LA POLITICA y LA EDUCACION se mueven con lógicas diferentes y hasta incompatibles. No es posible transformar la educación sin transformar la política y no es posible transformar la política sin transformar la educación.
Política: rápido
La política vive en el presente, se mueve en plazos cortos y con ritmos que no son los de los procesos educativos y sociales. Plazos y ritmos son dictados por la duración de los períodos de gobierno o administración, y por las dinámicas electorales. La premura lleva a improvisar, a desestimar la consulta, la experimentación y la participación social, a atropellar procesos, a mal usar los recursos, a repartir materiales (textos escolares, computadoras, etc) sin la indispensable formación/capacitación docente. La necesidad de mostrar resultados en el menor tiempo posible lleva a priorizar las cosas y la «obra» física antes que las relaciones, la formación docente, la renovación pedagógica, los aprendizajes.
Educación: lento
La educación trabaja con tiempos largos y ritmos lentos. La política educativa no puede definirse desde un escritorio ni confiarse solo al «saber experto»: requiere otros saberes, consulta, participación, apropiación, debate, consensos. Todo eso implica tiempo. Construir relaciones y alianzas toma tiempo. Hacer investigación toma tiempo. Formar profesores es un proceso complejo, largo y sostenido. Aprender requiere tiempo: aprender de prisa, para la prueba, es aprendizaje chatarra. Correr tras un programa de estudios, pensando en «cumplir» más que en aprender, es renunciar a la buena enseñanza.
CANTIDADES / CALIDADES
Política: cantidades
La política se mueve en el reino de las cantidades y de las estadísticas. Cuánto y cuántos importan más que los qués, cómos y para qués. En el campo de la educación, políticos y técnicos rebosan datos: inversión, presupuestos, coberturas, matrícula, construcciones, becas, etc. Las «rendiciones de cuentas» despliegan tablas y gráficos. «Universalizar la educación» se usa para referirse a universalizar el acceso, no la terminación de estudios y, mucho menos, los aprendizajes. «Igualdad de oportunidades» y «equidad de género» son otros tantos términos que se refieren por lo general únicamente a acceso.
Educación: calidades
En la educación importan no solo las cantidades sino también, y sobre todo, las calidades, las relaciones, la comunicación, la empatía, la motivación, las emociones, el afecto, el trato. Como reiteran investigaciones y evaluaciones, importa más la «calidad del gasto» (en qué y cómo se invierte) que el presupuesto y la «cantidad del gasto». Acceso y matrícula no bastan: la educación debe asegurar aprendizaje. No basta saber cuántos cursos de capacitación se ofreció a los profesores: importa si esos cursos dejaron contenidos útiles para la práctica docente, si los docentes aprendieron y si eso que aprendieron se tradujo en mejoras en la enseñanza y en el aprendizaje de sus alumnos.
Distribuir computadoras, y usarlas eficazmente para la enseñanza y el aprendizaje, son cosas bien distintas. América Latina tiene un déficit grande de calidad de la enseñanza y calidad del aprendizaje en los sistemas educativos. Pese a que la consigna de «mejorar la calidad de la educación» está instalada desde hace décadas en la política educativa, el cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) aplicado por UNESCO-OREALC en 2019 en 16 países de la región reveló que hay estancamiento en calidad educativa desde 2013, cuando se aplicó el tercer Estudio (TERCE).
RESULTADOS / PROCESOS
Política: resultados
La política necesita mostrar resultados, tratar de cumplir con lo ofrecido, convencer a los electores que vale la pena volver a votar por ese candidato o partido. El político responde a la presión de los grupos sociales y al poder de dichos grupos en la sociedad, lo que, antes que tender a la transformación, tiende a reproducir la estructura de clases y el orden vigente. La evaluación es vista como aliada en la exhibición pública de los «resultados» esperados más que como herramienta para mejorar. Con el agravante de que los resultados de las evaluaciones a menudo quedan sin aprovecharse para informar y rectificar las políticas.
Educación: procesos
El derecho a la educación es, en última instancia, derecho al aprendizaje, no solamente al acceso. Y derecho a aprender a lo largo de la vida, en todas las edades. Aprender es un proceso difícil, complejo, permanente, con altibajos. Reducir educación a escolarización es negar las educaciones y los aprendizajes que tienen lugar más allá del sistema educativo, en la familia, en la comunidad, en el trabajo, a través de los medios, etc. Pruebas y exámenes revelan muy poco sobre lo que sabe y es capaz de hacer una persona. Convertir a la educación escolar en una carrera estadística tras metas cuantitativas y tras rankings es distorsionar el sentido de la educación y boicotear la batalla por la equidad y por la calidad.
VERTICAL / HORIZONTAL
Política: vertical
La política convencional se mueve con estructuras jerárquicas y con relaciones de poder/autoridad/control que imponen una lógica vertical, de arriba a abajo. Por lo general, el diseño de las políticas se considera un ejercicio de cúpulas tecnocráticas que tiene lugar «arriba» y que se «baja» a la sociedad. Escasean la participación ciudadana, la consulta, el diálogo, el debate. Esto es especialmente cierto y problemático en el campo de la educación, donde es fundamental contar con la participación de los profesores, de los padres de familia y de los propios estudiantes.
Educación: horizontal
La educación no se cambia desde arriba ni mediante decretos y normas. La buena política educativa cuenta con el concurso y el saber de los estudiantes, de la familia, de la comunidad local y de toda la sociedad. El aprendizaje requiere comprensión, reflexión, interacción, práctica, experimentación. La reforma educativa vertical, de arriba a abajo, simplemente no funciona.
HOMOGENEIDAD / DIVERSIDAD
Política: homogeneidad
El político ve votantes y votos, simpatizantes y opositores, mayorías y minorías. Las prioridades obedecen a necesidades político-electorales más que a necesidades sociales. Homogeneizar y estandarizar es la vía más fácil y segura. Cada vez más, recurrir a las tecnologías digitales aparece como «solución» salvadora para todo.
Educación: diversidad
La educación necesita reconocer la heterogeneidad, la diversidad de contextos, culturas, grupos sociales, personas. No existe «el modelo» único y bueno para todos ni en la infraestructura ni en el currículo ni en la pedagogía ni en la evaluación. Se requiere estrategias diferenciadas y flexibles, antes que homogéneas y rígidas. Personalizar la enseñanza es una vieja aspiración pedagógica. Las tecnologías muestran posibilidades inimaginadas para ampliar y diversificar la oferta educativa, los aprendizajes y los autoaprendizajes, pero muestran también al mismo límites y problemas de todo tipo, y un enorme para agrandar, antes que reducir, la inequidad social y educativa.
COMPETENCIA / COOPERACION
Política: competencia
La política es lucha por el poder, competencia, confrontación. Hay adversarios y enemigos a vencer. Esta lógica de la cultura política permea a toda la sociedad y al quehacer educativo. La política, los partidos políticos, los políticos- para bien o para mal - son referentes de valores y actitudes para toda la sociedad.
Educación: cooperación
La buena educación se nutre de la cooperación antes que de la competencia. Es objetivo de la educación desarrollar valores y actitudes como el respeto, la tolerancia, el pensamiento crítico, la argumentación, el diálogo, el debate razonado, el inter-aprendizaje y el aprendizaje entre pares. La competencia no contribuye a mejorar la convivencia y los aprendizajes sino más bien a exacerbar actitudes negativas y bullying. La belicosidad de la política y los políticos deseducan antes que educan.
SECTORES
Política: sectorial
La política se mueve con la lógica de «sectores». Así está estructurado el Estado: salud, educación, trabajo, deportes, turismo, etc, cada cual con su respectivo ministerio y políticas sectoriales. l La educación se considera un sector, dividido en subsectores, con la educación superior considerada a menudo un sistema aparte. La fragmentación opera no solo en la política social sino dentro de la propia política educativa. Las coordinaciones multisectoriales, en las que participan dos o más ministerios, no suplen la necesidad de una mirada amplia de lo educativo, que supere el marco estrecho de la educación como sector.
Educación: trans-sectorial
La educación y los aprendizajes son inter- y trans-sectoriales. La educación atraviesa a todos los ministerios y a todas las políticas. La educación superior es parte del sistema educativo, no un sistema aparte. El aprendizaje tiene lugar dentro y fuera de las aulas, en ámbitos formales, no-formales e informales. El conocimiento no es un sector ni pertenece únicamente al sistema educativo; aprendemos desde que nacemos hasta que morimos. El conocimiento se desarrolla desde la primera infancia y hay múltiples sistemas de conocimiento.
VISIBILIDAD
Política: alta visibilidad
La política y los políticos requieren alta visibilidad: generar noticias, ser foco de atención, mostrar, exhibir. De esa visibilidad depende, entre otras cosas, mantener el interés de los electores y preparar el terreno para las próximas elecciones. La "obra" física es un recurso clave para la visibilidad, al igual que la propaganda.
Educación: baja visibilidad
La educación requiere baja visibilidad. Requiere tranquilidad para desarrollar sus procesos, a sus ritmos, sin estar expuesta permanentemente al escrutinio público, a la competencia con otros y a los rankings, a la necesidad de generar “noticias”. La materia prima de la educación son la información y el conocimiento; la propaganda está reñida con la educación, el razonamiento y el pensamiento crítico.
CONTINUIDAD / DISCONTINUIDAD
Política: discontinuidad
Cada nuevo gobierno (e incluso cada nueva gestión, dentro del mismo período de gobierno) empieza su propia "reforma educativa", por lo general ignorando o desestimando lo hecho con anterioridad. Cada nuevo gobierno apela al discurso del cambio y quiere dejar su impronta. Ciertamente, hay cosas que merecen ser discontinuadas o cambiadas, pero las rupturas requieren hacerse con base a evaluaciones y evidencias de lo que no funcionó. La pérdida de historicidad y de memoria institucional implica pérdidas financieras, humanas y técnicas. Cada nuevo comienzo niega el acumulado de conocimiento, experiencia y lecciones aprendidas que van dejando la política y la acción educativa en cada país, a nivel regional y mundial.
Educación: continuidad
La educación requiere continuidad, estrategias de corto, mediano y largo plazo, sistematicidad, perseverancia, acumulación, avances, afinamientos y rectificaciones permanentes, fundamentados en lecciones aprendidas. La renuencia de los profesores ante cada nueva "reforma" y ante el continuo recambio de autoridades, políticas y lineamientos es ya fenómeno conocido con alto costo en desgaste, desmotivación y desprofesionalización docentes. A menudo, las mismas viejas visiones y prácticas aparecen arropadas por nuevas terminologías. La formación - de especialistas, directivos, profesores, alumnos, padres de familia, ciudadanía en general - requiere un trabajo sistemático, antes que acciones intermitentes.
LA OBRA
Política: obra física
La política y los políticos tienen predilección por la obra física. En educación, reparar, construir e inaugurar planteles, aulas, centros deportivos y de recreación es central en la agenda de los políticos, independientemente de su signo y orientación. En los últimos tiempos se han agregado las tecnologías, la distribución de computadoras y otros dispositivos. Tanto la obra física como el equipamiento tecnológico básico son relativamente fáciles de implementar, tienen alta visibilidad pública y grandes réditos sociales y políticos. La obra física se puede inaugurar, mostrar, fotografiar, fijar con nombres y placas para la posteridad.
Educación: obra intangible
En educación, la obra más importante es intangible. Lo esencial no son las cosas sino las personas, las relaciones, los contenidos, la pedagogía, la didáctica, las motivaciones, los aprendizajes. Aprender y enseñar son procesos cotidianos, ubicuos, que tienen lugar no solo en las aulas sino también fuera de éstas, en la familia, en la comunidad, al aire libre, a través del juego, de la conversación, del debate, de la relación con los demás, del arte, de la participación social, de los medios de comunicación, de internet, de la propia política. Las enseñanzas y los aprendizajes más importantes son invisibles, inasibles tanto para la normativa como para la evaluación.
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