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Los múltiples Paulo Freires


Rosa María Torres



La noche en que murió Paulo Freire, el 2 de mayo de 1997, Rosa María Torres escribió como homenaje personal este texto que habíamos publicado en el número 53 de nuestra revista. Con motivo del décimo aniversario de su muerte, la autora actualizó su artículo. (DVV Internacional, Educación de Adultos y Desarrollo, número 69, Bonn, 2007).
 
 
«No me comprenden», me decía en una entrevista en Sao Paulo, allá por 1985. «No comprenden lo que he dicho, lo que digo, lo que he escrito». Mistificado por unos, demonizado por otros, incomprendido por muchos, Paulo Freire frecuentemente no se sentía reconocido en las versiones de sí mismo que, citando su pensamiento, le devolvían teóricos y prácticos, sectores progresistas y sectores reaccionarios, en el mundo entero.

Una y otra vez reclamó a sus críticos (pero podría haber reclamado con igual fuerza a sus seguidores) ubicar históricamente sus obras, reconocer la evolución de su pensamiento y su propia autocrítica, seguir su trayectoria más reciente y permitirle, en definitiva, el derecho a seguir pensando, a seguir aprendiendo y a seguir viviendo más allá de sus obras y, en particular, más allá de
La educación como práctica de la libertad (1967) y la Pedagogía del oprimido (1969), dos de sus obras más conocidas, y en la que muchos, seguidores y críticos, lo dejaron virtualmente suspendido. El Paulo Freire de las últimas décadas, el que murió en Sao Paulo el 2 de mayo de 1997, es un Freire tanto o más vivo que aquel de la década de los 1960s y los 1970s, pero lamentablemente desconocido para muchos.

Seguidores y detractores han coincidido a menudo en reducir a Freire a una caricatura de sí mismo, encasillando su pensamiento en un único campo (por lo general, la alfabetización de adultos) y restringiéndolo a una serie de clichés e incluso a un método. Mundialmente, el nombre de Freire evoca términos como alfabetización, concientización, educación de adultos, educación popular, educador-educando, educación bancaria, círculo de cultura, palabra generadora, tema generador, universo vocabular y universo temático, diálogo, codificación y descodificación, unidad teoría-práctica, acción-reflexión-acción, investigación participativa, problematización, crítica, pensamiento dialéctico, transformación de la realidad, pedagogía del oprimido, cultura del silencio, invasión y liberación cultural

Algunos hablan del método (o de la metodología) Paulo Freire, otros de la teoría Paulo Freire, otros de la pedagogía-filosofía (y de la filosofía antropológica) de Paulo Freire, otros del programa Paulo Freire, otros del sistema Paulo Freire. Alguna vez le pregunté con cuál de esas denominaciones se sentía más cómodo. Me contestó: «Con ninguna. Yo no inventé ni un método, ni una teoría, ni un programa, ni un sistema, ni una pedagogía, ni una filosofía. Es la gente la que necesita ponerle nombre a las cosas».

Ciudadano del mundo, el nombre de Paulo Freire permaneció estrechamente vinculado a América Latina. En Europa, Norteamérica, África y Asia, muchos educadores identifican a América Latina con Paulo Freire, como tantos otros la asocian con la salsa, la guerrilla, la revolución, El Che, Fidel, Pelé o Maradona. Y, sin embargo, es quizás en América Latina, y en particular en Brasil, su propio país, donde Freire ha sido objeto al mismo tiempo de la acogida más cálida y de la crítica más dura.

Lo cierto es que, en vida y en muerte, sus ideas y posturas generaron siempre sentimientos fuertes, adhesiones y rechazos apasionados, interpretaciones muy diferentes y hasta opuestas de su pensamiento. Para unos, un subversivo, un revolucionario, un exponente de la izquierda radical, sometido como tal a prisión y exilio, y asociado por muchos al marxismo, al socialismo y hasta al comunismo. Para otros, un educador apolítico, un tibio «humanista y culturalista», un ideólogo de la «concientización» sin un planteamiento político de transformación social. Para unos, un pensamiento complejo, una teoría y una praxis educativa avanzada. Para otros, un pensamiento incompleto, falto de rigor científico, necesitado de elaboración teórica, que continuó repitiéndose a sí mismo y perdió vigencia.

Dentro y fuera de América Latina, muchos admiradores le atribuyen a Freire cuestiones que forman en verdad parte del legado histórico de la tradición educativa democrática a nivel mundial y en la cual Freire encontró, precisamente, él mismo, fuentes de referencia e inspiración. Así, hay quienes atribuyen como aportes originales de Freire cuestiones como el respeto al educando y a su saber, el reconocimiento de la realidad del educando como punto de partida e insumo fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, la importancia del diálogo como recurso pedagógico, o incluso la invención de términos como «praxis» o «concientización».

Al mismo tiempo, otros le niegan toda originalidad o bien reclaman para sí haber «superado» a Freire, ya en el plano teórico, en el político-ideológico, o en el pedagógico, particularmente en el terreno de la alfabetización y la educación de adultos. De hecho, desde los años 70 e ininterrumpidamente, muchos han proclamado haber superado el método Freire de alfabetización, reducido por unos a un conjunto de herramientas y técnicas (técnica de la palabra generadora, diálogo entre educador y educando, codificación y descodificación de láminas, etc.) y entendido por otros como un encuadre amplio de orden filosófico, sociológico e ideológico (concientización, pensamiento crítico, unidad teoría-práctica, transformación social, proyecto de liberación, etc.). Asimismo, mientras unos ven en Freire al iniciador e inspirador del movimiento latinoamericano de educación popular, otros consideran que la educación popular se asentó fundamentalmente en un distanciamiento y una superación del pensamiento freiriano. 

Text in English:  The Million Paulo Freire
Text en français: Les multiples Paulo Freire

Otros artículos míos sobre Freire
» Un Congreso de Alfabetizandos en Sao Paulo
» "Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha": entrevista con Paulo Freire
» Paulo Freire, los sexshops y la comida tailandesa
» Paulo Freire, Guinea-Bissau y la alfabetización

Para saber más
Instituto Paulo Freire
Centro de Referencia Paulo Freire

Homenajes póstumos a educadoras y educadores latinoamericanos
108 citas de Paulo Freire - Red Paulo Freire Perú
 

No hay revolución educativa sin revolución docente y sin diálogo social


Publicado en Revista Vanguardia, Quito, 27 octubre 2009

“El gobierno y la UNE hacen las paces” titulaba un diario capitalino (8 octubre 2009) al día siguiente de la reunión en el Palacio de Gobierno entre dirigentes del magisterio y el Vicepresidente Lenin Moreno como culminación de la “toma de Quito” organizada por la Unión Nacional de Educadores (UNE).

Marcha y reunión marcaron el fin del paro nacional que duró 23 días, precedido de varios meses de guerra abierta entre el gobierno de Rafael Correa y sus ex-aliados UNE y Movimiento Popular Democrático (MPD).

Las palabras diálogos y acuerdos copaban los diarios desde el 5 de octubre, día de la reunión entre la dirigencia indígena y Rafael Correa a raíz de la movilización nacional de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador Indígenas (CONAIE) y los enfrentamientos que dejaron varios heridos y un muerto. No obstante, el alivio nacional creado por diálogos y acuerdos duró poco. Correa continuó fustigando a indígenas y a maestros.

Ambos acuerdos, con indígenas y con maestros, incluyeron seis puntos para continuar el diálogo. En el caso del magisterio los temas fueron escalafón, carrera, jubilación y evaluación, así como la nueva Ley de Educación. Como concluía el Vicepresidente Moreno, la lectura del acuerdo dejó claro que: “Nos hubiéramos ahorrado estos incidentes si hubiésemos tenido un diálogo fluido (...) Espero que nunca más se someta al magisterio al escarnio”. Dura y frontal crítica a Correa.

El acuerdo gobierno-UNE fue muy pobre, ratificando el carácter gremial y reivindicativo de las protestas y propuestas de la UNE. Después de dar guerra a la evaluación docente, denunciándola como ilegal e inconstitucional, la UNE terminó aceptándola, contentándose con alguna benevolencia frente a los castigos anunciados y con la posibilidad de opinar en torno a leyes cuyas reformas comprometen cuestiones gremiales.

El gobierno, por su lado, logró imponer no solo como innegociables sino como indiscutibles asuntos como la (discutible) evaluación docente y su (también discutible) vinculación con la mejoría de la calidad de la educación. “La evaluación va, porque va” repitió Correa una y otra vez, posiblemente ignorando que la “evaluación del desempeño docente” y el “pago por mérito” son viejas banderas del Banco Mundial, parte de su receta para la reforma educativa en los “países en desarrollo”.

La ausencia de debate y la chatura de los acuerdos obliga a ubicarse en una perspectiva superadora. Así como el agua y los recursos naturales son asunto no solo de los indígenas sino de todos, la educación también es asunto de todos y también asunto de vida o muerte. Es necesario afianzar y al mismo tiempo abrir el debate sobre la educación más allá del magisterio y del gobierno, involucrando a toda la sociedad. 

Sería miope, una vez más, ver el fin del paro solo como el retorno a la normalidad en las aulas. Es preciso aprovechar el momento y las lecciones que deja este largo conflicto para rectificar y aceptar de una buena vez que el cambio educativo no puede hacerse desde arriba, en base a leyes y decretos, sin participación social y a espaldas a los docentes. La reforma educativa convencional – vertical, autoritaria, tecnocrática, "experta" - ha fracasado en todo el mundo.

No es posible “revolución ciudadana" sin “revolución educativa” y ésta sin “revolución docente”. No hay infraestructura ni computadoras ni pizarras digitales que compitan con un buen docente. Esto va mucho más allá de mejoras salariales, de esporádicos cursos de capacitación, o de las trilladas fórmulas de "evaluación de desempeño" y "pago por mérito". Implica repensar la profesión y el rol docentes; invertir fuertemente en aprendizaje docente antes y durante el ejercicio de la profesión, y a través de múltiples vías; selección, motivación y preparación rigurosas de los aspirantes al magisterio; y, como sustento de todo esto, construir condiciones para volver a hacer de la docencia una opción atractiva y estimulante, antes que la profesión devaluada, crecientemente compleja, ingrata y acosada que es en la actualidad.

* Para un seguimiento detallado del proceso y el conflicto en torno a la evaluación del desempeño docente ver mi blog Ecuador: La batalla por la evaluación docente.

Otros textos míos en este blog
- El currículo propone y el profesor dispone
- Sobre educadores, buenos educadores y profesionalización
- Por qué voté en blanco por el Plan Decenal de Educación en la Consulta Popular de 2006 convocada por el gobierno de Alfredo Palacio




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