de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015), después de 25 y 15 años, respectivamente, cundió la alarma: millones de niños y niñas no estaban aprendiendo a leer, escribir y calcular después de cuatro años o más de asistir a la escuela.

"De los 650 millones de niños del mundo en edad escolar, 250 millones por lo menos no están aprendiendo las nociones básicas de lectura y aritmética" (UNESCO, Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo 2013-2014).

En 2011, en 41 países estudiados:
- después de 4 años de escuela: 1 de cada 4 niños no podía leer o escribir una oración o parte de ésta;
- después de 5-6 años de escuela: 1 de cada 3 niños no podía leer o escribir una oración o parte de ésta;
- 61% de los niños que no podían leer eran niñas;
- 25% de los niños en países de ingresos bajos o medios no podían leer.

Inmediatamente fue bautizada como «crisis global de aprendizaje». Este fue el término adoptado por los organismos internacionales, por la comunidad internacional y por los gobiernos a continuación, así como por la iniciativa de Transformación Educativa de Naciones Unidas (2022).

En 2019, utilizando datos del Instituto de Estadísticas de la UNESCO (UIS), el Banco Mundial acuñó el término «pobreza de aprendizaje» («learning poverty») para referirse a "niños y niñas de 10 años que no pueden leer y comprender un texto simple". El Banco estimó que 53% de los niños en países de ingresos medios y bajos no podían leer una historia simple al terminar la educación primaria; en los países pobres, este porcentaje subía al 80%. En América Latina, la mitad de los niños y niñas de 10 años estaban en esa situación. El BM propuso como meta reducir la «pobreza de aprendizaje» a la mitad para 2030, en el marco del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4): "Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos".

En 2021, el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) coordinado por la Oficina Regional de la UNESCO (OREALC) dio a conocer los resultados del ERCE (Estudio Regional Comparativo y Explicativo) aplicado en 2019 en 16 países de la región. El ERCE mostró estancamiento de los aprendizajes desde 2013 (TERCE-Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo) en la mayoría de países. "El 40% de los estudiantes de 3er grado y el 60% de los de 6º grado de primaria no alcanzan el nivel mínimo de competencias fundamentales en Lectura y Matemática" (UNESCO, Resultados de logros de aprendizaje y factores asociados del ERCE 2019).

Los conceptos «crisis de aprendizaje» y «pobreza de aprendizaje» vienen aplicándose no solo a los «países en desarrollo» sino también a los «países desarrollados».

Un estudio del Banco Mundial divulgado en febrero de 2022 ("Cartografiando la Crisis Global de Aprendizaje" - Mapping the Global Learning Crisis, Education Next, Vol. 22, No. 2) y realizado con información de 164 países encontró que los aprendizajes escolares están estancados en todo el mundo desde el año 2000. La matrícula escolar ha crecido de manera constante en todos estos años; no así los aprendizajes.

Para «recuperar las pérdidas de aprendizaje» ocasionadas por el cierre de los sistemas escolares a raíz de la pandemia del COVID-19, y para «acelerar el aprendizaje», el BM recomendó a los países: 
  1. Mantener las escuelas abiertas y aumentar las horas de instrucción.  
  2. «Enseñar en el nivel adecuado»: agrupar a los alumnos según las necesidades de enseñanza y no según la edad o el grado.
  3. Enfocarse en el «aprendizaje básico»: alfabetización, aritmética y habilidades sociales.
  4. Lograr que la recuperación de la «crisis del aprendizaje» sea una de las prioridades políticas y cuente con el respaldo financiero necesario (Malpass, David, "Revertir la crisis mundial del aprendizaje para evitar que una generación de niños pierda el rumbo", Blog del Banco Mundial, 11 nov. 2022).
Desde el inicio discrepé con la categorización de «crisis de aprendizaje». Hablar de «crisis de aprendizaje» tiene el riesgo de culpar a la víctima, es decir, a los alumnos. Culpar a la víctima es práctica corriente en la cultura escolar. No obstante, sabemos que los sistemas escolares tienen grandes dificultades para convertir enseñanza en aprendizaje. Sabemos también que quienes más dificultades tienen para aprender en la escuela son los alumnos que provienen de familias pobres, pues a menudo carecen de condiciones básicas de aprendizaje tanto en el hogar como en la comunidad.

¿Crisis de enseñanza?

Reconocer una «crisis de aprendizaje» en el medio escolar implica, de hecho, reconocer una «crisis de enseñanza». Esto lo han venido mencionando de manera creciente el Banco Mundial y la UNESCO.

Hablar de «crisis de enseñanza» en vez de «crisis de aprendizaje» desplaza la mirada de los alumnos a los docentes, su formación/capacitación y sus condiciones de vida y de trabajo.  (*Cabe aclarar que también hay «crisis de aprendizaje» en relación a los docentes y no solo a los alumnos, aunque este tema no se menciona. Hay todavía poca investigación sobre qué tanto la formación/capacitación docente se traduce en aprendizaje docente y qué tanto el aprendizaje docente se traduce en aprendizaje de los alumnos).

▸ "Cada vez queda más demostrado que la crisis del aprendizaje es, en esencia, una crisis de la enseñanza. Para que los alumnos aprendan, necesitan buenos profesores, pero muchos sistemas educativos prestan poca atención a qué saben los maestros, qué hacen en el aula y, en algunos casos, si incluso están presentes". Jaime Saavedra, Director Global de Educación del Banco Mundial, "La crisis del aprendizaje: Estar en la escuela no es lo mismo que aprender", 2019.

▸ "Lo que se llama «crisis global del aprendizaje» es, ante todo, una crisis de la enseñanza. Los estudios demuestran que la calidad de la enseñanza es el factor más clave del rendimiento escolar, y que una calidad insuficiente de la enseñanza es un elemento crítico que motiva el abandono temprano de los alumnos. Garantizar sistemas eficaces de contratación, retención, apoyo e innovación en la enseñanza y el aprendizaje requiere reimaginar el papel importante que desempeñan los docentes en la sociedad y el futuro de la profesión docente". UNESCO, Cumbre 2022 sobre la Transformación de la Educación. Notas sinópticas sobre los Futuros de la Educación, Abril 2022 (p. 10), apoyándose en el informe de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación, Reimaginar juntos nuestros futuros: Un nuevo contrato social para la educación (UNESCO, 2020).

▸ En realidad, la calidad de los docentes y la calidad de la enseñanza no son los únicos responsables del aprendizaje y de la calidad de los aprendizajes de los alumnos. Hay otros factores intra-escolares (currículo, modelo pedagógico, infraestructura, espacios y recursos de enseñanza y de aprendizaje, entre otros) y factores extra-escolares (condición socio-económica y educativa de las familias, distancia del hogar, entre otros) que intervienen, a menudo con más peso que la enseñanza en las aulas.

Crisis de los sistemas educativos


Sostengo por mi parte que estamos ante una «crisis de los sistemas educativos», una crisis sistémica que afecta no solo al sistema escolar sino también a la familia y a la comunidad como entornos de educación y aprendizaje. 

La crisis del sistema escolar viene de muy atrás y ha sido reconocida en América Latina. En 1991, en el marco del Proyecto Principal de Educación (1980-2000) coordinado por la UNESCO-OREALC, los ministros de educación de la región concluyeron en el "agotamiento del modelo educativo" y propusieron avanzar hacia "un nuevo modelo educativo", "una nueva etapa de desarrollo educativo que responda a los desafíos de la transformación productiva, de la equidad social y de la democratización política" (Declaración de Quito, 1991). Más de treinta años después, ese modelo continúa vigente.

El sistema escolar que conocemos fue pensado y diseñado en y para otra época. No responde a las necesidades, posibilidades y sueños ni de quienes enseñan ni de quienes aprenden, y dejó de ser "mejorable", en aspectos sustantivos, a partir de intervenciones verticales, superficiales y parciales. La oferta educativa se amplió de una élite original al conjunto de la población (la matrícula escolar creció rápidamente en todo el mundo y ya es casi universal en muchos países) pero no introdujo los cambios necesarios para adaptarse a la diversidad y necesidades de las mayorías (los pobres) y de los grupos discriminados por razones de género, edad, lengua, identidad étnica, discapacidad, etc.

Los cambios requeridos por los sistemas escolares son múltiples y profundos, no se limitan a la necesidad de "mejorar la calidad de la educación", abarcan cuestiones de equidad, inclusión, pertinencia y calidad, replanteamientos mayores de la cultura escolar, e implican procesos largos y sostenidos de cambio. El conocimiento ha experimentado avances espectaculares en las últimas décadas así como las modernas tecnologías. Internet hizo su aparición en la década de los 1990s y vino a revolucionar el mundo de la información, la comunicación, la educación y los aprendizajes. Ya no se trata solo de aprender sino de aprender a aprender y de aprender a re-aprender. El derecho a la educación pasó a convertirse en derecho al aprendizaje a lo largo de la vida.

Ciertamente, la profesión docente requiere repensarse a fondo, atraer y retener a los mejores. Pero no solo se necesita buenos docentes. El aprendizaje de los alumnos en las aulas no depende enteramente de los docentes. Hacen falta un currículo y una pedagogía renovados, un ambiente escolar agradable, y condiciones de aprendizaje que van más allá de la escuela y que tienen que ver con las familias y con la comunidad.

El «factor familia» y el «factor comunidad» inciden fuertemente en el aprendizaje y en el desempeño escolar. Una política educativa orientada a igualar oportunidades, calidad y resultados, necesita ir de la mano de una política económica y de una política social empeñadas en eliminar la pobreza, reducir la desigualdad y asegurar a todos los niños y niñas condiciones básicas de aprendizaje como son el juego, el cuidado, el afecto, la alimentación, la nutrición, la salud, el descanso y el sueño.

 
Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "¿Crisis de aprendizaje, crisis de enseñanza o crisis de los sistemas educativos?", Blog
OTRAƎDUCACION, Quito, 17 enero 2023.


Para saber más
- UNESCO. (2022). Cumbre 2022 sobre la Transformación de la Educación. Notas sinópticas sobre los Futuros de la Educación, París.
- Banco Mundial. (2019). Pobreza en el aprendizaje: una tarea pendiente en Latinoamérica y el Caribe, 21 oct. 2019.
- Desde el año 2000 están estancados los aprendizajes escolares en el mundo
- OECD. (2021). OECD Skills Outlook 2021, Learning for Life, Paris.



Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...