Una escuela amiga de los niños y de los pobres


Frato - Francesco Tonucci

(Los alumnos pobres son primero niños y luego pobres)


El evento, en Colombia, no incluye en el título ni dice ser un seminario centrado en el tema “Educación y Pobreza”; la convocatoria y la agenda anuncian que el tema a tratarse será “Educación y Calidad”. No obstante, la pobreza y los pobres son los grandes protagonistas. 

Conferencistas, paneles y ponencias hablan de la educación pero, en verdad, no se refieren a la educación en general sino únicamente a la educación escolar, y no a toda la educación escolar sino únicamente a la educación pública, y, más allá de eso y en definitiva, a la educación de y para los pobres. Como si escuela pública fuese sinónimo de escuela, como si el tema de la calidad y su mejoría fuesen consignas exclusivamente para la escuela pública y, en particular, para los sectores más pobres.

La “focalización en la pobreza”, recomendada como agua bendita por los bancos y las agencias internacionales a los "países en desarrollo", al cruzarse con la educación, ha terminado reduciendo la educación, sus problemas y soluciones, al mundo de los pobres e, incluso, al de los más pobres entre los pobres. Como si los problemas de la educación tuvieran únicamente que ver con la pobreza. Como si la enseñanza privada no tuviese problemas. Como si solo los niños pobres tuviesen problemas en el sistema escolar. Como si los niños pobres tuviesen problemas únicamente por ser pobres y no,
también
, por ser niños. 

En verdad, el modelo escolar que hemos heredado y que conocemos es inadecuado no solo para los niños pobres sino para todos los niños. Ciertamente, los que provenienen de familias pobres son particular y doblemente afectados, en tanto niños y en tanto pobres. Pero los niños pobres no son los únicos que sufren, son objeto de discriminación y no aprenden en la escuela: el modelo escolar vigente atormenta y anula la motivación y las posibilidades de aprender también de los niños de sectores medios y altos, de aquellos que prefieren y pueden pagar para educar a sus hijos. 

La diferencia entre la mala escuela pública y la mala escuela privada puede estar en el costo y, quizás, la mejor infraestructura y equipamiento de la segunda, pero la cultura escolar - modelos de organización y gestión, relación y supuestos pedagógicos, métodos de enseñanza, concepciones del niño, parámetros curriculares y de evaluación - es esencialmente compartida entre ambas y, en verdad, a lo largo y ancho del sistema escolar. La diferencia  fundamental radica, en todo caso, en las posibilidades o no de los padres de familia y el contexto para suplir a los alumnos con las condiciones esenciales para el estudio (nutrición, afecto, estabilidad emocional, descanso, etc.) y para compensar aquello que el sistema escolar no les ofrece (ambiente letrado, acceso a libros y a computadora, ayuda en casa, tutor o instructor privado, etc.).

La incomprensión y el irrespeto hacia los niños son parte de la cultura adulta, en la familia, en el sistema escolar, en la sociedad. Para la sociedad adulta, el niño es un adulto subdesarrollado (niño-en-proceso-de-convertirse-en-adulto), alguien que no sabe, no piensa, no tiene opinión ni propuesta, no discrimina entre lo que es bueno o malo, no merece atención y no tiene nada que decir sobre su propia educación. 

La escuela, instituida en una época anterior al desarrollo del conocimiento en torno a los niños y al aprendizaje, no ha hecho sino reproducir este pre-concepto de niño instalado en la sociedad. El enorme caudal de conocimiento generado en las últimas décadas en torno a la infancia, fundamentalmente desde la psicología y la pedagogía infantiles, no ha permeado la cultura escolar, ni siquiera ha llegado en muchos casos a institutos y centros de formación docente, o bien ha llegado con un retraso de décadas y en versiones simplificadas, esquemáticas, a través de apuntes y versiones de terceros.  

En realidad, la inadecuación fundamental del sistema escolar, y la fuente de los mayores problemas de enseñanza y aprendizaje, deriva de su radical negación e incomprensión del sujeto que aprende: el niño. Este ha sido el leit motiv de educadores y pedagogos renovadores y progresistas a lo largo de la historia de la educación: la denuncia y la crítica a una escuela diseñada por adultos, con mentalidad adulta, desde las necesidades y los intereses de los adultos (tomadores de decisiones, administradores, profesores, padres de familia) y la insistencia en la consideración del punto de vista de los niños, en la importancia del juego, del movimiento, de los aspectos lúdicos, del saber de los niños como punto de partida para la enseñanza, del descubrimiento y respeto a sus modos de ser y de pensar, a sus motivaciones y ritmos.  

Emilia Ferreiro es, en América Latina, una de las personas que más ha contribuido en las tres últimas décadas a desentrañar e instalar el punto de vista infantil en el campo educativo, en un dominio especialmente crítico como es el de la adquisición de la lectura y la escritura, aliado número uno de la repetición en el medio escolar y terreno minado de concepciones y estereotipos añejos, aunque vigentes y ampliamente compartidos, en torno a los niños, la lengua, la enseñanza y el aprendizaje. La revolución epistemológica y pedagógica que se desprendede sus investigaciones y, en general, de las nuevas concepciones en el campo de la alfabetización infantil, es válida no únicamente para la escuela pública sino también para la privada, y no únicamente - aunque principalmente - para la alfabetización de los niños pobres sino para la de todos los niños.

Quino desde Argentina y Francesco Tonucci (Frato, en su identidad de dibujante) desde Italia, entre otros dibujantes y caricaturistas, han hecho una contribución importantísima al meterse en la cabeza de los niños y dejarnos entrever, a través del dibujo, la ironía y el humor, el mundo visto con ojos de niño, los objetos, las relaciones, la familia, la escuela, los libros, la televisión, los esfuerzos adultos por “educarlo”.

El acento depositado sobre la relación educación-pobreza, calidad-pobreza, bajos rendimientos escolares-pobreza, si bien importante desde el punto de vista estratégico y del diseño de políticas, ha empañado y está contribuyendo a reforzar - equivocadamente - la idea de que el tema de la calidad es un tema de la escuela pública y de los sectores pobres, y no del modelo escolar en su conjunto. La escuela que conocemos es inadecuada para los niños en general, y particularmente inadecuada para los niños pobres, porque en su caso se juntan y operan en contra dos prejuicios y dos discriminaciones: la infancia y la pobreza, el ser niño y el ser pobre. Por eso, la primera gran batalla, la de una escuela amiga de los niños, sensible a las necesidades y posibilidades de la infancia, requiere complementarse con la otra gran batalla, inseparable de la anterior: la de una escuela sensible a la problemática de la pobreza.

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El currículo propone y el profesor dispone



El currículo tiene que ver con qué, cómo y para qué enseñar, y con qué, cómo y para qué evaluar. Se entiende entonces por qué es tan complicado embarcarse en una reforma curricular. 
Por otra parte, una cosa es el currículo propuesto y otra el currículo efectivo (lo que realmente se enseña). Este último depende en gran medida de los docentesLa «reforma curricular» requiere, por eso, un proceso amplio, masivo, de re-aprendizaje y aprendizaje docente, y de re-aprendizaje de toda la sociedad.
No basta con enseñar; es preciso que los alumnos aprendan. Entre lo que enseña el profesor y lo que aprende el alumno suele haber una gran distancia. Este tercer nivel de concreción del currículo, lo que realmente se aprendetiene que ver no solo con factores intra-escolares sino también, y sobre todo, con las condiciones de aprendizaje en la familia y en la comunidad, y con el esfuerzo del propio alumno. 

 


La mayoría de personas piensa la «reforma curricular» como un documento. Un documento técnico, elaborado por especialistas y aplicado por los docentes en las aulas. Un documento que se convierte en textos escolares y otros medios y materiales de enseñanza. Un documento que es necesario revisar y actualizar cada cierto tiempo, y que implica por ende actualizar también los saberes docentes y los materiales de enseñanza.

Hay currículos normativos y rígidos, que no dejan margen para adaptación a los contextos locales, y currículos más abiertos, flexibles, que dejan márgenes para que los planteles y los docentes hagan los ajustes que consideren necesarios.

Un currículo
puede ser interpreta­do e implementado de maneras diversas. Un buen  currículo propuesto puede ser distorsionado en la práctica pedagógica de un mal educador. Y al revés: el peor currículo propuesto puede ser convertido en un magnífico currículo efectivo en manos de un buen educador.

El currículo propuesto es generalmente diseñado por especialistas en currículo y en las distintas áreas de estudio. El currículo efectivo es el que se traduce en enseñanza, en el aula. El que importa, en última instancia, es el currículo que se convierte en aprendizaje.

Transformar las prácticas pedagógicas y la cultura de la evaluación en el medio escolar es asunto sumamente complejo, que implica un proceso permanente, de muchos años. Muchas reformas curriculares quedan en letra muerta, en currículos propuestos traicionados en las aulas.

En los 1990s el Banco Mundial recomendaba a los «países en desarrollo» mejorar los textos escolares en vez de emprender reformas curriculares y modificar los planes y programas de estudio. La década de 1990 pasó a convertirse, así, en «la década de los libros de texto».

Hoy, planteamientos similares surgen en torno a las tecnologías y al Internet, considerado el nuevo gran proveedor de información, sustituto del libro de texto, del diccionario, de la enciclopedia, y hasta del propio educador y del sistema escolar.

Todo currículo requiere revisiones periódicas para ajustarse a las nuevas épocas, al nuevo conocimiento, a las nuevas tecnologías, a los nuevos problemas y posibilidades. (A modo de información, Finlandia actualiza el currículo de educación básica cada diez años). Si muchas reformas curriculares han fraca­sado es justamente por pensar la «reforma curricular» como un documento, creyendo que basta con modificar el currículo en el papel y ofrecer capacitación para que los profesores modifiquen sus prácticas.


Un docente es una persona adulta que tiene, como todo adulto, saberes, ignorancias, convicciones, creencias, prejuicios, neuromitos, sesgos cognitivos (Sesgos cognitivos: la mente nos engaña y nos impide aprender y pensar bien). No es fácil que los adultos cambien, des-aprendan y re-aprendan. No obstante, de los docentes se espera no solo que aprendan y cambien de la noche a la mañana (gracias a campañas, cursos, charlas, lecturas, arengas) sino que enseñen eso que posiblemente no saben o no creen, contrariando sus propias creencias. 

No debe sorprender. Docentes que se dan modos para enseñar los deberes de los niños cuando el currículo y el texto escolar hablan claramente de los derechos de los niños (¿Derechos de los niños o deberes de los niños?). Docentes que fácilmente atribuyen bajo cociente intelectual a los niños indígenas (Racismo y retardo mental). Docentes que enseñan a leer y escribir no de la manera que orienta el texto escolar sino de la manera que les enseñaron a ellos/ellas a leer y escribir en la escuela. (Los maestros son ex-alumnos)

El machismo y el racismo se cultivan desde la infancia. El desprecio por los pobres (aporofobia), el maltrato a los adultos mayores, la violencia contra niños y mujeres, el castigo corporal, la xenofobia, el tabú de la sexualidad, la intolerancia con el diferente, el enciclopedismo, son cuestiones arraigadas en muchos países y culturas, y por lo general no se abordan como temas de estudio, análisis crítico e investigación en políticas y programas de formación y capacitación docente. 

Después de mucha experiencia fallida, sabemos que cualquier propuesta de reforma educativa - más si planteada en el ámbito curricular y pedagógico - debe acompañarse de un esfuerzo grande de consulta, comunicación y participación social, y de un esfuerzo sistemático de trabajo con los maestros, antes, durante y de manera permanente.

Textos escolares y computadoras

También los usos del texto escolar y la computadora requieren actualización y adaptación a diferentes contextos y circunstancias. Es en buena medida gracias a la intervención y mediación inteligente de un docente que el texto escolar se convierte en herramienta de enseñanza y aprendizaje.

El buen educador aprovecha y saca lo mejor del texto escolar, lo domestica (no a la inversa), lo usa de manera creativa y fle­xible, lo modifica para adecuarlo a cada circunstancia, lo complementa y enriquece con su propio conocimiento y con otros recursos. Lo mismo cabe decir de las tecnologías y del Internet.

No nos cansamos de repetirlo y cada nuevo estudio lo confirma: el factor fundamental que define el qué y el cómo se enseña en los sistemas escolares han sido y siguen siendo los docentes. Ellos eligen lo que les sirve y descartan lo que creen que no les sirve, recuperan y amalgaman lineamientos y materiales de las sucesivas reformas, deciden qué, cómo y cuándo leer, eligen los ejemplos, manejan los tiempos, adoptan determinados métodos y estrategias de enseñanza, asignan tareas, elaboran pruebas, evalúan, reafirman o rectifican.


Proyectitis


Harry Bilson

▸ En Brasil visité un programa de educación no-formal realizado por una ONG en Minas Gerais y financiado con fondos externos, en el que niños escolares de un sector popular iban a la tarde a hacer sus tareas, jugar y fabricar juguetes con materiales de desecho en un galpón grande habilitado para el efecto y bajo la coordinación de un grupo de monitoras. “A la mañana, los niños van a la escuela. Y a la tarde, cuando vienen acá... ¿a dónde dicen que vienen?”, pregunté. “Al proyecto”, contestaron al unísono las jóvenes monitoras. “Al proyecto”, contestó el director del centro. ¿Qué idea se hacen estos niños de lo que es un proyecto y de lo que es, casi por comparación, una escuela?

▸ En México, una asesora técnico-pedagógica contaba que en las escuelas donde trabaja han empezado a desarrollar el proyecto de los recados: a los niños pequeños se les pide escribir recados (mensajes) para que utilicen la escritura de manera significativa. ¿Por qué proyecto, por qué no actividad o situación de enseñanza? No supo explicarlo exactamente pero, al reflexionar en voz alta, advirtió que todo lo nuevo que se introduce en la escuela adopta el nombre de proyecto. Razonó, además, que seguramente se le llama así porque es algo que dura poco tiempo.     

▸ De Colombia me llegó un proyecto (propuesta de acción en búsqueda de financiamiento) consistente en apoyar proyectos (experiencias educativas) a maestros para que los desarrollen en sus escuelas y como refuerzo al respectivo Proyecto Educativo Institucional (PEI). Todo ello, dentro de un proyecto (plan) de autonomía profesional docente.

No en vano, en Argentina, una supervisora escolar, aprovechando la oportunidad de una reunión informal y agarrando confianza, me pedía: “¿Podría explicarme qué es exactamente un proyecto? Todas las escuelas están atareadas preparando proyectos, los maestros y directores no hablan sino de proyectos. ¿De dónde viene esta proyectitis?”.  

La institución proyecto se apoderó de la educación. Invadió la educación formal y la no-formal, la administración escolar, el currículum, la formación y la capacitación docentes, la pedagogía y la didáctica, la investigación y la acción. Ha atrapado a gobiernos y ONGs, universidades, organizaciones comunitarias, sindicatos, instituciones escolares, y hasta asociaciones de padres de familia y de alumnos. Y como todo el mundo está dedicado a elaborar y desarrollar proyectos, en su ayuda acuden las empresas consultoras y los consultores especializados en la gestión, la negociación, la redacción, el monitoreo, la articulación, la sistematización, la evaluación, la re-ingeniería ... de proyectos.

A nivel nacional o subnacional, está el infaltable Proyecto de Mejoramiento de la Calidad de la Educación que se instaló en cada país (no sólo de América Latina sino de todo el mundo en desarrollo) desde fines de los 80 con asesoría y financiamiento de la banca internacional, en particular del Banco Mundial. Macroproyecto subdividido, a su vez, en otros tantos proyectos - evaluación, capacitación docente, producción de materiales educativos, equipamiento, tecnología, etc.- cada uno con su domicilio en el organigrama y su respectiva oficina, director, asesores, presupuesto y... sub-proyectos.

A nivel de cada institución escolar, está el Proyecto Educativo Institucional (PEI), con éste o con nombres parecidos en los distintos países; la idea central es que cada escuela elabore su propio plan educativo, en consonancia con el impulso dado a la descentralización y la autonomía escolar. Dentro de la escuela, a su vez, están los mini-proyectos que cada escuela elabora o es estimulada a elaborar por la administración escolar, para conseguir recursos adicionales. Cualquier iniciativa puede adquirir el estatus de proyecto: comprar nuevos libros para la biblioteca, ofrecer clases de computación, organizar el paseo de fin de año, reparar la reja de la entrada o adquirir instrumentos musicales para la banda del plantel. 

A nivel macro y micro, en la institución escolar y en la universitaria, en el ámbito estatal y en el de la sociedad civil, todos han desarrollado antenas para captar a los potenciales donantes, y esa información se guarda con celo. En un mundo en que los recursos son escasos y el dinero ha pasado a verse como condición primera de toda acción, cada cual mira al otro como boca adicional con quien compartir el pastel. Es sorprendente la cantidad de instituciones y personas que viven y sobreviven a expensas de proyectos, con su ingreso colgando del hilo de una agencia financiera, supeditadas a los tiempos de los proyectos, tiempos artificiales, que no están en función de la vida de la gente sino de las necesidades de una determinada maquinaria administrativa y financiera.

La subcultura de los proyectos ha contribuido a acentuar una serie de tendencias y de comportamientos en las instituciones y en las relaciones entre las personas. 

- Ayuda al distanciamiento, cuando no al abierto enfrentamiento y hasta ruptura, entre personas e instituciones, al crear condiciones que favorecen la competencia antes que la tan aspirada y nombrada cooperación inter-institucional, inter-sectorial e inter-disciplinaria.
- Favorece la pulverización interna de las instituciones, al convertir cada área, cada programa, cada actividad, cada individuo, en un proyecto, perdiéndose la visión de conjunto y la posibilidad misma de un plan y una programación institucional estratégica, coherente y articulada. 
- Acentúa el inmediatismo y el cortoplacismo, el énfasis sobre los resultados sin atención a los procesos, la táctica convertida en estrategia, las soluciones-parche por sobre las soluciones-soluciones. 
- Estimula a pasar por alto la participación y la consulta, a optar por las vías más rápidas y fáciles aún a sabiendas de que no son las mejores. 
- Promueve el superficialismo y el exitismo, la falta de reflexión, análisis crítico y evaluación objetiva de lo hecho: cuando lo que está en juego es la supervivencia y la reproducción del proyecto (y de uno mismo), todos se esmeran en presentar logros y resultados exitosos al financiador, no en sacar a la luz lecciones aprendidas, problemas y contradicciones, qué falló y por qué. 
- Exacerba la importancia del dinero para hacer cualquier cosa: innovación y cambio, en educación, evocan hoy en primer lugar fondos, y la inacción se justifica por su ausencia. Cada movimiento, por  pequeño que sea, pasa por redactar un documento y salir en busca de un financista cuyas prioridades programáticas coincidan con lo que propone el proyecto. O al revés: conocidas las prioridades y agendas de los donantes, y la disponibilidad de recursos para las mismas, se multiplican milagrosamente las competencias y los proyectos que coinciden con esos objetivos y áreas de interés: la educación básica, la educación de la niña, la ecología, la educación para la salud, la descentralizacioón, la ciudadanía, el desarrollo de valores, las habilidades para la vida, la gestión y la gerencia escolares, la articulación de redes, la alfabetización tecnológica, la negociación de conflictos, y otros tantos temas colocados en los últimos años en la agenda educativa a nivel mundial.

Mientras mayor el monto, más probabilidad de que el donante se ubique fuera de las fronteras nacionales. De este modo, además, la lógica de los proyectos ha contribuido a profundizar la dependencia externa, una dependencia invisible a los ojos y a las estadísticas nacionales. Si se cuantificara, en América Latina y el Caribe, los recursos financieros que entran a cada país por concepto de donaciones de agencias y fundaciones extranjeras, solo en el ámbito de la educación, el dato sorprendería sin duda a propios y extraños.

Proyecto, hoy, se usa para decir metodología, técnica, programa, plan, estrategia, acción puntual y de corta duración, experimento, innovación. En medio de esta proyectitis, lo que sigue faltando es EL proyecto - imaginario colectivo, anticipación de futuro, visión de largo plazo, utopía - capaz de articular y orientar el quehacer y la transformación educativa tanto en cada institución como a a  nivel nacional, regional e internacional. La multiplicidad de pequeños proyectos, precisamente, parecería estar impidiendo visualizar el gran proyecto para la educación. 

Carta de despedida al personal del MEC


Rosa María Torres


En 2003, durante mi gestión al frente del Ministerio de Educación y Culturas (MEC) del Ecuador, escribí y circulé 84 comunicados dirigidos al personal del Ministerio. Este fue el Comunicado 84, de despedida. Todos los materiales de mi gestión fueron eliminados del sitio web del MEC -que inauguré- inmediatamente después de mi salida.
 


Comunicado 84

CARTA DE DESPEDIDA AL PERSONAL DEL
MINISTERIO DE EDUCACION Y CULTURAS (MEC)

Quito, 25 de julio de 2003

Estimad@s colegas:

Como saben y es de conocimiento público, el pasado lunes 21 de julio se me comunicó la decisión presidencial de removerme de mi cargo como Ministra de Educación y Culturas. No comentaré aquí acerca de esta decisión pues ya lo he hecho, y lo ha hecho todo el país, en los últimos días en los medios de comunicación.

Me habría gustado despedirme como corresponde, pero no me dio tiempo. Debí empacar en pocas horas y salir del ministerio ese mismo día. Cumplo ahora con esa despedida pendiente, a través de este mensaje electrónico – mi último Comunicado, el  número 85, dirigido a todos y todas ustedes. Envié un mensaje aparte de agradecimiento a quienes formaron parte de mi equipo cercano de colaboradores, dentro y fuera del despacho.

No tuve oportunidad de presentar el Informe de Seis Meses de Gestión, que había preparado para exponer al día siguiente en Cuenca, en el tercer seminario del gabinete, junto con otros seis ministros. Pensaba organizar una reunión especial en el MEC, a mi regreso de Cuenca, para presentar dicho informe en el auditorio, discutirlo con ustedes y recibir sus aportes. Cumplo al menos con enviarles ahora el informe, el cual pueden encontrarlo también en la página web del MEC junto con los otros informes de Subsecretarios y Directores Nacionales y Provinciales que llegaron hasta el día lunes.

Como dije siempre, acepté la función de ministra sabiendo que ésta es tarea sumamente compleja y de largo aliento, que lo que nuestro país necesita no son más reformas cosméticas sino un cambio educativo-cultural profundo, que tomará no un período gubernamental sino al menos una década de trabajo firme, sostenido y comprometido por parte de todos los ecuatorianos. Para visualizar e iniciar dichos cambios con sentido de estrategia, hay que tener la mirada puesta en al menos cuatro años de gestión, aún sabiendo que uno/a puede irse cualquier día, pues la política no respeta los tiempos de los procesos, las realizaciones y los cambios, mucho menos los tiempos del cambio educativo, como lo revela el récord de ministros y ministras de educación en nuestro país, y como lo ratifica mi salida de ese Ministerio.

Mi experiencia como ministra fue al mismo tiempo agobiante y gratificante. Así como encontré resistencias y hostilidades, ineficiencia y negligencia, comportamientos corporativos, rivalidades y relaciones personales dañadas por años de problemas institucionales intocados - como era de esperarse en una institución tremendamente burocratizada y disfuncional como la que ha devenido el Ministerio de Educación -, encontré también en muchos/as de ustedes colaboradores entusiastas, innovadores que no han tenido la oportunidad de desplegar sus alas, profesionales mal tratados y mal remunerados dispuestos a recuperar el sentido y la dignidad de su trabajo, y dispuestos a creer en la posibilidad del cambio. Le dediqué mucho tiempo al trabajo interno dentro del MEC, precisamente porque estoy consciente de que ministros, asesores y consultores somos “aves de paso” – como ustedes mismos dicen – y que quienes quedan, para reproducir lo viejo o para defender lo nuevo, son los funcionarios y el personal de planta del MEC. Sin un cambio institucional de fondo, que involucre a todas las estructuras e instancias del MEC, y al magisterio en su conjunto, no será posible avanzar hacia el cambio estructural que requiere la educación en nuestro país, y sobre todo la educación pública.  

Gracias a todos y todas quienes colaboraron con mi gestión y creyeron en mí, a los Directores Provinciales que enviaron puntualmente sus informes y, en los últimos días, cumplieron enviando los roles de pago de los planteles educativos de sus respectivas provincias (los cuales están siendo copiados para ser entregados al próximo Ministro, a fin de que siga adelante el plan de análisis y racionalización del sistema de partidas docentes). Gracias a quienes me han hecho llegar sus mensajes de respaldo y solidaridad, a quienes vinieron a despedirse personalmente, a quienes asistieron al acto de rendición de cuentas y presentación del Informe de Seis Meses realizado el martes 22 en Quito, a quienes me piden que continúe, desde donde esté, la tarea iniciada. Valoro todos y cada una de esos gestos, pues soy consciente de los comportamientos que genera el miedo político y el miedo institucional, el instinto de supervivencia, la necesidad de deslindarse cuanto antes de las viejas autoridades para congraciarse con las nuevas.

Llevo treinta años trabajando en el campo de la educación, luchando por una educación distinta para nuestro país y para América Latina. No dejaré de hacerlo. Soy especialista, investigadora, profesional de la educación. Esta experiencia ministerial me ha enriquecido y me ha enseñado mucho, me ha ratificado que sin cambiar la cultura política no es posible cambiar la educación, que es preciso replantear y cuestionar muchos de los supuestos simplistas en que se basan los pronunciamientos, los deseos y las propuestas de reforma educativa, de una educación de calidad para todos. La tarea continúa, pues, desde otros sentidos comunes y desde otros espacios. Sé que muchos y muchas de ustedes se unirán a este desafío, seguirán adelante y no permitirán que lo avanzado retroceda.    

Deben saber que he solicitado al Contralor General del Estado solicitando una auditoría general de mi gestión al frente del MEC, desde el 16 de enero hasta el 21 de julio de este año. Por otra parte, ahora que se ha nombrado al nuevo Ministro, estoy solicitando una reunión con él, que confío se concrete en el transcurso de esta semana, a fin de informarle personalmente acerca de lo actuado durante mi gestión, de lo realizado y de lo que queda por hacerse. Confío en su receptividad y sensibilidad. El país no puede permitirse más el eterno partir de cero y el tirar por la borda lo avanzado; reclama políticas de Estado, cambios estructurales, procesos de cambio sostenidos, voluntad política, conocimiento sólido, austeridad, transparencia, conciencia y amplio compromiso social para promover y afianzar dichos cambios.

Me permito asimismo recordarles que la casilla ministra@mec.gov.ec era mi casilla personal dentro del Ministerio y está siendo deshabilitada. Les ruego descontinuar su uso.

Seguiremos en contacto con muchos/as de ustedes a través del grupo electrónico debateducacion@gruposyahoo.com que estoy reactivando en estos días para retomar la reflexión, el debate y la acción en torno a la cuestión educativa en nuestro país.

A todos y todas, un saludo afectuoso.

Rosa María Torres del Castillo


Alumnos Clasificados

Gobiernos, expertos, organismos nacionales e internacionales involucrados en la educación vienen proponiendo una variedad de denominaciones para clasificar a los alumnos (niños, jóvenes, adultos). A las viejas nomenclaturas se agregan las surgidas a partir de la incorporación de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).

Repasamos aquí algunas etiquetas

Abanderado
Se usa en algunos países para nombrar a los/las elegidos para portar la bandera, honor reservado a los "primeros" de la clase o la promoción, lugar que se decide en base a las calificaciones. En algunos casos se incluyen premios como lotes de libros, cupos preferenciales, celulaares, laptops, tablets, viajes, becas, entre otros.

Alumno 
Se dice de quien está en una situación de enseñanza. Términos asociados: discípulo, estudiante, educando, aprendiz.

Alfabetizando
Término usado para designar a quien está "en proceso de alfabetización". Se usa a menudo como sustituto a analfabeto, dada la fuerte carga negativa de este término.

Analfabeto
Se aplica a personas jóvenes y adultas (15 años y más) que no saben leer ni escribir (ni hacer operaciones mátemáticas por escrito). Muchos lo usan como equivalente a "ignorante" e incluso como insulto, dado el arraigado prejuicio contra el analfabetismo y el desconocimiento de esta condición. Suele clasificarse a las personas analfabetas en "puros o absolutos" y "funcionales", clasificación obsoleta pero que sigue usándose en el lenguaje político y también en el técnico. Se asume que los "puros o funcionales" nunca fueron a la escuela. Sobre "analfabeto funcional" ver abajo. Modernamente se le agrega adjetivos variados: digital, audiovisual, político, etc.

Analfabeto funcional
Expresión confusa y con diversas interpretaciones, usada de manera flexible y hasta ad hoc para designar a quienes no leen o escriben "bien" (según el criterio de quien opina o sentencia, en cada caso). Muchos asumen automáticamente como "analfabeto funcional" a quien no ha completado la educación primaria y especifican - sin que existan bases científicas para esto - menos de cinco años de escolaridad (algunos llaman a esto "educación incipiente", lo que podría llevar a pensar en la categoría de "educandos incipientes"). No obstante, como está comprobado, mayores niveles de escolaridad (educación secundaria e incluso universitaria) no aseguran necesariamente niveles suficientes de lectura y escritura. El mayor defecto del término "analfabeto funcional" es, a nuestro juicio, que no reconoce el avance: sigue llamándose "analfabeto" a quien avanzó respecto de su condición inicial.

Analfabeto digital
Se aplica, por extensión, a quien no sabe usar la computadora ni está familiarizado con las tecnologías digitales, aunque sepa leer y escribir. Reproduce el prejuicio que asocia "analfabetismo" con "desconocimiento" o "ignorancia". (De hecho, similares extensiones se aplican a casi todos los campos: "analfabeto político", "analfabeto emocional", "analfabeto verde", "analfabeto visual", etc.). Por extensión también, se habla de "alfabetización digital" (aunque se trata propiamente de educación o capacitación en...)

Aplicado
Se dice, en algunos lugares, del alumno o alumna estudioso, que tiene buenas calificaciones, y que en general se comporta según lo esperado por profesores, directivos y padres de familia. Adquiere denominaciones distintas en distintos países, algunas peyorativas ("matón", "traga", etc.), otras positivas (alumno talento, ejemplar, etc).

Carenciado
Se usa, especialmente en Brasil, para referirse a alumnos que viven en "barrios carenciados", o sea, en barrios que "carecen" (de condiciones adecuadas para vivir), o sea, en barrios pobres. De este modo, las características del contexto se trasladan como propias del sujeto-alumno. Ver también "en situación de riesgo", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil", "desfavorecido", "vulnerable".

Con bajo rendimiento escolar
Con esta expresión se designa a quienes obtienen bajas calificaciones en pruebas y exámenes nacionales o internacionales, así como en otros rubros valorados en el medio escolar (participación en clase, cumplimiento de tareas, incluso comportamiento y disciplina). Buen rendimiento escolar no necesariamente implica aprendizaje.

Con déficit de atención (Ver "hiperactivo").

Con dificultades de aprendizaje
Se aplica a las/los alumnos que no responden a las expectativas (ritmos, estilos de aprendizaje) de quienes les enseñan. Algunas veces puede basarse en un diagnóstico fundamentado que revela en efecto alguna condición que dificulta el aprendizaje; a menudo, sin embargo, no media ningún diagnóstico científico. No existe, como correlato, la expresión "dificultades de enseñanza", pese a que frecuentemente las dificultades están del lado de la enseñanza antes que del lado del aprendizaje.

Con necesidades de compensación

Se refiere a los alumnos que integran el amplio paquete de categorias mencionadas a continuación y cuyo denominador común es la idea de déficit.

Con necesidades educativas especiales
Se atribuye por lo general a alumnos/as con algún tipo de discapacidad física o mental. En ocasiones coincide simplemente con los catalogados como "con dificultades de aprendizaje" (ver arriba). También se aplica, en muchos lados, a alumnos con aptitudes intelectuales superiores. Ver "superdotado".

Con rotacismo
Se refiere al alumno que no pronuncia bien el fonema /r/.

Con sobre-edad (o extra-edad)
Se denomina así a los alumnos y alumnas cuya edad está dos años por encima de la de los demás alumnos de la clase, según lo establecido como "norma" en cada caso. En los sistemas y mentalidades escolares convencionales, la diversidad de edades dentro de un grupo se considera un problema social y pedagógico, aceptable solo en escuelas multigrado (unidocentes, no seriadas) a las que asisten por lo general los pobres en zonas rurales de muchos países. Paradójicamente, la no segregación por edades se da también en programas y escuelas innovadores, alternativos, que convierten la heterogeneidad en recurso antes que en problema.

Desertor
Dícese del alumno o alumna que el sistema social no logra acolchonar y/o que el sistema escolar no logra retener, por razones económicas o familiares (la pobreza, unida al incumplimiento del derecho a la gratuidad de la educación, obliga por ejemplo a las familias al trabajo infantil), o bien por razones pedagógicas (aburrimiento de los alumnos en clase, falta de sentido de la educación escolar). El término estigmatiza ("desertor" tiene carga negativa, oficialmente en la institución militar) y coloca el problema del lado del alumno. En verdad, más que un acto de deserción, se trata de un elaborado proceso de expulsión.

Desfasado (Ver "con sobre-edad").

Desfavorecido (Ver "en situación de riesgo", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil", "vulnerable").

En situación de riesgo
Sirve para nombrar a quienes viven en situaciones y contextos de pobreza, desempleo, violencia, etc. A menudo, sustituye simplemente al vulgar "pobre". Ver también "vulnerable", "desfavorecido", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil".

En situación especialmente difícil (Ver "en situación de riesgo", "vulnerable", "desfavorecido", "en situación de desventaja social").

Excluido
Se llama así a quien está fuera del sistema (escolar, social). La medida que se le aplica es la "inclusión".

Hikikomori (aislado, en Japón)

Se denomina así, en Japón, a los jóvenes que se aíslan socialmente, tanto del sistema escolar como de la familia y de la sociedad. Pueden encerrarse por meses y años en sus habitaciones. El detonante de este aislamiento es el haber decidido abandonar la escuela, lo que es generalmente condenado tanto por sus familias como por la sociedad.

Hiperactivo
Se identifica así a niños y niñas que tienen no sólo exceso de actividad motora sino lo que se conoce hoy como "Síndrome de déficit de atención". A menudo, la hiperactividad se juzga solamente a partir de observar la conducta de los alumnos, no de diagnósticos médicos. Niños inquietos, traviesos, pueden fácilmente ser catalogados de "hiperactivos", asumiendo que se trata de un trastorno de conducta de origen neurológico.

Huérfano digital
Término sugerido para referirse a niños y jóvenes con padres que se desentienden de su vida digital, por falta de acceso, desconocimiento o prejuicio respecto de las TICs. El control de personas adultas se aconseja como fundamental para evitar los múltiples riesgos a los que están expuestos hoy niños y jóvenes en Internet.

Indigo
Con este término (polémico), utilizado en el marco de la llamada "Corriente New Age (Nueva Era)", se designa en ocasiones a alumnos/as que se considera tienen algunas capacidades distintas o superiores, entre ellas la hiperactividad, la creatividad, etc.

Inmigrante (alumnado de nacionalidad extranjera)
Esta categoría cobra especial relevancia a raíz de las nuevas olas migratorias. Para dar atención a la diferencia, que incluye otras culturas y a menudo otras lenguas, se crean políticas y programas de "integración" (por ejemplo, las "aulas de acogida").

Inmigrante digital
Se refiere a quienes han nacido después de la aparición de las tecnologías digitales, quienes se supone tendrán dificultades para aprender a manejarlas, a diferencia de los llamados "nativos digitales". Se aplica a alumnos atendidos dentro del ámbito de la educación de adultos.

Multirepitente
Se llama así a quien ha repetido varias veces el año. Ver "repetidor" o "repitente".

Nativo digital
Se aplica por lo general a las y los nacidos con posterioridad a 1979, después de la aparición de las tecnologías digitales, asumiéndose generalmente que estos tienen (a) acceso a dichas tecnologías y (b) capacidades innatas para manejarse con ellas, a diferencia de generaciones anteriores. De hecho, ambos supuestos son equivocados: millones de niños y jóvenes en el mundo no tienen acceso a las TIC e incluso a tecnologías anteriores, y aún quienes tienen acceso a éstas (en la escuela y/o en el hogar) no necesariamente las manejan bien, como lo evidencian los resultados de la prueba PISA 2009 sobre lectura digital. Definiciones más recientes catalogan como "nativos digitales" a jóvenes entre 15 y 24 años que han pasado al menos 5 años de forma activa utilizando Internet y concluyen que solo 30% de los jóvenes de esa edad en el mundo son nativos digitales.

Ni-Ni
Abreviatura con la que se designa en años recientes a jóvenes que ni estudian ni trabajan (asumiéndose que esas son las dos únicas opciones vitales de los jóvenes). Hay "ni-ni"s en todas las clases sociales: en sectores pobres, la razón fundamental suele ser la pobreza y la falta de oportunidades; en sectores ricos, son obviamente otros los factores (familiares, sociales, morales) que entran en juego. Los "ni-ni", por definición, no estudian; cuentan en esta clasificación más bien como "alumnos-que-fueron" y/o "alumnos-por-recuperar".
- Muchos (sobre todo mujeres) hacen tareas domésticas, pero el trabajo doméstico - como es usual, y equivocado - no se valida como trabajo. Se afirma, por ejemplo, que en América Latina y el Caribe 21,8 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, pero en ese número se incluyen 12 millones que se dedican a quehaceres domésticos. (Informe OIT 2014: Trabajo decente y juventud en América Latina).
- Investigadores en México han propuesto dejar de hablar de jóvenes "ni-ni" y pasar a hablar de jóvenes "sin-sin", o "no-no", marcando el despojo más que la simple falta de...
- A los "ni-ni" se contrapone actualmente los "sí-sí",  jóvenes descritos como "cool hunters, trendsetters y emprendedores".
- La ONU estima que hay 60% de jóvenes entre 14 y 24 años en el mundo no estudian ni trabajan (Estado de la Población Mundial 2014: Los adolescentes, los jóvenes y la transformación del futuro, UNFPA, 2014).

No favorecidos
Dícese (hasta donde sabemos en el Ecuador, tal vez también en otros países) de los alumnos que no obtienen cupo en el o los planteles públicos que les corresponde por zonificación, y cuyas familias deben por ende hacer colas y rogar hasta conseguir cupos en otros planteles.

Proveniente de minorías étnicas
Se refiere a alumnos indígenas, provenientes de pueblos o nacionalidades indígenas, con sus propios derechos, culturas y lenguas. También se aplica a alumnos afrodescendientes. Se usa el término "minorías" aún en los casos en que son mayorías, en varios países. Cuando hay más de una lengua en juego, se les ofrece a menudo programas de "educación intercultural bilingüe".

Rechazado (o excluido) 
Se usa en México (posiblemente también en otros países) para quienes son dejados fuera de la universidad. Año con año, miles de jóvenes no logran entrar pues no alcanzan los cupos o bien porque no logran los puntajes requeridos en el examen de ingreso. Cada año se sabe que la mayoría quedará afuera y que arreciarán las protestas. Los rechazados cuentan ya con su propia asociación.

Repetidor (o repitente)
Se llama así al alumno o alumna que, por diversas circunstancias, es obligado a repetir el año escolar. La repetición no siempre está asociada a rendimiento escolar insuficiente. En muchos sistemas escolares, la decisión depende en gran medida de los profesores y puede basarse en criterios subjetivos y ad-hoc. A su vez, repetir el año no resuelve el problema que llevó a repetir en primera instancia, implica un desperdicio de recursos y termina siendo a menudo el preludio del fracaso escolar. Ver "desertor". En América Latina se habla de una "cultura de la repetición".

Rezagado o "con escolaridad inconclusa"
Se dice que quien que no ha completado el nivel escolar considerado básico o deseable, definido en cada caso o país (puede incluir desde la alfabetización hasta el fin de la educación secundaria e incluso postsecundaria). En versiones coloquiales de la cultura escolar se tilda de "rezagado" al "lento" o al que va "retrasado" respecto de los demás. Para lidiar con el "rezago" se diseñan políticas, programas y planes "compensatorios" (de "compensacion", "aceleración", etc.). El país latinoamericano donde está más extendido e institucionalizado el término "rezago educativo", desde hace mucho, es México. Otros países lo vienen adoptando. La frase usual es "abatir el rezago educativo".

Superdotado
Se considera tal a los alumnos/as que tienen una inteligencia superior a la media. También ellos tienen necesidades educativas especiales. Las reivindicaciones de "educación inclusiva" no suelen aplicarse a este grupo, para el que más bien se reclma por lo general trato aparte y con pedagogías especiales. La teoría de las inteligencias múltiples vino a plantear cambios en esta concepción tradicional de la inteligencia y el cociente intelectual que solo mide un aspecto de la inteligencia de una persona.

Vulnerable
(Ver "en situación de riesgo". Ver también "en situación especialmente difícil").


¿Falta algo?

Para saber más
Basta de etiquetar a los niños, basta de ganar dinero a sus expensas


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Historias de docencia y heroísmo (Nuevo León, México)

 


Balacera en las afueras del jardín de infantes
en la Estanzuela, Monterrey, Nuevo León, México

Un minivideo filmado con su teléfono celular por una maestra mexicana de preescolar y subido por un amigo suyo a YouToube, adquirió fama internacional en pocas horas. La historia periodística perfecta en los tiempos que corren: violencia, drogas, ajuste de cuentas, matanza y heroísmo, entreverados con escuela, niños y tecnologías, y con final feliz para la maestra y los niños.

El kinder está ubicado en uno de los barrios más violentos de Monterrey, capital del Estado de Nuevo León, desangrándose en medio de la disputa entre carteles de la droga.

Cuando empezó la balacera, que terminaría con saldo sangriento de heridos y muertos, la maestra Martha Rivera Alanías, puertas adentro de su aula, pidió a sus pequeños que se mantuvieran con la cabeza pegada al suelo y que cantaran con ella una canción. Entretanto, ella grababa la escena con su celular. Fue gracias a esa grabación que el episodio pasó a ser evento público, noticia.

La maestra Martha fue homenajeada como Maestra Ejemplar por el gobernador y otras autoridades de Monterrey y de Nuevo León, destacada en los medios nacionales e internacionales, y agradecida por las familias de los niños.

Preguntada por los periodistas por qué hizo lo que hizo y por qué, en circunstancias tan dramáticas, decidió usar su celular para filmar lo que ocurría dentro del aula, ella explicaba con naturalidad que la suya es una "Escuela de las tres S: Saludable, Sustentable y Segura", programa de la Secretaría de Educación Pública del Estado, que ella está a cargo de la Escuela Segura y que documentar su trabajo es algo requerido por sus superiores. En el clima de violencia que vive México y la ciudad de Monterrey concretamente, las escuelas ejercitan con regularidad simulacros de este tipo. Aprender a cuidar la propia vida y la de los alumnos frente al crimen organizado ha pasado a ser una tarea más asignada a la escuela y una "competencia" más esperada de los docentes.

Millones de maestras y maestros en el mundo conviven cotidianamente con la violencia y pasan a ser, como la maestra Martha, protagonistas de historias de vida o muerte. Como es sabido, en situaciones de guerra y conflicto, escuelas y maestros suelen estar entre los blancos preferidos. En Estados Unidos, las escuelas son lugares elegidos para las matanzas con armas de fuego en los últimos años.

Están además las pequeñas-grandes hazañas de millones de maestras y maestros que lidian con esa otra forma de violencia cotidiana y naturalizada que es la pobreza: historias de compromiso, entrega, dedicación, sacrificio, a menudo inadvertidas o protegidas en la memoria y el recuento oral de cada familia, de cada escuela, de cada pueblo, algunas convertidas en reportajes periodísticos o en libros, varias llevadas a la pantalla. Historias extraordinarias que los propios maestros tienden a ver como ordinarias, como parte del oficio. Historias privadas, que quedan en el anonimato, sin documentarse y sin que nadie sepa de ellas.

Si cada maestro o maestra registrara por escrito sus historias y si además tuviese un dispositivo elemental para fotografiar o filmar, ¡cuántas cosas saldrían a la luz! Historias de humanidad, de generosidad, de grandeza, que son parte de la vida escolar, pero que rara vez afloran, sepultadas bajo esas otras historias, las del desencanto, la frustración, el fracaso. De hecho, cuando la cámara de fotos o de video entra a la escuela es para vigilar antes que para documentar, para verificar normas y números antes que para hacer contacto con las personas, sus realidades y relaciones.

Se pide a los maestros que sean investigadores y profesionales que reflexionan permanentemente sobre su práctica, pero no se les facilita las habilidades y equipamientos mínimos para hacerlo. Como vemos, un celular en manos de una maestra o un maestro puede ser una herramienta de trabajo, de sistematización, de investigación, de comunicación, de salvación. Nadie sabría hoy de la maestra Martha y de su hazaña si no hubiese tenido un celular a mano y alguien que le explicara la importancia de subir el video al Internet.


Para saber más
ONU adopta resolución para proteger escuelas en zonas de conflicto - Centro de Noticias ONU, 12 julio 2011
▸ UNESCO, Informe de Seguimiento de la Educación para Todos (EPT) en el Mundo - Informe 2011: Una crisis encubierta: conflictos armados y educación

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