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Ecuador: El inexistente Plan Decenal de Educación 2016-2025 y el Acuerdo Nacional por la Educación y los Buenos Hábitos


Rosa María Torres

(Actualización: 2 enero 2023)

Foto: Ministerio de Educación

"Acuerdo Nacional por la Educación. Al 2025 el Ecuador tiene uno de los mejores sistemas educativos de América Latina, garantiza el acceso, permanencia y culminación de estudios con una gestion participativa, eficiente y eficaz".

Misión: Transformar la escuela en una comunidad de aprendizaje que fortalezca la identidad de los estudiantes, desarrolle integralmente sus capacidades y su compromiso social".

(Aportes de la comunidad educativa para la construcción del Plan Decenal de Educación 2016-2025. Documento borrador, Quito, febrero 2016).



El anunciado Plan Decenal de Educación 2016-2025 no llegó a completarse ni a cobrar vida.

▸ Dicho Plan buscaba dar continuidad al Plan Decenal de Educación 2006-2015. Una evaluación de este Plan realizada por el Ministerio de Educación en 2016 concluyó que no se cumplió a cabalidad con las 8 políticas contempladas. El borrador del Plan 2016-2025 también giró en torno a 8 políticas, organizadas en tres ejes: Calidad, Cobertura y Gestión.

El nuevo Plan quedó en un documento borrador, pensado como insumo, fechado en febrero de 2016 y firmado por la Red de Maestros y Maestras por la Revolución Educativa, creada en 2015 con el auspicio del gobierno de Correa. Dicha Red se conformó fue como una alternativa a la Unión Nacional de Educadoes (UNE), con la que Correa entró en abierto conflicto al inicio de su gobierno y a la que terminó cerrando. La Red se conformó a partir de maestros y maestras inconformes con la UNE.

Muchos, dentro y fuera del Ecuador, siguen citando el Plan Decenal 2016-2025 como si hubiera existido. Hay tesis de investigación que no se enteraron de que el mentado Plan nunca abandonó el papel. Incluso lo citan publicaciones de organismos como BID, IIPE-UNESCO y SITEAL.

El Plan fue trabajado en 2015-2016, cuando la década de gobierno de Correa estaba por concluir y en momentos en que a nivel mundial llegaban a su fin dos grandes iniciativas mundiales - la Educación para Todos (1990-2000-2015) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015) - y se adoptaba una nueva agenda global de desarrollo, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con 17 objetivos, uno de ellos dedicado a la educación.
La construcción del Plan se inició en agosto de 2015. El ministro Espinosa anunció que éste se presentaría al país el 13 de febrero de 2016. No obstante, lo que se hizo público el 13 de febrero en el estadio Alberto Spencer en Guayaquil fue una "Propuesta de la comunidad educativa como insumo para el nuevo Plan Decenal de Educación 2016-2025. Documento borrador". No llegó a elaborarse un documento final y a entregarse la propuesta al Consejo Nacional de Planificación (ver cronograma, al pie).

Se hizo una gran movilización nacional que involucró a cerca de 250.000 personas ("se crearon 203 espacios de diálogo, talleres y mesas de trabajo con docentes, estudiantes y padres de familia, lo que dio como resultado la propuesta de la comunidad educativa del Plan Decenal de Educación 2016-2025"), para producir un documento que quedó en borrador.

De hecho, la Rendición de Cuentas 2015 y la Rendición de Cuentas 2016 del Ministerio de Educación no mencionaron nada sobre el Plan Decenal 2016-2025.

Los "más de 247 mil participantes a nivel nacional" fueron de la Red de Maestros por la Revolución Educativa.

La mención a la transformación de la escuela en una comunidad de aprendizaje se refiere al proyecto del CREA de la Universidad de Barcelona, que viene implementando en el Ecuador el Grupo Faro en las provincias de Pichincha y Manabí. 

Copio abajo el diagrama y los textos que quedaron colgados en la web del Ministerio de Educación en 2016 https://educacion.gob.ec/pde/

▸ En 2021, durante la campaña electoral del Binomio de la Esperanza (binomio correísta Arauz-Rabascall) la Red de Maestros planteó retomar la elaboración del Plan Decenal de Educación que no había logrado completarse. No obstante, esto no prosperó pues la candidatura que ganó las elecciones fue el binomio de la oposición, Lasso-Borrero.

Lo que surgió y quedó finalmente de la elaboración del Plan Decenal fue un "Acuerdo Nacional por la Educación y los Buenos Hábitos", elaborado en encuentros con profesores, directivos y estudiantes. Los «buenos hábitos» elegidos fueron 1) actividad física, 2) lectura y 3) trabajo en equipo. En relación a la lectura se propuso un Club de Maestros Lectores, cuyo objetivo era que los maestros leyeran un libro por mes. "Hoy el Ecuador tiene un índice sumamente bajo de 0.5 libros por ciudadano que lee en el país y quienes deben dar ejemplo de ello son los docentes", dijo el ministro de educación Augusto Espinosa. El mismo se ocupó de recomendar mensualmente los libros a leer. Esto duró pocos meses y se descontinuó.

El 23 de marzo de 2016 se celebró la firma del Acuerdo en las diversas provincias del país, en muchos casos con eventos culturales o deportivos en planteles educativos. Aquí pueden verse algunas fotos al respecto.

El Acuerdo por la Educación y los Buenos Hábitos (2016) no ha tenido seguimiento ni implementación por parte de la Red de Maestros, del Ministerio de Educación, del Ministerio de Cultura o del de Deportes. No es mencionado ni citado en el Ecuador. Para todos los fines prácticos, no existe.





























CALIDAD

1. Generar oportunidades de aprendizaje para desarrollar una comunidad educativa justa, solidaria e innovadora.
- Meta 2025: El 100% de las instituciones educativas del Ecuador cuenta al menos con el 80% de docentes que alcanza los niveles de desempeño excelente y satisfactorio, además de cumplir con los estándares de infraestructura y equipamiento establecidos por la OBI, y una activa participación de la comunidad educativa.

2. Mejorar los resultados de aprendizaje medidos a través de un sistema integral de evaluación de la calidad.
- Meta 2025: El Ecuador se encuentra en el grupo de países de la región con nivel de rendimiento alto  en evaluaciones internacionales (LLECE/UNESCO).
COBERTURA

1. Garantizar que exista la oferta para la educación inicial en diferentes modalidades.
- Meta 2025: 100% de cobertura en infraestructura, docentes capacitados, currículo implementado a nivel nacional y utilización de espacios de trabajo con un máximo de 25 estudiantes por aula.

2. Lograr que la población culmine el bachillerato en la edad correspondiente.
- Meta 2025: 100% de la población en edad escolar cuenta con acceso a oferta educativa completa, con planta óptima de docentes, modelo de gestión de transporte escolar y utilización de espacios de trabajo con un máximo de 35 espacios de trabajo por aula.

3. Garantizar y fortalecer la oferta de educación intercultural bilingue para los ñpueblos y nacionalidades indígenas, en todos los niveles.
- Meta 2025: 100% de las instituciones educativas que están en un circuito IB ofertan una educación intercultural bilingue con planta docente bilingue (con dominio de la lengua ancestral pertinente), implementando adaptaciones curriculares (instrumentos curriculares) destinados a las 14 para nacionalidades y 18 pueblos del país.

4. Garantizar una oferta educativa pertinente a toda la población con necesidades educativas especiales asociadas o no a una discapacidad.
- Meta 2025: 100% de la población estudiantil con NEE asociadas a la discapacidad o no y personas con escolaridad inconclusa cuenta con una oferta educativa, con educadores capacitados para garantizar una educación inclusiva.

GESTION

1. Convertir la política educativa en política de estado y generar coresponsabilidad de la comunidad en su diseño, implementación y seguimiento.
- Meta 2025: Lograr que el Plan Decenal de Educación sea incorporado en la agenda política de todos los planes de gobierno a nivel nacional y local.
- Meta 2025: El aporte anual por coresponsabilidad social equivale al menos al 1% del presupuesto asignado a educación por el gobierno central.
2. Usar eficiente y eficazmente los recursos públicos destinados a la educación.
- Meta 2025: Incrementar el personal docente por cada funcionario administrativo del Ministerio de Educación.

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La lista de Correa (2019)


El 24 de marzo de 2019 hubo elecciones seccionales en el Ecuador. Se votó por 81.278 candidatos para cubrir más de 5 mil dignidades (alcaldes, prefectos, concejales). Se votó también por los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS).

Rafael Correa, desde Bélgica, participó activamente en la campaña, con su movimiento político, Revolución Ciudadana, bajo la consigna de "Recuperar la Patria".

La votación más disputada fue por el CPCCS, órgano polémico creado en la Constitución de Montecristi (2008), el "quinto poder" - y la sociedad civil - metidos dentro del Estado. Una cosa rarísima, con superpoderes para la designación y fiscalización de autoridades. El CPCCS está conformado por 7 consejeros y consejeras principales y 7 suplentes, quienes asumen sus funciones por 6 años.

43 personas se presentaron como candidatos al nuevo CPCCS. Los requisitos para postularse:
- ser ecuatoriano
- haber cumplido 18 años
- estar en goce de los derechos de participación
- acreditar probidad notoria reconocida
- acreditar trayectoria en organizaciones sociales
- poseer título de tercer nivel legalmente registrado en el sistema de educación superior.
- El candidato o candidata no debe estar afiliado a ningún partido político ni pertenecer a las Fuerzas Armadas ni a un culto religioso.

Los 7 candidatos se organizaron en tres papeletas:
- una papeleta de hombres, hay que elegir a 3 personas
- una papeleta de mujeres, hay que elegir a 3 personas
- una papeleta de candidatos pertencientes a pueblos y nacionalidades, hay que elegir a 1 persona.

En uno de sus enlaces digitales (23 feb. 2019) Correa explicó que revisó la lista de candidatos para el CPCCS y eligió 6 que mencionan en sus planes cuatro puntos que él considera esenciales:

a) revocatoria del mandato de los funcionarios que no cumplen, empezando por el Presidente de la República (Correa viene pidiendo la revocatoria del mandato de Lenin Moreno, quien fuera su exVicepresidente y colaborador);
b) fiscalizar al CPCCS en funciones (CPCCS Transitorio, surgido de la consulta popular de febrero 2018); c) lucha contra la corrupción; y
d) lucha contra la privatización.

Dijo que eligió solo 2 mujeres pues no encontró una tercera que llenara sus expectativas. También dijo que de los 6 candidatos solo conoce a uno, Carlos Espinoza, rector de la Universidad Metroplitana del Ecuador (de paso le mandó este mensaje: "que se defina un poquito más porque me habla mucha parafernalia, nos pone a todos en la misma canasta, los politiqueros, yo no soy politiquero ... a mí me llaman autoritario, tirano, verán como la historia será muy condescendiente conmigo ...)".

La Ley Orgánica del CCPCS prohíbe la promoción de los candidatos al CPCCS por parte de partidos o movimientos políticos.


No obstante, Correa circuló profusamente en internet, y a través de Twitter y Facebook, la lista de sus 6 candidatos, sugiriendo a la gente votar por ellos, anotar los seis nombres en un papel («pollita participativa» la llamó) y llevarlo el día de la votación.

También circuló la lista entre las asociaciones de migrantes ecuatorianos en Europa.

El movimiento Revolución Ciudadana circuló la lista de Correa, digital e impresa, llamando a votar por ella.

El anticorreísmo llamó a votar nulo en las papeletas del CPCCS. Otros elaboraron y circularon sus propias «pollas». En los días previos a las elecciones presenciamos una verdadera guerra de «pollas» en torno al CPCCS.

No obstante, Correa y su movimiento político fueron los únicos que hicieron una campaña sistemática, dentro y fuera del país, invitando a votar por la «pollita participativa» hasta último momento, incluso mientras estaban en marcha las elecciones.

Guillermo Lasso y el movimiento CREO desmintieron una «polla» atribuida a ellos y circulada por correístas en Twitter. CREO no propuso candidatos para el CPCCS y se pronunció reiteradamente por eliminar este organismo.








Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil y líder del Partido Social Cristiano (PSC), compartió en redes un listado de las 7 personas por las que votaría para el CPCCS, aclarando que lo hacía a título personal.

Tres días antes de las elecciones, el Consejo Nacional Electoral (CNE) envió notificaciones a los 6 candidatos promocionados por Correa recordándoles que la «pollita participativa» es ilegal y pidiéndoles presentar sus descargos en 48 horas. Finalmente, el CNE no implementó ninguna sanción.

2 de los 6 nombres promovidos por Correa lograron entrar: Walter Gómez Ronquillo (6.46% de los votos) y Victoria Disintonio (12.44% de los votos). Un tercero, Juan Javier Dávalos, entró como suplente (5.74% de los votos).

El voto nulo obtuvo 23.81% en la votación por el CPCCS y el voto en blanco 23.13%, más que la votación de cualquiera de los candidatos (2 de cada 10 votantes anuló el voto en las papeletas para el CPCCS). Los resultados de las elecciones pueden verse en el sitio del Consejo Nacional Electoral.

Estos son los 6 candidatos y candidatas de Correa, con sus perfiles tomados de sus cuentas de Twitter. Agregamos enlaces a algunas entrevistas que les hicieron en medios durante el período electoral.


Entrevista María Sol Borja, GKEcuador
Entrevista Lenin Artieda, Ecuavisa




Entrevista Estefani Espín, Ecuavisa


Entrevista Estefani Espín, Ecuavisa
Entrevista Radio Pichincha, Dardo Electoral





Entrevista María Sol Borja, GKEcuador
Entrevista Estefani Espín, Ecuavisa


Entrevista María Sol Borja, GKEcuador
Entrevista Alfredo Pinoargote, Ecuavisa
Entrevista Línea Dura


Entrevista Xavier Lasso, Palabra Suelta

Ecuador: «Revolución educativa», Buen Vivir y Educación Popular



Recibo a menudo pedidos de información y de entrevistas por parte de personas e instituciones extranjeras interesadas en saber sobre la educación en el Ecuador y, más recientemente, sobre la «revolución educativa» impulsada en el gobierno de Rafael Correa (2007-2017). Conociendo mi trayectoria en la Educación Popular y mi cercanía a Paulo Freire y a su obra, hay quienes me buscan para preguntarme sobre la vinculación de la «revolución educativa» con la Educación Popular y con el pensamiento de Freire. También me preguntan sobre la aplicación del Buen Vivir (Sumak Kawsay) a la política educativa.

Muchos se sorprenden al saber que la «revolución educativa» no estuvo emparentada con la Educación Popular ni tuvo como referente a Freire. «Revolución ciudadana» hace pensar en empoderamiento de la sociedad y «revolución educativa» hace pensar en una transformación mayor de la educación. La propaganda en el gobierno de Correa fue eficaz en instalar en el imaginario nacional e internacional una «revolución ciudadana» y una «revolución educativa» que no fueron tales.

El progresismo latinoamericano y mundial vio en Correa a un líder de izquierda, socialista, revolucionario, antimperialista. El mismo no se ve así. "La nueva izquierda a la que represento no es anti-nada: ni anti-capitalista ni anti-norteamericana ni anti-imperialista" le dijo Correa en 2010 a Hillary Clinton durante su visita al Ecuador. Correa no tiene militancia de izquierda. El movimiento Alianza País creado para terciar en las elecciones de 2006 fue la suma de numerosas organizaciones de todos los colores, desde la derecha hasta la izquierda.

«Capitalismo popular»

En 2008 Correa declaró su adscripción al «capitalismo popular» y más adelante (6 junio 2015) definió su proyecto así: "Queremos un capitalismo moderno, popular, no un capitalismo anacrónico". François Houtart evaluó el modelo de Correa y la «revolución ciudadana» como un intento por modernizar la sociedad, no por transformarla; en su proyecto de «capitalismo moderno» ve a los indígenas como «ciudadanos atrasados». Boaventura de Souza Santos llamó a Correa «el gran modernizador del capitalismo ecuatoriano». El término «socialismo del siglo XXI» - adoptado por Hugo Chávez en Venezuela e incorporado inicialmente en el Ecuador - pasó a un segundo plano y fue cambiando de nombre.

Paulo Freire

Paulo Freire habló de diálogo, de pensamiento crítico, de recuperar la voz para el pueblo, de concientización, de educación liberadora, emancipadora, transformadora. La «revolución educativa» ecuatoriana no habló de nada de eso. Sus banderas fueron la meritocracia, la competencia, la excelencia, el saber experto, la evaluación, las pruebas estandarizadas, los rankings, los Ph.Ds. Correa se propuso construir escuelas  - las Unidades Educativas del Milenio - que "no les pedirán favor a las escuelas privadas y a las de los países desarrollados". El empeño fue que los estudiantes mejoraran sus puntajes en las pruebas estandarizadas.

Educación comunitaria

La «educación comunitaria», inexistente en la nueva Constitución (2008) y en las nuevas leyes de la educación, fue menospreciada y perseguida; miles de escuelas comunitarias fueron cerradas durante la década, sobre todo en las zonas rurales, y fusionadas en las Unidades Educativas el Milenio, consideradas el nuevo modelo educativo en el Ecuador. El gobierno cerró también la Universidad Intercultural Amawtay Wasi, la única universidad indígena e intercultural en el país; la evaluación gubernamental que llevó al cierre de Amawtay Wasi se atuvo a los criterios occidentales convencionales acerca de lo que debe ser una universidad. En 2018, el gobierno de Lenin Moreno la reabrió.

Sumak Kawsay o Buen Vivir

El objetivo no fue avanzar hacia una educación para el Sumak Kawsay o Buen Vivir, con proyecto nacional propio, sino avanzar hacia una educación que, en 2018, sería «una de las mejores del mundo», según reflejaran los puntajes en pruebas internacionales. Lo cierto es que el Ecuador viene obteniendo malos resultados en todas las evaluaciones internacionales en las que ha participado en los últimos años (LLECE 2013, PISA-D 2017, PIAAC 2017).

El Sumak Kawsay - armonía con uno mismo, con los demás y con la naturaleza - adoptado en la Constitución como paradigma alternativo al del desarrollo, no ha sido adoptado como marco orientador para la reforma educativa. Buen Vivir fue equiparado a felicidad en la "Iniciativa Presidencial para la Construcción de la Sociedad del Buen Vivir". El término se ha mencionado en los planes nacionales de desarrollo y otros documentos gubernamentales pero no se ha traducido en políticas y en acciones concretas ni ha sido incorporado al currículo escolar y a la formación docente. El término fue integrado al Ministerio de Educación como una Dirección Nacional de Educación para la Democracia y el Buen Vivir, a su vez parte de una Subsecretaría de Innovación Educativa y Buen Vivir (ver el organigrama del Ministerio de Educación).

El concepto y la práctica de la interculturalidad en educación en el Ecuador sigue siendo un desafío pendiente, como reclaman las organizaciones indígenas.

Educación Popular

La Educación Popular (EP) en América Latina ha sido entendida fundamentalmente como educación de jóvenes y adultos y como educación no-formal o extra-escolar. (La postura que entiende EP como una propuesta para todo el sistema educativo y para toda la educación, la cual incluye a Paulo Freire y a la que adscribo, no es la postura mayoritaria dentro del campo*). En todo caso, la «revolución educativa» en el Ecuador se centró en el sistema educativo formal, desde la educación inicial hasta la superior. 

En el marco de la Educación Popular, lo popular designa no solo al sujeto de la educación sino a la orientación y el contenido del proyecto educativo: un proyecto transformador de la conciencia y de la realidad económica y social. La «revolución educativa» centró su noción de calidad en la infraestructura y el equipamiento, y en los resultados de las pruebas, sin atención a los fines y sentidos de la educación.

Educación Popular viene asociándose tradicionalmente a sociedad civil (movimientos sociales, organizaciones de base, ONGs) y a visiones y propuestas alternativas, contestarias. La pregunta de si es posible hacer EP desde el Estado ha estado siempre en el tapete. La «revolución educativa» de Correa fue una reforma pensada y dirigida centralmente desde el Estado, con escasa participación social. La sociedad civil perdió peso y visibilidad durante la década. Se persiguió y cerró a ONGs con posturas críticas. El gobierno entró rápidamente en conflicto con los movimientos sociales que le dieron apoyo al inicio, y optó por crear «su» propia sociedad civil, sus propias organizaciones en paralelo (de indígenas, mujeres, campesinos, trabajadores, maestros, etc.). 

La Educación Popular promueve la participación, el desarrollo de un pensamiento y una conciencia crítica, el diálogo como herramienta pedagógica. La «revolución ciudadana» y la «revolución educativa» no impulsaron ni la participación ni el pensamiento crítico ni el diálogo. Se cultivó el pensamiento único, se inhibió el ejercicio de la crítica, se condenó y persiguió la discrepancia, se anuló el debate de ideas. En 2016 la encuesta del Latinobarómetro retrató al Ecuador como el país latinoamericano con mayor autocensura, con menor libertad percibida para expresar las propias opiniones y criticar. 


*
En el libro Educación Popular: Un encuentro con Paulo Freire (CECCA-CEDECO/Fundación Fernando Velasco, Quito, 1986; Edições Loyola, Sao Paulo, 1987; Tarea, Lima, 1988; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988) incluí una entrevista que le hice a Freire en Sao Paulo en 1985. Le pregunté entre otros qué entendía por Educación Popular. Dijo que para él Educación Popular abarcaba a niños, jóvenes y adultos e incluía al sistema escolar.

Para saber más
- Sumak Kawsay, La palabra usurpada, Revista Plan V, Quito, 2014

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- El Ecuador en las pruebas internacionales de educación
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Los malos resultados de la prueba Ser Bachiller (Ecuador)

La prueba Ser Bachiller se inició en 2014 como una prueba de fin del bachillerato. Fue desarrollada y aplicada por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ecuador (INEVAL), creado en 2012. En 2016 se fusionaron el examen de grado (Ser Bachiller) y el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES), iniciado en 2012. El ENES desapareció.

Ser Bachiller evaluaba aptitud abstracta, dominio matemático, dominio lingüístico, dominio científico y dominio social. Es requisito para graduarse del bachillerato y para la admisión en la educación superior pública. (30% de la nota provenía de Ser Bachiller, 40% correspondía al promedio de los tres años de Bachillerato y 30% al promedio obtenido en la Educación Básica Superior. Si el promedio de las tres notas no alcanzaba 7, el estudiante es convocado a una nueva evaluación para poder graduarse). Ver aquí una explicación detallada de Ser Bachiller (ficha técnica del INEVAL).

Igual que sucedió con el ENES, Ser Bachiller dio pie a la multiplicación de institutos privados (aquí un ejemplo) que ofrecen preparar a los jóvenes para tomar el examen y les aseguran aprobación. Los costos varían mucho pero, en todo caso, sirven solo a quienes pueden pagarlos.

Ya no existe un puntaje mínimo para postular a una carrera; la asignación de cupos se hace de manera automática en función de: a) el puntaje en Ser Bachiller, b) cupos disponibles en las instituciones de educación superior, y c) la demanda en la carrera elegida por el estudiante.

A los postulantes se les pide mencionar entre una y cinco carreras que les gustaría estudiar. De este modo, si no hay cupo en la primera se busca cupo en la segunda o tercera opción elegida, etc. Los jóvenes ecuatorianos eligen mayoritariamente 20 carreras tradicionales, lo que satura la demanda de estas carreras y dificulta conseguir cupos en éstas, al tiempo que se desaprovechan cientos de carreras disponibles.

En 2019, el INEVAL junto con el Ministerio de Educación y la colaboración de varias universidades revisaron Ser Bachiller y le introdujeron una serie de cambios, buscando volverlo más pertinente y ajustado a las necesidades de los estudiantes. Entre otros:

- se redujo las preguntas de 155 a 120.
- se redujo el tiempo de duración de 3 horas a 2 horas y media.
- se eliminó el campo de Aptitud Abstracta, éste se transversalizó en los otros campos.
- el puntaje en Ser Bachiller pasó a constituir el 60% del puntaje necesario para ingresar a la universidad, el 40% restante corresponde a la trayectoria académica del estudiante desde octavo año de educación básica en adelante (hasta 2019 la relación fue 85% frente a 15%).
- el Ineval desarrolló un simulador para que los postulantes se preparen para la prueba.

En 2020, año pre-electoral, Ser Bachiller pasó a ser tema político, de campaña. Guillermo Lasso, por tercera vez candidato a la Presidencia por CREO, ofreció eliminar Ser Bachiller así como la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). Quienes ofrecen eliminarla dicen asegurar así libre acceso a la universidad; no obstante, el principal obstáculo es de hecho la insuficiencia de cupos en las universidades públicas para las carreras que eligen mayoritariamente los bachilleres.

Resultados 2013-2018

La Tabla 1 muestra los resultados nacionales de Ser Bachiller desde 2013 hasta 2018, organizados en las clasificaciones de Insuficiente, Elemental, Satisfactorio y Excelente.

Tabla 1
Nivel de logro: Desde 2013-2014 hasta  2017-2018, los niveles de logro a nivel nacional fueron: satisfactorio 36,4%, elemental 35,1 %, 24% insuficiente y 4% excelente.
 Evolución de resultados: No se observa mejoría progresiva en los resultados, sino altibajos.
Areas: Matemáticas sigue siendo el área con puntajes más bajos (esto es consistente con los resultados del Ecuador en la prueba internacional PISA-D, aplicada en 2017 a jóvenes de 15 años).
Región geográfica: la Sierra obtiene mejores puntajes que la Costa o la Amazonía en todas las áreas.
Zona: Los resultados son mejores a nivel urbano que rural.
Sostenimiento: Mejores resultados en planteles privados que en públicos (Gráfico 1).
* Fiscal: público. * Municipal: también es público. * Fisco-misional (religiosos): privado.


La tabla 2 muestra los resultados nacionales de 2016-2017, urbano y rural. Como se ve, la diferencia urbano-rural no es grande. Tanto a nivel urbano como rural los resultados son bajos.

Tabla 2

La tabla 3 muestra los resultados totales nacionales para 2016-2017. 74% obtuvo insuficiente/elemental, solo 26% obtuvo satisfactorio y 1% excelente. Es decir, tres cuartas partes de los postulantes a graduarse de bachilleres obtuvieron resultados que están por debajo de lo considerado aceptable en esta prueba. Aquí un informe detallado de los resultados de 2016-2017 hecho por el INEVAL. Aquí los informes de los años anteriores.

Tabla 3

La tabla 4 muestra los resultados de 2016-2017 por tipo de plantel. Los estudiantes de los planteles públicos (fiscales) obtienen los puntajes más bajos y los estudiantes de los planteles particulares los más altos. En el medio se ubican los fisco-misionales y los municipales.

Tabla 4
La Tabla 5 muestra muestra los resultados de Ser Bachiller en 2017-2018 en la Sierra - 17.2 % insuficiente, 44.5 % elemental, 35.5% satisfactorio, 2.8% excelente - los cuales son mejores que los obtenidos a nivel nacional en 2016-2017.

Tabla 5


El siguiente gráfico compara los resultados de Ser Bachiller en 2016-2017 y en 2017-2018.


Los resultados de 2017-2018 son mejores que los de 2016-2017. Pero siguen siendo bajos. En 2016-2017, 71.8% se ubicó por debajo del nivel Satisfactorio. En 2017-2018, 68.4%.
 

Lo importante desde el punto de vista de la equidad no es que mejoren los que se ubican en la cúspide sino la masa de estudiantes que se ubica en la base, con puntajes elementales e insatisfactorios.

La Tabla a continuación muestra los resultados de Ser Bachiller por área urbana o rural y por dominios.  Los resultados a nivel rural son en todos los casos más bajos que a nivel urbano. La diferencia de promedio de la nota en el examen de grado entre urbano y rural es de 7.64 y 7.53.

La Tabla a continuación muestra los resultados de Ser Bachiller según el tipo de autoidentificación étnica de los estudiantes. Los resultados más bajos los obtienen quienes se consideran indígenas y afroecuatorianos, y los más altos quienes se consideran mestizos/blancos.

¿Puede, a partir de estas pruebas, sacarse conclusiones sobre buenos y malos planteles educativos? No. Y así lo aclara el INEVAL. Sin embargo, hay quienes vienen haciéndolo (revista Vistazo y diario El Universo). Los resultados de estas pruebas solo permiten sacar conclusiones sobre cada estudiante individualmente.

Como vemos, la situación es crítica en materia de aprendizajes escolares, tanto de calidad como de equidad, entre otros: altos porcentajes de insuficientes y elementales, y brechas previsibles entre urbano/rural y entre grupos étnicos. Cabe recordar que estos puntajes se obtienen después de que los estudiantes se preparan para tomar la prueba, en el colegio, en su casa o en institutos particulares.


Además de los resultados, dos cuestiones inquietan en torno a Ser Bachiller: el comportamiento triunfalista del gobierno y el comportamiento indolente de la sociedad: periodistas, académicos, investigadores, educadores, familias.

El gobierno de Correa cerró con aire triunfal la «década ganada» y la «revolución educativa». Correa y sus ministros de educación le dijeron al país y al mundo que el Ecuador tendría en 2018 "uno de los mejores sistemas educativos de América Latina y del mundo". Estamos muy lejos de eso.

La sociedad no se interesa por conocer y analizar las pruebas y sus resultados. La atención nacional se centra en cuántos postulantes aprueban la prueba y cuántos logran entrar a las universidades públicas y a las carreras deseadas. La información sobre Ser Bachiller reposa en el sitio web del INEVAL sin ser objeto de análisis, preocupación y debate nacional o experto. El Ecuador no toma conciencia de la magnitud del problema educativo.
 

Ser Bachiller muestra varios de los problemas que suelen darse al usar pruebas estandarizadas.

- Todo un país pendiente de los puntajes, no de los aprendizajes ni de la calidad del sistema educativo ni de la calidad y pertinencia de la prueba.
- Gobiernos interesados en mejorar puntajes y rankings antes que en mejorar aprendizajes, e interesados en mejorar los puntajes en la cúpula antes que en la base (donde se concentran los resultados más bajos).
- En este caso, el objetivo de acceder a la universidad organiza las expectativas, las dinámicas y la cruzada nacional por los puntajes.
- El peso de todo esto contribuye a sepultar la reflexión crítica en torno al modelo educativo y a la necesidad de un cambio profundo de la educación. 
 
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9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieren ir a la universidad

9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieren ir a la universidad


Rosa María Torres

Conferencia en la mesa magistral inaugural de las Jornadas
"Repensando la educación superior en Ecuador, América Latina y el Caribe:
A 100 años de la reforma universitaria de Córdoba”

organizado por SENESCYT, IAEN, FLACSO, Quito, 5-6 junio 2018 



En septiembre de 2017, en los últimos meses de gobierno de Rafael Correa, el vicepresidente Jorge Glas decía: "Ahora 9 de cada 10 jóvenes quieren ir a la universidad. Hemos avanzado bastante". Muchos aplaudieron y lo repitieron en medios y redes.


Asumiendo como cierto que 9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieren ir a la universidad, cabe preguntarse: ¿es esto un avance?, ¿avance, en qué sentido?, ¿es esto deseable y posible en una sociedad?.

El Ecuador tiene dos sistemas educativos: un sistema nacional de educación y un sistema de educación superior. Tienen poco contacto y coordinación entre sí. "Art. 344: El sistema nacional de educación comprenderá las instituciones, programas, políticas, recursos y actores del proceso educativo, así como acciones en los niveles de educación inicial, básica y bachillerato, y estará articulado con el sistema de educación superior”. Constitución de la República (2008).
 
Vistos desde la universidad, todos los niveles anteriores aparecen como
"educación pre-universitaria", del mismo modo que la educación de los niños pequeños se concibe a menudo como "educación pre-escolar", es decir, como preparación para la escuela. No obstante, se trata de un único sistema educativo, cuyas piezas no están cabalmente engarzadas. Articularlas es una vieja necesidad reconocida.

 
La 'revolución educativa' que impulsó Rafael Correa (2007-2017) privilegió la educación superior. En el Informe a la Nación 2007-2017 con el que cerró su gobierno, Correa afirmaba: “La inversión en educación superior entre 2007 y 2016 fue de USD 13.900 MM, equivalente, en 2016, al 2% del Producto Interno Bruto (PIB), una cifra inédita, siendo la segunda más alta del mundo para el año 2014 según análisis de Unesco”. E indicaba que "la meta, al año 2021, será alcanzar una tasa bruta de participación superior al 50%, equivalente a un millón de estudiantes”.

El Ecuador entró en una feroz carrera por liderar los rankings latinoamericanos, incluso mundiales, de inversión en educación superior. Al mismo tiempo, no se llegó al 6% del PIB para la educación inicial, básica y bachillerato estipulado en la Constitución y en el Plan Decenal de Educación (2006-2015). Cabe recordar, además, que hoy hay consenso internacional sobre la proridad de invetir en primera infancia.


La universidad apareció como un punto de luz al final de la escalera educativa.
Todo el país miró para arriba.
El acceso a la universidad pasó a convertirse en obsesión nacional. La universidad como gran puerta de entrada, sin preguntarse qué hay detrás de la puerta.

A diferencia de lo que viene ocurriendo en el mundo con la educación inicial, la básica y la media, donde la preocupación por el acceso viene dando paso finalmente a la preocupación por la calidad, la equidad, la inclusión y el aprendizje, en la educación superior la tendencia sigue siendo la fijación con el acceso.


En el gobierno de Correa se habló de democratización al mismo tiempo que de meritocracia. Se instaló (2012) una prueba nacional para el ingreso, el ENES (Examen Nacional para la Educación Superior). Se desarrolló una cultura hipercompetitiva en torno a todo esto: la meritocracia, los puntajes en las pruebas, la obtención de cupos, becas y títulos.


La llamada Década Ganada se centró en el acceso y en la matrícula en todos los niveles. El tema de la calidad tendió a centrarse en la infraestructura. Los grandes problemas curriculares y pedagógicos de la educación nacional, y el debate sobre estos asuntos, fueron sepultados por los montos de inversión, el acceso, la infraestructura.

El TERCE - estudio evaluativo coordinado por la UNESCO y aplicado en 2013 en 4o y 7o de educación básica en 15 países de América Latina - mostró un Ecuador con problemas de lectura y escritura, ubicado bajo la media regional en estas áreas. La UNESCO puso un alerta rojo al respecto. Pero el país no se enteró y nadie se interesó: todos siguieron preocupados con el acceso a la universidad, con los rankings de inversión, con sacar los mejores puntajes en el ENES y en las pruebas Ser Bachiller después, con conseguir una beca en "las mejores universidades del mundo" (becas que, por cierto, fueron a parar en su mayoría - 52% - a sectores ricos).


El discurso oficial asoció universidad con saber, talento humano, sociedad del conocimiento. En verdad, todo eso se construye desde la infancia y no solo dentro sino también fuera del sistema educativo.

La educación superior es el último peldaño del sistema educativo y como tal hereda el acumulado de déficits de todas las malas educaciones: la familiar, la inicial, la básica, la media. Quien no aprendió a leer comprensivamente y a gustar de la lectura en la infancia, está mal equipado para el resto de su vida escolar e incluso profesional. No es con ejercitaciones y cursos nivelatorios previos al ingreso a la universidad que se resuelven estos problemas sino con atención oportuna, cuando corresponde. De hecho, la universidad debería ser la más interesada en una mirada sistémica, que aborde el sistema educativo como un sistema articulado. No obstante, la universidad ecuatoriana se ha caracterizado más bien por el ensimismamiento. Durante la década pasada estuvo especialmente atenta a su propia supervivencia.


Al país se le dijo que se cumplieron las 8 politicas del Plan Decenal de Educación 2006-2015. Pero no fue así. No se llegó al 75% de matrícula en el bachillerato ni se eliminó el analfabetismo ni se cumplió con el 6% del PIB. El abandono entre la educación básica y el bachillerato es alto. Y los aprendizajes deficientes, como revelan los resultados de la prueba Ser Bachiller y, más recientemente, los resultados de PISA-D (2017). Pero el país prefiere seguir mirando para arriba.

¿9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieren entrar a la universidad? ¿Es esto un avance? Lo cierto es que la mayoría no lo logra. Y eso significa frustración y problemas para la mayoría de esos 10: para los que van quedando en el camino porque no logran llegar al bachillerato, no logran terminarlo, no logran aprobarlo o no logran conseguir un cupo en la universidad. Y frustración también para los que, una vez adentro, descubren que eso que eligieron no es lo que esperaban. Las tasas de abandono en la universidad son altas pero nadie quiere hablar de eso. Lo que importa es entrar.

Tampoco se toca el tema de la elección de carreras. Según información de la SENESCYT, los jóvenes ecuatorianos siguen eligiendo las mismas 10 carreras desde 2007, en este orden de preferencias: 1. Medicina, 2. Administración, 3. Educación, 4. Derecho, 5. Ciencias Sociales, 6. Ingeniería, 7. Informática, 8. Arquitectura, 9. Artes, 10. Servicios de Seguridad. Esto no coincide con la oferta de cupos en las universidades y tampoco con las necesidades del país. Medicina sigue siendo la carrera más buscada y la que deja más estudiantes afuera por no cumplir con los requerimientos de puntaje en la prueba y por la enorme distancia entre el número de cupos ofrecidos por las universidades públicas y el número de cupos demandados. El Ecuador requiere más carreras técnicas y tecnológicas, pero la demanda sigue siendo baja. La orientación vocacional y la información que necesitan los estudiantes para hacer una buena elección, desde el interior de los colegios, siguen siendo insuficientes o inexistentes.

El caso finlandés


Los modelos educativos no se transplantan. Pero hay algunos que nos sirven de inspiración y nos ayudan a la reflexión. Permítanme una referencia a Finlandia, país con uno de los sistemas educativos más reconocidos a nivel mundial. Entre los secretos del modelo finlandés están:

- cinco décadas de reforma educativa ininterrumpida, consensuada, integral;
- prioridad a la educación inicial y a la educación básica, donde van los mejores maestros y los mayores esfuerzos;
- asegurar que todos aprendan a leer bien y a gustar de la lectura en la educación básica, y a leer en la familia, en las bibliotecas y a lo largo de toda la trayectoria educativa;
- énfasis en la cooperación, no en la competencia, y en la equidad más que en la excelencia;
- nada de pruebas estadarizadas ni para los estudiantes ni para los docentes (la única prueba estandarizada se aplica al fin de la educación secundaria) y nada de rankings;
- selección y formación rigurosas de los futuros docentes (10 de cada 100 postulantes son aceptados como estudiantes en las universidades formadoras de docentes);

-
el acceso a la universidad es selectivo y exigente; cada universidad diseña sus pruebas de admisión;
- quienes toman decisiones sobre lo educativo, a nivel macro y micro, desde la política educativa hasta el aula, son personas que saben de educación; los políticos no intervienen.

 
Terminada la educación básica, a los 16 años, los estudiantes pueden decidir prolongarla un año más - el llamado año 10 - para afianzar sus conocimientos antes de decidir sobre su futuro educativo y laboral. Y pueden elegir entre dos opciones: bachillerato o educación vocacional. La mitad de los estudiantes elige cada una de estas opciones. Ambas son socialmente útiles y valoradas hoy en la sociedad finlandesa, y ambas conducen a la educación superior. 


11% de las familias finlandesas considera que no es importante que sus hijos/hijas vayan a la universidad, el porcentaje más alto entre los 29 países incluidos en la Encuesta Global de Padres de la Varkey Foundation (2018); solo 6% dice que es extremadamente importante (en comparación, por ejemplo, con el 55% y el 1% respectivamente en el caso de Argentina, o el 23% y el 3% en España). 

La política educativa en Finlandia es una interesante mezcla de conocimiento científico y sentido común. Ciencia y sentido común que han faltado en la política educativa en el Ecuador. Entre otros porque la política educativa se ha diseñado a nivel de cúpulas, sin participación social, y porque ha sido a menudo decidida por políitcos antes que por especialistas en el campo educativo.

Celebro en este sentido varias de las decisiones que ha venido tomando en este primer año el gobierno de Lenin Moreno. Entre otros:

- impulsar el diálogo y el debate en torno la cuestión educativa, incluyendo todos los niveles del sistema educativo;
- ampliar cupos en las universidades;
- considerar seriamente ofertas de educación virtual y a distancia;
- reactivar la educación técnica y tecnológica no como una vía para descongestionar el cuello de botella de la universidad, sino porque es una vía fundamental y necesaria en toda sociedad moderna, dinámica y sostenible. 


No necesitamos que 9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieran ir a la universidad. Lo que necesitamos es que 10 de cada 10 jóvenes quieran aprender, leer, estudiar, en diversos espacios, por diversas vías y con diversas modalidades, con mecanismos e itinerarios flexibles, dentro y fuera de las aulas.

El paradigma de la educación en el siglo XXI es el Aprendizaje a lo Largo de la Vida. Una sociedad educada no es la que más años de escolaridad y títulos acumula sino una sociedad que lee, que pregunta, que razona, delibera, argumenta, dialoga y debate, y que aprovecha todas las oportunidades para seguir aprendiendo a lo largo y ancho de la vida.

 Para saber más
- Varios autores, Las reformas universitarias en Ecuador (2009-2016): Extravíos, ilusiones y realidades, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, 2017.
https://www.uasb.edu.ec/publicacion/?las-reformas-universitarias-en-ecuador-2009-2016-extravios-ilusiones-y-realidades-778


 

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