Calidad, asociada a educación, se entiende y usa de
maneras diversas. La mayoría opina desde su propio criterio y experiencia, sin conocer la abundante investigación y los
acalorados debates que vienen dándose al respecto durante varias décadas
en América Latina y en el mundo.
Generalmente se asocia «educación» a) con niños, adolescentes y jóvenes,
y b) con sistema educativo (escolarización). No obstante, el derecho a
la educación abarca todas las edades:
niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas. Por otra parte, hay educación también
fuera de las aulas y del sistema educativo:
en la familia, en la comunidad, en el trabajo, en la organización
social, a través de los medios de comunicación, de internet, etc. La
noción de
calidad puede aplicarse a todas las educaciones, cada cual con
sus características. También hay
autoeducación, aprendizaje
autónomo, informal, no mediado por la enseñanza. En este texto me
refiero principalmente a la calidad de la
educación formal y no-formal
de niños, jóvenes y adultos.
¿Cómo podemos identificar la «buena educación»?
- objetivos:
la buena educación busca formar buenos ciudadanos, conscientes
de sus derechos y de sus deberes, solidarios, con conciencia social,
respetuosos de la diversidad, capaces de cuidarse a sí mismos, a los
demás y al medio ambiente, dispuestos a continuar aprendiendo de manera
autónoma y a lo largo de la vida;
- relaciones: los alumnos
en el centro, trato igualitario a todos, sin discriminación, alumnos y padres de familia son escuchados y consultados, buena relación entre alumnos, profesores y autoridades, los problemas se resuelven conversando, control del
bullying (acoso
), colaboración antes que competencia, vínculos de mutua colaboración con la comunidad;
- espacios: limpios, agradables, dignos, equipados con servicios básicos, no más de 25-30 alumnos en el aula, un espacio acondicionado para la lectura, mucho verde, idealmente un huerto;
-
tiempo: no a la prisa, flexibilidad en el uso del tiempo, suficiente tiempo para comprender, reflexionar y aprender, largos recreos, pocos deberes en casa o ninguno, cada cual aprende a su ritmo;
- enseñanza:
amabilidad, paciencia, afecto, sin amenazas ni castigos, contenidos
relevantes e interesantes para los alumnos, métodos activos y
participativos, lengua materna como lengua de instrucción, fomento de la lectura, la escritura, la expresión oral, y el arte, el papel del
educador no es enseñar sino lograr que los alumnos aprendan;
- aprendizaje: derecho al aprendizaje, motivación, interés, aprender a aprender de
manera autónoma, aprender a pensar antes que a memorizar o repetir, la comunidad local como comunidad de aprendizaje, aprendizaje a lo largo de la vida, no a la repetición;
- clima de aula y clima escolar: ambiente amistoso, de respeto, empatía, colaboración, confianza, ausencia de violencia y de miedo.
Familias y políticos tienden a fijarse en lo que está a la vista: la
infraestructura.
Se asume - equivocadamente - que si la construcción es moderna, la
educación en su interior es buena. Y al revés: si el lugar es precario o
la educación se hace al aire libre, se asume - también equivocadamente -
que la educación es mala.
Muchos reducen calidad de la educación a
aprendizaje de los alumnos.
Asumen que los mejores planteles y los mejores sistemas educativos son
aquellos en que los alumnos obtienen buenos puntajes en pruebas. No
obstante, si bien el aprendizaje es un
indicador fundamental de la calidad, ésta no tiene que ver solo con
resultados sino con procesos, objetivos, contenidos, relaciones,
convivencia. Importa no solo cuánto se aprende sino qué, cómo y para qué
se aprende. No es posible determinar la
calidad de un plantel o de un sistema educativo mirando solo resultados
de aprendizaje y
rankings (por ejemplo, el ranking
en la prueba internacional PISA). La educación es, en primer lugar, socialización.
La
evaluación
ha sido puesta en un pedestal. Muchos creen que a más evaluación (de alumnos, docentes,
establecimientos), mejor educación. Pero no es así. Evaluar no conduce
automáticamente a mejorar. Hay mucha evaluación mal pensada y/o mal hecha,
cuyos resultados no se usan y culpan a los
evaluados, rara vez al sistema o a los evaluadores. Las pruebas ponen enorme tensión sobre alumnos, profesores y familias, y
fomenta la competencia y el engaño. Estudiar para la prueba no es
aprender. O es «aprender» de modo superficial, con un objetivo externo
que no responde al impulso interior de «querer saber», de «querer
aprender». Lo que se «aprende» a las carreras, pensando en la prueba y en el puntaje se
olvida al día siguiente.
La
tecnología es hoy codiciada: computadoras e internet en el plantel se consideran
sinónimo de calidad, educativa, de innovación y modernidad (aunque se
usen poco y mal). No obstante, puede
hacerse muy mala educación con aparatos electrónicos y muy buena
educación sin cables. Los artefactos, sin buena pedagogía, valen poco en
el aula.
Está extendida
la idea (el prejuicio) de que la educación pública es mala y la privada buena. Lo
cierto es que hay pésima educación privada (incluso si es cara) y
buena educación pública.
Muchos - pobres y ricos - dan por buena a la institución que ofrece enseñar
idiomas.
No obstante, lo primero es que los alumnos aprendan en su propia lengua
y respetando su cultura. Esto es un derecho - parte del derecho a la educación - y elemento esencial
de la calidad de la educación.
Muchos creen que la calidad tiene que ver
solo con la enseñanza, con la calidad de los docentes. Pero la CALIDAD aplica a
todos los componentes de la educación. Hay calidad de las políticas, de la gestión, de la investigación,
de la asesoría, de la infraestructura, del currículo, de la inversión, de la
formación/capacitación docente, de la participación social. La calidad de la
educación depende de todas esas calidades.De malas políticas educativas no puede esperarse que resulte una buena educación. La
buena política educativa
implica participación, diálogo y consulta social, y una adecuada priorización de la
inversión. Recordemos: lo más importante no es cúanto sino en qué y cómo
se invierte.
Suele haber gran distancia entre realidades y percepciones. En América Latina hay
excesiva satisfacción con una educación de mala calidad
y bajos resultados de aprendizaje. A menor nivel educativo y a mayor
pobreza, más satisfechas están las personas con el sistema
educativo.
Para los pobres, muchas veces la calidad
de la escuela pasa por una comida segura al día, un profesor
o profesora que no falte, que no maltrate y que, ojalá, entienda y hable la lengua de los alumnos.
Por eso, no cabe confiar en la
opinión para determinar calidad. (El
Foro Económico Mundial en su Informe Global de Competitividad rankea calidad de la educación a partir de una Encuesta de Opinión de Ejecutivos
- Executive Opinion Survey, no basándose en mediciones).
Muy
pocos se preocupan de lo importante: qué, cómo y para qué se enseña;
qué, cómo y para qué se aprende; qué, cómo y para qué se evalúa. El
afecto, el interés, el amor por la lectura, el gusto de aprender y la
ausencia de maltrato, de violencia y de miedo son ingredientes de una educación de calidad, en toda cultura, a cualquier edad.Vale
por eso un repaso del tema «calidad educativa» a la luz del
conocimiento y de la experiencia acumulados a nivel internacional.
Avanzar
hacia una «educación de calidad» requiere que la ciudadanía
se informe a fin de que pueda reconocerla, desarrollarla y exigirla.
■
«Calidad educativa»: lo que dice la investigación y la experiencia internacional
Una buena educación escolar depende de muchos factores:
- sujetos: alumnos, docentes, padres de familia, comunidad educativa): consulta, participación, confianza, relevancia, aceptabilidad, satisfacción, etc.
- relaciones: calidad de la relaciones entre alumnos, con profesores y autoridades, entre la escuela, la familia y la comunidad, y entre el profesorado/autoridades locales y autoridades intermedias y centrales. Las relaciones autoritarias y marcadamente jerárquicas no ayudan.
- insumos: tiempo, presupuesto, infraestuctura, equipamiento, mobiliario, materiales de enseñanza-aprendizaje, biblioteca, etc.
- condiciones de enseñanza y de aprendizaje (alumnos y profesores, dentro y fuera del sistema educativo). Fuera del sistema educativo: alimentación, nutrición, salud, sueño, vivienda, transporte, seguridad, bienestar personal y familiar, entorno familiar y comunitario. Dentro del sistema educativo: relación pedagógica, trato con los profesores, métodos y estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación, usos del espacio y del tiempo, distancia del hogar y medios para llegar al plantel, alimentación escolar, seguridad, clima de aula y clima escolar, facilidades para personas con discapacidad, tamaño del plantel y de la clase (número de alumnos), organización de los grupos, normas, deberes, pruebas, medidas anti
bullying, etc.
- resultados (cognitivos, emocionales, sociales): socialización, aprendizaje, aprender a aprender, desarrollo de la curiosidad y la creatividad, pérdida de miedo frente a la autoridad, gusto por la lectura y la escritura, aprecio por la investigación, pensamiento crítico, capacidad para discernir, creciente autonomía de estudio, etc.
- impactos (personales, familiares, comunitarios): autoconfianza, autoestima, capacidad para plantear y resolver problemas, sentido de cooperación, capacidad para trabajar con otros, transferencia de saberes a la familia y a los pares, mejores relaciones familiares, conciencia social, conciencia y valoración de la diversidad, conciencia histórica, conciencia ambiental, compromiso con la comunidad, etc.
■
Currículo, pedagogía, docentes
Existe un viejo y siempre remozado consenso internacional: el elemento fundamental en la calidad de la educación escolar son los docentes.
Esto se destaca y reitera una y otra vez en los resultados de aprendizaje medidos por
pruebas internacionales como PISA.
El currículo y la pedagogía (el qué y el cómo se enseña, aprende y evalúa) están en el corazón de la educación.
Una buena educación enseña a leer comprensivamente, es decir, entendiendo lo que se lee. Y enseña a gustar de la lectura por propia iniciativa y por el placer de leer. Asimismo, una educación de calidad enseña a escribir bien (ideas claras, buena ortografía) y a disfrutar de la escritura.
Una buena educación deposita grandes
expectativas en los alumnos y confía en que todos pueden aprender; valora y parte del conocimiento y la experiencia que traen los alumnos, en vez de despeciarlos; enseña a aprender, enseña a ser crítico, enseña a pensar; alienta la curiosidad y la pregunta. Una educación de calidad reconoce la diversidad y promueve una oferta educativa diversificada para atender esa diversidad en todos los órdenes.
Una buena educación respeta el
derecho a aprender en la propia lengua así como en las visiones y los valores de la
propia cultura.
En todo esto los docentes juegan un papel central:
los profesores plasman el currículo real en las aulas y definen la relación pedagógica.
Por eso la importancia de contar con
buenos docentes, bien seleccionados, bien formados, bien tratados, bien remunerados, en aprendizaje permanente, autónomos, socialmente valorados, satisfechos y orgullosos con su tarea.
De hecho, los mejores sistemas educativos del mundo ponen a los docentes en el centro de las políticas y las reformas educativas. Sabido es que la clave de la
educación escolar en Finlandia - considerada un modelo a nivel mundial - son los docentes: una
profesión prestigiosa (como la de médico o abogado), altamente calificada, con autonomía profesional, valorada por las familias y por la sociedad.
■
Infraestructura
La infraestructura es importante pero no es el factor primordial en la educación y en su calidad.
- Puede haber educación escolar sin construcción física, pero no sin docentes.
- Puede haber educación al aire libre, itinerante, a distancia.
- Puede haber buena educación en cualquier espacio aprovechado para la enseñanza y el aprendizaje (debajo de un árbol, en la propia casa, en un espacio comunitario) y muy mala educación en un edificio moderno y bien equipado.
No es raro encontrar
monumentos arquitectónicos sin propuesta pedagógica o con propuestas pedagógicas atrasadas. Al mismo tiempo, existen escuelas pequeñas, modestas, comunitarias, con modelos pedagógicos innovadores y transformadores.
En nuestros países hay poca innovación en la infraestructura escolar. Incluso en construcciones nuevas se tiende a reproducir el molde arquitectónico convencional - aulas, corredores, paredes, espacios compartamentalizados - sin modificar los conceptos de espacio y de tiempo en la enseñanza, el aprendizaje y la socialización.
La arquitectura escolar se parece mucho a la de los hospitales y las cárceles, y es asombrosamente similar en todo el mundo, más allá de las diferencias culturales.
Aula evoca jaula. La jaula puede extenderse a todo el plantel: las características físicas (segmentación, hermetismo, rejas, candados, muros, ventanas pequeñas y altas) reflejan la concepción pedagógica.
Es común que la infraestructura sea extraña a los contextos locales, así como a las especificidades geográficas y climáticas. Ni el diseño ni los materiales empleados responden muchas veces a la cultura local. En zonas calurosas los alumnos pueden sufrir de calor y en zonas frías, sufrir de frío.
Es viejo el problema de falta de pertinencia cultural. La arquitectura escolar convencional adora lo homogéneo: es más fácil para planificar, calcular, construir. Lo diverso y lo propio exigen creatividagrandes desafíos. Planteles descuidados y desmantelados, con equipos obsoletos e incluso sin uso pocos años después de su inauguración, es parte de la historia de la educación escolar en el mundo.
Lo esencial, en términos de infraestructura, es contar con agua potable, desagüe y baterías higiénicas adecuadas y suficientes. Luego vienen la electricidad y el servicio de telefonía. Resueltas esas necesidades, espacios de aprendizaje como biblioteca, laboratorios y salas de computación. (Ver estudio del BID:
Infraestructura Escolar y Aprendizajes en la Educación Básica Latinoamericana: Un análisis a partir del SERCE, 2011).
El aula no necesita ser ostentosa; importa sobre todo que esté limpia, que tenga iluminación y ventilación, y espacio suficiente para poder moverse.
Es linda y acogedora un aula informal, colorida, con música, con movimiento, con plantas, con libros al alcance, con vida.
El mobiliario puede ser sencillo y poco costoso, pero debe ser adecuado para alumnos y docentes, para la larga jornada escolar y para los requerimientos del aprendizaje.
Un mobiliario modular permite organizar las piezas de diferentes maneras, creando entornos tanto individuales o bipersonales como grupales.
Es bienvenido todo lo que contribuya a que los alumnos trabajen de manera colaborativa. Una propuesta pedagógica que promueve la colaboración y el trabajo en equipo puede encontrar en el mobiliario una ayuda o un obstáculo.
Niños y jóvenes tienen preferencia por el suelo - antes que por las sillas -, ganas de desparramarse con comodidad para leer, escribir, estudiar, crear.
Es importante que todo plantel educativo cuente con una sala de profesores o un espacio especial para los docentes: un espacio de reunión, socialización, estudio, esparcimiento, descanso. Por increíble que parezca, incluso en edificaciones nuevas se olvida muchas veces la necesidad de este espacio o bien se reserva para los docentes un rincón inhóspito y multiuso, que termina de bodega a donde van a parar los objetos inservibles, las cajas de materiales, etc.
Es importante que la escuela cuente con un espacio al aire libre. Un patio, un pequeño jardín, un huerto. Un lugar para jugar, correr, hacer ejercicio y deporte, tener contacto con la naturaleza, sembrar y cultivar. Si la escuela no cuenta con ese espacio en sus instalaciones, puede aprovechar alguno disponible en el barrio o la comunidad,
ampliando de ese modo su territorio de común acuerdo con la comunidad.
La infraestructura (construcción y/o reparación de escuelas, aulas, centros infantiles, etc.) es la oferta política más común en educación. Es la más fácil de llevar a la práctica (comparada con cuestiones como la formación docente o el aprendizaje de los alumnos) y la que obtiene más réditos políticos pues es de rápida ejecución, visible, y popular (la gente valora la obra física y la agradece).
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Tecnología
La tecnologías ha pasado a ser vista como un aliado de la enseñanza y del aprendizaje en el medio escolar, para los alumnos y para los docentes. Pero se usa todavía de manera incipiente y con problemas en los sistemas educativos. La tecnología no sustituye al docente y, menos, al buen docente y a la buena enseñanza.
Abundantes estudios muestran que aún sabemos poco acerca de los usos e impactos de las modernas tecnologías en el medio escolar y específicamente en términos de aprendizaje. Sabemos, sí, que bien usadas pueden ayudar a despertar el interés de los alumnos. Sabemos también que los contextos y las condiciones concretas definen en gran medida los usos e impactos (personales, escolares, sociales). Es preciso recordar que cerca de la mitad de la humanidad carece aún de acceso a internet.
Son aún escasas las buenas prácticas (documentadas, validadas) en el uso de las tecnologías digitales en el aula de clase y no hay pruebas concluyentes de que las tecnologías estén mejorando los aprendizajes escolares.
Son pocos los países que, usando profusamente tecnologías en el aula, están preparados para hacerlo y pueden contar historias de éxito.
Persisten las dificultades para conectar las tecnologías con el currículo prescrito.
Persisten también las deficiencias y tardanzas en la formación docente en este campo, así como en la instalación de capacidades y condiciones para que los docentes puedan manejar con solvencia y sentirse cómodos en los nuevos entornos digitales. La investigación sugiere una serie de
condiciones y requisitos para el buen uso de las tecnologías con fines de aprendizaje en el aula que a menudo no se tienen en cuenta.
Hay mucho gasto en tecnologías, mucha compra y distribución de computadoras, laptops, tabletas, etc., pero los errores se repiten y hay mucha improvisación. Su uso efectivo para fines de enseñanza y aprendizaje deja todavía mucho que desear.
El modelo educativo de Finlandia tiene bajo perfil tecnológico. El espacio y el tiempo en las aulas se aprovechan sobre todo para la interacción entre los alumnos, el trabajo en grupo, el trabajo manual, el desarrollo del pensamiento, el razonamiento, la investigación, la exploración. Se cuenta con que los estudiantes usen las TIC sobre todo en su hogar. Los resultados de las pruebas PISA sugieren que los
mayores impactos de las TIC se dan cuando se accede a éstas en el hogar, no en la escuela.
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Condiciones y resultados de aprendizaje
La calidad de la educación se valora sobre todo en la calidad de los aprendizajes. Puede haber excelente infraestructura y equipamiento, acceso a tecnologías, e incluso docentes calificados, y sin embargo nada de eso traducirse en mejores condiciones y resultados de aprendizaje.
Mal puede hablarse de educación de calidad sin conocer cuáles son los resultados e impactos de la educación sobre educandos y educadores.
La
calidad se ve no solo en los resultados sino también en los procesos, en la convivencia y en el clima escolar. Un ambiente informal y distendido, antes que formal y rígido, es ideal para aprender. Un espacio limpio y ordenado hace una gran diferencia respecto de uno sucio o desordenado. No solo para los niños, sino también para adolescentes y jóvenes, el juego es una necesidad y tiene enorme valor para el aprendizaje. Cómo se aprende es tanto o más importante que cuánto o qué se aprende.
La
satisfacción de los alumnos con la experiencia escolar, la ausencia de miedo y de maltrato, son esenciales. Alumnos que van contentos a la escuela es un indicador de primer orden de calidad de la educación.
La calidad tiene que ver sobre todo con las relaciones humanas y la relación pedagógica muy especialmente, más que con la infraestructura y el equipamiento.
El amor es consustancial a la calidad de la educación. «Calidad» y «calidez» no son separables.
El tamaño de la escuela y el tamaño de la clase inciden sobre la calidad de la convivencia escolar así como sobre la calidad de la enseñanza y del aprendizaje.
Los
planteles pequeños favorecen las relaciones interpersonales y facilitan los roles docentes (socialización, enseñanza, vigilancia, etc.).
El tamaño de la clase es importante: un grupo pequeño de alumnos es más manejable, favorece la cooperación, la confianza, la atención personalizada y el aprendizaje entre pares.
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Tres puntos
▸ La calidad de la educación se juega no solo en la enseñanza y el aprendizaje en las aulas sino, en primer lugar, en la
calidad de las políticas. No solo de la política educativa, sino de las políticas sociales y económicas de manera amplia. No toda política es buena y las hay muy malas, mal pensadas, mal diseñadas. A pesar de que nunca o rara vez se las evalúa, la mala calidad de las políticas puede ser responsable de muchos de los problemas de la educación y de los sistemas educativos. Una política educativa que no da importancia a la lectura, que invierte en cosas antes que en personas y que alienta comportamientos equivocados (por ejemplo: cuánto y con qué rapidez se lee), produce inevitablemente una educación de mala calidad. Una política educativa que presta excesiva importancia a la evaluación y a las pruebas estandarizadas, puede dinamitar - en vez de estimular y mejorar - la motivación hacia el aprendizaje, exacerbar la competencia y la discriminación, confundir puntajes con talento, inteligencia o aptitud de los alumnos.
▸ Vale la pena tener en cuenta que algunos de los
modelos escolares más innovadores, multipremiados a nivel internacional no solo por su carácter innovador sino por su eficacia para
mejorar las condiciones de enseñanza y aprendizaje de los sectores más pobres, especialmente en zonas rurales, no están centrados ni en la infraestructura ni en la tecnología sino en la pedagogía y en las dimensiones familiares, comunitarias y sociales de la educación.
▸ Para identificar qué tan buena es una intervención educativa (desde el nivel de la política educativa hasta el nivel del plantel o del programa) puede ayudar el análisis de
las 4 A: asequibilidad, accesibilidad, adaptabilidad y aceptabilidad.
Cómo citar este artículo: Torres, Rosa María, "¿Qué es «educación de calidad»?", Blog OTRAƎDUCACION, 2014. (Actualizado: marzo 2023).
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