Ilustrar la palabra Educación

Ilustrar la palabra 'Educación' no es fácil hoy en día para quienes ilustran publicaciones o para quienes buscamos imágenes para nuestros blogs. Porque Educación no es solo infancia, ni solo sistema educativo, ni solo aula, ni solo profesor, ni solo cabeza, ni solo conocimiento, ni solo estudiar, ni solo títulos, ni solo libros, ni solo lectura y escritura, ni solo tecnologías.


Lo usual ha sido y sigue siendo ilustrar Educación con fotos o dibujos de niños y niñas. Pero la educación - y el derecho a educarse - no tienen edad. Los educandos y aprendices son niños, jóvenes y personas adultas.


Es raro encontrar Educación ilustrada con adultos, incluso cuando se hace referencia a aprendizaje a lo largo de la vida o a aprendizaje en todas las edades. Cuando se muestra personas adultas es por lo general en referencia a alfabetización o a la llamada escolaridad inconclusa

                                                    
Educación se asocia generalmente con escuela. Pero la educación no se restringe a la educación escolar. Empieza en la familia y en la comunidad y se prolonga a lo largo de la vida. Nos educamos y aprendemos en todo momento y en todo lugar.
Educación se asocia con maestro o profesor. Pero hay educación sin profesores, aprendizajes que no resultan de la enseñanza. Hay autoeducación y aprendizaje autónomo. Aprendemos jugando, en contacto con la naturaleza y con los demás, a través de los medios, en la biblioteca, en el trabajo, leyendo, explorando el mundo por nuestra cuenta.

Educar es, para la mayoría, dictar clases: alguien que sabe y enseña a quienes no saben y escuchan. Pero la clase expositiva no es la única manera de educar, y viene siendo cuestionada en favor de métodos más participativos de enseñanza, que superen la tradicional "educación bancaria".
Muchos asocian educación con estudio, un esfuerzo concentrado a fin de comprender a fondo una asignatura o un tema, retenerlo en la memoria y estar luego en capacidad de evocarlo. Pero no toda educación ni todo aprendizaje implican estudio, libros, lectura.



Abunda la infraestructura. Educación evoca construcción, espacio físico. Pero la Educación no transcurre únicamente entre paredes. Hay educación y aprendizaje al aire libre, a distancia, en línea.








Otros optan por el mobiliario y el equipamiento: pupitres, mesas, pizarras, computadoras, mapas, etc. No siempre hay conciencia de que la organización y uso del espacio y el mobiliario varían en distintas culturas: hay millones de escuelas en el mundo en las que los alumnos se sientan en el suelo.
Fotos y dibujos muestran alumnos sentados. La 'educación sentada' es un referente prácticamente universal de la educación. Cada vez más viene rompiéndose con esta concepción y entendiéndose que el aprendizaje involucra muchos sentidos - no solo la vista y el oído - y que se beneficia del movimiento antes que del inmovilismo.


Tradicionalmente, 'educación' se ha ubicado en la cabeza. La Neurociencia contribuye hoy a destacar el cerebro para mostrar los avances de la ciencia en el campo de la cognición humana. Pero la educación compromete a todo el cuerpo, y no solo aspectos cognitivos sino también emocionales y afectivos.
La Educación, ilustrada, es generosa en lectura y escritura, abecedarios, letras, números, libros, alumnos y profesores leyendo y escribendo, en papel o en la pantalla. Pero no todo en Educación es leer y escribir. Ni todo conocimiento proviene de la palabra escrita.
 
'Educación' se ilustra con escaleras, gradas y peldaños, al final de los cuales aguardan títulos, certificados, togas. Esta es la educación asociada al sistema educativo formal, organizado en niveles. No toda educación se rige por esta lógica. La mayor parte de lo que sabe y sabe hacer una persona no se refleja en certificados o títulos. Son conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes que se adquieren a lo largo y ancho de la vida, sin reconocimiento ni validación formal.

La pizarra, símbolo por excelencia de la Educación, sigue presente, en versiones convencionales y en versiones modernas, en aulas y espacios de aprendizaje en todo el mundo. Sigue siendo una herramienta útil para la enseñanza y el aprendizaje, no siempre monopolizada por el profesor o profesora sino democratizada y compartida con los estudiantes.
Cada vez más 'educación' - y calidad de la educación - se asocian a computadora e Internet. La pandemia reforzó esta vinculación. Incluso 'innovación' en educación se asocia con tecnologías. Pero computadoras e Internet son apariciones recientes. La humanidad se ha educado por siglos sin ellas. Cerca de la mitad de la población mundial no tiene hoy acceso al Internet. La innovación educativa no pasa necesariamente por la tecnología. Hay buena educación sin tecnologías y mala con ellas.

Las redes sociales son aliadas de la Educación y de los aprendizajes. Pero no solo las que conocemos hoy a través del Internet, sino principalmente las que se tejen y existen en la sociedad, en las comunidades humanas reales, en la organización social.








¿Y entonces? ¿Cómo ilustrar Educación? Cada manera de ilustrarla revela qué se entiende por tal o qué quiere destacarse o priorizarse dentro del amplio mundo de la educación. Es importante que todos tengamos conciencia de qué se está incluyendo y qué se está dejando afuera.

El día que veamos menos niños y más familias, menos personas sueltas y más colectivos, menos aulas y más aprendizaje al aire libre, menos clases y más juego, menos artefactos y más relaciones, será señal de que avanzamos hacia una comprensión más humanista, más holística y más compleja de lo que significa educar, educarse y aprender.

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Una libreta, un bolígrafo, una mirada y aquella famosa oreja verde


Prólogo de Fabricio Caivano a
Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuadeno de Viajes
de Rosa María Torres

Paidós, Buenos Aires-
Barcelona-México, 2000.

La autora me pidió un breve prólogo para este libro. Les confesaré que su amable petición me agradó pero también me suscitó algunas dudas.

La primera es que como lector, por higiene mental o por afán de entrar en materia, suelo evitar los prólogos pues son, en general, perfectamente prescindibles, a veces condicionan el juicio del lector, y en no pocas ocasiones suelen dedicarse a poner de relieve los supuestos saberes del prologuista antes que la sustancia del libro, su interés y valor. La segunda razón, tan subjetiva como la anterior, es que el prologuista obligadamente es un lector encadenado: no puede sino escribir con la tinta visible del elogio. Y hay aún una tercera cuestión que ahora me viene al encuentro: no hay prólogo capaz de atrapar a lector alguno si el libro no lo hace por sí mismo, en razón de su tema y autor.

Artmed, Porto Alegre,
2001, 344 págs.
Cumplo gustosamente con la segunda reserva. Y quiero ser sincero con el posible lector de estas líneas: tiene en las manos un libro extraordinario. Y lo que yo le diré aquí respecto a él es una pequeña parte de lo que, sin duda, hallará en su lectura. Libro fuera de lo ordinario porque lo habitual es que la escuela y sus protagonistas sean analizados desde la barrera y sometidos al afán taxonomista y al malabarismo académico con el que todo teórico que se precie envuelve su desconocimiento de la realidad escolar. Es éste un libro claro, que se entiende, lo que no puede decirse de tantos otros. Extraordinario además porque todo su instrumental metodológico consiste en una libreta, un bolígrafo, una mirada y aquella famosa oreja verde.

Me explico. En un poema famoso Gianni Rodari sostiene que hay que tener una “oreja verde”, una especial frecuencia de onda para sintonizar con la gente, en especial para comprender a los niños y niñas sin necesidad de someterles a los tontos interrogatorios habituales que les propinamos los adultos, desmemoriados de la fragilidad y la energía de nuestra propia infancia. En cuanto a los otros aparejos, libreta y bolígrafo, es todo cuanto necesita la autora para saltarse el sesudo entramado conceptual que se organiza el “experto” cuando se toma la molestia de descender al nivel de las escuelas y sus habitantes.

A Rosa María Torres le basta con mirar y escribir. Pero esa simplicidad es solo aparente. Primero hay que saber hacia dónde mirar y, sobre todo, cómo mirar para que nada se pierda y para estructurar, luego, lo visto y oído en una red de sentimientos y de reflexiones que sitúan lo particular en la trama de lo general y de perturbar el lector.

Se podría decir que este libro está hecho con ojos, corazón y pies. Ojos para saber ver el brillo oculto de lo que es, para muchos, invisible. Investigar es ver lo que otros no han sabido ver. Mirada, pues, en primer lugar. Corazón para sentirse cerca del otro en su plenitud contradictoria, aceptarlo con su defectos y virtudes, con sus dudas y miedos, con la fragilidad y la fuerza que la vida deja en las gentes que, cada mañana, salen a batallar con la realidad. Corazón para deshacer el hatillo de palabras con las que se cuentan a sí mismo, torpe ideología a veces y sabias reflexiones otras. Corazón también para no callar o aceptar cualquier respuesta, para excavar con esas preguntas que hacen daño pero que son necesarias para encontrar el tesoro. Forma parte del método esa empatía limpia, la que no se rinde al sentimiento dulce de sí misma sino que si conviene lanza el dardo de la crítica, del matiz y de la evaluación ajustada.

¿Y los pies?, se preguntará ya algún inquieto lector. Antes debo referirles una anécdota. Hubo en Cataluña un magnífico geógrafo, de biografía admirable y autor de una obra de gran amplitud y rigor profesional. Pau Vila era su nombre, y murió casi centenario. En una ocasión le pregunté cuál era su método, su modo de trabajar con el que había hecho un trabajo tan detallado y ambicioso. Y el maestro Pau Vila contestó: “Bueno... de la única manera que se puede hacer bien la Geografía: con los pies”. O sea, andando. Pues bien, Rosa María ha escrito también con los pies este libro, titulado justamente itinerario. Y eso es meritorio en un tiempo como el que vivimos en el que todos saben, con la cabeza, de educación y escuelas, un tiempo de televisión y realidades virtuales, de saberes librescos y en los que ya casi nadie anda mirando y mirando por las escuelas, con los pies firmes sobre el suelo. Hay que volver a usar los pies si queremos tener la cabeza despierta, el espíritu afilado y el bolígrafo dispuesto.

Para hablar de las escuelas, para ver lo que pasa entre sus paredes, para saber de sus anónimas alegrías y de sus ocultos desasosiegos, para captar todo lo hermoso y lo atroz que puede haber en ellas, hay que saber mirar sin intermediarios. Es decir, dejar a un lado momentáneamente los sesudos libros de pedagogía y sus repertorios de bibliografías que remiten a otros libros que a su vez citan al famoso teórico que dijo en su libro... Usar los pies es simple pero no simplista: andar, mirar y apuntar. Un género casi periodístico que no se cultiva. En la España de los años veinte hubo un caballero, abogado y periodista que llegó a diputado en Cortes, Luis Bello se llamaba, que recorrió las escuelas primarias españolas a modo de inspector andante, y publicaba sus crónicas en “El Sol” y otros diarios madrileños. El resultado de sus andanzas se reunieron en tres volúmenes intitulados “Viaje por las escuelas de España”.

Pues bien, Rosa María Torres ha escrito sus andanzas por algunos lugares de la educación latinoamericana, y el resultado son estos sesenta y ocho textos de relato de su viaje y una introducción en la que extiende el mapa moral con el que ella va a tratar de orientarse en su navegación. La autora nos dice con claridad de qué color es su esperanza, ese deseo que algunos cursis llaman hipótesis: transformar la escuela. Pero sabe que el reto no es sencillo, que hay que remover raíces muy profundas, señalar intereses políticos, quebrar inercias mentales.... “El problema es que el viejo modelo escolar es ante todo una mentalidad, algo que está en la cabeza de las personas e internalizado en el conjunto de la sociedad, antes que en los edificios y en las cosas”. El viejo precepto de que para conocer el sabor de la pera hay que comerla, se aplica aquí con exactitud. No basta con la pulcritud de las reformas educativas, ni con la aportación de algunas novedades fragmentarias, y menos aún con la ampulosa retórica bancaria y mundialista. Hay que disponer “de un conocimiento cabal de la realidad”. Una afirmación que, de puro obvia, se pasa sobre ella sin detenerse. Por eso hay en el libro afán de hurgar en la complejidad, gusto por el matiz y hay, sobre todo, esa educada impertinencia infantil que tiene la máquina de preguntar siempre cargada para traspasar la realidad convencional y cazar el raro pájaro de la verdad.

La autora no reconstruye, como hacen algunos teóricos, una realidad escolar simple, dicotómica, un escenario de buenos y malos propicio para aplicar la receta que finalmente arreglará las cosas al gusto de todos. Eso es demagogia, un juguete para sumar votos, un instrumento para adaptar la realidad a las ideas previas. La autora señala el pequeño detalle que habla con palabra callada, pasa el dedo por la superficie de la realidad en busca de alguna pista para interpretarla. Las personas, las instituciones y las situaciones son descritas en su complejidad, y son pensadas con la pasión y la ternura del que sabe que está sobre una mina de oro. Pero hay también una exigencia de verdad, un ideal de escuela que sirve de Norte a esta viajera en su navegación. Por eso hay en el libro la suave dureza del que sabe que la escuela, esa otra escuela ausente aún, podría ser un lugar para el saber, la dignidad y la felicidad de todos esos pequeños que la saludan.

El lector aprende en estas páginas la necesidad de aunar lucidez y sensibilidad en el análisis, pero aprende también que las palabras son muy delicadas y pueden ocultar la realidad o instalar falsos acuerdos. Las palabras que nos hablan de escuela, de educación o de la infancia deben ser repensadas con radicalidad, sometidas a examen y custodiadas como si fueran dioses. Los maestros son, en última instancia, los portadores de las palabras que nos humanizan. Por eso la autora presta una especial atención a las personas y a los lugares: entre ellos andan las palabras levantando el sentido del mundo.

En esta crónica de una escuela inesperada los actores son múltiples: maestros y maestras, niños y niñas, madres y algún padre, líderes populares, expertos varios... Todos son tratados con ese especial amor crítico que la empatía exige para ser de ley. Hay textos en los que el humor es una ráfaga de aire fresco que limpia una situación tensa para dejar en pie una reflexión clara, como en el texto “Y colorín colorado...”. Hay otros en los que el maestro o la maestra son descritos en pocas líneas, pero de tal manera que toda la energía de la experiencia pedagógica o de la práctica escolar, giran en torno a ellos, a su rica humanidad, a la calidad de su discurso o al orgullo de su profesión. Anónimos personajes que dejan en el lector el deseo de saber más de ellos y de su circunstancia, como protagonistas de una novela demasiado breve...

Ahí están ese magnífico y autoirónico Don Sandalio; la dulce Maestra Raquel que sabe el valor de la observación despaciosa; el empecinado Nemorio, que quiere cambiar la educación; las dos directoras de estilos tan diferentes y tan complementarios; las alegres mujeres de las escuelas comunitarias de Pernambuco que saben un secreto infalible para educar... Un paisaje de mujeres en el que hay algunos hombres también. Personajes breves, sencillos y anónimos pero que alzan su estatura moral ante el lector y le dejan la huella de sus palabras y la dignidad de su empeño. Con gentes así está claro que nada está perdido.

Otros textos son aproximaciones sobre el terreno a proyectos que llevan años en marcha. Con pocas líneas la autora las sitúa en su contexto, dando en dos pinceladas sus características sociológicas, institucionales y económicas. Experiencias “inspiradoras” las llama la autora. Algunas son procesos registrados y sistematizados con tesón, como “la joya” de Passo Fundo, en Brasil. Otros, como la Biblioteca Popular de Bella Vista o la de la Biblioteca de Montevideo, son hermosas experiencias de desarrollo comunitario; la titulada “Un día de Comunidad-Escuela” es una sugerente dialéctica entre sueño y realidad; el modesto pero sabroso proyecto “Leer y escribir ahora”, en Venezuela, muestra que con poco se puede mucho si hay calidad humana y compromiso profesional; o las Redes, en Colombia y Chile, que extienden su trama cooperativa, afectiva y técnica entre escuelas y maestros... Un itinerario de experiencias muy distintas pero de las que la autora acierta a poner de relieve lo esencial, algunos criterios básicos, estilos y planteamientos a destacar que estimulan la reflexión y pueden, en efecto, inspirar otras situaciones. Inspirar quiere decir generar ideas o sugerir reflexiones adicionales, pero también significa infundir ánimos y apoyar designios propios...

En resumen, ver, oír, registrar y reflexionar. Rosa María ha dejado en este cuaderno de viaje una crónica bellísima de la escuela que realmente existe, esa escuelita que empuja con dignidad algún anónimo educador en algún lugar remoto, pero que para los escolares es el centro del mundo; la escuela en donde sobrevive una esperanza aún para muchas gentes atrapadas por la pobreza y la ignorancia, hijas ambas de la injusticia y la opresión; la escuela y sus actores componen un mural esculpido con el mármol del coraje y del compromiso. Un libro pequeño y duro como una nuez, amargo y sabroso al mismo tiempo. Un libro que busca la complicidad del lector para que inicie él un viaje interior. Libro que llama a las cosas por su nombre, como las llama el pueblo cuando la cultura lo hace culto y libre. Un relato grande tejido con trozos de pequeños relatos, un viaje que no acaba en la última página porque sugiere al lector la paradoja machadiana de que el camino se hace al andar. Un trayecto inevitable que llevará al lector o lectora hasta el puerto de su conciencia: ahí donde no hay posibilidad alguna de esconderse de uno mismo. De este puerto universal es de donde zarpó la nave de Rosa María Torres, una mujer enérgica que heredó alas para volar pero que aprendió por sí misma a vivir ligera de equipaje: una libreta, un bolígrafo y una mirada rebelde sostenida por la rabia y la ternura.

Fabricio Caivano
(exdirector de Cuadernos de Pedagogía)
Barcelona, a las puertas del siglo XXI.

W.C.

Rosa María Torres
Dedicado a Juan Samaniego
El Tendedero de Cuentos

Apuesto a que les llama la atención este título. Apuesto a que tie­nen curiosidad por seguir leyendo y saber de qué se trata. Pues bien: es el título de una hojita con una lectura que llevó a la clase el profesor de Lenguaje de mi hijo menor. No bien llegó a la casa ese día, mientras almorzábamos y sin que nadie se lo pidiera, Julián nos leyó la hojita en voz alta. Nos reímos bastante. Y luego se la leyó a sus amigos del condominio y, en días siguientes, al resto de la familia y a otros amigos. Evidentemente, quería compartir y multiplicar la risa, el buen momento que había pasado con esa lectura y con sus compañeros en clase.

Quizás el asunto les parece anecdótico y trivial, pero no lo es. Leer, encontrarle sentido y gusto a lo que se lee, descubrir su utilidad social fuera del aula de clase, es algo mas bien extraordinario para niños, adolescentes y jóvenes en estos días. La gran mayoría de los que aprenden a leer, aprenden al mismo tiempo a no leer, a leer poco, a leer por encima, a leer mal, a leer por obligación, por castigo o por califi­cación, no por placer ni por propia iniciativa.

Decidí por eso conservar la hojita e insertarla como parte de un artí­culo destinado a responder a la pregunta del millón, la que una y otra vez me hacen madres y padres de familia y educadores: cómo incentivar la lectura entre niños y jóvenes. Antes que reiterados y costosos planes y campañas de "promoción de la lectura", se trata de emprender con algo mucho más básico y sencillo e infinitamente menos costoso: deshacernos de las ideas convencionales acerca de lo que es leer, lector, y material de lectura.

Es preciso liberar a la lectura de la corbata y los tacos, vestirla informalmente, sentarla en el suelo, colgarla en tendederos o meterla en canastas antes que exhibirla en estantes, despojarla de todo lo que huela a obligación y a evaluación. Textos cortos, que dejen gana de más. Textos ágiles, que inviten a leerse enteros. Textos amenos, que provoquen sonrisas y risas. Hojas sueltas, sin pretensiones, que puedan descartarse o guardarse sin compromiso, doblarse, arrugarse, multiplicarse a discreción, transportarse y compartirse con otros sin tener que pedir permiso a nadie ni obtener una calificación a cambio ...

Esto que está leyendo es el artícu­lo y ésta que tiene abajo, es la hojita en cuestión.

WEST CHAPEL
En cierta ocasión, los miembros de una familia inglesa pasaban unas vacaciones en Escocia. En uno de sus paseos observaron una casita de campo. De inmediato les pareció cautivadora para su pró­ximo veraneo. Indagaron quién era el dueño de ella y resultó ser un pastor protestante al que se dirigieron para pedirle que les mostrara la pequeña finca.

El propietario les mostró la finca. Tanto por su comodidad como por su situación, fue del agrado de todos, de forma que quedaron comprometidos para alquilarla en su próximo veraneo.

De regreso a Inglaterra, repasaron detalle por detalle cada habi­tación. De pronto, la esposa recuerda no haber visto el W.C. Dado lo prácticos que son los ingleses, decidió escribir al pastor pre­guntándole por este servicio, en los siguientes térmi­nos:

"Estimado pastor: soy de la familia que hace pocos días visitó su finca, con deseos de alquilarla para nuestras próxi­mas vacaciones. Como omitimos enterarnos de un detalle, quie­ro suplicarle que nos indique más o menos donde queda el W.C.".


Finalizó la carta como es de rigor y la envió al pastor. Al abrir la carta, el pastor desconoció la abreviatura W.C. Creyendo que se trataba de una capilla de su religión llamada West Chapel, en­vió su carta de respuesta en los siguientes términos:

"Estimada señora: tengo el agrado de informarle que el lugar al que usted se refiere queda a sólo doce kilómetros de la casa, lo cual es molesto sobre todo si se tiene la costumbre de ir con ­frecuen­cia, pero algunas personas viajan a pie y otras en bus, ll­egando todos en el momento preciso. Hay lu­gar para 400 personas cómodamen­te sentadas y 100 de pie; los asientos están forrados de terciopelo rojo y hay aire acondicionado para evitar sofocacio­nes; se recomienda llegar a tiempo para alcanzar lugar. Mi mujer, por no hacer­lo así, hace diez años tuvo que soportar todo el acto de pie y desde entonces no utiliza ya este servicio. Los niños se sientan juntos y todos cantan en coro. A la entrada se les entre­ga un papel a cada uno y las personas que no alcanzan a la repar­tición pueden usar el del com­pañero de asiento. Al salir deben ­devolverlo para seguir dándole uso durante todo el mes. Todo lo que dejan deposita­do allí es para dar de co­mer a los pobres huér­fanos del hospicio. Hay fotógrafos es­peciales que toman fotogra­fías en todas las poses, las cua­les son publicadas en el diario de la ciudad en la página social. Así el público puede conocer a las altas personali­dades en actos tan humanos como éste".

La señora, al leerla, estuvo a punto de desmayarse. Luego de con­tarle lo ocurrido a su esposo, todos decidieron cambiar de lugar de veraneo.

* Artículo publicado el 30/08/92 en la revista Familia, del diario El Comercio de Quito. Parte de mi serie de artículos publicados cada domingo en dicha revista entre 1990 y 1996.

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Sobre lectura y escrituraOn Reading and Writing

Cuba and Finland | Cuba y Finlandia

Rosa María Torres

 
(texto en español, abajo)

What do Cuba and Finland have in common? 

Two very different countries, one in the Caribbean, the other one in Europe, with very different histories and cultures, very different political, social and education systems, and yet both sharing high international recognition for educational and other social achievements. 

High Human Development Index (HID) 

Finland is number 24 in the world. Cuba - together with Chile and Argentina - is in the group of Very High Human Development Index in Latin America, and number 44 in the world. (HDI 2014).

Best countries to be a mother and raise a child - region/world

Cuba and Finland are the best countries - in Latin America and the Caribbean, and in the world, respectively -  to be a mother and raise a child, according to Oxfam's State of the World's Mothers Report 2013 (Cuba ranked 33 worldwide).

High suicide rates 

Cuba and Finland have high suicide rates. Together with Uruguay, Cuba has the highest suicide rate in Latin America and the Caribbean. Finland has one of the highest suicide rates in Europe and in the world. (See list with WHO data here. See my post: Educación y suicidio).

Free education  

▸ Cuba's and Finland's education systems are public and free, from initial education to the end of higher education.

High investment in education


▸ In the Latin American region, Cuba is the country with he highest investment in education in relation to its GDP. Cuba invests 16,3% of its GDP in education, followed by Bolivia, Honduras, Costa Rica and Argentina. (Source: ECLAC)

Equity first: good education for ALL, nobody left behind  


▸ Both Cuba and Finland are egalitarian societies. Equity is the main concern. Nobody should be left out or left behind. "Every school a good school" is Finland's motto, and  Cuba's as well. 


Boredom and education   

▸ It is not rare to hear/read comments referring to both Cuba and Finland as "boring" places - Finland because of its weather; Cuba because of its political system and its precarious entertainment resources - and mentioning this as one of the factors that would explain people's dedication to education, studying, and reading. In the case of Cuba, we have seen this argument mentioned in reports by US academics and researchers. 

Top performers in education - region/world

Cuba and Finland are among the one third of countries that achieved 2000-2015 Education for All goals worldwide. Cuba was the only country achieving them in Latin America and the Caribbean.

Cuba and Finland have been top performers in student achievement tests in school: Cuba in LLECE (Latin American Laboratory for Assessment of the Quality of Education - Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación), co-ordinated by the regional UNESCO office in Santiago, and Finland in PISA (OECD Programme for International Student Assessment).

Finland is well known for its high performance in PISA, which assesses competencies in Reading, Mathematics and Sciences
among 15 year-olds. PISA has been applied every three years since 2000. 

LLECE tests have been applied three times so far:


- The First Study (PERCE) was applied in 1997 - Language, Mathematics, and associated factors for third and fourth grade primary school students - in 13 countries. Cuba ranked first.

- The Second Study (SERCE) was applied in 2006 in 16 countries plus the state of Nuevo León in Mexico, to third and sixth grade students on Mathematics, Reading and Writing, and Natural Sciences. Cuba ranked first.

- A Third Study (TERCE) was applied in 2013 in 15 countries plus the state of Nuevo León (Mexico). Cuba did not participate this time. In Cuba's absence, Chile ranked first.

Everyone knows about Finland's remarkable performance in PISA. Few people know that Cuba has been number one in
regional LLECE tests. It is important to reiterate that LLECE tests are applied to both public and private schools (Cuba is the only country in the region that has only public, state-run, schools).

Cuba's results in LLECE showed a huge difference with respect to the other participating countries (including Chile, for many years considered an 'education model' in the region, and the Latin American country that has so far achieved the best results in PISA).

LLECE countries were divided in four groups according to their results in the Second Study (SERCE):
  • Leading: Cuba.
  • Above regional average: Uruguay, the Mexican state of Nuevo León, Argentina, Chile, Costa Rica, and Mexico.
  • Average: Brazil, Colombia, and Peru.
  • Below regional average: Ecuador, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panama, Paraguay, and the Dominican Republic. 
Cuba is also the country with the highest "school life expectancy" in the region (16.2 years), followed by Argentina (16.1) and Uruguay (15.5). While many countries in the region are still struggling with universalizing basic education, Cuba is trying to universalize higher education. 

Finland, on the other hand, ranked second, after Japan, in PISA for Adults (PIAAC, 16  to 65 year olds, applied in 23 OECD countries), thus showing an educated society, far beyond a schooled society. PIAAC measures literacy, numeracy and problem-solving in technology rich environments. See graph here. 

In conclusion: Finland and Cuba are 'successful' school systems according to the instruments and indicators applied by international organizations - OECD and UNESCO, in this case - to measure desirable social and educational achievements. 


And yet, while Finland is internationally known and viewed as an inspiring "education model", Cuba does not enjoy the same type of recognition -- regionally or internationally. Questionable international indicators? Lack of information? Prejudice? Double standards? Something to reflect upon.  


 Cuba y Finlandia

 
¿Qué tienen en común Cuba y Finlandia? 
 
Dos países muy diferentes, uno en el Caribe y el otro en Europa, con historias y culturas muy diferentes, sistemas politicos, sociales y educativos muy diferentes, pero ambos compartiendo un alto reconocimiento social por sus logros en el campo de la educación. 

Alto Indice de Desarrollo Humano (IDH) 

Finlandia ocupa el lugar 24 a nivel mundial. Cuba - junto con Chile y Argentina - está en el grupo de Alto Desarrollo Humano en América Latina, y en el lugar 44 a nivel mundial. (IDH 2014).

Mejor país para ser madre y criar un niño - región/mundo
 
▸ Cuba y Finlandia son los mejores países - en América Latina y el Caribe, y en el mundo, respectivamente - para ser madre y criar a un niño, según el Informe sobre el Estado Mundial de las Madres 2013 de Oxfam (Cuba ocupa el lugar 33 a nivel mundial).

Altos índices de suicidio
 
▸ Cuba y Finlandia tienen altos indices de suicidio. Junto con Uruguay, Cuba tiene el índice más alto de suicidio en América Latina y el Caribe. Finlandia tiene uno de los índices de suicidio más altos de Europa y del mundo. (Ver aquí la lista de la Organización Mundial de la Salud - OMS. Ver mi artículo Educación y suicidio).

Educación gratuita 
 
▸ En Cuba y en Finlandia la educación es pública y gratuita, incluyendo todos los costos relacionados con el estudio, desde la educación inicial hasta el fin de la educación superior.  

Alta inversión en educación 

▸ Cuba es, en el contexto latinoamericano, el país que más invierte en educación en relación al Producto Interno Bruto (PIB). Cuba invierte 16.3% de su PIB en educación, seguida de Bolivia, Honduras, Costa Rica y Argentina. (Fuente: CEPAL)

La equidad primero: buena educación para TODOS

▸ Cuba y Finlandia son sociedades igualitarias. La equidad es la preocupación principal. Nadie debe quedar afuera, nadie debe quedarse atrás. "Toda escuela, una buena escuela" es la consigna en Finlandia, y también en Cuba. 


"Aburrimiento" y dedicación al estudio y la lectura   

▸ No es raro escuchar/leer comentarios sobre Cuba y a Finlandia como países "aburridos"  - Finlandia por la inclemencia de su clima; Cuba por su sistema político y su precariedad en términos de consumo y entretenimiento - y mencionar éste como uno de los factores que explicaría la dedicación de la población a la educación, el estudio, la lectura. En el caso de Cuba, hemos visto este argumento ... en informes de académicos e investigadores estadounidenses.  

Mejor desempeño educativo  - región/mundo

▸ Cuba y Finlandia destacan en las pruebas internacionales de rendimiento escolar: Cuba en las pruebas aplicadas por el LLECE (Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación), co-ordinado por la oficina regional de la UNESCO en Santiago, y Finlandia en las pruebas PISA (Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes, de la OCDE).

Finlandia es conocida por su ubicación destacada en las pruebas PISA, que evalúan competencias en lectura, matemáticas y ciencias entre jóvenes de 15 años de edad. Las pruebas vienen aplicándose cada tres años desde el año 2000.


Las pruebas del LLECE se han aplicado tres veces:


- El Primer Estudio (PERCE) se aplicó en 1997 - lenguaje y matemáticas, a estudiantes de tercero y cuarto grados de primaria - en 13 países.
Cuba se ubicó en primer lugar.

- El Segundo Estudio (SERCE) se aplicó en 2006 en 16 países y en el estado mexicano de Nuevo León, en tercero y sexto grados de primaria. Se evaluó lectura y escritura, matemáticas y ciencias naturales.
Cuba se ubicó en primer lugar.

- Un Tercer Estudio (TERCE) se aplicó en 2013 en 15 países y en el estado mexicano de Nuevo León. Sus primeros resultados se dieron a conocer en diciembre 2014. Cuba no participó esta vez.
En ausencia de Cuba, Chile ocupó el primer lugar.

Todos saben del éxito finlandés en PISA. Pocos saben que Cuba ha obtenido los mejores puntajes en las pruebas del LLECE (1997 y 2006). Es importante reiterar que estas pruebas se aplican tanto a escuelas públicas como privadas (Cuba es el único país en esta región que tiene solo sistema escolar público).


En ambas pruebas del LLECE, los resultados de Cuba mostraron una enorme diferencia con respecto a los demás países participantes (incluido Chile, por muchos años considerado 'modelo educativo' en la región y el país latinoamericano que ha obtenido los mejores resultados en PISA). Asimismo, los resultados de Cuba mostraron la diferencia más pequeña entre escuelas urbanas y rurales.


Los países participantes en las pruebas del LLECE fueron organizados en cuatro grupos, según sus resultados en el Segundo Estudio (SERCE):

  • Lugar destacado: Cuba.
  • Por encima del promedio regional: Uruguay, el estado mexicano de Nuevo León, Argentina, Chile, Costa Rica y México.
  • Promedio regional: Brasil, Colombia y Perú.
  • Por debajo del promedio regional: Ecuador, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Paraguay y República Dominicana.  
Cuba es también el país que tiene la mayor esperanza de vida escolar en esta región (16.2 años), seguido de Argentina (16.1) y Uruguay (15.5). Mientras otros países de la región aún se debaten con el acceso a la educación básica, Cuba está empeñada en la batalla por universalizar la educación superior.

Finlandia, por su parte, se ubicó en segundo lugar, después de Japón, en PISA para Adultos (PIAAC, 16 a 65 años, aplicada en 23 países de la OCDE, mide competencias en lectura, cálculo y resolución de problemas en contextos tecnológicos), haciendo evidente que estamos frente a una sociedad educada, no solo escolarizada. Ver aquí gráfico comparativo entre países. 

En definitiva: los sistemas escolares de Finlandia y Cuba son 'exitosos' según los parámetros, instrumentos e indicadores aplicados por las agencias internacionales  - OCDE y UNESCO, en este caso - para evaluar logros educativos.
 

No obstante, mientras que Finlandia goza de reconocimiento internacional y es, merecidamente, vista como 'modelo educativo' a nivel mundial, esto no sucede con Cuba, incluso en el ámbito regional. ¿Cuestionables indicadores internacionales? ¿Falta de información? ¿Prejuicio? ¿Dobles estándares? Un tema para reflexionar y debatir.  

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