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Sobre innovación y cambio educativo | On educational innovation and change





On Innovation and Change in Education
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12 Theses on Educational Change | 12 tesis para el cambio educativo
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Reaching the Unreached: Non-formal Approaches and Universal Primary Education
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Los espejismos de la innovación en educación
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Nosotros de ida, ellos de vuelta
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Algunas tendencias internacionales en arquitectura escolar
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¿Educar para adaptar? | Education for Adaptation?
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Escuela multigrado, ¿escuela de segunda?
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Formar docentes para despertar el niño interior
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Campaña de Renovación Pedagógica
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El modelo escolar tradicional a cuestas
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Experiencias / Experiences

HundrED: innovaciones educativas
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Una escuela siglo XXI en una comunidad de pescadores (Ecuador)
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Barefoot College: Una innovación radical (India)
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Los Laureados con el Premio WISE a la Educación
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WISE Prize for Education Laureates: Bottom-up Innovators
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Un aula de clase ancha, ancha
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Educación de las niñas: Lecciones del BRAC (Bangladesh)
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Girls' education: Lessons from BRAC (Bangladesh)
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Aprender a lavarse las manos
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Infraestructura escolar nueva pero no innovadora
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Alternativas dentro de la educación formal: El programa Escuela Nueva de Colombia
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Escuela Nueva: An innovation within formal education (Colombia)
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"Antes, aquí era Escuela Vieja"
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Finlandia: Moverse para aprender
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Talleres de lectura para maestros
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El barrio como espacio pedagógico: Una escuelita itinerante (Brasil)
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La biblioteca como núcleo de desarrollo comunitario (Una experiencia en Córdoba, Argentina)
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Proyecto Restaurarte (Uruguay)
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Comunidad de Aprendizaje: Educación, territorio y aprendizaje comunitario
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TiNi - Tierra de niñas, niños y jóvenes (Perú y Ecuador)
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Social Education and Popular Education: A View from the South
https://otra-educacion.blogspot.com/2011/10/social-education-view-from-south.html

Learning Anytime, Anywhere (WISE Summit, Doha, 2011)
https://otra-educacion.blogspot.com/2011/11/on-learning-anytime-anywhere.html

The Lifelong Learning approach: Implications for education policy in Latin America and the Caribbean
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000373632


Ministerio de Educación y CulturaS




"Conocer nuestra cultura y tradiciones". Esta invitación en el canal oficial EcuadorTV me trajo a la mente la experiencia, siendo ministra en 2003, de cambiar el nombre del Ministerio de Educación, Cultura, Deporte y Recreación a Ministerio de Educación y CulturaS. La propuesta venía planteada en el documento programático que preparamos colectivamente en la Mesa de Educación organizada por Pachakutik - "Una nueva educación para un nuevo país" - y con el que llegamos al ministerio.

Ya en funciones, preparamos un texto argumentando acerca del por qué de la pluralización. El Ecuador es, reconocidamente, país pluricultural, en el que conviven 14 nacionalidades y pueblos, con sus respectivas lenguas y culturas. Queríamos destacar esa heterogeneidad, sacar al frente el espinoso y nunca bien comprendido/asumido tema de la inter-culturalidad. Si hablamos de inter-culturalidad, y aspiramos a construirla y desarrollarla, es porque reconocemos la existencia de varias culturas.

Después de las esperables trabas e idas y vueltas, la propuesta fue aceptada en la Presidencia (asumo que no hubo demasiada reflexión ni ciencia detrás de tal aceptación). Enseguida se convirtió en decreto y fue publicada en el Registro Oficial. Informamos del cambio de nombre al personal del Ministerio así como a periodistas y medios, creamos nuevo logo institucional, hicimos las modificaciones del caso en el sitio web. Empecé como Ministra de Educación, Cultura, Deportes y Recreación, y terminé como Ministra de Educación y Culturas.

El nuevo nombre del ministerio duró poco; no hubo tiempo para hacer de éste un tema generador. Tres meses después, en medio de conflictos ya insostenibles en un 'co-gobierno' que nunca funcionó, los ministros y demás funcionarios designados por Pachakutik salimos del gobierno y ahí terminó el asunto. Duró seis meses, más los tres meses iniciales en que trabajamos la propuesta, en consulta y de manera participativa a nivel nacional.

Una de las primeras medidas que tomó el siguiente ministro, Otón Morán, fue abolir el mentado decreto. El ministerio pasó a llamarse de Educación y Cultura. 

No era para sorprenderse. Pero sí me sorprendió que nadie, en la sociedad civil, en la academia, en el propio Pachakutik, dijera algo al respecto. El tema pasó desapercibido. La nación pluricultural, la interculturalidad, siguen siendo membretes para muchos. Está visto que transformarlos en quehacer político y social, en ejercicio práctico de convivencia, es un proceso difícil, complejo y prolongado. Sabemos ya, asimismo, que en el Ecuador todas las políticas pueden ser descontinuadas entre un gobierno y otro, e incluso dentro de un mismo gobierno, como es el caso aquí.

Hoy volvió a rondarme el asunto. Chile creó el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, uno de cuyos ejes es el reconocimiento y el respeto a la diversidad cultural. En el Ecuador, la nueva Constitución (2008) reconoció al Ecuador como país plurinacional e intercultural. Se creó en 2007 el Ministerio de Cultura y se preparó una Ley de Cultura. Pero el canal oficial sigue hablando de "conocer nuestra cultura" y nadie parece interesarse en hacer de esto un tema para la reflexión y el debate.

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4 cifras sobre la alfabetización en América Latina ... y algunas dudas




El 8 de septiembre de 2018, a propósito del Día Internacional de la Alfabetización, la BBC Mundo divulgó una nota, autoría de la periodista Analía Llorente, con el título de "4 cifras sobre la alfabetización en América Latina que quizá te sorprendan". Las cuatro cifras son:
32 millones "De las más de 630 millones de personas que viven en América Latina y el Caribe, unas 32 millones son analfabetas", señala el último informe del Instituto de Estadísticas de la Unesco (UIS). Esto representa aproximadamente el 4% de la población analfabeta del mundo. La región se ubica en la cuarta posición a nivel global con las tasas más altas de alfabetización detrás de Asia central, Europa y América del Norte y el Este y Sudeste Asiático.
94% La tasa de alfabetismo en América Latina y el Caribe alcanza el 94% y en jóvenes es del 98%. Y un importante número de países están sobre el 99%, como Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica y Ecuador. Algunos se mantienen por debajo del 90%, como El Salvador (88%) y Honduras (89%). La tasa de alfabetismo de hombres es del 94% y del 93% para mujeres. (No se indica la fuente de este dato).
26 años  Entre 1990 y 2016 América Latina y el Caribe registró un importante progreso: pasó de una tasa de alfabetismo del 85% al 94%, según el Instituto de Estadísticas de la UNESCO.
72% Haití es el país peor ubicado de la región, con una tasa de alfabetismo del 72%.

Aquí mis dudas.

Los datos de analfabetismo/alfabetismo siguen siendo, en general, inconfiables pues se basan, en la mayoría de nuestros países, en la autopercepción y autodeclaración de las personas en censos y encuestas. ¿"Sabe ud. leer y escribir?" se les pregunta y las personas contestan Sí o No. Se basan, asimismo, en la vieja comprensión del "estar alfabetizado" como "estar en capacidad de leer y escribir un enunciado simple de la vida cotidiana".

Un artículo también publicado por la BBC Mundo, en septiembre de 2017, autoría del periodista Angel Bermúdez y también citando al UIS - "Van a la escuela pero no aprenden: por qué más de la mitad de los adolescentes latinoamericanos culminan la secundaria sin saber leer bien" - destacaba que:
"En América Latina, un joven requiere de más de una década de estudios formales para culminar la educación secundaria. De acuerdo con un informe del Instituto de Estadísticas de la UNESCO más de la mitad de los jóvenes en América Latina y el Caribe no alcanzan los niveles de suficiencia requerida en capacidad lectora para el momento en el que concluyen la educación secundaria. En total, hay 19 millones de adolescentes en esta situación". "Según el estudio, 36% de los niños y adolescentes de la región no tienen niveles adecuados de lectura; 52% no alcanzan competencias básicas. La situación es peor en la educación secundaria (62%) que en la primaria (46%)".
Cabe aclarar que el mencionado informe del UIS - "Más de la mitad de los niños y adolescentes en el mundo no está aprendiendo" - llega hasta la secundaria baja; los datos no se refieren a la secundaria alta.

El Programa para la Evaluación Internacional de Competencias de Adultos (PIAAC) de la OCDE que viene aplicándose desde 2008 a personas de 16 a 65 años de edad, evalúa competencias cognitivas (entre otros comprensión lectora y capacidad de cálculo), sociales, físicas, y competencias de aprendizaje. En el PIAAC han participado hasta la fecha más de 40 países. Chile es el único país latinoamericano que ha participado en el PIAAC y que ya cuenta con resultados (Ecuador, Perú y México participaron en 2017; los resultados estarán listos en 2019). Los resultados de Chile en el PIAAC 2015, divulgados en 2016, causaron revuelo nacional y regional. Según evaluación de la OCDE: 62% de personas adultas en Chile no sabe sumar ni restar, titulaba un diario chileno el 29/06/2016, y agregaba que en comprensión lectora el 53% de los adultos chilenos no entiende instrucciones escritas simples, como interpretar los signos de un mapa. Aquí puede verse el informe del PIAAC sobre Chile en español y aquí el informe en inglés.

Chile es el país latinoamericano con mejores puntajes en la prueba internacional PISA y también en las pruebas del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) coordinadas por la UNESCO-OREALC. Si Chile obtiene resultados tan pobres en el PIAAC, ¿qué podemos esperar de países que están por debajo de Chile en el LLECE y en PISA?

Son desconcertantes las diferencias entre los datos sobre alfabetismo de jóvenes y adultos provistos por el Instituto de Estadísticas de la UNESCO y entre estos y los arrojados por el PIAAC de la OCDE. El informe del UIS citado en 2017 indicaba que 53% (19 millones) de los adolescentes en América Latina y el Caribe no están en capacidad de alcanzar niveles mínimos de competencia lectora para cuando debieran estar completando el primer ciclo de la educación secundaria; el informe del UIS citado en 2018 habla de porcentajes de alfabetismo adulto y juvenil de 98% y más del 99%, respectivamente. A su vez, el informe del PIAAC 2015 sobre Chile indicaba que más de la mitad de los adultos chilenos no entiende instrucciones escritas, mientras que el informe del UIS citado en 2018 dice que Chile es uno de los países con tasa de alfabetismo más alta. ¿Con qué datos nos quedamos?

Evidentemente, estamos frente a ideas distintas de lo que se entiende por alfabetización y por alfabetismo. Las cifras por encima de los 90% corresponden a lo que se ha entendido usualmente como "saber leer y escribir". Hoy ya no es posible separar competencia lectora de comprensión lectora: saber leer implica, como mínimo, comprender lo que se lee. La UNESCO define hoy alfabetismo como “la habilidad para identificar, comprender, interpretar, crear, comunicar y calcular, usando materiales impresos y escritos asociados a contextos diversos" (nuestra traducción del inglés). A su vez, los resultados del PIAAC ubican a Chile lejos de ese triunfal 98% y 99% de alfabetismo. Igual sucederá posiblemente cuando se publiquen los resultados del PIAAC para el Ecuador, México y Perú.

Ya ven por qué las cifras circuladas por la BBC en el reciente Día Internacional de la Alfabetización me generan tantas dudas.

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Los malos resultados de la prueba Ser Bachiller (Ecuador)

La prueba Ser Bachiller se inició en 2014 como una prueba de fin del bachillerato. Fue desarrollada y aplicada por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ecuador (INEVAL), creado en 2012. En 2016 se fusionaron el examen de grado (Ser Bachiller) y el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES), iniciado en 2012. El ENES desapareció.

Ser Bachiller evaluaba aptitud abstracta, dominio matemático, dominio lingüístico, dominio científico y dominio social. Es requisito para graduarse del bachillerato y para la admisión en la educación superior pública. (30% de la nota provenía de Ser Bachiller, 40% correspondía al promedio de los tres años de Bachillerato y 30% al promedio obtenido en la Educación Básica Superior. Si el promedio de las tres notas no alcanzaba 7, el estudiante es convocado a una nueva evaluación para poder graduarse). Ver aquí una explicación detallada de Ser Bachiller (ficha técnica del INEVAL).

Igual que sucedió con el ENES, Ser Bachiller dio pie a la multiplicación de institutos privados (aquí un ejemplo) que ofrecen preparar a los jóvenes para tomar el examen y les aseguran aprobación. Los costos varían mucho pero, en todo caso, sirven solo a quienes pueden pagarlos.

Ya no existe un puntaje mínimo para postular a una carrera; la asignación de cupos se hace de manera automática en función de: a) el puntaje en Ser Bachiller, b) cupos disponibles en las instituciones de educación superior, y c) la demanda en la carrera elegida por el estudiante.

A los postulantes se les pide mencionar entre una y cinco carreras que les gustaría estudiar. De este modo, si no hay cupo en la primera se busca cupo en la segunda o tercera opción elegida, etc. Los jóvenes ecuatorianos eligen mayoritariamente 20 carreras tradicionales, lo que satura la demanda de estas carreras y dificulta conseguir cupos en éstas, al tiempo que se desaprovechan cientos de carreras disponibles.

En 2019, el INEVAL junto con el Ministerio de Educación y la colaboración de varias universidades revisaron Ser Bachiller y le introdujeron una serie de cambios, buscando volverlo más pertinente y ajustado a las necesidades de los estudiantes. Entre otros:

- se redujo las preguntas de 155 a 120.
- se redujo el tiempo de duración de 3 horas a 2 horas y media.
- se eliminó el campo de Aptitud Abstracta, éste se transversalizó en los otros campos.
- el puntaje en Ser Bachiller pasó a constituir el 60% del puntaje necesario para ingresar a la universidad, el 40% restante corresponde a la trayectoria académica del estudiante desde octavo año de educación básica en adelante (hasta 2019 la relación fue 85% frente a 15%).
- el Ineval desarrolló un simulador para que los postulantes se preparen para la prueba.

En 2020, año pre-electoral, Ser Bachiller pasó a ser tema político, de campaña. Guillermo Lasso, por tercera vez candidato a la Presidencia por CREO, ofreció eliminar Ser Bachiller así como la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). Quienes ofrecen eliminarla dicen asegurar así libre acceso a la universidad; no obstante, el principal obstáculo es de hecho la insuficiencia de cupos en las universidades públicas para las carreras que eligen mayoritariamente los bachilleres.

Resultados 2013-2018

La Tabla 1 muestra los resultados nacionales de Ser Bachiller desde 2013 hasta 2018, organizados en las clasificaciones de Insuficiente, Elemental, Satisfactorio y Excelente.

Tabla 1
Nivel de logro: Desde 2013-2014 hasta  2017-2018, los niveles de logro a nivel nacional fueron: satisfactorio 36,4%, elemental 35,1 %, 24% insuficiente y 4% excelente.
 Evolución de resultados: No se observa mejoría progresiva en los resultados, sino altibajos.
Areas: Matemáticas sigue siendo el área con puntajes más bajos (esto es consistente con los resultados del Ecuador en la prueba internacional PISA-D, aplicada en 2017 a jóvenes de 15 años).
Región geográfica: la Sierra obtiene mejores puntajes que la Costa o la Amazonía en todas las áreas.
Zona: Los resultados son mejores a nivel urbano que rural.
Sostenimiento: Mejores resultados en planteles privados que en públicos (Gráfico 1).
* Fiscal: público. * Municipal: también es público. * Fisco-misional (religiosos): privado.


La tabla 2 muestra los resultados nacionales de 2016-2017, urbano y rural. Como se ve, la diferencia urbano-rural no es grande. Tanto a nivel urbano como rural los resultados son bajos.

Tabla 2

La tabla 3 muestra los resultados totales nacionales para 2016-2017. 74% obtuvo insuficiente/elemental, solo 26% obtuvo satisfactorio y 1% excelente. Es decir, tres cuartas partes de los postulantes a graduarse de bachilleres obtuvieron resultados que están por debajo de lo considerado aceptable en esta prueba. Aquí un informe detallado de los resultados de 2016-2017 hecho por el INEVAL. Aquí los informes de los años anteriores.

Tabla 3

La tabla 4 muestra los resultados de 2016-2017 por tipo de plantel. Los estudiantes de los planteles públicos (fiscales) obtienen los puntajes más bajos y los estudiantes de los planteles particulares los más altos. En el medio se ubican los fisco-misionales y los municipales.

Tabla 4
La Tabla 5 muestra muestra los resultados de Ser Bachiller en 2017-2018 en la Sierra - 17.2 % insuficiente, 44.5 % elemental, 35.5% satisfactorio, 2.8% excelente - los cuales son mejores que los obtenidos a nivel nacional en 2016-2017.

Tabla 5


El siguiente gráfico compara los resultados de Ser Bachiller en 2016-2017 y en 2017-2018.


Los resultados de 2017-2018 son mejores que los de 2016-2017. Pero siguen siendo bajos. En 2016-2017, 71.8% se ubicó por debajo del nivel Satisfactorio. En 2017-2018, 68.4%.
 

Lo importante desde el punto de vista de la equidad no es que mejoren los que se ubican en la cúspide sino la masa de estudiantes que se ubica en la base, con puntajes elementales e insatisfactorios.

La Tabla a continuación muestra los resultados de Ser Bachiller por área urbana o rural y por dominios.  Los resultados a nivel rural son en todos los casos más bajos que a nivel urbano. La diferencia de promedio de la nota en el examen de grado entre urbano y rural es de 7.64 y 7.53.

La Tabla a continuación muestra los resultados de Ser Bachiller según el tipo de autoidentificación étnica de los estudiantes. Los resultados más bajos los obtienen quienes se consideran indígenas y afroecuatorianos, y los más altos quienes se consideran mestizos/blancos.

¿Puede, a partir de estas pruebas, sacarse conclusiones sobre buenos y malos planteles educativos? No. Y así lo aclara el INEVAL. Sin embargo, hay quienes vienen haciéndolo (revista Vistazo y diario El Universo). Los resultados de estas pruebas solo permiten sacar conclusiones sobre cada estudiante individualmente.

Como vemos, la situación es crítica en materia de aprendizajes escolares, tanto de calidad como de equidad, entre otros: altos porcentajes de insuficientes y elementales, y brechas previsibles entre urbano/rural y entre grupos étnicos. Cabe recordar que estos puntajes se obtienen después de que los estudiantes se preparan para tomar la prueba, en el colegio, en su casa o en institutos particulares.


Además de los resultados, dos cuestiones inquietan en torno a Ser Bachiller: el comportamiento triunfalista del gobierno y el comportamiento indolente de la sociedad: periodistas, académicos, investigadores, educadores, familias.

El gobierno de Correa cerró con aire triunfal la «década ganada» y la «revolución educativa». Correa y sus ministros de educación le dijeron al país y al mundo que el Ecuador tendría en 2018 "uno de los mejores sistemas educativos de América Latina y del mundo". Estamos muy lejos de eso.

La sociedad no se interesa por conocer y analizar las pruebas y sus resultados. La atención nacional se centra en cuántos postulantes aprueban la prueba y cuántos logran entrar a las universidades públicas y a las carreras deseadas. La información sobre Ser Bachiller reposa en el sitio web del INEVAL sin ser objeto de análisis, preocupación y debate nacional o experto. El Ecuador no toma conciencia de la magnitud del problema educativo.
 

Ser Bachiller muestra varios de los problemas que suelen darse al usar pruebas estandarizadas.

- Todo un país pendiente de los puntajes, no de los aprendizajes ni de la calidad del sistema educativo ni de la calidad y pertinencia de la prueba.
- Gobiernos interesados en mejorar puntajes y rankings antes que en mejorar aprendizajes, e interesados en mejorar los puntajes en la cúpula antes que en la base (donde se concentran los resultados más bajos).
- En este caso, el objetivo de acceder a la universidad organiza las expectativas, las dinámicas y la cruzada nacional por los puntajes.
- El peso de todo esto contribuye a sepultar la reflexión crítica en torno al modelo educativo y a la necesidad de un cambio profundo de la educación. 
 
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El inspector Camacho no tiene la culpa




El Instituto Nacional Mejía fue creado por Eloy Alfaro en 1897. Fue el segundo colegio laico en el Ecuador y el primero en Quito. En el 'Patrón Mejía' - como se le conoce en el país - estudian más de 5 mil estudiantes; el colegio es mixto desde 2011. Tiene una reconocida tradición libertaria y combativa, en dictadura y en democracia. Aquí se han educado personalidades de la política, el mundo académico y el activismo social.

En junio de 2018 el Mejía fue noticia de primera plana a partir de un video que se hizo viral en las redes, en el que se veía a un profesor del colegio pegando con una vara a siete estudiantes alineados contra la pared. El ministerio de educación circuló de inmediato un comunicado condenando la violencia e informando que el profesor estaba siendo removido de sus funciones pedagógicas y de toda función administrativa mientras duran las investigaciones.

El segundo gran shock vino a continuación. Decenas de estudiantes y padres - sobre todo madres - de familia del Mejía defendiendo vehementemente al inspector José Camacho, considerado un "segundo padre", un amigo, un consejero. Padres y madres defendiendo, incluso agradeciendo, los métodos disciplinadores del inspector. Ex-alumnos del Mejía afirmando que fueron educados con estos métodos y que hoy son ciudadanos de bien y profesionales exitosos. Muchos aclarando que no se trata de "castigo" sino de "corrección", que éste es "el método adecuado para formar vagos, pandilleros y drogadictos" y que ésta es responsabilidad que les toca asumir a los buenos docentes "pues los padres hoy se desentienden de educar a sus hijos".

Comentarios de este tipo proliferaron en los días siguientes en las redes sociales, provenientes ya no solo de la comunidad educativa del Mejía sino de la ciudadanía en general, mostrando cuán arraigado y naturalizado está en el Ecuador el comportamiento violento y su justificación en la educación escolar.

Las protestas del Mejía subieron de tono, salieron del colegio y de las redes, y llegaron a la calle con carteles, marchas y enfrentamientos. Armados de piedras y adoquines sacados de las veredas de los alrededores del colegio, los estudiantes se enfrentaron con la policía, como tantas veces en el pasado. Ocho policías heridos y un estudiante preso fue el saldo de los disturbios. En medio de todo esto, acercamientos y diálogos que intentó el Ministerio de Educación para llegar a un acuerdo.

Otro segmento de la sociedad, tomado por sorpresa e indignado, se expresó en medios y redes condenando la actuación del inspector, las autoridades, los estudiantes y los padres de familia involucrados.

Una sociedad violenta

Foto: El Telégrafo
Como trasfondo es importante tener en cuenta que la violencia verbal y física en las relaciones en el Ecuador es alta, la violencia contra niños y adolescentes particularmente alta, y alta también la indolencia social frente al problema. El tema de la violencia es destacado en los medios y encarado con múltiples y sucesivas campañas de información y comunicación.

Según UNICEF, 4 de cada 10 niños ecuatorianos son maltratados por sus padres y 3 de cada 10 por sus profesores; los más afectados son los niños entre 5 y 11 años de edad. En la década 2007-2017 (gobierno de Rafael Correa) la violencia física contra los niños subió 9 puntos. En 2015, 26% de los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años decían recibir trato violento de sus profesores si no hacían los deberes o si cometían alguna falta. Esto incluye golpes, insultos, burlas y restricciones en el tiempo del recreo ("Niñez y adolescencia desde la intergeneracionalidad", 2016). En 2017, el Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños criticó la alta prevalencia de violencia sexual, física y psicológica contra niños y niñas en el Ecuador y urgió al gobierno a adoptar una legislación que penalice el castigo físico en todas sus formas.

Foto: La Hora
En definitiva, el país está enterado que son miles los profesores que ejercen violencia cotidiana en las instituciones educativas y que son miles los estudiantes que padecen esa violencia por partida doble: en las aulas y en los hogares. Lo que hace especial cortocircuito en este caso es constatar que la violencia corporal está institucionalizada en el colegio Mejía y que ésta concita el apoyo, antes que el rechazo, de la comunidad educativa vinculada a dicho plantel. Lo que este episodio dejó en claro es la vigencia de la histórica complicidad entre familia y escuela cuando se trata del disciplinamiento de niños, adolescentes y jóvenes.

La retórica de 'la educación del siglo XXI' se desploma ante estos hechos. El Mejía muestra que el método de "la letra con sangre entra" es viejo pero goza de buena salud y no está confinado - como quisiera uno creer - a rincones apartados de la geografía nacional sino que está vivo en un colegio público emblemático, prestigado y grande ubicado en la capital.

El comportamiento violento es uno de esos aprendizajes que, por lo general, echa raíces en la infancia, se desarrolla en la vida adulta y en múltiples lugares, tiene efectos multiplicadores de mediano y larzo plazo, y tiende a reproducirse inter-generacionalmente.

Los muchos cómplices del inspector Camacho

Cabe preguntarse dónde, cuándo, cómo y con la complicidad de quiénes aprendió, desarrolló y aplicó sus métodos el inspector Camacho en su trayectoria profesional.

Es posible que el inspector haya conoció la violencia cuando niño. Padres y madres pegadores, que propinan nalgadas, cachetadas, coscarrones, latigazos, tirones de orejas, palizas, abundan en el Ecuador. Y buena parte de la sociedad parece seguir creyendo que el castigo es necesario, incluso inevitable, en la crianza de los hijos. Muchas familias ecuatorianas siguen en gran medida replicando con sus hijos e hijas las prácticas de su propia crianza cuando niños.

El inspector seguramente sufrió, en su trayectoria de alumno, algunos de los maltratos clásicos del sistema escolar. Y fue en ese modelo escolar autoritario y antidemocrático que forjó sus convicciones acerca de qué cabe y qué no en la enseñanza. La investigación internacional muestra que en los profesores termina pesando más el modelo docente experimentado en su propia experiencia escolar que lo que pueda aportales más tarde la formación y capacitación docente. 

El inspector fue formado, sin duda, con viejos parámetros docentes, recitando autores y teorías, leyendo apuntes más que libros, sin acceder a conocimiento actualizado sobre la educación, la pedagogía y los aprendizajes. El nuevo conocimiento científico suele tardar años en llegar a las instituciones formadoras del magisterio y tiende a transmitirse con viejos métodos de enseñanza.

El inspector, como millones de maestros en el Ecuador y en el mundo, seguramente ha venido trabajando solo en su aula, sin testigos, sin trabajo colegiado, sin socializar su práctica con nadie, en la soledad docente malentendida como 'autonomía'. La presencia de otros, de ojos críticos observando la práctica desde afuera, contribuye a la autoconciencia de la propia práctica, a corregirla y mejorarla constantemente.

El inspector ha trabajado 18 años en el colegio Mejía, tiempo más que suficiente para aplicar, desarrollar y perfeccionar su 'método' de disciplinamiento. Y, si bien en todos estos años debió haber estudiantes y familias que no compartieron sus métodos e incluso los denunciaron a la autoridad, es evidente que los reclamos no prosperaron, que primó el espíritu de cuerpo y que la aceptación fue lo suficientemente grande como para mantenerlo en el cargo e incluso lograr la complicidad de estudiantes, familias y autoridades.

El inspector posiblemente actúa de manera similar en todos los ámbitos de su vida. Quien castiga en el aula, castiga también en casa. La investigación indica que quien fue violentado en la infancia tiende a repetir ese comportamiento, ya de adulto, en su vida familiar y laboral. El Ecuador ofrece, en este sentido, un entorno ideal. Una sociedad con fuertes rasgos jerárquicos, patriarcales, machistas, violentos, tolerante con los abusadores e intolerante con los más vulnerables: niños, adolescentes, mujeres, personas mayores.

Si vamos a cuestionar al inspector Camacho debemos pues cuestionar también a sus muchos cómplices:

- la familia que educa a los hijos replicando viejas inercias y creencias antes que contando con información relevante y actualizada sobre la crianza y la educación de niños y adolescentes;
- el sistema escolar que sigue reproduciendo viejos métodos de enseñanza, ávido de tecnologías e infraestructuras, pero desatento a los derechos, el buen trato y el bienestar de los alumnos;
- la formación docente anclada en el pasado, en modelos de otras épocas, en el memorismo, el enciclopedismo y el credencialismo;
- la práctica docente repetitiva, aislada, no compartida ni reflexionada, cerrada al cambio, al trabajo interdisciplinar y en equipo;
- la autoridad escolar que dicta y controla en vez de dialoga y escucha;
- nuestra propia complicidad - la que nos toca a cada uno como ciudadanos y ciudadanas - con todo esto, con un sistema educativo autoritario y reproductor, con una mentalidad adultocéntrica que no respeta a niños y niñas, con un sistema social y político que alimentan los comportamientos violentos y se muestran permisivos con los abusadores.

Artículos de educadores ecuatorianos sobre este episodio del Colegio Mejía
- Alexis Ponce, 'El Mejía no es convento, ni presidio, ni cuartel'
- Gabriela Paz y Miño, La vara
- Milton Luna Tamayo, "Nuestro segundo papá"
- Alfredo Astorga Bastidas, No te arrugues Patrón Mejía
- Rosa María Torres, El inspector Camacho no tiene la culpa

9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieren ir a la universidad


Rosa María Torres

Conferencia en la mesa magistral inaugural de las Jornadas
"Repensando la educación superior en Ecuador, América Latina y el Caribe:
A 100 años de la reforma universitaria de Córdoba”

organizado por SENESCYT, IAEN, FLACSO, Quito, 5-6 junio 2018 



En septiembre de 2017, en los últimos meses de gobierno de Rafael Correa, el vicepresidente Jorge Glas decía: "Ahora 9 de cada 10 jóvenes quieren ir a la universidad. Hemos avanzado bastante". Muchos aplaudieron y lo repitieron en medios y redes.


Asumiendo como cierto que 9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieren ir a la universidad, cabe preguntarse: ¿es esto un avance?, ¿avance, en qué sentido?, ¿es esto deseable y posible en una sociedad?.

El Ecuador tiene dos sistemas educativos: un sistema nacional de educación y un sistema de educación superior. Tienen poco contacto y coordinación entre sí. "Art. 344: El sistema nacional de educación comprenderá las instituciones, programas, políticas, recursos y actores del proceso educativo, así como acciones en los niveles de educación inicial, básica y bachillerato, y estará articulado con el sistema de educación superior”. Constitución de la República (2008).
 
Vistos desde la universidad, todos los niveles anteriores aparecen como
"educación pre-universitaria", del mismo modo que la educación de los niños pequeños se concibe a menudo como "educación pre-escolar", es decir, como preparación para la escuela. No obstante, se trata de un único sistema educativo, cuyas piezas no están cabalmente engarzadas. Articularlas es una vieja necesidad reconocida.

 
La 'revolución educativa' que impulsó Rafael Correa (2007-2017) privilegió la educación superior. En el Informe a la Nación 2007-2017 con el que cerró su gobierno, Correa afirmaba: “La inversión en educación superior entre 2007 y 2016 fue de USD 13.900 MM, equivalente, en 2016, al 2% del Producto Interno Bruto (PIB), una cifra inédita, siendo la segunda más alta del mundo para el año 2014 según análisis de Unesco”. E indicaba que "la meta, al año 2021, será alcanzar una tasa bruta de participación superior al 50%, equivalente a un millón de estudiantes”.

El Ecuador entró en una feroz carrera por liderar los rankings latinoamericanos, incluso mundiales, de inversión en educación superior. Al mismo tiempo, no se llegó al 6% del PIB para la educación inicial, básica y bachillerato estipulado en la Constitución y en el Plan Decenal de Educación (2006-2015). Cabe recordar, además, que hoy hay consenso internacional sobre la proridad de invetir en primera infancia.


La universidad apareció como un punto de luz al final de la escalera educativa.
Todo el país miró para arriba.
El acceso a la universidad pasó a convertirse en obsesión nacional. La universidad como gran puerta de entrada, sin preguntarse qué hay detrás de la puerta.

A diferencia de lo que viene ocurriendo en el mundo con la educación inicial, la básica y la media, donde la preocupación por el acceso viene dando paso finalmente a la preocupación por la calidad, la equidad, la inclusión y el aprendizje, en la educación superior la tendencia sigue siendo la fijación con el acceso.


En el gobierno de Correa se habló de democratización al mismo tiempo que de meritocracia. Se instaló (2012) una prueba nacional para el ingreso, el ENES (Examen Nacional para la Educación Superior). Se desarrolló una cultura hipercompetitiva en torno a todo esto: la meritocracia, los puntajes en las pruebas, la obtención de cupos, becas y títulos.


La llamada Década Ganada se centró en el acceso y en la matrícula en todos los niveles. El tema de la calidad tendió a centrarse en la infraestructura. Los grandes problemas curriculares y pedagógicos de la educación nacional, y el debate sobre estos asuntos, fueron sepultados por los montos de inversión, el acceso, la infraestructura.

El TERCE - estudio evaluativo coordinado por la UNESCO y aplicado en 2013 en 4o y 7o de educación básica en 15 países de América Latina - mostró un Ecuador con problemas de lectura y escritura, ubicado bajo la media regional en estas áreas. La UNESCO puso un alerta rojo al respecto. Pero el país no se enteró y nadie se interesó: todos siguieron preocupados con el acceso a la universidad, con los rankings de inversión, con sacar los mejores puntajes en el ENES y en las pruebas Ser Bachiller después, con conseguir una beca en "las mejores universidades del mundo" (becas que, por cierto, fueron a parar en su mayoría - 52% - a sectores ricos).


El discurso oficial asoció universidad con saber, talento humano, sociedad del conocimiento. En verdad, todo eso se construye desde la infancia y no solo dentro sino también fuera del sistema educativo.

La educación superior es el último peldaño del sistema educativo y como tal hereda el acumulado de déficits de todas las malas educaciones: la familiar, la inicial, la básica, la media. Quien no aprendió a leer comprensivamente y a gustar de la lectura en la infancia, está mal equipado para el resto de su vida escolar e incluso profesional. No es con ejercitaciones y cursos nivelatorios previos al ingreso a la universidad que se resuelven estos problemas sino con atención oportuna, cuando corresponde. De hecho, la universidad debería ser la más interesada en una mirada sistémica, que aborde el sistema educativo como un sistema articulado. No obstante, la universidad ecuatoriana se ha caracterizado más bien por el ensimismamiento. Durante la década pasada estuvo especialmente atenta a su propia supervivencia.


Al país se le dijo que se cumplieron las 8 politicas del Plan Decenal de Educación 2006-2015. Pero no fue así. No se llegó al 75% de matrícula en el bachillerato ni se eliminó el analfabetismo ni se cumplió con el 6% del PIB. El abandono entre la educación básica y el bachillerato es alto. Y los aprendizajes deficientes, como revelan los resultados de la prueba Ser Bachiller y, más recientemente, los resultados de PISA-D (2017). Pero el país prefiere seguir mirando para arriba.

¿9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieren entrar a la universidad? ¿Es esto un avance? Lo cierto es que la mayoría no lo logra. Y eso significa frustración y problemas para la mayoría de esos 10: para los que van quedando en el camino porque no logran llegar al bachillerato, no logran terminarlo, no logran aprobarlo o no logran conseguir un cupo en la universidad. Y frustración también para los que, una vez adentro, descubren que eso que eligieron no es lo que esperaban. Las tasas de abandono en la universidad son altas pero nadie quiere hablar de eso. Lo que importa es entrar.

Tampoco se toca el tema de la elección de carreras. Según información de la SENESCYT, los jóvenes ecuatorianos siguen eligiendo las mismas 10 carreras desde 2007, en este orden de preferencias: 1. Medicina, 2. Administración, 3. Educación, 4. Derecho, 5. Ciencias Sociales, 6. Ingeniería, 7. Informática, 8. Arquitectura, 9. Artes, 10. Servicios de Seguridad. Esto no coincide con la oferta de cupos en las universidades y tampoco con las necesidades del país. Medicina sigue siendo la carrera más buscada y la que deja más estudiantes afuera por no cumplir con los requerimientos de puntaje en la prueba y por la enorme distancia entre el número de cupos ofrecidos por las universidades públicas y el número de cupos demandados. El Ecuador requiere más carreras técnicas y tecnológicas, pero la demanda sigue siendo baja. La orientación vocacional y la información que necesitan los estudiantes para hacer una buena elección, desde el interior de los colegios, siguen siendo insuficientes o inexistentes.

El caso finlandés


Los modelos educativos no se transplantan. Pero hay algunos que nos sirven de inspiración y nos ayudan a la reflexión. Permítanme una referencia a Finlandia, país con uno de los sistemas educativos más reconocidos a nivel mundial. Entre los secretos del modelo finlandés están:

- cinco décadas de reforma educativa ininterrumpida, consensuada, integral;
- prioridad a la educación inicial y a la educación básica, donde van los mejores maestros y los mayores esfuerzos;
- asegurar que todos aprendan a leer bien y a gustar de la lectura en la educación básica, y a leer en la familia, en las bibliotecas y a lo largo de toda la trayectoria educativa;
- énfasis en la cooperación, no en la competencia, y en la equidad más que en la excelencia;
- nada de pruebas estadarizadas ni para los estudiantes ni para los docentes (la única prueba estandarizada se aplica al fin de la educación secundaria) y nada de rankings;
- selección y formación rigurosas de los futuros docentes (10 de cada 100 postulantes son aceptados como estudiantes en las universidades formadoras de docentes);

-
el acceso a la universidad es selectivo y exigente; cada universidad diseña sus pruebas de admisión;
- quienes toman decisiones sobre lo educativo, a nivel macro y micro, desde la política educativa hasta el aula, son personas que saben de educación; los políticos no intervienen.

 
Terminada la educación básica, a los 16 años, los estudiantes pueden decidir prolongarla un año más - el llamado año 10 - para afianzar sus conocimientos antes de decidir sobre su futuro educativo y laboral. Y pueden elegir entre dos opciones: bachillerato o educación vocacional. La mitad de los estudiantes elige cada una de estas opciones. Ambas son socialmente útiles y valoradas hoy en la sociedad finlandesa, y ambas conducen a la educación superior. 


11% de las familias finlandesas considera que no es importante que sus hijos/hijas vayan a la universidad, el porcentaje más alto entre los 29 países incluidos en la Encuesta Global de Padres de la Varkey Foundation (2018); solo 6% dice que es extremadamente importante (en comparación, por ejemplo, con el 55% y el 1% respectivamente en el caso de Argentina, o el 23% y el 3% en España). 

La política educativa en Finlandia es una interesante mezcla de conocimiento científico y sentido común. Ciencia y sentido común que han faltado en la política educativa en el Ecuador. Entre otros porque la política educativa se ha diseñado a nivel de cúpulas, sin participación social, y porque ha sido a menudo decidida por políitcos antes que por especialistas en el campo educativo.

Celebro en este sentido varias de las decisiones que ha venido tomando en este primer año el gobierno de Lenin Moreno. Entre otros:

- impulsar el diálogo y el debate en torno la cuestión educativa, incluyendo todos los niveles del sistema educativo;
- ampliar cupos en las universidades;
- considerar seriamente ofertas de educación virtual y a distancia;
- reactivar la educación técnica y tecnológica no como una vía para descongestionar el cuello de botella de la universidad, sino porque es una vía fundamental y necesaria en toda sociedad moderna, dinámica y sostenible. 


No necesitamos que 9 de cada 10 jóvenes ecuatorianos quieran ir a la universidad. Lo que necesitamos es que 10 de cada 10 jóvenes quieran aprender, leer, estudiar, en diversos espacios, por diversas vías y con diversas modalidades, con mecanismos e itinerarios flexibles, dentro y fuera de las aulas.

El paradigma de la educación en el siglo XXI es el Aprendizaje a lo Largo de la Vida. Una sociedad educada no es la que más años de escolaridad y títulos acumula sino una sociedad que lee, que pregunta, que razona, delibera, argumenta, dialoga y debate, y que aprovecha todas las oportunidades para seguir aprendiendo a lo largo y ancho de la vida.

 Para saber más
- Varios autores, Las reformas universitarias en Ecuador (2009-2016): Extravíos, ilusiones y realidades, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, 2017.
https://www.uasb.edu.ec/publicacion/?las-reformas-universitarias-en-ecuador-2009-2016-extravios-ilusiones-y-realidades-778


 

Los SuperPadres y las tareas escolares



Tus hijos necesitan saber que cuentan con tu apoyo y respaldo.
Los SúperPadres les ayudan en todo lo que necesitan.

Campaña SuperPadres. UNICEF y Ministerio de Educación del Ecuador
Los SuperPadres es una magnífica campaña lanzada en 2018 por UNICEF Ecuador junto con el Ministerio de Educación, destinada a proteger a niños y niñas del abuso sexual.


Estos son los mensajes dirigidos a padres y madres de familia.

Sigue estas super reglas y conviértete en el superhéroe de tus hijos para protegerlos del abuso sexual. Ahora que lo ves, dí no más.

1. Pregúntales cada día a tus hijos cómo les fue en la escuela o el centro infantil. Escúchales con atención y conversa con ellos.

2. Enséñales a tus hijos a expresar sus sentimientos, asegúrales que está bien llorar o sentirse tristes.

3. Diles a tus hijos que siempre estarás ahí para escucharles, respaldarles y protegerles pase lo que pase.

4. El contacto físico cariñoso y respetuoso es importante. Abraza a tus hijos y demuéstrales amor con frecuencia.

5. Evita reaccionar de forma violenta cuando tus hijos te cuenten que algo les ha pasado, por más grave, triste o vergonzoso que sea. Bríndale a tu hijo contención y haz que se sienta protegido.

6. No obligues a tus hijos a besar o abrazar a nadie si ellos no quieren, aunque se trate de miembros de la familia.

7. Edúcales para ser amables sin necesidad de tener contacto físico obligatorio.

8. Observa cuidadosamente su relación con otras personas adultas (familiares, vecinos, profesores, entrenadores, guías religiosos) y el trato que reciben de ellos para reconocer si consideran a las personas de su entorno amenazantes o de su confianza.

9. Evita dejarles solos.

10. Enseña a tus hijos que ellos mismos deben cuidar de su cuerpo y su higiene personal desde temprana edad para que valoren su cuerpo y no tengan que recurrir a nadie.


Que los SuperPadres expliquen a sus hijos las tareas escolares es el único mensaje que no comparto.

Es a los profesores a quienes toca a) diseñar bien la tarea de modo que sea pertinente y comprensible para los alumnos, b) explicarla a los alumnos, c) cerciorarse de que todos la comprenden, pueden hacerla y tienen las condiciones para hacerla (tiempo, un espacio adecuado en el hogar, personas a quienes acudir, etc.). Si los alumnos no comprenden la tarea y/o no pueden hacerla solos, es responsabilidad de los padres y madres de familia comunicarse con el o la profesora y ponerle al tanto de esto, a fin de que pueda introducir oportunamente los correctivos del caso.

Padres y madres están ahí para acompañar y apoyar a sus hijos e hijas en su vida escolar, no para explicar las tareas, menos para hacerlas por ellos.

Muchos padres y madres, aunque quisieran, no pueden hacerlo. Porque nunca fueron a la escuela; porque tienen pocos años de escolaridad y dificultades para entender lo que indica el texto o el problema; porque aprendieron esos contenidos o habilidades hace muchos años y los olvidaron;  porque ellos mismos nunca aprendieron esto en su paso por el sistema educativo.

Si una tarea escolar requiere ser "explicada" fuera de la escuela y "ayudada" por una persona adulta en el hogar:

a) es porque el profesor o profesora no la explicó bien y no se cercioró de que los alumnos la comprendieran a cabalidad;
b) es porque está mal diseñada, no corresponde al contenido enseñado o al nivel de los alumnos;
c) desresponsabiliza a los profesores de su rol profesional;
d) contradice el objetivo de que los y las estudiantes aprendan y aprendan a estudiar con autonomía; 
d) refuerza y profundiza la inequidad entre alumnos y entre escuelas, pues favorece a los alumnos que tienen en el hogar personas y recursos a los que pueden acudir y perjudica a los alumnos que no los tienen.

Recordemos: Explicar a hijos e hijas las tareas escolares no es parte de las responsabilidades que debe asumir un Padre o una Madre, incluso si es un SuperPadre o una SuperMadre. Es una responsabilidad profesional que le toca asumir a cualquier Profesor o Profesora, sin necesidad de que sean Superprofes. 

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