Un manual para ser niño - Gabriel García Márquez


Aspiro a que estas reflexiones sean un manual para que los niños se atrevan a defenderse de los adultos en el aprendizaje de las artes y las letras. No tienen una base científica sino emocional o sentimental, si se quiere, y se fundan en una premisa improbable: si a un niño se le pone frente a una serie de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno que le guste más. Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y sus fatigados maestros.

Creo que ambas le vienen de nacimiento, y sería importante identificarlas a tiempo y tomarlas en cuenta para ayudarlo a elegir su profesión. Más aun: creo que algunos niños a una cierta edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más alla de la realidad admitida por los adultos. Podrían ser residuos de algún poder adivinatorio que el género humano agotó en etapas anteriores, o manifestaciones extraordinarias de la intuición casi clarividente de los artistas durante la soledad del crecimiento, y que desaparecen, como la glándula del timo, cuando ya no son necesarias.

Creo que se nace escritor, pintor o músico. Se nace con la vocación y en muchos casos con las condiciones físicas para la danza y el teatro, y con un talento propicio para el periodismo escrito, entendido como un género literario, y para el cine, entendido como una síntesis de la ficción y la plástica. En ese sentido soy un platónico: aprender es recordar. Esto quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo. No para forzarlo en ningún sentido, sino para crearle condiciones favorables y alentarlo a gozar sin temores de su juguete preferido. Creo, con una seriedad absoluta, que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la formula magistral para una vida larga y feliz.

Para sustentar esa alegre suposición no tengo más fundamento que la experiencia difícil y empecinada de haber aprendido el oficio de escritor contra un medio adverso, y no sólo al margen de la educación formal sino contra ella, pero a partir de dos condiciones sin alternativas: una aptitud bien definida y una vocación arrasadora. Nada me complacería más si esa aventura solitaria pudiera tener alguna utilidad no sólo para el aprendizaje de este oficio de las letras, sino para el de todos los oficios de las artes.

La vocación sin don y el don sin vocación

Georges Bernanos, escritor católico francés, dijo: "Toda vocación es un llamado". El Diccionario de Autoridades, que fue el primero de la Real Academia en 1726, la definió como "la inspiración con que Dios llama a algún estado de perfección". Era, desde luego, una generalización a partir de las vocaciones religiosas. La aptitud, según el mismo diccionario, es "la habilidad y facilidad y modo para hacer alguna cosa". Dos siglos y medio después, el Diccionario de la Real Academia conserva estas definiciones con retoques mínimos. Lo que no dice es que una vocación inequívoca y asumida a fondo llega a ser insaciable y eterna, y resistente a toda fuerza contraria: la única disposición del espíritu capaz de derrotar al amor.

Las aptitudes vienen a menudo acompañadas de sus atributos físicos. Si se les canta la misma nota musical a varios niños, unos la repetirán exacta, otros no. Los maestros de música dicen que los primeros tienen lo que se llama el oído primario, importante para ser músicos. Antonio Sarasate, a los cuatro años, dio con su violín de juguete una nota que su padre, gran virtuoso, no lograba dar con el suyo. Siempre existirá el riesgo, sin embargo, de que los adultos destruyan tales virtudes porque no les parecen primordiales, y terminen por encasillar a sus hijos en la realidad amurallada en que los padres los encasillaron a ellos. El rigor de muchos padres con los hijos artistas suele ser el mismo con que tratan a los hijos homosexuales.

Las aptitudes y las vocaciones no siempre vienen juntas. De ahí el desastre de cantantes de voces sublimes que no llegan a ninguna parte por falta de juicio, o de pintores que sacrifican toda una vida a una profesión errada, o de escritores prolíficos que no tienen nada que decir. Sólo cuando las dos se juntan hay posibilidades de que algo suceda, pero no por arte de magia: todavía falta la disciplina, el estudio, la técnica y un poder de superación para toda la vida.

Para los narradores hay una prueba que no falla. Si se le pide a un grupo de personas de cualquier edad que cuenten una película, los resultados serán reveladores. Unos darán sus impresiones emocionales, políticas o filosóficas, pero no sabrán contar la historia completa y en orden. Otros contaran el argumento, tan detallado como recuerden, con la seguridad de que será suficiente para transmitir la emoción del original. Los primeros podrán tener un porvenir brillante en cualquier materia, divina o humana, pero no serán narradores. A los segundos les falta todavía mucho para serlo -base cultural, técnica, estilo propio, rigor mental- pero pueden llegar a serlo. Es decir: hay quienes saben contar un cuento desde que empiezan a hablar, y hay quienes no sabrán nunca. En los niños es una prueba que merece tomarse en serio.

Las ventajas de no obedecer a los padres

La encuesta adelantada para estas reflexiones ha demostrado que en Colombia no existen sistemas establecidos de captación precoz de aptitudes y vocaciones tempranas, como punto de partida para una carrera artística desde la cuna hasta la tumba. Los padres no están preparados para la grave responsabilidad de identificarlas a tiempo, y en cambio sí lo están para contrariarlas. Los menos drásticos les proponen a los hijos estudiar una carrera segura, y conservar el arte para entretenerse en las horas libres. Por fortuna para la humanidad, los niños les hacen poco caso a los padres en materia grave, y menos en lo que tiene que ver con el futuro.

Por eso los que tienen vocaciones escondidas asumen actitudes engañosas para salirse con la suya. Hay los que no rinden en la escuela porque no les gusta lo que estudian, y sin embargo podrían descollar en lo que les gusta si alguien los ayudara. Pero también puede darse que obtengan buenas calificaciones, no porque les guste la escuela, sino para que sus padres y sus maestros no los obliguen a abandonar el juguete favorito que llevan escondido en el corazón. También es cierto el drama de los que tienen que sentarse en el piano durante los recreos, sin aptitudes ni vocación, sólo por imposición de sus padres. Un buen maestro de música, escandalizado con la impiedad del método, dijo que el piano hay que tenerlo en la casa, pero no para que los niños lo estudien a la fuerza, sino para que jueguen con él.

Los padres quisiéramos siempre que nuestros hijos fueran mejores que nosotros, aunque no siempre sabemos cómo. Ni los hijos de familias de artistas están a salvo de esa incertidumbre. En unos casos, porque los padres quieren que sean artistas como ellos, y los niños tienen una vocación distinta. En otros, porque a los padres les fue mal en las artes, y quieren preservar de una suerte igual aun a los hijos cuya vocación indudable son las artes. No es menor el riesgo de los niños de familias ajenas a las artes, cuyos padres quisieran empezar una estirpe que sea lo que ellos no pudieron. En el extremo opuesto no faltan los niños contrariados que aprenden el instrumento a escondidas, y cuando los padres los descubren ya son estrellas de una orquesta de autodidactas.

Maestros y alumnos concuerdan contra los métodos académicos, pero no tienen un criterio común sobre cuál puede ser mejor. La mayoría rechazaron los métodos vigentes, por su carácter rígido y su escasa atención a la creatividad, y prefieren ser empíricos e independientes. Otros consideran que su destino no dependió tanto de lo que aprendieron en la escuela como de la astucia y la tozudez con que burlaron los obstáculos de padres y maestros. En general, la lucha por la supervivencia y la falta de estímulos han forzado a la mayoría a hacerse solos y a la brava.

Los criterios sobre la disciplina son divergentes. Unos no admiten sino la completa libertad, y otros tratan incluso de sacralizar el empirismo absoluto. Quienes hablan de la no disciplina reconocen su utilidad, pero piensan que nace espontánea como fruto de una necesidad interna, y por tanto no hay que forzarla. Otros echan de menos la formación humanística y los fundamentos teóricos de su arte. Otros dicen que sobra la teoría. La mayoría, al cabo de años de esfuerzos, se sublevan contra el desprestigio y las penurias de los artistas en una sociedad que niega el carácter profesional de las artes.

No obstante, las voces más duras de la encuesta fueron contra la escuela, como un espacio donde la pobreza de espíritu corta las alas, y es un escollo para aprender cualquier cosa. Y en especial para las artes. Piensan que ha habido un despilfarro de talentos por la repetición infinita y sin alteraciones de los dogmas académicos, mientras que los mejor dotados sólo pudieron ser grandes y creadores cuando no tuvieron que volver a las aulas. "Se educa de espaldas al arte", han dicho al unísono maestros y alumnos. A éstos les complace sentir que se hicieron solos. Los maestros lo resienten, pero admiten que también ellos lo dirían. Tal vez lo más justo sea decir que todos tienen razón. Pues tanto los maestros como los alumnos, y en última instancia la sociedad entera, son víctimas de un sistema de enseñanza que está muy lejos de la realidad del país.

De modo que antes de pensar en la enseñanza artística, hay que definir lo más pronto posible una política cultural que no hemos tenido nunca. Que obedezca a una concepción moderna de lo que es la cultura, para qué sirve, cuánto cuesta, para quién es, y que se tome en cuenta que la educación artística no es un fin en sí misma, sino un medio para la preservación y fomento de las culturas regionales, cuya circulación natural es de la periferia hacia el centro y de abajo hacia arriba.

No es lo mismo la enseñanza artística que la educación artística. Ésta es una función social, y así como se enseñan las matemáticas o las ciencias, debe enseñarse desde la escuela primaria el aprecio y el goce de las artes y las letras. La enseñanza artística, en cambio, es una carrera especializada para estudiantes con aptitudes y vocaciones específicas, cuyo objetivo es formar artistas y maestros como profesionales del arte.

No hay que esperar a que las vocaciones lleguen: hay que salir a buscarlas. Están en todas partes, más puras cuanto más olvidadas. Son ellas las que sustentan la vida eterna de la música callejera, la pintura primitiva de brocha y sapolín en los palacios municipales, la poesía en carne viva de las cantinas, el torrente incontenible de la cultura popular que es el padre y la madre de todas las artes.

¿Con qué se comen las letras?

Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de letrados. Tal vez a eso se deba que los programas del bachillerato hagan más énfasis en la literatura que en las otras artes. Pero aparte de la memorización cronológica de autores y de obras, a los alumnos no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: "Cambio sinopsis de El Quijote por sinopsis de La Odisea". Así es: en Colombia hay un mercado tan próspero y un tráfico tan intenso de resúmenes fotostáticos, que los escritores armamos mejor negocio no escribiendo los libros originales sino escribiendo de una vez las sinopsis para bachilleres. Es este método de enseñanza -y no tanto la televisión y los malos libros-, lo que está acabando con el hábito de la lectura. Estoy de acuerdo en que un buen curso de literatura sólo puede ser una gema para lectores. Pero es imposible que los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.

Haría falta -como falta todavía para todas las artes- una franja especial en el bachillerato con clases de literatura que sólo pretendan ser guías inteligentes de lectura y reflexión para formar buenos lectores. Porque formar escritores es otro cantar. Nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron sus argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación. El mismo sistema de talleres está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes ni diplomas ni nada. Que la vida decida quién sirve y quién no sirve, como de todos modos ocurre.

Lo que debe plantearse para Colombia, sin embargo, no es sólo un cambio de forma y de fondo en las escuelas de arte, sino que la educación artística se imparta dentro de un sistema autónomo, que dependa de un organismo propio de la cultura y no del Ministerio de la Educación. Que no esté centralizado, sino al contrario, que sea el coordinador del desarrollo cultural desde las distintas regiones del país, pues cada una de ellas tiene su personalidad cultural, su historia, sus tradiciones, su lenguaje, sus expresiones artísticas propias. Que empiece por educarnos a padres y maestros en la apreciación precoz de las inclinaciones de los niños, y los prepare para una escuela que preserve su curiosidad y su creatividad naturales. Todo esto, desde luego, sin muchas ilusiones. De todos modos, por arte de las artes, los que han de ser ya lo son. Aun si no lo sabrán nunca.

Cuentos de Gabriel García Márquez
García Márquez leyendo "Cien años de soledad"

El día en que todos los maestros son santos


 
Francesco Tonucci - Frato




El 13 de abril se celebra el Día del Maestro en el Ecuador. A propósito de esta celebración publiqué este artículo (abajo) en la revista dominical Familia del diario El Comercio de Quito. Era 1995. El discurso oficial y los medios desbordaban entonces alabanzas hacia maestros y maestras, con esa fraseología empalagosa que asociaba maestro con apóstol, antorcha, luz del saber, jardinero, sembrador de semillas, y otros epítetos conocidos.

Los epítetos han desaparecido, junto con las tradicionales glorificaciones del día. Han sido sustituidos por el olvido o bien por frases huecas, frías, confusas, que buscan encajar la retórica del aprendiz permanente o el facilitador de aprendizajes en un discurso que no acaba de situarse en las nuevas realidades, los nuevos tiempos y los nuevos idearios educativos.

Ya no se felicita a los maestros en general sino a "esos maestros" que ... cumplen con lo definido como deseable por cada uno o según lo considerado en cada caso "propio de una enseñanza del siglo 21". Todos se sienten incómodos con la celebración. Ni el gobierno ni la sociedad ni los propios maestros saben cómo manejar el Día del Maestro, caído - como ellos mismos - en desgracia, en el limbo de la falta de identidad y de la desvalorización no solo de la profesión y de los docentes sino de la pedagogía, en tanto saber profesional docente.



                      La misión del maestro en esta vida
                        es la misión más noble y más sublime,
                        porque el maestro es padre bondadoso
                        que del error funesto nos redime.

                                                Sencillo jardinero de las almas,
                                                con cuánto amor desempeña su tarea
                                                de sembrar en los tiernos corazones
                                                ¡los gérmenes fecundos de la idea!.

                        Su porte es grave, su mirar risueño
                        y su palabra rica en experiencia,
                        nos enseña con tono cariñoso,
                        las puertas misteriosas de la ciencia.

                                                Y el niño que al estudio se dedica
                                                siguiendo las palabras y el ejemplo
                                                del Maestro, en su pecho levanta
                                                a las virtudes y al amor un templo.
                                                     (El Universo, Guayaquil)


» "Sembradores de una semilla que hizo fértil el campo para que en él fructifique la idea nueva"/ "Ser que con mística y amor supera al sacrificio, guía al niño, conduce al joven y abre las puertas al futuro". (El Comercio, Quito)

» "El maestro lo es todo, encierra sentimiento, abnegación, sacrificio y bondad. Su nombre irradia esperanza de un futuro mejor para la Patria, de él depende la buena formación de la niñez y la juventud, es motor del devenir de los pueblos... El maestro es mística, es entrega permanente en provecho de los demás, sin esperar recompensa. Es desinterés, es el que va más allá del sacrificio...". (El Telégrafo, Guayaquil)
» "El maestro es un tributo. Un civilizador. Un propagandista de los progresos de la ciencia y de la democracia... Todo maestro responde a las necesidades históricas de la sociedad. Entonces inspira ideales, pensamiento y acciones que en definitiva recogen las mejores lecciones de la civilización. Maestro es aquel que enseña a defender la soberanía, la cultura, la libertad, la dignidad y el progreso de la nación. Maestro es aquel que orienta las inquietudes de la juventud. Y enseña en la cátedra, en la lucha, en la investigación científica, en las manifestaciones del arte y la poesía. Maestro es el que enseña que los ideales de justicia social, que a lo largo de la historia han estado más allá de las ideologías, pertenecen a la naturaleza de todo ser humano.  El maestro, el verdadero maestro, es el espíritu de la República. A su esfuerzo se deben los grandes estadistas, los tribunos del pueblo, los sabios y los artesanos, el hombre de ciencia y el apóstol. El maestro despierta en el estudiante el culto a la belleza, a la verdad, a la igualdad y al trabajo... El maestro, el educador de juventudes, es un elemento de vital importancia en la vida del país. Su paso por la sociedad, sin lugar a dudas, deja grandes huellas. Sus enseñanzas, su ejemplo, su personalidad, son símbolo de entrega, de conocimientos y de dignidad. Los grandes maestros siempre fueron silenciosos. Enseñaron a pensar, a luchar, a defender los derechos del hombre, a conquistar glorias para la nación, a ser grandes para beneficio de la comunidad, a ser ilustres y laboriosos para el progreso económico y social del país. El magisterio siempre ha sido la vanguardia de la sociedad... Todo maestro entrega su vida en la cátedra. Allí deja lo mejor de la juventud, de su talento, de sus sueños, de sus fuerzas físicas y espirituales".
(El Telégrafo, Guayaquil)

¿Se volvieron todos locos? ¿Ganó el Sindicato de Maestros las elecciones presidenciales o la mayoría en el Congreso? ¿O es que de pronto se ha tomado conciencia de la importancia de los maestros y se ha decidido revisar drásticamente políticas, medidas y actitudes hacia el magisterio?

Nada de eso. Se trata del Día del Maestro. Día en que todos los maestros son santos, héroes y heroínas, vanguardias de la sociedad. A partir de mañana, durante los restantes 364 días del año y hasta el próximo Día del Maestro, todo volverá a la normalidad.

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OTRA∃DUCACION

Lógicas de la política, lógicas de la educación


LA POLITICA y LA EDUCACION se mueven con lógicas diferentes y hasta incompatibles. No es posible transformar la educación sin transformar la política y no es posible transformar la política sin transformar la educación.


  TIEMPO  

Política: rápido


La política vive en el presente, se mueve en plazos cortos y con ritmos que no son los de los procesos educativos y sociales. Plazos y ritmos son dictados por la duración de los períodos de gobierno o administración, y por las dinámicas electorales. La premura lleva a improvisar, a desestimar la consulta, la experimentación y la participación social, a atropellar procesos, a mal usar los recursos, a repartir materiales (textos escolares, computadoras, etc) sin la indispensable formación/capacitación docente. La necesidad de mostrar resultados en el menor tiempo posible lleva a priorizar las cosas y la
«obra» física antes que las relaciones, la formación docente, la renovación pedagógica, los aprendizajes.

Educación: lento


La educación trabaja con tiempos largos y ritmos lentos. La política educativa no puede definirse desde un escritorio ni confiarse solo al
«saber experto»: requiere otros saberes, consulta, participación, apropiación, debate, consensos. Todo eso implica tiempo. Construir relaciones y alianzas toma tiempo. Hacer investigación toma tiempo. Formar profesores es un proceso complejo, largo y sostenido. Aprender requiere tiempo: aprender de prisa, para la prueba, es aprendizaje chatarra. Correr tras un programa de estudios, pensando en «cumplir» más que en aprender, es renunciar a la buena enseñanza.

CANTIDADES / CALIDADES 


Política: cantidades


La política se mueve en el reino de las cantidades y de las estadísticas. Cuánto y cuántos importan más que los qués, cómos y para qués. En el campo de la educación, políticos y técnicos rebosan datos: inversión, presupuestos, coberturas, matrícula, construcciones, becas, etc. Las
«rendiciones de cuentas» despliegan tablas y gráficos. «Universalizar la educación» se usa para referirse a universalizar el acceso, no la terminación de estudios y, mucho menos, los aprendizajes. «Igualdad de oportunidades» y «equidad de género» son otros tantos términos que se refieren por lo general únicamente a acceso.

Educación: calidades


En la educación importan no solo las cantidades sino también, y sobre todo, las calidades, las relaciones, la comunicación, la empatía, la motivación, las emociones, el afecto, el trato. Como reiteran investigaciones y evaluaciones, importa más la
«calidad del gasto» (en qué y cómo se invierte) que el presupuesto y la «cantidad del gasto». Acceso y matrícula no bastan: la educación debe asegurar aprendizaje. No basta saber cuántos cursos de capacitación se ofreció a los profesores: importa si esos cursos dejaron contenidos útiles para la práctica docente, si los docentes aprendieron y si eso que aprendieron se tradujo en mejoras en la enseñanza y en el aprendizaje de sus alumnos.

Distribuir computadoras, y usarlas eficazmente para la enseñanza y el aprendizaje, son cosas bien distintas. América Latina tiene un déficit grande de calidad de la enseñanza y calidad del aprendizaje en los sistemas educativos.
Pese a que la consigna de «mejorar la calidad de la educación» está instalada desde hace décadas en la política educativa, el cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) aplicado por UNESCO-OREALC en 2019 en 16 países de la región reveló que hay estancamiento en calidad educativa desde 2013, cuando se aplicó el tercer Estudio (TERCE).

  RESULTADOS / PROCESOS 


Política: resultados


La política necesita mostrar resultados, tratar de cumplir con lo ofrecido, convencer a los electores que vale la pena volver a votar por ese candidato o partido. El político responde a la presión de los grupos sociales y al poder de dichos grupos en la sociedad, lo que, antes que tender a la transformación, tiende a reproducir la estructura de clases y el orden vigente. La evaluación es vista como aliada en la exhibición pública de los
«resultados» esperados más que como herramienta para mejorar. Con el agravante de que los resultados de las evaluaciones a menudo quedan sin aprovecharse para informar y rectificar las políticas.

Educación: procesos


El derecho a la educación es, en última instancia, derecho al aprendizaje, no solamente al acceso. Y derecho a aprender a lo largo de la vida, en todas las edades. Aprender es un proceso difícil, complejo, permanente, con altibajos. Reducir educación a escolarización es negar las educaciones y los aprendizajes que tienen lugar más allá del sistema educativo, en la familia, en la comunidad, en el trabajo, a través de los medios, etc. Pruebas y exámenes revelan muy poco sobre lo que sabe y es capaz de hacer una persona. Convertir a la educación escolar en una carrera estadística tras metas cuantitativas y tras rankings es distorsionar el sentido de la educación y boicotear la batalla por la equidad y por la calidad.


  VERTICAL / HORIZONTAL 


Política: vertical


La política convencional se mueve con estructuras jerárquicas y con relaciones de poder/autoridad/control que imponen una lógica vertical, de arriba a abajo. Por lo general, el diseño de las políticas se considera un ejercicio de cúpulas tecnocráticas que tiene lugar
«arriba» y que se «baja» a la sociedad. Escasean la participación ciudadana, la consulta, el diálogo, el debate. Esto es especialmente cierto y problemático en el campo de la educación, donde es fundamental contar con la participación de los profesores, de los padres de familia y de los propios estudiantes.

Educación: horizontal

La educación no se cambia desde arriba ni mediante decretos y normas. La buena política educativa cuenta con el concurso y el saber de los estudiantes, de la familia, de la comunidad local y de toda la sociedad. El aprendizaje requiere comprensión, reflexión, interacción, práctica, experimentación. La reforma educativa vertical, de arriba a abajo, simplemente no funciona.


  HOMOGENEIDAD / DIVERSIDAD 


Política: homogeneidad


El político ve votantes y votos, simpatizantes y opositores, mayorías y minorías. Las prioridades obedecen a necesidades político-electorales más que a necesidades sociales. Homogeneizar y estandarizar es la vía más fácil y segura.
Cada vez más, recurrir a las tecnologías digitales aparece como «solución» salvadora para todo.

Educación: diversidad


La educación necesita reconocer la heterogeneidad, la diversidad de contextos, culturas, grupos sociales, personas. No existe
«el modelo» único y bueno para todos ni en la infraestructura ni en el currículo ni en la pedagogía ni en la evaluación. Se requiere estrategias diferenciadas y flexibles, antes que homogéneas y rígidas. Personalizar la enseñanza es una vieja aspiración pedagógica. Las tecnologías muestran posibilidades inimaginadas para ampliar y diversificar la oferta educativa, los aprendizajes y los autoaprendizajes, pero muestran también al mismo límites y problemas de todo tipo, y un enorme para agrandar, antes que reducir, la inequidad social y educativa.

  COMPETENCIA / COOPERACION 


Política: competencia


La política es lucha por el poder, competencia, confrontación. Hay adversarios y enemigos a vencer. Esta lógica de la cultura política permea a toda la sociedad y al quehacer educativo. La política, los partidos políticos, los políticos- para bien o para mal - son referentes de valores y actitudes para toda la sociedad.


Educación: cooperación


La buena educación se nutre de la cooperación antes que de la competencia. Es objetivo de la educación desarrollar valores y actitudes como el respeto, la tolerancia, el pensamiento crítico, la argumentación, el diálogo, el debate razonado, el inter-aprendizaje y el aprendizaje entre pares. La competencia no contribuye a mejorar la convivencia y los aprendizajes sino más bien a exacerbar actitudes negativas y bullying. La belicosidad de la política y los políticos deseducan antes que educan.


  SECTORES  


Política: sectorial


La política se mueve con la lógica de
«sectores». Así está estructurado el Estado: salud, educación, trabajo, deportes, turismo, etc, cada cual con su respectivo ministerio y políticas sectoriales. l La educación se considera un sector, dividido en subsectores, con la educación superior considerada a menudo un sistema aparte. La fragmentación opera no solo en la política social sino dentro de la propia política educativa. Las coordinaciones multisectoriales, en las que participan dos o más ministerios, no suplen la necesidad de una mirada amplia de lo educativo, que supere el marco estrecho de la educación como sector.

Educación: trans-sectorial


La educación y los aprendizajes son inter- y trans-sectoriales. La educación atraviesa a todos los ministerios y a todas las políticas. La educación superior es parte del sistema educativo, no un sistema aparte. El aprendizaje tiene lugar dentro y fuera de las aulas, en ámbitos formales, no-formales e informales. El conocimiento no es un sector ni pertenece únicamente al sistema educativo; aprendemos desde que nacemos hasta que morimos. El conocimiento se desarrolla desde la primera infancia y hay múltiples sistemas de conocimiento.

  VISIBILIDAD  


Política: alta visibilidad


La política y los políticos requieren alta visibilidad: generar noticias, ser foco de atención, mostrar, exhibir. De esa visibilidad depende, entre otras cosas, mantener el interés de los electores y preparar el terreno para las próximas elecciones. La "obra" física es un recurso clave para la visibilidad, al igual que la propaganda.

Educación: baja visibilidad


La educación requiere baja visibilidad. Requiere tranquilidad para desarrollar sus procesos, a sus ritmos, sin estar expuesta permanentemente al escrutinio público, a la competencia con otros y a los rankings, a la necesidad de generar “noticias”. La materia prima de la educación son la información y el conocimiento; la propaganda está reñida con la educación, el razonamiento y el pensamiento crítico.

CONTINUIDAD / DISCONTINUIDAD  


Política: discontinuidad


Cada nuevo gobierno (e incluso cada nueva gestión, dentro del mismo período de gobierno) empieza su propia "reforma educativa", por lo general ignorando o desestimando lo hecho con anterioridad. Cada nuevo gobierno apela al discurso del cambio y quiere dejar su impronta. Ciertamente, hay cosas que merecen ser discontinuadas o cambiadas, pero las rupturas requieren hacerse con base a evaluaciones y evidencias de lo que no funcionó. La pérdida de historicidad y de memoria institucional implica pérdidas financieras, humanas y técnicas. Cada nuevo comienzo niega el acumulado de conocimiento, experiencia y lecciones aprendidas que van dejando la política y la acción educativa en cada país, a nivel regional y mundial.

Educación: continuidad


La educación requiere continuidad, estrategias de corto, mediano y largo plazo, sistematicidad, perseverancia, acumulación, avances, afinamientos y rectificaciones permanentes, fundamentados en lecciones aprendidas. La renuencia de los profesores ante cada nueva "reforma" y ante el continuo recambio de autoridades, políticas y lineamientos es ya fenómeno conocido con alto costo en desgaste, desmotivación y desprofesionalización docentes. A menudo, las mismas viejas visiones y prácticas aparecen arropadas por nuevas terminologías. La formación - de especialistas, directivos, profesores, alumnos, padres de familia, ciudadanía en general - requiere un trabajo sistemático, antes que acciones intermitentes.

  LA OBRA  


Política: obra física


La política y los políticos tienen predilección por la obra física. En educación, reparar, construir e inaugurar planteles, aulas, centros deportivos y de recreación es central en la agenda de los políticos, independientemente de su signo y orientación. En los últimos tiempos se han agregado las tecnologías, la distribución de computadoras y otros dispositivos. Tanto la obra física como el equipamiento tecnológico básico son relativamente fáciles de implementar, tienen alta visibilidad pública y grandes réditos sociales y políticos. La obra física se puede inaugurar, mostrar, fotografiar, fijar con nombres y placas para la posteridad.


Educación: obra intangible


En educación, la obra más importante es intangible. Lo esencial no son las cosas sino las personas, las relaciones, los contenidos, la pedagogía, la didáctica, las motivaciones, los aprendizajes. Aprender y enseñar son procesos cotidianos, ubicuos, que tienen lugar no solo en las aulas sino también fuera de éstas, en la familia, en la comunidad, al aire libre, a través del juego, de la conversación, del debate, de la relación con los demás, del arte, de la participación social, de los medios de comunicación, de internet, de la propia política. Las enseñanzas y los aprendizajes más importantes son invisibles, inasibles tanto para la normativa como para la evaluación.

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El cuento del "99% del Yasuní o el Yasuní intacto"


Rosa María Torres
La Iniciativa Yasuní ITT, lanzada en 2008 por el gobierno de Rafael Correa, proponía dejar bajo tierra el crudo en los bloques del ITT (Ishpingo, Tambococha y Tiputini) del Parque Nacional Yasuní, una de las zonas más biodiversas del planeta.

A cambio, se esperaba que la comunidad internacional -
en un gesto de co-responsabilidad en la lucha contra el cambio climático - contribuyera USD 3.600 millones, equivalentes al 50% de los recursos que percibiría en ese momento el Estado por explotar el petróleo en esa zona.

La recaudación efectiva, no obstante, fue mínima:
USD 13.3 millones,  el 0.37% de lo esperado, según reveló Correa en cadena nacional el 15 agosto de 2013 en la que informó el cierre de la Iniciativa (ver Decreto Ejecutivo 74).

El Parque Nacional Yasuní, creado en 1979 y cuya extensión es de 982 mil hectáreas, fue declarado en 1989 Reserva Mundial de la Biósfera por la UNESCO.

La nueva Constitución (2008) reconoce derechos a la naturaleza y se preció de ser la primera en el mundo en hacerlo. El artículo 57 establece que en los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario, como los que habitan en el Yasuní, "estará vedada todo tipo de actividad extractiva".

La Iniciativa Yasuní ITT concitó gran atención internacional y un altísimo respaldo nacional. "Si no se lograra recaudar el dinero suficiente que compensa al Ecuador por no explotar el petróleo del campo ITT, ¿estaría ud. de acuerdo con que se explote el ITT?" preguntó una encuesta de Perfiles de Opinión en julio 2013 (Quito y Guayaquil), un mes antes de la decisión presidencial de cerrar la Iniciativa. 92.7% dijo estar de acuerdo con mantener el crudo bajo tierra. 66.3% se mantuvo en esa decisión incluso si fracasara la Iniciativa y no se recaudaran los fondos esperados.

Infografía: Presidencia de la República
 
Correa justificó la decisión de abandonar la Iniciativa como indispensable para "superar la pobreza" y aseguró que la explotación se hará:

a) en una zona mínima ("menos del 1% del Parque Yasuní", posteriomente cambiado a "1 x 1000", "99 % del Yasuní intacto") y
b) con tecnología de punta para minimizar los impactos ambientales.

El 1% que completa el 99% es el que, según establece el Decreto Ejecutivo 74 del 15 de agosto, será el área a explotar. Artículo 5: "En caso de que la Asamblea Nacional autorice la actividad extractiva, ésta no podrá desarrollarse en un área superior al 1% del Parque Nacional Yasuní".

Ambos argumentos - la "mínima huella" (el 99% intacto, el 1 x 1000) y el mínimo daño ambiental (la "explotación responsable" con "tecnología de punta") - han sido cuestionados y rebatidos por expertos en el tema. Y ambos han sido tomados justamente como ejes de la propaganda gubernamental para convencer al pueblo ecuatoriano de la inevitabilidad de explotar el Yasuní ITT (pasar abruptamente del "Yasunízate" de la Iniciativa al Des-Yasunízate post 15 agosto 2013).

En el momento actual (2014), las estimaciones oficiales indican que se obtendrán USD 18.000 millones de la explotación del Yasuní, a lo largo de varios años. Al mismo tiempo, el endeudamiento del Ecuador con China es muy alto (cerca de USD 10.000 millones), lo que significa que buena parte de los recursos a obtenerse del Yasuní ya están comprometidos.

El "99% del Yasuní intacto" no existe. Como indicó el mismo Presidente Correa en la cadena nacional, "actualmente operan cuatro explotaciones petroleras en el Parque Yasuní". Lo que no dijo es que esa actividad petrolera compromete ya a más de la mitad del Yasuní. En verdad, la Iniciativa Yasuní-ITT se refería únicamente a los campos ITT, los cuales ocupan una mínima parte del Yasuní. Ahí, la primera gran falacia, el primer gran engaño.
"Según las cifras, el 60% del Parque Nacional Yasuní está afectado por las actividades petroleras y son evidentes los impactos sociales y el aumento de la conflictividad, porque los cantones donde se realiza la explotación hidrocarburífera son los más pobres de Ecuador; las comunidades locales dependen de las compañías petroleras, y éstas, para tener su aceptación y paz social, proponen dinero"... "La explotación responsable no existe, aumenta la conflictividad social".
-
Matthieu Le Quang, asesor del gobierno de Correa, participó en la elaboración del Plan Nacional del Buen Vivir, entrevista en el diario gubernamental El Telégrafo, 15 julio 2013.

Así pues, la afirmación y la oferta presidenciales no tienen asidero. No obstante, sobre ese engaño se ha montado la propaganda gubernamental que consume la sociedad ecuatoriana. Incluso, ¡el 99% se ha inflado posteriormente a 99.9%!.


#YasuníVive
"99.9% del Yasuní intacto.
El Yasuní Vive.
Millones de personas vivirán mejor".
Una mínima huella para que el todo viva.


Este es el encabezado de la nueva página oficial sobre el Yasuní que sustituyó a la de la Iniciativa Yasuní ITT. Y estos son los textos y consignas abundantemente utilizados en cadenas, enlaces ciudadanos, cuñas radiales, posters y spots televisivos de la Secretaría Nacional de Comunicación (SECOM). El video "La Huella", cuyo protagonista es un bebé, eleva la promesa al "99.9% del Yasuní intacto". Un spot reciente ofrece "99% intacto. 100% vida. Y más desarrollo para los ecuatorianos". "El Sueño Ecuatoriano", elaborado mientras estaba vigente la Iniciativa Yasuní-ITT, incluia "dejar el petróleo bajo tierra para mantener esto intacto" y viene siendo usado para promover la reelección presidencial en 2013, aunque esa parte del "sueño" ya la dan por borrada Correa y el movimiento gobernante.




Análisis, estudios, argumentos, debates, han podido poco frente a la fenomenal campaña gubernamental de propaganda. Mucha gente repite las consignas gubernamentales sin entender mucho ni el tema ni la danza de los números. De hecho, la batalla por el Yasuní ha contribuido a poner en evidencia la bajísima cultura matemática de los ecuatorianos, incluida la del Presidente de la República. Cada quien usa y entiende el número mágico como le parece. Como no podía ser de otro modo, la "mínima huella", el "99%", el "99.9%", el "1x100", el "0.01", el "0.05", etc. (de no se sabe bien qué), han nutrido el humor de los ecuatorianos y se han plasmado en numerosos chistes y caricaturas (abajo una muestra).

Textos relacionados en este blog:

» Artículos sobre el Ecuador
» Lecturas e imágenes: Para entender y defender mejor el Yasuní
» La Batalla por el Yasuní (Pinterest)
» Perlas Presidenciales
» Sumak Kawsay: Voces y saberes de la Amazonía ecuatoriana
» Sobre ecología, educación y política

Para saber más
» YASUNI. Especial de O Eco, 21 marzo 2014 (español, portugués, inglés)
http://www.geoyasuni.org/?p=1511
» ¿El 1x1000? GeografíaCrítica: Simulación para el debate respecto a cuál sería el porcentaje de afectación del Bloque 43 (ITT) en caso de que se llevara a cabo la explotación petrolera.

Algunas caricaturas e ilustraciones alusivas
"Tranquilos, solo es el 1%" - Pancho Cajas
El Telégrafo
Chamorro - La Hora
Bonil

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