Un blog de educación ciudadana sobre educación y aprendizaje a lo largo de la vida
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A blog for citizen education on education and lifelong learning
Me bajé del ómnibus en parada equivocada, debí caminar y luego pedir un aventón en la carretera, llegué media hora tarde a la cita, los estudiantes con los que me topé a la entrada no entendían inglés, el director me recibió displicente, sin ocultar su enojo. No paré de pedir disculpas. Todo mal. Empezó mal y terminó mal. De hecho, lo que ví en este colegio fue lo más convencional y lo menos innovador de toda mi visita en Finlandia.
La profesora encargada de los visitantes internacionales me llevó a una sala en la que me presentó un video de 10 minutos sobre el colegio y me entregó varios materiales informativos. Luego me hizo un tourrápido por las aulas. En cada una nos deteníamos en la puerta; ella me explicaba qué clase era, qué estaban haciendo los alumnos, y pasábamos a la siguiente. En una de las paradasabrió de par en par la puerta y me invitó a entrar. Era una clase de inglés.
Como movida por un resorte, la profesora a cargo del grupo pidió a los estudiantes ponerse de pie para recibirme y saludarme. La situación me recordó ipso facto mi primera visita de estudio a Cuba; en cada escuela y en cada aula por la que pasaba los estudiantes se paraban, me saludaban en coro y en alguna ocasión hasta me cantaron el himno. Sucedió en Cuba, hace muchos años; no creí que vería algo así en Finlandia, hoy.
Los estudiantes - jóvenes de 15-16 años - estaban esperándome. La profesora les había pedido que hicieran un Powerpoint sobre Finlandia. Sentados en parejas frente a 15desktops alineadas contra la pared, habían escrito ya algunos datos sobre el país. Al pasar por los asientos y recorrer las pantallas, constaté que todos habían escrito más o menos lo mismo. Pregunté de dónde tomaban la información y me dijeron que de Wikipedia.
Todas las visitas que había hecho durante la primera semana fueron relajadas, informales. En ningún lado ningún profesor o director pidió a los alumnos que se pararan para recibirme. A lo sumo me presentaron, y continuaron trabajando.
Este colegio está en zona semi-rural, en Espoo, a una hora de Helsinki. El día anterior había estado en un plantel cercano a éste, también en Espoo; allí el comportamiento de profesores y alumnos fue informal. ¿Acaso la avalancha de visitantes extranjeros está estimulando este tipo de comportamientos?
Hacer una presentación en Powerpoint tomando textos de Wikipedia no es precisamente una actividad muy creativa. Es más bien común hoy en día en planteles que tienen computadoras y conexión a Internet. De nuevo, me pregunté si éste podría ser un efecto inducido por la visita. ¿Acaso la profesora pensó que una visitante del Ecuador valoraría esto como algo innovador, como ejemplo de buen uso de las TIC en el aula, para la enseñanza de un segundo idioma?.
Otras cosas que ví en el colegio - en otras aulas, en los corredores, en el comedor, en la sala de profesores, en la oficina del director, en el patio, a la entrada y a la salida - me llevaron a concluir que éste es, en efecto, un plantel bastante convencional. El hombre que me recogió en la carretera me había advertido. Fue padre de familia en este colegio. No le gustaba el director. "Habla mucho y no escucha", me dijo.Discrepó y discutió en más de una reunión de padres. Sus hijos no estaban contentos, venían con quejas; el año pasado les puso en otro colegio.
En el ómnibus, de regreso a Helsinki, me puse a hojear la folletería sobre el colegio que me habían entregado. El último informe anual de labores, dividido en dos partes (la primera en finlandés, la segunda - más resumida - en inglés), rebosa fotos y comentarios de visitantes de diversos países de Europa, Asia, Africa. Ninguno de América Latina. Qué duda cabe: en el informe 2015 apareceré en la galería de fotos, primera visitante del Ecuador. No me asombraría que omitan publicar mi comentario forzado en el libro de visitas. Demasiado escueto y falto de entusiasmo como para destacarlo.
Aunque la experiencia de esta visita en general no fuebuena, fue bueno saber que "también en Finlandia se cuecen habas". No todo es innovador y maravilloso, como es obvio, y ésta fue mi oportunidad de constatarlo.
Sala de profesores en una escuela en Helsinki. Foto: Rosa María Torres
Siempre que visito escuelas, hay tres cosas que insisto en ver: los baños, los patios y las salas de profesores. Todos ellos dicen mucho acerca de la escuela y de la calidad de educación que ofrece.
Mi pedido suele causar estupor. Directores, profesores y estudiantes esperan que el visitante quiera ver las aulas, no los baños; quiera ver clases, no recreos; interactúe con los profesores en los espacios habilitados para las visitas, no en aquellos considerados parte del "puertas adentro" de la escuela.
Incursionar en estos ámbitos me trae muchassorpresas. Baños, patios y salas de profesores precarios, descuidados y hasta inexistentes. En un baño en escuela ecológica en México casi me infarto. En los patios veo a menudo violencias, maltratos, soledades, tristezas. En muchas salas de profesores he confirmado el poco valor que se da a los docentes, a su tarea, a su descanso, al trabajo en equipo.
En Finlandia, obviamente, no iba a hacer excepciones. Desda la primera escuela que visité, me preparé para pedir ver la sala de profesores. Si tanto se valora a los profesores en la cultura finlandesa, seguroencontraría espacios docentes a la altura.
No tuve que pedirlo. La profesora encargada de atenderme me dijo que había que esperar un rato para entrar a una clase y que, si quería, podía esperar en la sala de profesores. Estaban reunidos en ese momento, pero podría sentarme y tomar un café.
Foto: Rosa María Torres
■ Así pues, lo primero que ví en mi visita de estudio en Finlandia, y sin tener que pedirlo, fue una sala de profesores en una escuela en Helsinki. Una veintena de profesores estaban enfrascados en una reunión de trabajo, sentados alrededor de una mesa, en una habitación cómoda, bien iluminada. Yo, sin entender una palabra, observando, escuchando y tomando notas desde una pequeña habitación contigua, conectada a la sala principal.
Foto: Rosa María Torres
■ En una escuela de práctica docente, también en Helsinki, el recorrido que me hizo la directora incluyó varias estaciones incrustadas en los distintos departamentos. Son pequeños centros de recursos que sirven al mismo tiempo de espacios de trabajo y descanso de los profesores de cada uno de esos departamentos. Pasamos por las estaciones de Matemáticas y de Informática, ambas equipadas con sofá, mesas y sillas, laptops y otros implementos de trabajo.
■ En una escuela semi-urbana en la zona de Espoo, fuera de Helsinki, construida hace más de veinte años, la directora me invitó a conversar en su oficina después de la visita. La oficina quedaba junto a la sala de profesores, ambas situadas en el segundo piso, con amplios ventanales y vista al bosque y a los niños que juegan afuera durante los recreos.
Foto: Rosa María Torres
Foto: Rosa María Torres
Encontré aquí la sala de profesores más acogedora y bien equipada que he visto jamás en un plantel público. Una mesa de reuniones con una pizarra blanca grande. Como complemento, una suerte de living, con sofá, sillones, mesas, plantas, libros y una pantalla grande de televisión.Y un cuarto de cocina en el que hay entre otros una máquina dispensadora de café y una heladera.
Los profesores vienen aquí a conversar, a leer, a trabajar, a descansar, a tomar un café, a reunirse con otros profesores.
Cuando estaba por irme, empezaron a llegar varios a la sala. Era el cumpleaños de alguien y se aprestaban a celebrar con pastel y velas. La directora me invitó a quedarme perome excusé.Debía tomar el ómnibus de regreso a Helsinki antes de que oscureciera, alrededor de las 5 de la tarde en esta época del año.
Una cosa más en que Finlandia no me defraudó. Seguramente hay planteles con salas de profesores mucho menos atractivas que las que ví en esta visita de estudio. Pero me quedó claro que cada plantel tiene al menos una y que se utilizan. El contacto, la colaboración y el aprendizaje entre profesores es un aspecto esencial de la educación finlandesa y del profesionalismo docente en este país. La arquitectura y el tiempo escolar honran y facilitan ese contacto y esa colaboración.
Hay que contarles estas cosas a los políticos latinoamericanos, que tan a menudo hablan de valorización y de profesionalismo docente pero se olvidan de los profesores y de sus necesidades cuando planifican, construyen y equipan escuelas.
Niña finlandesa tendida sobre el pupitre, aprendiendo. Foto: Rosa María Torres
Amo esta foto. La tomé en la primera escuela que visité durante mis dos semanas de visita de estudio en Finlandia. Era una clase de español con primero y segundo grados en una escuela en Helsinki. La amo no porque sea una buena foto sino por lo que muestra y, sobre todo, por lo que revela.
Este es el estado del aula veinte minutos después de haber entrado y de haberle pedido a la profesora que siguiera adelante, sin ocuparse de nosotras, las visitantes. Niños y niñas de 7-8 años en plena actividad mental y física, concentrados en lo suyo, trabajando con una consigna clara, en pequeños grupos, a sus anchas. Una niña tendida sobre el pupitre. Una profesora ausente en la foto pero presente de cuerpo entero en la situación, sonriente, sin una pizca de estrés.
Después de una breve conversación - en español - con los alumnos, ella empezó su clase. Les pidió trabajar en parejas en una actividad de identificación y
clasificación de fotos. Cada pareja debía hacer una lista de lo
encontrado y agregar un dibujo. Al final, cada pareja debía pasar a
mostrar su trabajo y autoevaluarse con una, dos o
tres estrellas.
Los niños se atuvieron y cumplieron con los tiempos asignados a cada actividad. A la voz de la profesora, daban por terminada una actividad y pasaban a la siguiente, sin problemas. La profesora no intervino en ningún momento pidiendo orden o silencio. La disciplina nunca fue tema.
Fueron los propios niños quienes prendieron y manejaron el proyector en el que
colocaban la hoja en la que exhibían su trabajo y agregaban la autoevaluación. Uno a uno los grupos de dos pasaron en el orden indicado por la profesora, mientras el resto de la clase estaba atento y expectante. Fue posible literalmente ver a los niños pensar y decidir cuántas
estrellas se colocaban. Varios se asignaron dos o solo una. Todos
explicaron, en cada caso, por qué se autoasignaban ese número de estrellas. Al final de cada presentación seguían comentarios y aplausos de los niños. La profesora, ni una palabra. La autoevaluación y la evaluación corrían por cuenta de los niños. "Ellos son
honestos. Saben cuándo algo está bien y cuándo puede mejorar", me había
dicho la profesora. Así fue. Todo en 45 minutos, sin ansiedades, sin llamados de atención, sin prisas.
Foto: Rosa María Torres
Mientras los alumnos trabajaban aproveché para hacerle unas pocas preguntas a la profesora. Le pregunté, por ejemplo, si en todas las aulas había un lavabo (noté el lavabo al entrar, junto a la puerta, y ví a varios alumnos acercarse y lavarse las manos). Me dijo que sí, aunque no en todas las escuelas. Se motiva a los alumnos a considerar el lavado de manos como una actividad cotidiana, regular, de higiene personal y cuidado de la propia salud.
Amo estas fotos porque tuve el privilegio de verlas en acción y mi cámara - con permiso de la profesora - me permitió registrarlas como momentos de algo más amplio en movimiento. Seguí el desarrollo de la clase de principio a fin, las sucesivas etapas, los desplazamientos, la lógica de los sonidos, los resultados del trabajo expuestos y autoevaluados al final. Ví a estos niños y a estas niñas aprender motivados, concentrados, contentos, entusiasmados, espontáneos. Ví a esta profesora disfrutar con el disfrute de sus alumnos.
Mientras presenciaba todo esto me preguntaba cuántos profesores lo percibirían llanamente como relajo y cuántos cómo aprendizaje. Cuántos mandarían a los niños a callar y a 'comportarse'frente a la visitante. Cuántos verían aquí - horrorizados - indisciplina y falta de firmeza de la profesora, y cuántos verían aquí - admirados - buena pedagogía.
¿Cuántos profesores en el mundo pueden 'tolerar' que una niña, en clase, se tienda sobre el pupitre y dé la espalda, de este modo, a la profesora y a la visitante? ¿Cuántos pueden permitir y permitirse que cada niño y niña aprenda en sus ritmos y en sus términos? ¿Cuántos pueden no solo tolerar sino apreciar el 'desorden' y el ruido que provocan la conversación, la colaboración, el entusiasmo, el trabajo en grupo?
La cultura escolar que conocemos nació con grilletes y candados, con varas, fuetes, reglazos, castigos físicos y psíquicos, y se ha criado en las artes del silencio, del inmovilismo, de la ausencia de colaboración, de la prohibición del contacto con otros. Hay que desaprender mucho para aprender a construir otra cultura escolar, una que valora aquello que por tanto tiempo se condenó y que finalmente empieza a ponerse a tono con el aprendizaje infantil, es decir, con la curiosidad, el juego, la risa, la colaboración, el descubrimiento, la ausencia de amenaza, de castigo y de miedo.
Miré a la niña y a mi foto - "Niña finlandesa tendida sobre el pupitre, aprendiendo" - y me recordó de inmediato otra foto, que circuló profusamente y conmovió a muchos: "Niño chino tendido sobre el pupitre, durmiendo". Bendita sea la cultura finlandesa y su lucha por hacer del aprendizaje una experiencia placentera y de la escuela un lugar para que los niños aprendan y sean felices.
Esto es lo que permite una buena formación pedagógica de profesores bien elegidos, en un contexto escolar en que todo esto es no
solo permitido sino comprendido y alentado. A esto contribuyen un
espacio y un mobiliario adecuados, un ambiente distendido y un grupo pequeño de alumnos. En un
grupo grande y en un ambiente de aprendizaje hostil y competitivo, esto sería imposible.Y, por supuesto, sin la
comprensión de las familias, también ellas re-educadas en
una nueva cultura escolar y en una nueva cultura del aprendizaje.
Tomé pocas fotos en esta clase y, en general, en mis observaciones de clase en Finlandia. Preferí concentrarme en mirar, en escuchar, en reflexionar allí mismo y mientras ocurrían las cosas. No quería que me sucediera lo que a la muchedumbre que se pierde de mirar el desfile, en vivo y en directo, por tomar las fotos para la posteridad.
La calidad de la foto es mala, muestra solo un momento y solo un pedazo del aula, y definitivamente no le hace justicia a la clase que ví y algunas de cuyas impresiones intento compartir aquí. Lo que hay que ver, detrás de la foto, es la calidad de la pedagogía y la calidad de la profesora que la hace posible.
* Post scriptum Visité esta escuela a fines de 2015. Meses después encontré en internet que es la misma escuela, la misma aula y la misma profesora que visitó en 2013 Jordi Evole del programa español Salvados (ver video). Una escuela - Käpylä - muy conocida y una profesora - Mari Peteri - sin duda muy solicitada para atender a los visitantes hispanohablantes, pues estudió en España y tiene la enorme ventaja de hablar y enseñar español.
"La escuela del futuro abrió sus puertas en Finlandia" decían los titulares; fotos y textos la describían con detalle y capturaban la atención. La noticia circuló profusamente en redes. La noción de futuro aludía sobre todo a la dimensión arquitectónica. Más tarde aparecieron artículos que afirmaban que Saunalahti es la mejor escuela de Finlandia e incluso la mejor del mundo. La propia directora de la escuela, en un evento en España, aclaró que esto no es así. Un ejemplo de cómo la información se distorsiona a medida que circula, con ayuda - además - de las usuales infidelidades de la traducción.
Afirmar que ésta es <la escuela del futuro> significa afirmar que ésta es la escuela deseable/posible para todos los países del mundo. Lo cual no es cierto. Esta es una escuela para el medio urbano. Y, entre otras cosas por sus costos, es impensable como modelo para la escuela pública en los "países en desarrollo".
Saunalahti es una escuela pública. Abrió sus puertas el 1 de agosto de 2012. El diseño tomó dos años y la construcción otros dos, de 2010 a 2012. Primer
edificio escolar multifuncional en Espoo, la segunda ciudad finlandesa. Tiene capacidad para 800 estudiantes. Integra guardería
infantil, escuela, biblioteca, centro juvenil, gimnasio, y
actividades extraescolares y comunitarias a las tardes y en fines de semana.
Se preve crear un centro y actividades para la tercera edad.
El eje de la oferta educativa está en drama, arte, música, literatura, artesanías y danza. La escuela cree en la flexibilidad y en el progreso de cada alumno a su
propio ritmo. Espera seguir creciendo hasta 2018; para
entonces ofrecerá desde el grado 0 hasta el grado 9 (equivalente a la educación básica en Finlandia) y tendrá 800
alumnos (máxima capacidad de la escuela).
Está pensada como una escuela abierta a la comunidad y punto de encuentro comunitario. Apertura y sentido de comunidad fueron los dos conceptos centrales en el diseño. En 2013 Saunalahti ganó el premio al Proyecto Ambiental del Año.
El edificio fue diseñado por la empresa finlandesa Verstas Architects,
especializada en arquitectura escolar. Sus diseños tienen en cuenta no
solo aspectos estéticos sino, sobre todo, pedagógicos. Se aparta del viejo modelo de la escuela-hospital y la escuela-cárcel: largos corredores, aulas alineadas.
El concepto arquitectónico-pedagógico busca integrar tres pilares:
a) interacción y colaboración (entre alumnos, con sus profesores y entre estos, con las familias, con la comunidad);
b) aprendizaje fuera del aula (valorar las oportunidades de aprendizaje informal), y
c) aprender haciendo (incluye actividades manuales en talleres).
Foto: Rosa María Torres
No pude hacer cita con anticipación, pero la directora de la escuela que visité esa mañana, también en Espoo, llamó a la directora de Saunalahti, amiga suya. Su secretaria ofreció acompañarme a recorrer las instalaciones. Los alumnos estaban por salir; podría ver actividades extracurriculares en la tarde, familias en la escuela, profesores en reuniones de evaluación de la jornada diaria, la biblioteca escolar.
¡Genial! Para no perder ni un momento, tomé un taxi (en vez de esperar 20 minutos el ómnibus y luego caminar 400 metros) y llegué a la escuela.
Lo que ví, de entrada, me ratificó la gran diferencia que puede existir entre conocer en foto y conocer in situ. Esta escuela es parte de un gran proyecto urbanístico en construcción: el barrio que se está construyendo es el barrio en el cual se insertará y al cual servirá la escuela. Lo que hay hoy alrededor de la escuela - y que no se ve en las fotos ni en las descripciones - es un gran despliegue de maquinaria, obreros, materiales, ruido.
Saunalahti por dentro
La arquitectura, los espacios, la iluminación, el equipamiento,
son espectaculares. Contrastando con el blanco y el marfil de las paredes, colores
brillantes en gradas, murales, adornos, muebles. Espacios amplios, luminosos,
vistosos. Mucha luz natural. Mucho vidrio, mucha madera, ladrillo, hormigón, materiales rugosos. Todo lindo, limpio, colorido, visual, transparente, interconectado, a mano. Todo sencillo,
cómodo, funcional. Cámaras de seguridad imperceptibles.
El gran vestíbulo central en la planta baja - el corazón de la escuela - tiene grandes ventanales y es visible desde un gran corredor-balcón que le da vuelta así como desde las gradas laterales que suben al primer piso.
Está pensando como un espacio multifuncional que sirve de comedor, lugar de encuentro, anfiteatro, audtorio para conciertos y otros espectáculos, pista de baile, lo que sea. Aquí se encuentran alumnos y profesores a la hora del almuerzo. Aquí se reúnen los padres de familia con sus hijos y con los profesores. Aquí se hacen presentaciones, actos escolares, premiaciones, festivales.
El espacio se viene alquilando para reuniones y fiestas de los residentes del barrio. Aquí se celebró el último festejo de fin de año; vino gente de Espoo, de ciudades aledañas, incluso de Helsinki. Se han hecho conciertos, funciones de cine y otras actividades culturales, con venta de entradas. También se está alquilando aulas a personas, organizaciones y empresas locales que requieren un espacio para hacer reuniones, seminarios o talleres.
Todo el edificio está organizado espacialmente de modo de separar y a la vez integrar diversas edades de los alumnos, juego y estudio, actividades intelectuales y manuales, aprendizaje formal, no-formal e informal, el adentro y el afuera de la escuela.
Abajo, bajando las gradas, es el espacio de los más pequeños. Hay una guardería, aulas, y múltiples espacios para jugar y aprender fuera de las aulas. Pude ver actividades estructuradas, con niños, profesores y familias trabajando juntos. En el vestidor de niñas presencié la febril actividad de niñas preparándose para la clase de gimnasia. Papás y mamás por doquier.
Foto: Rosa María Torres
Arriba, subiendo las gradas, transcurre la vida escolar de los más grandes y también la de la administración. Espacios, arreglos y mobiliario nada convencionales, todo pensado para la colaboración y el trabajo grupal. Aulas pequeñas, para muy pocos alumnos. Mesas, sillas, percheros, sofás, puffs de diversas formas y colores esparcidos por todos lados. Salas de profesores. Armarios. Futbolines. Una mesa de pinpong.
Los espacios que encontré y fotografié sin niños, los había visto en fotos, con niños. No me importó no ver clases funcionando; puedo imaginarlas. Observé varias clases en mis visitas a escuelas y colegios, y casi todas me parecieron muy buenas. Me quedó la impresión de que la escuela finlandesa es realmente igualitaria: los buenos profesores y la buena pedagogía son la norma antes que la excepción.
Afuera, niños y niñas jugando en los juegos de la escuela, pero más allá todo el espacio tomado por la maquinaria y los obreros. Algunos padres con los que conversé me dijeron que desde que iniciaron las obras dejan y recogen a sus hijos de la escuela, pues no se sienten seguros. El "afuera de la escuela" como un espacio más de aprendizaje es por ahora una promesa.
Foto: Andreas Meichsner
Las descripciones de la escuela mostraban la biblioteca escolar e indicaban que ésta está al servicio de la comunidad y permanece abierta hasta la noche. Terminado el
recorrido por
la escuela fui a la biblioteca interesada en ver esto con mis propios ojos. El recepcionista me aclaró que aún son pocas las personas de
la comunidad que usan la biblioteca. Me invitó a acompañarle a abrirla
hacia el exterior, un operativo muy interesante de
corrimiento de paredes-paneles de vidrio. Estuve en la biblioteca una
hora y media husmeando libros y conversando con la bibliotecaria.
Solo dos personas entraron en ese tiempo desde la calle.
Claramente, la biblioteca escolar no es aún biblioteca comunitaria. Será interesante verla funcionando cuando lo sea.
Saunalahti es una escuela pública y gratuita (en Finlandia son pocas las escuelas privadas). Una escuela que deja atrás el modelo arquitectónico de la escuela-hospital, propone una educación escolar pensada no solo desde el aprendizaje sino desde la felicidad de los alumnos y desde el rol comunitario versátil y útil que está llamada a cumplir la escuela.
Saunalahti no ha desplegado aún su potencial. Me gustaría volver en unos años y ver qué tanto del sueño y del proyecto logró traducirse en pedagogía y en realidad.
Se hizo de noche. En el ómnibus de regreso a Helsinki
fui llenando mi libreta con impresiones de ambas visitas del
día. Dos escuelas muy diferentes: ésta muy promocionada, mediática y con altísima
visibilidad internacional; la otra, con poca novedadarquitectónica, veinte años de vida, un proyecto consolidado y muy bajo perfil,
tratando de pasar desapercibida en internet para poder trabajar en paz en
medio de tanta exposición y tanto visitante extranjero.
Ya en Helsinki, le envié
un mensaje a la directora de la escuela que había visitado a la mañana,
agradeciéndole por su intermediación, contándole algo de la visita a
Saunalahti y diciéndole: "You have a great school. Great work. The infrastructure is not spectacular but you and your teachers are. And that's what really counts."
Este es un breve artículo de Steve Wheeler (Tablets: The correct prescription) que he traducido al español, con este título. Abajo la versión original en inglés. El artículo resume conclusiones de varios estudios sobre uso de las tablets para fines educativos. Aprovecharlas bien implica otra pedagogía; son buenas para el aprendizaje individual, no en ambientes tradicionales controlados por el profesor. En definitiva: optar por tablets para la educación es una decisión que va más allá de su tamaño, peso o precio. Estas precisiones vienen bien, entre otros, para dirimir la guerra tablets versus laptops en el Ecuador.
Un reciente meta-estudio encargado por la Commonwealth of Learning
confirma lo que muchos profesores ya sospechaban. Se analizaron 27 estudios cuantitativos sobre el uso de tablets en las escuelas, desde 2010. La principal conclusión fue que estas herramientas son más efectivas cuando se usan en situaciones de aprendizaje centrado en el estudiante antes que en ambientes controlados por los profesores (Tamim et al, 2015a). Estas conclusiones son reforzadas por otro meta-estudio, más amplio, de 41 informes cualitativos, del mismo período, que mostraron que tablets y dispositivos móviles son más efectivos cuando se usan en contextos en que los estudiantes están activos (Tamim et al, 2015b). Claramente, las tablets y los dispositivos móviles fueron diseñados para para ser usados como herramientas personales y, como tales, funcionan mejor para el aprendizaje individual, en situaciones en que los estudiantes pueden trabajar a su propio ritmo, en un lugar y un tiempo que se acomoda a sus necesidades.
Lo que hace interesantes estas conclusiones son sus implicaciones pedagógicas. Si los profesores quieren maximizar el poder de las tablets y los dispositivos móviles, deben crear contextos que estimulen a los estudiantes a ser proactvos en el estudio, retirarse y facilitar antes que dictar el proceso. Como con cualquier recurso de aprendizaje, lo importante no es lo que son sino cómo se usan las tablets.
Tablets: The correct prescription
A recent meta-study commissioned by the Commonwealth of Learning
confirms what many teachers already suspected. A total of 27
quantitative studies on the use of tablets in schools dating from 2010
were analysed and the major finding was that the tools are most
effective when used in student centred learning, rather than within
teacher controlled environments (Tamim et al, 2015a). These findings are
supported by another, larger meta-study of 41 qualitative reports from
the same period, which showed that tablets and mobile devices are most
effective when used in student-active contexts (Tamim et al, 2015b).
Clearly tablets and mobile devices were designed to be used as personal
tools, and as such can be best used for personalised learning, where
students can work at their own pace, and in a place and time that suits
their needs. What makes these findings so interesting are the
implications for pedagogy. If teachers wish to maximise the power of
tablets and mobile devices, they should create contexts in which
students are encouraged to be proactive in their study, and to stand
back and facilitate rather than dictate the process. As with any
learning resources, it's not what they are, but how tablets are used
that is important.
References
Tamim, R. M., Borokhovski, E., Pickup, D., Bernard, R. M. and El Saadi, L. (2015a) Tablets for Teaching and Learning: A Systematic Review and Meta-Analysis. Commonwealth of Learning: Burnaby.
Tamim, R. M., Borokhovski, E., Pickup, D. and Bernard, R. M. (2015b) Large-Scale, Government Supported Educational Tablet Initiative. Commonwealth of Learning: Burnaby.
"Supongamos que muestro a un grupo de alfabetizandos una foto de un área de Sao Paulo, en la que, más que pobreza, tenemos miseria. Es un pedazo de la Gran Sao Paulo, de la realidad de la que forman parte gran número de alfabetizandos de la ciudad. Al mostrarles la foto (codificación) yo les invito o les reto a 'tomar distancia' de la totalidad. En último análisis, intento desafiarlos para que vean su Sao Paulo, en la que viven, sufren, padecen, sueñan y mueren. Esto es un ejercicio de conocimiento. Una gran educadora latinoamericana, de Ecuador, Rosa María Torres, igual que yo, y por las mismas razones epistemológicas, usó también codificaciones. Pero ella prefirió un camino que tal vez pudiésemos llamar postmoderno: usó codificaciones de situaciones de felicidad, de alegría, de satisfacción. Discutiendo lo que les faltaba, discutió sus derechos y fue tal vez más eficiente que yo".
(Paulo Freire, La educación en la ciudad, Siglo XXI Editores, 1997).
Fue una sorpresa encontrar esta mención de Paulo en este libro suyo. Fue él quien me indicó la cita.
En varias oportunidades había compartido con él, entusiasmada, mi experiencia al frente de la Dirección Pedagógica de la Campaña Nacional de Alfabetización "Monseñor Leonidas Proaño" en el Ecuador (1988-1990). En su casa, en Sao Paulo, le mostré los materiales que habíamos hecho así como el informe final de evaluación. Paulo siempre escuchó y observó con interés. Solo al leer esta cita supe cuánto lo había valorado.
Una campaña de alfabetización en torno a los derechos humanos
La campaña fue anunciada por el Presidente Rodrigo Borja inmediatamente después de su elección, en 1988. Yo había regresado al Ecuador poco antes, después de diez años fuera del país, cuatro en México y seis en Nicaragua. Una de mis tareas en el ViceMinisterio de Educación de Adultos (VIMEDA) en Nicaragua fue elaborar un nuevo juego de materiales de alfabetización para continuar la tarea una vez terminada la Cruzada Nacional de Alfabetización (1980).
Ví el anuncio de Borja por televisión. A los pocos días, para mi sorpresa, me contactaban para trabajar en la campaña. Acepté la dirección pedagógica. Nos demoramos casi un año organizando la campaña. En la Dirección Pedagógica asumimos la elaboración de los materiales, la formación (presencial y a distancia) de los alfabetizadores y la evaluación final.
Esta fue para mí una oportunidad para aprovechar, en el Ecuador, lo aprendido en Nicaragua, para adecuar la campaña a las características de la sociedad ecuatoriana, y para introducir cambios e innovaciones en el proceso de alfabetización.
Propuse adoptar la Declaración Universal de los Derechos Humanos como eje de la campaña. Cada una de las lecciones del Cuaderno de Trabajo del Alfabetizando giró en torno a un derecho. En los 32 Documentos de Trabajo que elaboramos para la formación de los alfabetizadores incluimos una serie específica sobre Derechos Humanos, en la cual analizamos el nivel de cumplimiento de cada uno de esos derechos en el Ecuador.
La campaña fue una gran movilización nacional y un laboratorio de aprendizaje en torno a la alfabetización y a los derechos humanos, no solo para los alfabetizandos sino también para los alfabetizadores y para toda la sociedad.
En cuanto a la metodología de alfabetización: no usamos palabras generadoras sino frases y oraciones generadoras al iniciar cada lección. (Esto lo había hecho antes en el juego de materiales en Nicaragua).
En la alfabetización propuesta por Freire se usan codificaciones (dibujos, fotos) para ilustrar los temas generadores y organizar el diálogo con los alfabetizandos en torno a estos. Estas codificaciones muestran las realidades de la vida de los alfabetizandos (pobreza, desnutrición, hambre, exclusión, opresión, etc.). El diálogo es una invitación a distanciarse y a la vez apropiarse críticamente de esas realidades, en un proceso que debe conducir idealmente a una toma de conciencia (concientización: paso de la conciencia ingenua a la conciencia crítica) que moviliza al cambio, a la transformación de esas realidades. Ubicarse en la perspectiva de los derechos plantea la posibilidad de un giro epistemológico y metodológico a esa propuesta. Decidií que las codificaciones debían plasmar no la realidad como es sino como debe ser. Eso es, en definitiva, el derecho. La toma de conciencia pasa por visualizar esa otra realidad posible, y por identificar la distancia entre lo que es y lo que debe ser.
No enfrentaríamos a las personas a sus realidades de carencia sino a la utopía que da sentido a la lucha: los niños que están sanos, van a la escuela, juegan; la mujer con igualdad de derechos frente al hombre; la familia que puede vivir una vida digna, al menos con las necesidades básicas satisfechas, sin la zozobra continua de la supervivencia; la alegría y la risa como parte de la vida cotidiana; etc. El diálogo debía orientarse a informar a las personas sobre sus derechos, a identificar la brecha entre el derecho reconocido y el derecho efectivo, a pasar de la necesidad al deseo, a imaginar la utopía. Este ejercicio de imaginación es un ejercicio clave de anticipación y visualización en el proceso de construcción de otra realidad posible.
Con estas ideas en mente, nos dimos a la tarea de tomar fotos para cada lección.
Como era de esperar, este giro ocasionó incomprensiones y críticas de varios sectores políticos y sociales, especialmente de izquierda y vinculados a la educación popular.
Incluyo, a manera de ejemplo, tres lecciones de la cartilla, con sus textos, temas y fotos generadores.
Unidad 2
Texto generador: la vida. Tema: Derecho a la vida. La foto fue tomada en Quito, en casa de una familia humilde - papá, mamá, tres hijos pequeños - reunida en el dormitorio, sobre la cama, riéndose, disfrutando el momento. Las críticas no se hicieron esperar. Respondí en los medios a un artículo de alguien que consideraba una burla mostrar a una familia pobre riendo a carcajadas (¡como si los pobres no rieran y se divirtieran!). Varios argumentaron que la campaña se apartaba de la alfabetización liberadora y de la concientización propuestas por Paulo Freire.
Unidad 7
Texto generador: La batalla educativa es tarea de todos. La garantía de la educación está en manos del estado. Tema: Derecho a la educación. La foto muestra a niños cruzando un puente, camino a la escuela, contentos, con sus uniformes, cuadernos, mochilas. El puente es precario, como todo el lugar. Las críticas se enfocaron en el incumpliento del derecho a acceder a la escuela por parte de muchos niños y niñas, y la foto supuestamente normalizando e idealizando la dificultad de dicho acceso.
Unidad 9
Texto generador: Las mujeres y los hombres tenemos los mismos derechos en la familia y la sociedad.
Tema: Derecho a la igualdad entre hombres y mujeres. La foto muestra a la misma familia de la vida, en la cocina, ella lavando los platos, él pelando papas. Las críticas vinieron aquí tanto de radicalismos feministas (el hombre que 'ayuda' a la mujer en las tareas domésticas) como de posturas machistas que consideraban inaceptable mostrar a un hombre en la cocina ocupando un rol subordinado.
(Escribí sobre esto un reportaje incluido en un libro sobre la campaña. Ver al pie: Para saber más).
Si volviera a hacer una campaña o un programa de educación de adultos y si volviera a elaborar materiales educativos, volvería a encararlos desde la perspectiva de los derechos. Aunque mucho se ha avanzado en la construcción de una cultura de derechos, sigue costando que gobiernos y sociedades reconozcan cabalmente sus implicaciones y que se piense en pedagogías de la imaginación más que en pedagogías del lamento. No tengo duda que hoy, como ayer, Paulo, el adelantado, volvería a ver avances y a reconocer méritos donde otros ven claudicación.