13 errores en la alfabetización escolar


 
Actualización: 3 diciembre 2022

Foto: Banco Mundial

Conferencia inaugural en
"Leer para Crecer: Dejando Huella" Congreso Internacional 2015

Instituto de Enseñanza y Aprendizaje (IDEA), Universidad San Francisco de Quito (USFQ),
27-28 noviembre 2015


ERROR 1: Lectura y escritura son un aprendizaje eminentemente escolar

Quino - Argentina
Se cree que aprender a leer y escribir es un aprendizaje eminentemente escolar, es decir, un aprendizaje que se realiza en la escuela. El logro o el fracaso de la alfabetización se atribuyen al sistema escolar, y especialmente a los maestros, y las políticas y reformas se piensan como intraescolares.

La «crisis global de aprendizaje» identificada y llamada tal por los organismos internacionales a partir de 2013 responde a esta visión. Niños y niñas escolares no están aprendiendo a leer, escribir y calcular después de 4 o más años de escuela. Posteriormente, en 2019, el Banco Mundial y el Instituto de Estadísticas de la UNESCO (UIS) propusieron el término «pobreza de aprendizaje» para referirse al hecho de que «niños y niñas no pueden leer y comprender un texto simple a los 10 años». El término/indicador ha sido adoptado por todos los organismos internacionales.

La «pobreza de aprendizaje» se atribuye fundamentalmente a la mala calidad de la educación escolar y, dentro de ésta, a la calidad docente. Para superar la «pobreza de aprendizaje» se propone un paquete de mejora escolar que incluye evaluación, capacitación docente, uso preferente de las lenguas vernáculas como lenguas de instrucción, provisión de materiales de lectura y ayuda de la tecnología.

No obstante, a leer y escribir no se aprende solo en el sistema escolar. Los primeros contactos con (y las primeras reflexiones sobre) la lectura y la escritura se dan en la primera infancia, en el seno de la familia, en la relación con padres, abuelos o hermanos mayores, con actos de lectura y escritura (presenciales o bien en la televisión o en Internet), con etiquetas en los productos, con letreros y rótulos en la calle, etc. Las condiciones económicas, sociales, educativas y culturales de la familia, y del entorno, influyen fuertemente sobre la adquisición y el desarrollo de la lectura y la escritura en el medio escolar.
 
La investigación muestra que niños y niñas llegan a la escuela con muchos saberes y con mucha curiosidad sobre la lengua escrita, y que la escuela a menudo frena esa motivación y esa curiosidad.

Así pues, incidir positivamente sobre el desarrollo de la lectura y la escritura implica incidir no solo en el ámbito escolar sino también en el ámbito familiar, con educación, alfabetización y acompañamiento de padres y madres, y con acceso a actos, medios y materiales de lectura en el hogar y en la comunidad.


ERROR 2: Hay que escolarizar a los niños cuanto antes

Existe gran presión familiar y social por escolarizar a los niños cuanto antes y por introducirles cuanto antes a la lengua escrita. Se cree que mientras antes mejor.

La presión sobre la lectura y la escritura viene en aumento dado que éstas son áreas claves evaluadas en las pruebas nacionales e internacionalea de aprendizaje escolar.

La «edad escolar» viene ampliándose hacia abajo y hacia arriba. El pre-escolar es visto como una preparación para la escuela y como una vía para mejorar las probabilidades de éxito escolar, especialmente entre los niños pobres. (La meta 4.2 del ODS4 establece: "De aquí a 2030, asegurar que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y educación preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria").

No obstante, apresurar (a) la escolarización y (b) la alfabetización de los niños pequeños no es recomendable ni para los niños ni para el aprendizaje. La primera infancia es edad para jugar, para poner cimientos, para explorar el mundo, para ser feliz. Los niños aprenden a través del juego. La mejor preparación para el aprendizaje escolar es alentar el juego infantil.

Un caso a tener en cuenta es el de Finlandia, uno de los mejores sistemas escolares del mundo, una sociedad lectora en la que todos - familias, escuelas, bibliotecas - confluyen en la importancia dada a la lectura desde la infancia. Los niños finlandeses inician su escolarización a los 7 años.

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ERROR 3: Enseñar a leer y escribir es fácil
 
Frato - Italia
Se cree que enseñar a leer y escribir - a niños, a jóvenes, a personas adultas - es cosa sencilla, que basta con saber leer y escribir y con algunas orientaciones básicas.

Ni en la preparación de educadores de niños ni en la de educadores de adultos se da la debida atención a la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura, sobre todo en contextos difíciles, bilingües o multilingües, como los que enfrentan o enfrentarán muchos de ellos. Predomina la capacitación (rápida, instrumental) sobre la formación (comprensión amplia, a fondo) en el tema. Para la mayoría de educadores alfabetizadores en el mundo sigue siendo un misterio cómo aprenden a leer y escribir sus alumnos.

En torno a la alfabetización infantil, y sobre todo a la lectura, se ha generado y libra una feroz «guerra de los métodos» que no se ha resuelto y volvió a activarse post-pandemia. Siguen vigentes viejas concepciones y viejos métodos de enseñanza, pese al avance de la investigación científica en este campo. La revolución epistemológica y pedagógica perfilada por el nuevo conocimiento sigue lejana.  

A los primeros grados - los más importantes y críticos del sistema escolar - sigue asignándose a los educadores novatos y peor pagados; la alfabetización de adultos se encarga a voluntarios con poca escolaridad y capacitación; las bibliotecas siguen ausentes, mal equipadas, mal valoradas y mal utilizadas. No se trata solo de más tiempo y más recursos; se trata de una verdadera revolución en el campo de la lectura y la escritura. Se trata de dar vuelta el esquema conocido, poner a los educadores mejor formados y con experiencia en los primeros grados, incorporar a las bibliotecas a la política educativa, adoptar un enfoque multisectorial e inter-generacional para la alfabetización.

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ERROR 4: Aprender a leer y escribir es fácil
 
Claudius Ceccon - Brasil
Se cree que aprender a leer y escribir es asunto sencillo, que puede resolverse en uno o dos años de escuela o en un corto programa de alfabetización de adultos. Pero no es así.

Las altas tasas de repetición escolar que caracterizan a muchos sistemas escolares en el mundo y en América Latina de manera particular, están estrechamente relacionadas con la alfabetización. Los sistema escolares y, a menudo, los propios maestros, deciden que un alumno repita el año si no aprende a leer en los tiempos esperados. No obstante, no hay nada que indique que niños y niñas deban aprender a leer comprensivamente en cuatro años de escuela. La repetición castiga especialmente a los alumnos pobres, indígenas y hablantes de lenguas subordinadas, y deja incuestionado al sistema escolar. La repetición no resuelve ningún problema; al contrario, genera graves problemas a los alumnos, a sus familias y al sistema escolar en su conjunto.

Las personas adultas terminan los programas de alfabetización por lo general con un nivel muy elemental de alfabetismo y son dadas por alfabetizadas pese a que no pueden leer y escribir más allá de la cartilla de alfabetización. Muchos engrosan en poco tiempo, nuevamente, las estadísticas de analfabetismo. 

Muchos especialistas en alfabetización y cultura escrita venimos afirmando que la alfabetización no es una etapa sino un proceso que se realiza y perfecciona dentro y fuera de las aulas y a lo largo de la vida, y recomendamos que la alfabetización en el medio escolar sea un objetivo de toda la educación básica o al menos de toda la educación primaria.

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ERROR 5: Leer y escribir como castigo

"La lectura debe ser una forma de felicidad": Jorge Luis Borges


Claudius - Brasil
Lectura y escritura son usadas muchas veces como castigo: el alumno que hace algo indebido puede ser "condenado" a tareas de lectura, copiado o redacción.

Lo triste es que la intención de promover la lectura y la escritura reitera a menudo estrategias que contradicen ese objetivo: leer un libro por semana, llenar fichas de lectura, dedicar varias horas al día a hacer deberes, etc. 
 
Se busca incentivar la lectura pero se pasa por alto consultar a los alumnos qué quieren leer. Las redacciones insisten en los temas de siempre, sin espacio para la escritura creativa y con el mismo apego por las formas: número de líneas, ancho de los márgenes, etc. Rara vez se aprovechan los textos escritos por los alumnos como material de lectura para los demás.

Muchos educadores se empeñan en promover la lectura pero sus alumnos no les ven jamás leyendo un libro. 

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ERROR 6: Corregir, corregir, corregir

Claudius Ceccon - Brasil
Aprender a leer y escribir es una experiencia dolorosa para millones de niños y niñas en el mundo. Se aprende con miedo: miedo a no aprender, a no entender, a equivocarse, a ser corregidos, ridiculizados y humillados.

Leer sin comprender no es leer. No obstante, la comprensión lectora es un proceso gradual y complejo, que no se desarrolla del mismo modo y al mismo ritmo entre los alumnos. Quienes tienen papás y mamás que leen y hogares con ambientes letrados llegan a la escuela con más conocimientos y con más vocabulario y tienen gran ventaja frente a los que tienen condiciones familiares menos favorables. Maestros y maestras esperan que los alumnos aprendan rápido, a menudo desconociendo sus condiciones de partida así como las complejidades que implica aprender a leer y escribir.

Los errores son propios de todo proceso de aprendizaje. El buen educador o educadora lo sabe y sabe sacarles provecho. Lo importante es que los alumnos aprendan, sientan que avanzan, experimenten la satisfacción de los pequeños logros, adquieran confianza en sí mismos y en sus capacidades a medida que aprenden.

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ERROR 7: Leer entendido como leer libros 


Persiste la asociación de «lectura» y «lector» con «libro», como si el libro fuese el único objeto de lectura. Incluso la definición de «lector» sigue centrada alrededor del libro. Predomina asimismo todavía la idea de «libro» como libro de papel.

Hoy la lectura es ubicua, está en todos lados. Y hay múltiples objetos de lectura; libros, periódicos, folletos, cómics, afiches, carteles, rótulos, paredes ... Hoy hay libros que no solo se leen sino que se escuchan: audiolibros. Y no leemos solo en papel sino también en pantallas. Hoy se lee más en pantallas - computadoras, celulares, e-readers - que en papel, sobre todo los más jóvenes.

Muchos siguen prefiriendo leer en papel, incluso entre quienes usan cotidianamente las tecnologías digitales. La investigación muestra que se lee mejor, más fácilmente, con más gusto y más compresivamente en papel.

El libro es objeto de lectura indispensable, pero cabe pensar en él más como punto de llegada que como punto de partida. Los cuentos y las historias son material ideal para la iniciación a la lectura y para sostener el gusto de leer en todas las edades.

Muchos argumentan que no leen porque no pueden adquirir libros. Los libros no necesariamente deben comprarse; para eso están las bibliotecas. La oferta de materiales que pueden bajarse de Internet, sin costo, es cada vez mayor. Los periódicos siguen siendo material valioso de lectura para introducir en la escuela. La biblioteca más grande del mundo se encuentra hoy disponible en Internet.

No se trata solo de cantidad sino también de variedad de materiales de lectura. Lo ideal es exponer a los alumnos a diversos géneros y formatos, dentro y fuera del aula, dentro y fuera de la escuela, en contextos reales: la calle, la plaza, el transporte público, tiendas y negocios, etc.

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ERROR 8: Lo importante es cuánto se lee

Pawel Kuczynsky - Polonia
Prima una visión cuantitativa de la lectura. Se considera buen lector al que lee mucho, al que lee muchos libros. ¿Cuántos libros leyó usted la última semana, el último mes, el último año?

Está también extendida una visión cuantitativa de la escritura. El profesor espera dos párrafos, diez líneas, una página. Igual que las redacciones de los diarios. O los 140 caracteres disponibles en Twitter. El volumen del documento sigue teniendo importancia cuando se trata de un proyecto, una ponencia o una tesis. 

No obstante, como en tantas otras cosas, la calidad de la lectura es más importante que la cantidad. Buen lector es aquel que lee por propia iniciativa, con avidez, con placer, no necesariamente aquel que lee mucho. Las pruebas internacionales PISA encuentran que los estudiantes que obtienen los mejores puntajes son aquellos que leen habitualmente y con gusto, no aquellos que leen determinado número de páginas o libros al año.

» Leer por el gusto de leer: la clave

ERROR 9: Leer bien, leer rápido


“Leer no es descifrar. Escribir no es copiar”: Emilia Ferreiro


La lectura rápida gana popularidad en el mundo, un mundo que valora lo instantáneo, que anda a las carreras, contra el tiempo, ufanándose de la multitarea (multitasking). Se promociona como un conjunto de técnicas que ayudan a aumentar la velocidad lectora (el número de palabras leídas por minuto) sin perjudicar (o perjudicando lo menos posible) la comprensión lectora y más bien facilitándola.  Proliferan las academias e instituciones que ofrecen cursos de entrenamiento en lectura rápida.

La base científica de la lectura rápida y de sus supuestas ventajas está en entredicho. Y su adopción en el mundo escolar es motivo de preocupación.

Aprender a leer toma tiempo. Llegar al punto del lector que lee de manera fluida, haciendo sentido y comprendiendo cabalmente lo que lee, anticipando y completando por su cuenta las palabras, habiendo superado ya la batalla con las letras y los sonidos (decodificación), implica un proceso de mucha lectura, mucho aprendizaje y mucha práctica. 

"La lectura debe ser una forma de felicidad", decía Borges. Algo a saborear y a disfrutar. La fluidez mejora a medida que se lee y se aprende a disfrutar de la lectura. No se trata de apresurar a los alumnos ni de llevar la cuenta de cuántas palabras leen por minuto. Se trata de hacer de la lectura una experiencia placentera a la que da gusto volver.

ERROR 10: Leer y escribir, rigidez y formalidad  

Plantú - Francia
Lectura y escritura suelen rodearse de formalidad y hasta solemnidad: sillas, mesas, horarios, silencio, inmovilidad. Del alumno se espera que se pare cuando lee en voz alta. Para escribir hay que pasar a la pizarra en medio de las miradas de todos. Los libros pueden protegerse con candado. La biblioteca puede ser un lugar incómodo, inhóspito, sin gracia. 

Lectura y escritura se realizan generalmente en espacios cerrados. Ambas se asocian a información, conocimiento, estudio, aprendizaje, prueba. No obstante, leer y escribir son actividades que pueden hacerse al aire libre, en espacios abiertos, en contacto con la naturaleza, sentados en el suelo. No hay mejor manera de leer y de escribir que hacerlo por el gusto de leer y de escribir.

Las nuevas arquitecturas escolares tienen arreglos y espacios vistosos, modulares, flexibles. Las modernas bibliotecas son multipropósito, relajadas, informales. Muchas escuelitas y bibliotecas modestas integran la lectura en espacios amigables, en interiores y en exteriores.

No se necesita presupuestos millonarios sino criterio y creatividad para construir un buen clima de lectura y escritura. Libros, cuadernos, crayones, lápices, al acance de los niños. Bajar la lectura a ras del suelo antes que elevarla a las alturas.

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ERROR 11: Importa la lectura, no la escritura

“La escritura es importante en la escuela porque es importante fuera de ella y no al revés": Emilia Ferreiro


Tradicionalmente, en el mundo de la alfabetización y de la «lecto-escritura» se ha priorizado la lectura. Planes y campañas se proponen promover la lectura; nunca o rara vez la escritura. Se habla de formar lectores, no escritores. Los índices que se construyen para cada país son índices de lectura; no es usual que se caracterice a una sociedad por qué, cuánto y cómo escribe.

La tendencia a subordinar y subestimar la escritura se agudizó a raíz de la pandemia del COVID-19 y el confinamiento (2020-2022). Las «pérdidas de aprendizaje» y la «pobreza de aprendizaje» están pensadas esencialmente en torno a la lectura. Como si escribir no fuese, también, un aprendizaje fundamental.

El lenguaje tiene cuatro funciones básicas: hablar, escuchar, leer y escribir. Todas ellas están integradas, se necesitan, relacionan y desarrollan entre sí. Es errado desestimar la escritura. Aunque son habilidades claramente diferenciadas, lectura y escritura van de la mano. El buen lector se interesa por la escritura y a menudo descubre sus habilidades como escritor. Quien lee asiduamente presta atención a la ortografía, aumenta su vocabulario, mejora su capacidad para expresarse oralmente. La lectura implica comprender lo que otro escribe. La escritura implica producir textos propios. La escritura exige un esfuerzo creativo, estimula el pensamiento, ayuda al aprendizaje. "Escribir es leer dos veces".

ERROR 12: Abandonar la escritura a mano

La escritura a mano viene perdiendo presencia ante el avance de las tecnologías y la popularización del teclado. Quienes usan regularmente computadoras y teléfonos móviles escriben cada vez más en el teclado y cada vez menos a mano, al punto de que muchas personas sienten que están perdiendo esta habilidad.

Hay quienes proponen que el sistema escolar debería desalentar la escritura a mano y enseñar más bien mecanografía a fin de facilitar y mejorar el uso del teclado.

No obstante, la investigación científica destaca las muchas ventajas de la escritura a mano y concluye que es un error pretender abandonarla y sustituirla con la escritura en teclado.

Escribir a mano es "una gran gimnasia para el cerebro". Se ejercitan simultáneamente capacidades visuales, motoras y cognitivas. Exige pensar y componer la frase mentalmente antes de escribirla, lo que no exige el uso de la computadora. Implica una “actividad neuronal mucho más destacada” que escribir usando el teclado. Recordamos mejor la información cuando la hemos manuscrito que si la tecleamos. La caligrafía construye y revela una identidad personal, única, que se pierde irremediablemente con la homogeneización que impone el teclado.

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ERROR 13: La misión alfabetizadora termina con enseñar a leer y escribir


Generalmente se asume que la misión alfabetizadora es enseñar a leer y escribir. Los planes y programas de educación de adultos se proponen como meta eliminar o reducir el analfabetismo. 

No obstante, no se trata solo de alfabetizar sino de motivar a niños, jóvenes y adultos hacia la lectura y la escritura, a fin de que las integren de manera significativa a su vida cotidiana.

Millones de personas aprenden a leer y escribir pero no leen ni escriben. «Iletrismo» se llama a esta condición, que viene creciendo en todo el mundo. Para todos los fines prácticos, es otra forma de analfabetismo.

Quien lee y gusta de la lectura tiene a su disposición un dispositivo para seguir aprendiendo autónomamente por el resto de la vida. La lectura es herramienta fundamental de autoeducación y de autoaprendizaje.

Una sociedad que mejora su nivel de escolaridad, pero que no avanza en sus niveles de lectura, es una sociedad escolarizada, no necesariamente una sociedad educada.

Si los sistemas escolares replantean su misión alfabetizadora más allá de enseñar a leer y escribir y construir sociedades alfabetizadas, pueden hacer una contribución importantísima a la construcción de sociedades del aprendizaje. 

» "No basta con enseñar a leer y escribir; hay que acercar la lectura y la escritura a la gente"
 
Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "13 errores en la alfabetización escolar", blog OTRAƎDUCACION, Quito, noviembre 2015. Actualizado: diciembre 2022.


"Me gusta ser profesor de primer grado"



Rosa María Torres

                                                                                                    Para Edgar

"Yo soy profesor de secundaria, pero me pusieron en primaria, quien sabe por qué motivos. La cosa es que el director de frente me mandó a primer grado. Yo era nuevo, llegaba recién de la Sierra, todo eso debe haber influido.

Mi primer día de clases en primer grado fue algo terrible. Quería salir volando. No sabía nada, estaba en la luna.

Me mandaron a capacitarme. Fui y me gustó. Desde el primer día me gustó. Aprendí muchas cosas y con eso que aprendí les fui llevando a mis niños.

Enseñar en primer grado es bien difícil. Mucha gente cree que es fácil, porque es con niños pequeños, porque no saben nada. Pero no es así; ahora soy de los que creo que enseñar en primer grado es inclusive más difícil que enseñar en la secundaria. Pero tiene enormes compensaciones. El gusto es cuando los niños le muestran a uno su cariño y su afecto. Las niñitas me dan un beso, los niños me dan la mano al entrar y al salir. En la secundaria muchas veces ni le saludan a uno.

Yo pensé que era como un castigo que me hubieran mandado aquí. Ahora pienso diferente. Me gusta ser profesor de primer grado".


Esto me cuenta Egdar, profesor, joven, peruano, en una escuela pública de la ciudad de Lima. Su confesión, fresca y espontánea, me alegra el día.

Porque no es esto lo que escucha uno frecuentemente por el mundo. Un mundo en el que ser profesor de primer grado equivale a ubicarse en la escala más baja de los respetos, el salario, las oportunidades, los apoyos materiales y humanos.

Mezcla de ignorancia y de desprecio hacia los niños, se ha construido la idea de que enseñar en primer grado es asunto sencillo - asunto de niños - no requerido de calificación ni de experiencia. No obstante, el primer grado constituye la puerta de entrada al sistema escolar y a la lectura y la escritura como objetos de enseñanza y aprendizaje sistemático. Profunda ignorancia e incoherencia han convertido al primer grado en el reducto por excelencia de la repetición escolar, y a millones de recién llegados en repitentes, «lentos», «tontos» y hasta «ineducables».

El testimonio de Edgar me recuerda en el acto una memorable reunión en la que tuve oportunidad de participar en Nepal. Cerca de veinte directores de escuelas primarias de Natanpurwa, una zona rural del país, planteaban con preocupación el hecho de que ningún profesor quería enseñar en primer grado. El supervisor, quien coordinaba la reunión, intervino con lo que él consideraba la solución al problema: "Deben decir a los profesores de primer grado que no se descorazonen pues no van a quedarse allí para siempre". A lo que siguió una interesantísima discusión acerca de las razones por las cuales los profesores prefieren la secundaria a la primaria (el salario es dos veces mayor) y los niveles superiores de la primaria a los inferiores (en estos últimos la enseñanza es más difícil). Al mismo tiempo, la mayoría opinó que es más difícil enseñar en la secundaria que en la primaria, pues se requiere tener más conocimientos, lo que justificaría los salarios más altos. Se cerraba así el círculo vicioso y la imposibilidad de resolver el problema de la falta de maestros, y de maestros bien formados, en los primeros grados.

Edgar, profesor de secundaria, fue enviado al primer grado - según él mismo percibe - por castigo, por nuevo, por recién llegado, por ser de la Sierra. Con castigo o sin él, la mayoría de maestros y maestras se inician en el primer grado, considerado el lugar obvio y propicio para empezar la carrera, aprender y ganar experiencia, equivocarse sin que nadie lo perciba o pida cuentas. Los niños de primer grado son al fin y al cabo los más pequeños de todo el sistema escolar, conejillos de Indias con los que se puede improvisar y experimentar.

Cuando los países decidan contradecir este estado de cosas, asignando los mejores profesores a los primeros grados, no como castigo sino como premio a su calidad docente, con los incentivos profesionales y salariales del caso, la revolución educativa habrá dado un paso firme, mucho más firme y duradero que las pequeñas reformas que picotean por aquí y por allá sin consecuencias. Con solo adoptar esta medida bajarían las abultadas tasas de repetición que ahogan a los sistemas escolares y mejorarían sustancialmente la felicidad y los aprendizajes infantiles.

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"Yo solo quiero un ministro de educación"

Pachakutik rompe con el gobierno de Lucio Gutiérrez, 2003 - Caricatura: Chamorro

Ecuador, diciembre 2002. Lucio Gutiérrez había ganado las elecciones presidenciales, con apoyo del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (PK) y PK se aprestaba, a partir de enero 2003, a "co-gobernar" con Gutiérrez y su partido Sociedad Patriótica (SP). Al menos, ese había sido el trato.

Después de haber colaborado con PK durante cuatro meses, coordinando la Mesa de Educación, en la que preparamos el plan de gobierno para este sector, la dirigencia de PK me propuso el Ministerio de Educación, considerado a último momento en las negociaciones con Gutiérrez. Yo vivía entonces en Buenos Aires, de modo que la propuesta me implicaba trastornos mayores. Después de decir no, de pensarlo mucho y de consultar con mi familia, terminé aceptando. Una de las peores decisiones que he tomado en mi vida.

Gutiérrez había alquilado un hotel en Quito, el hotel La Colina, convertido en bunker pre-presidencial. El lugar era un hervidero de gente entrando y saliendo de las habitaciones/oficinas, subiendo y bajando por los ascensores, cuchicheando en los pasillos. Estábamos ahí ese día con la plana mayor de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y de PK (brazo político de la CONAIE), unas diez personas en total. Era el día en que PK me presentaría a Gutiérrez como candidata a Ministra de Educación. También estaba Doris Solís, a quien conocí allí; ella había sido propuesta por PK como Ministra de Turismo.

Cuando pregunté a los compañeros de PK si debía llevar un CV reducido o un CV ampliado, me dijeron sin dudar: el completo. Completo fue: cerca de 50 páginas, según recuerdo, pulcramente organizadas y anilladas.

Debimos esperar largo rato a que Gutiérrez nos recibiera. Cuando entró, se sentó en su escritorio y empezó el acto. Primero yo, luego vendría Doris Soliz. La directiva de PK y CONAIE, expectante, acompañándonos.

Gutiérrez tomó mi CV, hojeó el resumen de las dos primeras páginas y comentó: "Bastante se ha paseado usted, ¿no?". A continuación, y mientras pasaba hojas, espetó, jocoso: "Pero si yo solo quiero un ministro de educación...". Para qué más. Supe ahí mismo en qué me estaba metiendo, pero supe también que no había marcha atrás.

Antes de retirarse - dijo que regresaría para la entrevista con Doris - pidió a un joven que estaba sentado en la sala, que me entrevistara. El, aleccionado, me sometió a algunas preguntas escolares, cuyo objetivo era confirmar si yo sabía de educación. Al poco rato percibió que sí, y soltó. En los meses siguientes nos cruzaríamos en el palacio de gobierno, él visiblemente incómodo con el papel que le había tocado jugar en el hotel La Colina.

Mientras hablaba con Gutiérrez y luego con mi entrevistador, se escuchaba gran barullo en la calle: gente que protestaba, insultaba, con mariachis de fondo. En ese momento, no entendí de qué se trataba. Al salir, seguían ahí, y debimos esquivarlos. Alguien me explicó: era un acto de protesta contra mi persona. Resulta que Gutiérrez ya había designado Ministro de Educación cuando PK se le atravesó conmigo. La protesta y la serenata las lideraba el flamente ex-ministro. Más adelante, en el depacho del ministerio encontraríamos una pizarra con el organigrama y los cargos que ya se habían repartido.

SP y PK habían llegado a un absurdo acuerdo: intercalar, en los ministerios, un Ministro de SP y un Viceministro de PK, o al revés. Así pues, pese a mis pataleos, me tocó aceptar al Dr. Roberto Rodríguez - que así se llamaba el hombre - como segundo a bordo. Como era de esperar, RR me hizo la vida a cuadritos mientras fui ministra, boicotéo todo lo que pudo y mantuvo una agenda paralela en el Ministerio. Uno prendía la tele y veía a RR repartiendo picos y palas, con Gutiérrez y su comitiva, a indígenas y campesinos en zonas rurales.

Gutiérrez me pidió varias veces la renuncia. Nunca dando la cara, siempre a través de terceros. Desde el inicio, fui una piedra en el zapato. Le arruiné el nombramiento de RR como cabeza de un ministerio-mina-de-oro que él, su familia y su partido veían como jugosa agencia de empleos. Ya en funciones, me negué a dar cargos a mansalva a la parentela y coidearios (enardecidos, se tomaron el despacho, menos mal cuando yo no estaba ahí). Había aceptado el cargo con la condición de no entrar en negociaciones de nuevos préstamos con Banco Mundial y BID; ambos le dieron a Gutiérrez la queja de mi mal comportamiento. Finalmente, el 22 de julio, estaba en el despacho y me disponía a salir a reunión de gabinete; su secretaria me llamó y me dijo que ya no era necesario que fuera pues el Presidente tenía nueva ministra. Así nomás. Esta vez, sin mariachis. Me quedé con el informe de seis meses de gestión que iba a presentar al día siguiente en la reunión del gabinete en Cuenca, con los materiales que habíamos preparado para la "Campaña de Renovación Pedagógica" que lanzaríamos ahí, con tantos proyectos iniciados o en mente.

PK reaccionó con indignación pero el hecho solo aceleró el final ya cantado. Poco después PK rompía con Gutiérrez y se iba del gobierno. Hasta ahí llegó la fallida "alianza" con el ex-coronel. Una movida en falso que tendría un alto costo para PK y el movimiento indígena en el Ecuador.

"Entre la utopía y el desencanto: Pachakutik en el gobierno de Gutiérrez" (Planeta, 2004) fue el libro colectivo que escribimos varios de quienes, durante ese breve período, ocupamos ministerios u otras funciones por encargo de PK (autores: Augusto Barrera, Fernando Buendía, Miguel Carvajal, Marcelo Cevallos, Manuel Chiriboga, Virgilio Hernández, Víctor Hugo Jijón, Miguel Lluco, Luis Macas, Nilka Pérez, Antonio Rodríguez, Lourdes Rodríguez, Rosa Salinas, Doris Solís, Rosa María Torres, Nina Pacari).

Yo venía de una larga experiencia de trabajo en educación y en políticas educativas a nivel nacional, regional y mundial, entre otros en UNICEF y en UNESCO, había tenido ya experiencias de gestión, y estaba dispuesta a ser ministra "al menos diez años" - como le dije, en un inusitado arranque de espontaneidad, a un periodista que me entrevistó en la televisión - pues en menos tiempo no se pueden hacer cambios de verdad. No obstante, la experiencia volvió a recordarme tercamente: tampoco es ese el lugar para impulsar la transformación educativa: los ministros de educación tienen poco poder real y están supeditados a las decisiones de otros; el discurso de la educación, la sociedad del conocimiento, la excelencia, es discurso hueco y reiterado en el mundo de los políticos. La clave sigue estando en el "incidir hacia abajo", en el trabajo político, comunicacional y pedagógico con la gente, con las organizaciones sociales, para y desde el ejercicio activo de ciudadanía.

Quito, 20 abril 2015
A diez años de la Rebelión de Los Forajidos que sacó a Lucio Gutiérrez del gobierno

Escuelas multigrado, ¿escuelas de segunda?


 
Iriga Multigrade School- Filipinas

Una escuela unitaria (llamada también multigrado, multiedad, escuela de maestro único o de clases múltiples) es una escuela que reúne a alumnos de diferentes edades y niveles en una sola aula, por lo general a cargo de un docente o de dos. Abunda en zonas rurales, escasamente pobladas o donde la población está dispersa.

El término propuesto por la UNESCO a inicios de la década de 1960 fue escuela unitaria o escuela de maestro único (ver Recomendación número 52 de la UNESCO, de 1961). En América Latina, los términos más comunes para referirse a la escuela unitaria hoy en día son escuela unidocente o escuela multigrado.

En nuestros países sigue extendida la idea de que la buena escuela, la deseada, la 'regular', la 'normal', es la escuela graduada, con alumnos organizados por edades, con un aula y un profesor para cada grado. La escuela multigrado - varios grados en una sola aula - es considerada escuela de segunda, para pobres y para zonas ru­rales, mal a descartar no bien pueda pasarse a la escuela graduada.

Este es el caso del Ecuador, históricamente y reactivado en tiempos recientes. La 'revolución educativa' impulsada en el gobierno de Rafael Correa (2007-2017) se propuso cerrar las escuelas pequeñas, unidocentes y comunitarias, consideradas "escuelas pobres para pobres", e instalar en el país un único modelo escolar: las llamadas Unidades Educativas del Milenio. En 2015, después de haber cerrado miles de escuelas uni- y bi-docentes, la mayoría en efecto precarias, el gobierno decidió mantener 1.500 - a las que llamó 'escuelas de excepción'- y mejorarlas en vez de eliminarlas. 200 escuelas del milenio llegaron a construirse e inaugurarse hasta el fin del gobierno, en 2017, las cuales cubrieron menos del 3% de la matrícula pública en el país.

En 2018, el Ministerio de Educación estimaba que más de la mitad de las escuelas públicas del país continúan siendo escuelas uni- y bi-docentes. El gobierno de Lenin Moreno anunció que reabrirá 2.000 escuelas rurales en 2019-2020, atendiendo al pedido de las comunidades y asegurando condiciones básicas de infraestructura, mobiliario, materiales de enseñanza y capacitación docente.

Es importante tener en cuenta que:

1. La escuela unitaria está en los orígenes del sistema escolar y está extendida en el mundo

One room school - EE.UU.
La escuela unitaria está en los orígenes del sistema educativo formal. Lo que hoy es un sistema complejo organizado en niveles, grados y asignaturas, se inició con escuelas de una sola aula y un único maestro, donde confluían alumnos de diversas edades y se aprendía de todo. La escuela organizada en edades y grados fue una evolución bastante posterior en la mayoría de países.

En la década de los 1950s, la UNESCO la llamó Escuela Unitaria y desarrolló e impulsó una metodología de la que surgirían, en los 1960s y 1970s, políticas y programas como Escuela Nueva, en Colombia, que continúa funcionando.

A inicios de la década de 1960 la UNESCO estimaba que un tercio de las escuelas del mundo eran escuelas unitarias, la gran mayoría de ellas ubicadas en zonas rurales, tanto en los 'países desarrollados' como en los 'países en desarrollo'. Estados Unidos tenía 40.000 escuelas unitarias. En España, 50% de las escuelas eran unitarias y en Argentina 37%. La escuela unitaria sigue extendida en el mundo, a menudo funcionando como una mala escuela graduada, al no contar con las condiciones y los apoyos necesarios.

2. La escuela unitaria es un tipo específico de escuela y requiere atención adecuada a esa especificidad

Escuela Nueva - Colombia
La escuela multigrado tiene una lógica y una organización distinta a la de la escuela graduada, y requiere por eso un tratamiento también distinto en todos los ámbitos: administración, currículo, pedagogía, organización y manejo del tiempo, infraestructura, evaluación, etc. Contar con vivienda para el docente es asimismo fundamental si la escuela se asienta en lugares apartados.

Las modernas metodologías diseñadas para el multigrado incluyen trabajo en grupos, aprendizaje auto-dirigido, materiales auto-instruccionales, aprendizaje entre pares, alumnos tutores, entre otros. Para poder atender a un grupo de alumnos de diversas edades y niveles, también el maestro necesita una formación específica, que enfatice el manejo de grupos heterogéneos. 

3. El multigrado puede ser innovador y de calidad

Escuela multigrado - Uruguay
La escuela multigrado no tiene por qué ser una escuela de segunda. Bien planificada, organizada y dotada, puede ser una alternativa pedagógica altamente innovadora que ofrece  muchas ventajas. De hecho, en el contexto actual, aspectos propios de la escuela multigrado vienen promoviéndose como  estrategias pedagógicas renovadoras de la vieja pedagogía frontal y monologal, centrada en el maestro.

Entre las fortalezas de la escuela multigrado se mencionan: cercanía a la escuela, grupos pequeños, diversidad de edades como recurso antes que como problema, enseñanza personalizada, trabajo en equipo, aprendizaje colaborativo, aprendizaje entre pares, mayor autonomía en el aprendizaje, aprendizaje al ritmo de cada alumno, flexibilidad en todo sentido, eliminación de la repetición escolar, mayor contacto de la escuela con la familia y de integración a la comunidad.

Shidlaghatta school - India

Experiencias exitosas en varios países muestran que los alumnos en estas escuelas pueden sentirse más a gusto y lograr iguales e incluso mejores resultados que los de las escuelas graduadas. La diversidad de edades estimula entre los alumnos la empatía, la cooperación, la responsabilidad, la autodisciplina, el fortalecimiento de la autoestima, el aprender a aprender y el aprender a enseñar, cuestiones todas ellas muy importantes para el aprendizaje a lo largo de la vida y para la vida.

Dos factores son claves en la calidad de un sistema multigrado: la formación docente y la disponibilidad de mate­riales adecuados para la enseñanza y el aprendizaje en este tipo de entorno. El profesor tiene el rol de un facilitador que debe repartirse entre todos los alumnos, orientando y resolviendo preguntas. Los alumnos deben trabajar solos y en grupo, con la ayuda de otros alumnos.

One room school - EE.UU.
Son estas dos condiciones - formación docente y materiales/metodologías apropiadas - las que a menudo no se dan. Se trata a la escuela multigrado como si fuese la escuela graduada convencional. Se abandona al profesor a su suerte, asumiéndose que podrá arreglárse­las solo.  En tanto catalogada de entrada como escuela para pobres, no se invierte en infraestructura ni en mobiliario o equipamiento adecuados. De este modo, se condena en efecto a estas escuelas a ser pobres para pobres.

4. Escuelas y sistemas multigrado en el mundo

Summerhill -Reino Unido
Hay políticas y sistemas multigrado de calidad, como el programa Escuela Nueva en Colombia o las Escuelas No-Formales del BRAC en Bangladesh. Ambos han recibido innumerables premios internacionales.

Hay escuelas multi-edad y no-graduadas de renombre mundial como la escuela (privada, de élite) Summerhill en el Reino Unido.

La "escuela de una sola habitación" (One Room Schools) sigue vigente en Estados Unidos y vuelve a concitar la atención como un modelo válido para los tiempos actuales, del cual hay mucho que aprender, y el cual cabe retomar y adaptar.

En Castilla-La Mancha, España, vuelven a abrirse y recuperarse escuelas unitarias (unidocentes, multigrado) que habían sido cerradas en 2012 por no cumplir con el mínimo de 11 alumnos establecido para sostener una escuela.

En Costa Rica, la metodología unidocente se valora como una innovación pedagógica. Las escuelas unidocentes vienen siendo apoyadas con tecnología, libros sustituidos por computadoras.

El sistema unidocente o multigrado es - sigue siendo - una solución real y un modelo adecuado en aquellos lugares - rurales o urbanos - donde la población es escasa o donde hay insuficiente número de alumnos o profesores para organizar una escuela graduada. En el caso de Escuela Nueva, en Colombia, la escuela incluye vivienda para el docente, lo que hace de ésta una opción real, profesional y de vida, para los docentes y sus familias.

La escuela multigrado puede ser un modelo para estimular la innovación educativa y especialmente la innovación pedagógica, la diversidad como recurso antes que como problema, el trabajo en grupo por sobre el trabajo individual y la cooperación antes que la competencia entre alumnos.

Las tendencias más innovadoras en educación hoy, justamente, se inclinan a eliminar paredes y fronteras entre asignaturas y niveles, a valorar la mezcla de edades (grupos multi-edad), a crear espacios integrados e inclusivos, a favorecer el trabajo en grupo así como la comunicación y el aprendizaje entre pares.

* Este artículo fue publicado también en Revista Plan V.

Para saber más
»
Liliana Miranda Molina, La educación multigrado: debates, problemas y perspectivas, Proyecto CREER-GRADE, Lima, Perú, 2020.
»
Patricia Ames, Las escuelas multigrado en el contexto educativo actual: Desafíos y posibilidades, Ministerio de Educación – DINFOCAD - GTZ – PROEDUCA – Componente Educación Bilingüe Intercultural, Lima, 2015.
»
Lo que el mundo está aprendiendo de las escuelas rurales colombianas, BBC, enero 2014

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Para Eduardo Galeano, desde el corazón


Pancho Cajas - Ecuador


La muerte de Galeano, dada a conocer hace dos horas, me ha tomado por sorpresa y me ha trastornado. Estoy llorando. Me preparaba para un día normal y productivo que ya no podrá ser. Con el corazón a media asta, solo se me ocurre escribir(le) estas líneas. La escritura alivia, muchas veces, la pena. Me niego a usar el pasado, pues la muerte está fresca, sigue viva.

Siempre me he declarado admiradora de Galeano. No solo de su escritura sino de él como ser humano. Siempre metiendo el dedo en la llaga, siempre con los valores y las actitudes correctas, siempre comprometido con lo social y con la transformación profunda de las cosas. Referente político, literario, ético. En una sola persona.

Nunca leí "Las venas abiertas de América Latina", su libro más nombrado. Ni de joven ni de adulta. Está visto que ya no lo leeré. Más aún, con la mala propaganda que él mismo se ha encargado de hacerle en los últimos tiempos... Dejó a muchos colgados, como tantas veces, con su imparable honestidad.

Creo tener en mi biblioteca todos sus libros y haberlos leído todos, menos el de las venas, que también conservo. Sus escritos los he cargado conmigo a todo lado, a la cama, a las vacaciones, al avión. Han sobrevivido a los años, a las mudanzas internacionales, a la necesidad de decidir, cada cierto tiempo, qué queda y qué no. Los suyos siempre quedaron.

Pero no solo sus libros sino sus artículos en diarios y en revistas me han mantenido en vilo, alimentando mi espíritu de fan. Galeano periodista es una joya. Me fascina la textura y la materia prima de sus relatos. Leí que colecciona historias, sueños, noticias y datos curiosos en diarios, libros, conversaciones, internet; que los va anotando en una libreta y luego los amalgama y da forma. Como las noticias surrealistas que recorta y colecciona Ricardo Darín en El Cuento Chino, la vaca que cae de un avión y mata a una novia mientras viajaba con su novio en una barca en China ...

Toda la vida he recomendado a los maestros leer a Galeano. Lectura imprescindible. Sentido común informadísimo. Culto a la memoria. La historia de cuerpo presente, tratada implacablemente, con bisturí y con ironía. Sabiduría condensada en pocas palabras, bien escrita, con ritmo, atrapando al lector. A Galeano, claro, le sale escribir así, no para congraciarse con los tiempos o con los malos lectores. Y por eso disfruto y admiro sus juegos de palabras, su economía y su precisión en el lenguaje. Ninguna palabra demás. Buen saber, buen escribir, buen argumentar, buen concluir, al alcance de todos. He sido su discípula en las artes no solo de la lectura sino también de la escritura. 

Sin pedir permiso, decidí subir a este blog fragmentos de su libro Los hijos de los días (2011). Una suerte de calendario que orienta a través de las semanas y los meses, y que comparto cada tanto en las redes.


Hace cuatro días circulé en Twitter la foto con esta cita suya mezclada con una de Ortega y Gasset, que Galeano incluyó en Los hijos de los días (28 de octubre). Mientras escribo esto, hay gente que la sigue circulando. Junto con tantas citas entrañables del Galeano escritor, periodista, investigador, político, futbolista, historiador, sociólogo, antropólogo, educador, ser humano.

Lo ví en Buenos Aires en una conferencia, a poca distancia. Y luego coincidimos sentados en el mismo café. Ese fue el "encuentro más personal" que tuvimos. Años más tarde, en Montevideo, paseando con unos amigos, me señalaron su casa y les pedí parar. Me habría animado a tocar el timbre pero, al poco rato, una persona salió y nos dijo que estaba de viaje. Le dejamos saludos y hasta ahí llegó. Fue agradable recorrer su barrio, ubicar relatos y entrevistas en esa casa y en ese barrio suyos.

Un amigo argentino, Daniel Schugurensky, que reside y enseña en Canadá, me escribió hace unos años un correo en el que me decía que había colocado mi libro "Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes" junto a los libros de Galeano en su biblioteca, pues le había encantado y recordado su narrativa. Es - le dije - uno de los mejores piropos que me han dicho jamás.

Adiós, Eduardo Galeano. Perdona estas palabras escritas a contramano y al apuro, que no le hacen honor a la escritura pero que son las que, el día de hoy, en medio de esta tristeza inmensa, me salen del corazón.

Quito, 13 abril, 2015


Frases de Galeano


Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué”.

"A los cafés de Montevideo les debo todo, porque yo no tuve educación formal, ni siquiera hice primero de liceo. En los cafés aprendí el arte de vivir y el oficio de narrar".

"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo".

"Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado".

"De los pobres sabemos todo: en qué no trabajan, qué no comen, cuánto no pesan, cuánto no miden, qué no tienen, qué no piensan, qué no votan, qué no creen... Solo nos falta saber por qué los pobres son pobres. ¿Será porque su desnudez nos viste y su hambre nos da de comer?"

"En la escuela son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación".


“La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo”.

“Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable”.

“La historia de América Latina es la historia del despojo de los recursos naturales“.

“Cuanto más se prohíbe una cosa, más se multiplica y esto no vale sólo para las drogas, vale para todos. Si quieres que algo se difunda, prohíbelo, esa es la mejor publicidad“.


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