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Escuelas para enseñar y escuelas para explicar




La escuela - sin rótulo y sin ningún signo exterior que la identifi­que - es de las más pobres y precarias que he conocido ja­más. Funciona en una casa sumamente pobre en el centro de la ciudad de Bissau, capital de Guinea-Bissau, ocupando un pasadi­zo-zanja lateral y un galpón posterior, ambos de piso de tierra, este último lindando con la cocina de la casa vecina y con el calor que sale de ella a través de las paredes de lámina de zinc. Al fondo, un patio con árboles de plátano, en el que juegan niñitos desnudos y se pasean pollos, gallinas y cerdos.

52 alumnos de primero a cuarto grado se ubican en es­tos espacios, agrupados por grado, y atendidos por dos profeso­res: el Tío Bernar­do (74 años), fundador y dueño de la escuela, quien vive en un cuar­to alquilado en esta casa, y su sobrino Bernardo Jr. (27 años), hoy el profesor principal, ambos apenas con alguna enseñanza primaria. Dos alumnos de cuarto grado hacen de ayudantes, atendien­do y vigilando a los más pequeños. El mobiliario con­siste en 9 bancas largas y destartaladas, 3 mesas en el mismo esta­do, 2 pequeñas pi­zarras en jirones, 1 atril para soste­nerlas, 1 es­ponja que sirve de borrador, y 3 ramas de árbol que hacen a la vez de punteros y de varas para pegar a los distraídos, o a los que no aprenden rá­pido la lección. Los alumnos, niños y niñas que viven en la cercanía, no hablan portu­gués -la lengua oficial- sino el criollo y/o alguna de las lenguas vernácu­las de Guinea-Bissau.

Se trata de una escuela privada. Se inició en 1957 como una iniciativa personal del Tío Bernardo para ayudar a sus sobrinos con las tareas escolares. Más tarde, ante la insisten­cia de la ve­cindad, decidió ampliar el servicio y empezó a cobrar una pe­queña cuota, cuota para bolsillo de pobre, y que da un ingreso ín­fimo, también de pobre. La escuela -ofi­cializada en 1978- funcio­na al mismo tiempo como escuela regular y como refuerzo esco­lar: los alumnos regulares asisten mañana (8:30 a 12:30) y tarde (15:00 a 18:30), y los otros solo a la tarde. No se toman exáme­nes; a fin de año los alumnos toman su examen en las escuelas oficia­les.

La escuela del Tío Bernardo cumple ciertamente una función: así lo muestra el mis­mo hecho de haber logrado funcionar ininterrumpida­mente por cerca de cuatro décadas, así como el surgimien­to y proli­feración reciente de escuelas similares (se estima que a la fecha existen más de 25 escuelas de este tipo en la ciudad de Bissau), bu­ena parte de ellas abier­tas por ex-alumnos del Tío Bernar­do. Tienen su propio nombre: no se las llama "escuelas" (escolas) sino "ex­plica­ción" (explicação); aquí se "explica", en definiti­va, lo que no queda claro en la escuela.


Esto es parte de un texto que escribí en 1993, a raíz de una visita a Guinea-Bissau, en Africa. La “Escuela del Tío Bernardo” fue la primera “explicaçãô” que conocí, y, aún para un país inmensamente pequeño y pobre como Guinea-Bissau, parecía una aberración. ¿Cómo era posible que el propio Ministerio de Educación permitiera la proliferación de sui géneris escuelas privadas para “explicar” a los niños lo que han “aprendido” en la escuela pública de la mañana?

Había creído, con todo, que el fenómeno era africano y específico de uno de los países más pobres de la tierra. Hasta que, ya en este siglo XXI, me topé con un proyecto, enviado desde Brasil, que proponía organizar escuelas de “explicação” en favelas de Rio de Janeiro. Según afirmaba el documento del proyecto, una investigación revela que, entre los sectores populares que habitan estas favelas, está extendida la práctica, hasta no hace mucho típica de las clases medias, de contratar tutores (“explicadores”) para complementar la labor de la escuela y ayudar a sus hijos con las tareas escolares.

La misma problemática, la misma solución: puesto que la escuela regular no explica, hay que crear una escuela paralela que lo haga. ¿Será posible, no importa si en Africa o en América Latina, que estemos llegando a aceptar que enseñar y explicar pueden ir por separado, que puede haber aprendizaje sin comprensión, que puede mantenerse una red de escuelas para enseñar y crearse una red paralela para resolver los problemas que esas otras escuelas no resuelven? ¿Podemos concebir escuelas para copiar y escuelas para escribir, escuelas para descifrar y escuelas para leer, escuelas para repetir y escuelas para comprender, escuelas para memorizar y escuelas para saber, escuelas para dar exámenes y aprobar los años y escuelas para aprender de verdad? ¿Será posible que hayamos llegado al punto de creer que no es posible cambiar la escuela y que lo que queda es construirle muletas, plantillas ortopédicas, prótesis de todo tipo?

La sola perspectiva escandaliza, pero está ya de hecho instalada con mecanismos diversos, tanto en el proyecto local como en la política nacional. La “explicaçãô”, al fin y al cabo, es lo que vemos multiplicarse y generalizarse como respuesta a algunos de los problemas de la escolaridad: programas compensatorios y remediales; tutores y academias privadas que “nivelan” y “recuperan” a los alumnos; clases especiales e instituciones de “refuerzo escolar” ; programas extra-escolares, educación no-formal y paquetes informáticos que “completan” o “complementan” lo hecho (o no hecho) por la escuela; talleres de lectura y escritura para los alumnos que ingresan a la universidad, etc.

Todo esto no únicamente para la red de enseñanza pública y los pobres, sino también para la red de enseñanza privada y los sectores de mayores ingresos, aquellos que pueden acceder y financiar los refuerzos, complementos, nivelaciones, explicaciones, y demás. Es, en definitiva, el sistema escolar en su conjunto el que no da abasto y el que, históricamente condicionado y estructuralmente inhabilitado para encarar el problema, tiende a desentenderse del aprendizaje, ubicándolo como responsabilidad del alumno y, cada vez más, como dominio ajeno, como función extraescolar
.

Hoy se acepta ampliamente que el aparato escolar ya no es la única institución educativa y la única fuente de aprendizaje. Aceptarlo implica repensar y re-estructurar la escuela, delimitar lo que el sistema escolar puede y debe enseñar hoy a los alumnos, asegurando a todos el dominio de los aprendizajes definidos como esenciales y como propios del sistema escolar, en cada contexto. Lo que es inaceptable es continuar arrastrando y reforzando el absurdo de un sistema escolar que separa enseñanza de explicación, es decir, enseñanza de aprendizaje. Sencillamente porque aprendizaje implica comprensión, y enseñanza sin aprendizaje es un sinsentido. 


Pruebas PISA: Seis conclusiones y una pregunta



Este texto se refiere a los resultados de la prueba PISA 2009 (con mención a las anteriores: 2000, 2003, 2006). Varias de estas conclusiones se repiten en informes posteriores de PISA. No obstante, sus recomendaciones siguen sin tenerse en cuenta en los países.


La prueba escolar PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, de la OCDE - Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) es una prueba de 2 horas de duración que se viene aplicando cada tres años, desde el año 2000, a estudiantes de 15 años de edad para medir competencias en tres áreas: lectura, matemáticas y ciencias. Se aplica a jóvenes de 15 años considerándose que a esa edad están próximos a concluir la educación establecida como obligatoria en la mayoría de países de la OCDE.

La prueba está diseñada en principio para los países miembros de la OCDE y ha venido ampliándose a países no miembros. (Chile y México son, en América Latina, los únicos países miembros de la OCDE).

Los resultados de la prueba aplicada en 2009 reiteraron fundamentalmente lo que ya sabíamos por anteriores pruebas PISA - excepto por un tema nuevo, la lectura digital - así como por otros estudios y otras pruebas aplicadas a alumnos en sistemas escolares a nivel nacional, regional e internacional.

65 países participaron en PISA 2009, 10 de ellos de América Latina y el Caribe: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago, y Uruguay.

El énfasis de PISA 2009 fue la lectura. La competencia de lectura digital se midió en 19 países: 16 de la OCDE (Australia, Austria, Irlanda, Bélgica, Chile, Dinamarca, Francia, Hungría, Islandia, Japón, Corea, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, España y Suecia) y 3 países no OCDE (Colombia, Hong Kong-China y Macao). Los dos países latinoamericanos - Chile y Colombia - se ubicaron en los dos últimos lugares.

Corea del Sur y Finlandia se ubicaron en los dos primeros lugares de la prueba, seguidas de Hong Kong-China, Singapur, Canadá, Nueva Zelanda y Japón. La provincia de Shanghai, en China, participó por primera vez en PISA y obtuvo el puntaje más alto en lectura, así como en matemáticas y ciencias.

Seis grandes conclusiones se derivaron de PISA 2009:

1. La pieza clave de la calidad de la educación en el medio escolar continúan siendo los maestros

"Ningún sistema educativo puede superar la calidad de sus maestros", concluía en 2008 el Informe McKinsey - “Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos” - tomando como base los resultados de PISA, y recomendaba al respecto: conseguir a las personas más aptas para ejercer la docencia; desarrollarlas hasta convertirlas en docentes eficientes; y garantizar que el sistema sea capaz de brindar la mejor educación posible a todos los estudiantes.

2. Más inversión en educación no asegura mejor educación


Sabemos hace mucho que la solución a los problemas escolares no pasa solo ni necesariamente por más dinero y que esto es cierto tanto para los países pobres como para los ricos. Los resultados de PISA confirman que (a) los recursos financieros son condición necesaria, pero no suficiente, para lograr un buen sistema escolar; (b) no importa solo cuánto, sino sobre todo en qué y cómo se gasta. (Agrego, por mi parte: importa también de dónde provienen los dineros: aporte de las familias, fondos previsionales, endeudamiento externo, empresa privada, multinacionales, explotación de reservas naturales, etc.).

Según se desprende de PISA, apenas un 20% de los resultados guarda relación con la cantidad de dinero invertido en la educación escolar. Países con presupuestos educativos más altos no son necesariamente los mejor ubicados en los ránkings elaborados a partir de dichas pruebas. Estados Unidos invierte mucho más por alumno que varios de los países con los que compite y que se ubican en los primeros lugares en las pruebas internacionales, notablemente en matemáticas. México es el país que más invierte en educación entre los países que integran la OCDE y se ubica a la cola por sus resultados en dichas pruebas. Los indicadores tradicionales "% del PBI destinado a la educación" o "gasto por alumno" son por ende insuficientes y engañosos; requieren acompañarse de otros indicadores que den cuenta de la eficiencia, la calidad, la pertinencia y la transparencia del gasto.
"El dinero por sí solo no puede comprar un buen sistema educativo. Los países y economías que mejor rendimiento tienen son aquellos que creen – y actúan en consecuencia – que todos los chicos pueden tener éxito en la escuela. Entre las economías más fuertes, aquéllas que priorizan la calidad de los profesores sobre el tamaño más pequeño de las clases tienden a obtener mejor rendimiento. Respecto al dinero y la educación la pregunta no es ¿cuánto? sino ¿para qué?".
3. Más tiempo dedicado a la enseñanza no garantiza mejores resultados escolares

Hay países con calendarios y jornadas escolares extensos que obtienen resultados más bajos en las pruebas que otros con calendarios y jornadas más cortos. Finlandia es el país con menos horas de clase entre los "países desarrollados" y el que mejores puntajes obtiene históricamente en PISA, muy por encima de España, con más horas de clase al año. México es el país que más tiempo escolar desperdicia entre los países de la OCDE. Asimismo, más años de escolaridad no aseguran necesariamente mejores niveles de conocimiento de la población, como lo muestra claramente el caso de México.

Un país con más altos niveles de escolaridad, en definitiva, no necesariamente es "más educado". Lo que importa es para qué, en qué, dónde y cómo se usa el tiempo y no meramente cuánto (duración de la clase, de la jornada escolar, del año escolar, de años de escolaridad, etc.).

Por otra parte, acceder a educación preescolar aparece en general asociado a mejores resultados en las pruebas, especialmente en lectura, pero no cualquier educación preescolar sirve: su calidad es fundamental.

Queda confirmado asimismo que la repetición escolar es inútil como estrategia para asegurar el aprendizaje y muy costosa para los sistemas escolares y los países.

4. Incrementar los salarios docentes parece tener impacto positivo

Los países que avanzaron en los puntajes desde la anterior prueba PISA tienen en común el haber incrementado los salarios docentes, junto con mayor atención dedicada a la situación general de los docentes, incluidos sus saberes y su satisfacción laboral. Incrementar los salarios docentes parece ser más eficaz que reducir el número de alumnos por clase (no obstante, como es obvio, "el tamaño de la clase parece ser más importante en los primeros años de escolarización que a los 15 años").

5. La condición socioeconómica de los alumnos es el factor que más incide en sus resultados escolares


Los bajos resultados coinciden en gran medida con factores como el ingreso familiar y el nivel educativo de los padres, mostrando así el impacto intergeneracional de la pobreza y de la educación y, por ende, la necesidad de:

(a) intervenciones integrales, que no se limiten a la política educativa-escolar sino que apunten a mejorar las condiciones de vida de las familias y de toda la sociedad; y

(b) asumir de manera integrada la educación de niños, jóvenes y adultos dentro y fuera del sistema escolar y a lo largo de la vida.

6. Los problemas de la lectura impresa se arrastran a la lectura en pantalla. Los jóvenes leen mejor en el papel. La navegación y la lectura digital muestran serias debilidades incluso en países donde los jóvenes de 15 años tienen acceso a computadora e Internet tanto en el colegio como en el hogar

La mayoría (94%) de los estudiantes en los países de la OCDE tienen computadora en su casa. Corea del Sur obtuvo los mejores puntajes, tanto en lectura impresa como en lectura digital. Los países europeos, incluidos los nórdicos que han tenido siempre resultados destacados en PISA, aparecieron rezagados en este campo.

En la mayoría de países, los jóvenes leen mejor los textos impresos que en la pantalla. Los problemas de compresión lectora en el mundo impreso se extienden al mundo digital. Tener computadora e internet en el hogar contribuye a un mejor manejo de estas herramientas y a una mejor competencia en lectura digital que cuando el acceso se da en el colegio. En definitiva: las condiciones para aprender a usar la TIC y para usarlas efectivamente son mejores en el hogar que en la escuela. Muchos factores deben sin duda explicar este hecho. No obstante, los gobiernos se están esmerando y apurando en dotar computadoras e internet a las escuelas, sin pensarlo dos veces; ¿cuántos países están optando por facilitar el acceso en el hogar, para uso de los estudiantes y de toda la familia?

El uso frecuente de la computadora (todos los días), tanto en la escuela como en el hogar, no aparece asociado a mejores resultados sino al contrario; tanto el exceso en el uso como el no uso tienen, en definitiva, impactos negativos. Las mujeres están mejor posicionadas que los hombres. En la última década ha bajado el porcentaje de jóvenes de 15 años que leen por placer (de 69% en 2000 a 64% en 2009). En general, las dos últimas pruebas PISA (2006 y 2009) no muestran una correlación entre uso de tecnologías y mayor aprendizaje.

Cabe entonces preguntarse y volver a preguntar: 

¿Para qué seguir haciendo estudios y evaluaciones que reiteran periódicamente lo que ya sabemos (salvo la novedad de la lectura digital)?. Y, sobre todo, ¿para qué si - como es usualmente el caso - las conclusiones y las recomendaciones que se derivan de dichos estudios y evaluaciones quedan en letra muerta, se ignoran o bien se interpretan de manera antojadiza o parcial y hasta se aplican al revés (claramente, el caso de España), retocando la inercia y quedando como principal preocupación de los gobiernos subir a como dé lugar puntajes y ránkings en la próxima prueba, asumiendo que allí se juega todo y que en eso consiste el "mejorar la calidad de la educación"?
 
La tan mentada necesidad de políticas "basadas en evidencia" no se lleva a la práctica, no por falta de evidencia, sino por sobra de los mismos problemas estructurales: la desestimación del valor de la información y el conocimiento para la toma de decisiones y la gestión a todos los niveles; el divorcio entre investigación-evaluación y diseño de políticas; la falta de voluntad político-técnica y de responsabilidad social de quienes toman tales decisiones; las debilidades de una academia y de un periodismo investigativo y crítico capaz de comprender y acercar a la ciudadanía los resultados de estudios y evaluaciones fundamentadas; y el desinterés de una ciudadanía que sigue asumiendo "las políticas" como reino de expertos y de cúpulas, y que no activa su derecho ciudadano para informarse adecuadamente y para exigir otra clase de políticos, de políticas, de académicos y de medios de información.

NOTA: A las mismas o similares conclusiones llega el estudio de The Economist (“The Learning Curve: Lessons in Country Performance in Education”, Nov. 2012), el cual compara resultados escolares de 40 países del mundo. En este análisis comparativo (que toma en cuenta los resultados de PISA y otras pruebas internacionales como TIMSS y PIRLS, además de la tasa de alfabetismo y la tasa de graduación de la educación secundaria), prácticamente no hay novedades: Finlandia aparece en primer lugar, seguida de Corea del Sur y de Hong Kong, mientras los cinco países latinoamericanos incluidos en el análisis (Brasil, México, Colombia, Argentina, Chile) se ubican a la cola.

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Referencias / Para saber más (OCDE)
PISA en español
Resultados PISA 2012
PISA 2009 Results
OECD - Education: Korea and Finland top OECD’s latest PISA survey of education performance
PISA 2009 Results: Students On Line: Digital Technologies and Performance (Volume VI) (June 2011)
El informe PISA por países (07/12/2010)
Education : What do students know and what can they do? (video)
Early Childhood Education and Care Home Page
México distribuye Manual de Competencias "El México que queremos: Hacia PISA 2012", El Universal, 26 dic 2011
México, el país que más gasta de su presupuesto en educación: OCDE (2011)
“La tecnología debe quedarse fuera de las aulas” - Cristóbal Cobo (6 julio, 2011)
Informe PISA sobre la competencia de lectura digital (ERA2009). España otra vez suspende. Europa se queda atrás 4 julio 2011
Colombia: Jóvenes colombianos leen mejor textos impresos que textos en internet, según PISA 2009 - Ministerio de Educación, 4 julio 2011
A los alumnos españoles se les atraganta la lectura digital - España ocupa el puesto 14 de los 19 países que han participado en la nueva prueba del informe PISA de la OCDE (El País, 28/06/2011)
"La educación formal no es suficiente; hay que reconocer la importancia del aprendizaje invisible" (La Crónica de Hoy, México, 23 mayo, 2011)
"La buena escuela necesita manos
" (El País, Madrid, 28/3/2011)
México: Hacia PISA 2012 en tercero de secundaria
, por Ismael Vidales (Educación a Debate, 18/05/2011)
The Test Chinese Schools Still Fail: High scores for Shanghai's 15-year-olds are actually a sign of weakness - Jiang Xuequin (The Wall Street Journal, 8 Dic 2010)
"España: A más horas de clase, menor rendimiento" (La Opinion.es 26/09/2010)
Why do Finland's schools get the best results? BBC (7 April, 2010)
La clase perdedora - Reportaje El País, 07/04/2009
La era digital llega al Informe Pisa
- La OCDE medirá en 2009 la capacidad lectora en formatos electrónicos de los alumnos. El examen se hará con una aplicación que simula Internet (El País, 09/02/2009)
A Teacher's Worth Around the World
(infographic)
CIPPEC, Informe PISA sobre lectura digital: paradójicas conclusiones
Invertir más en educación no garantiza mejores resultados, según la OCDE (Feb 2012)
All that money can’t buy, by Marilyn Achiron (Feb 2012)
Así ha escalado la educación de Corea del Sur al podio mundial, ABC.es, 22 oct. 2012
¿Una generación escolar echada a perder por la informática?, Mariano Fernández Enguita, 28 mayo 2014

Soñar como consigna: De la necesidad al deseo

Gürbüz Doğan Ekşioğlu    


Soñar como consigna:
Una red de organizaciones comunitarias en el Gran Buenos Aires


Rosa María Torres

Para Ana, Daniel, Karina y los demás compañeros de El Encuentro


¿Con qué sueñan los muchachos?
¿Con qué sueñan las muchachas?

- Agrandar más el grupo con chicos y chicas.
- Ir de campamento por una semana.
- Seguir con la huerta. Ayudar en la guardería a arreglar algo. Hacer una vida nueva.
- Que los días de la huerta estén todos los chicos.
- Hacerle un regalo o una carta a Karina (la coordinadora).
- No tener problemas con los chicos del apoyo escolar.
- Tener un conjunto de ropa con el sello de la huerta. Tener carpas, colchonetas, pelotas.
- Cuidar nuestras cosas.
- Juntarse con chicos de otras guarderías, salir juntos.
- Terminar la red para no molestar a los vecinos (para que no se pase la pelota).
- Ir a la cancha de Boca o de River.
- Tener herramientas para la huerta y para carpintería.



Quisiéramos para nosotras
- No tener más problemas en nuestra familia.
- No tener problema con nuestros hermanos.
- Tener un barrio tranquilo.
- Tener a nuestra familia unida.

Queremos para los otros jóvenes:
- Que cada chico tenga su familia.
- Que nunca les falte el hogar y el alimento de cada día.
- Que no anden más en la droga y en problemas.
- Que no se arruinen la vida.
- Que no roben, y que es mejor pedir.
- Que convivan bien con su familia.
- Que no maltraten a los chicos que andan en la calle.
- Que a sus padres nunca les falte el trabajo.
- Que siempre tengan una mamá con quien hablar y conversar.
- Que el padre siempre los quiera.
- Tener un botiquín para el comedor y en la guardería

Trabajando en grupo, hombres y mujeres por separado, bajo la consigna de “¿Con qué sueñan los jóvenes de este barrio?”, estos son los sueños que, para sí mismos y para otros, soñaron estos muchachos y muchachas vinculados a “El Ceibo”, un centro comunitario ubicado en una zona deprimida del Gran Buenos Aires.

“El Ceibo” forma parte de la Red de Jardines Maternales, Apoyos Escolares y Comedores Comunitarios “El Encuentro”, una red de 16 organizaciones comunitarias esparcidas en un ámbito geográfico amplio, que empezaron a funcionar como red en 1990. Entre todas ellas atienden a alrededor de 1.200 niños, con actividades que incluyen, entre otros, cuidado, salud, alimentación y apoyo escolar. "El Encuentro" forma a su vez parte de Inter-Redes, una red de cinco redes que aglutina a más de 100 instituciones que atienden aproximadamente a 10.000 niños y adolescentes en zonas muy pobres del Conurbano  Bonaerense.

Inicialmente surgidas como guarderías, literalmente destinadas a guardar, durante varias horas al día, a los hijos de madres trabajadoras expuestos, de otro modo, al abandono y al candado, la propia realidad y la agudización de las necesidades fue obligando a expandir la edad de los niños -hoy de 0 a 16 años- y las áreas de trabajo: las guarderías originales se han transformado en instituciones polivalentes que, además de guarderías infantiles, funcionan como centros de atención en salud, comedores escolares y comunitarios, red de apoyo escolar, espacios de encuentro y contención para los jóvenes, colchones para amortiguar los golpes de la pobreza, el desempleo, la violencia, la desesperanza. Curiosamente -para nosotros- adolescentes y jóvenes continúan llamando guarderías a estos centros de los cuales han venido, poco a poco, apropiándose. Evidentemente, para ellos, el propio concepto de guardería ha pasado a adquirir aquí un nuevo significado.

Cuando, en 1997, entré en contacto con El Encuentro, el equipo coordinador - formado por los responsables de cada centro y un equipo central - estaba elaborando un proyecto para intensificar su capacitación. Fue en esa primera visita que surgió la posibilidad de que, además del proyecto común como red, cada uno de los 16 centros diseñara un proyecto específico, y que lo hiciera inspirado no tanto en las necesidades como en los deseos de la gente. Elevándose por sobre las necesidades inmediatas dictadas por la pobreza y las soluciones mínimas dictadas por la falta de recursos, qué era, en definitiva, lo que niños, jóvenes y adultos deseaban ver realizado para sí mismos y para su barrio si tuviesen acceso a una pequeña cantidad de dinero, dinero para permitirse cumplir con sueños, no para responder a problemas. Cuando, durante la conversación, me permití sugerir que, para la elaboración de dichos proyectos, el “sueño” debía imponerse sobre la “necesidad”, no sospechaba cuán importante y cuán movilizador puede ser “soñar” como consigna, sobre todo, precisamente, para quienes no se permiten ya, ni siquiera, soñar.

Enseguida, y en un proceso de participación, reflexión y elaboración que se extendería a lo largo de varios meses, los coordinadores de cada centro organizaron la consulta a nivel comunitario y, en particular, con los jóvenes. Así surgieron los once proyectos finalmente en marcha (en un acto de gran madurez y responsabilidad, considerando las carencias que predominan en la zona, cinco centros decidieron, en el camino, que no estaban maduros o no tenían condiciones para emprender con un proyecto institucional). Como se esperaba, los proyectos que resultaron son muy diferentes entre sí. Porque mientras que las necesidades homogenizan, los sueños -si son sueños de verdad- son propios, específicos, idionsincráticos, necesariamente diversos.

Los “sueños” de los muchachos y muchachas de El Ceibo - reveladores de los estragos que tiene la pobreza sobre la capacidad de soñar de niños y jóvenes, y de las diferencias que marca la pertenencia de género en materia de sueños y expectativas - se plasmaron en un proyecto al que titularon “Sembradores de Esperanzas”, cuyos ejes son la recreación y la cultura. Otros tantos sueños, soñados entre niños, jóvenes y adultos articulados alrededor de cada centro, produjeron otros tantos proyectos, con sus respectivos nombres e identidades.

INSTITUCION
PROYECTO
¿QUE?
¿QUIENES?
La Merced
“Acampantes del 2000”
Recreación
Niños/Adolescentes
Sol Naciente
“Energía Joven”
Deporte
Organización comunitaria
Adolescentes/Jóvenes
Nuestro Futuro
“Sembrar”
Organización comunitaria
Niños/Familia/
Comunidad
La Esperanza
“Huerta Orgánica”
Organización comunitaria
Niños/Adolescentes/
Padres
Juan Bautista
“Aprovechá tu Tiempo”
Educación
Niños/Adolescentes
Sagrada Familia
“Reconstruir”
Salud
Hombres golpeadores/
Familias en situación de violencia
El Ceibo
“Sembradores de Esperanza”
Recreación y cultura
Adolescentes/Jóvenes/
Adultos
Ardillita Dormilona
“Protección y Cuidado del Niño en la Comunidad”
Protección y cuidado del niño
Instituciones del barrio/
Padres y madres
Centro Infantil Belén
“Para Entendernos Mejor”
Comunicación
Comunidad/Adultos/ Jóvenes/Niños
La Amistad
“Aprendiendo a Organizarnos en Comunidad”
Organización comunitaria
Organizaciones del barrio/Comunidad
Creciendo
“Comunicar es Crecer”
Comunicación
Organizaciones del barrio/Comunidad

El armado de los proyectos desencadenó un proceso inédito, sumamente rico y formativo, de gran autoexigencia tanto para el equipo coordinador de la red como para los jóvenes y los pobladores de los barrios que participaron en torno a cada uno de los centros. Dicho proceso fue registrado y documentado paso a paso, convertido en tema de reflexión y análisis colectivo, en carteles y fotos, en murales y transparencias, primero para devolverlo hacia adentro y, más tarde, para compartirlo hacia afuera, con otros. Modestos en la formulación y en los presupuestos, la calidad de estos proyectos es infinitamente superior, por el proceso de construcción que está detrás, que muchos que, en el papel, lucen elegantes, rimbombantes, impecables. Aquí, en la humildad de estas guarderías, en la modestia infinita de quienes trabajan pegados a las necesidades y los sueños de los pobres, puede darse una calidad que escasea en general en el mundo de las políticas, los programas y los proyectos: la calidad de la participación popular, de la consulta democrática, del aprendizaje colectivo, de la labor autogestionaria, del verdadero compromiso con la gente. 

Falsas y verdaderas soluciones a los problemas de la educación

Rosa María Torres

Marcelo Chamorro, La Hora, Ecuador

En una comunidad rural chilena muy pobre y apartada un padre de familia cuenta que, para llegar a la escuela, él y sus tres hijos - uno de ellos de 6 años - deben caminar cerca de 3 horas a pie, en condiciones ideales, cuando no llueve y el suelo está seco. Cada lunes salen de su casa antes del amanecer y llegan a la escuela cerca de las 9 de la mañana, muchas veces atrasados, con el consiguiente cansancio y sueño por el resto del día, y las consiguientes reprimendas y complicaciones por el resto de la semana y del año escolar.

La odisea se repite, de regreso a casa, cada sábado. De lunes a viernes los niños permanecen en el internado, aledaño a la escuela, pensado precisamente como solución para los problemas de movilización de los alumnos que viven lejos. Explica el padre que no pueden llegar a la escuela en caballo pues “cuando el niño va a caballo se entuma y huele mal. El caballo despide un humor que se pega a la ropa. Cuando se baja del caballo, el funcionario le huele y le pone una anotación”. La solución que propone, en nombre suyo y en el de los demás padres que enfrentan el mismo problema, es amorosamente simple: que los niños puedan llegar al internado el domingo hacia el final de la tarde, que haya profesores que los reciban y que se les dé alimentación esa noche. De ese modo, se evitarán el retraso, el cansancio y las reprimendas el lunes. Ante el planteamiento, el director de la escuela ofrece considerar esta solicitud. Los padres parecen contentos con el ofrecimiento.

¿Qué clase de “solución” es ésta? No se logra que los niños caminen menos o dejen de caminar, sino que caminen lo mismo un día antes y beneficiándose de una comida más.

Intervengo en la reunión, y planteo que habrían otras posibles alternativas para este problema. Por ejemplo:

Reorganización del calendario y el horario escolar No hay por qué pensar que la escuela tenga que ser de lunes a viernes y todo el mes; es posible reorganizar el calendario y el horario escolar. Puede modificarse el horario de la semana, o el de los lunes solamente, empezando la jornada más tarde y recuperando ese tiempo en otro día o sencillamente aprovechando mejor las horas existentes. En lugar de ir y regresar cada semana, pueden reorganizarse los días de clase de modo de salir solo dos veces al mes a la casa, pero por más días cada vez, como se hace en las escuelas-albergue en muchos lugares. O bien puede adoptarse la modalidad de alternancia -15 días en la escuela y 15 días en la casa, o una semana en la escuela y una semana en la casa- con la que funcionan muchas escuelas rurales en el mundo, como las llamadas Escuelas Familiares Agrícolas.

Educación a distancia La educación a distancia ha sido inventada precisamente para situaciones en las que la distancia (y el tiempo) constituye un obstáculo mayor para educarse. Puede hacerse a través de video y de la televisión, o bien a través de materiales impresos y de la radio, en situaciones en que - como es aquí el caso - no existe energía eléctrica. Programas de educación a distancia, tanto para enseñanza primaria como secundaria, y con las diversas modalidades, existen en varios países de América Latina así como en Africa y Asia.

Modalidades itinerantes Hay la posibilidad de pensar en que no son los estudiantes los que van a al escuela, sino la escuela la que va a los estudiantes. Hay modalidades itinerantes en las que parejas o equipos de profesores se desplazan a las casas y comunidades apartadas, se quedan en cada comunidad un tiempo y luego continúan a la siguiente. Modalidades de este tipo se aplican desde hace muchos años en países del Asia como Nepal, Tailandia o Bangladesh.

Cambios en las actitudes y normas de disciplina, asistencia, enseñanza, evaluación y promoción escolares  No llego a plantear esto, pues signficaría enfrentar a padres y planta docente. Pero, evidentemente, una verdadera solución al problema pasa por transformar las actitudes y normas internas de la escuela (y las percepciones familares) respecto de temas clave como la disciplina, la asistencia, la enseñanza, la evaluación y la promoción. No es posible que una autoridad escolar sancione el olor de un niño que vive en la pobreza y viene de tres horas de caminar o de montar en caballo: lo que corresponde es sancionar al funcionario y enseñar al niño a asearse cuando llega a la escuela. El niño que llega tarde con razón justificada (qué más justificadas que la distancia y el cansancio) no merece ser reprendido sino atendido en esa condición, con estrategias extras. El niño que estudia en estas condiciones debe ser valorado y premiado por su esfuerzo y el de su familia, antes que condenado por la cultura escolar.

Los padres de familia abren los ojos y asienten con cada nueva alternativa. Profesores, director y autoridades educativas presentes se sienten algo incómodos y seguramente incrédulos. Ninguno cree en verdad que hay posibilidad de cambiar nada, todos creen que todo esto es imposible, que no darán permiso en la sede central.

Mientras no pueda pensarse en verdaderas alternativas a los problemas educativos, en lugar de en falsas soluciones que a lo sumo parchan el actual modelo escolar, inadecuado no sólo para las necesidades de las poblaciones rurales sino de todos los grupos, hablar de reforma educativa será simplemente hablar de cosmeticología, no de auténtica transformación: la diferencia entre "innovar" o "mejorar", y cambiar el sistema escolar.

* Texto incluido en: Rosa María Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Editorial Paidós, Buenos Aires, Barcelona, México, 2000.

Textos relacionados en este blog

- Educación de las niñas: Lecciones del BRAC (Bangladesh) 

Niños que venden rosas


Edgar Freire Rubio (comp.), Quito, tradiciones, testimonios y nostalgia

Rosa María Torres y Julián Coraggio Torres

Mllones de niños trabajan en la calle, callejean mañana, tarde y noche porque no tienen hogar o porque, teniéndolo, es como si no lo tuvieran. No hay el papá que trabaja, trae el sustento, protege. No hay la mamá que cuida, mima, arropa. No hay el hogar que cobija, el horario normal, la cama tibia, la comida necesaria. Porque no hay la sociedad que asegure a todos los niños el respeto a su niñez, a su juego, a su necesidad de amor y protección. Por eso hay niños que venden rosas, de tarde, de noche y hasta la madrugada, hasta que "acaben de vender", como dicen ellos.

Nos topamos con ellos afuera de una pizzería, en Quito. Esperaban que algún comensal les pasara unas sobras. Más que de hambre, estaban muertos de sed, sobre todo el más grande. Y es que salen de su casa al mediodía y desde entonces, hasta la madrugada, caminan sin cesar vendiendo las rosas.

En la conversación, supimos sus nombres: Néstor (11 años) y Patricio (14). Son hermanos. Viven en el Panecillo, quién sabe en qué cuarto miserable a punto de derrumbarse, en qué condiciones de miseria e insalubridad. Ambos sucios, despeinados, con pelos tiesos y disparejos, con la ropa en jirones, con los zapatos estilo payaso, demasiado grandes para su edad. Seguramente se encuentran todos los días con esos que, al verlos, les aconsejan de inmediato jabón y tijeras a quienes no tienen ni agua ni jabón ni tijeras ni dinero para ir jamás a una peluquería.

Su papá era albañil, pero ahora ya no puede trabajar. Se queda todo el día en el cuarto, gimiendo de dolor, acostado en la cama. No por vago ni por borracho. Hace poco, en una riña, una señora le clavó una botella en la barriga, se desangró, le llevaron al hospital Eugenio Espejo, le operaron. Los hijos presenciaron todo el episodio.

- "Le salía un montón de sangre. Hasta una cosa blanca empezó a salirle de la barriga. Tal vez eran las tripas", dice Néstor. "Desde ahí quedó mal".

- "Le duele la barriga, le duele la cabeza. Grandes dolores tiene. Tal vez no le hicieron bien la operación".

Los niños venden flores desde hace cuatro meses. Exactamente, desde que murió la mamá. Murió atropellada.

- "Un auto le pasó por la cabeza. De contado quedó muerta. La policía le persiguió al del auto, un auto pequeño era. Pero no le agarraron", cuenta Néstor bajando la cabeza. Parece que quisiera llorar. O tal vez es nuestra idea. Nadie puede contar una cosa así sin querer llorar.

- "Ahora tenemos una nueva mamá. Le decimos mamá, pero mejor dicho es madrastra".

El papá se volvió a casar. La nueva mamá consiguió trabajo en el mismo lugar de la mamá propia: lavando plásticos.

- "Se lava los envases plásticos, por ejemplo los de los champuses. Hay que lavar bien, si no le mandan a uno a lavar de nuevo. Cortan los plásticos en pedazos y meten todo en unas máquinas trituradoras, donde se derrite. Con eso hacen juguetes y venden".

Esto es en San Bartolo. El papá consiguió para la nueva mujer el puesto dejado por la anterior. Los chicos ayudaban a la mamá propia, ahora ayudan a la nueva mamá.

Salen de la casa cerca del mediodía. La mamá les da el desayuno -una taza de café- y el almuerzo -¿quién se anima a preguntar en qué consiste?-. Primero van a comprar las rosas, en la Avenida 24 de Mayo. Y enseguida empiezan a vender.

La venta es en la Amazonas y en la Orellana. La mejor venta es a la noche. En general, terminan a las 2 ó 3 de la madrugada. Cuando la cosa va mal, terminan como a las 5. Llegan a su casa ya clareando.

Regresan en taxi, para que no les asalten, siguiendo los consejos del papá. El taxista les cobra 2 o 3 mil sucres hasta el Panecillo. Ya fueron, en efecto, asaltados una vez. Se les acercó un ratero y tuvieron que darle toda la plata. Tenían, entre ambos, 30 mil sucres.

- "Un cuchillote sacó y nos dijo que nos iba a meter bien hondo si no le entregábamos la plata. Le dimos nomás. ¡Qué más íbamos a hacer!".

Duermen lo que alcanzan a dormir hasta la media mañana. Llevan ritmo de adultos, vida de prostitutas, trasnochando todos los días, correteando calles de arriba a abajo para hacerse unos sucres que no son dinero extra sino sustento de la casa. Su vida activa transcurre de noche, en la calle, en el frío, en medio de putas y borrachos buscando su clientela entre gente que entra y sale de hoteles, restaurantes, burdeles, cantinas, bares, cines. El domingo es el único día que no venden, se quedan todo el día durmiendo en el cuarto, descansando para reiniciar la rutina el lunes.

Van a la escuela -dicen- de 3 a 5 de la tarde. Néstor dice que está en segundo grado. No sabe en qué grado está su hermano.

¿Qué clase de escuela es la que funciona dos horas diarias?. ¿Qué pueden aprender, de todos modos, estos niños en la escuela?. ¿Quién puede aprender con cansancio, con hambre, con sueño, sin esperanza, sin perspectiva de futuro?.

¿Quién puede enseñar a estos niños?. ¿Quién reúne esas cualidades humanas y pedagógicas indispensables para comprender su situación y ayudarles a superar sus carencias, darles el afecto y la atención especiales que requieren?.

¿Qué se puede enseñar a estos niños?. Los programas de estudio, los textos, los horarios, las normas, las exigencias escolares están diseñados para niños-niños, para niños que tienen familias y sustento asegurado, para niños que pueden permitirse ser niños, que se levantan a la mañana y se acuestan a la noche, que tienen tiempo para jugar y para estudiar, que tienen razones para reír y para cantar.

Al salir de la pizzería encontramos al más pequeño que va llorando por la calle. El hermano mayor le pegó y le dejó solo, en castigo por haber vendido poco durante el día. Nos ofrecemos para llevarle en auto hasta donde está el hermano. Más adelante recogemos al hermano y les llevamos a ambos hasta la esquina de la Colón y Amazonas. Antes de bajarse del auto, el mayor me pide trabajo.

- "Quisiera trabajar en algo, lo que sea. Estoy cansado de trasnochar".

Les vemos, inmediatamente, juntarse con otros niños y niñas vendedores de rosas. Vemos cómo les reciben y cómo, arremolinados a su alrededor, aparentemente ellos les cuentan la aventura de haber conversado y haber sido transportados por extraños. Extraños que les trataron bien, pero que pudieron haberles asaltado o robado o matado, como se mata a los niños de la calle en Brasil, como se mata en muchos lados a los indigentes que no tienen quién reclame por ellos. Ingenuos, desprotegidos, indefensos, expuestos no sólo a la miseria sino a la muerte en cualquier momento: ésta es la suerte de estos niños.

Vemos cómo, al cabo de un rato, empiezan a caminar todos juntos. No menos de diez hay en el grupo. Niños y niñas, algunos muy pequeñitos, otros semi-adolescentes. Van pasando junto a restaurantes y boutiques, mezclándose con las luces de los letreros fosforescentes, esquivando a los autos, deteniendo a la gente para ofrecerle las rosas.

Pasan cerca de uno, junto a uno, y uno no los ve. Le ofrecen una rosa, le ruegan que se la compre, y usted responde que no, gentilmente o molesto por la impertinencia (incluso hay quienes ahuyentan con un manotazo). Piensa usted para sus adentros que son unos malandrines, unos vagos, unos incapaces. O que, en todo caso, lo son sus padres, desvergonzados padres que mandan a sus hijos a trabajar para ahorrarse ellos la molestia. O -mejor- se niega a pensar, simplemente para seguir viviendo, para poder comer, comprar, disfrutar esta noche sin culpa.

Pero ahí están, se percate usted o no. Ahí están estos niños miserables vendiéndonos rosas nocturnas, raídas, maltrechas, inodoras, a 300 sucres. Una sociedad que produce rosas pero que también produce niños para venderlas por las calles a medianoche, es una sociedad que merece ser cambiada.

* Publicado originalmente en: El Comercio, Quito, 31/03/1992. Incluido también en: Edgar Freire Rubio (comp.), Quito: tradiciones, testimonio y nostalgia, Tomo IV, Quito, Libresa, 2002.

Edgar Freire Rubio: “El librero de la ciudad” y su afición por las historias quiteñas

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Rosa María Torres, Cultura ciudadana: ¿qué clase de educación necesita Quito?

Manipuladoras de alimentos, manipuladores de textos (Chile)


Abecedario Ilustrado - Pategallina

En Chile ya no hay cocineras en los establecimientos escolares: hay manipuladoras de alimentos. “La señora manipuladora de alimentos” o, abreviadamente, “la manipuladora”: así nos iban presentando, en jardines de infantes y en escuelas, a mujeres humildes, uniformadas de blanco, cuya función ya no es preparar los alimentos sino simplemente manipularlos: abrir latas y cartones, calentar los alimentos y servírselos a los niños más pobres de cada escuela. 

Grandes empresas privadas se encargan aquí de hacer - en nombre de la eficiencia - lo que todavía en algunos países de América Latina y en muchos países del mundo hacen voluntades y manos comunitarias, madres y cocineras, hombres y jóvenes de la propia comunidad, usando productos y mano de obra locales.

Gracias a la masividad y uniformidad que permiten los servicios de la empresa privada, niños y niñas en las escuelas de todo Chile comen exactamente lo mismo en el mismo día de la semana, independientemente del clima, de los productos y especialidades culinarias locales, de los gustos y sabores de cada región, de las preferencias de los niños. 


La empresa se asegura ganancias mientras asegura supuestamente asepsia, eficiencia y entrega a tiempo de un servicio masificado que trata a la comida como negocio, no como nutrición, goce, aprendizaje, cultura. La privatización del servicio le evita al Estado dolores de cabeza y la posibilidad de malos manejos y pequeñas 'corrupciones' al menudeo a nivel de cada institución escolar (algún rebusque en las compras. sobras que son aprovechadas por las familias, etc.) Pero también asegura pérdida de fuentes de trabajo, de realización personal, de identidad y creatividad popular, y el abandono de una oportunidad tradicional de participación y colaboración familiar y comunitaria en la relación con la escuela. La empresa se ahorra la inversión en las personas, pues para manipular alimentos no se requiere o se requiere mínima capacitación.

La metamorfosis de la cocinera en manipuladora de alimentos está ocurriendo en muchas otras áreas: el vaciamiento de la función y el trabajo significativo de las personas, convertidas en ensambladoras y manipuladoras de objetos, de botones, de mensajes, de ideas.

Cada vez más, en todo el mundo, los educadores dejan de ser educadores y se convierten, sin que ellos mismos sea cabalmente conscientes de ello, en meros manipuladores de textos. La avalancha de textos escolares, guías y módulos autoinstructivos y manuales con toda clase de recetas para la enseñanza, coincide con el deterioro del perfil docente así como de su formación y capacitación. El moderno libro-enciclopedia-manual, que dicta y orienta paso a paso tanto los contenidos como los métodos y actividades de enseñanza, sustituye de hecho la función primordial del educador, “llevándole de la mano”, tal y como lo promocionan, sin vergüenza, las casas editoriales e incluso algunos expertos. 

El libro envasado ahorra enormes cantidades de dinero, esfuerzo y tiempo que habría que invertir, de otro modo, en atraer, formar y remunerar a educadores competentes, profesionalmente autónomos, capaces de tomar decisiones curriculares y pedagógicas adecuadas y relevantes a cada situación y contexto. 

Si al manipulador de alimentos se le malpaga por abrir latas y cartones, calentar y servir raciones alimenticias, al manipulador de textos se le malpaga por abrir y cerrar libros, calentar y servir la lección. La gran empresa alimentaria y la gran empresa editorial no requieren ni cocineras ni educadores sino manipuladores.

La enseñanza, igual que la cocina, es no sólo oficio y técnica sino arte. La enseñanza, como la cocina, no admite la monotonía ni la uniformidad. El secreto de una y otra radica no sólo en el conocimiento sino en la intuición, la creatividad y la imaginación, lo que hace de cada situación (de cada lección, de cada potaje) un evento único, irrepetible. 

El buen enseñante, como el buen cocinero, disfruta de su oficio y de su arte, y está siempre abierto a la experimentación y a la innovación, a probar nuevos ingredientes, nuevas mezclas, nuevos sabores. 

Arrebatar todo esto a la educación, igual que a la gastronomía, restringiéndolas a la receta y a la mera manipulación, es destruir el placer y la naturaleza misma de la enseñanza y de la culinaria.  

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