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Los maestros son exalumnos

Rosa María Torres

Faro - España

Igual que a los hijos les cuesta creer que sus padres alguna vez fueron niños y les resulta extraño imaginarlos gateando o yendo a la escuela, a los alumnos les resulta difícil imaginar que sus profesores antes fueron alumnos. Alumnos que pasaron por las mismas (o peores) penurias escola­res: memorizaron sin comprender, padecieron exámenes, se aburrieron en clase, hicieron debe­res sin fin, leyeron por obligación, soportaron la arbitrariedad de algunos profesores, odiaron alguna asignatura, se preguntaron para qué tenían que aprender ciertos contenidos, recibieron casti­gos y hasta humillaciones. En realidad, la sociedad entera parece ignorar que los maestros son exalum­nos y los propios maestros haberlo olvidado.

Si Estado y sociedad fueran conscientes de esto, sabrían que buena parte de lo que saben (o no saben) los maestros lo aprendieron de otros maestros, que muchas lagunas de su formación e inadecuaciones de sus métodos de enseñanza tienen raíces en su propia experiencia escolar. Enfoques y estilos de enseñanza se reproducen de generación en generación, de padres a hijos, de maestros a alumnos. Por eso, cambiar la cultura escolar y, sobe todo, cambiar la cultura pedagógica, es asunto muy complicado.

Cuestiones fundamentales como la expresión oral, el gusto por la lectura y la escritura y por las matemáticas, el buen escribir, el buen estudiar, la capacidad de razonar, pensar críticamente, investigar, dudar, argumentar, formular una pregunta, se construyen desde la infancia, entre el hogar y la escuela. 

La investigación confirma una y otra vez el enorme impacto que tiene la experiencia escolar de cada maestro sobre su desempeño docente, a menudo mucho más que su formación profesional. Sabemos el peso que tienen en la vida los aprendizajes hechos en la infancia y en los primeros años de escolaridad. 

- Quien fue tratado autorita­riamente tiende a ser autorita­rio.
- Quien fue reprimido y castiga­do cuando niño tenderá a reproducir esos comportamientos en la vida adulta.
- Quien fue educado con métodos memorísticos aprendió a creer que aprender es memorizar y que buen estudiante es el que mejor memoriza.
- Quien fue educado en la ri­gidez y en el cumplimiento de normas, inventará las suyas.
- Quien aceptó como naturales la subordinación y la pasividad necesita sobreponerse a ellas para poder enseñar a otros a ser autónomos, creativos, proactivos.
- Quien solo conoció la imposición debe romper sus propios candados para enseñar a otros la cultura del diálogo. 

Aunque es difícil, siempre se puede romper con viejos moldes aprendidos, poner en duda viejas  creencias, superar prejuicios, modificar conductas. Pero es el propio sistema educativo el que limita la autoformación y el aprendizaje permanente por­que no enseña a pensar críticamente ni a estudiar ni a aprender ni a investigar de manera autónoma, no motiva a la lectura, confunde aprender con aprobar, estimula el facilis­mo y el (auto)engaño, la dependencia de la prueba y la calificación, el culto al certifi­cado y al título.

Estructuras y mentalidades convencionales conciben la educación, la capacitación, la formación, la actualización y hasta el aprendizaje como ofertas escolarizadas, dependientes de terceros. Ignoran que el aprendizaje es un continuo que ocurre a lo largo de toda la vida, dentro y fuera de las aulas, con y sin enseñanza, en todas las edades.  

Si los alumnos tuvieran presente que sus maestros fueron antes alumnos podrían entenderles mejor, ser más tolerantes con sus limitaciones, valorar más sus virtudes y su empeño por continuar aprendiendo.

Si los maestros recordaran su pasado de alumnos podrían comprender mejor y ser más empáticos con sus alumnos, recordando las propias batallas y las fallas de un sistema que alguna vez se propusieron cambiar.

Si los decisores de políticas tuvieran claro el enorme peso de la biografía escolar de los maestros sobre su calidad docente sabrían que las debilidades de la formación docente no son un problema individual de cada maestro o maestra, ni un problema que se resuelve con unos pocos cursos. Se trata de un problema estructural que requiere una verdadera revolución del sistema educativo y del sistema de formación docente.

Lo usual es asumir que la formación docente es algo que se hace en la educación superior. No obstante, lo cierto es que los malos maestros se forjan en primer lugar en la mala escuela. Renovar la formación docente, poniéndola a la altura de las necesidades reales de la sociedad y del conocimiento científico disponible exige una reforma profunda del sistema educativo. 

Un proceso deliberado de des-aprendizaje docente es indispensable para romper con viejos sesgos, creencias y actitudes arraigados en la práctica docente, y pasa inevitablemente por la problematización de la experiencia escolar de los propios docentes.

Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "Los maestros son exalumnos", blog OTRAƎDUCACION, agosto 2013.
https://otra-educacion.blogspot.com/2013/08/los-maestros-son-ex-alumnos-renovacion.html



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El aula y el patio



NO  CORRO
NO  GRITO
NO  EMPUJO


Así está escrito, en letras amarillas muy grandes, sobre el muro del patio de la escuela, en Quito. Como para que a nadie le pase desaperci­bido. Como para que a nadie se le ocurra correr, gritar o empujar durante el recreo, a la hora de formarse, a la hora de entrar y salir. Como para que a nadie se le olvide que un patio escolar no es un patio cualquiera. 


CORRER es lo que provoca hacer después de un largo período de en­cierro, sobre todo si se es niño, adolescente o joven. El aula es esencialmente jaula. Bastante es pedirles que permanezcan quietos, sentados y atentos varias horas al día, pendientes de ser tomados por asalto con una pregunta, una instrucción, un dictado, una prueba. ¿Cabe pedirles además que sigan quietos durante el recreo? ¿Dónde liberar la energía que se acumula en el enclaustramiento de un aula y en la inmovili­dad de un asiento?.

GRITAR es esperable en un recreo, cuando los recreantes son alumnos forzados al silencio y la incomunicación. El aula es esenciamente escuchadero. El profesor habla, los alumnos escuchan. Hablar con el compañero es indisciplina. Preguntar está mal visto. Trabajar en equipo, ni pensar. ¿Puede pedirse a los alumnos que conserven la mordaza fuera del aula? ¿Dónde explotar la bomba cargada de prohibiciones: no hablar, no conversar, no opinar, no preguntar?.

EMPUJAR puede ser una manera de jugar, de agredir o de desafiar las normas. El aula es esencialmente santuario. El contacto físico con otros está prohibido. El cuerpo, negado. ¿Dónde sacudirse las rigideces de la disciplina, de las reglas, de los tabúes? 

Mientras las aulas sigan siendo jaulas, claustros, santuarios, los patios seguirán siendo desahogaderos. ¿Qué tal acercar un poco aula y patio? ¿Qué tal llevar a la clase un poco de recreo?.

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W.C.

Rosa María Torres
Dedicado a Juan Samaniego
El Tendedero de Cuentos

Apuesto a que les llama la atención este título. Apuesto a que tie­nen curiosidad por seguir leyendo y saber de qué se trata. Pues bien: es el título de una hojita con una lectura que llevó a la clase el profesor de Lenguaje de mi hijo menor. No bien llegó a la casa ese día, mientras almorzábamos y sin que nadie se lo pidiera, Julián nos leyó la hojita en voz alta. Nos reímos bastante. Y luego se la leyó a sus amigos del condominio y, en días siguientes, al resto de la familia y a otros amigos. Evidentemente, quería compartir y multiplicar la risa, el buen momento que había pasado con esa lectura y con sus compañeros en clase.

Quizás el asunto les parece anecdótico y trivial, pero no lo es. Leer, encontrarle sentido y gusto a lo que se lee, descubrir su utilidad social fuera del aula de clase, es algo mas bien extraordinario para niños, adolescentes y jóvenes en estos días. La gran mayoría de los que aprenden a leer, aprenden al mismo tiempo a no leer, a leer poco, a leer por encima, a leer mal, a leer por obligación, por castigo o por califi­cación, no por placer ni por propia iniciativa.

Decidí por eso conservar la hojita e insertarla como parte de un artí­culo destinado a responder a la pregunta del millón, la que una y otra vez me hacen madres y padres de familia y educadores: cómo incentivar la lectura entre niños y jóvenes. Antes que reiterados y costosos planes y campañas de "promoción de la lectura", se trata de emprender con algo mucho más básico y sencillo e infinitamente menos costoso: deshacernos de las ideas convencionales acerca de lo que es leer, lector, y material de lectura.

Es preciso liberar a la lectura de la corbata y los tacos, vestirla informalmente, sentarla en el suelo, colgarla en tendederos o meterla en canastas antes que exhibirla en estantes, despojarla de todo lo que huela a obligación y a evaluación. Textos cortos, que dejen gana de más. Textos ágiles, que inviten a leerse enteros. Textos amenos, que provoquen sonrisas y risas. Hojas sueltas, sin pretensiones, que puedan descartarse o guardarse sin compromiso, doblarse, arrugarse, multiplicarse a discreción, transportarse y compartirse con otros sin tener que pedir permiso a nadie ni obtener una calificación a cambio ...

Esto que está leyendo es el artícu­lo y ésta que tiene abajo, es la hojita en cuestión.

WEST CHAPEL
En cierta ocasión, los miembros de una familia inglesa pasaban unas vacaciones en Escocia. En uno de sus paseos observaron una casita de campo. De inmediato les pareció cautivadora para su pró­ximo veraneo. Indagaron quién era el dueño de ella y resultó ser un pastor protestante al que se dirigieron para pedirle que les mostrara la pequeña finca.

El propietario les mostró la finca. Tanto por su comodidad como por su situación, fue del agrado de todos, de forma que quedaron comprometidos para alquilarla en su próximo veraneo.

De regreso a Inglaterra, repasaron detalle por detalle cada habi­tación. De pronto, la esposa recuerda no haber visto el W.C. Dado lo prácticos que son los ingleses, decidió escribir al pastor pre­guntándole por este servicio, en los siguientes térmi­nos:

"Estimado pastor: soy de la familia que hace pocos días visitó su finca, con deseos de alquilarla para nuestras próxi­mas vacaciones. Como omitimos enterarnos de un detalle, quie­ro suplicarle que nos indique más o menos donde queda el W.C.".


Finalizó la carta como es de rigor y la envió al pastor. Al abrir la carta, el pastor desconoció la abreviatura W.C. Creyendo que se trataba de una capilla de su religión llamada West Chapel, en­vió su carta de respuesta en los siguientes términos:

"Estimada señora: tengo el agrado de informarle que el lugar al que usted se refiere queda a sólo doce kilómetros de la casa, lo cual es molesto sobre todo si se tiene la costumbre de ir con ­frecuen­cia, pero algunas personas viajan a pie y otras en bus, ll­egando todos en el momento preciso. Hay lu­gar para 400 personas cómodamen­te sentadas y 100 de pie; los asientos están forrados de terciopelo rojo y hay aire acondicionado para evitar sofocacio­nes; se recomienda llegar a tiempo para alcanzar lugar. Mi mujer, por no hacer­lo así, hace diez años tuvo que soportar todo el acto de pie y desde entonces no utiliza ya este servicio. Los niños se sientan juntos y todos cantan en coro. A la entrada se les entre­ga un papel a cada uno y las personas que no alcanzan a la repar­tición pueden usar el del com­pañero de asiento. Al salir deben ­devolverlo para seguir dándole uso durante todo el mes. Todo lo que dejan deposita­do allí es para dar de co­mer a los pobres huér­fanos del hospicio. Hay fotógrafos es­peciales que toman fotogra­fías en todas las poses, las cua­les son publicadas en el diario de la ciudad en la página social. Así el público puede conocer a las altas personali­dades en actos tan humanos como éste".

La señora, al leerla, estuvo a punto de desmayarse. Luego de con­tarle lo ocurrido a su esposo, todos decidieron cambiar de lugar de veraneo.

* Artículo publicado el 30/08/92 en la revista Familia, del diario El Comercio de Quito. Parte de mi serie de artículos publicados cada domingo en dicha revista entre 1990 y 1996.

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Escolarizado no es lo mismo que educado


(actualizado 19 febrero 2023)


Ilustración: Michael Kirkham, The Economist

"Nunca he dejado que mi escolaridad interfiera con mi educación". Mark Twain
"Un niño educado solo en la escuela es un niño no educado". George Santayana

Circula cada año el listado de «Los 10 países más educados del mundo». Los datos se basan en Education at a Glance de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). La OCDE considera «países más educados» a los que tienen los porcentajes más altos de personas entre 25 y 64 años que han completado algún tipo de educación terciaria en la forma de un título de dos o cuatro años o un programa vocacional.

Estos fueron «los 10 países más educados» en 2012, 2018, 2020 y 2023 (tabla 1). Algunos países se mantienen entre los 10 primeros, otros salen, algunos nuevos se incorporan. En 2020 y 2023 Corea del Sur y Canadá estaban en los dos primeros lugares y Japón entre los primeros cinco. Finlandia desapareció de la lista de los 10 primeros en 2020 al igual que Estados Unidos, y Suiza entró en ese mismo año.

Tabla 1

Los 10 países con mayor porcentaje de población con educación terciaria
(25-34 años y 55-64 años)

2012 (25-64 años)

2018 (25-64 años)

2020 (25-34 y 55-64 años)

2023 (25-34 años)

1 Canadá 51%
2 Israel 46%
3 Japón 45%
4 EE.UU. 42%
5 Nueva Zelanda 41%
6 Corea del Sur 40%
7 Reino Unido 38%
8 Finlandia 38%
9 Australia 38%
10 Irlanda 37% 

1 Canadá  56.27%
2 Japón 50.50%
3 Israel 49.90%
4 Corea del Sur 46.86%
5 Reino Unido 45.96%
6 EE.UU. 45.67%
7 Australia 43.74%
8 Finlandia 43.60%
9 Noruega 43.02%
10 Luxemburgo 42.86%

1 Corea del Sur 69.8% - 25.1%
2 Canadá 64.4% - 50.0%
3 Rusia 62.1% - 50.3%
4 Japón 61.5% - 41.5%
5 Irlanda 58.4% - 33.4%
6 Luxemburgo 58.2% - 33.9%
7 Lituania 56.2% - 31.3%
8 Reino Unido 55.8% - 39.4%
9
Australia 54.6% - 36.3%
10 Suiza 53.0% - 34.7%

 

 1 Corea del Sur 69.29%
 2 Canadá 66.36%
 3 Japón 64.81%
 4 Luxemburgo 63.12%
 5 Irlanda 62.88%
 6 Rusia 62.09%
 7 Lituania 57.48%
 8 Reino Unido 57.47%
 9 Países Bajos 55.60%
 10 Noruega 55.03%

Basado en datos de OECD, Education at a Glance.
Elaboración: Rosa María Torres.

 


OCDE, Población con educación terciaria 2020 o último año disponible

Seis países latinoamericanos aparecieron incluidos en este gráfico de la OCDE referido al porcentaje de población (25-34 años y 55-64 años) con educación terciaria en 2020, todos ellos por debajo del promedio de los países de la OCDE (45.5%):

Brasil 23.5% - 15.0%
México 25.3% - 15.1%
Colombia 30.0% - 16.1%
Costa Rica 32.5% - 20.9%
Chile 33.7% - 16.0% 
Argentina 40.0% - 29.5%

¿Dime cuántos años de escolaridad tienes y te diré cuánto sabes?  


En realidad, estos son los países más escolarizados, no necesariamente los más educados. Escolarizado no es lo mismo que educado

1) El valor de la educación no se juega tanto en su extensión como en su calidad.

2) La educación de una persona no se limita al sistema educativo; hay aprendizaje fuera de las aulas, en la familia, en la comunidad, en los medios de comunicación, en el trabajo, a través de Internet, etc.

3) Lo que importa no son los años de escolaridad sino el aprendizaje. Estudios recientes confirman que escolaridad no necesariamente equivale a aprendizaje. Se puede escalar por el sistema educativo e incluso completar varios niveles sin haber aprendido mucho.
Desde el año 2000 están estancados los aprendizajes escolares en el mundo.

Un título universitario no revela, por sí mismo, la calidad e idoneidad profesional de una persona. Hay universidades de diversas calidades (incluyendo aquellas que venden los títulos, pasan por alto los plagios, etc.). Pero, además, el conocimiento avanza y se modifica a ritmos cada vez más acelerados. Es difícil mantenerse al día; hacerlo implica un esfuerzo permanente de lectura, estudio y actualización.

Cada vez se pone más en duda el valor de la educación superior para el conocimiento, el trabajo y el bienestar de las personas. Estudios en Estados Unidos muestran que el college - sueño americano para el cual las familias se endeudan y ahorran desde que nacen los hijos - tiene un costo cada vez más alto, escaso impacto académico y cada vez menos impacto laboral (36% de los estudiantes "no mostraron ninguna mejoría significativa en el aprendizaje" durante su paso por el college; en 2013, 46% de los graduados del college estaban desempleados). Acceder al college significa sobre todo la posibilidad de acceder a un título que mejore el estatus social y las posibilidades laborales de los jóvenes, más que sus conocimientos y preparación académica.


El mito de los años de escolaridad y del título como indicativos del nivel de conocimientos de una persona o de un país viene siendo puesto sobre el tapete a nivel internacional. Son hoy mundialmente reconocidas las falencias de los sistemas educativos incluso para asegurar aprendizajes básicos como la lectura, la escritura y la aritmética. El Estudio Competencias Básicas de la Población Adulta 2013, realizado por el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile para la Cámara Chilena de la Construcción reveló que 65% de los chilenos con 2 a 5 años de educación superior entendía solo textos simples; de ellos, 27% no entendía lo que leía ni podía hacer cálculos básicos; sólo 10% tenía un nivel óptimo; del total de adultos del país, 80% se ubicaba en los niveles más básicos de comprensión.

El aprendizaje es ubicuo y se prolonga a lo largo de la vida; los estudios formales - incluso para quienes obtienen varios títulos universitarios - constituyen apenas una etapa en la vida de una persona (Finlandia tiene la escolaridad más alta: 20 años en promedio), sobre todo teniendo en cuenta que la expectativa de vida se ha alargado considerablemente en todo el mundo; que lo más importante se aprende fuera de las aulas; que los títulos pueden tener poco valor real; que las tesis pueden plagiarse y los títulos comprarse...

Cuatro años de escolaridad son insuficientes para aprender a leer y escribir comprensivamente y con autonomía. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM, 2000-2015) incluyeron como objetivo para la educación cuatro años de escolaridad ("supervivencia al quinto grado"), para constatar, 15 años después, que 250 millones de niños y niñas en el mundo no habían aprendido a leer y escribir después de haber completado cuatro años de escuela (ver ¿Crisis global de aprendizaje?). Varios peldaños más arriba, las universidades se quejan de que los estudiantes llegan con serios problemas de razonamiento, expresión oral, lectura y escritura; a su vez, la sociedad se queja del bajo nivel con que salen de la universidad muchos profesionales.

Todos los días vemos maestros, comunicadores, periodistas, que no manejan las artes de su oficio, que no se expresan bien y que escriben con errores. Cobran notoriedad mundial, cada tanto, las perlas de ignorancia presidencial respecto de cuestiones básicas de geografía e historia, especialmente entre mandatarios estadounidenses. Pocos manejan con fluidez otras lenguas, incluso los estudiados en el extranjero. Candidatos, gobernantes y otros personajes públicos son sorprendidos con el pedido de mencionar "tres libros que han marcado su vida"...

En 2013 un Ministro de Cultura en el Ecuador se vio en aprietos tratando de explicar qué es el "Buen Vivir" (Sumak Kawsay) adoptado en la Constitución. Los concursos de belleza son conocidos por las respuestas estereotipadas, incluso disparatadas, que dan varias candidatas, muchas de ellas con estudios universitarios. Personas tituladas en algunas de las mejores universidades del mundo son muchas veces malos expertos y asesores. 


El Indice de Desarrollo Humano (IDH)

Lo que es cierto para las personas individualmente, lo es también para las naciones. Un país con alto nivel promedio de escolaridad no es necesariamente un país con alto nivel educativo.

El Indice de Desarrollo Humano (IDH), calculado anualmente por el PNUD, trata escolarización y educación como equivalentes. El IDH de un país se calcula a partir de tres indicadores: 1. esperanza de vida, 2. educación y 3. ingresos. La educación se mide a través de: (a) la esperanza de años de escolarización, para las personas adultas mayores de 25 años, y (b) la media de años de escolarización, para la población en edad escolar.  (El Indicador de Educación se calculaba antes a partir de dos datos: tasa de alfabetismo de la población adulta, y matrícula en los niveles primario, secundario y superior).

La reducción de educación a educación escolar sigue siendo un problema extendido en el campo educativo. Es como si no existieran ni educación ni conocimiento ni aprendizaje fuera del sistema escolar. Las reformas educativas siguen siendo reformas escolares. Los indicadores de la Educación continúan girando en torno a la educación escolar. Los gobiernos delegan La Educación al "ministerio del ramo", a menudo separando y ubicando aparte a la educación superior. Las metas internacionales insisten con los mismos indicadores cuantitativos de matrícula y terminación, prestando poca atención a los factores cualitativos y a los aprendizajes.

El número de años de escolaridad sigue siendo el indicador para dar cuenta del avance educativo de una sociedad. Cero escolaridad se diagnostica no solo como analfabetismo sino como ignorancia. Menos de cuatro años de escolaridad es educación incipiente para el SITEAL. Quienes no cumplen con determinados años de escolaridad (número definido en cada país) van a parar al tacho de los rezagados, sin más. A su vez, el título universitario es reverenciado sin preguntas y convertido en antenombre o postnombre - extensión del nombre, bah - de quien lo posee.

La mentalidad cuantitativista que caracteriza al mundo de la educación permanece como otro problema central: la carrera por más (antes que por mejor o por diferente). Los sistemas y las expectativas escolares se estiran. Antes, el sueño de una familia pobre era terminar la educación primaria y, con mucho esfuerzo, la secundaria. Hoy la nueva meca es la universidad. De la Licenciatura pasamos a la Maestría y de la Maestría al Doctorado y de éste a los doctorados, en plural. 

De la sociedad escolarizada a la sociedad educada

La educación es mucho más que una escalera con certificados y títulos en cada peldaño. Niños, jóvenes y adultos desarrollan sus capacidades y talentos en la convivencia diaria, en el contacto con otros, pensando, leyendo y escribiendo, resolviendo problemas, en la familia, en la diversión, en el ocio, en la participación social, en el trabajo, y aprovechando los recursos socioculturales que les ofrece el contexto: bibliotecas, medios de comunicación, plazas, parques, huertos, mercados, museos, galerías, zoológicos, canchas deportivas, cines, teatros, circos, internet, etc. "Igualdad de oportunidades educativas" es, por eso, igualdad no solo en el acceso al sistema escolar sino a las oportunidades de aprendizaje y desarrollo por fuera de éste.

Una sociedad educada:

- se forja desde la infancia, en un entorno familiar que acoge, protege, estimula, habilita y pone límites, satisface necesidades básicas, provee seguridades, afecto y contención.   

- es producto de una buena educación escolar, que enseña a aprender más que a estudiar, a pensar más que a memorizar, a cooperar más que a competir.

- exige y accede a buenos medios de información y comunicación, con oferta variada, atractiva, apropiada para todas las edades, interesados en construir ciudadanos y no solo consumidores.

- incorpora la lectura y la escritura a la vida cotidiana, por el mero disfrute de leer y de escribir, para expresarse y comunicarse, para aprender, para mantenerse intelectualmente alerta.

- aprecia la naturaleza, la música, el baile, el teatro, el dibujo, la pintura, la artesanía, el trabajo intelectual y el manual.

- ejerce sus derechos y deberes ciudadanos, se organiza, participa, exige transparencia y rendición de cuentas, cultiva la empatía y la solidaridad, aprende a dialogar y a debatir, a respetar a los demás y a combatir toda clase de prejuicios. 

Una sociedad educada es una sociedad autoeducada, curiosa, que duda, que pregunta, que busca, que investiga, que se autodesafía, que lee y escribe, que enseña y aprende todo el tiempo.

 
Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "¿Los 10 países más educados? Escolarizado no es lo mismo que educado", blog OTRA∃DUCACION, Quito, febrero 2022.

Para saber más
- Video: Tres libros que han marcado su vida. Responden diputados mexicanos
- Video: El 'Buen Vivir' según el Ministro Paco Velasco (Ecuador) 
Video: Por qué odio la escuela y amo la educación 
El candidato presidencial que no es capaz de citar tres libros que le han marcado (México)
65% de los chilenos con educación superior entiende sólo textos simples, La Tercera, 6/9/2013

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Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

En la distracción puede estar el aprendizaje


Rosa María Torres


Para José Luis

Cuando conversamos nos sucede que, al escuchar a nuestro interlocutor(a), de pronto nos desconectamos y nos "vamos". Algo de lo que dice o hace nos recuerda una situación vivida, dispara una idea o bien echa luz sobre un objeto o un acontecimiento, y nos quedamos momentáneamente "enganchados" en esa conexión. Porque nos sucede, sabemos que a nuestros interlocutores también les sucede, y a veces con signos reconocibles.

Ese "desconectarse" del otro y ese "conectarse" con el propio pensamiento mientras se escucha hablar, es inevitable, por interesante que sea lo dicho (e incluso precisamente por eso). Nadie puede escuchar, sin distraerse, durante mucho tiempo. Ya sabemos por estudios que el tiempo de atención es corto entre niños y adolescentes, y que tiende a reducirse cada vez más en el mundo actual, lleno de apuros y distractores.

Es importante recordar, por otra parte, que escuchar - igual que observar o leer - no es una actividad pasiva. Quien escucha se involucra, relaciona lo que escucha con su propio conocimiento y experiencia. Es justamente en ese "desconectarse" y "conectarse" cuando se produce la "química del aprendizaje": la información que se selecciona, se incorpora, se procesa y se convierte en imaginación y en conocimiento.

Esto que sucede en la conversación, sucede también en el aula. Mientras que la conversación implica diálogo, la clase tradicional suele ser monólogo - profesor que habla, alumnos que escuchan - y simulacro de diálogo - profesor que pregunta, alumnos que responden. El juego preguntas-respuestas es útil justamente como mecanismo para intentar mantener un estado de alerta permanente. Pero alerta no es necesariamente interés; es comportamiento inducido y controlado.

La ideología escolar tiene obsesión con la atención en clase y el control de la disciplina. Asume que es posible una atención al 100 por ciento y que de ésta - garante de la disciplina - depende que se aprenda o no; que los aprendizajes se realizan a puertas y ventanas cerradas, en la intimidad del encierro institucional; que la lengua es la mejor tecnología de enseñanza y los oídos los dispositivos más idóneos de aprendizaje; que mantenerse sentados y escuchar es parte de la naturaleza humana y de la naturaleza de la enseñanza y el aprendizaje; que todos los alumnos aprenden lo mismo, de la misma manera y al mismo ritmo. Todo esto no hace más que anular la posibilidad misma de aprender. 

Es objetivamente imposible estar todo el tiempo atento en clase: los alumnos "se van" y "vienen" constantemente, se aburren por momentos, se interesan en otros. La "clase magistral" ha perdido el estatus que solía tener. Los aprendizajes más importantes no ocurren dentro de un aula. La lengua no es la tecnología más apropiada de enseñanza ni los oídos los canales más confiables para aprender. Los alumnos necesitan ser motivados a aprender, estimulados a descubrir qué les motiva, qué les apasiona.

Cada quien aprende de manera diferente y a su propio ritmo, se interesa por cuestiones diferentes, se distrae y se engancha en momentos diferentes. Por eso la necesidad de aceptar que puede haber abismos entre lo dicho y lo escuchado, entre lo enseñado y lo aprendido. Por eso la necesidad de ser muy cuidadodos y responsables con la etiqueta de "déficit de atención con hiperactividad" (
TDAH) que con tanta facilidad se aplica hoy a los alumnos. La investigación dice que el ejercicio físico mejora notablemente la atención y la cognición, y que el aburrimiento puede ser un poderoso aliado de la creatividad...

Lo que parece "distracción" puede ser el verdadero momento del aprendizaje: la conexión entre lo que se escucha y lo que se recuerda, entre lo que se ve y lo que se imagina, entre el aula y el mundo real. La viñeta de Frato que ilustra este texto es una poderosa metáfora pedagógica sobre la necesidad de abrir las ventanas para dejar que ocurra el aprendizaje, para descubrir y apreciar la mariposa de verdad.  

* Araceli Pérez @chelucana me ayudó a encontrar la viñeta de Frato, que anduve buscando febrilmente. Le estoy muy agradecida por esa ayuda y a Twitter por su mediación.

Para saber más:
Uno de cada cinco adolescentes en EU es diagnosticado con déficit de atención, La Jornada, 1 abril 2013
 
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Take the Test!

Rosa María Torres
ver español, abajo

(This text tells an interesting story about the Providence Student Union in Rhode Island, USA.
For English, see Diane Ravitch's blog)
"One test should not define me!" - sitio web del PSU
Foto: Bob Breidenbach/The Providence Journal
Foto: Bob Breidenbach/The Providence Journal
Foto: Bob Breidenbach/The Providence Journal

En 2013, 4.000 estudiantes secundarios del estado de Rhode Island, Estados Unidos, obtuvieron un "parcialmente competente" (partially proficient) en el test estandarizado NECAP (New England Common Assessment Program) que es ahora requisito para graduarse en la educación secundaria. Este puntaje pone en riesgo su posibilidad de graduarse. Este texto relata una iniciativa muy interesante puesta en marcha por los propios estudiantes, organizados en el Providence Student Union - PSU (Sindicato de Estudiantes de Providencia).

En marzo de 2013, el PSU juntó las preguntas de muestra del test de matemáticas del NECAP, hechas públicas por el Departamento de Educacion Primaria y Secundaria de Rhode Island. Armó con ellas un "test reducido de matemáticas del NECAP" y convenc a 50 personajes públicos y profesionales exitosos del estado a someterse a dicha prueba.

¿El resultado? 60% de las personas adultas que tomaron  la prueba - abogados, académicos, políticos, gente de medios y de ONGs, especialistas en educación - no la aprobaron, obteniendo un "sustancialmente por debajo del nivel de competencia requerido". Es decir, no la habrían aprobado y no habrían podido graduarse si la hubieran tomado siendo estudiantes de secundaria.

Aquí un detalle de los resutados y una lista de las personas que aceptaron tomar la prueba.



 
"Somos personas a las que nos ha ido razonablemente bien en nuestros trabajos. Si eso no se capta en los resultados de la prueba, debería cuando menos hacernos parar y reflexionar", comentaba uno de los participantes. "El test parecía en griego", "No es un test de habilidades matemáticas básicas", "Dejé muchas preguntas en blanco", y otros comentarios de los participantes pueden leerse aquí (inglés): "Elected officials say NECAP test "looked like Greek"

Aquí una galería de fotos del día de la prueba: "Taking the NECAP test".  También ver el sitio web del PSU y su página en Facebook.

El PSU hizo un breve video con la experiencia - "Take The Test" (March 16, 2013).  El video (en inglés, dura menos de 3 minutos) concluye: "Los estudiantes de Rhode Island somos más que puntajes de tests. Es por eso que necesitamos una educación de alta calidad, no un test estandarizado de alto impacto" (high-stakes test). Este es el mensaje central de la campaña "More Than a Test Score" (Más que un puntaje) que viene desarrallando el PSU.

El PSU surgió en el año 2000, en el colegio Hope High School de Providencia. Desde entonces ha venido trabajando y ampliando su accionar en varios colegios en la ciudad. La misión del PSU es el empoderamiento de los estudiantes y se define como "forjar poder colectivo entre los estudiantes de secundaria de Providencia, a fin de asegurar que los jóvenes tengan una voz real en las decisiones que afectan su educacón" (nuestra traducción, ver: PSU, Mission and History). 

He aquí una experiencia a tenerse en cuenta e imitarse. Sencillo. Poderoso. Convicente. Replicable. De gran impacto pedagógico, mediático y político.

Lo dicho: Una prueba no prueba nada. Una prueba no puede decir lo que sabe y vale una persona, y menos decidir su vida y su futuro.

Ayuda a difundir esta experiencia para que otros se informen y se inspiren, y para ayudar a generar el  indispensable y ya ineludible debate, en el mundo de la educación, en torno a las pruebas nacionales e internacionales, su validez, su utilidad, sus impactos sobre quienes las toman, sobre la enseñanza y el aprendizaje, y sobre el sistema educativo en general.

Conocí sobre este caso en el blog de Diane Ravitch, voz comprometida y calificada en la lucha contra la dictadura de las pruebas estandarizadas en Estados Unidos y en todo el mundo. 

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